viernes, 20 de enero de 2017

FOTOGRAFIA La otra mejilla Milagro Sala lleva un año presa y una campaña con su rostro insiste en hacer visible su condición de prisionera política.




Majo Malvavers y Gimena Tur se conocieron un 24 de marzo en Plaza de Mayo y desde entonces trabajan juntas en proyectos fotográficos. Uno de ellos es el pedido de libertad con la campaña Todxs somos Milagro. 
Todo empezó en el mes de marzo, cuando Milagro ya llevaba dos meses siendo presa política del gobierno de Gerardo Molares en la provincia de Jujuy. La detuvieron el 16 de enero del 2016 por sostener, por 32 días, un acampe en la plaza principal de Jujuy con la Red de Organizaciones Sociales pidiendo por la continuidad de las cooperativas de trabajo, a las que el gobernador Gerardo Morales les quitó los fondos con los que construyeron sus propias viviendas y urbanizaron sus barrios, los últimos diez años.
Desde ese momento hasta hoy sigue privada de su libertad. Antes de que sea juzgada  el pasado 28 de diciembre, Instituciones internacionales (Amnistía Internacional, Naciones Unidad, OEA y el parlamento europeo) pidieron su libertad por su arresto arbitrario y su juicio injusto. El tiempo fue pasando, el aparato judicial del gobierno jujeño sacó de su galera nuevas causas para justificar (al país y a los organismo internacionales) la detención de esta mujer que levantó junto a sus compañerxs el monumental barrio Tupac Amaru pero poco se ha logrado y el Estado provincial poco a poco va destruyendo sus logros.
Por todas estas razones Malvavers y Turs decidieron llevar una campaña fotográfica para visibilizar esta situación.  La foto elegida fue un retrato tomado por Sebastián Miquel y la idea de la campaña fue pensada en sentido amplio, porque lo principal es que interpele a la sociedad, que se empiece a cuestionar de qué hablamos cuando hablamos de que Milagro Sala es una presa política, qué significa que los organismos internacionales vuelvan a poner su atención en Argentina (como lo hicieron  en los años setenta con la desapareción de jóvenes militantes) y sobre todo, que se respeten los procesos judiciales y que las causas sean justas y legítimas.
“Nosotras decimos que hay dos etapas. Las primeras fotos fueron a Poetas peronistas, que en principio fue sólo el retrato de Milagros y no aparecía el rostro de quién estaba a favor de que Milagro esté en libertad. La segunda etapa, creímos que era mejor convocar a personas conocidxs y que se les viera el rostro a ambos en una misma toma. Entonces allí apareció la figura de  Sandra Russo sosteniendo la foto de Milagro partida por la mitad. Al igual que Sebastián Miquel, Sandra, también tiene un trabajo importante sobre Milagro y la Tupac en su libro “Jallalla: la Tupac Amaru, utopía en construcción, sobre la militante social Milagro Sala”, entonces no pareció que era importante que apoye la campaña” cuenta Gimena Tur.
La sucesión de adhesiones aumento rotundamente a lo largo del año. A la campaña se sumó el rostro de Dilma Rousseff, Estela Carlotto, Sara Hebe, Paola Barrientos,  Cristina Banegas, Rita Cortese, Carlos Zannini, Victor Hugo Morales, y cientos de ciudadanos más, que día a día adhieren sobre la libertad de Milagro.
En el mes de noviembres, ambas fotógrafas viajaron a Jujuy junto a un grupo de personas referentes de Derechos Humanos. Visitaron a Milagro, pudieron imprimirle la foto de todxs y sonrió al saber que hay muchas personas  que están pidiendo por su libertad. “Ella está fuerte, le encantó la campaña y tiene todas las fotos impresas” cuenta Gimena Tur.
El pasado 28 de diciembre a Milagro  se la condenó a tres años de prisión por esa protesta pacífica que pedía por la continuidad de la distribución de dinero de las cooperativas, la que significaba vivienda, pan y trabajo para muchxs. La Argentina volvió a terminar un año con una mujer presa política. 

Págian 12 La otra Mirada.

GONZÁLEZ FRAGA DESCARTA IMPULSAR LA DEMANDA, PESE A LA RECESIÓN, PORQUE LO CONSIDERA INFLACIONARIO “No sirve estimular el consumo, es irreal”

No sirve armar una protección tan grande del trabajador que finalmente haga que no sea rentable la explotación económica. Eso a la larga condiciona el crecimiento de la economía. Hay que plantear con toda claridad cuáles son las necesidades del empleador.” Esta fue la carta de presentación de Javier González Fraga como flamante presidente del Banco Nación. Después fue más al grano: “Cualquier estímulo al consumo genera inflación”, dijo y recomendó no comprar electrodomésticos porque “es todo importado”, para el agrado de las empresas nacionales del rubro. Prometió que el Banco Nación se enfocará en la oferta de créditos hipotecarios que permitan acceder a la vivienda con cuotas similares a los alquileres.

