domingo, 30 de junio de 2013

Sergio Massa y la Embajada Por Roberto Caballero PRIMERA PARTE

Sergio Massa y la Embajada Por Roberto Caballero El primer fracaso de su estrategia: no sumó kirchneristas arrepentidos a su lista. Biografía de un candidato narcisista que usaba a la embajadora de EE UU como confesora. Las revelaciones de Wikileaks. La candidatura de Sergio Massa es fruto de la autopercepción exageradamente positiva que el propio candidato tiene de sus posibilidades electorales en un escenario de supuesto fin de ciclo que por ahora existe en las tapa de los diarios opositores Clarín y La Nación, y adquiere frondosas certidumbres en un terreno personalísimo y extendido: el del propio narcisismo massista. No hay mucho más que una egolatría desbordada, alentada por encuestas pagas y azuzada a conciencia por la prensa hegemónica, detrás del lanzamiento del Frente Renovador del intendente de Tigre. Hablar de "corazón peronista y cerebro modernista" para tratar de contener la alta imagen que cosechó con algo de astucia mientras no se definió en todo este tiempo como kirchnerista o antikirchnerista a través de sus apariciones en Crónica y América TV, es una táctica sin horizonte estratégico. Porque una cosa es la buena imagen, otra cosa es la intención de voto y otra, muy distinta, es la votación de verdad, el día que se habilitan las urnas. Massa entró a jugar en la cancha con estudiada delicadeza pero amenaza con transformarse en un gliptodonte en una cristalería en cualquier momento, y cuando eso suceda va a ser muy raro que pueda contener a sirios y troyanos en un mismo proyecto. Si elige un perfil filokirchnerista, siempre hablando en términos de marketing político, pierde el voto opositor y beneficia a Francisco de Narváez, el único verdaderamente preocupado por su lanzamiento. Si su propuesta es netamente opositora, en cambio, resigna los votos del kirchnerismo social e inorgánico, que es mucho, aun en su distrito. Cuando se defina, entonces, Massa no va sumar. Va a restar. La lógica "ni K ni anti-K", en las zonas donde el massimo se haría fuerte, en teoría, como la franja norte del Conurbano Bonaerense, no funciona para asegurarse mayorías. Allí el voto se divide entre los furiosamente kirchneristas y los igual de furiosos pero antikirchneristas. Una propuesta sosa que atraiga a los menos decididos de ambos bandos se queda con los menos, no con los más. Así fue la experiencia de Hermes Binner y el FAP en la última elección. El mismo análisis equivocado hizo Alberto Fernández cuando abandonó el barco oficial, y lo único que pudo construir fue un fantasma de sí mismo que deambula por los pisos de los distintos programas de TN, hablando para adentro. No es tan sencillo construir algo como el poskirchnerismo, entendido como un espacio que contenga lo mejor de los últimos diez años y formule, a su vez, una superación dialéctica de todo lo hecho. Para que esa propuesta funcione, haría falta un kirchnerismo acorralado, en desbandada, sin iniciativa, al que todo le sale mal y con certificado de defunción a la vista. Y eso, así, descarnadamente descripto, con el dramatismo que conlleva, aparece en las páginas, las fotos y los epígrafes de los diarios que Massa elige leer, pero su lista de candidatos dice otra cosa: no hubo migración de cuadros y referentes relevantes del kirchnerismo al massismo, como él esperaba o le hicieron creer en la previa. La realidad es que los resultados están muy por debajo de sus expectativas. Darío Giustozzi es un intendente aislado en Almirante Brown que acompaña al tigrense más por destrato del FPV que por convicción. José Ignacio de Mendiguren arrastra menos votos kirchneristas que Alfredo de Angelis. Es improbable que la periodista de Clarín, Mirta Tundis, tenga la capacidad de traducir rating en apoyo electoral. Más bien parece estar allí para garantizar la alianza propagandística con Héctor Magnetto. Jorge Macri y Gladys González –la cajera de Horacio Rodríguez Larreta– no encajan tampoco en el kirchnerismo arrepentido que apostaría por una etapa superadora. Héctor Daer, de la CGT de Antonio Caló, no mueve el amperímetro en ningún sentido. Y Felipe Solá, bueno, es