domingo, 26 de marzo de 2017

26 de marzo de 2017 | El país Generaciones

Siro de Martini padre: Cristo Vence en las alas de su avión Texan 6.


Por H. V.
@Siempre bajo la guía de la Iglesia Católica, tres generaciones de una misma familia han intervenido en las luchas facciosas de las últimas siete décadas:
  • El padre. Siro Victor Miguel Luis de Martini, nacido el 3 de marzo de 1924, egresó como guardiamarina de la promoción 74 del escalafón naval cuando comenzaba la primera presidencia de Juan D. Perón. Como teniente de corbeta participó en el alzamiento del general Benjamín Menéndez en septiembre de 1951. Secundó al capitán de navío Vicente Baroja en el copamiento de la Base Aeronaval de Punta Indio. En sendos monoplaza AT-6, Baroja y De Martini enfilaron hacia el Aeroparque porteño, desde donde pensaban que Perón intentaría fugarse de la Capital. La pista principal estaba ocupada por un transporte De Havilland Dove en el que creyeron que iba el presidente. Baroja le arrojó dos bombas de 50 kilos que no dieron en el blanco y De Martini le perforó la cola con disparos de cañón pero no pudo impedir que decolara. Cuando Menéndez se rindió, De Martini se dirigió a Montevideo donde le concedieron asilo. En 1955 regresó en forma clandestina y fue uno de los animadores de los comandos civiles organizados por la Iglesia Católica. El 16 de junio, mientras sus camaradas bombardeaban la Plaza de Mayo desde aviones que llevaban pintado en las alas el ideograma Cristo Vence, formado por una letra C dentro de una V, encabezó el comando que copó a punta de pistola la radio Mitre y obligó a leer una proclama de excesivo optimismo: “¡Argentinos, argentinos! ¡Escuchad este anuncio del Cielo, volcado por fin sobre la tierra argentina: el tirano ha muerto! Nuestra Patria desde hoy es libre: Dios sea loado”. Como justificación alegó que las Fuerzas Armadas “se rebelan en este momento contra la tiranía, para restablecer la vigencia de la moral pública, sancionar a los responsables, restituir la justicia y devolver al pueblo el esencial instrumento de sus libertades. Afrontan esta decisión suprema ante la comprobación de que se estaba en camino de destruir espiritualmente el país, por obra de una corrupción desenfrenada; y se determinan a hacerlo con urgencia temeraria por el convencimiento de que el pueblo ha perdido la posibilidad jurídica de formar, expresar y defender su voluntad espontánea!”. Pero el muerto no fue Perón sino 300 personas alcanzadas a mediodía por las bombas y la metralla naval en la Plaza y alrededores. Reincorporado al servicio activo, siguió la carrera naval hasta retirarse como capitán de navío en diciembre de 1975, poco antes del nuevo golpe. Como juez de instrucción naval, rechazó sin investigar la denuncia de torturas durante la “guerra antisubversiva” presentada por el suboficial Juan José Cossi.
  • El hijo. En 1950 nació su hijo Siro Miguel Angel de Martini, quien en 1974 presentó en la Facultad de Derecho de la UBA su tesis de doctorado, que no defendió: “Presencia de la misericordia en un orden jurídico cristiano”. Durante la dictadura fue profesor adjunto de Filosofía del Derecho y de Introducción al Derecho de la Universidad de Buenos Aires, pero desde que concluyó hizo su carrera en la Pontificia Universidad Católica, creada como consecuencia del golpe en el que participó su padre. Integró el Consejo Superior de la PUCA y publicó en coautoría libros y artículos sobre el concepto de pena en Santo Tomás de Aquino, en contra del garantismo (que llama abolicionismo), en defensa del matrimonio heterosexual y en contra del aborto (“La vida triunfará. Reflexiones sobre la cultura de la muerte”). En 1977 fue el secretario del juzgado federal 1 de la Capital, a cargo de Eduardo Francisco Marquardt, que investigó el denominado Caso Graiver, por el cual un grupo de empresarios fueron secuestrados y sometidos a torturas en  Campo de Mayo. Entre ellos estuvo Horacio Rodríguez Larreta, padre del actual gobernador porteño. Marquardt y De Martini jugaron a la interna militar junto con Ramón Camps y llegaron a detener a los miembros de la Junta Militar de 1971, Alejandro Lanusse, Pedro Gnavi y Carlos Rey, por la construcción de la planta de aluminio de Aluar. Desde 1980 fue sucesivamente fiscal y juez federal. En 1981 el juez Angel Giletta condenó a Isabel Perón a 8 años de cárcel en la causa de la Cruzada de Solidaridad, pero De Martini apeló y pidió 12. Como juez ordenó la detención de los ex gobernadores de Córdoba y Buenos Aires, Horacio Obregón Cano y Oscar Bidegain, quienes habían regresado al país y anunciado la disolución del Movimiento Peronista Montonero, dada la celebración de elecciones presidenciales. En vísperas de las elecciones de 1983 instó a no votar por partidos y candidatos que no hubieran condenado el divorcio y el aborto. Al año siguiente, cuando la Cámara Federal ordenó procesar por rebelión a los miembros de la Junta Militar golpista de 1976 y le remitió el expediente, se excusó con el argumento auto referencial de que no los había denunciado como fiscal y juez, pero agregó para que no quedaran dudas que “estaba en peligro la existencia misma de la Patria y que emprender los medios para salvarla no era un delito sino un deber moral”. Agregó que “esperaba una revolución nacional y no aquel triste proceso”. Su actividad posterior fue la gerencia de personal y de seguridad en empresas multinacionales portuarias. Sin embargo también ejerció la defensa del ex marino Alfredo Astiz desde su primera detención, del cura policial Cristian von Wernich, del capitán Antonio Pernías, de los almirantes Jorge Anaya, Oscar Montes y Antonio Vañek y de los civiles de inteligencia alzados con Seineldín, Oscar y Enrique Calzada. En 1992 Menem propuso su designación como juez, pero no fue designado debido a la impugnación presentada por el CELS, las Madres de Plaza de Mayo, los Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y el Serpaj. Integra la Asociación de Abogados por la  Justicia y la Concordia, creada por el Episcopado Católico como grupo de presión en reclamo de una amnistía. Como en el juego de cajas chinas que se emplea para el lavado de dinero, el Episcopado no dejó huella directa sino que utilizó para dar vida a la nueva Asociación a su Corporación de Abogados Católicos. En su página web la entidad de lobby ofrece un formulario para solicitar la detención domiciliaria de procesados o condenados por crímenes de lesa humanidad. Menciona esos juicios como de odio y venganza. También incluye links a la Unión de Promociones y a las asociaciones de amigos y familiares de los que llaman “presos políticos”.
  • El nieto. Siro Luis de Martini es profesor de derechos humanos en la PUCA, donde desarrolló un programa sobre la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Durante la gestión de Germán Garavano como fiscal general de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue secretario de primera instancia en la Oficina de Derechos Humanos y dirigió el Programa de Cooperación y Asistencia con la Sociedad Civil. Durante una semana de mayo de 2011 participó como juez en el Concurso Interamericano de Derechos Humanos organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Washington. Al mismo tiempo tramitó un acuerdo de cooperación con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para tareas de capacitación y un régimen de pasantías. En una comunicación dirigida en 2009 a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, basó un argumento sobre la independencia de los jueces en la Suma Teológica  de Santo Tomás de Aquino, “el más santo entre todos los doctos y el más docto entre todos los santos”. Una vez designado ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Garavano dispuso su pase en comisión como asesor jurídico en cuestiones relativas al derecho internacional de los derechos humanos, y en particular a los asuntos en trámite ante los organismos internacionales en los cuales el Estado Nacional es parte.

