jueves, 2 de enero de 2014

Piden indagatoria de un dirigente moyanista por enriquecimiento ilícito

l fiscal federal Federico Delgado pidió al juez Daniel Rafecas la indagatoria del secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), Ricardo Cirielli, por el delito de presunto enriquecimiento ilícito. Delgado basó la solicitud de la indagatoria al dirigente moyanista en el incremento de bienes detectado en la investigación judicial, de la que participaron con expertos contables de la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas (FIA). La existencia de una camioneta a nombre de su esposa, sumada a la de una casa a nombre de la madre de Cirielli y a una serie de gastos que ameritaban la profundización de la pesquisa, llevaron a una ampliación de la investigación. En ese marco, Delgado pidió a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) que enviara las declaraciones de impuestos a los bienes personales y a las ganancias de Cirielli y de su entorno familiar. Con estos datos, se llegó a la conclusión que "ni la madre ni la esposa ni Cirielli pueden justificar la evolución de su patrimonio", dijeron las fuentes. En diciembre pasado, el fiscal intimó a Cirielli a que demostrara cómo hizo su patrimonio, pero el gremialista pidió una prórroga que le fue negada por Delgado. Así, Delgado solicitó a Rafecas que llame a declarar en indagatoria al sindicalista de los técnicos aeronáuticos. A la investigación por supuesto enriquecimiento ilícito se suma otra, también a cargo Delgado, por supuestas "`gentilezas´ por parte de las empresas aéreas que él mismo debía controlar en razón del cargo que ostentaba”. Para el fiscal “resulta evidente que existió una confusión de intereses” entre Cirielli y las compañías aéreas que debía controlar. El dictamen consignó que Cirielli recibió pasajes como “gentilezas” que le entregaban las empresas (entre las que mencionó a TAM Airlines y Cubana de Aviación) que estaban bajo su órbita de control. En esta causa, Delgado solicitó que también sean indagadas “las máximas autoridades de las compañías aéreas involucradas” de la época en la que Cirielli fue funcionario público.

Carrió también repudió la polémica tapa de Noticias

La diputada calificó como "gravemente ofensivo" un fotomontaje en el que muestran un cuerpo desnudo con el rostro de la Presidenta La diputada Elisa Carrió quien generalmente se destaca por sus dichos afilados y su posición hipercrítica del Gobierno nacional, esta vez repudió a la revista Noticias por la tapa que muestra un montaje de una mujer desnuda a la que agregaron la cara de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. "La tapa de la revista Noticias es gravemente ofensiva", sostuvo en el primer día del 2014 a través de su cuenta de Twitter @elisacarrio. La última tapa del semanario.La última tapa del semanario. La diputada de UNEN no es la primera en lanzar sus críticas contra la publicación. Ya emitieron comunicados en contra el Consejo Nacional de las Mujeres por "una muestra manifiesta de violencia simbólica y mediática”; la red de periodistas con visión de género y otros diputados. En diálogo con INFOnews, la diputada nacional del Frente para la Victoria Mara Brawer sostuvo que la tapa: “Es coherente con una línea editorial que viene trabajando para debilitar la democracia. A 30 años del restablecimiento democrático, deberíamos haber aprendido que es fundamental el respeto tanto a las instituciones como a la investidura presidencial. Si no se las respeta, se debilita la democracia y la política. Así se manejaron quienes guiaron los destinos de nuestro país durante tantos años, dejando con hambre a nuestro pueblo”, sostuvo En ese sentido, agregó: “Hacen esta tapa porque es una líder que conduce los destinos de nuestro país con un Estado fuerte que busca proteger a los más débiles y porque es mujer. Es una línea en la que ya vienen trabajando desde la tapa de Noticias: ya tuvieron tapas con su goce, con su luto y con su supuesta bipolaridad. Ahora, la muestran junto a un cuerpo desnudo y es algo que agrede a todas las mujeres”.

