domingo, 20 de julio de 2014

EL PAIS Telegrama para Massa

Por Horacio Verbitsky
Mientras políticos, religiosos y jueces argentinos compiten por ver quién alarma más a la sociedad y reclama mayores penas para delitos vinculados con el consumo de sustancias estupefacientes de uso prohibido, una comisión revisora de sentencias votó el viernes por unanimidad de sus siete miembros permitir que la mitad de los condenados en cárceles federales de Estados Unidos por delitos de drogas soliciten una reducción de sus penas. Unos 50.000 condenados podrán pedir a los jueces que les apliquen en forma retroactiva las nuevas orientaciones establecidas por la misma comisión para esos casos. Sus integrantes fueron designados por el presidente con acuerdo del Senado. La jueza Patti B. Saris, quien presidió la comisión, dijo que la decisión fue moderada. “Reducirá la población y los costos penitenciarios sin afectar la seguridad pública.” Al comenzar la tarea de la comisión, el Ministerio de Justicia proponía que sólo 27.000 condenados fueran elegibles para la revisión, dado que muchos fiscales se oponían a cualquier reforma retroactiva, pero más de 60.000 cartas enviadas por ciudadanos, entre ellos docenas de abogados, legisladores, jueces y organizaciones sociales, llevaron a la ampliación del universo comprendido. El Ministro Eric Holder declaró el viernes que estaba en el interés de la justicia la aplicación retroactiva de los cambios a las directivas que deben seguir los jueces en estos casos. La implementación de la reforma insumirá un año, de modo que “los jueces tengan tiempo suficiente para considerar si una persona determinada que cumpla con los requisitos generales merece la reducción de su condena”, dijo. La principal organización defensora de los derechos humanos en Estados Unidos, la American Civil Liberties Union, ACLU, dijo que “mientras continuamos la marcha hacia la equidad en la política judicial fallida y racialmente tendenciosa, no podemos dejar atrás a quienes tuvieron la mala suerte de recibir sus condenas antes de que estas políticas fueran modificadas. La retroactividad de las nuevas orientaciones llevará alivio a miles de personas que están cumpliendo condenas de excesiva dureza”. La revisión, que beneficiará a los condenados por el tráfico de cualquier tipo de drogas siempre que no hayan utilizado medios violentos, irá acompañada por el establecimiento de casas de medio camino del Servicio Penitenciario, para que cada prisionero reciba servicios de transición que mejoren sus posibilidades de un exitoso reingreso a la sociedad.

EL PAIS › EL SINDICALISMO ELIGE EL PEOR TEMA Y EL PEOR MOMENTO PARA ATACAR Ahora, decime qué se siente

Por Horacio Verbitsky
Se sabía que cuando terminara la fiesta todos los problemas parecerían más graves y urgentes. Pero nadie previó que el cambio de pantalla fuera tan abrupto, apenas horas después de la digna derrota del seleccionado argentino de fútbol ante Alemania (cuando tuvo siete chances de gol: el anulado a Higuaín, los dos mano a mano del mismo jugador con el ropero del arco, que en uno de ellos lo noqueó de un rodillazo; el de la joya Palacio que se la colocó en la mano a Neuer con exquisita precisión y tres de Me-ssi, una ráfaga por izquierda, otra por derecha, ambas apenas desviadas, y el tiro libre a las nubes). Entre los detenidos por los destrozos en torno del Obelisco fueron identificados barrabravas de Independiente y Chacarita, donde reclutan mano de obra entusiasta Hugo Moyano y Luis Barrionuevo, quienes habían anunciado que al terminar el torneo en Brasil lanzarían un paro general. También hubo barras de Nueva Chicago y Boca, próximos al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuya policía fue un pasivo espectador de los estragos. Cuando todavía no se disipaban los gases lacrimógenos el secretario de Seguridad, Sergio Berni, dijo que estas presencias respondieron a una intencionada coordinación previa, cosa que ahora debería probar la justicia.

La cultura del encuentro

Los contactos entre dirigentes de las cinco centrales sindicales comenzaron en Mar del Plata el fin de semana en que se jugaban los octavos de final en Brasil, promovidos por el Episcopado Católico con el pretexto de “la cultura del encuentro”. La primera y hasta ahora única coincidencia fue la oposición a la cuarta categoría del impuesto a los ingresos de las personas, que será el eje del paro cegetista y de una movilización ceteaísta. La papolatría en boga protege a la entidad clerical de incómodas preguntas: mientras su Observatorio Social falsea las cifras de pobreza, su conducción bendice a quienes procuran privar al Estado de los recursos para mitigarla, mientras su jefe máximo repite como meliflua letanía “hay que cuidar a Cristina”. Las dos CGT principales y la fracción mayoritaria de la CTA son conducidas por sindicatos cuyos afiliados perciben ingresos que superan la media. Los metalúrgicos de Antonio Caló, los mecánicos de Ricardo Pignanelli, los camioneros de Moyano, los petroleros de Guillermo Pereyra o los docentes de Hugo Yasky forman parte del 13 por ciento de los trabajadores alcanzados por el impuesto. Moyano y Barrionuevo no tienen contradicciones: son políticos que quieren acabar con este gobierno. Más compleja es la situación de Caló, Pignanelli y Yasky, quienes apoyan al gobierno y se preocupan por la preservación del empleo, pero deben responder a sus bases, de trabajadores registrados y con buenos ingresos. Sin referencia a este componente de clase, Yasky explicó en conferencia de prensa que con la movilización del 4 de agosto al Congreso reclamarán que se modifiquen las escalas “para que sea un impuesto a los altos ingresos” y que se realice una “amplia reforma del sistema tributario” para que “quienes más tienen más paguen”. Pero en un reportaje concedido a la radio Splendid especificó que sería razonable “elevar el piso a 20.000 pesos”. De accederse a este planteo, en vez del 13 sólo tributaría un 5 o un 7 por ciento de los trabajadores, con lo cual el Estado no podría financiar sus múltiples planes de inversión social, subsidios y transferencia de ingresos a los sectores menos favorecidos ni estaría en condiciones de responder a otro de los pedidos sindicales, como defender el empleo. Según Yasky, “desde el mundo empresario no verían con malos ojos la elevación de los índices de desocupación porque para ellos es la variable que les permite empujar hacia abajo los salarios”. También repudió la extorsión del capitalismo salvaje y exhortó a unirse contra los fondos buitre, como ya había hecho la CGT. Pero la movilización anunciada se producirá en la semana en la que si la Argentina no accede al mandato del juez de Wall Street Tom Griesa, las calificadoras de riesgo dirán que está en default.

