viernes, 1 de noviembre de 2013

Constitucionalidad a la ley, supremo poder Por Fernando Casas

La Corte Suprema falló a favor de su constitucionalidad cuatro años y veinte días después de sancionada la Ley de Medios. La justicia llegó finalmente. No hubo "fallo salomónico" como sospechaba parte del periodismo, de la militancia y hasta algunos integrantes del gobierno. Es para celebrar, pero también para estar atentos en cómo se aplicará plenamente la norma. Es para estar alegres sí, por la larga lucha de los notables y comunes desde el regreso de la democracia hasta hoy. Por la decisión política de Néstor y Cristina Kirchner, y por el equipo que condujo Gabriel Mariotto, con Damián Loretti como académico y Graciana Peñafort como craneo de la defensa legal del texto. A uno de le vienen a la mente hombres como Néstor Busso, creador del Foro de Radio Comunitarias, o Armando Álvarez, de FM Pirca en Tilcara, Jujuy. O Matías Melillán, que militó la ley desde FM Pocahullo como operador de la emisora de San Martín de los Andes y hoy es el representante de los pueblos originarios ante la Afsca. Para ellos y otros protagonistas, como las cooperativas, la realidad cambió hace rato. Con la plena aplicación de la Ley, que costará hacer cumplir y desandará un camino lento, la oferta laboral y las posibilidades se incrementarán. Ahora bien, no pasa desapercibido que el fallo se hace público a dos días de las elecciones legislativas, y que el tribunal sorprende a propios y extraños con una resolución favorable para los intereses del Estado, pero también para los suyos propios. ¿Cómo no dudar ahora del tribunal que democratizó Néstor Kichner pero que después falló en contra en cuestiones como la expropiación del predio de La Rural, la Ley de Mercado de Capitales o la propia dilatación de la de Servicios de Comunicación Audiovisual? Es que la Corte Suprema de Justicia, al terciar como equilibrio del poder, se jactará de salvar la convivencia en democracia -y no es tan descabellado pensar en semejante logro-, pero además quién les negará protagonismo a la hora de discutir como principal actor el alcance de la retrasada reforma judicial. Hay que dimensionar la medida como un empujón para que el Grupo Clarin se ajuste a derecho y no opere, como este martes mismo con la nota de La Nación en la que el radicalismo especula con una renuncia de la presidenta de la Nación. O que obvie entre sus noticias el traspaso hacia el macrismo de tres diputados recién electos por el massismo. Porque no le sirve a sus intereses la pelea entre Macri y Massa. Ahora Clarin deberá ajustarse a derecho, a esta ley, no ley k ni la ley mordaza, sino la mejor ley que pudo parir la democracia de este país. Y es, debido al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y permítase a este cronista desconfiar de todo el poder que acaba de atribuirse el único poder del Estado que no se elige democráticamente. Este cronista se toma la licencia de citar a un militante incansable de la ley que ya no está. Tato Contissa, periodista y escritor que nos explicó desde sus programas de radio, desde sus cátedras en la Universidad de Lomas, que "de la misma manera que se debe saber quién es la fuente de emisión de un mensaje para poder saber quien te está hablando, el periodista también debe desnudar su manera de pensar para adquirir su doble condición de periodista y militante". Y ahora eso será constitucional. Diario Registrado

Argentina: "los K" ganan perdiendo… y ganando Por José Steinsleger

El peronismo continúa siendo un movimiento político a tal punto versátil, que nada de lo irracional, conjetural o racional le resulta ajeno. Épico, pragmático y reflexivo a la vez; especulativo, democrático o autoritario, el peronismo siempre ha sido encuentro de lo nacional y popular, y lugar de confrontación frente a las oligarquías que, si acaso merodeaban por sus pagos, terminaban invariablemente siendo pájaros de otro cantar. La "lucha de clases" en Argentina (noción poco grata a un movimiento intrínsecamente policlasista), pasa por el peronismo. Idea que ciertas izquierdas ven con un ojo cerrado, y todas las derechas con ambos a la vez. Así, cuando en los comicios presidenciales de 2015, el peronismo vuelva a ser gobierno, más de la tercera parte de la historia argentina habrá girado en torno al planeta político descubierto por Juan Domingo Perón. Lo apuntado cuadra con la cosecha de votos obtenidos en las recientes elecciones legislativas, por dos fuerzas que son agua y aceite al interior del mayor movimiento