Siro de Martini hijo: ex juez, conferencista contra el aborto.

Siro de Martini nieto (detrás de Avruj): la gestión ante la CIDH por los militares presos.


26 de marzo de 2017 | El país GESTIÓN OFICIAL Y ECLESIÁSTICA EN LA CIDH POR MILITARES CONDENADOS Otra vez

El gobierno pretende que la CIDH reciba a familiares y amigos de militares juzgados por crímenes de lesa humanidad y a la Iglesia Católica, que propugna la llamada reconciliación. El gestor es hijo de un juez de la dictadura y nieto de un marino golpista en 1951 y comando civil en 1955. También intenta aislar en Mar del Plata las sesiones de la Comisión, para dificultar el acceso de organismos y denunciantes. La CIDH se resiste. La foto de Milagro Sala rota por una colaboradora de Avruj

El lunes de la semana pasada, luego de las audiencias en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la represión de la protesta social en Jujuy y la modificación regresiva por decreto de la política migratoria argentina, la delegación oficial encabezada por el Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, interesó al presidente de la CIDH, Francisco Eguiguren, en la situación de los militares detenidos por crímenes de lesa humanidad, en una gestión impulsada una vez más por la infatigable Iglesia Católica Apostólica Romana, hoy presidida por un argentino. También asistieron a la reunión, de la que ni el gobierno ni la CIDH informaron, el subsecretario de Avruj, Brian Schapira; el director de Contencioso Internacional de la Cancillería, Javier Salgado, y el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrao. Pero el gestor de la presentación a favor de los represores, que impulsa la Iglesia Católica, es Siro Luis de Martini, asesor jurídico del ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano. De Martini es hijo de un marino golpista en 1951 y comando civil el 1955 e hijo de un juez de la dictadura, todos del mismo nombre (Ver Nota “Generaciones”). Como operador eclesiástico, el año pasado contrarió la estrategia de la delegación oficial ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que presentó como un avance el fallo FAL de la Corte Suprema de Justicia sobre aborto no punible y relativizó su alcance.

Las olas y el viento

Avruj también planteó que las sesiones que la CIDH realizará en mayo en la Argentina por invitación oficial, se trasladen de Buenos Aires a Mar del Plata, para dificultar el acceso de organismos defensores de los derechos humanos y denunciantes y peticionarios. Si bien la elección del sitio es facultad del país que carga con los gastos de la sesión especial, cosa que la CIDH valora dada su crisis económica, la Comisión teme verse involucrada en el conflicto del gobierno con los organismos argentinos, por lo cual propuso una alternativa. Si el gobierno insistiera en llevar a los comisionados cerca de las olas y el viento, el periodo de sesiones fuera de sede se desdoblaría de la visita de los comisionados al país para conocer los detalles de la detención arbitraria de Milagro Sala. Las sesiones, en las que la costumbre es no tratar casos del país anfitrión, podrían tener lugar en Mar del Plata durante la semana del 22 al 26 de mayo, pero la semana previa o la posterior, los comisionados se instalarían en Buenos Aires para recibir sin interferencias a las víctimas de violaciones a los derechos humanos. En Buenos Aires también realizarían las actividades protocolares con los jefes de los tres poderes del Estado, según el modelo que siguieron durante las sesiones en Panamá y Chile. Avruj ofreció que el gobernador de Jujuy, contador Gerardo Morales, y las presuntas víctimas de agresiones de Milagro Sala que su gobierno arguye como prueba de la necesidad de su detención se trasladaran a Mar del Plata. El gobierno de Jujuy ya trajo a esas personas a Buenos Aires donde visitaron el Congreso y recibieron a periodistas y alquiló a un escritor para que redacte un libro sobre ellos y gestione que sean recibidos por organismos internacionales. Pero Eguiguren aclaró que también se proponen visitar a Milagro Sala en su lugar de detención y escuchar a otros actores locales. La Comisión recibirá en los próximos días un informe de la Comisión Técnica que estudia la medida cautelar por la libertad de Milagro Sala que presentaron Amnistía, el CELS y ANDHES y luego quedará en condiciones de decidir. Avruj pidió a la Comisión que dilatara el tratamiento de la medida cautelar y con un conocimiento inquietante de los entretelones judiciales explicó que la Corte Suprema de Justicia fallaría el caso antes de la visita de la CIDH. La Corte estará en condiciones de decidir en cuanto reciba el dictamen  que solicitó a la Procuración General. Además, los comisionados desean visitar el predio de la EXMA, que todavía no fue mudado a otro lugar, y que sería el lugar más apropiado para sus sesiones. Allí hay otro conflicto en ciernes, dado que Garavano dispuso el reacondicionamiento de uno de los edificios de ese espacio dedicado a la memoria para instalar su despacho, pero el directorio integrado por los organismos se opone y considera que ya es suficiente con que funcione en ese predio histórico la secretaría de Derechos Humanos. La CIDH recibiría a las ONGs y las personas que lo solicitaran, como siempre ocurre durante las visitas.

