lunes, 27 de enero de 2014

Boicot a la Celac

Boicot a la Celac


 Por Gustavo Veiga
La secuencia del boicot a la cumbre de la Celac es larga y compleja. Sus artesanos tomaron como plataforma a Cadal (el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina), una ONG con sede en Buenos Aires y fluidas relaciones con los contrarrevolucionarios cubanos que operan desde Miami. Gabriel Salvia, su presidente, confirmó que asistirá a La Habana para participar en un evento que se denomina II Foro Democrático en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos. Y que pretende coincidir con la reunión de la organización que agrupa a 33 países latinoamericanos y del Caribe. “Allá vamos, a ver si podemos llevar un poco de solidaridad democrática a quienes promueven pacíficamente la apertura política en Cuba y que tan poco respaldo reciben de América latina”, convocó desde su Facebook. El primer encuentro de este espacio, denunciado como financiado por entidades satélites de la CIA, se realizó en Chile el 24 de enero de 2013.
Desde un artículo publicado en el diario La Nación, en coautoría con el cubano Manuel Cuesta Morúa, de la fuerza Arco Progresista, Salvia comprometió al gobierno de Raúl Castro y a todos los Estados miembro de la Celac por “la seguridad personal de los asistentes, como la garantía al derecho humano universal a la libertad de reunión y expresión durante el Foro convocado por Cadal y sus contrapartes cubanas”.
La organización derechista estimula una discusión de la “declaración especial de defensa de la democracia de la Celac y su incompatibilidad con el sistema político de partido único de Cuba”. Se anotaron al encuentro la bloguera Yoani Sánchez a Berta Soler, de las Damas de Blanco.
Salvia es un periodista con intereses comerciales en Uruguay –en ese país figura en el registro de importadores–, que se acostumbró a enviar de manera gratuita columnas de opinión a diferentes diarios o agencias de noticias donde salen o no publicadas. Después las sube a la página principal de Cadal como si fueran editoriales que representan a esos medios. Con esa apariencia de legitimidad periodística, consiguió difundir el ideario de la organización que encabeza, que hoy denuncia en un título de su web: “Nuestro Foro en La Habana amenazado por la dictadura cubana”.
Describe que si se impide el ingreso al país “a los asistentes del exterior, como principalmente el hostigamiento e impedimento a los actores democráticos locales para participar en esta actividad pacífica”, la organización “considerará corresponsables de la violación a los derechos humanos universales a la libertad de reunión, asociación y expresión, a los jefes de Estado, cancilleres y autoridades de organismos como la ONU y la OEA que asistan a la Cumbre de la Celac y no reclamen públicamente ante las autoridades del gobierno cubano en caso de que se concreten las amenazas que viene realizando la policía política de ese país a los organizadores y participantes del II Foro Democrático en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos”.
Lo que no dice el principal organizador del evento es que si logra ingresar a Cuba lo haría con visa de turista, sin respetar el status migratorio de la isla. En la Embajada de La Habana en Buenos Aires no pidió ni la de periodista ni la A-6 que se expide a los extranjeros que viajen para participar en eventos no gubernamentales atendidos o auspiciados por organismos o instituciones civiles cubanas. El caso del II Foro está fuera de este parámetro. Su objetivo político es cuestionar al gobierno de Castro por su sistema de partido único. Y tomar contacto con los funcionarios que asistan a la cumbre de la Celac para denunciar al organizador en su propia casa.
En el sitio oficial de Cadal se auspicia el denominado “turismo solidario en Cuba”, el mismo que estimula incidentes migratorios como el que ocurrió en diciembre pasado con dos militantes del PRO: Pedro Robledo y Valentina Aragona fueron deportados por ingresar a la isla con visado de turistas y participar de un autodenominado encuentro por los derechos humanos. Robledo es el joven al que recibió la presidenta Cristina Fernández en la Casa Rosada cuando sufrió una agresión por ser gay en una fiesta junto a su pareja.
La relación de Salvia con cuadros políticos del partido de Mauricio Macri se robustece a pasos acelerados. El anticastrismo que profesan los unió en un acto realizado en la Legislatura porteña cuando se cumplió un año de la muerte del disidente Oswaldo Payá, promotor del Proyecto Varela. La diputada nacional Cornelia Schmidt-Liermann leyó un comunicado firmado como presidenta del grupo de “Parlamentarios por la Democracia en Cuba”. Según ella, son unos cuarenta legisladores de la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.
Cadal decidió jugar muy fuerte con el II Foro que pretende montar en La Habana y utilizar la cumbre de la Celac como una caja de resonancia de sus propósitos tan funcionales a los intereses de Estados Unidos. La presencia de viajeros desde el exterior, y que menciona la ONG en su página oficial, ¿acaso está basada en el anuncio de Salvia de que se hará presente en la capital cubana? Sus socios políticos de Miami, por lo pronto, es improbable que puedan llegar a la isla. El sábado organizaron una contracumbre en la Universidad Internacional de La Florida (FIU), en su Facultad de Leyes.
Cuestionó a los secretarios generales de la ONU y la OEA, Ban Ki-moon y José Miguel Insulza, respectivamente, por asistir a la reunión continental sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, y definió a la Celac como “un bochorno”. El exilio de Miami la escuchó extasiado. El próximo acto de esta campaña política es la movida más audaz de Cadal. Su presidente sabe que en La Habana no será bienvenido. Si pone un pie en el aeropuerto José Martí, corre el riesgo de ser deportado, según fuentes diplomáticas cubanas.
gveiga12@gmail.com

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