Un fracaso político

En las posiciones de Barrionuevo y Micheli, líderes de las fracciones menores de la CGT y la CTA, predominan el sesgo ideológico y el acomodo a lo que decidan las centrales más importantes para disimular su menudencia. Que éste sea el mínimo común denominador alcanzado por las cinco centrales tiene implicancias distintas en cada caso. Para las más grandes, ratifica que su representación se concentra en la denominada aristocracia obrera, es decir los trabajadores mejor pagos, con indiferencia por el tercio de la mano de obra que subsiste en condiciones de precariedad. Debido al incremento de los precios, la pobreza y la indigencia han crecido entre esos trabajadores, problema que las centrales sindicales a veces mencionan en sus comunicados pero minimizan en los hechos. Se podrá discutir en términos teóricos si lo que está ocurriendo es una desaceleración del crecimiento o el comienzo de una recesión, pero si a esto se suman la inflación y los diez meses seguidos de retroceso interanual de la industria, se comprende la delicadeza del cuadro. Hasta ahora no ha dado lugar a despidos en serie ni suspensiones sin goce de sueldo, y a impedirlo se dedican los esfuerzos oficiales, para los que son imprescindibles los recursos que las centrales sindicales intentan restarle. El gobierno también alega con buena lógica que a medida que vayan percibiéndose los aumentos pactados en paritarias el salario recuperará parte de las posiciones perdidas en el verano. También confía en el efecto reactivador de las inversiones que financiará China y en la contundencia del swap de divisas entre los respectivos bancos centrales que limitará la capacidad especulativa para propiciar una nueva corrida cambiaria. Al anotarse ahora a la zaga de Moyano y Barrionuevo, lo que queda de la CTA no mejorará la coherencia entre sus definiciones políticas y su práctica gremial, pero tal vez abra espacio para el crecimiento de un sindicalismo de base en el que abreva la izquierda con flamante representación legislativa. Si frente a las medidas de lucha que ese nuevo sindicalismo, integrado en buena medida por jóvenes que consiguieron sus empleos con la recuperación de la última década, los grandes sindicatos optan por un maccartismo retro modelo 1974, como el que exhibió Pignanelli al objetar la presencia de diputados y militantes por los derechos humanos en las actividades por la conservación de puestos de trabajo, y si el Secretario Berni borra con el codo las normas que Néstor Kirchner estableció hace diez años, por las cuales la policía no puede portar armas de fuego en el control de manifestaciones políticas y sociales ni dispersar una multitud disparando balas de goma, será más difícil explicar por qué el kirchnerismo no debería tomar en cuenta a Sergio Massa ni a Daniel Scioli entre las opciones para 2015. Este es un fracaso compartido entre el gobierno y las fuerzas sindicales que lo apoyan.

Cuestión de escalas

Luego de muchos años de explicar que el impuesto a los ingresos de la cuarta categoría era una pieza fundamental de su política redistributiva, Cristina cedió en 2013 a las presiones del mismo frente que vuelve a articularse ahora y firmó los aumentos del mínimo no imponible, que quedó en 15.000 pesos brutos o 12.450 netos, uno de los valores más elevados de la posconvertibilidad. Según los cálculos del Centro de Investigación y Formación Cifra, que coordina Eduardo Basualdo y que depende de la CTA, con aquella decisión el mínimo no imponible para un trabajador soltero sin hijos medido en términos reales en pesos de 2013, arribó a su nivel más alto desde la crisis de la convertibilidad mientras el del trabajador casado con dos hijos superó el valor promedio del período 2001-2006 y fue muy cercano a los del trienio 2009-2011. Estas actualizaciones hicieron que el número de trabajadores alcanzados descendiera de 2,4 millones en 2012 a menos de un millón en 2013 o, dicho en porcentajes, del 13,2 al 5,3 por ciento del total de los trabajadores, o del 26,5 al 10,5 por ciento de los trabajadores registrados, con la consiguiente resignación de ingresos para el fisco. A quienes le preguntaron a qué se debía tal cambio, la presidente les respondió con un argumento de política coyuntural: de no hacerlo, le atribuirían a su obstinación un mal resultado en los comicios de octubre de ese año. Esa concesión se demostró tan gravosa en términos económicos como por la confusión que produce en los lineamientos interpretativos de su proyecto político y ni siquiera impidió que en algunas provincias, como Buenos Aires, los candidatos del Frente para la Victoria perdieran terreno ante retadores audaces a la hora de prometer el cielo y las estrellas.
La devaluación de comienzos de año y la consiguiente aceleración de los precios internos erosiona el mínimo no imponible. Si se proyecta una inflación anual del 35 por ciento para 2014, el mínimo no imponible descendería alrededor del 26 por ciento y en valores constantes de 2013 caería de 12.450 a 9.222 pesos. Lo que la presidente transmite ahora es que no volverá a desfinanciar el presupuesto para satisfacer a una elite indiferente a las necesidades del conjunto de la propia clase. Resta por verse con qué otras medidas apaciguará el jefe de gabinete Jorge Capitanich a Caló en la audiencia prevista para mañana.
En el contexto inflacionario y de aumentos del salario nominal, con las actuales escalas congeladas los trabajadores deben aportar una parte proporcional cada vez mayor de su sueldo. Esto es más grave en los tramos inferiores. Con alícuotas que van del 9 al 19 por ciento un trabajador que recibe un aumento de 769 pesos mensuales pasa a tributar en la escala siguiente. En los tramos superiores, el cambio de categoría se dispara con un aumento de 2.308 pesos mensuales. Una mayor progresividad del sistema podría obtenerse modificando las escalas y alícuotas, como propone la CTA, mediante la incorporación de alícuotas de 3 y 6 por ciento para los trabajadores de los niveles inferiores e incrementando hasta el 42 por ciento las alícuotas para los más altos. Esto permitiría expandir la base imponible, incluyendo también actividades hoy exentas, sin afectar tanto a los trabajadores de ingresos medios.
Cristina ha dejado trascender que no tocará el mínimo no imponible pero sí está dispuesta a actualizar las escalas, que están congeladas desde 2001, de modo de tornar más progresivo el tributo. Esto significa que aun si se incrementa la cantidad de trabajadores alcanzados por el impuesto, los estratos más bajos cederían una parte menor de su ingreso. Los estudios para esta modificación están hechos, pero falta la decisión política de ponerla en práctica y cuándo.

