lunes, 24 de septiembre de 2012

ES EL DOLAR ESTUPIDO.

(Resúmen de la nota aparecida hoyen Página 12 firmada por Edaurdo Aliverti, "Afinar la sintonía")

"Cristina es una plebeya, linda, de temperamento jodido, frentera, capaz de haberse sobrepuesto a tragedias personales, con accionar reparador de las necesidades mayoritarias aunque nunca deje de recordar que no es el Che Guevara. Eso es insoportable para las señoras y señores que viven del goce a través de que haya los situados aplastadamente abajo. No tiene arreglo. Sí entre alguna burguesía dirigencial que comprende la necesidad de contar con liderazgo y reglas claras, así deba apartar fastidios o repelencias gorilas. No entre tilinguería mediáticamente comandada, que sesenta años después reproduce el festejo por el cáncer de Eva y por más que su comodidad dineraria no esté afectada. Pero lo que no dispone de arreglo tiene algunos acomodamientos, parciales, tal vez capaces de despejar cargas perniciosas.

Sintonía fina, ya que estamos. Siempre sin perder la noción de que uno no es más que un simple analista, cuyo poder se remite a escritura, micrófono, capacidad de convencimiento, pero no a las decisiones ejecutivas con que lidian a cada rato quienes ejercen el poder en serio, vayan ciertas apreciaciones de acción y comunicación. Están en línea con lo que es el motor no sólo de la furia enunciada por energúmenos de la marcha. Lo es de la gente que hasta aprobaría o dispensaría al Gobierno si no fuera por los embrollos en que se mete, en áreas de sensibilidad extrema. Por ejemplo, ¿cuánto da la cuenta anual de los argentinos que viajan al exterior con relación a la cantidad de divisas imprescindibles? ¿Es tan estremecedora, como para dejar(les) el flanco de que parecemos la Unión Soviética? ¿Puede ser, debe ser, que un día sea que hay que avisar a dónde se viaja, y al otro que hay que hacerlo con un mes de anticipación, y al otro que recién en la semana del viaje se consigna cuánto tiene habilitado cada viajero, y así sucesivamente? ¿No se dan cuenta de que por estas barrabasadas dispositivas, y/o informativas, es por donde se cuela buena parte de lo que el propio oficialismo denomina “cadena del desánimo”?

Quienes viajan al extranjero son una sólida minoría respecto de la suma poblacional, pero la construcción simbólica que se traza alrededor de ellos es fortísima. Desde la oposición periodística se escribió que la Presidenta está encrespada con el desaguisado que le indujeron las segundas líneas en la implementación de los dispositivos cambiarios. Aunque eso no la exima de responsabilidad, ojalá sea cierto. ¿Y no sería conveniente que se establezcan diferentes escalas de tipos y accesos de cambio? ¿No debe distinguirse entre los para qué de importaciones y requerimientos de divisas? Si es cierto, como lo es en poca, alguna o gran medida, que las dificultades mundiales nos cayeron encima sin comerla ni beberla, ¿no hay que explicarlo mejor y unívocamente, en lugar de brincar de resolución a resolución dando idea de que se opera en el rato a rato?

Salvador Treber, economista del Plan Fénix, lo dijo en una entrevista publicada por este diario el domingo anterior: “En 2011, la fuga de divisas fue de 18 mil millones. En el primer semestre de este año, (apenas) algo más de 3 mil (...) Las medidas son en general correctas, pero (...) torpemente implementadas. Me gustaría que sean más sutiles, menos torpes. Esas economías (de ajuste cambiario) las haría cualquier país del mundo. Las exportaciones bajaron 2 por ciento, que en un mundo en crisis no es nada (...) Brasil bajó 20 por ciento sus importaciones y nadie lo critica (...) Esto es una guerra de nervios, pero volvería a decir: ¡Por favor, funcionarios del Gobierno! ¡Sean más hábiles para tomar las medidas y no producir rechazo aun de las que están bien!”.

El firmante tiene la certeza de que si eso sucediera quedaría seriamente desarmado el centro del cuestionamiento que caceroleros, adyacentes y gente de buena fe no se animan a admitir como tal, como centro. El dólar, la sensación que provoca, las visiones que excita. No serviría, quedó dicho, para que dejen de bardear con la yegua, la chorra, la corrupción. Pero salir a la calle quedaría “circunscripto” a eso; a que no hay conferencias de prensa presidenciales; a que no se quiere más entradas en cadena; “a la inseguridad y había otra cosa más que no me acuerdo”, como dijo una manifestante en un testimonio para la historia. Saldrán igual, lo pueden hacer y de hecho lo harán. Pero no cabría envidiarles la antología del ridículo.

24/09/12 Página|12

“El peronismo tiene la organización de base más fuerte en toda América latina”

ERICK LANGER, EL CATEDRATICO DE GEORGETOWN QUE RECIBIRA A CRISTINA, HABLA SOBRE AMERICA LATINA, EL PERONISMO Y LA ERA NEOLIBERAL
“El peronismo tiene la organización de base más fuerte en toda América latina”
En diálogo con Página/12, el director del Centro de Estudios Latinoamericanos donde funcionará la Cátedra Argentina que abrirá la Presidenta explica por qué habla quechua y las razones de la justicia social y los liderazgos políticos fuertes.

Por Martín Granovsky

Desde Nueva York

A los 57 años, nacido el 22 de mayo de 1955, Erick Langer es un historiador experto en América latina que dirige el influyente Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown, en Washington. Langer aceptó hablar.

–Me parece muy interesante que el continente haya cambiado tanto en la última década y haya podido aprovechar desde el punto de vista económico un gran cambio mundial: la mayor presencia china.

–¿En qué aprovechó América latina a China en su opinión?

–China es un rival de los Estados Unidos que requiere materias primas de América latina. Eso contribuyó a que América latina pudiera enfrentar la crisis en mejores condiciones. No sin peligros, claro.

–¿Cuál sería el peligro?

–Que América latina no intensifique el proceso de elaboración de materias primas y siga exportando commodities. Es un desafío para todos los gobiernos de la región, sin excepciones. La ventaja es que a partir del 2000 América latina en general, y en particular Sudamérica, se liberaron de la dependencia respecto del modelo neoliberal de los Estados Unidos.

–¿En qué ve usted que ese modelo afectaba a la región?

–Creó un desasosiego de las clases medias y bajas en materia de distribución de la riqueza. Esa expresión no estaba, por supuesto, en el Consenso de Washington.

–El documento del Consenso exhortando a la desregulación y a desreglamentar la economía es de 1989. ¿No quedó nada?

–¿En la región? Prácticamente nada. Es un factor positivo para la región. –O sea: el crecimiento chino es un elemento positivo y la caída del Washington Consensus es otro punto bueno.

–Y le agrego un factor de peso: los Estados Unidos están muy preocupados por Medio Oriente y efectivamente no le han prestado mucha atención a América latina.

–Los académicos y los dirigentes políticos discuten siempre si eso es bueno o malo. Algunos sostienen que para América latina es mejor la situación cuando Washington se ocupa menos de ella.

–Bueno, en materia política hay un tema práctico a tener en cuenta. Le va a sonar casi redundante. Cuando Washington se ocupa menos, la injerencia es menor. La mayoría de las veces que los Estados Unidos pusieron la vista en otros sitios y no tanto en América latina, como en la Primera Guerra Mundial, la favorecida fue América latina. No pongo el ejemplo de la Segunda Guerra Mundial porque el fenómeno es mucho más complejo. Pero luego muchas veces el problema fue que los gobiernos del continente no fueron aliados de los Estados Unidos sino dependientes de Washington. No es lo mismo. Los Estados Unidos tenían el poder de imponerse. De imponer, incluso, un modelo que ya no funciona. Barack Obama se dio cuenta de eso, aunque su principal tema no sea América latina. Y antes de él, George Bush no estaba concentrado en América latina.

–Es decir que es bueno para la región que no haya una dedicación especial.

–¡Pero yo investigo América latina! ¿Usted quiere que me quede sin trabajo?

–Profesor, su curriculum en la parte de idiomas dice que habla quechua. ¿Dónde lo aprendió?

–En Stanford.

–¿Stanford, California?

–Exactamente. Ya me interesaba de antes la zona andina y después gracias al quechua pude hablar directamente en Bolivia para entrevistar a varios caciques andinos. Hace tiempo que no lo hablo, aunque lo entiendo bastante bien. ¿Sabe cuál es mi problema? ¿Con quién lo practico aquí?