Cortes de luz: para el macrismo, la solución es subir las tarifas

El diputado macrista Federico Sturzenegger aseguró que la crisis energética se resuelve con $80 de suba en la tarifa mensual. Según el funcionario, con ese ajuste promedio las empresas recibirían los $5.000 millones que reclaman. . Federico Sturzenegger, diputado nacional por el PRO aseguró que "hay mucha confusión" en el Gobierno nacional, precisó que ello se debe a una "marcada ausencia" de la presidenta Cristina Fernández y consideró que el peronismo es "status quo, más de lo mismo" y el PRO "revolucionario". Federico SturzeneggerFederico Sturzenegger En declaraciones a Infobae, explicó que se requiere autorizar el aumento de las tarifas de las tres distribuidoras en un promedio de $80 por cliente. "Pero hay otros $70.000 millones de subsidios que surgen de la diferencia entre el valor de compra de energía a precios más altos del que se vende al consumo, para no tener que aumentar las tarifas. Si eso se eliminara, no va a resolver el problema de falta de electricidad, porque esos recursos no se trasladarán a las empresas, sino que significarán ahorro para el Estado que no se sabe a qué se aplicaría, probablemente se los destine a otra cosa, es decir a más gasto público". "El PRO propone que si se reducen esos subsidios, tiene que tener como contrapartida la reducción de otros impuestos, como IVA, Ganancias" Por eso, "el PRO propone que si se reducen esos subsidios, tiene que tener como contrapartida la reducción de otros impuestos, como IVA, Ganancias", dijo el economista. Además dijo que el macrismo pone "el Estado al servicio de la gente" y calificó al peronismo como una "máquina de generación y uso del poder para una estructura política clientelar como se vio en los últimos treinta años". En diálogo con DyN, Sturzenegger señaló que el diputado del Frente Renovador Sergio Massa es "más de lo mismo", se refirió a las políticas económicas del Ejecutivo nacional y advirtió que "el panorama de la inflación para el año que viene será peor que este año".

El señor de todo Por Mario Rapoport *

Bunge & Born, la primera multinacional argentina, una de las corporaciones más grandes del mundo en comercialización de commodities y en especial de soja, está de nuevo en la mira. Como sucedió en 1974 con el secuestro de los hermanos Born, dos de sus principales directivos; en los años ‘90, cuando la empresa puso dos ministros de Economía sucesivos para impulsar el programa neoliberal del presidente Menem; y ahora que se la acusa de complicidad en el secuestro de trabajadores en la época de la dictadura militar. B&B ya existía en el país desde 1884 dedicada más que nada al comercio de cereales, pero no todos saben que el que le dio su mayor impulso y la convirtió en lo que hoy es, fue Alfredo Hirsch, un judío alemán que llegó a Buenos Aires en 1897 contratado por la sede principal de la compañía que operaba en Amberes. La carrera de Hirsch en Argentina fue tan fulgurante que en 1927 ya era el presidente de la compañía, y por veintiocho años iba a ser su directivo principal. Se dice que su hija Leonor tuvo un romance con el presidente Agustín P. Justo, lo que demuestra su fuerte vinculación con el poder político local. “No cabe duda de que sin el paso de Alfredo Hirsch por el Grupo Bunge –confiesa un ex presidente de esa empresa, Salvador Carbó– éste no habría llegado a lo que fue cuando lo dejó y lo que también es ahora. Un grupo que cotiza en la Bolsa de Nueva York con una facturación de más de 26.000 millones de dólares, siendo el mayor exportador mundial de aceite de soja.” B&B tenía en los años veinte a muchos familiares de Alfredo Hirsch en sus filas y a nuestras manos llegó una carta del 25 de julio de 1925, que uno de ellos, Max, le envía a su hermano Kurt, entonces en Europa, escrita apresuradamente mientras viajaba en un coche comedor hacia Charata (Chaco). En ella revela la magnitud de los intereses de B&B y del mismo Hirsch en esa región donde reinaba otra empresa tristemente célebre La Forestal, que en esos años, después de pasar por varias manos, la compartían capitales ingleses y alemanes. Con características semifeudales, incluso dinero propio o vales, de los que los trabajadores dependían totalmente (para su alojamiento, compra en almacenes, salones de baile, etc.) a medida que avanzaba el desmonte de los árboles de quebracho, se abandonaban viejos pueblos y se creaban otros, dejando detrás zonas desérticas. Varias huelgas y movimientos de los trabajadores tuvieron lugar en la empresa, que los reprimía con la ayuda de las autoridades locales, terminando muchos de ellos por años en prisiones o cárceles, tal como