EL MUNDO › LA ALIANZA CON LOS BRICS NO SE RESTRINGE A UNA PERSPECTIVA ECONOMICISTA DE CORTO PLAZO La apuesta estratégica de Lula y Dilma

En 2016, baterías antiaéreas rusas blindarán Río de Janeiro durante los Juegos Olímpicos, gracias al acuerdo de defensa firmado por Brasilia y Moscú una semana antes de la quinta cumbre del grupo Brics celebrada en marzo de 2013, un entendimiento ampliado por Dilma Rousseff y Vladimir Putin la semana pasada cuando se incluyó la compra de otros armamentos. En octubre de 2013, dos petroleras chinas integraron junto a la brasileña Petrobras el consorcio vencedor de la subasta por el megapozo Libra, situado en el litoral carioca y dotado de unos 12 mil millones de barriles de crudo. Antes de ello, en 2009, año de la primera cita presidencial de los Brics en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, Luiz Inácio Lula da Silva pactó con su colega chino Hu Jintao un crédito de 10 mil millones de dólares para que Petrobras extraiga petróleo en yacimientos hundidos a 5000 metros de profundidad.
Estos antecedentes, a los que se podrían añadir otros como los programas satelitales firmados con China, permiten demostrar que la alianza de los gobiernos del Partido de los Trabajadores con los Brics, iniciada por Lula y profundizada por Dilma, no fue construida de buenas a primeras ni se restringe a una perspectiva economicista de corto plazo, como pudiera imaginar quien solo tome en cuenta la creación del Banco de Desarrollo y el Fondo de Contingencia durante la sexta reunión de ese grupo de países realizada la semana pasada en la ciudad nordestina de Fortaleza.
El acople entre Brasil y las potencias emergentes comenzó a madurar en la década pasada y ganó más ímpetu luego de la crisis global de 2008.
Además de cuestionar el peso de Estados Unidos en el FMI, apoyar la creación de instituciones financieras y alentar el comercio a través de las monedas locales, Brasil fue estableciendo graduales convergencias con los Brics en áreas sensibles como son las de defensa y energía, donde se asienta el núcleo duro de un vínculo entre naciones.
Todo lo anterior, sumado a las coincidencias en grandes asuntos de la agenda mundial, como los conflictos en Libia, Siria u Oriente Medio, donde Brasilia suele compartir con las posiciones defendidas por Beijing y Moscú, fueron instalando a los Brics dentro de las prioridades de la política externa de Brasilia al tiempo que se observaba un simétrico retroceso de Estados Unidos.
En los últimos meses esa potencia quedó fuera de la disputa por la explotación de hidrocarburos en el litoral de Río de Janeiro, donde hicieron pie las compañías chinas y perdió la licitación por la venta de 36 aviones de combate para la fuerza aérea brasileña.
El vicepresidente norteamericano, Joe Biden, arribó a Brasil en junio, a poco de iniciada la Copa del Mundo, con el propósito de recomponer las relaciones tras los destrozos causados por el escándalo de espionaje de la agencia NSA.
Dilma lo recibió con cortesía y habló sobre la importancia que su gobierno concede a la Casa Blanca, pero no brindó ninguna precisión sobre un eventual viaje a Washington, luego de haber suspendido una visita de Estado a esa capital cuando se confirmó que los agentes de la NSA auscultaron desde los archivos de Petrobras y hasta algún despacho del Palacio del Planalto.
En contraste con la austera recepción concedida al enviado de Barack Obama, la presidenta quiso el último año de su gobierno (concluye el 31 de diciembre) fuera coronado diplomáticamente en gran estilo, con la visita de 15 jefes de Estado luego de finalizada la Copa en el Maracaná.
El momento más alto de una semana en la que Brasil demostró su estatura internacional ocurrió el martes en Fortaleza, en cuyas playas todavía se veían hinchas extranjeros llegados para el Mundial, con la creación del Banco de Desarrollo y el Fondo de Contingencia, dos instituciones dotadas de 150 mil millones de dólares.
Un monto lo suficientemente robusto como para demostrar que surgió un polo de poder capaz de plantarse de cara a las metrópolis occidentales y marcar el inicio del fin de dos décadas de unipolaridad norteamericana.
La conferencia de Fortaleza, prolongada el miércoles en Brasilia cuando se sumaron los líderes de la Unasur y de la Celac, tuvo el sello de la presidenta que se perfila como favorita a la reelección en los comicios del 5 de octubre, con el 36 por ciento de las intenciones de voto frente al 20 del opositor Aecio Neves, proclive a reincidir en las relaciones preferenciales con Estados Unidos de su correligionario, el ex mandatario Fernando Henrique Cardoso.
El cónclave fue un triunfo de la diplomacia brasileña, pero especialmente de Rousseff, que está en condiciones de capitalizar el rédito de lo ocurrido la semana pasada, en la que mantuvo varios encuentros bilaterales, el más importante con su par chino Xi Jinping, de cara a la campaña electoral y como un anticipo de lo que serán los ejes en un eventual segundo mandato.
La política externa brasileña es la resultante de un campo de fuerzas en el que gravitan la presidencia de la república, los grupos de poder fáctico (burguesía industrial y financiera) y el Palacio Itamaraty, que suele operar con una lógica propia como si se tratara de un Estado dentro del Estado.
El saldo de la reunión de los Brics posiciona mejor a Rousseff dentro de ese sistema inestable, donde también operan el lobby de las potencias extranjeras y corporaciones transnacionales.
Rousseff se mueve con más soltura en el terreno de la diplomacia económica que en los mentideros políticos, donde prefiere que actúen sus hombres de confianza, el asesor especial de Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García, y el canciller Luiz Alberto Figueireido.
Según trascendió, ella pidió ser informada permanentemente sobre las negociaciones para la creación del Banco de Desarrollo, cuya presidencia quería ejercer, aspiración que resignó a favor de India, con sentido pragmático, para garantizar que el proyecto salga del papel.
A Dilma le gusta la diplomacia de resultados, como quedó demostrado en la conferencia de la semana pasada o hace cinco meses en Cuba, adonde viajó para recorrer las obras del puerto de Mariel financiadas por el poderoso Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, puerto que permitirá que Brasil cuente con una base de exportaciones a unas cuantas millas marinas de Miami y del Canal de Panamá, el atajo interoceánico para llegar al mercado chino.
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EL MUNDO › OPINION Una prisión al aire libre