–¿Por qué se interesó en la Sudamérica andina y en la zona del Chaco?

–Cuando era estudiante participé de un programa de intercambio y fui a Sucre. A un colegio jesuita. Me impactó de una forma tremenda vivir allá. Originalmente quería volver a Europa. Pasé en Alemania cinco años. Aquel viaje por Sudamérica fue increíble. Era junio, julio y agosto de 1973. Viajé por casi toda la región. Llegué a Chile cuando todavía estaba en el gobierno Salvador Allende. Estando en la Argentina, sólo de casualidad no fui uno de los presentes el 20 de junio de 1973, cuando volvió definitivamente Juan Domingo Perón. Me salvé de los tiros porque había decidido ir a Ezeiza y a último momento me llamaron unos amigos de Córdoba. Recorrí todo. Al Che Guevara lo habían matado poco tiempo antes.

–Claro, lo mataron en Bolivia en 1967, sólo seis años antes de su viaje. De su propio “Diario de motocicleta”. ¿Hasta dónde llegó?

–Hasta Medellín. De ahí volví en avión a los Estados Unidos. En Sucre y luego a través de mis investigaciones indagué en la resistencia campesina a lo que se podía llamar, grosso modo, la modernización. Para mí fue fascinante. Los investigadores no suelen tomar como objeto de estudio las regiones en declive sino en crecimiento. Hacen mal, porque es muy interesante. Yo traté de ver cómo se portaba la gente cuando todo iba peor y qué cambios sucedían, por ejemplo, de fines del siglo XIX al siglo XX, por el paso de la minería de la plata con centro en Potosí a la minería del estaño, que favoreció más al norte que al sur. El próximo proyecto incorporará el comercio en el norte de la Argentina, que investigué mucho en los últimos años. En el siglo XIX no había aún fronteras nacionales efectivas. Las fronteras económicas iban mucho más allá. Pensar en unidades nacionales en el siglo XIX es perder algunas perspectivas, como la de Bolivia, y no entender bien las relaciones y los cruces con el norte argentino, el chileno y el sur peruano. En ese momento me interesaron los chiriguanos. Pero ya mi tesis estaba avanzada y resolví dejar el tema para más adelante. Es gracioso, porque terminé publicando un libro 20 años después.

–Vi el título. Traducido sería Esperando peras del olmo: las misiones franciscanas en la frontera chiriguana en el corazón de Sudamérica, 1830-1949.

–Léalo, por favor. Espero que demuestre una madurez que antes no tenía como historiador. Mire, en aquel entonces ni se usaba la palabra “guaraní”. En el primer capítulo demuestro que el poder militar estaba a favor de los chiriguanos, y que con ese poder podían sacar el excedente de la sociedad criolla. En muchos casos fueron más poderosos que los propios criollos.

–Y todo por la rareza del intercambio en Sucre. Es una hermosísima ciudad poco conocida.

–Mejor que no la conozcan. Deje a Sucre así. Cuando me jubile quiero mudarme a Sucre y vivir en el casco viejo.

–Profesor, volvamos de los chiriguanos a los sudamericanos de hoy. ¿Usted comparte la visión que muestra, desde el punto de vista político, varias Sudaméricas ubicadas en extremos opuestos?

–Me parece que no hay una división tan tajante porque los procesos son muy parecidos. Tomemos de nuevo en consideración algunas realidades. Antes los chinos pensaban en Sudamérica como Chile porque los chilenos habían sido muy efectivos en venderse en China. Es decir que, en última instancia, no fueron tan diferentes a como terminaron siendo los demás, ¿no es cierto? En la actualidad Sudamérica tiene una realidad estable. Es una realidad común. Pero también, con sus diferencias, la protesta es un hábito común. Hay protestas antigubernamentales, más allá de los contenidos, en la Argentina, en Chile y en México. Y da la sensación de que a veces es difícil encasillar cada cosa como de derecha o de izquierda.

–¿Piensa también en la Argentina?

–Claro. A un gobierno de peronistas es difícil definirlo como de izquierda o de derecha. Hay un proceso político único a lo largo de la historia que no encaja muy bien en esos términos. Hablo desde la formación del peronismo. Juan Perón estaba muy convencido de los no alineados. El justicialismo es una mezcla de muchas ideologías. Aun hoy es difícil definir a los Kirchner como de izquierda y quedarse en eso como toda explicación. El peronismo tiene una organización de base mucho más fuerte que cualquier otro partido político en toda América latina y puede arrasar en las urnas. Se organiza muy bien. Recogió la herencia y la retórica de cuidar a los obreros, que es muy importante. Veamos una diferencia con mi país. En los Estados Unidos no existe una izquierda. Sí existe una derecha. En ese sentido, hoy la Argentina está volviendo a un cauce natural. Carlos Menem obviamente fue peronista pero tenía otras características y fue una excepción en esa trayectoria.

–Es justo la época del Consenso de Washington, que resumió las experiencias prácticas de Ronald Reagan y Margaret Thatcher.

–Sí, la década del ’90.

–Usted decía que hablar de izquierda o derecha no agota un análisis. ¿Y la noción de populismo lo satisface como concepto?

–Tampoco alcanza. Es muy difícil definir qué es populismo. Dicho ahora, es distinto de cuando un investigador lo aplicaba en los años ’30 o ’40, una época muy ligada al comienzo de las etapas de sustitución de importaciones industriales. Hoy puede haber experiencias de sustitución, pero siempre la base es la búsqueda de un tipo de relación con la economía mundial. Lo que sí se podría rescatar, y hay una herencia muy larga de Juan Manuel de Rosas en adelante, es la importancia que puede tener un jefe político que sea un personaje carismático. Esto hace que la política pueda volverse muy personalista. Ahí sí tendríamos una característica populista. De todos modos, la clave es si se trasponen o no los límites de la democracia. Mientras la oposición pueda ganar (si lo hace o no, es otro tema) está todo bien. No hablo sólo de la Argentina. Pasa en todos los países.

–¿Los opositores tienen la misma característica en todos lados?

–No. Pero sí hay un elemento común: la oposición está muy desorganizada en todos los países donde hay líderes fuertes.

–¿Hay líderes fuertes porque no hay oposición organizada o hay oposición desorganizada por la existencia de liderazgos fuertes?

–El populismo tiene una virtud y una desventaja: abarca muchas corrientes políticas. Y esas diferentes corrientes se manifiestan en el líder. En cambio la oposición no tiene muchos intereses en común y entonces las diversas corrientes no se unen. La única excepción debe ser Venezuela, donde la Mesa de Unidad Democrática se pudo unir frente a Hugo Chávez. Pero inclusive allí hay que ver si ganan. Y aun si ganaran habría que ver si podrían seguir unificados, porque están incorporando tendencias políticas diametralmente opuestas.

–¿Está haciendo un pronóstico electoral sobre el duelo entre Hugo Chávez y Henrique Capriles en las presidenciales del 7 de octubre?

–No me dedico a los pronósticos ni a especular. Es un campo ajeno al mío. A mí, como historiador, me resulta más fácil analizar hacia atrás que dedicarme a decir qué pasará en el futuro. Si supiera el resultado de las elecciones en Venezuela, quizá tendría otra profesión y quién sabe si no estaría más cerca de vivir en mi casita de Sucre.

–Bien. Lo dejo en el pasado. ¿Qué otro momento de la Argentina vivió, además del ’73 y la vuelta de Perón?

–Fui becario de la Fullbright en el 2000. Gobernaba Fernando de la Rúa. Vi la caída, con el corralito y el drama social. Y después se produjo la extraordinaria recuperación económica que ustedes experimentaron. De todos modos, hoy me parece que hay que observar mucho la velocidad relativamente menor de crecimiento de la economía china y evaluar si América latina es capaz de saltar hacia otro modelo que en el futuro no la haga depender de la venta de materias primas. No sé si usted sabe que, cuando conversan en privado, muchos dirigentes chinos equiparan a América latina con Africa.

–¿En qué se basan?

–En las perspectivas de utilización económica. No entienden las diferencias enormes. América latina es otro mundo, distinto de Africa. Pero eso piensan muchos dirigentes chinos.

–¿Por qué estuvo de acuerdo en crear la Cátedra Argentina?