lo relata muy documentadamente en un libro imperdible Gastón Gori. Según señala Max en su carta, La Forestal era la firma más grande del mundo en propiedad de bosques y tierras, 1.800.000 hectáreas, que estaban dedicadas principalmente a la explotación del tanino o extracto de quebracho. Y allí remarca que todos sus establecimientos se hallaban equipados con máquinas alemanas e inglesas y dirigidos por administradores e ingenieros europeos. Poseía varias fábricas de tanino y cientos de kilómetros de ferrocarriles propios y exportaba muchos rollizos de quebracho, sin tratar, a Estados Unidos. La carta de Max sostiene que la compañía era ya en esa época completamente alemana y hace un balance de la penetración de los capitales de este origen en la región. B&B había instalado en esa zona varias fábricas bajo su supervisión cuyo objeto era la explotación del algodón, para lo cual disponían desmontadoras de algodón en bruto que trabajaban con máquinas Lummus de origen alemán y motores Otto a gas o semidiésel, aunque algunas disponían de productos ingleses o norteamericanos. En Resistencia, la ciudad principal de la región, existían cinco fábricas de aceite, que era refinado en el lugar y se vendía como aceite comestible, y la mayor parte de las usinas tenían prensas Krupp. También había fábricas de aceite de ricino, de las cuales una era propiedad de otro industrial alemán, Hugo Stinnes. Max señalaba que Molinos Río de la Plata, el establecimiento creado por Hirsch y equipado totalmente por Krupp, era el más moderno de toda Sudamérica. Pero allí se hacía aceite de lino, nabo y maní no de algodón, por eso necesitaban crear establecimientos en el Chaco. “De todos modos –le decía a Kurt– sería muy interesante si te encontraras frecuentemente con don Alfredo, quien te puede contar todo ya que es el Señor de todo.” Finalmente, se refería a la cría de ganado vacuno, que no eran de razas finas por la garrapata que afectaba a éstas. Pero los vacunos que se habían traído aguantaban bien las difíciles condiciones de la región. Jorge Born tenía en la zona 250.000 hectáreas, con 35.000 cabezas de ganado en una sola propiedad y Alfredo Hirsch había comprado 30.000 hectáreas. No lo dice la carta, pero una demostración del poderío del Señor de todo, como lo calificaba el autor de la misma, la dio Hirsch cuando se transformó en el rey de los cielos de Buenos Aires construyendo entre 1931-1933 el edificio Comega (Compañía Mercantil Ganadera), también gracias a una empresa alemana, Geopé, en un lugar emblemático de la city porteña, Corrientes 222, desde cuya terraza se pudo ver en 1934 la llegada del dirigible germano Graf Zepellin, en febrero de 1936 el sepelio de Carlos Gardel y en 1937 la transformación final de la angosta calle Corrientes en una avenida. Edificado en el lugar de la vieja residencia de Francisco Madero, aquel que creó el puerto que lleva su nombre, se demostró pronto inservible y hoy es un paseo de lujo. El Comega fue el primer edificio completamente construido en hormigón armado, con 21 plantas y cinco ascensores ultra modernos y llegó a ser uno de los más altos de la ciudad. Fue un pionero porque luego de su construcción se levantó el edificio Safico (Corrientes 456) y más tarde, en 1937, el Kavanagh (monumento histórico mundial de la ingeniería civil), todos ellos ejemplos en el mundo de la arquitectura Art Deco. Dedicado sólo al alquiler de oficinas, en su interior albergaba el Departamento de Administraciones Rurales de B&B, dedicado a la gerencia y auditoría de estancias, que se ocupaba no sólo de las de Hirsch y sus socios como Las Lilas, La Mechita, La Criolla, El Bonete, La Elisa, La Leonor, Bellamar, etc. sino también de las de muchos otros. Era el imperio Hirsch. La carta no mencionaba esta última información pero terminaba de manera algo servil: “En cuanto a mi prometido viaje a Europa aparentemente es todavía un problema porque, como digo yo siempre: ‘el hombre piensa y Hirsch conduce’. ¿Quién sabe lo que tiene planeado para mí cuando vuelva a BA? ¿Quién sabe lo que tiene en la cabeza para el año que viene?”. En verdad, Alfredo Hirsch parecía tener a sus empleados, incluso a sus ejecutivos, en un puño. Una revelación temprana del espíritu de la empresa. * Economista e historiador

CINE › MARTIN SCORSESE Y EL CAMINO QUE CONDUJO A EL LOBO DE WALL STREET, SU NUEVA PELICULA “Esta es una mirada a la naturaleza humana”