 Por Robert Fisk *
En una crítica sin precedentes al asedio israelí en Gaza, un funcionario de alto rango de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha descrito el trabajo de la organización humanitaria entre los 1,6 millón de refugiados palestinos sitiados como algo semejante a estar “en una prisión al aire libre para emparchar presos entre sus sesiones de tortura”.
Jonathan Whittall, jefe de análisis humanitario de MSF, que trabajó en Libia durante la guerra de 2011, en Bahrein durante el levantamiento del mismo año, en Siria, Afganistán, Pakistán, Sudán del Sur y Darfur, ha preguntado a sus colegas sin rodeos: “¿Hasta qué punto la repetición del accionar médico de MSF en una situación inaceptable (como la de Gaza) no se convierte en complicidad con la agresión y la opresión?”
A diferencia de otras organizaciones médicas de beneficencia, MSF ha animado siempre a su personal a hablar con franqueza acerca de los peligros y los problemas morales a los que se enfrentan, y el largo y apasionado informe del Sr. Whittall –a diferencia de los de otros grupos humanitarios, que prefieren acallar a su personal– está en sintonía con las reglas de MSF. Pero sus acusaciones contra Israel seguramente despertarán una feroz condena israelí durante una guerra desproporcionada –supuestamente para evitar los ataques con cohetes de Hamas contra Israel– en la que el ejército israelí ha asesinado a más de 200 civiles, muchos de ellos mujeres y niños.
“Toda una población está atrapada en lo que es básicamente una prisión al aire libre”, escribe el señor Whittall. “Ellos no pueden salir y sólo se permite la entrada de los suministros más básicos –esenciales para la supervivencia–. La población carcelaria ha elegido representantes y ha organizado servicios sociales.”
“Algunos de los presos se han organizado en grupos armados y resisten a su detención indefinida por el lanzamiento de cohetes sobre el muro de la prisión. Sin embargo, los guardias de la prisión son los que tienen la capacidad para poner en marcha ataques a gran escala y de alto poder destructivo en la prisión al aire libre.”
En una comparación que también enfurecería a Israel, el Sr. Whittall, que está instalado en Beirut, dice que las limitaciones de los grupos humanitarios en Gaza no son una excepción. “En 2012 –escribe–, MSF cerró sus proyectos en las cárceles de Misrata, Libia. Nuestros médicos se mostraron indignados por estar en una posición en la que proporcionábamos tratamiento a pacientes que eran torturados por las autoridades estatales.” En ese momento, MSF denunció enérgicamente: “Nuestro papel es proporcionar atención médica a los heridos de guerra y detenidos enfermos, no para tratar a los mismos pacientes entre sesiones de tortura”.
Desde 2010, MSF gestiona una clínica en la ciudad de Gaza, donde el 80 por ciento de los pacientes sufre de quemaduras graves, y proporciona una cirugía especializada en el hospital Nasser, en Khan Younis, y la formación en terapia intensiva para el personal médico y paramédico en los hospitales de Nasser y Shifa.
Durante el conflicto, el señor Whittall añade que “la voz de indignación de los equipos médicos de MSF es ahogada por la guerra de propaganda que hace erupción cada vez que una operación militar de este tipo se lleva a cabo y por la preocupación de que una crítica muy fuerte pueda reducir la llegada de los equipos médicos a la Franja de Gaza”. Aunque el Sr. Whittall no lo dice, las mismas restricciones se hicieron sentir cuando la organización se enfrentó a las poblaciones civiles desesperadas por ayuda en la guerra siria.
En otro golpe a la actuación del ejército israelí en Gaza, el señor Whittall comenta que “todo el mundo paga el precio de vivir en estado de sitio y por sus actos de resistencia. Los trabajadores médicos han sido asesinados y las instalaciones de salud dañadas. En un entorno tan densamente poblado, los reclamos de no atacar a civiles son inútiles. Siempre hay límites a la acción humanitaria. Las organizaciones humanitarias podemos tratar a los heridos. Pero no podemos abrir las fronteras para poner fin a la violencia”.
El funcionario de MSF también toma nota de que mientras los “límites del humanitarismo” son una realidad cotidiana para los trabajadores de MSF, “se hacen más evidentes por la duración del sufrimiento y la configuración política internacional que permiten a los estados políticos enfermos continuar con la violencia”. El Sr. Whittall dice que mientras “la prisión al aire libre de Gaza se prepara para más ataques aéreos y una posible operación terrestre”, los límites al trabajo de MSF siguen siendo evidentes, y exige que se debe permitir a los palestinos “circular libremente para buscar seguridad en tiempos de violencia, incluyendo a Egipto... Los civiles y la infraestructura civil –incluidos los trabajadores médicos, centros de salud y las ambulancias– nunca deben ser atacados. La ayuda humanitaria y sus trabajadores deben tener acceso sin obstáculos en todo momento –no como un favor, sino como una responsabilidad legal–”.
El análisis de Whittall evocará muchas simpatías entre otras organizaciones humanitarias, y entre funcionarios de la Unión Europea que encuentran su asistencia en los territorios ocupados palestinos o en Gaza como un hecho por los israelíes. Proyectos humanitarios de la UE, tanto en Gaza como en Cisjordania, han sido destruidos por el ejército israelí apenas después de las críticas de la propia UE, que no tiene ninguna conexión con MSF–.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Patricio Porta.