–El embajador Jorge Argüello vino y me lo propuso. Me pareció bien. Pensamos en establecer un espacio académico porque nos parecía que la Argentina es un país sumamente importante en América latina. La Cátedra Argentina será una forma constructiva de poner la Argentina en el tapete para que la gente en Washington se dé cuenta de la complejidad del país. Para mejorar las relaciones es necesario mejorar la difusión y el conocimiento. El desconocimiento crea problemas. Es un proyecto de largo alcance. Esa Cátedra Argentina debe durar muchos años y no depender de la administración política de turno. Por eso necesitamos recursos. El mismo embajador me decía que él quería que siguiera adelante. Brasil ha ganado un gran espacio en Washington. Es lógico. Brasil está creciendo y tiene importancia mundial. Pero hay países tan importantes como Brasil y nuestro objetivo es mantener en pantalla también a la Argentina.

–¿Quiénes deberían mirar esa pantalla?

–Los estudiantes, por supuesto, y toda la comunidad académica. Pero, aún más allá, el conjunto de latinoamericanistas, de expertos en América latina, y funcionarios y dirigentes. Que conozcan más la Argentina y la tomen en cuenta, porque es importante para mantener buenas relaciones en América latina y el Cono Sur en general.

–¿Desde cuándo está en la Universidad de Georgetown?

–Desde 1999. Era el único latinoamericanista con una cátedra y no podía conseguir estudiantes graduados. Ahora tengo varios estudiantes de doctorado. Quería meterme en esto. Georgetown es más conocida como universidad que otras y tiene un componente de comunidad universitaria que me atrajo mucho.

–Su libro sobre los chiriguanos está relacionado con una misión franciscana. Pero usted trabaja en una universidad con tradición de estar ligada a la Compañía de Jesús.

–Aunque le agrego un dato: en los últimos diez años por primera vez en la historia de Georgetown no hay un presidente jesuita. Su presencia física disminuyó. Su espíritu es muy importante, porque se trata de una cultura universitaria que le presta atención al ser humano total, lo cual no se da en otras universidades. Para un profesor con trayectoria eso es apasionante. Todos enseñamos a los estudiantes, tanto de pregrado como de posgrado. También somos una universidad de investigación. Y no dejamos de lado el componente de justicia social. Trabajando sobre el tema de los movimientos indígenas me pareció que podía formar parte de un equipo que tuviera interés en temas de justicia social.

–Es uno de los temas comunes de Sudamérica.

–Sí. Se debe en buena medida a las críticas y los problemas del modelo neoliberal anterior, basado en el enriquecimiento de uno por sobre los demás. Un modelo que a la larga no funciona. Es una lucha que, como se habrá dado cuenta, también libramos en los Estados Unidos. Hay dos posiciones muy diferentes sobre cómo debería ser el Estado y a quiénes debería favorecer.

–El candidato republicano Mitt Romney acaba de reivindicar el principio de dejar a una parte de la población librada a su suerte.

–El famoso comentario sobre el 47 por ciento que depende del Estado. La libertad económica para todos está muy bien. Pero los mercados por sí mismos no alcanzan. Hace falta un Estado que regule para que los más poderosos y ricos no puedan aprovecharse de todo el resto.

martin.granovsky@gmail.com
24/09/12 Página|12

NO HAY TE DE CEYLAN

NO HAY TE DE CEYLAN- Enrique Santos Discepolo

Resulta que antes no te importaba nada 
y ahora te importa todo. 
Sobre todo lo chiquito.
Pasaste de náufrago a financista
sin bajarte del bote.
Vos, sí, vos, que ya estabas acostumbrado a saber 
que tu patria era la factoría de alguien y te encontraste con que  te hacían el regalo de una patria nueva, y entonces, en vez de dar las gracias por el sobretodo de vicuña, dijiste que había una pelusa en la manga y que vos no lo querías derecho sino cruzado.
¡Pero con el sobretodo te quedaste!
Entonces, ¿qué me vas a contar a mí?
¿A quién le llevás la contra?
Antes no te importaba nada
y ahora te importa todo.
Y protestás. ¿Y por qué protestás?
¡Ah, no hay té de Ceilán!
Eso es tremendo. ¡Mirá qué problema!
Leche hay, leche sobra; tus hijos, que alguna vez miraban la nata por turno, ahora pueden irse a la escuela con la vaca puesta.
¡Pero no hay té de Ceilán!
Y, según vos, no se puede vivir sin té de Ceilán.
Te pasaste la vida tomando mate cocido, pero ahora me planteás un problema de Estado porque no hay té de Ceilán.
Claro, ahora la flota es tuya, ahora los teléfonos son tuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos, ahora el gas es tuyo, pero… ¡no hay té de Ceilán!
Para entrar en un movimiento de recuperación como este al que estamos asistiendo, han tenido que cambiar de sitio muchas cosas y muchas ideas; algunas, monumentales; otras, llenas de amor o de ingenio: ¡todas asombrosas!
El país empezó a caminar de otra manera, sin que lo metieran en el andador o lo llevasen atado de una cuerda; el país se estructuró durante la marcha misma; ¡el país remueve sus cimientos y rehace su historia!
Pero, claro, vos estás preocupado, y yo lo comprendo: porque no hay té de Ceilán.
¡Ah… ni queso!
¡No hay queso! ¡Mirá qué problema! ¿Me vas a decir a mí que no es un problema?
Antes no había nada de nada, ni dinero, ni indemnización, ni amparo a la vejez, y vos no decías ni medio; vos no protestabas nunca, vos te conformabas con una vida de araña.
Ahora ganás bien; ahora están protegidos vos y tus hijos y tus padres. Sí; pero tenés razón: ¡no hay queso!
Hay miles de escuelas nuevas, hogares de tránsito, millones y millones para comprar la sonrisa de los pobres; sí, pero, claro, ¡no hay queso!
Tenés el aeropuerto, pero no tenés queso. Sería un problema para que se preocupase la vaca y no vos, pero te preocupás vos.
Mirá, la tuya es la preocupación del resentido que no puede perdonarle la patriada a los salvadores.
Para alcanzar lo que se está alcanzando hubo que resistir y que vencer las más crueles penitencias del extranjero y los más ingratos sabotajes a este momento de lucha y de felicidad.
Porque vos estás ganando una guerra. Y la estás ganando mientras vas al cine, comés cuatro veces al día y sentís el ruido alegre y rendidor que hace el metabolismo de todos los tuyos.
Porque es la primera vez que la guerra la hacen cincuenta personas mientras dieciséis millones duermen tranquilas porque tienen trabajo y encuentran respeto.
Cuando las colas se formaban no para tomar un ómnibus o comprar un pollo o depositar en la caja de ahorro, como ahora, sino para pedir angustiosamente un pedazo de carne en aquella vergonzante olla popular, o un empleo en una agencia de colocaciones que nunca lo daba, entonces vos veías pasar el desfile de los desesperados y no se te movía un pelo, no.
Es ahora cuando te parás a mirar el desfile de tus hermanos que se ríen, que están contentos… pero eso no te alegra porque, para que ellos alcanzaran esa felicidad... ¡ha sido necesario que escasease el queso!!!
No importa que tu patria haya tenido problemas de gigantes, y que esos problemas los hayan resuelto personas.
Vos seguís con el problema chiquito, vos seguís buscándole la hipotenusa al teorema de la cucaracha, ¡vos, el mismo que está preocupado porque no puede tomar té de Ceilán! Y durante toda tu vida tomaste mate!
¿Y a quién se la querás contar?
¿A mí, que tengo esta memoria de elefante?
¡Nooooo, a mí no me la vas a contar!"

Enrique Santos Discépolo – 1951

BATALLA DE TUCUMAN

Manuel Belgrano.   

Manuel Belgrano
La desobediencia de Belgrano

La tarde del 25 de Mayo, Belgrano hace jurar la bandera en Jujuy, pero la Junta (Rivadavia) le reprocha “…la reparación de tamaño desorden (la jura de la Bandera) …” (ya se lo habían reprochado en Rosario).

El ejército de Belgrano ante el avance de los Españoles, inicia el éxodo del pueblo Jujeño hacia Tucumán, donde decide resistir apoyado por el entusiasmo de la gente ”Sin mas armas que unas lanzas improvisadas, sin uniforme, ni otra montura que la silla y los guardamontes. No tenían disciplina ni tiempo de aprender al voces de mando, pero les sobraba entusiasmo...”

Rivadavia lo increpa para que se retire a Córdoba pero Belgrano escribe: “ Algo es preciso aventurar y ésta es la ocasión de hacerlo; voy a presentar batalla fuera del pueblo y en caso desagraciado me encerraré en la plaza hasta concluir con honor …..”.