Memoria completa

Como una tácita compensación Avruj pidió que la CIDH recibiera a las organizaciones de familiares de militares detenidos por crímenes de lesa humanidad y también a una delegación eclesiástica que encabezaría el propio delegado del papa Francisco en la Argentina, el nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig. Un episodio ocurrido ayer en Esquel indica que no se trata de posiciones espontáneas e inconexas sino que responden a un guión de la Alianza Cambiemos. Durante el acto por el Día de la Memoria el presidente del Concejo Deliberante, Jorge Junyent dijo que “la madurez debería permitirnos rendir homenaje también a las víctimas del proceder de las organizaciones subversivas, que asolaron el país por aquellos años. Demostremos que hemos aprendido a valorar las instituciones democráticas, y a cuidar las libertades que nos garantiza el orden constitucional. Hace falta una reconciliación de los argentinos, para que la memoria, la verdad y la justicia, estén al alcance de todos”. Ante los abucheos que provocó, el concejal oficialista Diego Austin dijo que “ese tipo de violencia verbal o física, nos lleva a pensar que en cualquier momento pueden tomar una piedra, un palo o un arma para ir contra el gobierno”. El intendente Sergio Ongarato agregó que “la justicia debe ser para todos, no sólo para un sector”.
En el juicio por los crímenes? cometidos en el campo clandestino Automotores Orletti los defensores de los procesados revelaron que habían presentado una petición colectiva ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que se sumaría a otras veinte peticiones individuales tramitadas por el general Héctor Cabanillas, el teniente coronel Juan Daniel Amelong, los comisarios Carlos Gallone y Carlos Yanicelli, el marino Carlos Guillermo Suárez Mason y el agente civil de inteligencia Ricardo Alberto Lardone, entre otros. Las demandas varían de caso en caso, e incluyen violación del debido proceso, a la garantía de juez natural o de doble instancia, al derecho de defensa, derecho al recurso, al principio de irretroactividad de la ley penal (por imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad), a la valoración de la pena, las condiciones de detención o el plazo razonable de la prisión preventiva. En el caso de las peticiones individuales la CIDH dio traslado al Estado Nacional, pero en la colectiva que incluía 120 casos la rechazó in limine, motivo de la preocupación oficial y eclesiástica. El diario Clarín, es el notificador oficial de la justicia argentina. En una simpática columna en la que Julio Blank me ascendió a “comandante estratégico de la operación kirchnerista en la Justicia y, como tal, superior jerárquico de Gils Carbó” (sic), anunció que la Corte Suprema se propone conceder el arresto domiciliario tanto a Milagro Sala cuanto a “los ancianos militares detenidos por violación a los derechos humanos en la dictadura”. La idea de una “Memoria Completa” fue echada a rodar en 2000 por el arzobispo porteño Jorge Bergoglio, durante una reunión con el jefe del Ejército de la primera Alianza, Ricardo Brinzoni, mientras avanzaban en todo el país los juicios por la verdad, el juez español Baltasar Garzón pedía la extradición de un centenar de militares y marinos y el CELS solicitaba la nulidad de las leyes de punto final y obediencia debida. Esa versión retrospectiva de la teoría de los dos demonios ideada por Bergoglio fue revelada por el propio Brinzoni en una entrevista que le realizó en este diario Nora Veiras. Su idea era organizar una “mesa de consenso” donde se analizaran las responsabilidades de distintos sectores en la tragedia argentina, como método superior a la justicia. Cuando el gobierno de Fernando de la Rúa flameaba ante el vendaval de la historia, Bergoglio promovió desde el discreto segundo plano que prefería antes de llegar al poder mundial de su organización, una mesa de diálogo político. Con el apoyo de Alfonsín y del senador bonaerense Eduardo Duhalde, que buscaba entrar por la ventana al despacho presidencial que le habían negado las urnas, ese Diálogo socavó la poca autoridad que le quedaba al suegro de Shakira. Los obispos intentaron colar la denominada “reconciliación” en esa mesa de consenso que debía “recuperar los valores morales”, alarmados por la inminente reapertura de todos los juicios. Durante su interinato a cargo del Poder Ejecutivo, Duhalde llegó a indultar al ex coronel Mohamed Seineldín y al ex guerrillero Enrique Gorriarán Merlo y no dictó una medida general sólo porque el presidente electo Néstor Kirchner le pidió que le dejara tal decisión a él. Pero Kirchner ya tenía la decisión de basar su gobierno en una política de Memoria, Verdad y Justicia y dar a esos juicios el respaldo que le habían retaceado todos los presidentes de la democracia desde el alzamiento carapintada de 1987. En ocasión del Tedeum del Bicentenario, el 25 de mayo de 2010, cuando Bergoglio comandaba el episcopado, uno de sus miembros, el obispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, entregó al Poder Ejecutivo una solicitud de amnistía firmada por Jorge Videla y otro centenar de detenidos por crímenes de lesa humanidad. La entonces presidente CFK ordenó devolverla sin respuesta. En 2012, perdidas todas las esperanzas por la reelección, Videla reconoció los crímenes en varias entrevistas, se vanaglorió del apoyo y la cooperación de la Nunciatura Apostólica y del episcopado argentino y dijo que había llegado a ser amigo de Primatesta. El Episcopado emitió entonces una “Carta al Pueblo de Dios”, en la que negó que “nuestros hermanos mayores que nos precedieron” hayan tenido “alguna complicidad con hechos delictivos” y repudió “el terrorismo de Estado” y “la violencia guerrillera”.
Al llegar al papado, Bergoglio emprendió una rápida reconstrucción de su virginidad política, recibió a varios dirigentes de organismos de Derechos Humanos y ordenó la apertura de algunos archivos sobre el período 1976/83, en un nuevo intento por exhibir bajo mejor luz su conducta durante la dictadura. La omisión y mutilación de textos es la técnica que Primatesta y Juan Aramburu usaron en las publicaciones de 1982 y Bergoglio luego. El actual presidente de la Iglesia Católica argentina, José María Arancedo, vaticinó que con la apertura parcial de archivos aparecerían más luces que sombras en la conducta episcopal, y el vicepresidente Mario Poli reveló que el objetivo es “la reconciliación”. Arancedo agregó que la apertura fue iniciada por el propio Jorge Bergoglio  cuando decidió publicar el libro “Iglesia y Democracia”. En esa obra, de 2006, se afirma: “No debemos tener miedo a la verdad de los documentos”, una expresión gemela a la de Poli: “No le tenemos miedo a los archivos, que contienen la verdad de la historia”. El antecedente no es alentador, porque aquel libro, que según Bergoglio se proponía “primerear” a los organismos defensores de los Derechos Humanos al cumplirse tres décadas del golpe de 1976, ignoró textos fundamentales, mutiló otros en los que los obispos comunicaban su adhesión a la dictadura y encomiaban la “imagen buena de las supremas autoridades”; organizó todo el material en orden cronológico sin indicar qué piezas fueron públicas y cuáles secretas y sólo resumió en pocas líneas los encuentros de camaradería entre eclesiásticos y militares. Poli agregó que “no está ausente el mea culpa y el pedido de perdón por lo que no se hizo”, lo cual reitera que los prelados mantienen una extraordinaria autoindulgencia. En 2014 Arancedo grabó el spot “La fe mueve hacia la verdad”, en el que se limitó a pedir que informen lo que sepan quienes tienen datos sobre entierros clandestinos o robo de bebés, como si la Iglesia Católica fuera un tercero neutral que observa los hechos y exhorta a los responsables. Ya hace cinco siglos, en el Concilio de Trento, fijó las condiciones de la reconciliación la penitencia o el perdón, que es uno de sus sacramentos: el reconocimiento de los yerros, su detestación y la búsqueda de posibles caminos de reparación. Lo que le sigue costando es llevarlas a la práctica cuando se trata de yerros, o crímenes, de alguno de sus jerarcas, porque no parecen arrepentidos. Eso es muy humano. En los hechos, a nada le temen más que a la verdad. De ahí la constante hipocresía de sus manifestaciones, un tributo que el vicio rinde a la virtud, según la definición del Marqués de Sade, y que ahora se escenificará ante la CIDH, por pedido del secretario Avruj, fruto del ecumenismo concebido por el papa Bergoglio como instrumento de poder desde que se agotó el espacio para el triunfalismo tradicional.

