martes, 31 de diciembre de 2013

2014 justo libre y soberano.

Que todos sean un poquito feliz cada día, lo demás se hace despacito y de a poco...solía decír el General Perón en su regreso definitivo a la Patria. La felicidad fue siempre un tema recurrente en el Líder...humanista, al fin y al cabo, preocupado por la Juventud en su otoño, por la ecología, el universalismo, el agua, los alimentos, preveía un mundo global y complejo. No era adivino, no, solo leía estratégicamente la realidad. En el 2014, mas Unidos que Dominados, avanzamos a pesar de trenes desquiciados con motormans ídem. LEVANTAMIENTOS POLICIALES, NARCOS,CORTES PORGRAMADOS Y DESPROGRAMADOS. Con un Estado soñado y cumplido en los '40 y los '50. Vilipendiado durante décadas y resarcido en el último decenio. Con una Juventud recuperada, soñadora, callejera,plena. Con desocupación en baja, mercado interno, industrias,energía, alimentos, y liderazgo de una mujer,esa mujer, que es pura doctrina por donde se la escuche y observe. El 2000 llegó, y el 2014 nos encontró con profecías casi cumplidas. El vaso de leche, los juguetes de la Fundación, y hoy las netbooks, la AUH, y por sobre todas las cosas, algo que me alivia, los mismo enemigos con las mismas taras de siempre pero sin las bombas ni los tanques de siempre. Gran parte de ellos están presos. Despacito y de a poco, la Revolución en paz, con mucho por hacer, por construir, por responder. La palabra, la militancia,el movimiento nacional y popular recuperados. Andando por Latinoamérica,insertos en un mundo multipolar, siendo. Con la maza y la cantera, y las banderas, que el niño y la niña sigan yendo felices a la escuela. Feliz Año, compañeros y compañeras, justo libre y soberano en cada uno y en todos y todas, en una Comunidad que se realiza digan y plena de paz pan y trabajo. GB

EL GOBIERNO DE BRASIL MEJORO Y AUMENTO LOS PROGRAMAS SOCIALES La política social de Dilma

Por Eric Nepomuceno Desde Río de Janeiro Mañana, 1o de enero de 2014, Dilma Rousseff celebra tres años cumplidos desde que se convirtió en la primera mujer en asumir la presidencia de Brasil, y a la vez empieza el último año de su mandato. Es, al menos por ahora, la favorita absoluta para ser reelecta en octubre de este año que empieza. En muy buena parte, por sus méritos y por los méritos de la herencia –dudosa herencia, en el aspecto económico, pero robusta herencia en el aspecto social– que recibió de su antecesor, Lula da Silva. E igualmente en parte considerable, ese favoritismo se debe a la ineptitud y a la inconsistencia de los postulantes de la oposición. El balance de esos tres primeros años del período de Dilma presidenta es complejo y un tanto confuso. Una vez más –y a ejemplo de lo que ocurrió en las dos presidencias de su antecesor– la cuestión social ha dominado la pauta política nacional. Brasil es hoy, sin dudas, un país más igual o, mejor dicho, menos desigual. La inclusión social de millones y millones de brasileños se incrementó en esos tres primeros años de Dilma como presidenta. Y más: los programas sociales lanzados por Lula fueron mejorados y crecieron. La construcción de viviendas populares, por ejemplo, está a punto de superar las promesas de campaña electoral. Y como sabemos todos los ciudadanos del mundo, promesas electorales no van más allá de eso: promesas. Esta vez, en Brasil, ocurrió el increíble cumplimiento. Otro de los agujeros sin fondo –la salud pública– sigue siendo un desastre ofensivo. Pero algo se avanzó: al constatar que los profesionales brasileños se resistían a trabajar en sitios inhóspitos y miserables, Dilma lanzó el programa Más Médicos, que literalmente importó doctores, en su mayoría cubanos. Otros programas, como el