Todavía el 29 insistía Rivadavia en la Retirada: “ Así lo ordena y manda este Gobierno por última vez…..la falta de cumplimiento de ella le deberá a V.S. los mas graves cargos de responsabilidad” (J.M.Rosa. Historia Argentina)

Finalmente hace frente y derrota a los realistas que deberán retirarse con grandes pérdidas de hombres y equipos militares. ( ¡que patriota Rivadavia !...menos mal que teníamos algunos patriotas “desobedientes”)

La batalla de Tucumán - 24 de septiembre de 1812



Durante su marcha a Tucumán ha recibido Belgrano una nueva y perentoria orden del Triunvirato para que se retire sobre Córdoba definitivamente, dejando en consecuencia libradas a su propia suerte las provincias del noroeste. Pero el general contesta que está decidido a presentar batalla porque lo estima indispensable. Por eso mismo, se encarga de incitar al pueblo tucumano para obtener su apoyo. Lo consigue, y para ello cuenta con la ayuda de algunas viejas familias patricias. Los poderosos Aráoz, virtuales dueños de la ciudad, vinculados a su ejército por dos de sus familiares Díaz Vélez, cuya madre es Aráoz, y el joven teniente Gregorio Aráoz de La Madrid, volcarán todo su prestigio y ascendiente en la causa patriota.

Gral.Gregorio A. de Lamadrid.   

Gral.Lamadrid
Antes de su arribo, Belgrano ha ordenado desde Encrucijada a Juan Ramón Balcarce que se adelante a Tucumán para conseguir refuerzos y convocar a las milicias para reclutar un cuerpo de caballería; éste se halla en pleno entrenamiento cuando llega Belgrano con el grueso del ejército. Sin más armas que unas lanzas improvisadas, sin uniformes y con los guardamontes que habrían de hacerse famosos, Balcarce consigue organizar una fuerza de cuatrocientos hombres, punto de partida de la famosa caballería gaucha que hará su aparición por vez primera en una batalla campal, en Tucumán.

El gobierno insiste, en sus oficios a Belgrano, en que éste debe retirarse hasta Córdoba. Belgrano quiso cumplir con el gobierno y ordenó la retirada del ejército al sur. Pero no pudo hacerlo mucho tiempo: no consiguió resistirse a los tucumanos que le pidieron defendiera su ciudad. Así, entre el 13 y el 24 de Septiembre, Belgrano se multiplica para organizar la defensa. Con el ejército de Tristán a la vista, escribe el 24: “Algo es preciso aventurar y ésta es la ocasión de hacerlo; voy a presentar batalla fuera del pueblo y en caso desgraciado me encerraré en la plaza hasta concluir con honor.”.

El día anterior el ejército ha salido de la ciudad a la que regresa por la noche. Pero a la madrugada del 24 inicia los movimientos para ocupar la posici6n de la víspera. El encuentro no tarda en producirse en un paraje llamado “Campo de las Carreras” (conocido también como Campo de la Tablada o La Ciudadela, actual Plaza Belgrano). Los patriotas atacan casi de sorpresa, pero Tristán alcanza a desmontar su artillería y formar su línea de combate.

La carga de caballería gaucha, a los gritos y haciendo sonar sus guardamontes, desconcierta y quiebra la izquierda de los realistas, mientras en el otro flanco - donde está Belgrano - los patriotas son arrollados.

El "manco" Gral. Paz.   

La lucha se desarrolla en medio de un tremendo desorden, aumentado por la oscuridad provocada por una inmensa manga de langostas y la caballería de ambos ejércitos combate en entreveros furiosos. Díaz Vélez y Dorrego encuentran abandonado el parque de Tristán con treinta y nueve carretas cargadas de armas y municiones, y junto con los prisioneros que toman y los cañones que pueden arrastrar, corren a encerrarse en la, ciudad. La confusión es tal que, cuando Belgrano intenta un movimiento, se cruza con el coronel Moldes, quien le pregunta:

- ¿Dónde va usted, mi general?

- A buscar la gente de la izquierda, Moldes.

- Pero estamos cortados, mi General.

- Entonces, vayamos en procura de la caballería.
Cuando Paz se encuentra con ellos, se halla Belgrano acompañado por Moldes, sus ayudantes y algunos pocos hombres más. Ni el general ni sus compañeros saben el éxito de la acción e ignoran si la plaza ha sido tomada por el enemigo o sí se conserva en manos de los patriotas. A la noticia de la aparición del general, empiezan a reunirse muchos de los innumerables dispersos de caballería que cubren el campo. A uno de los primeros en aparecer pregunta el general:
- ¿Qué hay? ¿Qué sabe usted de la plaza?

- Nosotros hemos vencido al enemigo que hemos tenido al frente.
Pocos momentos después, se presenta Balcarce con algunos oficiales y veinte hombres de tropa, gritando ¡Viva la Patria!, y manifestando la más grande alegría por la victoria conseguida. Se aproxima a felicitar al general Belgrano, quien a su vez le pregunta:

- Pero, ¿qué hay? ¿En qué se funda usted para proclamar la victoria?

- Nosotros hemos triunfado del enemigo que teníamos al frente, y juzgo que en todas partes habrá sucedido lo mismo: queda ese campo cubierto de cadáveres y despojos.
Hasta ese momento nada se sabe de la infantería, ni de la plaza. Al atardecer se entera Belgrano de la suerte corrida por el resto del ejército.

Mientras tanto, Tristán consigue reorganizar a los suyos. Se encuentra dueño del campo de batalla que ha sido abandonado por los patriotas, pero ha perdido el parque y la mayor parte de los cañones. Se dirige entonces a la ciudad e intima rendición a Díaz Vélez con la amenaza de incendiarla. Se le responde que, en tal caso, se degollarán los prisioneros, entre los cuales figuran cuatro coroneles. Durante toda la noche permanece Tristán junto a la ciudad, sin atreverse a cumplir su amenaza.

El 25 por la mañana encuentra que Belgrano, con alguna tropa, está a retaguardia. Su situación es comprometida. Belgrano le intima rendición “en nombre de la fraternidad americana”. Sin aceptarla y sin combatir, Tristán se retira lentamente esa misma noche por el camino de Salta, dejando 453 muertos, 687 prisioneros, 13 cañones, 358 fusiles y todo el parque, compuesto de 39 carretas con 70 cajas de municiones y 87 tiendas de campaña. Sus pérdidas de armas dejan al ejército patriota provisto para toda la campaña. Las bajas patrióticas, por otra parte, son escasas: 65 muertos y 187 heridos. Belgrano, esperando la rendición de Trsitán, no lo persigue y sólo encomienda a Díaz Vélez que "pique su retaguardia" con 600 hombres.

Durante la persecución, se entablan varios combates con resultados dispares. Zelaya realiza un ataque poco afortunado contra Jujuy. Diaz Vélez ocupa Salta momentáneamente. De todos modos, al regresar a Tucumán a fines de octubre, trae sesenta nuevos prisioneros y 80 rescatados al enemigo. Sus fuerzas se incorporan a la columna que marcha detrás de la procesión con que se honra a la Virgen de las Mercedes, que Belgrano nombra Generala del Ejército porque precisamente la victoria de Tucumán se ha verificado en el día de su advocación. El general en jefe se separa de su bastón de mando y lo coloca en los brazos de la imagen, en el transcurso de la solemne procesión que se realiza por las calles tucumanas.

Vicente Fidel López llama a Tucumán “la más criolla de cuantas batallas se han dado en territorio argentino”. Faltó prudencia, previsión, disciplina, orden y no se supieron aprovechar las ventajas; pero en cambio hubo coraje, arrogancia, viveza, generosidad... y se ganó.

