sábado, 17 de marzo de 2018

DAVID CUFRE OPINION

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Avalancha | Panorama económico

 
Por David Cufré
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GATILLO QUE ASESINA FACIL

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EL PAÍS 14 de marzo de 2018 ¿Hasta cuándo? ¿Hasta dónde? Por Soraya Maicoño

Imagen: Gustavo Zaninelli
Me preguntaban en una radio de Río Grande si a pesar del empeño de los medios hegemónicos de invisibilizar denigrando, inventando falacias, aún quedan medios que nos dan espacio para explicar, difundir y concientizar. El caso es que me preguntaban si no teníamos miedo, ¿cómo podemos vivir bajo tanto hostigamiento, amenazados constantemente por el poder político y judicial? Hablé del convencimiento, del compromiso en la defensa del territorio. De los consejos que nos dan nuestros mayores, que nuestra pena es su pena de antes, las que ellos también arrastran de sus padres y abuelos. Que en ellos nos apoyamos. Sin embargo no es tan sencillo, ahora mismo en territorio entraron cinco gendarmes, sin orden judicial, a hurtadillas como ladrones, como matones. ¿Serán algunos de los estuvieron el 1 de agosto? ¿Por qué tanta impunidad? ¿Cómo se mantiene la calma, cómo sobrevivir ante estos constantes atropellos? ¿Provocación? Afuera en la ruta están las camionetas de Gendarmería y Policia Federal, ellos son el poder, a ellos los ampara el principio de inocencia, respaldados por los gobiernos y empresarios que los usan para sus propios crímenes. Esta noche (por anoche) no pude llegar al campo. Aunque ya están llegando herman@s y compañer@s sensibles que no le temen al miedo, que no creen en el aislamiento. Y en el mientras tanto cualquier cosa puede estar pasando. Como nos ha venido pasando. Por mapuche, por morochos, por ser pobres y atrevidos. ¿Qué más quieren? Mataron a Santiago, mataron a Rafita, tienen a nuestro Lonko preso ilegalmente hace más de ocho meses, demuestran su poderío e impunidad impulsando el gatillo fácil, matando pibes, robando y desapareciendo mujeres, quitando fuentes de trabajo, cerrando escuelas. ¿Hasta dónde, qué más tiene que pasar? ¿Cuándo despertaremos nuestro conocimiento antiguo latente en las venas y la memoria que nos empodere, que nos muestre el camino de la unión? Ese camino que nos permita poner un límite de una vez por todas a esta insana y oscura forma de vida. La que proponen los gobiernos, pero que no elegimos. Y mientras tanto me pregunto ¿cómo estarán mis lamien? ¿Habrán entrado de nuevo? ¿Disparos? ¿Se han tenido que resguardar? Así y todo creo que somos capaces de defendernos, de elegir qué vida queremos para nosotros y nuestros hijos. Porque nos lo merecemos, aunque nos quieran hacer creer que no. Podemos ser libres de la opresión. Me lo dice el corazón, y en el latir de todos. Lo reflexiono porque prefiero pensar que en el territorio todo va a estar bien, que en el barrio los pibes están bien. Que mañana amanece y en el día también una nueva oportunidad de cambiar lo impuesto. Y trabajar en ese merecimiento. Por la tierra, por nuestros ancestros y nuestros hijos. Y que en el campo este todo bien.
Soraya Maicoño es vocera de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen

SOCIEDAD 14 de marzo de 2018 El mensajero y el tiempo

Imagen: Télam
Un grafiti que me hicieron notar y que fue plantado en la pared de la casa de Gobierno porteña ocupada por el gobierno amarillista durante la última marcha por Santiago Maldonado: “La prensa apunta, la policía mata.” Qué cierto es el grafiti y qué duro es para los que estamos dentro y nos oponemos a constituirnos en una mira policial.
Pero habría que darle una vuelta de tuerca. O mejor, es la realidad la que da vuelta al grafiti. Es al revés de lo que se entiende y se supone. No son los medios los que apuntan para que la policía mate. Es la letra policial la que llena el vacío y la ansiedad de los medios. Es la policía la que arma el discurso.
Veamos las últimas escenas para comprender cuál es el papel que nos tiene reservado el amarillismo con el modelo Chocobar ya vigente.
Ya ocurrió el tiroteo en pleno microcentro, y la muerte de dos chicos, a manos de policías en Quilmes y Florencio Varela.
Y volvió a pasar en Tucumán, el 8 a la madrugada. Pasó una bala y lo asesinó a Facundo Burgos. No me alcanza la palabra “asesinó”, porque el odio lógico que carga en su significado no me deja decir lo que hizo el proyectil. Esa bala pasó por la vida de Facundo, atravesó su vida, y se la terminó, se la cerró cuando tenía 12 años y un montón más para reír. ¿Qué fue lo que ocurrió y que fue lo que dijeron los medios de los mismos policías tucumanos? Ocurrió que los chicos escaparon de los policías y los policías tiraron porque escapaban. Como Chocobar.
Después llegaron las explicaciones: el chico que conducía “había participado en un crimen” dirán los amarillos. Los medios dieron vuelta la información. Los policías no tiraron por los antecedentes que en el momento desconocían (y que igual no los habilitaban). Tiraron porque se escapaban. Como Chocobar.
La construcción es después, no antes, y la dicta la policía.
El sábado 10, en San Nicolás, la oficial bonaerense Brenda Gasparri tiró con su Bersa Thunder contra Mauro Garfagnoli y también atravesó su vida y no sólo lo detuvo a él, detuvo su vida, la frenó en seco. Qué ocurrió: la oficial “solicitó” (los uniformados siempre son amables en la escena mediática) a Garfagnoli que detuviera su vehículo para pedirle la documentación. Si le pidió la documentación es que no sabía quién era. Garfagnoli, no había vuelto a prisión como correspondía, vio a la policía, salió del auto y corrió. No se sabe por qué, aunque ahora se lo presuma. Gasparri apuntó, tiró y mató. Después, averiguó quién era. Los medios después dijeron que Garfagnoli eludió el control policial y la bonaerense disparó al “prófugo”. No importa el motivo por el que lo haya eludido. No lo hace prófugo. Lo que importa es que la mujer policía decidió que no se escape. Y después, los medios lo dicen “prófugo”. Establecen la idea de que entre la orden de detención (si es que alguna vez la pronuncian) y el disparo media una intervención reflexiva donde se desarrolla la idea de justicia, la búsqueda de antecedentes, el criterio de peligrosidad para terceros, la posibilidad de que haya que defenderse. Los medios lo que hacen es introducir en el relato el tiempo necesario para que el disparo sea la última acción que el policía haya tomado después de intentar todas las acciones posibles. Pero en la enorme mayoría de los casos, ese tiempo no existe, hay una fracción de segundo, es el reflejo hacia el arma anterior a cualquier modelo, difícilmente contenido hasta que un modelo Chocobar le suelta amarras. Es el “no se me va a escapar” sin que opere el seguro en el cerebro. Después, entonces, con el cuerpo en el asfalto, “la fuente policial” apela a su relato y lo descubre en falta con la justicia y lo transforma en “prófugo”. Pero después, cuando lo identifica, claro, ya muerto. Y entonces el medio lo dice al revés, y en esa legitimación (que tampoco es legítima porque el disparo no puede existir), oculta.
Ayer. En San Telmo, Garay y Paseo Colón. Día de semana, a las 16.30. Un policía muere y otro queda gravemente herido, igual que un vigilador. Se tirotearon entre ellos, 19 disparos, porque unos creyeron que el otro escaparía, y el otro no se sabe qué habrá creído. No importa qué ocurrió en realidad cuando lo que importa es que no debía haber ocurrido. Esto iba a ocurrir. No sabíamos que tan pronto. El modelo Chocobar enloqueció y está atacando a los propios. Menudo trabajo para el relato periodístico cuando “la fuente policial” no encuentra excusas. Es el relato de la locura.
hcecchi@pagina12.com.ar