El director señala que, contra lo que podría suponerse de acuerdo con el material que se ve en pantalla, no tuvo demasiados problemas con el comité de calificación. Aquí habla en extenso de una película que remite a sus films de gangsters, en forma y contenido. Por Nick Friedman “Habría que ver si hay tantas diferencias entre una tribu y otra”, dice Martin Scorsese, comparando a sus legendarios mafiosos de Buenos muchachos (1988) y Casino (1995) con los agentes financieros noventistas de El lobo de Wall Street. Desde su estreno estadounidense, en la pasada Navidad, el opus 23 de Scorsese en el cine de ficción viene siendo abundantemente comparado, no sin razón, con aquellos clásicos de su filmografía. Los puntos de contacto van de lo temático a lo moral, sin dejar atrás cuestiones de forma, estilo y narración. De todo eso habla el director de Taxi Driver en la entrevista que sigue, arriesgando incluso –aunque sin estar del todo seguro– que tal vez se trate de una trilogía. De lo que no hay duda es que El lobo de Wall Street –que con sus escenas de orgías descomunales, excesos de todo tipo y propulsión a la cocaína por parte de sus aceleradísimos personajes, sorteó casi milagrosamente la calificación R de la MPAA, comité de calificación de películas en los Estados Unidos– es la más desaforada, extrema y feroz de las tres. No por nada desde el título se califica al héroe como un lobo. El lobo del que se habla es Jordan Belfort, en cuyo libro de memorias se basa el guión de Terence Winter, con quien Scorsese había trabajado previamente en la serie Boardwalk Empire. Publicado a fines de los años ’90, The Wolf of Wall Street narra la historia de Belfort, todo un icono de la ambición de fines de los ’80 y los enteros ’90, que ascendió desde la condición de modesto agente financiero a dueño de una firma en la que la falta de escrúpulos se celebraba con champán, descorche y mujeres. Recibida como la mejor película de Scorsese en vaya a saber cuánto tiempo, El lobo de Wall Street –que con una duración de tres horas es, junto con Casino, la más larga del autor– representa la quinta colaboración del cineasta italoamericano con su paesano Leonardo DiCaprio, luego de Pandillas de Nueva York, El aviador, Los infiltrados y La isla siniestra. El resto del ecléctico elenco está integrado por puros recién llegados a Marty’s World, desde los notables como nunca Jonah Hill y Matthew McConaughey hasta los veteranos Rob Reiner y Joanna Lumley, que allá por fines de los ’60 actuó en Al servicio secreto de Su Majestad. También debuta junto a Scorsese el mexicano Rodrigo Prieto, director de fotografía de todas las películas de su compatriota Alejandro González Iñárritu, mientras que la edición y la música volvieron a quedar en manos de los brazos derecho e izquierdo de Martin S.: Thelma Schoonmaker y Robbie Robertson. Se da por descontado que el próximo 16 de enero lloverán nominaciones al Oscar para la película, incluyendo todos los rubros principales. –¿Cuándo llegó a sus manos el libro de Jordan Belfort? –En algún momento de la década pasada. Alguien me lo alcanzó. El tema es que en esos casos, cuando me vinculo con algún material no por iniciativa propia sino a través de terceros, me lleva un tiempo hacerlo mío. Necesito encontrar mi punto de vista personal con respecto a la historia, y eso me lleva a veces muchos años. Con El rey de la comedia, por ejemplo, pasaron diez años desde el momento en que leí el guión por primera vez hasta que sentí que estaba en condiciones de filmarla. El toro salvaje, seis o siete años. –¿Y en este caso? –Lo que pasó es que en el momento en que decidí filmarla, después del estreno de Los infiltrados, no encontré apoyo de ningún estudio para hacerla. Cuando pasa eso hay que empezar a dar pelea para conseguir apoyo, y esa pelea es siempre larga y dura, ya que hay que encontrar puntos de contacto entre lo que uno quiere contar y lo que a los estudios les interesa. En ese proceso es necesario estar convencido de que a uno el proyecto le interesa lo suficiente, porque por más que te den luz verde todo rodaje es un proceso largo y complicado, con el que se convive durante años. En este caso, en el medio se cruzaron La isla siniestra primero, La invención de Hugo Cabret más tarde. Por lo cual recién después de terminar ésta pude volver a la carga con El lobo de Wall Street. –¿Se reunió con Belfort para tener una impresión de primera mano? –No, mi política en estos casos es mantener distancia, para poder sostener el punto de vista que se tiene con respecto a la historia y el personaje. Lo mismo hice en su momento con Henry Hill, protagonista de Buenos muchachos. La primera vez que vi a Belfort fue el día de la avant première de la película. Se lo veía contento después de la proyección, pero no llegamos a hablar. –Llamó a Terence Winter, jefe de guionistas de Boardwalk Empire, para escribir el guión. –Lo conocí trabajando en esa serie, de cuya