El 24 de setiembre Belgrano salvó a la Patria en la batalla de Tucumán. La salvó no solamente porque el ejército español fue derrotado, sino –y principalmente– porque al llegar la noticia a Buenos Aires el pueblo se lanzó a la calle clamando contra el Triunvirato. Entonces los granaderos montados de San Martín, los artilleros de Pinto y los arribeños de Ocampo hicieron saber al gobierno que había cesado, y se convocaría una asamblea para votar la figura con que deben aparecer las Provincias Unidas en el gran teatro de las naciones. Ese fue el propósito de la revolución del 8 de octubre de 1812 y de la asamblea convocada para enero del 13.
Fuentes:

- Museo Casa Histórica de la Independencia – S. M. de Tucumán
- Portal - Historia del País
- José María Rosa – Historia del revisionismo y otros ensayos.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

Prof GB

23 DE SETIEMBRE DE 1973.


18 años y 2 días tuvieron que pasar para que la Democracia plena retornara a la Argentina.
El 21 de setiembre del año 1955, el general Perón subía a una cañonera paraguaya para iniciar su obligado exilio.
La Libertadora, nombre que se dio a sí mismo el golpe gorila de entonces, recorrió esos años procrisbiendo amyoráis sin inmutarse.
Tampoco lo hicieron los partidos políticos de entonces, entre ellos el radicalismo,cómplice del fraude,de los exilios, cárceles, torturas, asesinatos.

18 años y dos días, para que un 23 de setiembre del año 1973, Juan Domingo Perón pudiera elegir y ser elegido.
El FREJULI, por él diseñado, fue el frente popular que lo llevó como candidato a la presidencia, su esposa María Estela Martínez, Isabel, lo acompañó en la fórmula.

La Argentina setentista, era un volcán en ebullición.
La Juventud, el sujeto histórico de aquella coyuntura; y se asumia como única heredera de la Revolución inconclusa del Justicialismo.

El conjunto del Pueblo argentino optó en un 62,5% por Juan Perón.
Lejos, demasiado, el candidato radical, Ricardo Balbín.
Nunca antes, ni siquiera después, hasta hoy, ese procentaje pudo ser igualado.
Será porque este Pueblo se consustanció con una Liberación posible.

Resistente, memorioso, se identificó con una Argentina Justa, Libre y Soberana.

Sueño, ideal, pregón y relato que democrático aún se dice entre quienes pratican esta democracia heredera de aquella.

GB

viernes, 21 de septiembre de 2012

LA LINEA HISTORICA NACIONAL Y POPULAR

La soberanía nacional en la encrucijada
Por Dionela Guidi* y Juan Godoy**

“La riqueza de la tierra, como la del subsuelo mineral de la república, no puede ni debe ser objeto de otras explotaciones que las de la Nación misma”
Hipólito Yrigoyen, 1930***

“Debemos consolidar nuestra independencia económica como base fundamental de la economía social y de la independencia política, resguardando la heredada y sus riquezas de la voracidad del capitalismo internacional y de los trusts sin bandera que actúan negativamente en la vida de los pueblos empobreciéndolos y explotándolos”
Juan Domingo Perón, 1948 ****

“Por eso quiero decirles que esto es una política de Estado: querer unirnos a todos los argentinos, cualquiera sea su pertenencia (…) YPF es de todos (…) Y yo quiero convocar a sus trabajadores, a todos los que están hoy en el pozo, a sus estacioneros, a todos los hombres y mujeres que tienen responsabilidad, a que la Argentina tiene que seguir creciendo, tiene que seguir andando, a que cada uno en su puesto de lucha ayude a reconstruir esta gran empresa para todos los argentinos”
Cristina Fernández de Kirchner, 2012 *****


Pretendemos a través de las siguientes líneas, desentrañar la trama de los procesos que procuraron llevar a cabo una política nacional, popular, latinoamericana en relación al control de los “resortes” económicos fundamentales, para que desde el fondo de esa historia, muchas veces velada, recuperemos el significado e impacto de esas experiencias, a modo de apuntes para continuar la línea de la liberación nacional. Así abordar la cuestión de la soberanía nacional, centrándonos en el control de los recursos petroleros, y su reciente recuperación, pero al mismo tiempo, yendo más allá ello, tratarlo desde una perspectiva más amplia. Procurar asimismo, dar los fundamentos, las razones de la progresividad de las reivindicaciones y realizaciones nacionales.

Producidos, a principios de siglo XIX, nuestros procesos revolucionarios emancipatorios con sus consiguientes proyectos populares, de unidad de los territorios liberados del yugo español, simbolizados de sur a norte con la gesta sanmartiniana, y de norte a sur con la bolivariana, que iban a terminar frustrados, pudiendo nosotros establecer como uno de los últimos intentos de unificación de la Patria Grande ligados a la primera gesta libertadora, el del Congreso de Panamá (al cual la oligarquía rivadaviana no iba a enviar representantes), donde Bolívar estableciera que “este congreso parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra” (Bolívar, (1826), 2009; 329)

Frustrados decíamos, en tanto el ideal de unidad de Nuestra América, de la gran Patria Grande con que soñaron nuestros libertadores, se iba a terminar, dado el proceso de balcanización (bajo la injerencia de Gran Bretaña y sus consiguientes aliados internos –fundamentalmente las oligarquías portuarias-), en una veintena de países, “todos son vecinos de espaldas, hermanos extraños, que se “desarrollan” hacia fuera. Divididos y enajenados” (Methol Ferré, 1973; 41), unos mirando hacia el Atlántico, otros hacia el Pacífico. América Latina aparece así como una Nación inconclusa, por lo cual Jorge Abelardo Ramos manifiesta que “somos un país porque no pudimos integrar una nación, y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos, aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá” (Ramos, 1986; 15)

De esta forma, Argentina (como los demás países latinoamericanos) hacia fines del siglo XIX, se caracteriza por desenvolverse como apéndice de los centros de dominación imperiales, de los países desarrollados, convirtiéndose en granja de Su Graciosa Majestad Gran Bretaña. Así obtiene una independencia nominal que enmascara una dependencia real, lo cual habilita a Arturo Jauretche a sostener que es una semi-colonia (Jauretche, 2004).

Teniendo en cuenta esta condición Hernández Arregui va a diferenciar los nacionalismos de los países desarrollados, opresores, de los de los países semi-coloniales, oprimidos. El primero es un nacionalismo expansivo, que tiende, por sus condiciones a buscar la dominación de otros pueblos; en cambio, el segundo, lo caracteriza como defensivo, en tanto lucha por su autodeterminación y su liberación de las ataduras que lo oprimen y no dejan que se desenvuelva en sus plenas potencialidades. Este nacionalismo de los denominados países del tercer mundo, es el que lleva adelante las reivindicaciones nacionales al mismo tiempo que las sociales, en tanto apunta a romper con la condición semicolonial. Este nacionalismo no debe ceñirse a la conservación de las naciones segregadas, sino que debe tender al restablecimiento de una totalidad más amplia, (Hernández Arregui, 2004) que rebase las fronteras nacionales, es decir, que apunte a reconstruir la Nación Latinoamericana (esto lo retomaremos más adelante si su paciencia lo permite).

Siguiendo con la conceptualización del autor de Peronismo y Socialismo, consideramos que el desconocimiento de esta estructura semi-colonial, va a traer aparejadas formas de alienación cultural, de colonización pedagógica, apreciaciones desligadas del interés de la nación y de las necesidades populares, negadoras del sustrato profundo de la patria.

Así la visión de esta intelligentzia en tanto portadora y formada en las ideas de la ciudad-puerto, de un modelo agro-exportador, ligado a la tenencia de la tierra, verá en las provincias, en la industrialización, en los sectores obreros el fantasma que arremete contra sus intereses que no son otros que los de las clases dominantes. La conciencia individual no llega a comprender la realidad deformada de un país dependiente. Es la aplicación de un esquema teórico a una realidad diferente, es la aplicación acrítica que no tiene en cuenta las particularidades nacionales. Por esta vía niegan al país, pero en esa negación se afirman como intelligentzia. Así Hernández Arregui argumentará que: “el intelectual colonizado construirá una Argentina espectral, pues él mismo es el fetiche deshumanizado de la colonización pedagógica que lo desposee”. (Hernández Arregui, 1973; 162)

Tomando estas apreciaciones de Hernández Arregui, haciendo un llamado a un conocimiento situado, a un pensar en nacional, en función del conocimiento de la nación, en función sus intereses, que no son otros que los del pueblo. Podemos considerar el descubrimiento del petróleo, la creación de YPF, y el papel de éste y ésta en el desarrollo nacional.

Con respecto al primero, el descubrimiento del petróleo ponemos en consideración que el descubrimiento fue fruto de una Comisión formada en el año 1902, donde se puede observar la actuación de varios hombres enfrentados con el proyecto mitrista (aniquilamiento del interior, de la montonera, de los blancos orientales, y del Paraguay industrialista mediante) de echar las bases de la Argentina agroexportadora, semi-colonial, apéndice de la economía británica, hombres como José Hernández, y su hermano Rafael, Carlos Pellegrini, Osvaldo Magnasco, Eduardo Wilde, David Peña, Enrique Hermitte, etc. (Galasso, 2011).