 

El consumo privado representa el 74 por ciento de la economía argentina. Ese número por sí sólo refleja la centralidad de la variación del poder adquisitivo de los trabajadores en la dinámica económica local. Mientras el país deambula en un escenario de fuerte incertidumbre que paraliza decisiones de consumo e inversión y mantiene planchada la actividad económica en un nivel inferior al alcanzado en años previos, González Fraga bajó aún más la temperatura del freezer. Es patente la floja temporada turística en la Costa Atlántica, que se combina con el ruego de las pymes al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, para que estire los plazos de la moratoria fiscal y así frene por un tiempo su derrape patrimonial. Pero el Gobierno, amante de las “señales a los mercados”, quiere instalar que el consumo, gran motor del crecimiento económico, tendrá que esperar.
En su debut como presidente del Banco Nación, González Fraga fue más explícito que varios de sus colegas del gabinete económico. En tres entrevistas radiales dejó entrever que el aumento del consumo no invita al empresario a aumentar la producción para vender más sino necesariamente a la suba de precios. En cambio, la falta de inversión no vendría dada por las flojas expectativas de venta sino porque las empresas ganan poca plata.
“No hay que considerar que modernización equivale a una flexibilización que perjudique conquistas de los trabajadores. Pero hay que facilitar el crecimiento del empleo. No sirve armar una protección tan grande del trabajador que haga que finalmente no sea rentable la explotación económica. Eso a la larga condiciona el crecimiento. Hay que plantear con toda claridad cuáles son la necesidades del empleador”, dijo. Aclaró que “la política no pasa por la baja del salario sino por el aumento de la productividad para justificar aumentos de salarios. El ausentismo, por ejemplo, no le hace bien a nadie, eso no es de derecha ni de izquierda”.
“Hay que pagar salarios que sean sustentables en el tiempo, ya que cuando se regala dinero por algún mecanismo de gasto público financiado por inflación, es todo irreal”, evaluó González Fraga, en línea con su descripción del acceso de los trabajadores a los plasmas, celulares y viajes al exterior como parte de una anormalidad. El economista dijo estar “preocupado por la falta de reacción de la inversión. Hay que darle impulso porque es lo que va a poner a la economía en funcionamiento. Hay que convencer a los empresarios que es el momento de invertir”, enfatizó.
A González Fraga le va a costar convencer a los empresarios del rubro de línea blanca, ya que a su criterio, “cualquier estímulo al consumo genera inflación. En consecuencia, no hay que adorar por ejemplo la compra de electrodomésticos, que es todo material importado”. Al flamante presidente del Banco Nación no lo deben escuchar complacidos empresarios y trabajadores de firmas como Bambi, Gafa/Electrolux, Briket o SIAM, que producen esos artículos en el país. En 2016, mientras efectivamente el consumo de electrodomésticos se redujo por la caída del salario real, aumentó la importación. La consultora Radar reveló que entre enero y octubre la importación de lavarropas aumentó en un 111 por ciento, mientras que el ingreso de partes para la elaboración local de ese producto cayó 20 por ciento. La importación de heladeras subió un 200 por ciento al tiempo que los componentes para la producción local bajaron 40 por ciento, lo que evidencia un incipiente proceso de desindustrialización.
González Fraga anticipó que buscará concentrar el crédito en inversión, vivienda y economías regionales. “Hay que multiplicar por cinco al menos el crédito hipotecario. Quiero un país de propietarios. Con lo que hoy en día se paga un alquiler se debería poder conseguir un crédito”, señaló. 

El nuevo titular del BNA pronosticó que “este va a ser un año de dar vuelta el tema, ya los últimos meses empezó un tímido crecimiento del empleo. Podemos discutir si la reactivación será del 2, 3 o 4 por ciento, pero lo importante es que se va a crecer”. Incluso incursionó en un terreno desconocido hasta ahora para los economistas de Cambiemos: “El índice de inflación está sobreestimando la inflación real. Hay muchas promociones en las cuales comprás tres y pagas sólo dos y eso no aparece en el índice. También hay descuento en la compra de autos, por ejemplo. Estoy convencido de que la inflación real ha sido menor que la del Indec” y arriesgó que “los aumentos de tarifas no son inflación, solamente que antes te lo regalaban y ahora no”.

“Quiero un país de propietarios”, aseguró el economista radical.

