lunes, 30 de octubre de 2017

Lo nuevo es lo de siempre Por Eduardo Aliverti

Héctor Magnetto, del Grupo Clarín, entrando al CCK con el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne
Héctor Magnetto, del Grupo Clarín, entrando al CCK con el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne 
Imagen: DyN
Macri no anunció nada en particular más allá de unos grandes títulos de reformas, que estaban previstos bastante antes de las elecciones. El marco institucional fue propio de un gobierno claramente envalentonado, y será con el correr de estos días cuando se conozca la miga técnica de esta nueva avanzada cuya sustancia no es otra que el recorte de derechos laborales, la rebaja de impuestos a los sectores más concentrados de la economía y el reajuste de los presupuestos provinciales de cara a achicar los explosivos del déficit público.
Aun dentro de la fraseología escolar del Presidente, caracterizada por su insistencia en estar a favor de la felicidad, resaltó que lo único específico haya sido su enésima alusión a terminar con la industria de los juicios laborales. Con eso alcanza y sobra para ratificar cuál será la orientación de este amplio “reformismo”, porque el subtexto de esa cita es la flexibilización de las condiciones de trabajo y, ergo, uno de los pasos necesarios para bajar el costo laboral argentino. Un clásico de las exigencias del establishment. Del mismo modo, la vaga referencia presidencial a lo necesario de la “austeridad” se presta a una única interpretación, al igual que su promesa de que achicará el gasto público. Se sabe de sobra lo que esas palabras significan en el diccionario de una administración de derechas y, de allí en adelante, que “cada uno deba ceder un poco” también queda muy claro en cuanto a sus destinatarios.
Los voceros más connotados del oficialismo venían exigiendo que, de una vez por todas, apareciera el verdadero Macri. El que por fin apriete el acelerador del ajuste, ya liberado de cualquier duda o reparo que las urnas podían establecer. Con un Congreso propenso y las mayorías sindicales sin siquiera la guardia levantada, efectivamente parece ser el momento adecuado para que el Gobierno pegue lo definido por su coro como “un salto de calidad”. Esto no implica que carecerá de resistencias, pero es innegable que el camino de corto y hasta mediano plazo está más libre que plagado de obstáculos.
Mientras tanto, la bomba del endeudamiento no para de reactivarse pero Macri dijo asimismo que eso es preferible antes que emitir. Otro clásico de un diccionario que siempre está ahí para quienes se tomen el leve trabajo de consultarlo.

Quejas de la industria del biodiésel por los aranceles de Estados Unidos Macri probó del America first

“Es un bloqueo total del mercado estadounidense”, aseguró la cámara de biocombustibles.
“Es un bloqueo total del mercado estadounidense”, aseguró la cámara de biocombustibles. 
El refuerzo de las barreras comerciales de los Estados Unidos al biodiesel argentino reanimó las quejas y la preocupación del sector, luego de que el Gobierno nacional decía tener encaminada la negociación para la reapertura del mercado. Mientras el presidente Mauricio Macri destaca en cada oportunidad que se le presenta las bondades del libre comercio, pone como ejemplo “lo que hacen los países serios” y filtra a la prensa un supuesto diálogo constructivo con su par norteamericano Donald Trump, la administración del norte volvió a dejarlo en offside comercial.
El 22 de agosto pasado, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos confirmó la imposición de “aranceles compensatorios” del 50,3 al 64,2 por ciento para las importaciones de ese producto provenientes de la Argentina y de entre un 41,1 y un 68,3 por ciento en lo que respecta a Indonesia. Se trata de un producto relevante en el comercio bilateral: en 2016 Argentina exportó a los Estados Unidos 1200 millones de dólares en biodiesel. Sobre ese arancel esta semana comenzó a aplicarse un derecho antidumping que va del 54 al 70 por ciento. El resultado es un sobreprecio promedio del 120 por ciento sobre las importaciones de biodiesel argentino. Antes de la primer medida, la protección era del 4,6 por ciento. “Es un bloqueo total del mercado”, resume Gustavo Idígora, de la Cámara Argentina de Biocombustibles, que agrupa a las principales empresas del sector.
El antidumping fue aplicado después de que el Gobierno argentino comunicara a la prensa una supuesta conversación entre Macri y Trump. “En el tema del biodiesel, Macri consideró junto Trump lo relativo al diálogo entre los sectores privados de ambos países y el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, a fin de resolver diferencias para que pueda retomarse dicha exportación a ese país”, informó la Cancillería.
Ni entre las empresas ni en los despachos oficiales dudan acerca de las motivaciones proteccionistas de los Estados Unidos. “Esta es la política del America First de Donald Trump, el freno de productos que podrían perjudicar el empleo o la renta de las empresas. Esta semana le pasó lo mismo a los derivados forestales de Canadá, con un derecho antidumping del 300 por ciento por el Departamento de Comercio”, agrega Idígora.
El gobierno de los Estados Unidos, de todas formas, dejó abierta la puerta para la negociación. “El Departamento está trabajando con las partes interesadas en posibles acuerdos de suspensión. El Departamento de Comercio solo firmaría esos acuerdos si garantiza que se elimine el daño a la industria nacional de biodiesel y se aborden las prácticas comerciales desleales. Estamos agradecidos al Gobierno de Argentina por su enfoque proactivo para resolver este problema y seguimos siendo optimistas de que se puede llegar a una solución negociada”, añadió de Estados Unidos.
“Las gestiones del Gobierno han sido muy importantes. El Presidente habló con Trump y también hubo conversaciones por parte del ministro de Producción y el canciller. El tema está en el más alto nivel político. Es para destacar el hecho de que el Departamento de Comercio haya planteado por escrito la disposición para negociar”, evalúan fuentes oficiales. “Si, después de que te maté, podemos negociar, pero vos estás en el piso”, es la lectura de la estrategia negociadora de los Estados Unidos.
A la par del cierre del mercado norteamericano, el sector pudo retomar exportaciones a Europa, luego de que en 2013 se aplicara una barrera. Este año se venderán unas 400 mil toneladas y el año que viene se espera colocar unas 500 mil toneladas, equivalentes a 500 millones de dólares.