Dicha comisión buscaba sustituir la principal fuente de energía, en ese momento el carbón mineral (que cubría el 95 % de las necesidades energéticas, y era importado de Gran Bretaña). Se buscaba petróleo y carbón, en tanto éstos permitían abaratar costos (4 veces más baratos) y además sería producido localmente con los consiguientes beneficios. (AA.VV., 2008). Scalabrini Ortiz, desde un cuaderno de FORJA denominado Petróleo e Imperialismo, retoma la denuncia que realiza el diputado Osvaldo Magnasco en 1891 donde manifiesta la política británica de sofocamiento a la incipiente industria de petróleo en las provincias de Mendoza y Jujuy. Ni bien llegaba a oídos de las empresas ferroviarias controladas por los ingleses (los cuales estaban trazados, como en las colonias, en abanico al puerto, como una tela-araña metálica que aprisiona la nación), el anuncio de una partida de petróleo hacia Buenos Aires o cualquier otro punto, inmediatamente eran subidas las tarifas colosalmente para tornar la actividad inviable. (Scalabrini Ortiz, 1938). La cuestión es mantener la Nación en un primitivismo agrario.

En relación al descubrimiento, resaltamos con los autores de Cien años de petróleo argentino (AA.VV., 2008) que éste sería analizado, abordado por los intereses anti-nacionales, como fruto de una “casualidad”, ridiculizándolo: “buscaban agua y encontraron petróleo”, lo cual es caracterizado por dichos autores como una zoncera, la “zoncera del agua”, pero en realidad, como vimos fue fruto de la planificación del Estado. La zoncera busca así eliminar el papel del estado en la economía, justamente en un país semicolonial que pugna por su desarrollo y en el cual el petróleo y su control es un elemento indispensable para el mismo.

De esta forma, desde 1907 se puede decir que, existen dos modelos antagónicos en torno a los hidrocarburos en nuestro país: “por un lado, el anti-industrialista, agropecuario de exportación, energética, científica y tecnológicamente dependiente; y por el otro, el estatal, industrialista, tecnológica, energética y económicamente autónomo, democrático y popular, entendido a su vez como apéndice fundamental de América Latina”. (AA.VV., 2008)

En la segunda línea, más allá del nacionalismo agrario profesado, podemos ubicar la creación por parte de Hipólito Yrigoyen de YPF en el año 1922, bajo la dirección de Enrique Mosconi, quien consideraba la importancia de la soberanía sobre los recursos petroleros para la independencia económica de Latinoamérica. Así, éste decía en año 1936: “Es menester acelerar la marcha hacia el Junín y Ayacucho económicos (…) la juventud de hoy, generación que ha de regir mañana los destinos de Nuestramérica debe cumplir su tarea en la grande misión que le corresponde” (Mosconi,1983;21) como así también, y sobre todo, el proyecto de nacionalización en el segundo gobierno del “peludo”, el cual iba a ser “trabado” en el senado (reducto de los intereses conservadores).

Acerca del proyecto el entonces presidente ya anciano, diría a Homero Manzi, y a un grupo de jóvenes que lo visitaba, lo siguiente: “salgo de mi rancho a la edad que los hombres se jubilan, en que solo se tiene serenidad para esperar la llegada de la muerte, y ello lo hago por mi ley del petróleo, para salvar de garras ajenas y propias los tesoros que Dios desparramó en esta tierra. Alguien deseoso de sorprender… su pensamiento, le preguntó: ¿y la tierra, Doctor? Sonrió Yrigoyen con una paternal sonrisa, y le dijo: amigo mío del subsuelo al suelo hay un poquito así” (Ford, 1971). Este proyecto, al mismo tiempo, iba a guardar íntima relación con el golpe pro-oligárquico del año ’30, que como se ha dicho tuvo “olor a petróleo”.

En sintonía, podemos ubicar algunas apreciaciones en relación al tema de los continuadores del yrigoyenismo, una vez entregadas sus banderas bajo la conducción alvearista, a saber: FORJA. Los muchachos forjistas iban a considerar al petróleo y a la nacionalización del mismo un eje fundamental de restablecimiento de la soberanía económica, de ahí que los forjistas resaltaran la nacionalización del petróleo llevada a cabo por el presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, comparando dicha política nacional con la entrega de la economía nacional al imperialismo británico profundizada en la década infame, sobre todo a partir del pacto Roca –Runciman, caracterizado por FORJA como el estatuto legal del coloniaje (véase, Scenna, 1983)

Con la reforma constitucional de 1949, continuando la perspectiva de soberanía nacional y profundizándola, resaltamos que bajo la primera presidencia de Perón, se logra establecer en el artículo 40 la inalienabilidad y el dominio imprescriptible de la Nación sobre sus recursos naturales, entre ellos los yacimientos hidrocarburíferos, sin participación de las empresas privadas en esta actividad: “La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución”. De esta manera la propiedad de los yacimientos petrolíferos dejan de ser propiedad de las provincias, como lo establecía la ley 12.161 de 1935, para pertenecer a la Nación en su conjunto. Scalabrini Ortiz es una de las personalidades destacadas de consulta permanente por parte de Arturo Sampay (Galasso, 2006), el jurista y constitucionalista mentor de esta nueva constitución.

Hay una clara interrelación entre el coloniaje económico y el político, un mutuo apuntalamiento, dado lo cual el restablecimiento de la soberanía económica trae aparejada la política, el General Perón al respecto argumenta: “Para esa recuperación del espíritu nacional es necesaria también la conquista de la independencia económica de nuestra patria para materializar de forma efectiva la independencia política de la república (…) mientras ello no se logre, todo ha de ser ficticio, porque el coloniaje económico importa al vasallaje político, y porque el imperialismo capitalista interfiere la vida de los pueblos en su desmedido afán de lucro”. Podemos recordar en relación a ello, a modo de ejemplificación, que Braden, el embajador nortemericano y punto de coincidencia entre la izquierda abstracta y la derecha más recalcitrante, cohesionador de la oposición “democrática” al peronismo naciente, era al mismo tiempo, personero de la Standard Oil y del negocio minero.

Para finalizar sostenemos que el nacionalismo, como decíamos, debe ser latinoamericano, en tanto busque desbordar las fronteras nacionales, de las “patrias chicas”, al mismo tiempo que apuntar a una industrialización, condición insoslayable para lograr la independencia económica, haciendo lugar a la soberanía política, que nos afirme como comunidad autónoma, que puede tomar sus propias decisiones, sin injerencia de factores foráneos (o de sus personeros locales), y pueda garantizar la justicia social para el conjunto de los sectores postergados por los modelos excluyentes.

De esta forma, una línea nacional debe tomar el control de sus recursos estratégicos para cortar todo vínculo que la ate a las naciones dominantes, y darle impulso al desarrollo necesario para que lo popular, pueda desenvolverse en todas sus fuerzas, y dar lugar a la nación plena.

Mayo 2012

* Licenciada en Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
** Licenciado en Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)
*** Yrigoyen, Hipólito. (1930). Mensaje al Gobernador de Santiago del Estero en enero de 1930. En Volante de FORJA, 5 de mayo de 1938.
**** Perón, Juan Domingo. (1984). Discursos del General Perón a los Militares argentinos, 1946-1951. Buenos Aires: Realidad Política.
***** Fernández, Cristina. (2012). Anunció del proyecto de ley de expropiación de YPF: Discurso de la Presidenta de la Nación. Disponible en http://www.presidencia.gov.ar)

Bibliografía

- Bernal, F; De Dicco, R.; Freda, J.F. (2008). Cien años de petróleo argentino. Descubrimiento, saqueo y perspectivas. Buenos Aires: Capital Intelectual.
- Bolívar, Simón. (2009). Doctrina del libertador. Caracas: Biblioteca Ayacucho.
- Ford, Aníbal. (1971). Homero Manzi. Buenos Aires: CEAL.
- Galasso, Norberto. (2006) Perón. Formación, ascenso y caída. (1893-1955). Tomo 1. Buenos Aires: Colihue.
- Galasso, Norberto. (2011). Historia Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Buenos Aires: Colihue.
- Hernández Arregui, Juan José. (2004). Nacionalismo y liberación. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente).
- Methol Ferré, Alberto. Geopolítica de la Cuenca del Plata. El Uruguay como problema. Buenos Aires: Peña Lillo.
- Mosconi, Enrique. (1983). El petróleo argentino. 1922-1930. Buenos Aires. Círculo Militar.
- Perón, Juan Domingo. (1984). Discursos del General Perón a los Militares argentinos, 1946-1951. Buenos Aires: Realidad Política, pagina 29.
- Ramos, Jorge Abelardo. (1986). Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Las masas y las lanzas. Tomo I. Buenos Aires: Hyspamérica.
- Scalabrini Ortiz, R. y Dellepiane, L. (1938). Petróleo e Imperialismo. El ejemplo de México y el deber argentino. Cuadernos de Forja. Año 2 Nº4 Septiembre. Buenos Aires: Secretaría de FORJA.
- Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.