DUJOVEN DIXIT

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, hizo ayer referencia durante su participación en el Foro de Davos a los principales puntos que integran el típico manual de la ortodoxia. En un panel sobre comercio mundial aseguró que la Argentina “abraza la globalización” y defendió una mayor apertura de la economía. Más tarde, en una entrevista a la cadena estadounidense CNN revalidó el compromiso de reducir drásticamente el déficit fiscal, bajar impuestos e incrementar el gasto en infraestructura. “No hay que esperar cambios en 2017 en lo que estamos haciendo respecto de (lo realizado en) 2016”, dijo el mediático funcionario. El único punto que rechazó de esa agenda que se asemeja a la del Consenso de Washington, al menos desde el discurso, fue impulsar la flexibilización laboral, pese a que el Gobierno viene trabajando intensamente en esa dirección con acuerdos entre patronales y sindicatos, aunque prefiere denominarlo “modernización de las relaciones laborales”. También negó caídas en el empleo público.
Con el guión bien aprendido, Dujovne fue a la pequeña y pintoresca ciudad suiza en busca de apoyo de la comunidad empresaria al programa de reforma económica que aplica el macrismo. Las primeras definiciones fueron en un panel sobre los desafíos que se presentan ante la amenaza del regreso a un mayor proteccionismo en el mercado mundial, en el que participaron sus pares de Alemania, Sudáfrica y Turquía. “Argentina estuvo prácticamente cerrada en los últimos doce años y como resultado hubo un incremento de la pobreza. Ahora tenemos que afrontar un 30 por ciento de pobreza”, dijo Dujovne, sin recordar que en 2003 la pobreza llegaba al 50 por ciento y desentendiéndose de los más de 200 mil despidos durante el primer año de gestión de Cambiemos. Esta semana el Indec confirmó la destrucción de 127 mil puestos en los primeros nueve meses de 2016. 
“El nuevo gobierno está tratando de abrir la economía otra vez, recibir los beneficios y generar un crecimiento más inclusivo”, dijo Dujovne. “Tenemos que incrementar la inversión en infraestructura, en capital humano, y poner en pie un sistema fiscal eficiente que erradique la economía informal. Un tercio de la población trabaja sin ningún tipo de protección”, remarcó en referencia al empleo informal. 
Pese a la apertura comercial que aplicó Cambiemos durante 2016, que dañó gravemente a varios sectores productivos, para Dujovne la economía argentina sigue siendo cerrada. “En esto vamos removiendo las barreras, de a poco, pero estamos partiendo de un punto donde estamos muy cerrados”, detalló. 
Más tarde dio una entrevista a la CNN, en la que aseguró que el Gobierno no fija sus políticas al ritmo del calendario electoral, con lo cual buscó despejar dudas respecto del compromiso oficial en la lucha contra el déficit fiscal. Reiteró que ese objetivo es “irrenunciable”. “Nuestra estrategia tiene que combinar elementos de reducción del déficit, de baja de impuestos y también de mejora de la participación del gasto en infraestructura dentro del gasto total”, adelantó Dujovne. Se manifestó además confiado en que el blanqueo le aportará recursos a la Argentina por “más de 20 puntos del PIB, que van a generar crédito de largo plazo, con baja del costo, y dará una base de financiamiento de largo plazo para las familias”.
Rechazó, por otra parte, que el Gobierno impulse una flexibilización laboral: “Se está trabajando en acuerdos, como el que se logró en (el yacimiento neuquino de) Vaca Muerta, con las empresas y los trabajadores, en donde todos ganan, incluso el Gobierno. Eso no es una flexibilización laboral, sino un acuerdo entre sectores y esa va a ser la estrategia del Gobierno”. Es decir, la flexibilización alcanzada en ese sector debería ser la norma para el resto de la economía, aunque el ministro busque esquivar que se lo describa con ese nombre. En materia impositiva, aseguró que existen muchos impuestos distorsivos y un nivel muy bajo de infraestructura. “En 2016, la Argentina rebajó impuestos distorisvos por casi dos puntos del PIB”, puntualizó Dujovne y mencionó, entre ellos, los que “trababan” las exportaciones, en referencia a las retenciones. Por último, negó que el tipo de cambio se encuentro sobrevaluado. “Vamos a seguir trabajando en normalizar la economía y volver a la Argentina un país normal”, completó su intervención televisiva.

RACISTAS, FINANCISTAS Y FUNDAMENTALISTAS; GUERREROS Y ANTIOBREROS Un gabinete hecho a medida

Un canciller amigo de Putin y defensor de las grandes petroleras, un fiscal general simpatizante del Ku Klux Klan, un especulador de Goldman Sachs a cargo del Tesoro, un “perro loco” en Defensa y un agitador ultraderechista como jefe de Estrategia.