26 de marzo de 2017 | El país EL HOMENAJE A WALSH EN LA EX ESMA, A 40 AÑOS DE SU ASESINATO “La satisfacción moral de un acto de libertad”

 25 de marzo de 1977 la Armada Argentina asesinó y desapareció el cuerpo del escritor, periodista y militante montonero Rodolfo Jorge Walsh, que acababa de despachar su Carta Abierta a la Junta Militar. Durante la madrugada siguiente los miembros del Grupo de Tareas 3.3 allanaron su casita de San Vicente, de donde robaron archivos de prensa, documentos y cuentos inéditos, que luego fueron vistos por secuestrados en la ESMA. Ayer, al cumplirse 40 años de su muerte y en el marco de la muestra “Walsh en la ESMA”, cientos de personas, la mayoría jóvenes, escucharon sin pestañear los recuerdos de Horacio Verbitsky, amigo y compañero de militancia de Walsh, y de Martín Gras, el sobreviviente que vio su cuerpo ametrallado y los papeles que los marinos -ahora condenados y presos- nunca se dignaron a devolver. En el cierre de “La visita de las cinco”, como se denomina el recorrido del público por el Museo-Sitio de Memoria ESMA, el periodista de PáginaI12 y presidente del CELS denunció que “hay una ofensiva muy clara para tratar de detener el proceso de Memoria, Verdad y Justicia”.
“El objetivo es hacer presente a Rodolfo Walsh en toda su magnitud”, explicó Alejandra Naftal, directora del Sitio-Museo de Memoria ESMA, en referencia a la muestra que se podrá visitar hasta el 23 de abril. Entre los documentos en exposición se destaca una copia original de la Carta Abierta, que Walsh terminó de escribir horas antes de ser acribillado en la esquina de San Juan y Entre Ríos, y apuntes de Lilia Ferreyra -compañera en sus últimos diez años de vida- al intentar reconstruir el cuento “Juan se iba por el río”, sobre la vida de un soldado de las luchas civiles del siglo XIX. Hay también tres piezas audiovisuales con fragmentos de testimonios brindados durante los juicios orales ante el Tribunal Oral Federal 5: sobre la caída del escritor en manos de la patota de la Armada, sobre los papeles robados en la quinta de San Vicente y sobre la reconstrucción de “Juan se iba por el río”, cuento que Gras descubrió durante su cautiverio en el armario del entonces teniente Antonio Pernías, oficial de inteligencia de la Armada.
“Compañero, amigo y maestro”, fueron las palabras de Verbitsky para definir a Walsh durante su exposición en la puerta del ex Casino de Oficiales de la ESMA, pegado a los vidrios que cubren la fachada del ex centro clandestino con los rostros de cientos de detenidos-desaparecidos. Confesó que “el 40º aniversario me pega más fuerte” no por el número redondo sino por la ausencia de Lilia, fallecida hace dos años y a quien confortó desde aquel 25 de marzo, y que “es difícil asimilar” que Walsh -quince años mayor- murió a la edad que hoy tiene uno de sus hijos.
El periodista de PáginaI12 habló primero sobre “Juan se iba por el río”, contó que Walsh “quería escribir una novela pero empezaba y se trancaba”, por eso decidió escribir cuentos con un personaje común para después enhebrarlos. Luego repasó las experiencias de ANCLA, que definió como “una simulación de agencia noticiosa”, y Cadena Informativa, una sola hoja que relataba un episodio concreto y cerraba con la invocación a “sentir la satisfacción moral de un acto de libertad” y “derrotar el terror”. “Líneas magistrales”, las definió Verbitsky, que al investigar la historia política de la Iglesia católica descubrió que estaban inspiradas en panfletos de esa institución en su campaña contra Perón en 1954, de la que participó el hermano de Walsh, luego piloto de uno de los aviones que bombardearon Plaza de Mayo. También destacó al apelación a “elementos de la cultura popular” en referencia a la idea de cadena. “Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando”, leyó y recordó que era el eslogan de la publicidad de la época.
Al analizar la Carta Abierta, el periodista remarcó “la visión profunda sobre las consecuencias del golpe de Estado” que evidencia la definición de la política económica como “la explicación de sus crímenes” pero también de “una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”. “Y eso que no llegó a ver las peores medidas económicas: la ley de entidades financieras se aprobó meses después”, reflexionó. La conducción de Montoneros le objetó ese párrafo pero Walsh, que firmó la carta con su nombre, no lo sacó ni lo modificó, contó Verbitsky. Cerró la primera parte de su exposición con la célebre definición de Walsh sobre cuál es “el campo del intelectual” y con una lectura de “Las cosas que quiero”, de los diarios del escritor, que arranca por “Lilia” (eliminada de una de las primeras ediciones de ese texto) y termina con “la sumersión en los otros”. “Eso logró Rodolfo”, concluyó.
“Yo estoy del otro lado del espejo”, arrancó Gras, que es abogado y docente. “Mi tarea es notoriamente más ingrata”, admitió antes de relatar su secuestro en enero de 1977. Militante montonero como Walsh y Verbitsky, contó que Pernías “estaba entre azorado y fascinado por el mundo” de esa organización, por lo que periódicamente lo citaba para entrevistarlo en su oficina del sótano de la ESMA. Fue allí que, no con capucha sino “con los anteojitos” que sólo le permitían ver algo gracias a su nariz pronunciada, fue testigo del “griterío total” de la patota que llegaba y pudo ver “el cuerpo de Rodolfo”, desnudo de la cintura para arriba, con el pecho atravesado por una ráfaga de ametralladora, sobre una camilla, rumbo a la enfermería.
Luego contó cómo se topó con los papeles robados a Walsh en el armario de Pernías y detalló lo que vio y leyó: una carpeta con recortes de noticias policiales, la colección del diario de la CGT de los Argentinos, tres documentos críticos a la conducción de Montoneros, un ejemplar de la Carta Abierta y el cuento “Juan se iba por el río”. “Fue un golpe descubrir que la crítica al militarismo había sido puesta en palabras”, contó. Confesó que los cautivos de la ESMA todavía no sabían sobre los vuelos de la muerte, que creían lo contrario: que los trasladados, en teoría a “quintas de recuperación”, eran quienes sobrevivirían, y viceversa. Luego recordó su primer encuentro con Lilia en un bar de Madrid en 1982. La compañera de Walsh, que lo había ayudado a tipear la Carta y el cuento, comenzó a recitar las primeras líneas de “Juan se iba por el río” y se asombró al ver que Gras lo recordaba. “Fue mágico: dos personas tratando de reconstruir la herencia perdida del mejor escritor de su generación”, resumió.
“Estos papeles detenidos desaparecidos son una asignatura pendiente. Me resisto a creer que quienes tuvieron ese material en sus manos lo hayan destruido”, reflexionó Verbitsky horas después, tras la intervención del escritor Marcelo Figueras, convocado como “cronista invitado” por los organizadores, y de la visita por el Museo-Sitio de Memoria. “Yo creo, y Rodolfo creía, que los papeles perduran, no se pierden, y la experiencia internacional dice que las burocracias de poder aman el archivo. Por eso tengo la esperanza de que ese material pueda recuperarse, ya que es parte significativa de la cultura de este país”, remarcó.
Al repasar los contenidos de la muestra, el presidente del CELS elogió el rigor científico que le imprimió el equipo que encabeza Naftal y celebró que “aquí no hay una visión sectaria de la historia, no se está haciendo propaganda de nada: se muestra hechos tal como ocurrieron”. Advirtió sobre “el revisionismo que se pretende instalar” y mencionó como actor central al secretario Avruj, que en los últimos días anunció la intención de revisar los planes de estudio de historia argentina sobre los 70. “Por ahora no dicen que quieren negar, dicen que quieren ‘memoria completa’, un inventó del actual papa Francisco en el año 2000”, dijo Verbitsky, y recordó que fue el entonces jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, quien relató los planteos sobre una “mesa de consensos” que proponía el entonces arzobispo porteño Jorge Bergoglio.
Ante la imposibilidad de frenar los procesos judiciales “lo que hacen es echar arena en los engranajes: negar presupuesto, cerrar unidades investigativas, despedir personal, no cubrir vacantes judiciales”, describió. “Es la forma de sabotear (el proceso de justicia) sin enfrentarlo abiertamente”, resumió. “Lo que han visto acá les provee de argumentos para resistir ese intento de revisionismo, esa tentativa de reprimir nuestra historia y de volver a una etapa superada por la conciencia social, por los años transcurridos, por las investigaciones y los juicios realizados, y por la participación de nuevas generaciones en el conocimiento de los hechos, la toma de conciencia y la ratificación del Nunca Más”.