que ofrece estudios de grado técnico, avanzaron mucho. Se retomaron las licitaciones para concesión de servicios públicos, básicamente en estructura (rutas y aeropuertos, que son una vergüenza nacional). O sea, mucho se hizo. El país sigue a miles de millas marítimas (que son las más largas) de llegar a un grado mínimo de desarrollo y civilización y democracia real, pero algo importante se avanzó. Pero hubo y hay una batalla –e importante batalla– que Dilma perdió, y no hay indicio alguno de que ese cuadro pueda ser revertido a corto plazo. Se trata de la batalla contra esa sacrosanta y poderosísima figura abstracta, que todo puede y todo determina, llamada Mercado. Uno de los economistas más respetados del país, y que además fue profesor de Dilma en su maestría, Luiz Gonzaga Belluzzo, lo expuso de manera muy clara en una entrevista concedida al diario Folha de São Paulo el pasado domingo. Belluzzo advierte que los efectos de la crisis internacional fueron mayores y más duraderos de lo que se pensó en un principio. Llama la atención para la cuestión del cambio. En 2013, el real se devaluó 15,5 por ciento frente al dólar, exactamente la proporción de la caída de la Bolsa de Valores de San Pablo. El desfasaje del cambio sería hoy, según Belluzzo y buena parte de los economistas respetables de Brasil, de alrededor de 30 por ciento. O sea, en lugar de los 2,35 reales por dólar, el cambio debería ser de 3,00 reales por dólar. Hay, de manera muy evidente, un embate entre el gobierno de Dilma y el sacrosanto señor Mercado. Y, advierte Belluzzo, a ejemplo de lo que se observa en todo el mundo –basta con lanzar una mirada a Europa–, lo que pasa es que cuando hay un embate entre gobierno y Mercado, el gobierno –los gobiernos– pierde siempre. Los señores del dinero son los señores el mundo, y ni modo. Esa, quizá, haya sido la gran batalla –política, administrativa e ideológica– perdida por Dilma. Se podría hablar de muchos otros equívocos, como el de concentrar los esfuerzos para mantener el crecimiento económico en el consumo. Los brasileños tienen hoy, gracias a los créditos ofrecidos por la banca pública, oportunidades inéditas de comprar heladeras, televisores y automóviles. Resultado: las calles atiborradas, el tránsito caótico, la polución atmosférica en grados alarmantes. Y, claro, un 54 por ciento de las familias brasileñas con más del 43 por ciento de la renta comprometidas con deudas. Además, está el problemazo – para Dilma y para cualquier otro que se presente– del sistema político, que exige alianzas que no sólo son inexplicables, como son responsables por buena parte de los desmandres de este país que es el mío. ¿Cómo aceptar que la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados haya tenido como presidente a un pastor evangélico homofóbico y fundamentalista, cuando justamente debería defender los derechos de las minorías? ¿Cómo entender que en la Comisión de Etica del Congreso figuren políticos cuyo pasado más pertenece a una crónica policial que a la historia política? ¿Cómo aceptar que el presidente del Senado, el tercer hombre en la jerarquía constitucional –luego del presidente y del vicepresidente–, haya utilizado un avión del gobierno para un viaje cuyo destino único era implantar diez mil hilos de cabello para suplantar su calvicie? ¿Cómo reconocer a una Corte Suprema que hace un juicio mediático y condena sin pruebas a figuras de primer nivel del mismo gobierno que nombró a la mayoría de sus integrantes? Hay mucho, muy mucho, como dicen en mis pagos, camino por delante. Dilma será reelecta. Tendrá entonces lo que García Márquez reivindicaba en Cien años de soledad: una segunda oportunidad en esta tierra. Ojalá logre merecerla.