A pocas horas de que Donald Trump asuma la primera magistratura en Estados Unidos, las audiencias de confirmación de su gabinete continuaron en el Senado, con nombres como Jeff Sessions y Rex Tillerson entre los más resistidos, una serie de rondas que comenzaron el 10 de enero, siguieron ayer y finalizarán tras la jura del presidente. La confirmación de los nominados –20 de los 22 que necesitan ser ratificados– necesita de un voto de la mayoría simple. Una vez que se confirme, se notificará al Ejecutivo. Rex Tillerson es candidato para ocupar el Departamento de Estado. Su cercanía al presidente ruso, Vladimir Putin, ha despertado ciertos recelos en ambos partidos. Rusia es uno de los países con los que hizo negocios como director ejecutivo del gigante petrolero Exxon, donde trabajó 41 años.
El candidato de Trump para dirigir la diplomacia reconoció que el cambio climático está causado por la actividad humana, pero nunca dejo de defender el consumo de combustibles fósiles como los que extraía su petrolera. Otro de los nombres polémicos y quien inició el proceso de audiencias es Jeff Sessions, como fiscal general, dueño de un historial de oposición a derechos civiles y la inmigración. La nominación del senador de Alabama quedó marcada desde el inicio por sus dichos racistas y sus bromas sobre el Ku Klux Klan. Sessions prometió que se juzgarán sistemáticamente los crímenes armados y prometió que la protección del pueblo estadounidense frente al islam radical será una de las prioridades. 
Para la Secretaría del Tesoro, Trump se inclinó por Steven Mnuchin, un ex directivo del grupo de banca de inversión Goldman Sachs y ex presidente de un banco considerado una máquina de ejecuciones hipotecarias. Además fue productor en Hollywood. Está cuestionado por su gusto por asumir riesgos y ya adelantó que cambiará la reforma financiera de Obama. Anteayer fue el turno del resistido Scott Pruitt, elegido para estar al frente de la Agencia de Protección Medioambiental. Este veterano fiscal de Oklahoma no cree en la contribución del hombre al cambio climático y dedicó los últimos años a bloquear en los tribunales las regulaciones de Obama para luchar contra el calentamiento global. Para la cartera de Salud, Trump eligió a Tom Price, quien el año pasado invirtió en acciones de seis compañías farmacéuticas poco antes de impulsar legislación en el Congreso que beneficiaba a esas empresas. Se trata de un médico retirado y férreo opositor al derecho al aborto y sobre el programa de Salud impulsado por Barack Obama –conocido como Obamacare–, dijo que interfiere con la toma de decisiones médicas.
Al frente de la Secretaría de Seguridad Nacional estará John Kelly, un militar que, según el presidente electo, es la persona adecuada para frenar la inmigración ilegal y garantizar la seguridad de las fronteras. Se trata de un ex jefe del Comando Sur que dirigió todos los operativos militares en América latina y tuvo a su cargo la cárcel de Guantánamo. En Trabajo está Andrew Puzder, un gran defensor de la desregulación laboral y crítico a la reforma del seguro médico. Los sindicatos y los dirigentes demócratas lanzaron una dura campaña en su contra por tratarse de un rico ejecutivo que se ha posicionado en contra del aumento del salario mínimo. 
En la cartera de Defensa estará el general retirado James Mattis, un hombre que encabezó las invasiones a Irak y Afganistán, y un enemigo acérrimo de Irán. Según la prensa estadounidense, lo llaman “perro loco” por su estrategia agresiva en el campo de batalla, y “el monje guerrero” por su actitud reflexiva y bagaje intelectual. En Educación, Trump eligió a Betsy Devos, otra multimillonaria acusada de querer privatizar la educación pública. En su primera audiencia hizo gala de cierta ignorancia en temas claves y fue vapuleada por los demócratas.
Ben Carson será quien esté a cargo de la cartera de Vivienda y Desarrollo Urbano: es un ultraconservador sin experiencia en el ámbito ministerial, que incluso fue uno de los candidatos en la interna republicana en la que se impuso Trump. En los últimos años escribió libros y dio charlas sobre la responsabilidad individual, con críticas a los subsidios a minorías raciales. Llegó a comparar a los Estados Unidos de Obama con la Alemania nazi, y equiparó el derecho al aborto o la reforma sanitaria con la esclavitud. 
Wilbur Ross, un inversionista de activos en crisis y multimillonario, será el titular de Comercio. A los 78 años logró amasar una fortuna de casi 3.000 millones de dólares, más que el PBI anual de países como Burundi o Belice, y cercano al de Guyana. En Energía estará Rick Perry, quien en las primarias de 2011 dijo que habría que eliminar el Departamento para el que está nominado. Para la Secretaría de Transporte quedó elegida Elaine Chao, quien ya trabajó para George W. Bush. También es la esposa del jefe de la bancada mayoritaria del Senado, Mitch McConnell. 
La Administración de Pequeñas Empresas quedará en manos Linda McMahon, fundadora de la empresa World Wrestling Entertainment, un negocio centrado en la organización y divulgación de programas de lucha libre a escala global. La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, será la embajadora ante Naciones Unidas. Con 44 años, es una estrella naciente de los republicanos, fue una de las voces que cuestionó con más dureza la campaña presidencial de su propio partido. Es hija de migrantes indios y no tiene experiencia internacional. 
Sin necesidad de confirmación del Senado, Stephen Bannon será el Jefe de Estrategia. Se trata de un agitador mediático que antes de sumarse a la campaña dirigía el portal Breitbart News, del grupo conocido como alt-right, una nueva derecha radical que tiene el nacionalismo blanco como valor clave. Como asesor principal en Seguridad Nacional está Michael Flynn, cuestionado por sus dichos sobre el Islam, al que llamó una “ideología política” y dijo que se trataba de un cáncer maligno. Al frente de la Agencia de Inteligencia (CIA) está Mike Pompeo, miembro del ultraconservador Tea Party, quien acusó a los líderes musulmanes del país de ser cómplices potenciales de terrorismo. En la jefatura de Gabinete estará Reince Priebus y como asesor especial, su yerno, Jared Kushner, casado con su hija Ivana, multimillonario editor y desarrollador inmobiliario, que aspira a ser la mano derecha de su suegro.
Página 12 La otra mirada

LA ASUNCIÓN DE DONALD TRUMP “Todo comienza hoy”