Bernardino Avila
Alejandra Naftal, Horacio Verbitsky, Martín Gras y Marcelo Figueras.

Bernardino Avila
Como parte de los homenajes también está la muestra Walsh en la Esma.

sábado, 25 de marzo de 2017

25 de marzo de 2017 | El país | Un mar de memoria LA RECORRIDA EN EL CAMIÓN DE LA ASOCIACIÓN MADRES DE PLAZA DE MAYO Como si fueran abrazadas por los 30 mil

“Más de 30 mil. Somos millones los hijos de las Madres.” Desde el camión de la Asociación Madres de Plaza de Mayo se recorta en medio de la multitud a esa chica sola que había garabateado la consigna en una cartulina. Las Madres se cargan de vida a medida que avanzan desde Congreso a la Plaza de Mayo. 
A sus 93 años, Visitación “Visi” de Loyola se pierde en la mirada de esa multitud.
–¿Qué significa estar acá después de 41 años?
–Cuando me pongo el pañuelo siento que me abraza mi hijo, los 30 mil, ya no soy yo, me llevan por el aire y estoy con ellos. Es tan hermosa esta lucha. Me paso el día pensando en mi hijo, en mi nuera. Ellos luchaban por algo tan bonito, tan justo: libertad, trabajo, para que en la mesa haya pan, educación, vivienda... Cuando vinieron a buscarlos no tuve miedo, pensaba que me los iban a devolver: luchaban por algo tan justo. 
Una hilera más adelante, Hebe de Bonafini saluda hacia el otro lado de la caravana. La mirada de cientos de miles se nubla al verlas pasar. La mirada de ellas se      inunda de lágrimas: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”, corean miles y muchos otros se dejan ganar por el “Vamos a volver/vamos a volver”.
Años de lucha política dejan al paso también gritos de críticas. “Milani/ basura/ vos sos la dictadura”, se escucha y otra madre comenta: “La Justicia es la que tiene que decidir. Vienen acá a gritar esto cuando tienen a Macri enfrente”. 
El camión estaba ataviado con siluetas de colores que llegaron desde distintos lugares del país. “Nuestros hijos nacieron en ustedes, así que tenemos que darles alegría”, había explicado Hebe al contar por qué ya no eran las siluetas blancas, emblemáticas de los cuerpos desaparecidos. En las distintas sillas de plástico se ubicaban los sindicalistas que las Madres habían elegido para que las acompañen: el diputado Edgardo Depetri, integrante de la CTA; Walter Correa (Curtidores), con un cartel por “La Libertad de Milagro Sala”; Carlos Ortega (Anses); Heber Ríos (Atilra); Agustín Bruera y Florencia Losio (Sindicato de Trabajadores Judiciales); Néstor Segovia y Norberto Pianelli,de Metrodelegados; los docentes Eduardo López y Roberto Baradel, y Víctor Santa María (Suterh). Entre los invitados también estaban Daniel Tognetti, Pablo Llonto, Tristán Bauer, Aníbal Fernández y Francisco “Paco” Durañona.