PASARON AL FUERO FEDERAL LA CAUSA POR EL INTENTO DE SOBORNO DESTINADO A CONSEGUIR LA IMPUNIDAD DE JOSE PEDRAZA Otra ronda en un juego del Gran Bonete

El juez de la Cámara de Casación Eduardo Riggi, uno de los involucrados en el intento de soborno.


Por Irina Hauser
Cerca del inicio de la feria de invierno, el aparato judicial volvió a demostrar su gran capacidad para generar decisiones de alto impacto político y, a la vez, su enorme destreza para evitar investigarse a sí mismo. Otra vez quedó claro que nadie quiere ocuparse del expediente que involucra a jueces de la Cámara de Casación Penal por el intento de soborno destinado a conseguir la impunidad de José Pedraza y la patota de la Unión Ferroviaria por el asesinato de Mariano Ferreyra. Así lo deja en evidencia una resolución de la Cámara del Crimen, que decidió mudar la causa al fuero federal después de que tramitara tres años y medio en el fuero ordinario y que, en el ínterin, se excusaran de intervenir catorce jueces de instrucción y diez de tribunales superiores por sus lazos de amistad, afecto, vecindario o algún remoto grado de conocimiento con los involucrados. Ahora el nuevo juez del caso es Norberto Oyarbide.
En apariencia, la discusión sobre qué tribunal es competente para el caso es meramente técnica. En el fondo, puede ser una forma de conseguir que una causa siga paseando de juzgado en juzgado sin que nadie tome una medida efectiva para esclarecer nada. En el caso en cuestión, ya a mediados de 2011 un dictamen del fiscal Sandro Abraldes, señalaba, en función de cientos de horas de escuchas telefónicas, que era necesario analizar la presunta participación de jueces de Casación Eduardo Riggi, Gustavo Mitchell (quien luego renunció) y Mariano González Palazzo (que era subrogante) en una maniobra que apuntaba a beneficiar a Pedraza y su gente. Para la Cámara del Crimen, recién ahora podría decirse que los jueces están imputados. El fiscal que interviene actualmente, Horacio Azzolín, refuta: “Están imputados hace más de dos años, la situación no cambió en nada, lo que faltan son medidas de prueba que pedimos y que nadie quiso ordenar”.
Por el homicidio de Ferreyra hubo condenas en abril de 2013, que incluyeron al líder ferroviario, a su número dos, a la patota del gremio y policías federales. Están todos presos, excepto los uniformados. El militante de Partido Obrero fue asesinado en una protesta de trabajadores tercerizados del tren Roca el 20 de octubre de 2010. La investigación de las coimas empezó dos meses después, cuando en medio de las escuchas que se realizaban para esclarecer el crimen apareció el propio Pedraza (todavía en libertad) planificando una operación para conseguir la intervención de determinados jueces de Casación y comprar sus voluntades en el momento en que debían resolver los pedidos de excarcelación de la patota.
Según consta en el expediente, Pedraza se comunicaba con un ex agente de la SIDE, Juan José Riquelme, quien hacía buena parte de las gestiones. Hasta hablaban de la cifra que había que pagar: aludían a montos de 50 mil y hasta 85 mil. Como el sindicalista no entendía si eran pesos o dólares, Riquelme le dejó un célebre mensaje en el contestador: “Informan del otro lado que son verdes”. El lobbista se contactaba también con un abogado y ex secretario del juez Riggi, Octavio Aráoz de Lamadrid, y con el contador del gremio ferroviario, Angel Stafforini. Aráoz, a su vez, era el puente con Luis Ameghino Escobar (hijo), un secretario de Casación que se ocupaba de los sorteos de causas. Riquelme le explicaba a Pedraza que el plan era que el expediente le tocara a la sala III de Casación, donde estaba “el amigo Eduardo” (así se refería a Riggi). Pero como era verano y el juez se tomaría vacaciones, tenían que buscar la forma de posponer la decisión. Según las conversaciones, eso lo garantizaría Mitchell ocupando la presidencia en la feria judicial.
Por el seguimiento de todo lo que hablaban, la Policía Federal allanó el estudio de Aráoz de Lamadrid minutos después de que Stafforini dejara allí un sobre con 50 mil dólares, que fueron incautados. Fue el 1º de febrero, y para ese entonces el sorteo ya había asignado la causa a la Sala III, tal como le confirmó Ameghino a Aráoz en varios mensajes de texto. La pesquisa avanzó contra una parte de los personajes: Pedraza, Riquelme, Stafforini, Aráoz de Lamadrid y Ameghino Escobar fueron procesados por cohecho. Los jueces, en cambio, hasta ahora resultaron intocables. Riquelme los mencionaba a cada rato, incluso comentaba cuándo se juntaba con ellos. Hay llamados suyos con Riggi también. Decía que Mitchell agradecía las “atenciones” y mencionaba algún contacto menos directo con González Palazzo.
