Campaña de terrorismo mediático
Por Alejandro Horowicz
Fundado muy poco antes del 17 de octubre de 1945 por Roberto Noble –ministro del gobierno semifacista de Manuel Fresco, admirador de Mussolini–. Noble nunca pudo aclarar el origen de los fondos con que lanzara Clarín en respaldo de la Unión Democrática.
La victoria electoral del coronel Perón lo empujó sin mayores complejos a la red informativa de Raúl Apold. Y a cambio de la cuota de papel, avisos gubernamentales y préstamos de la banca oficial, Clarín respaldó el primer peronismo. Ni bien fue derrocado en 1955 Noble pasó a militar en la fracción ultragorila de la Revolución Libertadora.
Cuando Arturo Frondizi gana las elecciones "descubre" el desarrollismo, junto al camino de las rotativas propias. La muerte de su fundador no cambia su práctica habitual: exprimir el oficialismo de turno –Onganía, Levingston, Lanusse– hasta el regreso del general Perón. Enemigo jurado de José Ber Gelbard, el diario lo somete a una campaña implacable y bastó que Perón muriera para que se sumara a la conspiración militar.
El respaldo a la dictadura burguesa terrorista encabezada por Jorge Rafael Videla le permitió acceder a la "compra" de parte del paquete accionario de Papel Prensa, y controlar así este insumo básico en un país que siempre importó el papel de diario. Entonces, de diario comercial exitoso pasa a grupo económico poderoso, y el diario se transforma en ariete de sus negocios. Es decir, su línea editorial es la continuación de sus negocios, basta recordar que no tuvo ningún inconveniente en respaldar al gobierno K durante años. Y si cambió de "posición" fue por un solo motivo: dejó de convenirle.
Que un poderoso grupo económico judicialice la defensa de sus intereses no llama la atención; ahora bien, que incluya en su defensa el ataque a periodistas profesionales, por argumentar en su contra, nos anuncia el inicio de una campaña de terrorismo mediático a caballo de que los gobiernos pasan y Clarín queda.
Tiempo Argentino
GB
Fundado muy poco antes del 17 de octubre de 1945 por Roberto Noble –ministro del gobierno semifacista de Manuel Fresco, admirador de Mussolini–. Noble nunca pudo aclarar el origen de los fondos con que lanzara Clarín en respaldo de la Unión Democrática.
La victoria electoral del coronel Perón lo empujó sin mayores complejos a la red informativa de Raúl Apold. Y a cambio de la cuota de papel, avisos gubernamentales y préstamos de la banca oficial, Clarín respaldó el primer peronismo. Ni bien fue derrocado en 1955 Noble pasó a militar en la fracción ultragorila de la Revolución Libertadora.
Cuando Arturo Frondizi gana las elecciones "descubre" el desarrollismo, junto al camino de las rotativas propias. La muerte de su fundador no cambia su práctica habitual: exprimir el oficialismo de turno –Onganía, Levingston, Lanusse– hasta el regreso del general Perón. Enemigo jurado de José Ber Gelbard, el diario lo somete a una campaña implacable y bastó que Perón muriera para que se sumara a la conspiración militar.
El respaldo a la dictadura burguesa terrorista encabezada por Jorge Rafael Videla le permitió acceder a la "compra" de parte del paquete accionario de Papel Prensa, y controlar así este insumo básico en un país que siempre importó el papel de diario. Entonces, de diario comercial exitoso pasa a grupo económico poderoso, y el diario se transforma en ariete de sus negocios. Es decir, su línea editorial es la continuación de sus negocios, basta recordar que no tuvo ningún inconveniente en respaldar al gobierno K durante años. Y si cambió de "posición" fue por un solo motivo: dejó de convenirle.
Que un poderoso grupo económico judicialice la defensa de sus intereses no llama la atención; ahora bien, que incluya en su defensa el ataque a periodistas profesionales, por argumentar en su contra, nos anuncia el inicio de una campaña de terrorismo mediático a caballo de que los gobiernos pasan y Clarín queda.
Tiempo Argentino
GB
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