Algunas precisiones de Marcos Peña sobre los anuncios de Macri Las jubilaciones, entre las víctimas

El jefe de Gabinete Marcos Peña confirmó en una conferencia de prensa que durante los próximos días comenzarán a conocerse los detalles de las reformas que el presidente Mauricio Macri anunció en un discurso en el Centro Cultural Kirchner, sobre las que no dio demasiadas precisiones. Confirmó que presentarán una reforma al modo en el que se actualizan los haberes jubilatorios. Dijo que impulsarán “un debate sereno y en el marco de una comisión de expertos una mirada integral sobre el sistema previsional para hacerlo justo y sustentable”. Afirmó que como ese debate durará dos o tres años mientras tanto impulsarán que el ajuste previsional se actualice por inflación de manera trimestral y no por la fórmula actual cada seis meses. Es decir que las jubilaciones sufrirán, de hecho, una reducción puesto que ese cálculo implica un índice menor a la actualización vigente. 
Por último, ratificó que habrá aumentos de luz y gas en los próximos meses: “Hay todavía un sendero de aumentos”, señaló. A pesar de ello y del techo que el Gobierno busca imponer a las paritarias, aseguró que “el año próximo el salario real se va a recomponer, va a crecer respecto a este año”.
Primero será el turno de los ministros de Modernización, Andrés Ibarra, y de Producción, Francisco Cabrera, quienes presentarán mañana un "plan de desburocratización". Peña abrió la puerta a que implique achicar la planta de trabajadores estatales al afirmar que se deben buscar “dotaciones óptimas para que el empleo público pueda ser sinónimo de esa carrera y de esa estabilidad en función del servicio público”.
El miércoles, en tanto, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dará a conocer los lineamientos de una reforma tributaria. Según Peña, también "la semana que viene" el presidente Macri se reunirá con los gobernadores para abordar “lo fiscal, lo presupuestario y la cuestión federal”.
Sobre la reforma laboral, el jefe de Gabinete señaló que el titular de la cartera de Trabajo, Jorge Triaca, "está en contacto con el movimiento sindical y los sectores productivos para lograr consenso". Consultado sobre la crítica de Macri a la cantidad de obras sociales en el país, Peña dijo que “lo que Mauricio plantea es simplemente un diagnóstico” y afirmó que deberán “sentarse en una mesa con los sindicatos” para discutir una eventual reforma.
El funcionario confirmó además que presentarán una reforma al modo en el que se actualizan los haberes jubilatorios. Dijo que impulsarán “un debate sereno y en el marco de una comisión de expertos una mirada integral sobre el sistema previsional para hacerlo justo y sustentable”. Afirmó que ese debate durará dos o tres años y mientras tanto impulsarán que el ajuste previsional se actualice por inflación de manera trimestral y no por la fórmula actual cada seis meses.
Por último, ratificó que habrá aumentos de luz y gas en los próximos meses: “Hay todavía un sendero de aumentos”, señaló. A pesar de ello y del techo que el Gobierno busca imponer a las paritarias, aseguró que “el año próximo el salario real se va a recomponer, va a crecer respecto a este año”.