OPINION En Estado de Perplejidad

Por Jorge Halperín Los medios de información, además de ofrecer noticias, operan como máquinas de olvidar. La propia información también produce desinformación. El tratamiento de noticias, aun en los casos en que no hay mala fe ni operaciones, desplaza otra información, la debilita, cuando no la barre de la agenda. Esto es más drástico aún con ciertas noticias que coagulan toda la atención. Así, la rebelión policial y los saqueos del 3 y 4 de diciembre borraron de la agenda el anuncio de que no habrá bono navideño y las consiguientes reacciones sindicales. Y los cortes de luz a mediados del mes borraron de la agenda a los saqueos. Pero no sólo barren de la agenda la gran noticia excluyente anterior. Modifican el paisaje anímico hasta un punto en que la realidad toda es observada desde el prisma y el tono de la noticia del momento. Esto sólo habla de una deformación “natural” del sistema informativo, si no le agregamos el enorme trabajo de amplificación que realizan los grandes conglomerados mediáticos opositores. Para decirlo en otras palabras, no hubo en la última semana en TN, la señal informativa más vista las 24 horas del día, un instante en que los piquetes por los cortes de luz dejaran paso a otra noticia. Sobre un problema que es dramático de por sí, el medio concentrado opera para que los ciudadanos lleguen a obsesionarse. No hay nada más que cortes de luz y descontrol en la realidad de TN, que es la que muchos ven. Pero sí que pasan otras cosas fuera de los cortes de luz: justamente, se nos escapa algo que en los últimos meses nos viene afectando a todos y que comenzó el 7 de octubre, con la noticia de que la presidenta Cristina Fernández debería ser operada por un hematoma cerebral. Mi humilde hipótesis es que en los últimos tres meses estamos capturados por una transición que, aunque no lo percibamos en toda su magnitud, está afectando la percepción colectiva de lo que pasa. Empezó, como señalé, desde el momento en que se nos anunció que había un quiebre en la salud de la Presidenta, que debía ser intervenida en una zona delicada y que estaría alejada más de un mes. Desde luego que la sobreactuación de los grandes medios, sugiriendo que la gravedad del problema era mucho mayor que la informada, y, luego, que no había timón en la Casa Rosada, impactó en los ciudadanos. Se propagaron rumores tremendistas y declaraciones estúpidas e irresponsables, como la de Victoria Donda, conjeturando que la Presidenta podría regresar “como una plantita”. Aun cuando muchos ciudadanos están prevenidos frente a tanta operación mediática, es indudable que el repliegue de la Presidenta, una líder de absoluto protagonismo en los últimos años, generó un estado de perplejidad. “¿Quién está al mando?” fue, por un tiempo una pregunta no fácil de responder, aunque no hubieran signos preocupantes, como pretendía la prensa opositora. El regreso de Cristina con una imagen verdaderamente radiante produjo un gran alivio general. La Presidenta ejecutó de inmediato cambios profundos con el nombramiento de los nuevos ministros, y, particularmente, dejando que el centro de la escena lo ocupara el ex gobernador del Chaco, y ahora jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Cristina dejó dos figuras fuertes a cargo, y, tanto por razones de salud como por una decisión política inteligente que desplace el foco y abra el juego a potenciales sucesores, nos parece un criterio lúcido para encarar el tramo que viene hasta 2015. Pero no se procesa tan fácilmente el paso de una líder excluyente a un esquema más repartido, cuando menos de exposición. De hecho, en plena convalecencia de Cristina, el 20 de octubre ocurrió el último de los choques de trenes de la línea Sarmiento –llamativamente protagonizado por un motorman dado a la provocación–, y a los tres días el ministro Randazzo dijo haber tomado por su cuenta la decisión de estatizar esa línea. A poco de andar la nueva conducción ministerial, las sublevaciones de policías y los saqueos, si bien estallaron a nivel de las provincias y no en el área metropolitana donde está concentrado el poder nacional, otra vez golpearon sobre la imagen de la autoridad central, como lo hacen ahora, con más lógica, los cortes de luz. No es descabellado preguntarse si en algunos sectores estos sentimientos de cierta mudanza de la autoridad no contribuyeron a cebarlos, intuyendo que era el momento de golpear. Lo cierto es que se percibe todavía la trabajosa adaptación colectiva al nuevo esquema de gobierno y la ansiedad acerca de cómo y con qué estilo seguirá conduciendo la Presidenta. Los medios opositores dan a conocer encuestas que dicen que habría caído la imagen de Cristina a causa de los últimos episodios, y la sitúan entre el 45 y el 50 por ciento de aprobación. No pueden disimular que nadie consigue capitalizar los momentos difíciles del Gobierno ni desplazar un liderazgo que permitirá por primera vez en la historia a una misma fuerza política completar tres mandatos continuados. Véase, si no, en qué forma se desinfló el supuesto líder emergente, Sergio Massa, tan pronto como logró el importante triunfo en la provincia de Buenos Aires. Hay, sí, desde el poder y la oposición expectativas análogas pero bien opuestas de que otras noticias licuen las de hoy. En este rincón, la esperanza de que concluyan los cortes y traiga alivio a todos. En la vereda mediática de enfrente, algo que suba la apuesta catastrofista. Es razonable esperar que el Gobierno ejecute uno de sus clásicos golpes de iniciativa.