Felipe Solá, un hombre astuto para asegurarse siempre una banca –ayer con De Narváez y Macri, hoy con Massa y Clarín–, que transita la escena política con una hibridez plausible, y personalmente efectiva. El supuesto progresismo lo expresa Adrián Pérez, el ex "lilito". En síntesis, el reclutamiento de Massa no exhibe figuras rutilantes que prueben la crisis en el espacio kirchnerista, del modo que la describen cotidianamente en sus columnas Joaquín Morales Solá, Julio Blanck o Carlos Pagni. ¿Dónde hay ministros, gobernadores y espadas oficialistas que se hayan pasado de bando? El huracán Massa es apenas un silbido en la oscuridad de la noche del antikirchnerismo desahuciado. El presunto kirchnerismo declinante es una fantasía basada en el artículo 90 de la Constitución Nacional. Como Cristina Kirchner no tiene reelección, su fuerza política languidece. No parece. La consistencia de su proyecto, la trasciende. El kirchnersimo es algo concreto, definible para el electorado. Se volvió atractivo para los que lo votan por convicción e igual de atrayente para los que sólo buscan una estabilidad conveniente. Ninguna oposición (ni la de Massa, ni la de De Narváez, ni la de Margarita Stolbizer) tiene esas cualidades: todas son más imprevisibles que el oficialismo. La de Massa es una propuesta gaseosa y mediáticamente instalada en algunas franjas que suponen que el Tigre es el Parque de la Costa. De jugar al fútbol en la Quinta de Olivos con Néstor Kirchner y ocupar la Jefatura de Gabinete de Cristina, partió luego a su exilio en el Delta para crear una Miami fulgurante de aguas barrosas y emprendimientos inmobiliarios fastuosos, ambientalmente nocivos, de la mano de su amigo Jorge O’Reilly, de la empresa Eidico S.A., con la cobertura mediática de Daniel Hadad, el hombre que maneja las cámaras de seguridad en todo su distrito. Es interesante volver sobre O’ Reilly. Protagoniza un capítulo revelador del libro ArgenLeaks, del periodista Santiago O’Donnell, que analiza los cables de la diplomacia estadounidense desclasificados por Wikileaks. En su página 209, puede leerse: "Otro cable filtrado por Wikileaks sugiere que, aún mientras estaba en funciones, Massa no ocultaba el profundo malestar que le causaba el gobierno del que formaba parte, y lo compartía abiertamente con su equipo de trabajo. El despacho cuenta cómo un asesor de Massa, Jorge O’Reilly, defenestró al gobierno delante de una delegación de inversores y de un diplomático estadounidense. Lo que más llamó la atención al autor del cable fue el lugar elegido para ensayar esas críticas, ya que O’Reilly las formuló en su propia oficina de la Casa Rosada." Y sigue así: "O’Reilly es un importante empresario inmobiliario de la zona norte, ex rugbier del Club Atlético San Isidro (CASI) y numerario del Opus Dei, que fue llevado al gobierno nacional por Massa como asesor ad honorem durante su paso por la jefatura de Gabinete entre julio del 2008 y julio del 2009. Según el cable de la reunión de O’Reilly con los estadounidenses, el asesor de Massa predijo un horizonte de devaluación, recesión y fuga de capitales para ese año 2009, escenario que nunca se materializó, contradiciendo las predicciones optimistas del gobierno. El entonces representante del gobierno opinó también que en la Argentina no había seguridad jurídica (….) O’Reilly señaló además que estaba a favor de un ajuste en las tarifas de los servicios públicos, cosa que hasta el día de hoy no ocurrió. (…) Al final de cable, a modo de conclusión, el autor destaca la sorpresa que le causó a la embajada escuchar a funcionarios criticar a su propio gobierno delante de extranjeros en la mismísima Casa Rosada." Esto último, vale una relectura. Y otra más: la mano derecha de Massa hizo sonrojar a los estadounidenses por su nivel de cipayismo. Es así: los estadounidenses no respetan a ningún representante gubernamental del capitalismo periférico, pero menos que menos a los que hablan en contra de su propio país. No les entra en la cabeza, porque ellos jamás lo harían. Es casi imposible encontrar republicanos o demócratas que hablen en contra de su propio presidente o de su Nación fuera de sus fronteras.