Sobre el ajuste de los haberes jubilatorios por la inflación "Es la ratificación de una condena"

"Es la ratificación de una condena", sentenció el defensor del Pueblo de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, Eugenio Semino, horas antes de que el presidente Mauricio Macri anuncie, entre otras medidas de ajuste, el cambio del cálculo para realizar el aumento de las jubilaciones y pensiones, que pasarían a realizarse de acuerdo a la inflación. Semino advirtió que los jubilados necesitan una recomposición de sus haberes "desde hace varias décadas" y que actualmente el 50 por ciento cobra el mínimo de  7.246 pesos, "con lo que no cubren el 40 por ciento de la canasta básica". 
El actual cálculo de suba de haberes jubilatorias, pensiones y asignaciones sociales está estipulado por la Ley 26.471, sancionada en 2008, y contemplada aumentos semestrales de acuerdo a la relación entre la variación salarial y la recaudación del Anses. Semino indicó que este cálculo permitió que los jubilados "no perdieran" frente a la inflación, a excepción de 2014 y en 2016, cuando los haberes jubilatorios cayeron entre 10 y 11 puntos por debajo de la inflación, pero aseguró que una modicación atada a la inflación será "ratificar la condena". 
El defensor de la Tercera Edad precisó que la canasta básica para un jubilado alcanzó los 15.136 pesos el último mes, monto que significa un 20 por ciento más si calcula por pareja, y advirtió que el 50 por ciento de los jubilados no cubre esa canasta, ya que un 30 por ciento cobran la mínima de 7246 pesos y otro 20 por ciento accede a un haber de entre 10 mil y 11 mil pesos. 
Semino, en diálogo con Radio Con Vos, consideró que el anuncio que se espera del presidente en un acto en el CCK ante empresarios, sindicalistas y legisladores invitados significará "un maquillaje" y recordó que la ley de la Reparación Histórica sancionada en 2016 ordena "conformar una comisión de expertos" y aplicar una "reforma estructural del sistema".
Frente a la expectativa de un anuncio de reformas impositivas, el defensor de la Tercer Edad recordó que el IVA significa cerca del 50 por ciento de los ingresos a las arcas de la ANSES y lo calificó como "el impuesto más distorsionado y el que hay que cambiar", al graficar que significa que "los pobres banquen a los pobres jubilados, y los propios jubilados bancándose a ellos mismos a través del consumo". 
La ley de Movilidad Jubilatoria fue sancionada en 2008 tras años de un congelamiento en la movilidad jubilatoria. En la presidencia de Carlos Menem, con Domingo Cavallo como ministro de Economía, ese derechos básico fue derogado. Con llegada a la presidencia de Fernando de la Rúa, con Patricia Bullrich como ministra de Trabajo, el deterioro en el poder adquisitivo de los jubilados se profundizó con un recorte en los haberes del 13 por ciento.
A partir de 2002, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández otorgaron aumentos por decreto, pero en porcentajes y con alcances de beneficiarios discrecionales. Eso llevó a un achatamiento de la pirámide salarial y hoy más del 70 por ciento de los jubilados cobra la mínima. Por eso, dos fallos de la Corte Suprema, conocidos como (Adolfo) Badaro, ordenaron volver a crear un índice objetivo para subir los haberes de manera automática, que derivó en el actual cálculo, que hoy Macri comenzará a poner en marcha atrás.  

Macri presentó el paquete de reformas "Tenemos que trazar una línea de austeridad para lo que viene"