› OPINION El año en que la historia se puso a rodar

Por Telma Luzzani * Acciones visibles y fuerzas subterráneas se preparaban, hace 20 años, para retomar el camino de la liberación americana. Ya entonces, tres escenas adelantaban el siglo XXI. Escena 1: 1º de enero de 1994, México, tierra de resistencias milenarias. Mientras en la capital se celebraba la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, en inglés), un acuerdo con Estados Unidos y Canadá que traería a México, supuestamente, bienestar y riqueza, en Chiapas, un grupo de encapuchados, alzados en armas, le aguaba la fiesta al presidente Carlos Salinas de Gortari. Al mando del Subcomandante Marcos, el autodenominado Ejército Zapatista de Liberación Nacional declaró la guerra al gobierno; advirtió sobre el peligro de la globalización –la nueva corriente lanzada por la Casa Blanca como etapa superadora de la Guerra Fría–, reivindicó los derechos de los pueblos indígenas y proyectó la construcción de un nuevo modelo democrático anticapitalista y antineoliberal. En esos años, la ortodoxia del libre mercado y el Consenso de Washington venían marchado firmes por América latina. El EZLN significó una fuerza transformadora fenomenal, pero insuficiente para frenar ese alud que avanzaba sobre México. Junto con el Nafta –y con total independencia de la insurgencia zapatista–, Washington implementó la Operación Guardián –la militarización de su frontera con México– y el establecimiento de tres Fuerza de Tarea Conjunta para todo el continente. ¿Podía saber la Casa Blanca lo desastroso que iba resultar para México el tratado de libre comercio y lo que esto podía significar, en cifras de migrantes económicos hacia EE.UU.? Imposible saberlo, pero lo cierto es que, en la primera década del Nafta, quebraron en México 28.000 empresas chicas y medianas y sólo uno de cada tres mexicanos tenía trabajo formal, lo que significaba 75 millones de personas sin prestaciones y excluidas del sistema. El país perdió además la soberanía alimentaria. Con el campo quebrado en 2004 tuvieron que importar el 95 por ciento de la soja, 59 por ciento de arroz, 49 por ciento de trigo y 25 por ciento de maíz. Hoy, 20 años después, la promesa de reducir la pobreza no se cumplió y México es además uno de los países más violentos del mundo, con zonas extremas donde los ciudadanos pueden toparse con matanzas entre narcos y decapitados por las calles. El ex presidente Felipe Calderón admitió que en 5 años hubo más de 60.000 asesinatos. En cuanto a la pobreza, según el Banco Mundial, el 52,3 por ciento de los mexicanos vive hoy en esa situación y no puede comer lo suficiente para tener una vida sana. Escena 2: 11 de diciembre de 1994, Primera Cumbre de las Américas, Miami. Triunfador de la Guerra Fría, dueño del mundo, EE.UU. decidió llevar a cabo, ese año, su plan más ambicioso: convertir a todo el continente en un solo mercado sin fronteras bajo el control norteamericano. La Doctrina Monroe. Con ese fin, inventó las Cumbres de la Américas. Bill Clinton, que encabezó la primera, propuso allí en forma unilateral la formación de la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA) entre las 34 naciones americanas (menos Cuba). En plena ola neoliberal, con Estados reducidos al mínimo y agobiados por deudas impagables, nuestros países eran incapaces de defender su soberanía, sus recursos naturales y hasta la legitimidad de su Poder Judicial, transfiriendo a una comisión internacional de arbitraje el poder de decidir los litigios entre un Estado nacional y las transnacionales. Escena 3: 26 de marzo de 1994, cárcel de Yare, cerca de Caracas. Nadie podía saberlo todavía, pero el No al Alca y el freno al neoliberalismo ya están en marcha. Ese día de marzo de 1994, Hugo Chávez salió de prisión. Desde que estuvo allí, en castigo por el intento de derrocar el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1992), miles de personas peregrinaron para verlo. Ante la presión popular, el presidente Rafael Caldera tuvo que amnistiarlo y dejarlo en libertad. Chávez, que en la cárcel había madurado su plan de acción para ser presidente, empezó ese mismo día su campaña. * Autora de Territorios Vigilados. Cómo operan las bases militares norteamericanas en Sudamérica.