Macri y la redención cool de Palito Ortega Por Miradas al Sur contacto@miradasalsur.com

“Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez” Bernardo de Monteagudo ¿Qué merecimos para que el ex gobernador y senador tucumano, notorio artista colaboracionista de la dictadura, vuelva a ser considerado relevante? Vamos, vamos, cantorcito que andás de contramano. Tus letras siempre dicen que anda todo, todo bien. Te doy un consejo: aportá un poquito más, tu forma de pensar se quedó en el Club del Clan. Devolvele al pueblo la canción que le sacaste, ellos siempre están dispuestos a perdonarte” (León Gieco, “Cantorcito de contramano”, 1989). “Vení a la ciudad de todos los argentinos”, invita con su mejor sonrisa electoral el ahora lampiño Mauricio Macri –el bigote policial parece haber quedado en el recuerdo–. Allí está el simpático jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reelecto en 2011 con el 64,25% de los votos, dispuesto a ser el mejor anfitrión. La banda de sonido del comercial que promociona las bondades turísticas de Buenos Aires (al menos en las imágenes, la “trama” del spot vincula con una ridícula historia de alguien que quiere recuperar su acento en donde fue concebido) retrotrae violentamente a los años ’60, cuando cierto cantautor tucumano, de origen humilde y sonrisa compradora, era uno de los músicos más populares de la Argentina. Tal vez el más popular, junto con Sandro y Leonardo Favio. Ha pasado mucho tiempo de aquello, tanto como de aquel país en que la tele era en blanco y negro, Onganía gobernaba y las familias compraban simples y long plays de Ramón Palito Ortega, el changuito cañero que llegó a la gran ciudad para cumplir su sueño que hacía realidad el “estilo de vida argentino”. Resulta curiosa esta asociación entre Macri, Palito Ortega y la canción en cuestión para este comercial bautizado “El hombre sin acento”, realizado por la agencia publicitaria Don, también encargada, entre otras campañas, de la publicidad electoral que promocionó la candidatura de Miguel Del Sel (otro muchacho como todos nosotros, dicen). Aquí habría que inferir que se trata de una jugada reiteradamente utilizada como recurso comercial, que orienta la identificación del producto a vender con una canción de otro tiempo que enganche a los más jóvenes y encienda la nostalgia en los más veteranos. Sin embargo, está claro que el jefe de Gobierno porteño no es “un muchacho como…”. Por ejemplo: un muchacho como cualquiera de nosotros, ciudadanos de a pie, no vivió de la fortuna familiar acumulada alrededor de los contratos de concesión que el gobierno militar le otorgó a la empresa constructora familiar. Tampoco, como cuentan algunos de sus ex compañeros del Colegio Cardenal Newman, un muchacho como cualquiera de nosotros hubiera podido invitar a sus amigos un viernes para viajar a Europa a ver una carrera de Fórmula 1 el domingo y volver el lunes para contarlo en el aula del augusto colegio de San Isidro. ¿O es que están diciendo que se trata de un muchacho “que vive simplemente”, nada más? No se sabe, aunque bien podría argumentarse también que Macri no tiene que ver con la canción de Palito, que no es un muchacho como el resto, algo que ni siquiera está sugerido en el comercial. Que solo se trata de ponerle música ligera a una promoción turística de Buenos Aires. Polémica elección, por cierto. Que asalta los oídos: Palito le pone la banda de sonido a la ciudad de Mauricio. Y que tiene un antecedente directo y concreto ocurrido en el reciente verano porteño. Auspiciado, organizado y promocionado en el marco de los espectáculos gratuitos que la ciudad ofreció en el espacio público, Palito Ortega cantó en un escenario montado al lado del Obelisco, con transmisión en directo del canal independiente Todo Noticias. Es decir, si Daniel Scioli tiene a Pimpinela como artistas fetiche y parte fundamental de su imagen cultural, Macri respondió con la incorporación de Palito Ortega. Indudable asociación de populismo kitsch con fines pretendidamente electorales, es lo que debe inferirse. Parte del estilo PRO de hacer política, aunque esta columna no pretende meterse en esas aguas profundas. Ahora bien: ¿qué