Algunos de los imputados, como Aráoz de Lamadrid, intentaron desde el comienzo llevar el caso al fuero federal. El abogado había pasado allí más de una década de su carrera, pero no consiguió lo que quería, rechazado por la Cámara Federal. El juez Luis Rodríguez tuvo la causa hasta que fue ascendido en 2012. Desde ese momento, ningún juez quiso asumir la investigación, que para ser completada debía avanzar sobre la participación de los jueces de Casación. Ahí fue que más de una decena de jueces de instrucción se excusaron: alegaron amistad con alguno de los jueces comprometidos, trato frecuente, o que se encuentran en reuniones sociales, o que se cruzan en el fuero, o que se conocen del edificio, o que se conocen sus esposas, o sus hijos. También se excusó una decena de camaristas, con el mismo libreto. Una muestra palpable y sincera de cómo funciona la “familia judicial”.
El último juez, Pablo Ormaechea, intentó sacarse la causa de encima declarándose incompetente. La fiscalía y la querella del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –que representa a la mamá de Mariano Ferreyra– apelaron, con la expectativa de que la Cámara del Crimen terminara con el Gran Bonete, que sacara la causa de la parálisis, y que incluyera alguna advertencia para que la investigación avance. Pero el resultado, la semana pasada, fue diferente. Ambas partes fueron notificadas de la resolución por mail a última hora del jueves y el viernes el expediente ya estaba en el juzgado de Oyarbide.
Los dos camaristas que, por mayoría, decidieron que el caso pase al fuero federal son Mario Filozof y Ricardo Pinto. El primero contempló que se trata de jueces federales. El segundo dice que pudo haber estado afectado todo el sistema a partir de la presunta designación irregular de Mitchell como presidente de la Casación durante la feria de 2011. La querella y la fiscalía consideran que hubo un armado exclusivamente para el expediente del asesinato de Ferreyra. El camarista Julio Lucini votó en disidencia: sostiene que la investigación está terminada, lo que desvincula a los jueces.
El CELS va recurrir a la Cámara de Casación para volver a discutir la competencia. Una de las más grandes paradojas es que Riggi fue designado como subrogante en la Sala IV, donde está radicada la causa de los sobornos. Mientras tanto, la querella y la fiscalía reclamarán que siga actuando Ormaechea y que concrete medidas de prueba pendientes desde hace dos años, que incluyen, por ejemplo, la declaración de empleados de Riggi, la de la jueza Angela Ledesma.
“La declaración de incompetencia sigue entorpeciendo el trámite. Lo importante es que la causa tenga un juez definitivamente y se investigue la responsabilidad de los funcionarios judiciales. Por formalidades el expediente sigue boyando”, advirtió Paula Litvachky, directora del Area de Justicia y Seguridad del CELS. Recordó, además, que hace dos años Riggi fue denunciado por el organismo ante el Consejo de la Magistratura, que no impulsó ninguna medida para determinar si incurrió en mal desempeño. “Nosotros creemos que las escuchas telefónicas permiten hacer una investigación sobre su conducta y sus relaciones espurias, lo que es independiente de si cometió o no un delito. Hemos hecho reclamos en el Consejo pero no conseguimos respuesta”, dijo Litvachky.
El fiscal Azzolín le dijo a este diario que espera por lo menos que la causa no cambie de rumbo y determine responsables. “El Poder Judicial –sostuvo– tiene que poder investigarse a sí mismo como lo haría en cualquier otro caso. La ley debe ser pareja para todos.”
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DOMINGA DE TRIPALDI

Vecina del barrio de Caballito.
Madre de tres hijos y abuela.
Vos chillona, se la escucha desde lejos.
Apenas amanecida, domingo por la mañana, dice:
"Gloria!, viste el gobierno?, no paran de competir con la Rural ! "
"Siguen llevando micros llenos de negros a...Tecnópolis".