de masas de América Latina. Junto con sus respectivos aliados, los votos peronistas sumaron casi la mitad del padrón electoral. Y el resto, mucho menos de la mitad. Con 32.5 por ciento de "voto duro", el Frente para la Victoria (FpV), de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, retuvo la mayoría en ambas cámaras del Congreso, y volvió a refrendarse como primera fuerza política del país. Y con 14.7 de votos rejuntados, el Frente Renovador (FR), liderado por Sergio Massa, se convirtió en tercer agrupamiento nacional. No obstante, Massa ganó en la compleja provincia de Buenos Aires (43) estratégico bastión que congrega a 37 por ciento del electorado. Como fuere, y a contramano del triunfalismo inflado del "Partido Mediático Universal" (que en Argentina representan el diario oligárquico La Nación y el grupo monopólico Clarín), el politólogo José Miguel Candia sugiere cautela. Porque los comicios de "medio tiempo" fueron justa y democráticamente pensados, para sacar tarjeta roja o amarilla en una gestión presidencial. Ahora bien: la cosecha de votos del FpV y el FR provienen del peronismo. ¿Quién es quién, y qué intereses del pasado y el futuro se expresan en ambas fuerzas? Si los contenidos emancipadores de la "hoja de ruta" iniciada en 2003 por Néstor Kirchner y su esposa Cristina han sido ampliamente comentados, la del joven Massa se las trae. Botones de muestra: en una de sus primeras ceremonias públicas, Néstor Kirchner ordenó al jefe del Ejército botar a la basura los óleos que en el Colegio Militar evocaban a los genocidas de la dictadura. Y en su campaña, Sergio Massa pidió quitar de un local partidario un cuadro del presidente fallecido. Por su lado, el UNICEF anda preocupado con las declaraciones de Massa. Dijo que si sorprendiera a su hijo fumando un porro de mariguana, lo "cagaría a trompadas". Con originalidad afín a la de sus pares derechistas del continente, Massa asegura que le "sobran huevos en la vida", y que en el terreno político le gusta conducir a “gran velocidad por el terreno político sin "mirar por el espejo retrovisor". Pintando a Massa de cuerpo entero, la periodista Marta Dillon le recuerda que el espejo retrovisor también “…es ese espacio chiquito donde tal vez podría avizorar que ninguna alianza es eterna, y que dar el volantazo de cambiar los dedos en V por el marketinero me gusta, podría en la próxima curva sacarlo del camino” (Página 12, Buenos Aires, 28/10/13). Entre los peronistas, muchos son los que siempre fueron, anteayer no eran, ayer parecían, y pocos los que dejaron de serlo. Massa no viene del peronismo. Líder juvenil de la derecha liberal anteayer, jefe de gabinete de Cristina ayer, ventrílocuo de las fuerzas retrógradas hoy, el joven que el poder hegemónico mediático presenta como "el Capriles argentino", parece estar convencido de que en 2015 ocupará la Casa Rosada. El problema es que, históricamente, el peronismo se ha caracterizado por alzar o bajar el pulgar frente a los que se le acercaban para ver si algo pescaban. Anteayer, por la gravitación del líder máximo; ayer, con recursos no muy felices frente a los oportunistas, y hoy (primero Dios), con las fascinantes y nada románticas reglas de la ­democracia. Obligado en más de una ocasión a solicitar indulgencia por su incapacidad para consultar la carta astral del peronismo, quien suscribe tampoco arrojará la toalla de buenas a primeras. De modo que pongámosle la firma: Massa nunca será presidente de los argentinos. Por último, la noticia realmente importante: la Corte Suprema de­claró constitucional la Ley de Ser­vicios de Comunicación Audio­visual, aprobada en 2009 por el Congreso y frenada por la canalla mediática de La Nación y Clarín. En fallo histórico, la Corte estimó que "la paz colectiva de la libertad de expresión, exige una participación activa por parte del Estado". Oportuno y simbólico homenaje en coincidencia con el tercer aniversario de la muerte de Kirchner, y 30 años de democracia en el país de Freud, Maradona y Gardel. Sólo falta que la presidenta se recupere de sus males, y vuelva a la lucha con las baterias recargadas. La Jornada, México

Raúl Scalabrini Ortiz: Un penetrante resplandor en medio de la opacidad.** Por Francisco José Pestanha*