Desde la cúpula del Centro Cultural Kirchner, el presidente Mauricio Macri presentó su paquete de medidas frente a funcionarios, empresarios y una comitiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) que vino hasta el país para auditar la economía argentina. “Creo en la necesidad de pensar una agenda de reforma permanente”, dijo Macri y a continuación presentó los tres ejes centrales a reformar: b“el de la responsabilidad fiscal, el del empleo y el de la república y la calidad institucional”.
El presidente advirtió que explicaría los “ejes” de las reformas pero que no brindaría detalles de “las herramientas” que cada una implica, ya que luego serán presentados en el Congreso o en los ámbitos pertinentes para “crear consenso”. “Durante muchos años los argentinos vivimos en la lógica autocomplaciente del fracaso”, dijo el Presidente y definió ese comportamiento como “mirarnos el ombligo”. “Nuestra historia nos ha negado a crear un rumbo común”, afirmó Macri con respecto al pasado.
Retomando los ejes, el Presidente definió al primer paquete de reformas como el de la responsabilidad fiscal, la inflación y los impuestos. “No podemos gastar más de los que recaudamos y eso lo digo para todos los niveles del Estado. Tenemos que seguir bajando la inflación y reducir la carga tributaria”, remarcó Macri sobre lo que será la propuesta en este tema.
La primera propuesta en ese sentido, será refundar la relación entre la Nación y las provincias para “desandar la escalada de impuestos”. “Necesitamos menos impuestos y más obras y todo con equilibrio fiscal”, aseguró.
“Qué madres y qué padre pueden dejarle a sus hijos deudas y problemas”, se preguntó irónico Macri en relación al déficit fiscal del Estado, pero sin tener en cuenta que su pregunta apuntaba directamente al bono de deuda por cien años que emitió su gestión.
REFORMA TRIBUTARIA 
“No nos gusta endeudarnos, pero tampoco mentirnos”, señaló el presidente Mauricio Macri, cuyo Gobierno desde el inicio y hasta 2018 habrá emitido bonos de deuda externa por 125.000 millones dólares, y volvió sobre la herencia de la gestión anterior al indicar que recibió “un Estado con un déficit alto e insostenible”.
En un discurso lleno de llamados al achicamiento del gasto público, Macri señaló que se mantuvo el "gradualismo" para quienes “puedan sufrir la transición” y volvió a marcar la línea ortodoxa económica que apunta a  la emisión monetaria como la única fuente de generación de inflación.  “La inflación es resultado de una mala política y la venimos bajando. La de este año será la más baja desde 2009”, indicó Macri, sin mencionar las cifras récord de inflación registradas en 2016.  
“No se puede pensar en crecimietno sin bajar la inflación. La inflación lastima a la mayoría, la competencia y arruina el ahorro”, indicó y pidió a los gobernadores, sindicalistas y empresarios presentes “un compromiso para que nunca volvamos a tener inflación”.
Con los gobernadores en primera fila, Macri abrió el capítulo para la reducción de impuestos y anticipó, sin dar precisiones, que el miércoles se va a presentar una propuesta de reforma tributaria, algo en lo que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viene trabajando con el sector empresarial y los ministros de Economía provinciales, con quienes se reunirá esta semana.
El mandatario consideró que los impuestos en la Argentina son “demasiado altos con una distribución muy poco equitativa, un sistema complicado y engorroso” y calificó como “la peor distorsión” a la evasión fiscal, a pesar de las revelaciones que el caso Panamá Papers reveló de las empresas de la familia presidencial.
REFORMA PREVISIONAL
“Tenemos que empezar una conversación adulta y honesta sobre el sistema de jubilaciones y pensiones”, sostuvo Macri en su discurso en el CCK y prometió que continuará “siendo universal, público, solidario y de reparto”, sin más precisiones que la convocatoria a la comisión de expertos contemplada en la ley de Reparación Histórica. Esa comisión será la encargada de preparar una reforma previsional para que “en su momento el Congreso la trate”, dijo Macri y adelantó: “En los próximos días presentaremos propuestas  para la transición”.  
El mandatario dijo estar “orgulloso de la amplia cobertura” del sistema jubilatorio, pero advirtió que el sistema previsional de la Argentina “esconde serias inequidades y no es sustentable”, momento en el que se encargó de apuntar contra las jubilaciones de privilegio y “regímenes especiales que habilitan a algunos a jubilarse a los 45 o 50 y otros a los 65”, en un mensaje que pareció apuntar contra el Poder Judicial y que cerró pidiendo que “todos los argentinos trabajemos el mismo tiempo”.
REFORMA LABORAL 
En el capítulo referido a las reformas laborales que el Gobierno viene fogoneando desde hace meses en busca de modificar y flexibilizar los covenios, Macri indicó que se presentarán las iniciativas que desde la cartera de Jorge Triaca se viene trabajando con la CGT y enumeró si profundizar: “formalización del trabajo no declarado, nuevas formas de contratación y capacitaciones”.
De acuerdo a las posibles medidas que se fueron conociendo a cuenta gotas, las dichos de Macri confirmarían: un plan de blanqueo para las empresas, formas de contratación más flexibilizadas (como trabajos temporarios o por producción), y la ampliación de los días de licencia por paternidad.   
El resto de los ejes de trabajo expuestos por el presidente trazaron un avance referido en los reclamos de los sectores empresarios. Macri volvió a la carga contra “la mafia de los juicios laborales” e insistió en que “los excesos de la litigiosidad laborales” como “la principal causa que impide generar empleo”. En ese tono, el mandatario retó a los gobernados por no adherir a la nueva ley de ART, que limita la posibilidad de un trabajador de abrir un reclamo por accidentes laborales y dificulta el acceso.  
“No podemos pedirle a nuestros empresas que generen empleo si no cuentan con condiciones para hacerlo”, se quejó Macri con los ecos de su presentación en el coloquio de IDEA y aseguró que para potenciar a las Pymes se potenciarán los créditos y la participación en el mercado de capitales: “Tenemos uno de los mercados financieros más chicos de América Latina”, resaltó.  
Por último, Macri consideró que para generar puestos de trabajo hay que “salir a seducir al mundo y dejarse seducir. No podemos creer si somos un país cerrado, no hay manera de salir de la pobreza sino somos un país exportador”.
REFORMA INSTITUCIONAL
Cuando llegó el momento del tercer eje, el del fortalecimiento institucional, el presidente se detuvo en el funcionamiento de la Justicia, de la que criticó la cantidad de empleados, los altos sueldos y las extensas licencias que gozan los empleados judiciales. “Funcionarios de todos los gobiernos logran ubicar amigos, parientes y militantes de sus agrupaciones”, aseguró el Presidente sobre los diferentes ámbitos del Poder Judicial.
También hizo foco en la cantidad de empleados que tiene la Biblioteca Nacional del Congreso y el Poder Legislativa, donde según los números brindados por el Presidente hay legisladores que cuentan con más de 80 empleados. “Hay muchas mejores formas de trabajar que armar kioscos para familiares y amigos”, dijo Macri, que habilitó por decreto el blanqueo para familiares de funcionarios, algo que había sido negado en el Congreso.
“Qué bueno que sería que la Justicia de el ejemplo y elimine algunas de sus licencias”, advirtió Macri y a continuación hizo foco en las universidades, las obras sociales y los sindicatos. “No puede ser que haya más de tres mil sindicatos en la Argentina y que sólo 600 firmen paritarias”, criticó el Presidente.
 “Tenemos que trazar una línea de austeridad para lo que viene”, cerró su discurso Macri, augurando un nuevo período de ajuste.