producción participé, y me pareció que era la persona indicada para este proyecto. –¿Está de acuerdo en que la historia, el arco dramático, ciertos aspectos de la técnica narrativa de El lobo de Wall Street recuerdan mucho a Buenos muchachos y Casino? –Es posible. Esta intenta ser también, como aquéllas, una mirada al corazón de los Estados Unidos. Y también a la naturaleza humana: la ambición, la sed de poder, el deseo de conquistar todo lo que haya por conquistar no son exclusivas de los Estados Unidos. Lo que intenté hacer fue llevarla más lejos, empujarlas más en términos de estilo, de salvajismo, de locura. Tal vez se trate de una trilogía, no lo tengo claro. –La diferencia en tal caso es que cambió de “fauna”. De la ecología mafiosa pasó a la financiera. –Habría que ver si hay tantas diferencias entre una tribu y otra... (risas) En Wall Street no te matan, te hunden para siempre. La violencia es la misma. Me refiero al grado de violencia, no al modo en que se manifiesta. En lugar de ejecuciones hay orgías salvajes, consumo desaforado de cocaína, estrategias para engañar incautos. La verdad es que en el futuro no me veo a mí mismo haciendo películas violentas, como las que alguna vez hice. Siento que eso ya lo hice, ahora quiero probar otras cosas. –La película es también muy violenta en términos de forma. –Sin embargo fíjese que no hay movimientos de cámara muy complicados. Al final, cuando cada personaje encuentra su destino, la puesta es muy simple, con encuadres muy sencillos. Es casi teatral. –Pero tiene una adrenalina, una velocidad, una crudeza en los diálogos, que la hacen violenta. –Tenía que ser necesariamente así, ya que los personajes están movidos por un grado de ambición y competitividad extremadamente agresivo. Traté de que la forma se adaptara al contenido. –La música, una vez más a cargo de Robbie Robertson, mantiene altas las pulsaciones. –Puede ser. Usé la música como suelo hacerlo: para mantener un ritmo sostenido y también para dosificar intensidades. –Otra coincidencia con Buenos muchachos es que toda esa selva financiera produce tanto rechazo como fascinación. –Es que no es posible relacionarse con protagonistas que sean seres repulsivos y nada más. En ese caso el espectador mantiene la distancia, no los relaciona consigo mismo. Los ve como monstruos y eso es tranquilizador, ya que puede depositarse en ellos todo lo negativo, mientras que nosotros, los que estamos de este lado, somos los buenos, los normales. A mí me interesa poner al espectador en la situación contraria: la de que ese mundo lo fascine lo suficiente como para querer ser parte de él. De ese modo, cuando ese orden se da vuelta el espectador se ve obligado a replantearse qué lo hizo querer estar en ese lugar. –Alguna vez usted comentó que el consejo que suele darles a los actores es “Hacé menos”. ¿Fue así en este caso? –¡No, esta vez fue “Hacé más”! (risas) La idea era llevar las cosas al límite, así que la consigna era “Más, más y más”. –¿Es verdad que dejó improvisar bastante en el set? –Sí, desde hace tiempo no lo hacía. Por lo que recuerdo, desde Casino. Habíamos improvisado algo en Los infiltrados, pero nada en El aviador, La isla siniestra o Hugo. Después de que Terry (Winter) tuvo listo el guión, Leo (DiCaprio) compartió el trabajo de preproducción con él y yo, y a partir de ese trabajo se improvisaron cosas durante el rodaje. –Usted agudiza la identificación entre espectador y protagonista mediante el relato en primera persona, tal como sucedía en Buenos muchachos. Aquí incluso el protagonista se dirige al espectador en forma directa en dos o tres ocasiones, rompiendo lo que se conoce como “cuarta pared”. –Exactamente. Esa es la intención del relato en primera persona, y de esos monólogos a cámara: implicar al espectador en forma directa con la moral del personaje. –La película es de una gran crudeza en todos los terrenos: el del sexo, el consumo de drogas, la profanidad de los diálogos, la amoralidad de los protagonistas... ¿No tuvo problemas con la MPAA? –Mucho menos de lo que preveía, debo decirle. Yo tengo una larga historia con la MPAA. Tenga en cuenta que ya en Calles peligrosas (1973) tuve que cortar líneas de diálogo que hoy en día dicen hasta los conductores de noticiero. En este caso, el principal enemigo fue el tiempo, porque estábamos apretados para llegar a la fecha de estreno. Para ganar tiempo yo mismo hice algunos cortes en diálogos y escenas, mientras estaba montando la película, para evitar que me obligaran a volver más tarde a la mesa de edición. Y conseguimos que los cortes no afectaran demasiado el conjunto. Traducción, edición e introducción: Horacio Bernades.