EL SALDO ECONOMICO Y LABORAL 2013 MUESTRA UN ALZA DE 5,4 POR CIENTO DEL PBI Y DESOCUPACION DE 6,6 Elevado crecimiento y bajo desempleo

Pese a las tensiones económicas locales e internacionales durante este año, subió el nivel de actividad y el empleo. Un informe del Ministerio de Trabajo revela que el dinamismo del mercado interno permitió mejorar los indicadores laborales. Por Tomás Lukin El desempleo retrocedió hasta 6,6 por ciento en el tercer trimestre, cuando en el mismo período de 2012 se había ubicado en 7,4 por ciento, según un informe del Ministerio de Trabajo. Estos datos fueron destacados ayer por el Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, al mencionar que el crecimiento de este año terminaría en 5,4 por ciento con el desempleo más bajo de la década. La economía local mostró un intenso nivel de actividad dinamizada por el mercado interno y el gasto público, pero el empleo registrado del sector privado creció solamente 0,3 por ciento. Frente a la persistencia de la informalidad, la cartera laboral anunció un conjunto de medidas para abordar integralmente la problemática. El Gobierno se puso como objetivo reducir el empleo no registrado de 34,6 a menos del 30 por ciento a lo largo de los próximos dos años. “A pesar de los condicionamientos y restricciones que el país debió enfrentar en los últimos tiempos, en 2013 la situación del mercado de trabajo se ha mantenido estable”, sostiene un informe del Ministerio de Trabajo que será difundido en los próximos días. Los resultados de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU, releva una vez al año una población más amplia que la encuesta permanente de hogares) correspondiente al tercer trimestre de 2013 muestran que en el total urbano nacional, la tasa de desocupación alcanzó al 6,6 por ciento. La leve mejora en el nivel de desempleo se produjo como consecuencia de un pequeño incremento en la tasa de empleo que pasó de 42 a 42,2 por ciento. Por su parte, se registró una leve reducción de la tasa de actividad de 0,2 puntos porcentuales. Así, sobre una población económicamente activa estimada en 17,1 millones de personas, 1.130.000 individuos se encuentran desocupados. “La cantidad de ocupados se incrementó en 259 mil trabajadores en el año, absorbiendo a 148 mil personas que no se encontraban en el mercado de trabajo e incorporando a 111 mil desocupados. De este modo, la población ocupada creció un 1,6 por ciento y el número de desocupados cayó un 8,9 por ciento. Con respecto a la población económicamente activa, se verifica que en el total urbano nacional, creció en 148 mil personas”, sostiene el documento de la cartera laboral. La política fiscal expansiva desplegada por el Estado permitió dinamizar la actividad económica durante este año. El gasto público resultó clave para sostener y fomentar el nivel de empleo. A pesar del esfuerzo inversor del sector público, el empleo en la construcción descendió. La Encuesta de Indicadores Laborales que realiza el Ministerio de Trabajo exhibió, durante el tercer trimestre, una caída del seis por ciento interanual en el empleo registrado en esa actividad. Desde el equipo económico advierten que sin el impulso del gasto público, la caída en los niveles de empleo de la construcción hubiera sido mayor. El Gobierno apostó entonces a relanzar la construcción, un sector fundamental en el comportamiento del empleo, a través del programa de créditos hipotecarios Pro.Cre.Ar, que junto con las obras públicas reactivadas éste año jugaron un rol significativo para defender el empleo sectorial. A su vez, el desempeño de la industria manufacturera a lo largo del año limitó la creación de puestos de trabajo en el ámbito privado. De todas formas, el Gobierno considera que 2013 fue un año positivo en materia laboral. “La situación del mercado de trabajo de nuestro país cierra el año, con buenos indicadores, especialmente teniendo en cuenta el recrudecimiento de la crisis internacional que impera en el mundo y más concretamente en muchos de los países con los cuales Argentina mantiene un importante intercambio comercial.” Las condiciones externas necesarias para reactivar el mercado laboral no presentaron la magnitud