Asombro y regocijo

Todos experimentados en cientos de marchas compartían el regocijo por las columnas abigarradas que detenían el paso del camión. En las pancartas se superponían las consignas de todas las marchas que desde el 6, 7 y 8 de marzo transformaron las calles porteñas en una marea de protestas contra las políticas del gobierno de Mauricio Macri. “Futura docente que cae en la escuela pública”, “No a la baja de imputabilidad”, “En defensa de la escuela pública”, “No a los despidos de AGR-Clarín”, “Por trabajo”, “Ni un pibe menos por los agrotóxicos”, “Basta de asesinar Travestis”, “Ni una menos”, se leía entre los cartelitos que asomaban sobre las consignas unificadoras: “Fueron 30 mil”, “Fue Genocidio”. 
“¡Mirá, están las femininistas! –se sorprende Evel “Beba” de Petrini, otra de las Madres–. Yo no soy feminista. Sí estoy por la igualdad de derechos, uno al lado del otro, pero... sin los hombres sería muy aburrido”, comenta y busca la complicidad en su picardía. 
“Como a los nazis les va a pasar/adonde vayan los iremos a buscar”, entonan las columnas y desde el camión se solazan por esa masividad, muestra irrefutable de la toma de conciencia colectiva de gran parte de la sociedad.
En la marea de abuelas, madres, hijos y nietos se funden las diferencias. Queda el eco amargo de las palabras de Hebe que un día antes de la gran marcha calificó de “traidora” a Estela de Carlotto. Sin embargo, en ese camión miran hacia el futuro y se esperanzan con un cambio.
Visitación reparte banderas con la leyenda “Ni un paso atrás” y enhebra su historia: “Cuando se llevaron a mi hijo, Roberto Mario, y a mi nuera, Sandy, dejaron a mi nieto de seis meses. Estoy orgullosa de ellos. Tengo una bisnieta, Carmela, de 7 años que les cuenta a sus amigos: ‘A los papás de mi papá se los llevaron los malos y no los devolvieron’ y me dice: ‘Tenés que venir a la escuela a jugar con nosotras, todos saben que sos Madre de Plaza de Mayo’. Así que la semana que viene voy a ir a jugar con los chicos de segundo grado”. “Visi” trabajó durante treinta y cinco años en una fábrica textil y no hay lucha que le sea ajena.
La marcha está cruzada por edades, partidos, recorridos, tragedias, victorias y derrotas diversas pero en esa variedad se impone la alegría del reencuentro, de marchar juntos.

25 de marzo de 2017 | El país | Un mar de memoria OPINIÓN Escribir la historia

Cuenta Primo Levi en el prefacio de Los hundidos y los salvados que los soldados SS se divertían en advertir cínicamente a los prisioneros: “De cualquier manera que termine esta guerra, la guerra contra vosotros la hemos ganado; ninguno de vo- sotros quedará para contarlo, pero incluso si alguno lograra escapar el mundo no lo creería. Tal vez haya sospechas, discusiones, investigaciones de los historiadores, pero no podría haber ninguna certidumbre, porque con vosotros serán destruidas las pruebas. Aunque alguna prueba llegase a subsistir, y aunque alguno de vosotros llegara a sobrevivir, la gente dirá que los hechos que contáis son demasiado monstruosos para ser creídos: dirá que son exageraciones de la propaganda aliada, y nos creerá a nosotros, que lo negaremos todo, no a vosotros. La historia del Lager (el campo de concentración) seremos nosotros quien la escriba”.      
La disputa por el sentido sobre lo que pasó durante la última dictadura es quizá la batalla que más interesa en este momento a los defensores de los represores. Los juicios son imparables, al menos de golpe. Se contentan con demorarlos o con que los condenados, ya viejos, se vayan a sus casas. No falta tanto para que todos estén muertos. Pero luego quedará lo que digan las sentencias judiciales, lo que se enseñe en los colegios. Esa parece ser su principal preocupación: quién contará la historia de los centros clandestinos de detención y los vuelos de la muerte, de las torturas y de las apropiaciones de los niños.  Porque, si a alguien le queda alguna duda, no discutimos sobre números.
Hace ya más de dos meses, Juan José Gómez Centurión, director de la Aduana, dijo en un programa de televisión que no hubo un plan sistemático para desaparecer personas durante la última dictadura. La postura oficial, difundida por un comunicado de la Secretaría de Derechos Humanos y replicada luego por algunos funcionarios a los que se les preguntó sobre el tema, fue que se trataba de una “opinión personal” que “el Gobierno” no comparte. ¿El “Gobierno” significa el Presidente, todos sus ministros, el resto de los funcionarios políticos que no sean Gómez Centurión (bueno, y Darío Lopérfido)? En fin, no quedó muy claro. Pero tampoco es el punto. El punto es que la palabra de Gómez Centurión quedó legitimada como una voz válida, una entre muchas, porque cada uno tendrá su opinión sobre lo que pasó. Ante esta situación, hubo quienes se alzaron pidiendo una condena penal. En Alemania y en otros países de Europa, negar o relativizar (para el caso es lo mismo) el Holocausto es un delito tipificado. En la Argentina no hay ese tipo de sanciones (y no está mal, pero ojo, que sí existe la apología del delito). Hay que explicar, enseñar, convencer. Lo peor de Gómez Centurión no es tanto lo que dijo, sino que era funcionario cuando lo dijo. Y que lo sigue siendo. Que no haya una sanción penal por lo que dijo no significa que no deba haber una sanción política. No hace falta enumerar todos los fallos que sostienen que sí hubo una planificación estatal para secuestrar y asesinar personas y desaparecer sus cuerpos, empezando por el del Juicio a las Juntas en 1985 y terminando por cientos firmados desde 2003 hasta ayer. Eso, sin tener en cuenta que el director de la Aduana es un carapintada confeso. Y que el artículo 226 del Código Penal sanciona con 8 a 25 años a quienes “se alzaran en armas para cambiar la Constitución, deponer alguno de los poderes públicos del gobierno nacional, arrancarle alguna medida o concesión o impedir, aunque sea temporalmente, el libre ejercicio de sus facultades constitucionales o su formación o renovación en los términos y formas legales”. Ok, Gómez Centurión no fue condenado, pero reconoció públicamente y hasta reivindicó haber sido parte de los alzamientos militares. Y el artículo 36 de la Constitución Nacional dice que quedan “inhabilitados a perpetuidad para ocupar cargos públicos” los autores de “actos de fuerza contra el orden constitucional y el sistema democrático”. Hemos establecido entonces que Gómez Centurión no debería ser funcionario aunque el Gobierno reivindique la “libertad de expresión”. Pero sus declaraciones dan cuenta de otra cosa que está ocurriendo: la habilitación social promovida o al menos consentida por el Gobierno para relativizar los crímenes del terrorismo de Estado. En esta tarea no tienen un rol menor comunicadores y medios de comunicación. En ese marco se pueden enumerar las reuniones secretas pero públicas de funcionarios con organizaciones que reivindican la represión o al menos buscan igualar las “violencias políticas”, como dice el Presidente. Y los cada vez más frecuentes editoriales, artículos de opinión y libros que buscan discutir lo que ya establecieron los tribunales, relataron los sobrevivientes e interiorizó la sociedad. Ni hablar del circo televisivo; pediríamos moderación a los colegas, pero para qué predicar en el desierto.
Por eso marchamos. Marchar para que vean que estamos escribiendo la historia. Y que somos muchos, muchísimos. Marchar. Y hablar, contestar. Aunque a veces nos canse repetir los argumentos una y mil veces y sentir que retrocedemos y nos enredamos en debates que creíamos superados. (Sí, confesemos que también nos hartamos de los 70, cuando “los 70” implica tener que volver a explicar lo mismo que hace veinte años en vez de poder contar otras historias, complejizar sobre los comportamientos, las organizaciones) Marchar para que nuestros hijos sepan por qué marchamos.
El sociólogo Daniel Feierstein explica en Seis estudios sobre el genocidio que las prácticas genocidas no culminan con su realización material (el aniquilamiento de una serie de fracciones sociales) sino que se realizan en el ámbito simbólico e ideológico, es decir, en la forma en que ese genocidio puede y debe ser pensado, recordado y apropiado. Y que en las sociedades pos genocidas los hechos aparecen con una recalificación conceptual, “pero no en la forma burda y evidente de la negación sino en el trastocamiento del sentido, la lógica y la intencionalidad atribuidos a los mismos”. En definitiva, que la forma de contar los hechos es en este caso parte de los hechos. Por eso los represores y su corte se lanzaron a terminar su trabajo ni bien vieron la oportunidad. Y por eso marchamos. Y por eso escribimos. Por eso contestamos obviedades a pesar del fastidio. Por eso festejamos encontrarnos. Y disfrutamos caminar juntos. Para impedir que concluyan sus crímenes.