domingo, 29 de octubre de 2017

EL ESTADO DE MACRI

demás de la directora de movilidad en bicicleta y la de ORGANISMOS ESTABLES"
viene ahora:

ARTÍCULO 2°.- Desígnase transitoriamente, a partir del 1° de noviembre de 2016 y por el término de CIENTO OCHENTA (180) días hábiles, a la Abogada Doña Silvia Mariel BABNIK (M.I. N° 25.795.257) en el cargo de Director de Conductas Anticompetitivas Concertadas dependiente de la DIRECCIÓN NACIONAL DE CONDUCTAS ANTICOMPETITIVAS de la COMISIÓN NACIONAL DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA organismo desconcentrado en la órbita de la SECRETARÍA DE COMERCIO del MINISTERIO DE PRODUCCIÓN, Nivel B, Grado 0, autorizándose el correspondiente pago de la Función Ejecutiva Nivel III del SISTEMA NACIONAL DE EMPLEO PÚBLICO (SINEP), aprobado por el Convenio Colectivo de Trabajo Sectorial, homologado por el Decreto N° 2.098 de fecha 3 de diciembre de 2008 y sus modificatorios y complementarios, con autorización excepcional por no reunir los requisitos mínimos establecidos en el artículo 14 del citado Convenio.

Entrevista al periodista norteamericano Jon Lee Anderson “No me gusta fabular”