En el día de su asunción como el 45° presidente de los Estados Unidos, Donald Trump no varió su costumbre de tuitear temprano. "Todo comienza hoy", escribió antes de participar de un oficio religioso, el primer acto previo a la jura. No fue el único acto místico de la jornada. Antes de poner la mano sobre Biblia de Lincoln, Trump tuvo que oír a un sacerdote: “Señor, nos has dicho que gobernemos a las criaturas que hemos creado con integridad y sabiduría”, rezó el religioso. Trump lo acompañó con los ojos cerrados y dijo “amén”. Luego juró.
La jornada para Trump comenzó temprano y en medio a un fuerte dispositivo de seguridad. Junto con su esposa Melania y los hijos adultos del presidente electo llegó a la pequeña iglesia episcopal de San Juan, abierta en 1816 y situada a escasos 150 metros de la Casa Blanca.
La misa duró una hora y desde allí se trasladaron hasta la sede de gobierno, donde fue recibido por el presidente saliente Barack Obama y su esposa Michelle. Ambas parejas desayunaron en privado y posteriormente partieron juntos hacia el Capitolio.
La caravana que llevó a Trump desde la Casa Blanca hasta el Capitolio fue saludada por cientos de personas que llenaron las calles a pesar de la lluvia. A su llegada al parlamento, el empresario multimillonario fue recibido por los ex presidentes George W. Bush y Bill Clinton, quien asistió acompañado de su esposa Hillary, la candidata demócrata derrotada por Trump en el Colegio Electoral a pesar de haber obtenido en las urnas casi tres millones de votos más que el republicano.
Cuatro de sus cinco hijos llegaron al Capitolio antes del nuevo presidente. El quinto llegó con su madre Melania, la inmigrante eslovena que desde hoy será la primera dama. Todos recibieron el aplauso y la ovación de las 10.000 personas que corearon "U-S-A" y llenaron los jardines traseros del edificio. 
Obama y su vicepresidente Joe Biden fueron los más ovacionados por los invitados especiales que se ubicaron en las plateas sobre las escalinatas del Capitolio.
A la misma hora, la policía de Washington reprimía una de las manifestaciones que se congregó en los alrededores del Capitolio, pero que no pudo llegar hasta allí por el vallado de varias cuadras a la redonda. Algunos manifestantes fueron detenidos mientras eran expulsados de las calles. Otros, en tanto, rompieron las vidrieras de varios comercios.
No fue la única manifestación contra Trump. La más masiva tuvo lugar anoche en Nueva York, convocada por artistas y dirigentes políticos y sociales de diferentes orígenes. La cantante Cher, el cineasta Michael Moore, los actores Robert de Niro, Mark Ruffalo y Alec Baldwin; y el alcalde Bill de Blasio fueron algunos de los que se convocaron en la plaza Columbus Circle.
La manifestación se extendió a lo largo de la avenida Central Park West, donde se encuentra el Trump International Hotel. Moore, el orador especial, advirtió que "es un momento muy peligroso para Estados Unidos", y calificó a Trump como un "sociópata". "Con mucho trabajo de nuestra parte conseguiremos detener a este hombre. No durará cuatro años", afirmó.

Donald Trump: “Vamos a cerrar nuestras fronteras”