deseada durante 2013. El estancamiento económico en Brasil y, en menor medida, la ralentización en el crecimiento de China afectaron la economía argentina. La recuperación en la actividad económica –hasta octubre se acumuló un crecimiento de 5,4 por ciento– estuvo impulsada por el mercado interno. Los niveles de consumo se mantuvieron elevados en sintonía con la mejora de los ingresos de los trabajadores registrados y la actualización de las prestaciones de la seguridad social y la Asignación Universal por Hijo. “Es posible estimar que en este año, la remuneración promedio de los asalariados registrados del sector privado crecerá en términos reales, más allá del Indice de Precios al Consumidor que se utilice como referencia. Esto implica que, en promedio, los salarios nominales mantendrán su capacidad adquisitiva en relación con los precios de los bienes y servicios que consumen las familias”, afirma el informe de Trabajo. Compartir: Twitter

CAPITANICH VOLVIO A CUESTIONAR A LAS DISTRIBUIDORAS POR LA FALTA DE REACCION Los cortes de luz todavía no terminan

El funcionario sostuvo que los inconvenientes no son generalizados, pero preocupa que en algunos casos las interrupciones son recurrentes y en otros lo grave es que desde que se cortó el servicio no se lo repuso. Siguen las protestas. Por Fernando Krakowiak El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, volvió a responsabilizar ayer a las distribuidoras eléctricas por los cortes de luz y las cuestionó especialmente por no dar respuesta en zonas donde el suministro eléctrico continúa interrumpido. “Lo que nosotros manifestamos como un motivo de preocupación es por qué las empresas no resuelven los problemas acumulados durante muchos días”, aseguró. El funcionario sostuvo que los relevamientos que realiza el Gobierno para identificar las áreas afectadas indican que los inconvenientes no son generalizados sino que se concentran en manzanas o cuadras de los distintos barrios, pero preocupa que en algunos casos las interrupciones son recurrentes y en otros lo grave es que desde que se cortó el servicio no se lo repuso. En su habitual conferencia de prensa matinal, Capitanich aseguró que la ola de calor podría llegar a los 18 días consecutivos y sostuvo que esa situación genera una emergencia de carácter climático que ha venido afectando a distintos lugares de la Argentina, donde se produjeron cortes de luz. “Esto no depende de si la empresa está o no en manos del Estado o de si tiene más o menos tarifa. Este problema se puede observar también en Santa Fe y Córdoba, con tarifas sustancialmente superiores, donde también hay inconvenientes con el suministro eléctrico”, sostuvo. En el Gobierno están convencidos de que las altas temperaturas pueden provocar algunos cortes, pero tienen claro que no justifican los graves problemas que surgieron en el eslabón de la distribución, fundamentalmente. Por eso el jefe de Gabinete le volvió a exigir respuestas públicamente a las distribuidoras. Durante la jornada de ayer, volvió a haber cortes en Mataderos, Constitución, Flores, Floresta, Caballito, Villa Crespo, Almagro, Boedo, Villa del Parque, La Paternal y Barracas. A su vez, situaciones similares se repitieron en numerosas localidades del conurbano, como Gerli, Lanús, Quilmes, Banfield, Adrogué, Tapiales, Caseros, Haedo, Morón y Ciudad Jardín. En la mayoría de los casos, se producen cortes durante varias horas, luego el servicio se restablece y después se vuelve a cortar de nuevo, aunque también hay lugares donde la interrupción en el servicio se extiende durante tres, cuatro o cinco días. El desgaste que provocan esas situaciones es lo que lleva a los vecinos a terminar bloquear calles o autopistas para tratar de obtener una respuesta. A su vez, el malestar que supone no tener luz se agudiza por la falta de respuesta de las empresas. Las distribuidoras no sólo no invirtieron lo suficiente, sino que además demostraron no tener reacción frente a una coyuntura crítica como la actual. Una vez interrumpido el servicio, ni Edesur ni Edenor informan a los usuarios cuál es el problema y cuánto tiempo podría demandar su resolución, lo que agudiza la angustia y la desesperación. Los