EL GOBIERNO ANUNCIARA MAÑANA LOS VALORES DE ENTRE 175 Y 200 PRODUCTOS DE PRIMERA NECESIDAD Llegan los precios del nuevo acuerdo

Regirá todo el año y tendrá revisiones trimestrales. Los precios no serán especialmente bajos, sino que estarán en línea con los valores actuales que se ven en las góndolas. Cómo resultaron los acuerdos de precios en la historia argentina. Por Javier Lewkowicz El Gobierno anunciará mañana la puesta en marcha del acuerdo de precios con proveedores de artículos de consumo masivo y supermercados. Serán entre 175 y 200 productos de primeras y segundas marcas cuyos precios se van a unificar en los comercios que participen del acuerdo: primero serán las grandes cadenas de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, luego los comercios regionales y se sumarían los súper chinos, quienes ofrecerían una versión reducida de la lista. El acuerdo rige todo el año y tendrá revisiones trimestrales. Los precios no serán especialmente bajos, sino que estarán en línea con los valores actuales que se ven en las góndolas. Con resultados dispares, bajo democracia y dictadura, en contextos de crecimiento y recesivos, hay varios antecedentes de acuerdos de precios. El acuerdo pretende, según el Gobierno, ordenar el universo de precios de productos de primera necesidad. También procura contener un escenario de mayor presión en los precios, en primer lugar por el fuerte aumento en el ritmo de depreciación del peso, que encarece insumos y bienes finales importados y alimentos exportables que se venden a nivel local. El primer acuerdo de precios data del segundo gobierno peronista. Con sólido apoyo sindical, Perón encaró la crisis económica de principios de los ’50 con un acuerdo de precios y salarios que ató los incrementos salariales a la productividad y los precios a los costos. Permitió que la reactivación viniera al compás de una baja de la inflación desde el 38 al 4 por ciento entre 1952 a 1954. Perón volvió a instrumentar un acuerdo en su tercer gobierno que contuvo la inflación, aunque luego se disparó en 1975 a partir de una brutal devaluación en un contexto político explosivo. Dos antecedentes más recientes tuvieron lugar en el gobierno de Alfonsín, en el Plan Austral y el Primavera. Los resultados fueron desastrosos, en una economía quebrada por el elevado endeudamiento heredado y los bajos precios internacionales. Y no sólo gobiernos populares aplicaron esta medida. En 1967, Adalbert Krieger Vasena, ministro de Economía del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía, y en 1976 José Martínez de Hoz, ministro de la dictadura de Jorge Rafael Videla, utilizaron controles. Fueron dos casos de deterioro planificado de los salarios, combatido por el Cordobazo y aplicado bajo el terrorismo de Estado, aunque sin éxito en términos inflacionarios, respectivamente. El kirchnerismo utiliza un esquema de autorizaciones de aumentos de precios de productos de consumo masivo por parte de Comercio Interior desde 2006, cuando comenzó la gestión del ex secretario Guillermo Moreno. Además, aplicó un congelamiento total en la primera parte del año pasado, con un resultado aceptable según varias mediciones de precios alternativas al Indec y otro reducido a 500 productos que al final quedó totalmente desdibujado. Desde mañana arranca otro acuerdo de algo menos de 200 productos con lista de precios única. En todos los casos, se trata de medidas que procuran administrar la inflación, pero que no tienen el alcance en sí mismas para reducirla en forma visible y sostenida. La biblioteca, como casi siempre, se divide en materia de control de precios. La ortodoxia dice que es ineficiente porque inhibe el mecanismo de oferta y demanda y no ataca al exceso de emisión monetaria, que advierte como la única causa de la inflación en todo tiempo y lugar. En cambio, John Kenneth Galbraith, economista y ex funcionario norteamericano, escribió Una teoría sobre control de precios, donde plantea que la política keynesiana expansiva debe ir acompañada por un control de precios que evite que la inflación se acelere y afecte la distribución del ingreso. El historiador de la economía Mario Rapoport dice que la vigencia de los acuerdos tiene que ver con el punto de partida: “Una inflación del 400 o del 1000 por ciento no es lo mismo que una del 20 o 25 por ciento”. Agrega que el crecimiento, la inversión, la situación fiscal, la balanza comercial, la concentración económica, la política monetaria y fiscal, el endeudamiento y las condiciones externas pueden explicar si los acuerdos funcionan o no. Una variable central es el poder político del Gobierno para disciplinar a los actores económicos. Compartir: Twitter