El multimillonario Donald Trump prestó juramento este viernes como 45º presidente de Estados Unidos y anunció que blindará las fronteras del país a los inmigrantes y lo protegerá de "los estragos" provocados por el libre comercio. La ex estrella televisiva de gran jopo dorado y sin ninguna experiencia política, que sucedió en las riendas de la primera potencia mundial al demócrata Barack Obama, prometió poner siempre a "Estados Unidos en primer lugar" en su discurso inaugural, cuyo inicio coincidió con una llovizna.
Trump, que quiere deportar entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles y construir un muro en los 3200 km de frontera con México, también enumeró en su discurso "dos reglas simples: compre estadounidense y contrate estadounidenses". Fue aplaudido a rabiar varias veces por miles de simpatizantes llegados de todo el país.
Antes y después de la investidura, centenares de manifestantes anti-Trump chocaron con la policía en el centro de Washington. Lanzaron proyectiles, rompieron vitrinas y fueron dispersados con gases lacrimógenos.
"Estamos transfiriendo el poder de Washington DC y devolviéndoselos a ustedes, la gente", dijo Trump, de 70 años, quien fijó como prioridad "erradicar el terrorismo islámico radical". Lamentó que Estados Unidos "enriquezca a industrias extranjeras" y "subsidie ejércitos extranjeros".
"Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos hemos negado a defender las nuestras (...) Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas y destruyen nuestros empleos", sostuvo.
La victoria de Trump, que dejó atónito al mundo entero, está anclada sobre todo en los votos de una clase trabajadora blanca que desconfía de los políticos tradicionales y que siente que la globalización le ha perjudicado, trasladando empleos a México o a China.
En un documento puesto en la página web de la Casa Blanca, el presidente Trump anunció que se retirará de la Alianza Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés, integrado por 12 países, entre ellos Chile, México y Perú, que representan el 40 por ciento de la economía mundial) y que fue firmado en febrero, pero aún no ha sido ratificado.
También amenazó con abandonar el acuerdo de libre comercio con México y Canadá (TLCAN). "Si nuestros socios se rehúsan a una renegociación que ofrezca a los estadounidenses un trato justo, entonces el Presidente comunicará la decisión de Estados Unidos de retirarse del TLCAN", sostiene el documento.
México observa al magnate inmobiliario neoyorquino con inquietud. Sus políticas ya le han costado millones en inversiones empresariales no concretadas y podrían arrastrar al país a una recesión en 2017.
El gabinete de Trump, el más blanco y el más rico de su historia, incluye a un solo negro y por primera vez en casi 30 años, a ningún hispano, lo cual le ha valido fuertes críticas de la primera minoría del país, con más de 55 millones de personas (17 por ciento de la población).
La ausencia de hispanos en el gabinete no es sorprendente para un presidente que promete deportar a entre dos y tres millones de inmigrantes sin papeles, construir un muro frente a México y cobrárselo a los mexicanos, quizás a través de impuestos a las remesas de inmigrantes.
Trump también podría dar marcha atrás en el acercamiento con La Habana impulsado por Obama y todo indica que será más agresivo con Venezuela.
Miles de manifestantes protestaron pacíficamente, pero también hubo choques violentos con la policía, constató la agencia AFP. Tras la investidura, entre 400 y 500 manifestantes lanzaron proyectiles contra la policía antidisturbios, que respondió con gases lacrimógenas.
Poco antes, varias decenas de manifestantes, muchos vestidos de negro y encapuchados, lanzaron piedras, quebraron vidrios de varios comercios, de un banco y de una limusina. "¡No a las deportaciones, no al Ku Klux Klan, no a un EEUU fascista!", coreaban.
"Hemos arrestado a unas 95 personas" por los delitos de "vandalismo y destrucción de propiedad", dijo un portavoz policial, Sean Conboy, quien agregó que dos policías resultaron heridos en los enfrentamientos.
El nuevo presidente promete unificar al polarizado electorado, pero esto se contradice con sus constantes ataques a detractores, generalmente por Twitter: de la prensa a la actriz Meryl Streep o al héroe de los derechos civiles John Lewis, de las agencias de inteligencia a la canciller alemana Angela Merkel o a Europa.
Trump y su tercera esposa Melania, una ex modelo de 46 años nacida en Eslovenia, llegaron al Capitolio para la ceremonia de investidura desde la Casa Blanca, en una limusina junto a Obama y su esposa Michelle.
Michelle vestía un elegante vestido largo rojo oscuro, mientras Melania optó por un vestido y una torera de cachemira celeste cielo de Ralph Lauren, muy en el estilo de la ex primera dama Jackie Kennedy Onassis.
En las escalinatas del Congreso Trump prestó juramento sobre dos biblias sostenidas por Melania: una que le regaló su madre en 1955, y la de Abraham Lincoln, que luchó por la abolición de la esclavitud, también utilizada por Obama hace cuatro años.
Obama y tres expresidentes, Jimmy Carter, Bill Clinton y George W. Bush, le observaron atentamente, así como su derrotada rival demócrata Hillary Clinton, a quien Trump arrebató la oportunidad de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.
Tras el discurso de Trump, Obama, el primer presidente negro en la historia del país, dejó Washington luego de ocho años en la Casa Blanca, con destino a Palm Springs, California, donde pasará unas vacaciones familiares.
Pasajes destacados del discurso de asunción:
  • El establishment se protegió, pero no a los ciudadanos de nuestro país. Sus victorias no han sido tus victorias; sus triunfos no han sido tus triunfos. Y mientras celebraban en la capital de nuestra nación, había poco que celebrar para las familias que luchaban en toda nuestra tierra.
  • El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que la gente volvió a gobernar esta nación.
  • Los estadounidenses quieren grandes escuelas para sus hijos, vecindarios seguros para sus familias y buenos trabajos para ellos mismos.
  • Para muchos de nuestros ciudadanos, existe una realidad diferente: madres y niños atrapados en la pobreza en nuestras ciudades del interior. Fábricas oxidadas, dispersas como lápidas en el paisaje de nuestra nación. Un sistema de educación, repleto de dinero en efectivo, pero que deja a nuestros jóvenes y hermosos estudiantes privados de conocimiento. Y el crimen, las pandillas y las drogas que han robado demasiadas vidas. 
  • Durante muchas décadas, hemos enriquecido la industria extranjera a expensas de la industria estadounidense;
  • Subvencionamos a los ejércitos de otros países, permitiendo al mismo tiempo el muy triste agotamiento de nuestros militares.
  • Hemos defendido las fronteras de otras naciones al negarnos a defender las nuestras. Y gastamos billones de dólares en el extranjero, mientras que la infraestructura de Estados Unidos ha caído en deterioro y decadencia.
  • Hemos hecho a otros países ricos, mientras que la riqueza, la fuerza y la confianza de nuestro país ha desaparecido en el horizonte.
  • Una por una, las fábricas se cerraron y abandonaron nuestras costas, sin siquiera pensar en los millones y millones de trabajadores estadounidenses que quedaban atrás.
  • La riqueza de nuestra clase media ha sido arrancada de sus hogares y luego redistribuida por todo el mundo.
  • A partir de este momento, será America First.
  • Todas las decisiones sobre el comercio, los impuestos, la inmigración y los asuntos exteriores se harán en beneficio de los trabajadores estadounidenses y de las familias estadounidenses.
  • Construiremos nuevos caminos, carreteras, puentes, aeropuertos, túneles y ferrocarriles en toda nuestra maravillosa nación.
  • Sacaremos a nuestra gente del bienestar social y volveremos a trabajar reconstruyendo nuestro país con manos americanas y trabajo americano.
  • Seguiremos dos reglas sencillas: Compre American y Hire American.
  • Reforzaremos antiguas alianzas y formaremos nuevas - y uniremos al mundo civilizado contra el Terrorismo Radical Islámico, que erradicaremos completamente de la faz de la Tierra.
  • Es hora de recordar la vieja sabiduría que nuestros soldados nunca olvidarán: que si somos negros o marrones o blancos, todos sangramos la misma sangre roja de los patriotas.