vecinos no saben si la luz va a volver en una hora, un día o una semana, justo en la víspera de la fiesta de fin de año. Las empresas informaron que reforzaron sus cuadrillas y sumaron grupos electrógenos, pero no mejoraron a la hora de la comunicación con los afectados. En el Gobierno son conscientes de esta situación. Por eso el ministro de Planificación, Julio De Vido, les reclamó a las compañías en varias oportunidades que den la cara e incluso montó un call center para recibir los reclamos. No es mucho lo que se puede hacer desde ese centro porque una vez que se reciben los pedidos se limitan a enviarlos a las distribuidoras, pero al menos tratan de darles un seguimiento a los casos y al mismo tiempo contener el malestar de los ciudadanos. “El centro cumple la función de darles a los damnificados una atención más personalizada”, aseguró ayer el ministro. También continúa el operativo de emergencia para repartir agua y asistir a los afectados por los cortes, aunque no deja de ser un paliativo. Si las distribuidoras no logran normalizar el suministro eléctrico en los próximos días, los problemas aumentarán como consecuencia del desgaste que provocan los cortes, sobre todo en las personas mayores y las familias con niños. fkrakowiak@pagina12.com.ar

FUERTES CRITICAS DE GOBERNADORES E INTENDENTES ANTE LA PROPUESTA DE MAURICIO MACRI DE CAMBIAR EL HUSO HORARIO DE UNA PARTE DEL PAIS Quiso cambiar la hora y le dijeron que trabaje más horas

El ministro de Planificación, Julio De Vido, calificó la idea de “oportunista y sin sentido”. Intendentes, diputados y gobernadores se opusieron a la proposición por considerar que desconoce las realidades regionales. De regreso de sus minivacaciones en Villa La Angostura, Mauricio Macri convocó a una conferencia de prensa en la que responsabilizó al gobierno nacional por los cortes de energía y le pidió que cambie el huso horario para disminuir el consumo de electricidad. El jefe de Gobierno porteño planteó un corrimiento para la región Este del país –con una línea que pase por Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba–, en un gesto que generó una nueva polémica con el kirchnerismo. El ministro de Planificación, Julio De Vido, calificó la idea de “oportunista y sin sentido”, y replicó que Macri debería “trabajar más horas en vez de hablar tanto sobre la hora”; mientras que intendentes y diputados de las zonas mencionadas, junto a gobernadores del oficialismo, se opusieron a la propuesta por considerar que desconoce las realidades regionales. El jefe de Gobierno porteño mantuvo el encuentro con los medios tras reunirse con sus ministros en el Centro Unico de Coordinación y Control, en el barrio de Chacarita. Fue la segunda conferencia que dio en tres días, y entre viaje y viaje: en el pico de los cortes que colapsaron la ciudad, estaba en Villa La Angostura; cuando esto trascendió, dijo que acortaría sus vacaciones y el sábado volvió a Buenos Aires para dictar la emergencia energética, aunque esa misma noche volvió a irse. Un fotógrafo tomó su imagen cuando desembarcaba en el aeropuerto de Bariloche, y en medio de generalizadas críticas, Macri anunció que “en unas horas” regresaría. Eso es lo que hizo ayer por la mañana, para mostrarse en la conferencia de prensa. Consultado por los movileros, aseguró que había vuelto a Villa La Angostura para buscar a su familia. “Yo no me tomé ninguna vacación. Fui a pasar las Fiestas, como todos, en el Sur, con mi familia”, sostuvo, en un intento de naturalizar la situación. El fotógrafo Marcelo Martínez reveló, sin embargo, que Macri intentó comprarle las fotos que lo mostraban regresando al lugar de descanso en plena crisis (ver aparte). En relación con la emergencia energética, el líder del PRO advirtió que “siempre, la responsabilidad principal, es del gobierno nacional”. “Ellos son los que deben controlar, fiscalizar que haya programas de inversiones y tener una política que incluya inversiones. Esto es lo que no ha habido en esta década, con lo cual, lamentablemente, estamos sufriendo las consecuencias”, agregó. Macri recordó por otra parte que, en otras gestiones, “ha habido cortes preventivos” y pidió a Edenor y Edesur que las