25 de marzo de 2017 | El país AVELLUTO Y LA "AGENDA DE LOS DDHH DE LOS VIVOS" Otro aporte a la construcción de la memoria PRO

“Hoy tenemos otra agenda con los derechos humanos de los vivos”, dijo el ministro de Cultura, Pablo Avelluto. Plantó así otro mojón para dejar en claro cuál es la concepción que el respecto tiene el gobierno de Mauricio Macri y que no pasa precisamente por hacer memoria, verdad y justicia con las atrocidades cometidas durante la última dictadura.
A 41 años del último golpe de Estado, el macrismo se mostró como es. Mauricio Macri no participó de ningún acto por el Día de la Memoria, sólo subió a Facebook un tramo del prólogo del Nunca Más y se fue a Holanda, adonde arribó hoy para la visita oficial a ese país que recién empezará el lunes. Los diputados de Cambiemos no desentonaron y se sacaron una foto con un cartel con la leyenda “Los DD.HH. no tienen dueño” y otra, más provocadora, con dos pancartas con las frases “Nunca más a la interrupción del orden democrático” y “Nunca más a los negocios con los DDHH”.
En la misma línea, Avelluto planteó que "de ninguna manera” el Gobierno se desentiende de la defensa de los derechos humanos. “La diferencia es que nosotros no nos adueñamos del tema y además no solo nos ocupamos de lo que pasó hace 40 años sino también de los derechos humanos de ahora", explicó. En ese marco apuntó que el macrismo también tiene "hoy otra agenda que tiene que ver con los derechos humanos de los vivos".
Las declaraciones del ministro de Cultura vinieron a reforzar el discurso del secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, quien ofició de vocero de la administración macrista en el Día de la Memoria. “Los argentinos no hemos procesado lo que pasó en la dictadura porque la política metió mucho la cola”, sentenció el funcionario.
Avruj adelantó que el Gobierno tiene en sus planes “empezar a revisar los contenidos educativos de la historia de esta Argentina reciente” y consideró necesario que haya un “reencuentro y reconciliación” entre las víctimas de la represión de Estado con sus victimarios porque “en democracia los derechos humanos son para todos”. Destacó a favor de su argumentación su encuentro con miembros del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) como un punto de partida para “habilitar el debate” sobre lo que pasó en la dictadura.
Avelluto retomó también lo que marca la teoría de los dos demonios. "Los militares no se hicieron cargo de sus crímenes, nunca reconocieron lo que hicieron ni dieron información de los desaparecidos. Y las organizaciones armadas, que tuvieron su parte en la generación del clima que generó el inicio del golpe, tampoco se hicieron cargo de lo suyo y de sus asesinatos", sostuvo.

25 de marzo de 2017 | El país | Un mar de memoria PANORAMA POLÍTICO Pasitos que retumban