Imagen: Adrián Pérez
El tipo habla bajito, en un castellano impecable. A los 60 años este californiano es uno de los grandes periodistas del mundo pero no se la cree. En los ojos de Jon Lee Anderson se nota que sigue intacta la curiosidad que lo llevó a escribir “Che, una vida revolucionaria”, las notas para The New Yorker con sus relatos de la guerra de Afganistán o su radiografía de Augusto Pinochet después de verlo cinco veces. 
–Tus notas tienen al mismo tiempo sabor e información. ¿Cómo fuiste construyendo el contrapunto entre el sabor y el dato?
–Creo que comencé con mucha crónica y poco dato. Pero poco a poco los editores me enseñaron a hacerlo mejor. Hasta que se volvió un instinto. Uno termina autoeditándose para que salga la mezcla justa. 
–¿Cómo te das cuenta del punto exacto? 
–Se produce cuando logro contar una historia. Cuando llego al meollo de las cosas. Al tema central de algo. Puedo viajar sabiendo que, una vez en el lugar, algo se me presentará. Pero uno también debe ir empujando puertas para encontrar más elementos. El puro instinto no es suficiente. Ayuda mucho tener una noción de cuál es tu relación con el mundo y qué buscas resolver. En mi caso fue un proceso gradual. Mis primeras historias eran muy instintivas. Pero incluso mis escritos más precoces están matizados por una mini-inquietud. Siempre hubo una búsqueda: entender la condición social de la gente. Siempre tuve una forma de plantarme ante la injusticia. 
–¿Ésos son tus dos motores?
–Sí. Están arropados por un instinto que me lleva a conocer la historia de mi tiempo. También los arropa cierto espíritu de aventura que me hace ir a lugares que para mí son nuevos. Lugares que me desafían y están, casi siempre, en los márgenes de la “civilización” reconocida. En las periferias. En las periferias interiores y en las periferias extremas. O en las guerras. 
–En tus crónicas de Afganistán, por ejemplo, los talibanes están personificados. No son abstractos. 
–Así viví las historias. Así conocí al bufón que era asesino y se ofreció a asesinar gente. Yo había estado en Afganistán a finales de los ‘80. Cuando volví después del 11 de septiembre de 2001 vi que todos querían “poblar” el ambiente. Para los Estados Unidos y para todos los de afuera Afganistán era como la Luna. Mi país entraría en guerra allí y quería objetivizar a la gente. Como en la película “Érase una vez en Vietnam”. Bien: en Afganistán habría talibs. Talibanes. Así, en general. Pero yo sabía, claro, que el país estaba poblado por mucha gente con nombre y apellido. Mi trabajo allí, entonces, nació de un acto consciente de hacerlos vivir en mis páginas. Quería resaltar sus vidas en todas las dimensiones que fuese capaz de lograr. Si no serían cartoons. Dibujitos. Hice un esfuerzo personal extra para que el país no fuera un conjunto de caricaturas de turbante. No era un reto menor. Es una sociedad muy distinta poblada de gente con creencias diferentes a las mías. Pero yo debía personificar ese ambiente. 
–¿Por qué decís que “debías” hacerlo?
–Para que no fueran tan matables. Aunque no sé si lo logré, ¿no?
–Una búsqueda es la personificación. ¿Otra es la comprensión?
–Sí. Obviamente sé lo que pienso pero al mismo tiempo hago un esfuerzo –y te lo juro: es sincero– por entender la problemática. No voy con el pizarrón lleno. Voy con el pizarrón limpio. A veces a la gente le choca eso. Además, mis crónicas de los últimos años son para una sociedad específica, la norteamericana. 
–Se publican en el New Yorker. 
–Claro. La gente que lo lee tiene cierto nivel cultural pero igualmente debo explicarles cosas que quizás no sean necesarias para un brasileño, si la nota trata de Brasil. Pero realmente intento entender. Anduve entre gángsters en Río, hace unos años. No estaba ahí para convertir su realidad en una experiencia típica del periodismo amarillo. Debía encontrar su humanidad, si es que existía. 
–Su lógica, ¿no?
–O su lógica, sí. Es otra forma de decirlo. Debía desglosar su mundo y entender cómo una persona podía llegar a vivir de esa manera. En Brasil no es difícil pasar de una vida a otra. Entre el asfalto y la favela hay un metro de distancia. Y de ambos lados hay bastante impunidad. Solo explorando ambos lados de la frontera uno entiende la problemática de esa vida y de esa contradicción. 
–¿También fuiste con el pizarrón vacío a la entrevista con Augusto Pinochet? Uno no se encuentra todos los días a un dictador asesino.
–Bueno, en ese texto estaba pensando cuando te dije que el intento de comprender les puede chocar a algunos. Muchos lectores me habían conocido por la biografía del Che y de pronto estaba sentado con Pinochet... Pero la verdad es que estaba fascinado con la oportunidad de sentarme delante de él, cara a cara. Era el último fascista. Adolf Hitler, Benito Mussolini, Francisco Franco y Augusto Pinochet. 
–Un fascista al frente del Estado.