› EN UNA CANCHITA DE UNA ALDEA INDIGENA, ENTRE NIEBLA Y GARUA, EL ZAPATISMO CELEBRO DOS DECADAS DE REBELDIA Año Nuevo en Chiapas a veinte años del estallido

Hoy hay fiesta en Oventic. El Año Nuevo se abre paso entre recuerdos, músicas contestatarias, llamados a la rebeldía y la escandalosa situación en la que aún viven los indígenas de la región. Combate y pobreza en Chiapas. Por Eduardo Febbro Desde Oventic, Chiapas La voz de los símbolos se calla en cuanto aparece la niebla. Espesa y creciente a medida que la ruta de montaña asciende hacia la comunidad de Oventic, una de las cinco juntas de buen gobierno administradas por los zapatistas. Estas son tierras rebeldes y muy pobres. Aquí, las palabras llenas de símbolos y poesía del Subcomandante Marcos no tienen cabida. Esto es la realidad. Se respira la doble fuerza de la humildad y la dignidad. Hoy hay fiesta. El año viejo se va en medio de la niebla, la garúa y el frío que cubren la cancha donde el EZLN, Ejército Zapatista de Liberación Nacional, organizó la celebración de los 20 años del levantamiento zapatista, 1994-2014. El Año Nuevo se abre paso entre recuerdos, músicas contestatarias, llamados a la rebeldía y la escandalosa situación en la que aún viven los indígenas de la región. Combate y pobreza. “Los de abajo vamos por los de arriba”, canta una rapera venida de los Estados Unidos. Un grupo musical del EZLN con el pasamontañas cubriéndoles el rostro entona corridos zapatistas. No hay tiempo ni espacio para la nostalgia. La gente se abre paso entre el barro y la niebla. Hay mucho por hacer, por construir, por resistir. El EZLN acusa a las autoridades de mantener en pie una política de guerra, una presión permanente de desgaste cuya meta consiste en marginarlos en la pobreza y sacarles las tierras que recuperaron en 1994. La experiencia zapatista tiene varias lecturas. Muchas pueden ser ciertas individualmente, ninguna abarca la complejidad de un movimiento indígena armado que logró instalar en el paisaje político un sistema de autogobierno que engloba a cerca de mil pueblos agrupados en los municipios autónomos. Estas zonas están regidas con sistemas propios de salud, educación, cultivos agrícolas autosuficientes, seguridad, distribución de café, artesanías o miel. Una buena parte de las familias choles, tzeltales, tojolabales o tzotziles no recibe el amparo de los programas sociales gubernamentales porque no responden del todo a los reglamentos dictados por las autoridades, entre estos, por ejemplo, el pago de impuestos por las tierras. Cierta prensa urbana y occidental saca un balance injusto de la revolución zapatista. Apuntan hacia el EZLN como un mal gestor de sus comunidades que implementó una revuelta que dos décadas más tarde es estéril. Es una mirada muy estrecha de este vasto conflicto. Chiapas es un modelo en pequeña escala de la arrasadora injusticia del mundo. Hay que vivir o venir a estas tierras para beber el frío y estrechar la hostilidad del clima, la dificultad para renovar los cultivos, la mirada siempre profunda y digna de las comunidades mayas. “Estamos aprendiendo a gobernarnos de acuerdo a nuestras formas de pensar y de vivir. Estamos tratando de avanzar, de mejorar y fortalecer entre todos, a hombres, mujeres, jóvenes, niños y ancianos. Como hace 20 años, dijimos ya basta.” La comandanta Hortensia leyó con vos segura el comunicado del EZLN. Parada en el centro del escenario, con el rostro cubierto, la comandanta reiteró que no habría marcha atrás en el proceso de autonomía. “Existimos y aquí estamos. Hace 20 años no teníamos nada, ningún