GB

EL PAIS › OPINION Lo que hay y lo que emerge

 Por Mario Wainfeld
La visita de los presidentes de China y de Rusia y el encuentro de los Brics redondearon una agenda oficial que demarca una parte importante del futuro de la Argentina. Los acuerdos firmados, muy centralmente con China, apuntalan sectores neurálgicos de la economía local.
La aldea global, que muchas visiones parroquiales no saben mirar, mete miedo. Las matanzas y emigraciones forzadas en la Franja de Gaza alertan sobre perversiones estructurales del (mal) apodado “orden internacional” en el que estamos inmersos, quieras que no.
El sanguinario ataque al avión de Malaysia Airlines da cuenta de riesgos sistémicos temibles. Escapa a las incumbencias de esta columna especular sobre quiénes y por qué cometieron ese crimen atroz. Las hipótesis más socorridas concuerdan en ser espantosas. Pudo ser, dicen supuestos expertos que jamás son neutrales, un error de quienes son capaces (material y moralmente) de cometer crímenes masivos contra gentes de a pie. Pudo, por ahí, ser la perversa jugada de “tirarles un muerto” (en el caso, muchos) a sus enemigos. La proliferación de actores irresponsables o chapuceros o las dos cosas dotados de una capacidad de daño muy superior a sus capacidades políticas es casi un dato. Ilustra sobre un tablero que está cerca de hacer añorar las etapas de la distensión mutua, propia de la “Guerra Fría”.
Un planeta cruel se expresa en conflictos armados que podrían ser incontrolables. También en el sistema económico financiero, que genera riquezas inmensas, desigualdades enormes. Y que viene haciendo reposar sobre las espaldas de los pueblos los costos de la crisis desencadenada a partir de 2007.
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Un hito en Fortaleza: Los Brics son el fenómeno emergente del siglo XXI, el grupo de países que más han crecido y que van forjando una alternativa acotada e incipiente. El encuentro concretado en Fortaleza entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica pinta para ser, sin ditirambos, fundacional. El orden económico mundial puede ser distinto a partir de la creación conjunta de un Banco de Desarrollo y de un Fondo de contingencia para subsanar problemas financieros de los estados.
Hay trazos de semejanza en las nuevas entidades con el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde luego, nada es idéntico porque otra es la etapa, otros los actores y porque se construye a sabiendas de lo que sucedió con la experiencia anterior.
Los organismos internacionales de crédito que conocemos y padecemos fueron erigidos por los vencedores en la Segunda Guerra Mundial. El fin de la contienda delineaba un nuevo ranking de potencias, que incidió decisivamente. Estados Unidos e Inglaterra siempre fueron aliados, pero recorrían trayectorias disímiles: un imperio en decadencia irremisible, otro que ascendía. Sus representantes debatieron el diseño del FMI y el BM, prevaleció la potencia dominante. Francia, arrasada por la guerra, fue relegada al rol de comparsa: el tamaño y el potencial siempre importan. Alemania quedaba afuera, a fuer de derrotada.
Dos sagacidades fundacionales formatearon el sistema internacional y el nuevo mapa de los mayores países de Europa central. Replicar las condiciones humillantes del Tratado de Versalles para Alemania incubaría otra vez el huevo de la serpiente. La conflictividad de siglos entre Francia y Alemania debía ser superada a través de modos de integración y cooperación jamás conocidos antes. Nada se urdió en un día o en un año, pero buena parte de los recursos de los organismos internacionales se volcó a la reconstrucción de Europa, Alemania e Italia incluidas. El Plan Marshall fue una herramienta de la estrategia.
El “Tercer Mundo”, víctima del pillaje colonial de los vencedores y los vencidos, quedó afuera. O, peor, motivado a someterse a modelos económicos destructivos a cambio de oxígeno financiero.
El Mercado Común Europeo reconstituyó Europa y fue el primer mojón en el camino de la Unión Europea (UE). Aun en esta época convulsiva, los resultados son impactantes y dignos de emular, que no de calcar.
Estados Unidos se garantizó la hegemonía en todos los organismos internacionales, merced (entre otras variables) a sus reglas de votación.
La Unión Soviética (URSS) fue un contrapeso a la primacía gringa durante 45 años que se vinieron abajo con la caída del Muro de Berlín, sucedido pocos meses antes de la anterior final entre Alemania y Argentina. El historiador británico Eric Hobsbawm puntualiza que se desmoronó un sistema añejo, muy previo a la revolución soviética: “La desaparición de la URSS ha traído consigo la desaparición del sistema de superpotencias que rigió las relaciones internacionales durante casi dos siglos y que, salvo contadas excepciones, permitió mantener hasta cierto punto bajo control los conflictos entre estados”.
Estados Unidos ejercita una primacía vasta, huérfana de precedentes comparables. La historiadora argentina María Dolores Béjar enumera: “Poder militar sin rivales, basado en la innovación tecnológica, influencia decisiva sobre las agencias mundiales (OTAN, ONU, OMC)”, la categoría de moneda internacional que mantiene el dólar, el peso de su industria cultural muy evidente en el cine y las series... (Historia del siglo XX). Se abrevian de la cita las variables económicas, ya conocidas.
Cabe preguntarse si el mundo unipolar no es más salvaje, inequitativo y (ahora) impredecible que el que lo precedió. Tal vez no sea el momento de dar respuestas apodícticas aunque ciertamente todo induce a lecturas negativas.
El Premio Nobel de la Paz otorgado al presidente Barack Obama, el líder del país que asesina más personas fuera de sus fronteras, es acaso una cifra de lo que viene pasando. Podría ser una imaginería de Roberto Fontanarrosa, un sarcasmo de izquierdas... es algo peor, de ningún modo risible.
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Nuevos socios y derrumbe: El alemán Horst Köhler, los franceses Dominique Strauss-Kahn y Christine Lagarde llegaron a conducir el FMI en los últimos años. Sus nombres, entre otros, trasuntan que el club de los grandes se amplió desde el remoto ’45.