"Yo tengo una fe muy grande en mi pueblo y la voy expresando, simplemente, en el correr de los años. Tengo una devoción inextinguible en los hombres de mi tierra y la voy desgranando en palabras. ¿Puede darse algo más simple, sencillo y sin mérito en sí?" Raúl Scalabrini Ortiz El joven Raúl Scalabrini Ortiz manifestó tempranamente una expresa afición por la ciencia, especialmente por la geología. Tal inclinación lo impulsó a publicar en 1918 un trabajo titulado “Errores que afectan a la taquimetría”. Sin embargo, sus enormes interrogantes sobre las “esencialidades” humanas lo conducen por disímiles derroteros. “He sido, sucesivamente, campeón de box, peón en Huaytiquina, obrajero, cuidador de cerdos, barredor de nieve en París, donde pasé hambre y descubrí que nosotros éramos más fértiles y posibles, porque estábamos más cerca de lo elemental…1” detalla en algún relato autobiográfico. Agrimensor, crítico teatral y literato, Scalabrini se descubrirá finalmente como uno de los más grandes impulsores de la autoconciencia nacional. Su personalidad literaria e intelectual se irá reforzando en las interminables tertulias en lo de los Gleizer (sus editores), en el Tortoni, en la Brasileña y en otros tantos bares de la ciudad de Buenos Aires, pero su consagración definitiva sobrevendrá con la publicación de El hombre que está solo y espera (1931). Iniciada la década del 30 asume hasta el tuétano el drama de la patria y el periodismo político es su arma más certera. Así, junto a otras almas indómitas como la de Manuel Ortiz Pereyra, Amable Gutiérrez Diez y Arturo Jauretche -desde el periódico Señales–, dispara infatigables municiones contra los cimientos de un orden económico, político, mediático, académico y simbólico que garantiza el latrocinio y la entrega de los recursos de la patria. Ya en plena década infame un sótano ubicado en la calle Lavalle casi esquina Callao cobija sus más recónditas aspiraciones libertadoras; al mismo tiempo, se instituye en tribuna desde donde se difunden los legendarios cuadernos de FORJA, el primero de ellos editado en 1936. Al año siguiente, su conferencia “Los ferrocarriles, factor primordial de la independencia nacional” editada por el Centro de Estudiantes de Ingeniería de La Plata, es el puntapié inicial de una batalla inclaudicable. Entre otros tantos hallazgos, Scalabrini acredita fehacientemente que el sistema ferroviario del país no está diseñado en función de nuestras necesidades de desarrollo sino que, muy por el contrario, ha sido diseñado para facilitar y satisfacer los intereses británicos en la región. Consecuente con tal diagnóstico, ya en pleno peronismo Scalabrini defiende a capa y espada su nacionalización. Así, mediante un memorándum fechado en 1946 alerta a Perón contra quienes se oponen a “la compra de hierro viejo” con estas palabras: “los ferrocarriles son efectivamente hierro viejo de poco valor. Pero adquirirlos equivale a adquirir soberanía, es decir, comenzar a tener un dominio real y efectivo sobre nuestro propio suelo. Una vez adquiridos podremos modernizar su material o levantar las vías y sustituirlas por caminos, si así conviene al desarrollo del país”. La compra era la única manera de terminar con el “sistema británico”, puesto que las concesiones carecían de término2. Sobre su legado, quién mejor que él mismo para definirlo: “Un día me sentí hombre de acción y desperté en revolucionario. Aquel golpe ‘entregado’ del año 1934 contra el Justismo hizo dar con mis huesos en la Central de Policía”, sostuvo3. Es en ese mismo año cuando empieza su hora más gloriosa en cuanto a lucha se refiere4. Ya en el exilio publica en el Frankfürter Zeitung su ensayo “la tragedia argentina”, también aparecido en Le Monde de París y en Living Age de Nueva York. El inolvidable Fermín Chávez dirá sobre él: “Compañeros: Raúl Scalabrini Ortiz perteneció a un orden de escritores que en nuestra patria tiene una larga y clara tradición nacional: al de los que siguen el mandato hernandiano de ‘cantar opinando’, y que cuenta en sus filas con nombres excelsos como los de Guido y Spano, Evaristo Carriego, Olegario V. Andrade, Rafael Hernández, Ovidio Lagos, Agustín de Vedia, Laurindo Lapuente y muchos otros”5. Su vida se apagó tempranamente en 1959, y un miserable manto de opacidad recayó durante décadas sobre su obra y su espíritu. Afortunadamente las verdades históricas emergen perforando inexorablemente los fétidos muros del coloniaje. **Publicada en Caras y Caretas octubre de 2013 NOTAS 1 Chávez, Fermín. “Una fe muy grande en mi pueblo”. El Despertador (julio de 1989), p.42.43 2 Merchensky, Marcos. “La palabra de la conciencia nacional”. Clarín. Cultura y Nación (abril de 1976), p. 1.2 3 D’ Atri, Norberto. “Hace trece años moría Scalabrini Ortiz, irremplazable defensor de la soberanía”. La opinión (mayo de 1972), p. 10 4 D’ Atri, Norberto. “Hace trece años moría Scalabrini Ortiz, irremplazable defensor de la soberanía”. La opinión (mayo de 1972), p. 10 5 Chavez, Fermín. “Una fe muy grande en mi pueblo”. El Despertador (julio de 1989), p.42.43 *Francisco José Pestanha es profesor titular regular del Seminario "Pensamiento Nacional y Latinoamericano" en la Universidad Nacional de Lanús, y Miembro de número del Instituto "Manuel Dorrego"