–Sí, claro. Y discípulo del Eje. Pinochet era todo lo que eran Hitler, Mussolini y Franco. Es más: es el único mandatario que asistió al funeral de Franco. Modeló su dictadura en Franco. Se habla de “prusianos” para mencionar a sus instructores en la academia militar de Chile. Pero Prusia ya no existía. Eran alemanes. Me vi cara a cara con Pinochet cinco veces. Fue una oportunidad histórica para mí. Por supuesto que tenía que tragarme mi animadversión. Por otra parte no es que ésa era la primera vez que yo entrevistaba a alguien que no era santo de mi devoción. Me senté con anticomunistas asesinos, con miembros de escuadrones de la muerte... Me tragué la revulsión que sentía para entender qué gatillaba sus acciones. Igualmente, Pinochet no era tan difícil de entender. Era un tipo de una generación, una historia y una ideología que le ayudaron a justificar lo que hacía. Inclusive llegamos a tocar el tema de si era o no dictador. Hizo lo más parecido a una broma que hubo en todas nuestras conversaciones: dijo que nunca fue dictador sino aspirante a dictador. Es evidente que era dictador, que lo sabía y que estaba conforme. Están los dictadores y están los autoritarios. Éstos piensan que ellos y una cúpula pequeña tienen el deber de cuidar a la sociedad de sí misma y salvarla de sus propios instintos salvajes o bárbaros, sean el comunismo o cualquier otro peligro. Y sienten que, cuando es necesario, deben matar para poner todo en orden. Entiendo esa lógica. Yo mismo la podría hacer. 
–¿Qué significa que la podrías hacer vos?
–Que cualquiera lo puede hacer. Así de fácil. Déjame que te cuente una historia de Afganistán. Justo después de la caída de los talibanes se decía que el eje del poder se construía sobre la base de los señores de la guerra, del lado que fueran. Conseguí un chico que era como intérprete y mi guía, el hijo del carpintero del mullah Omar. No sabía mucho del mundo pero como buen afgano era muy rápido. Cuando entendió que yo estaba interesado en ver cómo funcionaba eso de crear tu propia milicia, intentó convencerme de que yo también formara una. No comprendía muy bien qué era un periodista pero sí sabía lo que era el poder. Me dijo que con diez mil dólares yo podía ser un señor de la guerra. Me explicó cómo. Era genial. Pude entender su amoralidad respecto del tema: en su contexto la supervivencia quedaba garantizada por el poder, y para llegar al poder era necesario contar con hombres con armas. Y unas Hilux. Con diez camionetas que debías pagar y cien hombres que no tenías que pagar. Cada afgano tenía su vaca. Cada afgano sería la semilla de tu ejército. El chico me explicó que con las pickups y cien hombres ya podría pedirle dinero a la gente. Con ese dinero tendrías más hombres. A los seis meses llegarías a los 10 mil y serías señor de la guerra. ¿Es tan distinta a la lógica de un Pinochet? Con Pinochet siempre entendí que delante mío estaba sentado el hombre de los colmillos ensangrentados. Pero de la misma forma en que me acerqué al Che, intentando ver quién era el hombre detrás de la foto clásica tomada por Alberto Korda, detrás del mito caricaturizado, insultaba mi inteligencia que, en cualquier sitio del mundo, Pinochet solo fuese visto en forma de caricatura. Yo sabía objetivamente que Pinochet tenía un 35 por ciento de discípulos fervientes en la sociedad chilena sobre la que todavía ejercía influencia. Quise transitar entre la demonización y la realidad. El riesgo es que humanices al tirano.
–¿Acaso los tiranos no son humanos?
–Sí lo son. Te digo lo que me achacaban mis críticos. No tenían en cuenta que el monstruo al mismo tiempo es un abuelo con un hijo casado con Miss Chile y un nieto jugando con un conejo en el jardín. Un abuelo que mató a tres mil personas. No podía escapar a esa verdad. Lo vi a Pinochet cuando ya era viejo. Quería tapar el sol con un dedo. Se ufanaba de ser el gran conquistador contra el comunismo pero no podía mostrar dónde se había librado una sola de sus batallas. Sus batallas habían consistido en una serie larguísima de asesinatos en celdas. 
–¿Por qué pensás o por qué sabés que se dejó entrevistar por vos?
–Primero supuse que por haber sido biógrafo del Che me cerrarían las puertas. Pero hasta donde tengo entendido nunca lo supieron. La ultraderecha no lee libros. Tal vez “Mi lucha” o algo de Friedrich Nietzsche, o “Quién me robó el queso”, pero no sé si más. La hija de Pinochet lo primero que me preguntó al verme fue: “¿Eres marxista?”. Le dije que no. Después pasaron dos semanas hasta ver a Pinochet. 
–Hablaste de la biografía del Che. Viviste en La Habana mucho tiempo para investigar. 
–Tenía que conocer cómo era la revolución y precisaba que ellos me vieran y me tomaran confianza. Mi cometido era entenderlos y entender quién había sido el Che dentro de su contexto, para intentar una versión de su vida que fuese honesta y sincera de mi parte. Utilicé mucha paciencia. Llegué a ir a la casa del Che todos los días. Era el único. Tenía un acceso exclusivo. Me sentaba en el escritorio del Che. Leí los libros que él leyó antes de ir a Bolivia. En un placard había un uniforme suyo, todavía húmedo después de tantos años. No había otra persona que la viuda, que a veces estaba de buen humor y a veces no. A veces nos sentábamos a tomar café y a veces no. A veces me hablaba de él y a veces no. Así pasaron varios años. Hasta que finalmente se empezaron a abrir algunas puertas. Entendieron que yo era quien había dicho que era. Comenzaron a hablar y los túneles se llenaron de luz. Lo que ellos habían vivido como secretos militares o de Estado dentro de una contienda mayor ya era historia. Y yo quería testimoniar esa historia con sinceridad. También querían convencerme de la justeza y de la justicia de su epopeya. Al final hice mi trabajo, que a veces fue del gusto de mis interlocutores y a veces no. 
–¿Alguna conclusión tuya?