OPINIÓN La violencia condensada

Enrique Dickmann, entonces un joven socialista que se acercaba a la manifestación del 1º de Mayo en Plaza Lorea –allá por el inicio de los años novecientos–, fue testigo de una irrupción de la policía, que revistió un gran salvajismo. Dickmann dejó un escrito extraordinario sobre lo que presenció. Sin aviso previo comenzaron los disparos y quedaron muchas víctimas, desangrándose en el pavimento, ante la estatua de Mariano Moreno. Con el tiempo, las policías de mundo adquirieron otras posibilidades represivas, bajo el núcleo esencial, siempre propiciador, de la balas de plomo, el elemento químico con número atómico 82, masa atómica 207,19 y símbolo Pb. Así, de este corazón profundo del Estado represor –hecho de plomo y justificaciones– se fueron desprendiendo, con el tiempo, variadas mediaciones. Un “relativo suavizamiento” de la bala, al surgir la de “goma”, el carro hidrante, el gas pimienta, el gas lacrimógeno. Evidencias tecnológicas que van en paralelo con las variantes que va encontrando el movimiento social para manifestarse, y de las políticas del Estado que fue escalonando las etapas de la represión (dispersión, chorro de agua, bala de goma, bala de plomo, secuencias ahora bien conocidas).
Estas son ahora, también, hijas de la inspección de las redes y operaciones encubiertas del Estado, entre las cuales, la bien estudiada represión clandestina basada en el terror, que se forjó en el país en los años 70, localizada en un conjunto de centros de detención fuera de toda legislación, y una destinación final en la desaparición de los cuerpos. El macrismo ha dado un paso grande en materia de represión, estudiando el pasado represivo del país –o intuyéndolo– de lo cual tomó mucho, agregó cosas y descartó, es claro, por el momento, otras más radicales. Su novedad: ha combinado de manera diversa los aspectos policiales, jurídicos, arquitectónicos, territoriales, logísticos, comunicacionales y lingüísticos. Un plan represor de otra índole, que hasta ahora no habíamos presenciado en sus múltiples despliegues, produciendo en ese espacio modificaciones fundamentales, comprando nuevos armamentos, concretando la Policía de la Ciudad, que fue más bien un triunfo de la Ciudad ahora llamada CABA sobre la Nación, el revés de lo ocurrido en 1880 y en 1943. En este último año se fundó la Federal, problemática institución pensada por los militares del golpe del 43. En aquel momento se fueron absorbiendo poco a poco las funciones de la Policía de la Capital; ahora se van absorbiendo poco a poco las de la Federal, salvo lo atinente a delitos federales y otras acciones residuales.
La combinatoria con la nueva concepción de expansión de las fuerzas intermedias, provistas de armamentos y uniformes que hacen recordar las recientes guerras internacionales de las geopolíticas imperiales, se relaciona con la manipulación del Poder Judicial. No solo prometiendo nuevas leyes de mayor carga punitiva sino haciendo de la Justicia un revestimiento servil de decisiones políticas tomadas de antemano fuera de cualquier ley (encarcelamiento de Milagro Sala). También con los ataques a los pueblos mapuches, nudo de mayor dramatismo de la formación del Estado argentino, cuestión irresuelta, en la que ahora vuelve a tomar actualidad, lo que desde hace varias décadas es la extraterritorialidad en la zona patagónica de empresas internacionales que estamentalizan y acordonan el territorio, restando soberanía. Pues fácticamente están fuera de la jurisdicción nacional, lo que permite conjeturar que, cuando eran áreas mapuches anteriores a la Campaña del Desierto, poseían más potencialidades de integración nacional. La primera hipótesis del coronel Mansilla en torno a esto, un Pacto de la Nación con los núcleos indígenas, los “ranqueles”, fue demolido por Sarmiento y Roca, censurado por el Congreso y abandonado luego por el propio Mansilla. La represión macrista no solo es el derivado –protocolos de Bullrich de por medio– de la Campaña del Desierto, que confiscó no solo las tierras sino las herencias culturales de todo ese ámbito geocultural y humano, una compleja confederación donde había luchas internas entre tribus y distintas posiciones sobre Rosas, con el que Calfucurá termina acordando (hay que recordar que sus lanceros usaron cintillo federal). Calfucurá tenía grado de general de la Nación, su hijo Namuncurá era coronel. Se recordará de este último su famosa foto vestido  con su uniforme militar argentino (no era de su talle), grado militar que se le concedía al ya derrotado y asimilado.