Sergio Massa se opone a que el Grupo Clarín cumpla la Ley de Medios

El intendente de Tigre calificó de “avasallamiento” a la notificación que la AFSCA realizó en las instalaciones del multimedios monopólico que esta fuera de la ley. El diputado nacional electo por el Frente Renovador bonaerense, Sergio Massa, se opuso al avance del proceso de adecuación del grupo Clarín a la Ley de Medios al calificar como "avasallamiento" a la notificación que el titular de la Afsca, Martín Sabbatella, efectuó hoy en la sede del multimedios. "No se puede confundir constitucionalidad con arbitrariedad", sostuvo Massa, al referirse a la notificación que realizó Sabbatella de la continuidad de la adecuación de oficio al Grupo Clarín, tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaró constitucional en todos los artículos la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. El intendente de Tigre se pronunció de este modo en oportunidad de suscribir la Declaración de Chapultepec en respuesta a la invitación que ADEPA formuló a todas las fuerzas políticas que compitieron en las elecciones legislativas del pasado domingo. Massa sostuvo que la AFSCA "debe tratar igualitariamente a todos los grupos periodísticos que deben desinvertir" y que su titular, Martín Sabatella, "bien podría haber enviado un oficio a Clarín y haber evitado toda la parafernalia, el show que hizo hoy". Massa suscribió esta tarde la Declaración de Chapultepec en la sede de ADEPA junto con los diputados en ejercicio Felipe Solá y Oscar Ariel Martínez y los electos Mirta Tundis, María Liliana Schwindt y Gilberto Alegre. El tigrense enfatizó que dicha rúbrica "es la mejor forma, con la responsabilidad que nos confirió la ciudadanía al elegirnos, de asumir el compromiso real de defensa de las libertades de expresión y de prensa".

Publican la carta en la que el visionario Orwell explica la tesis de '1984' Texto completo en: http://actualidad.rt.com/cultura/view/102936-orwell-carta-1984

Una fascinante carta del escritor inglés George Orwell, en la que explica la tesis principal de su aclamada novela '1984' dos años antes de escribirla, ha sido publicada como parte del libro 'George Orwell: Una vida en cartas'. Esta es una selección de algunos de los apartes más interesantes de la epístola. La versión completa de la carta la puede leer aquí. "Me temo que, desgraciadamente, el totalitarismo está creciendo en el mundo", dictamina el visionario escritor, quien más adelante señala que "Hitler pronto desaparecerá, pero solo a costa de fortalecer a: 1) Stalin 2) los millonarios americanos e ingleses y 3) todo tipo de pequeños 'fuhrers' al estilo de De Gaulle". "En el mundo que veo venir, en el que dos o tres superpoderes controlarán el mundo, dos más dos será igual a cinco si el 'fuhrer' de turno así lo desea". En el mundo que veo venir, en el que dos o tres superpoderes controlarán el mundo, dos más dos será igual a cinco si el 'fuhrer' de turno así lo deseaEn su novela '1984', Orwell retrata la historia de un Londres futurista, en un estado totalitario, donde las personas han perdido toda su intimidad, sus pensamientos y sentimientos, y se encuentran dominados y controlados bajo la vigilancia constante de la figura divina del Gran Hermano, que lo ve, lo escucha y lo sabe todo. Nadie puede escapar de su obligatoria tutela, ni siquiera Winston Smith, el protagonista de la novela. "La mayor parte de la élite intelectual inglesa se opone a Hitler, pero solo a cambio de apoyar a Stalin. La mayoría de ellos apoyan métodos dictatoriales, policías secretas y la sistemática falsificación de la Historia siempre que beneficie 'a los nuestros'". "Pero si uno proclama que 'todo es por una buena causa' y no reconoce los síntomas siniestros, en realidad solo está ayudando a fortalecer el totalitarismo". Al momento de escribir esta carta, Orwell se encontraba en su casa del barrio londinense de Mortimer Crescent el 18 de mayo de 1944. Dos semanas después, un misil V-1 alemán impactó esa zona, afectando varias edificaciones. "Mientras escribo esto, seres humanos muy civilizados vuelan sobre mi cabeza tratando de matarme". "Ellos no sienten ninguna enemistad hacia mí como individuo. Yo tampoco hacia ellos. Solo están 'haciendo su tarea', como dice el proverbio. La mayoría de ellos, no tengo ninguna duda, son buena gente y jamás cometerían un asesinato en su vida privada. Por otro lado, si alguno consigue matarme hoy, tampoco tendrá ninguna pesadilla. 'Están sirviendo a su país' y eso parece que les absuelve de todo mal". Texto completo en: http://actualidad.rt.com/cultura/view/102936-orwell-carta-1984