Prof GB


Mitología popular ilustrada








Por María Moreno

Daniel Santoro pinta a Evita, observa a Cristina, mira a su alrededor y encuentra el gato encerrado en la vuelta del malón.

Daniel Santoro es un pintor que recrea la folletería peronista de los años cincuenta pero siguiendo las tradiciones de todos los que pintan a lo grande, realiza monumentos públicos de ocasión que citan la iconografía popular pos 17 de Octubre e inventa teorías patrias con mucho de libre interpretación (por ejemplo, aplica las categorías de Aby Warburg para afirmar que Beatriz Sarlo es la ninfa erecta maníaca y Horacio González, el dios fluvial depresivo). El crítico Fabián Lebenglik vio en sus obras una suerte de mantra visual no ajeno al sistema de objetos de la iconografía religiosa. De Perón y de Sarmiento, aprendió que el poder no se piensa en menos términos que el de un universo completo.

De vez en cuando nos encontramos con Santoro y hacemos nuestro número, como cuando lo hacíamos en el bar La Paz, donde él solía dibujar y tomar café mientras yo le daba al whisky. Yo no me comporto exactamente como una periodista sino como una partenaire de cappocómico: si él fuera Niní Marshall yo sería Juan Carlos Thorry pero menos sexy, si fuera Alejandro Dolina, yo sería Jorge Dorio, pero menos gracioso. Ahora el fantasma de la inseguridad le hace pensar en el arte como profecía política, a mirar un Aleph de historia argentina en un cuadro pintado por Ángel Della Valle.

—La vuelta del malón es nuestro emblema visual porque hay cuadros que para las naciones tienen un peso que los convierte en un símbolo.

—Como La libertad guiando al pueblo de Delacroix para Francia.

—Que es anterior. La comparación más pertinente –al mismo tiempo una Némesis– es La ronda nocturna de Rembrandt, el cuadro que constituye a la identidad holandesa y está en la parte central del Rijksmuseum. Para los holandeses significa mucho porque habla del control del territorio. Todo está acechando dentro del cuadro, los personajes trazan como una danza de miradas, están armados y van a hacer una recorrida por la ciudad. Holanda tiene un manejo del territorio muy controlado por el hecho de que es capaz de manejar hasta las mareas con sus Holders, sus diques y esa parte que está por debajo del nivel del mar. Casi se podría decir que los holandeses inventaron un espacio porque pudieron controlar el mar.

—También controlaron la transgresión. La Iglesia de Oude Kerkde, en lugar de pedir distancia con la Zona Roja, se saca de encima a sus fieles a las cinco de la tarde para no joder con su presencia a los turistas que “compran” en las vidrieras felices.

—Ahora se están arrepintiendo un poco. En cambio La vuelta del malón, y por eso será nuestro emblema, habla del descontrol total: unos salvajes que corren por un territorio en donde nadie los puede parar. Lo inquietante de la imagen es que somete al espectador porque no se sabe bien cuál es el punto de vista. Y ese es uno de los poderes centrales del cuadro. El hecho de donde está ubicada la cámara por decirlo de alguna manera. Sabemos que es un gran travelling y que esa cámara es móvil porque está corriendo al lado de los indios –si estuviera quieta sería atropellada por todo lo que viene atrás–.

—Y si en 1890 corrés al lado de los indios te estás saliendo del territorio de la Nación, casi como si fueras uno de ellos.

—Entonces, ¿quién está viendo esa imagen aparte de nosotros que estamos por fuera del cuadro? ¿Otro indio? ¿Un jefe que está controlando lo que sucede? Puede ser.

—No es alguien del ejército argentino porque entonces los indios estarían en otra posición y como embistiendo al espectador. Entonces el sentido sería totalmente otro.

—A mí se me ocurre que quien mira es otra cautiva. Tal vez la madre de la que se están llevando porque proyecta una mirada de costado, la de alguien que está en una posición en espejo y es probable que esté montada en el caballo de otro indio.

—Santoro, ¡por fin un poco de feminismo!

—Esa chica que fue sacada de la cama porque la escena está sucediendo un amanecer –el saqueo fue por la noche– y su ropa de cama va colgando por detrás, es una chica muy chiquita, de catorce, quince años. Si es la madre la que está mirando la escena, estamos en una especie de melodrama porque ella asiste a cómo cambia el destino de su hija. ¿En qué se va a convertir después de todo lo que le va a pasar?

—Es Candela, María Soledad, Marita Verón… en donde ya no hay barbarie sino poderes mafiosos.

—En 1890 hay pleno auge de un cierto romanticismo y de la ópera wagneriana. La chica es demasiado blanca en relación al contraluz que se está produciendo; hay una luz en el fondo que es la luz de Occidente, la luz de la Nación que viene del Oeste en la pampa, hacia la sinrazón de la oscuridad. Inesperadamente la cautiva tiene una luz propia porque el pintor adrede la pintó más claro de lo que tendría que dar en la oscuridad.

—¿Y el punto de vista no podría ser el de un padre derrotado, al que le violaran la hija?

–Para mí el padre va acá, en esta cabeza cortada. Porque los indios, en la representación también debían ser asesinos. Que eran asesinos, ¿cómo lo podrían representar? Mostrando estas cabezas.

—Pero la cabeza en la lanza es una cita de la barbarie.

—Y el cuadro es un racconto de todos los delitos posibles: robo en poblado y en banda, incendios, secuestro de personas, profanaciones de iglesias, saqueos de ganado, robo de bienes.

—Incumplimiento de pactos sobre límites…

—Y éste debía ser lo que hoy un motochorro porque se robó un maletín que es otra de las claves del cuadro. Hay dos cosas que van a ser violadas, una está señalada por tres direcciones, incluso por la lanza: el pubis de la muchacha…

—Todavía cerrado.

—Otras tres lanzas señalan el maletín ¿qué hay ahí adentro? Otro tesoro.

—Que pueden ser los saberes de la época. Podría ser el maletín de un médico, un abogado que lleva los papeles de la ley. Eso secuestran.

—Ah, lo voy a estudiar. Y el indio que lleva el maletín está como metido en la escena, con una perspectiva fallida porque si vos lo tenés que meter en la realidad del cuadro, en primer plano tendría que estar la trompa del caballo. La imagen está forzada porque Della Valle quería mostrar algo paradigmático ahí. Ahora, ¿por qué se llama La vuelta del malón? (Es el título original). Si es la vuelta del malón ¿es que nosotros estamos asistiendo como indios cómo vuelve la caballada? Entonces el cuadro nos convierte en cómplices.

—Si no se llamaría La huida del malón.

—Ahora deja otra consecuencia que se llame La vuelta del malón: que vuelvan los malones. Pero lo que es claro es que en La vuelta del malón ya hay una superación del conflicto, la aceptación de que va a haber un mestizaje y no una pasión civilizatoria sin posibilidad de acuerdo. Claro que están las dos cabezas: una es del padre de la cautiva y otra es del cura. ¡La caída del padre en todo sentido!

El ojo del ama

A Santoro le gustan las ciudades y llegó a construir una en su casa. Está hecha en escala. Cuando uno se le acerca se siente King Kong. Cristina fue a comprarle un cuadro y la vio. Con el mismo detalle que Google maps.

—Estuvo como media hora mirándola. Y me di cuenta de que tiene eso de la pulsión escópica, aprende por el ojo. Será que yo en general estoy muy atento a cómo mira la gente y, en general, no atrapa nada con la mirada. Sobre todo cuando se le muestra una maqueta a una escala muy chica. Y ella sumergió la mirada y reparó que en una esquina estaban robando –estamos hablando de una escenita de dos o tres centímetros en donde hay una persona con un arma que tiene tres milímetros–. Y vio ese arma y le dijo al secretario ¡mirá, ahí están robando!