Decenas de pibes en la Diagonal Norte que hacen un contrapunto performático entre caceroleras desquiciadas y Madres de Plaza de Mayo. Ocupan media cuadra. Otra: decenas de pibes y pibas en un larguísimo acoplado. Posan como si estuvieran colgando de los globos amarillos que llevan atados al cuello. Los ahorcados tienen cartelitos en el pecho: Uno dice salarios, otro dice maestros, otro empresas recuperadas, trabajadores, científicos y así en una larga lista que recorre el acoplado. La Chilinga se abre paso con decenas de tambores de rojo en la vanguardia y decenas en retaguardia. En el medio, decenas de bailarines de negro danzan una especie de alegoría que empieza con un estallido de vida y culmina con la muerte. Y en el centro de esa multitud oceánica, la bandera inmensa, de varias cuadras, con las fotografías de los desaparecidos y miles de personas compungidas que la levantan. En la cabeza de la marcha, un puñado de ancianas con el pañuelo blanco, algunas en sillas de ruedas, otras con bastones y andadores, son las que no quisieron moverse en la Trafic con las que se trasladan y se empeñaron en acompañar la manifestación a pie. Detrás hay despliegue de banderas, multitudes que las siguen y animan y todo se resume en ese puñado de ancianas, donde la historia explota y llena de sentidos a la multitud, a la ciudad, al país, en esos pasos pasitos cada vez más titubeantes que retumban. Los padres se las señalan a sus hijos, para que algún día puedan decir que las vieron marchar y en ese diálogo de padres a hijos se teje la historia, se crea un sentido que impregna a la sociedad.
Mientras cientos de miles comulgaban en ese ritual poderosamente emotivo,  en los medios circulaba una foto de los diputados de Cambiemos con las dos consignas que les parecieron más importantes para la fecha: “Nunca más a los negocios en los Derechos Humanos” y “Nunca más a la interrupción del orden democrático”. En ningún lado figuran las palabras tortura, secuestro, desaparecidos, terrorismo de Estado ni golpe militar. Están contra la “interrupción del orden democrático” y todo lo demás, secuestros, desaparecidos, asesinatos, torturas, violaciones, secuestros de bebés, todo lo demás es el “negocio” de los derechos humanos, no algo que cometieron las Fuerzas Armadas que habían usurpado el poder. Había diputados radicales en la foto detrás de esos carteles. Arrastrados por esa cerrazón a los derechos humanos, radicales que en su momento se destacaron como Ricardo Gil Lavedra o el mismo Leandro Despouy fueron arrastrados a convalidar la persecución ilegal y arbitraria contra Milagro Sala lanzada por otro radical, el gobernador jujeño Gerardo Morales. Y la Libertad de Milagro Sala fue una de las consignas centrales del masivo acto por los derechos humanos. Hay un hilo conductor entre esos carteles provocativos, donde las violaciones a los derechos humanos parecen no tener importancia, y el maltrato y la persecución a mansalva contra la dirigente social jujeña. Si no tuvieron importancia las monstruosidades de la dictadura, obviamente tampoco la tienen las violaciones que se cometan ahora. Para los que no lo entienden, la importancia de los actos del 24 de marzo, está en esa enseñanza: lo que no se repudia, se repite, y lo que se olvida también.
Cientos de miles en las calles y un gobierno que no lo encaja. Alguno se asustará y otro le restará importancia. Pero ni el asustado ni el desinteresado entre los Ceos del gobierno entiende. Cientos de miles de personas los interpelan, les reclaman. Nunca estuvieron en un lado ni en el otro. Antes les parecía fácil y ahora no se dan cuenta de la lógica de un diálogo que los excede. Hicieron campaña con el diálogo porque los aconsejó el director de marketing, y lo real hasta ahora ha sido la imposición o el repliegue cuando chocaron con una fuerte resistencia. El diálogo es otra dimensión que se relaciona con la política. No son dos personas que se hablan sin escucharse y sin siquiera pretender entenderse. El diálogo es la dimensión de la política de la que el PRO reniega como política. Millones de personas en las calles durante el mes de marzo, por un lado. Y un gobierno encerrado por el otro. Dos poderes sin contacto, sin puentes. Algún puente o interacción implicaría punto de contacto, política y diálogo, aunque no se encuentren dos personas. La protesta multitudinaria y muy enojada y un gobierno sordo ha sido el escenario este mes de grandes movilizaciones.
La provocación frente a la marcha por los derechos humanos parece gratuita. El gobierno de Cambiemos se pone por fuera del proceso de maduración que la lucha por los derechos humanos le imprimió a la transición democrática en Argentina. Un proceso que ha sido reconocido y alentado en todo el mundo. Hay discusiones que están saldadas en la sociedad después de un gran esfuerzo. Pero quedan grupos minoritarios, relacionados con los militares represores, que se han resistido esos avances. Y Cambiemos se hace cargo de estos reclamos tan injustos y minoritarios. Cuando se habla de la justicia de una sola cara, se olvida de la terrible persecución que sufrieron desde el primer momento por el Estado terrorista los que ellos definen como “la otra parte”. Han sufrido cárcel, secuestros, tormentos, muerte, persecución y destrucción de sus familias. No hubo un solo momento en que “ese sector”, la guerrilla, la militancia popular, dejara de ser perseguido por el Estado. Lo que se hizo con el retorno de la democracia fue terminar con la impunidad del Estado terrorista. No existe Justicia de una sola cara. Eso es un invento para denigrar el fin de la impunidad de torturadores y represores. Hubo dos caras de la supuesta Justicia, y una fue muchísimo más cruel e ilegal que la que se les aplica ahora a los represores. La sociedad ha podido entenderlo. Cambiemos se hace cargo de un reclamo injusto, sectorial minoritario y reaccionario, porque al hablar de justicia de una sola cara, niega el terrorismo de Estado y la justicia de hecho que ellos aplicaron desde el Estado, lo cual es inapelable e innegable como sabe cualquier jurista.
De hecho varios de sus voceros intentaron hacer negacionismo con la cantidad de desaparecidos. No les interesaba esa discusión. Pero les servía para desprestigiar y hacerles perder credibilidad a los organismos de derechos humanos porque cuestionan sus políticas, como ahora que reclaman por la libertad de Milagro Sala. Con esas estrategias en las que participan activamente los radicales que están en el gobierno, echan tierra al impulso que el ex presidente Raúl Alfonsin imprimió a los derechos humanos al comenzar esta difícil transición democrática. Hubo peronistas, socialistas y radicales que lucharon contra la dictadura y la repudiaron. Pero también hubo peronistas, radicales y socialistas que la respaldaron. Los que están ahora se emparentan con ellos al provocar las vergonzozas denuncias de la CIDH por el avasallamiento de la justicia para perseguir en forma ilegal a una dirigente opositora.
La consigna de “Nunca más a los negocios en los DD.HH.” busca el mismo fin de desacreditar a las víctimas de la represión por las reparaciones materiales que recibieron y que son reconocidas como acciones genuinas y legales en todo el planeta en situaciones similares. Si algo se hizo por fuera de la ley, tienen que hacer la denuncia correspondiente por ese caso o casos concretos. Hacer una denuncia genérica como hizo Mauricio Macri, y ahora los diputados de Cambiemos, solamente busca difamar y desprestigiar. 
En ese contexto hostil de la gestión macrista que denuncia de corrupto a cualquiera que se le oponga, la manifestación por el 24 de marzo fue una expresión de gente enojada con este gobierno. Igual sucedió con los cientos de miles que marcharon con los maestros, con las decenas de miles que lo hicieron con los movimientos sociales, con las mujeres del “Ni una menos” y con los cientos de miles que movilizó la CGT. 
Todo lo que se oponga a Cambiemos es denigrante o corrupto sea sindicalista, ex presidente o dirigente de los derechos humanos o de los movimientos sociales. Con esa estrategia de difamación y afrenta gratuita –y la mayoría de las veces infundada– han creado la famosa grieta. Fue una estrategia marketinera de oposición que les resultó efectiva. La han empezado a usar ahora desde el gobierno. Termina funcionando al revés: la imagen de Cristina y Néstor Kirchner se repetía hasta el infinito tanto en las columnas organizadas como en los asistentes por su cuenta. Cuando las medidas económicas acorralan a la gente, esas estrategias de marketing agresivo se revierten en su contra y generan mucho odio. La gente sale a la calle con bronca porque además se siente insultada. Más que con otros gobiernos. Es un gobierno que enloda y persigue a sus opositores y esa estrategia es como gobernar sobre un barril de pólvora.