A treinta años de democracia vive la nueva Ley de Medios Un luminoso día de justicia Por Conrado Yasenza*

Se cumplen 30 años de Democracia ininterrumpida en la Argentina y se festejan con alegría y cierta tristeza que genera el recordar a tantos compañeros que lucharon por ella y hoy no están aquí para celebrar una fecha que es coronada con un hecho histórico: Luego de cuatro años de casi infinita espera la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual es plenamente constitucional. Cuatro interminables años durante los cuales la ley estuvo paralizada gracias a las artimañas judiciales interpuestas por el Grupo Clarín y sus exclusivos bufetes de abogados y jueces amigos. El martes 29 de octubre la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de la plena constitucionalidad a la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual. Cuatro años, un mandato presidencial entero. En el largo transcurrir de estos años la aplicación de La Ley de Medios fue frenada por una cautelar inicialmente interpuesta por el Grupo Clarín ante el Juez Carbone – quien le dio curso – con el fin de suspender el artículo 161 de adecuación (o desinversión, o desconcentración). Posteriormente, el derrotero de estos cuatro años estuvo signado por los sinuosos meandros que las estratagemas jurídicas posibilitan. Así hasta llegar al histórico 29 de Octubre de 2013, fecha simbólica que quedará fijada en la conciencia popular como un luminoso día de justicia. La discusión en torno a la ley de Medios fue y es una batalla política, sin dudas. Y es una batalla política porque significó una fuerte compulsa por el poder: O el poder está en manos de las corporaciones económico-comunicacionales que sólo buscan la máxima ganancia o rentabilidad corporativa, o el poder lo ejerce el Estado y en favor de la ciudadanía, el pueblo, y con el fin de democratizar la comunicación y dinamizar las posibilidades de que entren en escena nuevas voces que pluralicen la circulación de los bienes culturales y sociales. En estos términos estuvo concebida la batalla por la Ley de Medios, que entendida así es la Madre de todas la batallas – frase que acuñó ya hace tiempo atrás el hoy Vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto. Hoy no caben dudas – si las había – que la posesión de 250 licencias del espectro comunicacional implica una posición dominante que se traduce en el ejercicio del poder esencial para la construcción de sentido común y para la disputa por el capital simbólico. Y ese capital simbólico se da tanto en procesos culturales como económicos. Podemos afirmar que el poder simbólico es un poder de construcción de la realidad que busca instaurar un orden de conocimiento, un orden del sentido inmediato del mundo, y en particular del mundo social. Tomados los símbolos como elementos de comunicación y conocimiento, éstos hacen posible el consenso sobre el mundo social y, a su vez, la reproducción del orden social. Ahí estriba lo que pone en disputa la aplicación de la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual: La ruptura de ese consenso que reproduce un orden social establecido e internalizado en la subjetividad, en lo colectivo. La ruptura de ese orden impuesto a sangre y fuego por un decreto ley (22.285) de la dictadura cívico-militar, establece un nuevo paradigma comunicacional que a su vez enfrentará desafíos en su concreción y esto es lo que torna maravilloso el panorama a futuro ya que abre un nuevo universo de posibilidades, de voces, de miradas, de lenguajes y de mundos. Y el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación – la misma que dañó tanto a nuestra sociedad con el fallo adverso a la Reforma Judicial – fue claro en cuanto a este punto y en especial en cuanto a la no violación de la libertad de expresión. Transcribo un fragmento del esquema explicativo del fallo: "De acuerdo con las constancias de la causa, en el caso no se encuentra afectado el derecho a la libertad de expresión del Grupo Clarín, en tanto no ha