—En el velorio de Néstor, armó, seleccionando entre las ofrendas, una especie de iconografía.

—Y en tiempo real. Durante la ceremonia se puso como de moda darle cosas, banderines, camisetas, pañuelos. Entonces ella las comenzó a recibir y era un aluvión. Al principio, puso los Pañuelos de las Madres en triángulos sobre el cajón. Acordate de que el espacio era muy escaso, no estaba dentro de lo que podría llamarse la ceremonia del poder sino que era algo casero, entonces quedó ganado por la gente y el fotógrafo se movía en un lateral y en un arco de unos noventa cm mientras que el otro lateral no era accesible porque estaba lleno de gente. Entonces ella puso los pañuelos en el borde de adelante del cajón, dejando visible el lado en donde el fotógrafo trabajaba. Puso algunas cosas, flores, rosarios, es decir que dejó lo más representativo y al resto lo mandaba abajo como si fuera una segunda selección. Fue haciendo de manera que el cajón no se viera como bajo una pila de ropa.

—Si no el cajón se iba a volver ininteligible.

—No iba a tener codificación alguna desde la fotografía.

María Cristina lo quiere gobernar

El Che volvió y fue remeras ¿y qué? En todo proyecto político es capital el diseño. Hay una queja narcimarxista (de narcisismo y marxismo) de que el Che esté en las remeras pero el Che es impensable sin su logo visual estampado. La esvástica, hay que reconocerlo, es muy pregnante. Evita es muy fuerte como diseño; incluso ese rodete que implica ascetismo: quien se ata el pelo, trabaja y quiere sublimar su sensualidad en ternura. ¿Y Perón? Perón da para hacer una silueta, ese arte de la tijera inglés –bah, no sé si es inglés pero lo hacía Lewis Carroll–. Puede que Evita vuelva y sea millones pero, por ahora volvió en toneladas, quince toneladas simbólicas: en el Ministerio de Obras Públicas en donde el Cristina design hizo temblar los bigotes de Santoro, que serían nietzscheanos (deprimentes, catastróficos, colmados de música wagneriana y de brumas), si no fueran bigotes peronistas.

—Yo le mandé un dibujo terminado del fondo del edificio que mostraba cómo se iba a ver la imagen un mediodía en la 9 de Julio. Ocho horas después me llama Parrilli para decirme que ella me quería ver esa misma noche, muy tarde –incluso había cortado una reunión de gabinete–. Fui con Marmo. Entonces Cristina volvió a desplegar el papel con el dibujo que le habíamos mandado y vimos que en el ínterin había corregido todo con un marcador gordo. Había puesto mucha atención en el pelo, sobre todo en el rodete, en la boca y en la barbilla que son cosas muy determinantes del retrato.

—Es una solarización.

—Que es el sistema que se usó para hacer al Che Guevara en la Plaza de la Revolución. Cuando solarizás el resultado es una línea de contraste, esa línea es a veces medio ambigua y hay que retrabajarla. Lo que pasa es que cuando hay sombras como había en el rodete y el resto del pelo de Eva, no sale nada. En el diseño había cosas que habíamos resuelto marcando el borde y entonces uno podía suponer que había pelo: se veía el borde pero no se veía en el interior. Entonces Cristina, donde no había pelo, puso pelo y adentro del rodete, los famosos bulbos de las trenzas. Y entonces tuvimos una discusión fuerte porque al principio no me parecía pertinente ya que, después de todo, era una imagen que valía por sí misma y tenía cierta contemporaneidad al ser tan sintética porque el solarizado, como es una síntesis, da moderno. Ella compartía eso pero después me dijo: “Sí, está bien pero la gente la va a ver y va a pensar que tiene un casco o es pelada”. Entonces llegué a la conclusión de que un ícono político impone realismo. ¡No hay íconos políticos hechos por Picasso! ¿Por qué no se los dieron a hacer en Rusia, si él era hasta estalinista? Si lo llamaba Stalin, Picasso lo hubiera hecho gratis, claro que un Stalin cubista y entonces Stalin lo hubiera sacado de una patada en el orto. Mao, Lenin, son íconos realistas, no son de un artista subjetivo.

—A Picasso le dejaron la paloma de la paz.

—Que es un animal y no importa. La misma discusión que tuve con Cristina la habría tenido un artista ruso con Lenin. El ícono tiene que ser una representación objetiva. Por el tema de la boca hubo una discusión más fuerte todavía. Porque la boca con el solarizado no daba negro, daba una especie de rulito con los labios y los dientes, y era verdad, quedaba poco potente –estamos hablando de esa imagen en que Eva está frente al micrófono con la boca abierta imprecando–. Entonces ella dijo “Está muy débil la boca” y quería poner toda una chapa oscura para hacer el agujero de la boca –algún dejo lacaniano le oí en el argumento–. Era un problema porque, si poníamos chapa se iba a ver solamente la chapa porque el resto era línea. Además iba a ocupar dos ventanas, y hasta nos iba a traer un problema gremial porque se las iban a tapar con un fierro y todos los tipos que laburan ahí, iban a protestar. Entonces tuvimos que correr la imagen de posición para que no tocara esas ventanas. Todo esto fue una discusión muy sólida y ella no se corrió ni un milímetro. Cristina compone las cosas con claridad: las atrapa con la mirada y ya sabe lo que quiere. Y lo de Eva sigue porque a la maqueta la tiene detrás de ella. Entre nosotros, yo creo que ella sabe Feng Shui. La figura más básica del Feng Shui es tener la espalda protegida por una montaña y agua adelante para parar las malas energías. Y ella hace lo mismo: se pone un edificio atrás porque para el Feng Shui, la montaña no tiene que ser una montaña real –puede ser una maqueta porque lo que hace el hombre también es naturaleza– y delante de la Rosada hay dos enormes fuentes de agua.

Santoramas

Santoro hace notaciones gráficas de sus imágenes en unos cuadernos de dibujantes que va abarrotando por los bares de Buenos Aires como El Querandí, La Puerto Rico o La Paz. Allí nacieron con marcador o carbonilla sus célebres cristalizaciones visuales gorilas: la chirusa resentida, la groncha abusada, la chinita inspeccionada, el grasita agresivo y el descamisado pata sucia. Le gusta hacer visitas guiadas a sus series mientras él habla como el octavo loco de Roberto Arlt.

—Hice a esta Evita como una mantis religiosa comiéndole en una ceremonia la cabeza a Lenin, que se ha puesto de rodillas como con ese acercamiento amoroso que a veces tiene la izquierda con el peronismo. Acá está la presencia de Eva como esa bestia capaz de todo.

—No le digas “bestia” a Eva que viene un piquete peruca y te lincha.

—Pero Eva es una bestia en todo sentido, una bestia imposible de abarcar. No hay ser más icónico que Eva. Y eso quiere decir que hay una parte de ella que no podemos tolerar. Esas cualidades previas que le ponemos, la Evita montonera, la Evita madrecita de los pobres, la Evita de Perlongher, es porque si Evita viviera sería algo terrible. Ése es el fantasma que está detrás de tanta verbalización.

Ahora Santoro está copado con los Estadios del espejo en versión libre –en el inconsciente santoril el estadio fue del de fútbol al lacaniano– y donde nunca están los elementos del concepto psicoanalítico sino un porno Perón-vence.

—Este es el chico en el estadio del espejo pero está agarrando la bombacha de la mamá. Acá hay una sombra indicando que va a aparecer alguien por la puerta. ¿Quién sería conveniente? Todos creen que es mejor que venga el padre, porque entraña menos quilombo, menos consecuencias.

—A menos que el niño agarre la bombacha para ponérsela.

—Y acá está el cadete Perón en el estadio del espejo. Hay mucho Lacan acá, Lacan es como un vicio, a la mañana parece que lo entendés y a la noche te das cuenta de que no entendiste un carajo y volvés. Y te va quedando porque Lacan es como un lenguaje que te va envolviendo. En el espejo, mirá, el cadete Perón se da cuenta de que es Perón y le agarra una gran excitación.

—Y tiene una erección.

—Y tiene una erección porque se da cuenta de que es Perón.

—Ya tenías que recaer en el falocentrismo, Santoro.

Revista Debate, septiembre 2012
http://www.revistadebate.com.ar/2012/09/19/5772.php