Brasil no se lame las heridas, dejó de hacerlo hace mucho tiempo. La presidenta de la primera potencia de América Latina, Dilma Rousseff, defendió este lunes en Madrid el dinamismo del tejido económico del país, su progreso social e hizo uso de esa autoridad que a un Estado le dan las lecciones del pasado —dos décadas de estancamiento y crecimiento mediocre y una fuerte crisis financiera y bancaria— para encender todas las alarmas contra la austeridad como única herramienta para Europa. “La experiencia demuestra que cuando la austeridad es exagerada se derrota a sí misma”, dijo Rousseff durante su participación en el foro Brasil en la senda del crecimiento, evento organizado por EL PAÍS y el diario brasileño Valor Económico y patrocinado por Telefónica, Iberdrola, Repsol y los brasileños BNDES y Caixa.
La retirada de derechos no puede ser la única respuesta para una crisis de deuda
Dilma Rousseff,
presidenta de Brasil
El discurso económico en Europa se debate entre los que ven las políticas de austeridad como único credo para embridar los desequilibrios fiscales —básicamente los halcones de Berlín— y los que ven imprescindible reducir las dosis de aceite de ricino y combinarlas con más estímulos para reanimar economías de capa caída, como la española.
El de la austeridad y crecimiento, para Rousseff, no es sino “un falso dilema”, ya que las medidas de disciplina presupuestaria y de dinamización se deben aplicar de forma “articulada”. Puso como ejemplo su país: controla las cuentas públicas, dijo, pero también invierte en infraestructuras y educación; baja los impuestos, pero lucha contra la pobreza. “Queremos un país de clases medias y movilidad social”, resaltó.
Sobre todo, recalcó que los recortes no pueden darse en todos los Estados a un tiempo y que aquellos con mejores finanzas deben tirar del carro. “Defendemos medidas articuladas, principalmente de los países con superávit y con capacidad de consumo y gasto. Si todos hacen ajustes de forma simultánea, se conduce a la recesión, sería una estrategia perversa”, recalcó.
Pero el que tendría ese papel de locomotora en Europa es Alemania, precisamente el mayor defensor de los ajustes como primera y prácticamente única receta para países con problemas de deuda como España y el resto de malditos del sur de Europa.
El Gobierno de Madrid ansía que Bruselas —o, más bien la troika que forman la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)— afloje el puño y le dé más tiempo para cumplir con los objetivos de reducción del déficit público dado el agravamiento de la crisis económica. Pero hay otros frentes abiertos en esta interminable crisis europea, como el papel del BCE. “Difícilmente los mercados creerán en la estabilidad financiera sin una unión bancaria y un banco central que no funcione como prestamista de último recurso”, dijo Rousseff.
La presidenta no tuvo problemas en mantener ese mismo discurso, similar al de otros presidentes latinoamericanos, frente al propio Rajoy en la rueda de prensa conjunta que ofrecieron:
“Yo planteo los errores de mi país, tuvimos dos décadas solo de ajuste. Es muy difícil salir de la crisis y pagar la deuda sin un mínimo de crecimiento. Espero que los países ibéricos obtengan una flexibilización. Esperamos que la salida a la crisis europea se haga evitando el sufrimiento a personas, y Brasil se pone a disposición para ayudar. La Unión Europea es una de las mejores creaciones del ser humano”, clamó la brasileña. “No hemos entrado en este asunto, pero cada uno tiene su posición”, se defendió el español.
Un periodista brasileño le llegó a preguntar a Rajoy: “Presidente, en las noches solitarias en La Moncloa, ¿no teme que, como dice Rousseff, España pueda seguir el camino de América Latina en los ochenta, con dos décadas perdidas por seguir políticas ortodoxas?”. El presidente, que en Cádiz intentó evitar este asunto, contestó tras titubear: “Como usted comprenderá no está entre las intenciones del Gobierno que presido estar una serie de años en recesión. Creo que España tendrá crecimiento positivo en 2014. Mi objetivo es el crecimiento económico y la creación de empleo. Creemos que las reformas que hacemos serán buenas en el medio y largo plazo. Estamos haciendo reformas estructurales que no se habían visto nunca”.
El presidente de EL PAÍS y del grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, señaló al presentar a la mandataria que Brasil se ha convertido en “un interlocutor imprescindible en la globalización”, y destacó la capacidad de “diálogo y consenso” de su presidenta. Cebrián emplazó al ministro de Educación, José Ignacio Wert, presente en el acto, a impulsar el portugués como asignatura preferente entre los estudiantes españoles, no solo por la proximidad de Portugal, sino por el potencial de Brasil.
Rousseff destacó la buena marcha de las relaciones comerciales con España, aseguró que “han retomado el dinamismo y deben ampliarse porque aún están por debajo de su potencial”.
Antes del acto, la presidenta brasileña almorzó con el Rey, en el que fue el último acto público del monarca antes de operarse de nuevo de su cadera. En su discurso, don Juan Carlos recordó “las elevadas tasas de paro de España”, que dijo, “está haciendo un gran esfuerzo para recuperar cuanto antes la senda del crecimiento” y pidió a Rousseff que cuente con las empresas españolas de cara a la Copa del Mundo de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos de Río en 2016. El monarca también le sugirió la “posibilidad de poner en práctica procedimientos que faciliten la estancia temporal de profesionales españoles altamente cualificados” en su país, informa Natalia Junquera.
“Al mismo tiempo”, añadió el Rey, “queremos animar a las empresas brasileñas a invertir en España”. Y a continuación, les dio algunos incentivos: “Nuestro país tiene una de las economías más abiertas del mundo, legislación favorable, modernas infraestructuras y gran afinidad cultural, por lo que constituye una excelente plataforma para la penetración de estas empresas en los mercados de Europa, Mediterráneo, Oriente Medio y África. España se ha convertido ya en la base europea para muchas empresas iberoamericanas y queremos que también lo sea para las brasileñas”.
GB
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