sido acreditado que el régimen de licencias que establece la ley ponga en riesgo su sustentabilidad económica. La “sustentabilidad” no puede ser equiparada a “rentabilidad”, y en este sentido, hace a la naturaleza propia de un proceso de desconcentración la posibilidad de una reducción consiguiente de los márgenes de ganancia empresaria. No resulta admisible que sólo una economía de escala, como la que posee actualmente, le garantiza la independencia suficiente como para constituir una voz crítica. Hay numerosos medios pequeños o medianos que ejercen una función crítica y, a la inversa, hay grandes concentraciones mediáticas que son condescendientes con los gobiernos de turno. No hay en la causa una prueba de que exista una violación de la libertad de expresión derivada de la ley." El elemento disruptivo está planteado y es una realidad concreta, ya no esa idea de –otra vez – ver frustrada la posibilidad de construir un espacio comunicacional amplio, diverso. Ese elemento de la democracia es la Ley de Medios, ley que establece el derecho humano a la comunicación y que reemplaza el valor de mercancía de la información; ley fundamental para la construcción de un nuevo sentido simbólico, social y económico que es el complemento de un nuevo paradigma político en donde el Estado tiene un rol activo en la redistribución de los consumos culturales y de los bienes económicos, definidos a través de políticas activas de inclusión, participación y redistribución. El Grupo Clarín ha sufrido un duro revés que se festeja porque es un logro de la democracia. Ha triunfado la voluntad popular por sobre el poder del Grupo, el mismo que cotiza en la Bolsa de Valores Nacionales, como también en las de Nueva York y Londres, ya que se halla inscripto no como empresa de medios de comunicación sino como grupo de acciones financieras . He ahí el verdadero rostro del Grupo Clarín: Su Poder Económico con el que ha presionado, condicionado y derribado gobiernos elegidos democráticamente. Allí está el valiente discurso del ex presidente Raúl Alfonsín en la Sociedad Rural. Y también sigue resonando la tan mentada frase del torvo dirigente radical César Jaroslavsky: “Clarín ataca como partido político y se defiende con la libertad de expresión.” Un grupo que silenció los crímenes de lesa humanidad de la dictadura cívico militar 1976-1983; que se asoció al poder de la muerte, transformándose no en verdugo sino en la misma muerte – las balas de tinta – para apropiarse de Papel Prensa ; que derrocó con un golpe de mercado al gobierno de Raúl Alfonsín, que obtuvo con la ola privatizadora menemista el canal 13 de Televisión abierta para desde allí tejer los puentes que lo llevaron a hacerse de radios y así edificar su imperio a través de la red de televisión por cable; el grupo que logró que el gobierno interino de Eduardo Duhalde aprobara en el Congreso de la Nación la “Ley de Bienes Culturales” para con su sanción evitar la quiebra y salvarse mientras el país agonizaba; el mismo que en estas últimas semanas agitó nuevamente el trapo blue para darle vigor a la ola de corridas cambiarias que ya registra 75 meses de continuidad. En definitiva, quizá a partir de mañana, nos encontremos con un poder de toxicidad, que se absorbe a diario en bares o salas de espera de consultorios médicos u oficinas comerciales, un poco menos concentrado. Quizá a partir de mañana se pueda respirar mejor. Para quienes luchan y lucharon durante años por una ley de Medios (recordar a Raúl Alfonsín también) que terminara con el decreto de la dictadura cívico militar (22.285); por quienes luchamos desde hace un poco menos pero vimos todo el proceso desde su sanción en el Congreso hasta hoy, digo: Sí, termina un ciclo, se cierra este duro tiempo político en el que un grupo empresario condicionó y derrocó sistemáticamente a los gobiernos elegidos por el pueblo. Para todos los periodistas que viven trabajando en procesos abiertos e inconclusos, el Martes 29 de Octubre de 2013 es ya un día histórico, luego de 4 años de espera. Y para la población toda también: Ese pueblo que tarda a veces pero que se subleva ante el imperio del terror, el miedo y la desinformación. La Defensora del Público Cynthia Ottaviano, lo expresó con estas justas y bellas palabras: “La Corte Suprema de Justicia de la Nación escuchó y vio lo mismo que nosotros, lo mismo que la gran mayoría de los legisladores, gobernantes y el pueblo argentino. Hoy, David volvió a ganarle a Goliat” *Periodista. Dtor. de la Revista La Tecl@ Eñe http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene

Sobre llovido, mojado Por Enrique Lacolla

Las legislativas del domingo confirmaron lo que habían preanunciado las PASO. El oficialismo, desequilibrado por la ausencia de Cristina. ¿Se quedará con el sabor de la derrota? ¡Salió la Ley de Medios! El análisis de las elecciones legislativas del pasado domingo implica remitirnos a lo ya dicho en la nota publicada después de las PASO, “¿Una derrota autoinfligida?” Las razones que a nuestro entender están en la base del quiebre del kirchnerismo fueron explicadas allí. También está expresada en esa nota la esperanza de que este pueda rehacerse, al menos en parte, del brusco redimensionamiento de su caudal electoral en relación a las elecciones del 2011. Pero todos los argumentos que puedan usarse a este propósito y que el oficialismo esgrime con poca convicción –el hecho de seguir siendo la primera minoría en el país y contar con un exiguo quórum propio en el Senado y con mayoría en Diputados-, no bastan para remontar unas dificultades que no hacen sino acrecentar la agresividad de una oposición caótica, pero que huele sangre y que quiere encaramarse al poder en 2015. La cuestión de fondo que se plantea, en realidad, no es saber si el kirchnerismo va a rehacerse con miras a las presidenciales, sino si Argentina cuenta con las masas sociales, la voluntad política y los recursos intelectuales para ir más allá de “la década ganada”… a medias. El mismo problema parece plantearse para con el resto de los países latinoamericanos que durante la primera década de este siglo ostentaron los síntomas de un cambio de época. Se diría que la constelación de fuerzas que configuraron los populismos que llevaron la voz cantante durante estos años, ha agotado sus posibilidades dentro de los límites que se había fijado. El revolucionarismo verbal, el fetichismo de la democracia parlamentaria y el respeto a la “correlación de fuerzas” tanto en el nivel internacional como interno, han llevado a estos países a consumir un período de tiempo que hubiera podido ser empleado con mayor eficacia si hubiese existido algo más que una difusa conciencia de la hermandad iberoamericana y si se hubiese tratado de erigir los elementos fundantes de una solidaridad regional. El MERCOSUR, la UNASUR, las conferencias en las que se frenaron procesos peligrosos y potencialmente catastróficos como los roces entre Colombia y Ecuador o la partición de Bolivia, fueron enormes pasos adelante para la conciencia regional. Pero hasta aquí no ha habido posibilidad de asumir, desde el Estado, los proyectos de integración física, productiva y educativa que la región necesita. Faltó la creación –salvo en carpeta- de un estado mayor conjunto entre Venezuela, Brasil y Argentina, que asuma la tarea se promover una industria de defensa conjunta entre los tres países. En gran medida esto se explica por la relación neurótica que el gobierno argentino ha sostenido con sus Fuerzas Armadas, herencia de un conflicto psicológico no resuelto, derivado del trauma de los años 70; y también por cierto grado de oportunismo político en relación a la opinión de un sector de la clase media a la que aquí se creyó seducir con el discurso derecho-humanista. Ni qué decir tiene que esta actitud lleva como contrapartida el peligro de una nueva cerrazón de las nuevas generaciones militares, que comprometería su nacionalización y las haría más sensibles a las seducciones provenientes de la Escuela de las Américas: hoy camuflada como Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en la Seguridad, con asiento en Fort Benning, Georgia, EE.UU. Sin embargo, si no existe una comprensión que abarque el conjunto de los factores que hacen al posicionamiento del país en el mapa global, si no se entiende que la idea de la integración latinoamericana no es un concepto retórico sino una meta necesaria, se hará muy difícil la supervivencia de estos pueblos como entidades capaces de regirse autónomamente. Si no se comprende que para practicar una política de cambios hay que tener la voluntad no sólo de proclamarlos sino de hacerlos, y que hay que ser capaces de incidir en los sectores sociales que pueden proveer los apoyos necesarios para tal empresa, se estará “arando en el mar” como dijo Bolívar al final de sus días. No hay que desanimarse. Hay que empujar el proceso de cambios iniciado en el 2003, que aportó mejoras notables y ahora está herido -pero no de muerte- sustentando un debate de veras democrático al interno de las fuerzas políticas que se