interrupciones del servicio sean “programadas”. “Lo peor que le puede pasar a una persona es no saber. Si a uno le dicen que se cortó la luz y va a tardar cinco días, diez días en volver, en una sociedad solidaria uno se organiza, se va a la casa de un amigo, los padres, una tía, y se planta frente al tema de otra manera”. “Tener a la gente en la incertidumbre es un maltrato innecesario. Si ese corte es solamente preventivo, y por unas horas, la gente no se tiene que evacuar. Todo ese nivel de información se les planteó a las empresas, al gobierno nacional, quedaron en evaluarlo y tratar de organizarlo de otra manera. Esto nos debería dejar enseñanzas para las situaciones que debemos afrontar en el futuro”, advirtió. La lectura pasó por alto que los cortes no tienen como razón principal la escasez de energía –que según las concesionarias y la Casa Rosada está siendo suficiente para abastecer la demanda del sistema–, sino que se producen porque las redes de distribución no resisten. Faltas de mantenimiento por la insuficiente inversión de las empresas concesionarias, ante el aumento de la demanda se queman cables y transformadores que no han tenido el adecuado recambio. En este sentido, las interrupciones se producen de manera aleatoria y programar un corte no las evitaría. En un comunicado de prensa, el Ministerio de Planificación Federal a cargo de De Vido salió a contestarle al jefe de Gobierno porteño. El ministro consideró que el planteo de Macri fue “oportunista” y “sin rigor técnico”, y marcó que “el pico de consumo ya no se produce por la noche, sino a las tres de la tarde”, por lo que el corrimiento de la hora no aportaría una solución. En esta línea, agregó que “cambiar la hora tendría un impacto ínfimo, mucho menos cuando existe una inusitada ola de calor, que el Servicio Meteorológico calificó como la más extensa desde 1906, es decir desde que existen registros”. Por otra parte, agregó que los antecedentes desaconsejan la medida. “Existe una ley, la 26.350, sancionada en diciembre de 2007, que establece la posibilidad de cambiar la hora, tal como hicimos durante dos años y luego dejamos de modificarla, porque la mayoría de los gobernadores no estaba de acuerdo y la Argentina es un país federal”. En sintonía con esta mirada, intendentes y legisladores justicialistas de Buenos Aires y Santa Fe calificaron la propuesta de Macri de “oportunista y sin sentido” y le recomendaron “que se ocupe de la Ciudad” en lugar de “irse de vacaciones cada vez que la Capital Federal está en problemas”. “Es una vergüenza. En lugar de tirarnos ideas a los provincianos que se dedique a la Ciudad de Buenos Aires, porque demostró que es un vago que cada vez que la Capital está en problemas él se va de vacaciones”, opinó en este sentido el intendente de la localidad de Pehuajó, Pablo Zurro. El jefe comunal recordó que “los picos de consumo se dan a las tres de la tarde” y consideró al titular del PRO como “un unitario importante”. El intendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona, advirtió que “un cambio de hora generaría muchos inconvenientes” y recordó que “ya hubo una experiencia nacional que provocó una firme oposición de la mayoría de las provincias”. Desde Santa Fe, la intendenta de Granadero Baigorria, Romina Luciani, y el Foro de Intendentes y Presidentes Comunales Justicialistas de la provincia aseguraron que “los santafesinos no queremos cambiar el huso horario en nuestra provincia, y brindamos nuestro apoyo total a las medidas tomadas por el gobierno nacional en materia energética, ya que (en la última década) se construyeron 8700 megavatios, que representan más de la mitad de la potencia instalada que existía en 2003”. El gobernador de Mendoza, Francisco Pérez, hizo eje en que problema no es de generación, sino de distribución eléctrica. También salieron a contestarle al jefe de Gobierno porteño desde Santiago del Estero, la provincia más afectada por la ola de calor. Lo hizo el senador Gerardo Zamora: “En el noroeste del país, y en especial en Santiago del Estero”, recordó, “los picos de máximo consumo ocurren en horas de la siesta”, por lo que cambiar el huso horario sería una respuesta “inapropiada e inútil”.