–No estoy en contra del precepto de la revolución. Es en la implementación donde empiezan los problemas. No es una conclusión facilista, como verás. 
–Si yo fuera Raúl Castro te contestaría: “Oye chico, Jon, es como tú dices, hicimos lo que pudimos y siempre tenemos que andar resolviendo problemas”.
–Jajaja, está bien. Y me diría Raúl Castro que también fracasaron muchos regímenes no revolucionarios. Que crearon sociedades injustas. Yo mismo a los que dicen que no valió la pena el intento de la izquierda en América Latina les pregunto: “¿Cómo quedaron los países satélites de los ganadores? México, Honduras, El Salvador, Guatemala...”. Países que hoy en día tienen los mayores índices de homicidio en el mundo. Hay mucha tela que cortar. Cuba tiene sus flaquezas pero es la sociedad más segura del hemisferio. Algo hicieron bien. ¿O es solo producto de la coacción? Cuba es más segura que Canadá. 
–Decías que necesitaste mucha paciencia para reconstruir la vida del Che. ¿Les propusiste a tus interlocutores, sin decirlo así, una forma de entrar a la Historia si cada uno contaba su historia?
–Así fue. Algunos mantuvieron los recelos y no hablaron y algunos quisieron guardar sus recuerdos para la autobiografía que escribirían algún día. Pero para otros yo era un canal posible. Apostaron y confiaron en que los trataría con justicia. Creo haberlo hecho. Mi cometido no era escribir un ensayo sobre el bien o el mal de la revolución en América Latina sino trazar la vida del Che Guevara en su contexto. Que las cartas cayeran como debieran. En mi libro puedes encontrar las verrugas del Che y de la revolución. Si quieres encontrar atenuantes para lo que hicieron los revolucionarios, justificaciones prácticas, estarán. Mi libro en general está considerado por la derecha como una obra que simpatiza con el Che. Pues, cosa de ellos.
–¿Y la cosa tuya cuál es?
–En algunos aspectos me simpatiza. En otros no. Nunca he sido miembro de ningún partido. Hay períodos en la vida del Che que son muy dogmáticos. En mi caso el logro fue conocerlo a través de sus diarios personales. El Che era un chico que buscaba su perspectiva moral en la vida. Cuando llegó al marxismo en 1954 se volvió muy dogmático y se quedó en eso durante muchos años. También se volvió severo y draconiano, cosa que lo convirtió en el Che en el fragor de la batalla. También fue evolucionando y seis o siete años después se había topado con algunos muros. Era más autocríticos, menos severo, menos dogmático. Y era un hombre interesante, de gran sensibilidad social. Ahora, al revés de como algunos lo definieron en estos días, a 50 años de su muerte, el Che no fue un asesino. Fue un guerrillero. En la guerrilla tú matas gente y te puedes morir. En las guerras ejecutas gente. No es políticamente correcto decirlo pero el Che fusiló gente por traición, por deserción, por delación en la selva. También los ejércitos occidentales ejecutaban soldados por idénticos motivos. Era la época.
–¿Vas a trabajar sobre la Argentina?
–No. Me veré con algunos amigos. Estoy trabajando en un libro sobre Fidel y entrevisto gente en la región. 
–El 25 se cumplirá un año de su muerte. ¿Empezaste la investigación cuando se murió?
–Antes. De aquí a un par de años lo terminaré. En Cuba las cosas no cambian. Me conocen en Cuba. Tengo amigos y están los que no me quieren. Nunca supe quiénes eran pero hay sectarios en todas partes. Los enemigos son como los trolls. No tienen cara y te atacan cuando la distancia es grande y no puedes darles una trompada. También estuve hace poco en Venezuela y estoy escribiendo un perfil de Nicolás Maduro. Me encontré con él. Lo vi en un momento interesante, cuando Maduro logra consolidarse en el poder y Donald Trump lo amenaza. 
–¿Cómo es el Maduro de tu personaje?
–Déjame guardarlo para mi crónica. Se la debo al New Yorker. Pero te diría, en síntesis, que la percepción popular de él como un tipo burdo es muy equivocada. Es mucho más inteligente de lo que muchos creen. En lugar de hacer una caricatura deberían entender quién es. Maduro está en otra etapa. Al principio del mandato de Hugo Chávez también se le burlaban a Chávez. Por supuesto que no sé cómo terminará Venezuela. Ese asunto está en el altar de los dioses. 
–¿Le tenés respeto a la realidad?
–No me gusta fabular. 
–Cubriste varias guerras. ¿Hace falta valentía o inconciencia?
–¿Son las únicas dos opciones posibles? A veces más que valentía hay exceso de temeridad. Extrañamente uno no siente miedo y no hay mucha explicación. Hay gente que enfrentó el miedo en muchas ocasiones. De pronto se abre la tierra y no pueden más. Entre mis amigos he visto todo. Conozco ese mundo. Durante muchos años me interesó la organización de la violencia y viajé para comprenderla. Pero no es una búsqueda constante. Si solo te metes en matanzas, te afecta el alma y tu visión del mundo se vuelve negra. 
–Eduardo Febbro, el corresponsal de PáginaI12 en Francia que cubrió masacres espantosas, suele comentar que el miedo de los periodistas surge de haber visto cómo se les quebró el alma a otros periodistas. Por ejemplo en el bombardeo contra el mercado de Sarajevo de 1994.
–Así es. Y a veces estuve al lado de los afectados justo en el momento en que su vida cambiaba para siempre. No es saludable presenciar durante mucho tiempo el exceso de crueldad. Tienes que volver a observar la naturaleza, ver a tu familia y hablar con los chicos.