CREENCIA

Macri justificó los tarifazos señalando que “muchos creyeron que la energía era una cosa gratis”
Nos hicieron creer que era para todos
En un acto en Formosa, el presidente de la Nación se refirió a las importaciones de energía responsabilizando al kirchnerismo por la pérdida del autoabastecimiento. “Se regalaba la energía y la Argentina se quedó sin nada”.
Mauricio Macri en Formosa, junto al gobernador Gildo Insfrán. “En Argentina se regalaba la energía”.
Mauricio Macri en Formosa, junto al gobernador Gildo Insfrán. “En Argentina se regalaba la energía”. 
“Muchos creyeron que la energía era una cosa gratis que te daban y la verdad es que no la tenemos”, señaló ayer el presidente Mauricio Macri en un nuevo intento por querer justificar los tarifazos en el suministro eléctrico. “Para crecer, se necesita energía, y como habíamos ido a un sistema en el cual se regalaba la energía, la Argentina se quedó sin producción propia y tuvo que empezar a importar y todavía hoy seguimos importando”, sintetizó el proceso el primer mandatario. Aseguró que Argentina inició un proceso de recuperación del autoabastecimiento hace dos años y puntualizó que, por ese camino, el país podrá llegar a exportar energía, de la mano de “la recuperación del sistema tarifario en forma gradual durante estos dos años”. 
Mauricio Macri participó ayer de una recorrida por las obras de una planta depuradora de líquidos cloacales en Formosa, acompañado del gobernador Gildo Insfrán y otros funcionarios. “Dependemos de que el mundo nos venda para poder funcionar, cuando nosotros tenemos acá la capacidad de desarrollar mucho más el gas”, sostuvo el presidente, que reiteró el pedido de que haya un uso más racional de la energía. 
Tras dos años de tarifazos consecutivos en las boletas de gas y electricidad que reciben usuarios residenciales, comerciantes e industriales, el gobierno sigue arrastrando un cuadro de graves falencias en el servicio del que responsabiliza, permanentemente, al gobierno anterior. 
A fines de 2016, habiendo cumplido un año de mandato, Macri admitía que en el verano que se iniciaba “vamos a volver a tener cortes de luz”. La advertencia llegaba junto al anuncio, un día antes, de un incremento del 75 por ciento en las tarifas eléctricas. Aunque en ese primer año de Cambiemos no se registraron cambios que mejoraran la prestación del servicio, Macri aseguraba ese 15 de diciembre de 2016 que “hemos hecho un montón  de cosas”, aunque sin detallar ninguna, pero advirtiendo que harían falta “seis años o más” para garantizar una adecuada prestación del servicio eléctrico. Lo que sí se impulsó en ese primer año fue un espectacular tarifazo que multiplicaba hasta por diez el valor de las facturas, aunque la Justicia lo frenó y obligó al gobierno a aplicarlo “gradualmente”. “Los precios de las tarifas eran ridículamente bajos y llevaron a consumos inusualmente altos. Eso generó un mal comportamiento cultural del país, porque pensamos que era gratis y empezamos a despilfarrar algo que era escaso”, explicó Macri en la oportunidad. Semanas antes, el economista radical y actualmente presidente del Banco Nación Javier González Fraga, había explicado que a los argentinos le “habían hecho creer que todos podían tener un celular, un televisor led y viajar al exterior”.     
En el caso del gas natural, el aumento de las importaciones hasta niveles récord en términos históricos –sólo en enero de este año se importó el equivalente al 70 por ciento de las importaciones de todo 2015– se dio en forma paralela a una caída en la producción, pese a un aumento extraordinario en el precio que se paga por el gas en boca de pozo y una caída en la demanda final. En dólares, la retribución a la concesionaria de las áreas gasíferas aumentó más de un 100 por ciento en estos dos años, pero principalmente como un intento de premiar las inversiones en Vaca Muerta, eje excluyente de la política hidrocarburífera, hasta ahora con resultados ausentes. Baja la demanda, entre otras razones, por cierres de plantas o suspensión de turnos, de empresas que recibieron tarifazos de hasta el 1100 por ciento en sus tarifas de electricidad y gas.