lunes, 12 de noviembre de 2012

ESTAN EN 1976, DE AHI NO SALIERON

ESCENAS Y REFLEXIONES ALREDEDOR DE LA PROTESTA DEL 8NEl lugar de las cacerolas
Chivos expiatorios

Por Sebastián Premici

¿Qué llevará a una persona a decirle a un periodista “a vos te paga el Gobierno”? ¿Qué hace suponer que una determinada empresa periodística sería parte del Estado? ¿Por qué un grupo de “autoconvocados” manifiesta ser “pacífico” luego de presenciar una trompada a un colega, al mismo tiempo que rodean a un cronista de un canal de cable (CN23) gritándole “a vos te pagamos el sueldo nosotros”?

¿Por qué una señora, envuelta en una bandera argentina, lanzó al aire, muy despreocupada, la sospecha de que La Cámpora había estado detrás de la trompada al colega de C5N? “Es de La Cámpora, es un infiltrado. Del Evita también”, decía otra persona con una banderita de pueblos originarios. ¿De dónde surge, y cómo surge, ese imaginario sobre La Cámpora? O mejor dicho, ¿cómo se crea esa idea de una supuesta juventud violenta?

El ministro de la Corte Raúl Zaffaroni explica de manera muy clara cómo son creados algunos imaginarios sobre la violencia, o el odio, o el supuesto miedo que algunos comunicadores están empecinados en instalar. Dice Zaffaroni: “¿Cómo hicieron los grupos económicos para imponer su modelo? Primero tuvieron que encontrar un chivo expiatorio. Lo primero que se necesita (para un genocidio) es crear miedo. ¿Y cómo se construye ese miedo? De la misma manera en que se construye la realidad, mediáticamente. A partir de ahí se opera sobre la sociedad, seleccionando datos que indicarían que vivimos en un mundo terrible”.

Uno de los chivos expiatorios podría ser la juventud, aquella que carece de “prontuario” para denostar en los medios de comunicación, como sostuvo el senador Marcelo Fuentes durante uno de los recientes debates en el Congreso. Por ende, se “opera” para construirles una imagen violenta. Otro chivo expiatorio que empieza a surgir en los espontáneos cacerolazos son los periodistas que no pertenecen al Grupo Clarín. ¿Cómo surge ese chivo expiatorio?

“El Gobierno ya lleva gastados en lo que va del año 170 millones de pesos en publicidad de televisión abierta y cuatro de los cinco canales de aire recibieron el 99 por ciento de ese monto... Seis de los siete canales de noticias que hay en el país recibieron el 99 por ciento de lo que el Gobierno gastó en publicidad en lo que va del año.” Ambos argumentos confluyen en “que el 80 por ciento de los medios son afines al Gobierno”.

Algunas consideraciones: En los canales de noticias del cable conviven periodistas con posturas políticas e ideológicas diferentes. En Canal 26 están Maximiliano Montenegro y Mariano Grondona. En América 24, el Gato Sylvestre y Luis Majul. En C5N están Antonio Laje, Fabián Doman o Beto Casella. Además, la mirada del Grupo Clarín parece restringirse sólo a la ciudad de Buenos Aires, donde tiene su mayor conflicto de intereses en cuanto a la ley de SCA, que en su artículo 45 dice que en una misma localidad una empresa no puede tener un canal de aire y una licencia de cable. Estos datos escapan a veces de las discusiones más efervescentes, que se replican tanto en los mismos medios como en la calle.

Luego de la desconcentración en Plaza de Mayo ocurrió una interesante e intensa discusión entre quince caceroleros contra un militante del kirchnerismo sobre la ley de medios. @niqueco, tal su alias en Twitter, intentaba narrar los principales puntos de la ley, sobre todo el articulado referido a la adecuación y cantidad de licencias para cada grupo mediático. “Lo que pasa es que vos te comiste el manual, estás fanatizado y no escuchás lo que te estamos diciendo”, le gritaba una joven. Los argumentos de los caceroleros eran tres: el Gobierno coloniza el 90 por ciento de todos los medios del país, una cosa es un monopolio privado y otra del Estado, y el tercer argumento era “¿para qué necesitamos una ley si podemos cambiar de canal y listo?”.

Entonces, ¿de dónde surgen los argumentos que se repiten casi sin mediación? ¿No surgirán del poder hegemónico de los medios, capaces de neutralizar cualquier contraargumento? ¿La idea de que todos los medios son iguales, salvo por Clarín, no surgirá porque hay quienes repiten hasta el hartazgo la idea de que existe una “prensa adicta”, sin medir las consecuencias directas? ¿Dónde reside la potencia del discurso hegemónico de algunos medios? Justamente, en neutralizar las distintas líneas editoriales, los matices, y resumir todo en la “propiedad de los medios”. Por eso, la ley de SCA es tan potente, porque apunta a desentrañar la concentración empresaria, apostando a una transformación cultural que nos interpela a todos.

Como reflexiona Zaffaroni, los medios de comunicación hegemónicos en la Argentina parecen construir chivos expiatorios. ¿No generarán violencia simbólica y fáctica, también? Que un grupo de personas decida rodear a un movilero, como ocurrió en el caso de CN23, gritándole “a vos te pagamos el sueldo nosotros, son todos chorros, son del Gobierno”. O que les peguen a varios movileros, tal el caso de C5N o el colega de Duro de domar, no son meros hecho del azar. Tienen una trama que puede explicarse a partir de ciertos discursos hegemónicos que la ley de SCA pretende combatir.

spremici@pagina12.com.ar


GB

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