identifican con este desarrollo. Y hay que hacerlo atendiendo a los factores económicos, culturales y sociales que están en escena. No es posible que la clase obrera, que fue tradicionalmente el núcleo resistente del movimiento nacional inaugurado en 1945, sea ignorada al desconocer a sus representantes más combativos. Que son imperfectos, diversos, casi insoportables en algunos casos, pero expresivos de una masa social en movimiento. Tender puentes con ellos implicaría recuperar una base de sustentación que es absolutamente necesaria para llevar adelante medidas indispensables para consolidar la soberanía nacional y la verdadera democracia en la Argentina. Hay que sacarse de la cabeza que el país va a crecer recurriendo al apoyo financiero de los organismos internacionales. Hay que decidir una reforma financiera, hay que aplicar una política fiscal progresiva que tome en cuenta la desmesurada renta agraria; y asimismo se deben denunciar los acuerdos con el CIADI, que ata los litigios con empresas extranjeras a los tribunales internacionales. Hay que volcar los recursos que pueden deducirse de estas medidas a un programa de desarrollo científicamente calculado –como el plan Fénix. Estos expedientes han sido siempre postergados. Por supuesto que para esto hay que tener un compromiso político duro, que a decir verdad no se advierte. También se puede aducir que es un poco tarde para contraerlo. Sobre todo si se mide la famosa “correlación de fuerzas” a la que el kirchnerismo decidió atenerse desde un principio, incluso en los momentos en que estuvo más fuerte, en 2007 y 2011. Pero sólo así, apelando a ese tipo de recursos, se evitará que el país vuelva a estancarse y se podrá inducirlo a crecer más o menos armónicamente. Ahora bien, si no se puede avanzar más allá de cierto límite porque los obstáculos se han hecho infranqueables o es tarde para reaglutinar las fuerzas, sí se pueden instalar estos temas como centrales en el debate político, y empujarlos hacia delante aunque para ello haya que sufrir algunas derrotas y perder algunas sinecuras. La política se ha reducido entre nosotros a expedientes tácticos, tras los cuales se pierde de vista el objetivo estratégico, que es lo único que puede justificarlos. La ley de medios En medio de la “pálida” de la jornada electoral del pasado domingo, hubo algunos síntomas positivos. El ascenso electoral de Carolina Scotto y del FPV en la provincia de Córdoba fue uno de ellos. Es probable que la emigración de votos de otras listas a la que presidía la ex rectora de la Universidad se haya debido al hecho de que ella se diferenció de sus adversarios al hacer hincapié en temas que tienen verdadera entidad. Como los peligros del insubstancial “cordobesismo”, una invención falaz que se olvida de lo que significa la integridad de la nación y que en definitiva apunta a recolectar apoyos entre el henchido sector agrario. Y luego cuando se refirió al tema de la renta diferencial de la tierra y a la necesidad de incluirla en un sistema más equitativo de tributación fiscal. Asunto tabú si los hay. Pero la alegría llegó después: el fallo de la Corte Suprema de la Nación que declaró constitucional la Ley de Medios. Hicieron falta cuatro años para que una ley del Congreso pudiera superar los obstáculos que interpuso el grupo Clarín con un rosario de cautelares. Por fin una de las leyes más significativas de la gestión kirchnerista está libre para aplicarse plenamente. Se gana con ella un espacio de discusión e información que hasta aquí estaba vedado por la presencia abrumadora del monopolio. Este se ha desbordado hacia áreas de la comunicación audiovisual donde ejerce una hegemonía que impide el desembarco de otros medios y uniforma la información, cumpliendo la pesadilla orwelliana del Gran Hermano: la saturación totalitaria del espacio televisivo y radial, donde se repite un discurso único con variantes apenas cosméticas. Y a veces ni eso. Se abre así la posibilidad de instaurar una pluralidad de voces que antes no existía o se limitaba a una proporción irrelevante de ellas frente al peso de lo que transmitía el monopolio. Y los periodistas, durante tanto tiempo sujetos al diktat de la libertad de empresa -que no tiene nada que ver con la libertad de expresión-, tendrán al menos la posibilidad de elegir, entre una diversidad de fuentes alternativas, el espacio que mejor les cuadre a su necesidad de ganarse la vida, sin necesidad de abdicar su libre albedrío. En cuanto al público, lo tiene todo por ganar. www.enriquelacolla.com