viernes, 1 de noviembre de 2013
Constitucionalidad a la ley, supremo poder Por Fernando Casas
La Corte Suprema falló a favor de su constitucionalidad cuatro años y veinte días después de sancionada la Ley de Medios. La justicia llegó finalmente. No hubo "fallo salomónico" como sospechaba parte del periodismo, de la militancia y hasta algunos integrantes del gobierno.
Es para celebrar, pero también para estar atentos en cómo se aplicará plenamente la norma. Es para estar alegres sí, por la larga lucha de los notables y comunes desde el regreso de la democracia hasta hoy. Por la decisión política de Néstor y Cristina Kirchner, y por el equipo que condujo Gabriel Mariotto, con Damián Loretti como académico y Graciana Peñafort como craneo de la defensa legal del texto.
A uno de le vienen a la mente hombres como Néstor Busso, creador del Foro de Radio Comunitarias, o Armando Álvarez, de FM Pirca en Tilcara, Jujuy. O Matías Melillán, que militó la ley desde FM Pocahullo como operador de la emisora de San Martín de los Andes y hoy es el representante de los pueblos originarios ante la Afsca.
Para ellos y otros protagonistas, como las cooperativas, la realidad cambió hace rato. Con la plena aplicación de la Ley, que costará hacer cumplir y desandará un camino lento, la oferta laboral y las posibilidades se incrementarán.
Ahora bien, no pasa desapercibido que el fallo se hace público a dos días de las elecciones legislativas, y que el tribunal sorprende a propios y extraños con una resolución favorable para los intereses del Estado, pero también para los suyos propios.
¿Cómo no dudar ahora del tribunal que democratizó Néstor Kichner pero que después falló en contra en cuestiones como la expropiación del predio de La Rural, la Ley de Mercado de Capitales o la propia dilatación de la de Servicios de Comunicación Audiovisual?
Es que la Corte Suprema de Justicia, al terciar como equilibrio del poder, se jactará de salvar la convivencia en democracia -y no es tan descabellado pensar en semejante logro-, pero además quién les negará protagonismo a la hora de discutir como principal actor el alcance de la retrasada reforma judicial.
Hay que dimensionar la medida como un empujón para que el Grupo Clarin se ajuste a derecho y no opere, como este martes mismo con la nota de La Nación en la que el radicalismo especula con una renuncia de la presidenta de la Nación. O que obvie entre sus noticias el traspaso hacia el macrismo de tres diputados recién electos por el massismo. Porque no le sirve a sus intereses la pelea entre Macri y Massa.
Ahora Clarin deberá ajustarse a derecho, a esta ley, no ley k ni la ley mordaza, sino la mejor ley que pudo parir la democracia de este país. Y es, debido al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y permítase a este cronista desconfiar de todo el poder que acaba de atribuirse el único poder del Estado que no se elige democráticamente.
Este cronista se toma la licencia de citar a un militante incansable de la ley que ya no está. Tato Contissa, periodista y escritor que nos explicó desde sus programas de radio, desde sus cátedras en la Universidad de Lomas, que "de la misma manera que se debe saber quién es la fuente de emisión de un mensaje para poder saber quien te está hablando, el periodista también debe desnudar su manera de pensar para adquirir su doble condición de periodista y militante".
Y ahora eso será constitucional.
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