La arrasadora experiencia del llamado “Consenso de Washington” dañó especialmente a los países africanos, a Sud y Centro América. Béjar lo recuerda y remarca que en 2011 (fecha de publicación del libro que citamos) “las dos regiones del mundo más alejadas del neoliberalismo, aunque de diferente modo, son China y América latina”. Elogia el discutido nuevo paradigma de nuestro Sur: “El panorama es alentador, la reparación parcial de las injusticias sociales sufridas por los más desprotegidos, la recuperación del papel del Estado en un sentido que lo aleja de la lógica de los mercados para incluir los intereses sociales, las decididas intervenciones conjuntas de los presidentes en defensa de la democracia ante las amenazas de los golpes de Estado, el afán de ocupar un lugar en el mundo articulando a los países como región”. Se suscribe al pie, claro.
Ese proceso, no exento de asimetrías, atraviesa una etapa ardua, que abarca una reducción de las tasas de crecimiento. Pero es un rumbo inteligente que es imperioso conservar.
Brasil y Argentina son aliados estratégicos, socios comerciales. De nuevo, el poder existe en las relaciones internacionales, aun en las más amigables. Ni qué decir con China.
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Una cosmovisión en movimiento: Releer, así sea “en diagonal”, documentos o discursos del tiempo de la fundación del FMI suscita extrañeza o hasta una suerte de nostalgia retrospectiva. Se alude a un futuro de hermandad, de supresión de las carencias, de paz universal, de objetivos compartidos entre naciones. Siempre hay márgenes de hipocresía en la retórica, pero seguramente también primaba un optimismo de época, un afán de superación que no abolía la lógica hegemónica pero quizás la ablandaba. El de-safío del socialismo real influía también, el despliegue de los estados capitalistas benefactores fue una respuesta que signó “treinta años dichosos”.
La catástrofe financiero-económica del siglo XXI amaneció en otros tiempos, ideológicamente más cínicos y menos preocupados en controlar la “paz social”. La explosión de las burbujas financieras fortificó, casi en un santiamén, a sus causantes y culpables. Los estados y los entes multinacionales concibieron una respuesta ideológica de pies a cabeza. Sólo una cosmovisión precisa puede alumbrar un plan económico fijado en aumentar la concentración de la riqueza y centrada en castigar a las personas más pobres, a los países más vulnerables y, aun, a las empresas o sectores de la economía menos concentrados. Se amortiguó la caída a cambio de agigantar las inequidades y las impiedades. Las decisiones distan de ser pura técnica: rezuman ideología.
América del Sur está, dentro del acotado margen disponible, alejada del epicentro de ese tránsito capitalista.
Las nuevas hegemonías son parientes de otros modos de dominación pero es impropio, salvo en una tertulia de café, homologarlas a los viejos imperios. Si nos apuran, tal vez porque son menos funcionales para quienes sufren sus decisiones. Pero sobre todo porque es empobrecedor usar un mismo léxico para referirse a realidades diferentes.
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Una alternativa: Los Brics son una alternativa, preponderantemente económica. No da la impresión de que se la pueda extrapolar u homologar a alineamientos políticos.
La Argentina tiene ya un intenso intercambio económico con China. Sus exportaciones son commodities, aun en una etapa de revalorización luce demasiado primarizado.
Los acuerdos firmados entre los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping son necesarios y útiles para la Argentina. Acaso la mejor nueva para la economía después de la reestatización de YPF.
Más allá del tráfico establecido de mercancías, se añade la infraestructura: ferrocarriles, centrales energéticas. El convenio financiero se dirige a fortalecer un flanco que es necesario apuntalar.
Un aliado económico mucho más poderoso, que planea sus estrategias a más largo plazo obliga a extremar la defensa del interés nacional y a no creer en la magia ni en la bondad de las potencias. No la hay. La celosa defensa de la soberanía que viene ejercitando el kirchnerismo no tiene por qué tomarse licencia en ninguna tratativa ni acuerdo.
De cualquier modo, el surgimiento de otros polos de poder es una buena nueva para estados como el nuestro, a condición de saber encontrar el destino propio en un tablero que controlan otros.
Hablemos de cifras aproximadas, basta para ilustrar un concepto. China tiene un PBI mucho más grande que el de sus cuatro socios Brics sumados. Entre todos, representan algo así como un cuarto de la riqueza mundial. Estados Unidos y Europa explican la mitad. Al “resto del mundo”, seleccionado que integramos, le queda un cuarto para repartir entre muchos: medir la propia dimensión siempre es saludable.
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El vecindario y la casa propia: Un sucedáneo Brics del BM es una buena nueva, que impone echar un vistazo sobre el vecindario y la casa propia. La Argentina no tiene un Banco de Desarrollo desde hace añares. Brasil sí cuenta con uno que pivotea su economía y restringe la influencia de su Banco Central. Por acá se suplen las funciones con un esquema que comprende a la Anses reformulada y el Central reorientado. Los logros son notables, pero seguramente serían mejores con un sistema más sofisticado y especializado.
No se ha plasmado ni avanza el Banco del Sur, un proyecto alumbrado por los presidentes Hugo Chávez, Lula da Silva y Néstor Kirchner. A riesgo de repetirnos: la integración regional alcanzó niveles inimaginables a principios de siglo. Cotejados con ese punto de partida, están cerca de ser sueños convertidos en realidades. Pero la exigencia cotidiana es hacer camino al andar, o de pasar de pantalla: queda mucho por recorrer y mejorar.
Un célebre juzgado en Manha-ttan es una variable alocada de un sistema financiero que estalla. Las autoridades argentinas se manejan en un desfiladero afrontando correlaciones de fuerza muy dispares. Sus tácticas (en especial el pago a los bonistas en el Banco de Nueva York) son inteligentes, dentro de un menú reducido.
Los buitres y otros actores interesados tratan de equiparar al default una eventual falta de acuerdo con los fondos buitre antes del 30 de julio. No hay tal, más vale, porque el país no es insolvente y quiere pagar. Pero los adversarios (que a menudo son enemigos, tout court) buscan éxito en las expectativas: frenar proyectos de inversión, créditos internacionales, decisiones micro de empresas locales.
La lucha es cruel y es mucha. El gobierno que está al mando, cree este cronista, es el mejor dentro del repertorio de lo posible. Sus rivales nada proponen, sólo juegan “la cortita”.
Mirar a la oposición no mete tanto miedo como la violencia en Ucrania. Pero amerita una preocupación seria, pensando en las elecciones democráticas de 2015.
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