servicio de salud y educación que sea de nuestro pueblo. No existía ningún nivel de autoridad que sea del pueblo. Ahora tenemos nuestros propios gobiernos autónomos. Bien o mal que se haya hecho, pero es la voluntad del pueblo. (...). Estamos tratando de mejorar nuestros sistemas de salud, educación y gobierno. Estamos claros que falta mucho por hacer, pero sabemos que nuestra lucha avanzará.” Y ahí están esas zonas de autogobierno, perfectibles, dignas, amenazadas: “Es una verdadera guerra de exterminio. Hay decenas de miles de soldados que están ocupando las tierras que nos pertenecen. A pesar de tantas maldades aprendimos a sobrevivir y resistir de manera organizada”, dijo la comandanta. Chiapas es una reinvención en movimiento, descendiente de aquella madrugada del primero de enero de 1994 cuando los zapatistas ocuparon el Palacio Municipal y lo vaciaron. En el balcón del municipio apareció el comandante Felipe, un tzotzil que leyó con el rostro descubierto el primer comunicado del EZLN, la famosa Declaración de la Selva Lacandona. Aquellas palabras tenían un acento nuevo. Aportaban aire puro a los ya muy usados discursos revolucionarios. Los zapatistas exigían algo distinto: “Para todos todo, nada para nosotros”. No hablaban en nombre de Marx, o del indigenismo puro. Fueron, a su manera increíblemente adelantada, los primeros indignados de la historia moderna. Por eso sus palabras nos englobaron a todos con su portavoz como estandarte, el Subcomandante Marcos, el único mestizo de aquellos tiempos que se sumó a los indígenas. La noche del 31 de diciembre al 1º de enero tomó por sorpresa al presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari. El mandatario estaba festejando la aplicación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El ministro de Defensa le avisó que un grupo alzado en armas acababa de tomar San Cristóbal de las Casas y otras localidades de Chiapas. Salinas mandó al ejército. Los combates duraron cerca de dos semanas. Al cabo de centenas de muertos, Salinas de Gortari, presionado por su socio norteamericano, el ex presidente norteamericano Bill Clinton, decretó un alto el fuego con una oferta de perdón. El Subcomandante Marcos respondió con una memorable declaración: “¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono? ¿De habernos levantado en armas cuando encontramos todos los otros caminos cerrados? ¿De no habernos atenido al Código Penal de Chiapas, el más absurdo y represivo del que se tenga memoria? ¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana vive aún y está en sus habitantes más empobrecidos? ¿De habernos preparado bien y a conciencia? ¿De haber llevado fusiles al combate, en lugar de arcos y flechas? ¿De haber aprendido a pelear antes de hacerlo? ¿De ser mexicanos todos? ¿De ser mayoritariamente indígenas? ¿De llamar al pueblo mexicano todo a luchar de todas las formas posibles, por lo que les pertenece? ¿De luchar por libertad, democracia y justicia? ¿De no seguir los patrones de las guerrillas anteriores? ¿De no rendirnos? ¿De no vendernos? ¿De no traicionarnos?”. El mensaje zapatista recorrió el mundo. Todo esto se respira en la humedad neblinosa de Oventic, lejos, muy lejos de los análisis de los intelectuales urbanos que no se asoman a estas alturas ni envueltos en frazadas, muy lejos de las estadísticas y las cifras que acercan la sospecha de un fracaso. La resistencia siempre es costosa. El EZLN y los indígenas pagan el tributo de la autonomía que intentan sellar. Hay errores y los habrá siempre. “Los zapatistas tenemos que trabajar y organizarnos más. Ya no sólo se trata de resistir sino organizar la resistencia en todos los niveles. Piensan que con su estrategia van a calar la estrategia, pero se equivocan. Aquí estamos y aquí seguiremos”, recordó la comandante Hortensia. Y aquí estamos en esta medianoche humilde y grandiosa. Fría y entrañable. El Año Nuevo desviste al anterior. Vendrán nuevas neblinas. Pero esta voz auténtica, estos rostros y estas manos marcadas por la dignidad y el trabajo, ya son un tejido más del patrimonio de rebeldía política de la humanidad. efebbro@pagina12.com.ar