Represión, derrota, negociación y asimilación. Es la historia del gobernador Amigorena (Mendoza, fines del siglo XVII), primero negociador con los pehuenches; luego, su represor empeñoso. Por cierto, una larga historia quebradiza de convenios y represión. Anticipa muchas conductas de mayor sutileza del Estado surgido de esos tratos, hasta hoy –en que el macrismo se cree sin historia, pero si hay una es ésa–, donde la represión se ha refinado como si hubiera pasado como miel de caña por los ingenios de Blaquier. Su base sigue siendo “no ahorrar sangre de los que protestan”, pero asimismo hay incorporación de derrotados y reducción al servilismo. No obstante, la diferencia es que se emplean represivamente medidas que aparentan no serlo; medidas administrativas, presupuestarias, judiciales, “modernizadoras”, puniciones secretas, operaciones recónditas desde bases de ataques informáticos, control de imágenes (aunque descontrol en las fórmulas lingüísticas: “comer y descomer”,”revolución del trabajo”, una inversión del sentido de la lengua que variados dirigentes sindicales escuchan sin vértigo alguno). La amenaza en general y la coacción específica es el corazón profundo del Estado macrista. En él, el premio a la sumisión se combina con el pretexto idiomático del narcotráfico que inauguraría un momento nuevo en las Fuerza Armadas. No es que la palabra narcotráfico no aluda a hechos verificables, pero se usa en la escala magna del pretexto ideológico designando un nocturnal enemigo –metáfora general de la imposición socialmente paralizante–. Para ello, es necesario reencaminar a las Fuerzas Armadas a un nuevo destino mesiánico. Este tipo de mesianismo es también parte de la maquinaria de coacción, abandonándose definitivamente la etapa de Nilda Garré. 
Como efecto simbólico de una larga conflagración que con sus cambiantes vicisitudes –desde el siglo XVI–, la Iglesia hará con Ceferino, hijo de Namuncurá, un “santito de la toldería” (Manuel Gálvez). No obstante, esta pseudointegración no se vive del mismo modo hoy. La médula generatriz del macrismo es el punto de vista del empresariado globalizado (en definitiva, la City como Circulación de Negocios, el espacio público “angélico” disfrazando una ciudad extorsionada y una cadena de negocios que sustituyen a la Ciudad real por la Farma-City, esa ciudad ficticia con la farmacopea  de la vigilancia humillante en tanto “protocolo” gubernamental). Aceptemos entonces que la represión ha mutado en cuanto a declarar sus propósitos. Actúa ahora en nombre de los “vecinos”, y con esta fantasmagoría se asiste a un espectáculo de violencia creciente y, para usar un concepto del vértigo de estos días, de corrupción viscosa. Pero se la explica por el sentido común. “Vecinos” invocados como sujetos de un beneficio cuando se extirpa a los intrusos de la “futura Once peatonal con veredas anchas y comercio cercado a cielo abierto”. Utopía represiva para relocalizados y ceñidos, enviado a la “Martín García” de los “nuevos indígenas urbanos”. Los manteros de Once. Que fueron así objeto del tratamiento represión-negociación, esa política para los “desiertos”. Se expone en algún momento un rostro amigable (¿no hay vecinos de por medio?) y, antes o después de los gases de la Nueva Policía, viene una negociación con los “namuncurá de Once”, ahora más acriollados, latinoamericanizados, más “senegaleses” –no perdonan a mapuches y coyas, están pensando qué hacen con África–, y acaso los vestirán de comerciantes correctos y catastrados. Es la creación de un proletariado de chucherías, disciplinados, vestidos por el municipio que les proveerá uniformes fluorescentes, el diseño del menoscabo.
La violencia condensada del macrismo ya incluye balas de goma y de plomo, una Justicia ficticia e ilegítima, medidas administrativas para pensar la “revolución del trabajo”, sinónimo de “desrevolución o “destrabajo”, por tanto, el lenguaje oficial como inversión sistemática del sentido corriente de las palabras. Acto eufemístico también represivo, que hace en su médula habitar al espectral “vecino”. Término inocente, al que se le brindan plazoletas de cemento con sombrillas ilusorias, apócrifas. Todo en nombre de esa supuesta inocencia vacacional, de esa abstracta condición vecinal, que en la vida real implica oscuras y a veces sórdidas batallas por efecto de la proximidad, lejos de la idea de Ciudad como totalidad compleja, masiva, con su cuerpo laboral hoy estriado, quebrado, con sus movimientos erráticos y también cronometrados. Hay otras evidencias de la violencia condensada macrista, en sus lenguajes, hechos y maquetas. Ponen la Ciudad al servicio de poderes empresariales y sus necesidades de circulación de mercancías mucho más gigantescas y misteriosas de las que puede imaginar un “mantero”. Las incrustaciones bucólicas –las bicisendas– contrastan con las bruscas lesiones paisajísticas en el trazado de las grandes avenidas destinadas sistemáticamente a reproducir cuerpos laborales en circulación. Y ahora, otra maqueta poderosa que cercena la heredada unidad compleja de la urbe. No faltan pretextos basados en el ecosistema (“dos veces el espacio verde del Parque Lezama”), medida geométrica “vecinal” que hace “simpático” a un tajo circulatorio que refunda una Ciudad Capitalista inhóspita. Un Paseo del Bajo, anunciado provocativamente por Macri, convertirá a la Capital en un Bien de Capital. Lo que implica subordinar al ciudadano a una Ingeniería de Demolición de los emblemas y fundamentos vitales de la vieja metrópolis histórica. Mientras, Odebrecht excava en las viejas avenidas para “soterrar” el Sarmiento como se soterró antaño el arroyo Maldonado, haciendo “lío por un tiempo”. Pero en algún pretérito rememorado, Enrique Dickmann, el viejo socialista, aún joven, que en algún momento de las cuatro décadas que siguieron, vería con simpatía al peronismo aquel… se acerca a Plaza Lorea. Aún no imagina lo que va a pasar.

Por Horacio González