Ari lijalad, periodista y director de “Clarín, un invento argentino”
“Ningún directivo del grupo aceptó entrevistas”
Este sábado se estrena en la TV pública la serie documental que cuenta en ocho capítulos la historia del principal diario de la Argentina. Mentiras, verdades y algunas sorpresas.
Es vox populi: los medios de comunicación, según sostienen algunos, constituyen el famoso “cuarto poder” en una república. En nuestro país, ese poder que actuaba en las sombras salió a la luz luego de la sanción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y puso en evidencia cómo se manejan ciertos grupos monopólicos. A menos de diez días del ya popularizado 7D, plazo que la Corte Suprema dispuso para acatar la ley, se estrena Clarín: un invento argentino. Se trata de una serie documental que se podrá ver en la Televisión Pública, dirigida por Ali Lijalad y producida por David Coco Blaustein, con guión e investigación de Eduardo Blaustein y del propio Lijalad. En diálogo con Veintitrés, el director del documental reveló algunos detalles de una historia que promete sorprender.
–Cómo surgió la idea de hacer la serie documental?
–A raíz de un viejo proyecto que teníamos con Coco (Blaustein) que era contar la historia de Jorge Masetti, creador de Prensa Latina, que también tuvo el objetivo de romper con el monopolio informativo de las agencias norteamericanas y europeas. Entonces se nos ocurrió contar la historia de Clarín, que jamás se había hecho completa en televisión. En gráfica había dos, que eran las que habían narrado ellos mismos, es decir, las biografías oficiales. Después hay algunos trabajos valientes, como el de Pablo Llonto y su libro La Noble Ernestina, o el de Julio Ramos, Los cerrojos a la prensa. Obviamente es una serie de época, que se hizo a través de un concurso del Incaa, el Ministerio de Planificación y la UNSAM.
–¿La historia empieza con la fundación de Clarín o antes?
–Arranca en 1902 y llega hasta la actualidad, porque no se puede contar la fundación de Clarín sin contar la historia de Roberto Noble. Y nos dimos cuenta de que era totalmente necesario, por eso lo que se va a transmitir este sábado empieza con él, que nació en 1902 y fundó Clarín a los 43 años. Eso explica mucho del posterior Clarín, primero por los orígenes de Noble, que es la oveja negra de una familia conservadora, que se vincula al socialismo independiente, que participa del golpe del ’30 y que vuelve a asumir como diputado después del golpe.
–¿El documental rompe con la historia oficial que cuenta Clarín?
–Sí. La historia oficial queda desmentida en el primer capítulo a través del testimonio de un periodista que estudió muy bien la historia de Clarín, Martín Sivak. Esa historia de que Noble vendió su estancia para fundar un diario es una de las primeras cosas que quedan desmentidas.
–¿La hija de Roberto Noble, Guadalupe, es una de las entrevistadas?
–Sí, ella aceptó la entrevista, nos reunimos y le comentamos cuál era nuestro proyecto, que parte obviamente de una postura ideológica, pero respetando el profesionalismo periodístico. En los primeros capítulos ella tiene una participación muy fuerte, lo cual es toda una novedad porque es la única hija biológica, la heredera legítima de Clarín. Ese también es otro tema que atraviesa la serie, la batalla judicial con Ernestina Herrera.
–¿Intentaron contactarse con algún directivo de Clarín?
–Sí, pero ninguno aceptó. Nosotros pedimos entrevistas con Ernestina Herrera de Noble, con Héctor Magnetto, con José Aranda, con Lucio Pagliaro, que son los cuatro que hoy no sólo conducen el grupo sino que son los dueños del Grupo Clarín. También quisimos hablar con los directivos de Cablevisión, con los directivos de Canal 13, y tampoco aceptaron. Distinto fue el caso de Ricardo Kirschbaum, que en un primer momento aceptó, pero un día antes avisó que no podía, y luego nunca más pudimos concretarla.
–¿Temen que, más allá de su valor artístico y testimonial, el documental pueda transformarse en parte de la pelea del Gobierno con el Grupo Clarín por la Ley de Medios?
–La serie está pensada para que se pueda ver dentro de diez años, porque va a seguir siendo la misma historia, en todo caso tendremos que agregarle un capítulo en el que se vea –ojalá– que Clarín cumple la ley. Claro que al estrenarse ahora termina siendo una serie de época, pero no está pensada sólo al calor de la actualidad. La serie tiene mucho material de archivo que nunca se vio. Nos pasó que nos sorprendimos mucho, y si nosotros nos sorprendimos, seguramente también se va a sorprender al público. Está pensado como un material sumamente didáctico, que obviamente también es un aporte a la discusión actual.
–¿Les gustaría recibir críticas desde Clarín?
–Creemos que será mirado por el Grupo Clarín porque habla de ellos. Ojalá que nos inviten a discutir en función de la serie, sería muy interesante. Así como hace unos meses hicieron esa parodia en el programa de Lanata, de que ellos querían preguntar, nosotros también queremos preguntarles a ellos sobre su historia. Sería importante que ellos también dieran cuenta de su historia, porque son un actor político central en los últimos 50 años de la vida política y económica argentina.
Ficha técnica
Además del productor ejecutivo, Coco Blaustein, la investigación y el guión de Lijalad y Eduardo Blaustein, participaron del documental los actores (que pusieron sus voces en off) Enrique Liporace (Roberto Noble), Ana Celentano (Ernestina Herrera) y Pablo Navarro (Héctor Magnetto). La dirección de fotografía y cámara estuvo a cargo de Matías Iaccarino, y el montaje fue tarea de Juan Carlos Macías. Mención aparte merecen los más de 30 entrevistados, entre los que sobresalen Guadalupe Noble, Horacio Verbitsky, Carlos Ulanovsky, Graciela Mochkofsky y Oscar Camilión.
Revista Veintitrés
GB
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