merecimos para que el ex gobernador y senador tucumano con dudosos balances de gestión, artista colaboracionista de la dictadura (recordarlo vestido de militar naval, o como parte de los comandos azules paramilitares, tal como protagonizó en cine y todavía puede vérselo de vez en cuando en Volver) sea considerado nuevamente relevante? Es decir, ¿por qué Palito Ortega volvió a ser cool? ¿Por sus hijos, algunos talentosos (Luis, el cineasta por ejemplo), otros con indudable olfato industrial (Emmanuel, otrora estrellita de la canción latina; Sebastián, el productor de Graduados y otras series televisivas del alcance masivo)? ¿O por sus hijas (Julieta, la actriz; Rosario, la cantante “sensible”)? ¿O porque ayudó a Charly García en su proceso de rehabilitación? No es suficiente para esta especie de redención que se estableció en consenso durante los últimos dos años. La “reaparición” de este personaje, que volvió a editar un disco tratando de reivindicar sus inicios presuntamente rockeros y la idea de relacionarse con el mismísimo Elvis –el disco se grabó en los míticos estudios Sun de Memphis, con algunos de los músicos que formaron parte de aquellas sesiones del verdadero Rey–, le valieron generoso espacio en medios dominantes para ubicarlo como “el Rey” argentino o algo así. Parte de esa campaña, que incluyó un recital en el Luna Park (tampoco es un gran mérito, hoy, llenar el estadio de Bouchard y Corrientes), lo puso en la mira del gobierno de Buenos Aires y su programa de cultura gratuita. Aquí se tiene la imagen del cantante, de anteojos oscuros a plena luz del día como para agigantar su categoría de estrella, al momento de declarar cuán feliz y halagado se sentía por concretar ese recital pagado desde las arcas públicas. En este tiempo en que se discuten sobre cuánto y cómo cobran algunos músicos al Estado, éste es otro ejemplo de aquello. Pero no es allí dónde se apunta. En verdad, el aporte de Palito Ortega a la música popular argentina es más bien escaso: apenas un par de canciones con estribillos pegadizos apropiados para un tiempo y un país en particular, muy lejano en la historia vista desde hoy, segunda década del siglo XXI. Ya (casi) nadie se acuerda. Capítulo aparte merece el período político en la carrera pública de este señor que nos quieren hacer creer es nuestro Elvis. Fue electo gobernador de Tucumán por el menemismo, ungido para destronar al malévolo general Bussi. Allí se dio su primera redención: como enfrentaba a la bestia, se convirtió en la opción menos vergonzante y dolorosa. Gobernó entre 1991 y 1995, los años de esplendor de la convertibilidad. Después fue senador por su provincia y le cupo el dudoso protagonismo en la causa por coimas en la Cámara alta, de lo que luego se desdijo en su declaración judicial años después. Y para rematar la faena, fue compañero de fórmula de Eduardo Duhalde por el Partido Justicialista para las elecciones presidenciales de 1999 que consagraron presidente a Fernando De la Rúa. “Cuando perdimos, pensé que la misión estaba cumplida. No se podía aspirar a más y ya no tenía tanta fuerza para seguir en una profesión que exige mucho esfuerzo físico personal y compromete a la familia”, dijo en ocasión de una reaparición política en 2010, nada menos que para acompañar al aspirante a gobernador de Salta, el inefable diputado nacional Alfredo Olmedo, el mismo que declaró esta semana “hoy en día los jóvenes roban para drogarse, el delincuente está en la calle y la sociedad está entre rejas”. Se puede concluir que, como ya le sucedió felizmente a la señora Mirtha Legrand aunque ahora se anuncie su enésimo regreso, hay ciertos dinosaurios de la cultura popular argentina que no merecen olvido ni perdón. O, en todo caso, y como toda respuesta, deben ser tratados con indiferencia. Notoriamente Legrand y Ortega fueron la cara de la industria del entretenimiento en el período más siniestro de la historia argentina, prestaron su imagen y cualidades artísticas para maquillar aquel rostro perverso. Hay que resistirse a considerar a un veterano y mediocre cantante con hijos en vidriera de exposición mediática, con oscuro pasado colaboracionista y, para colmo, dudosa actuación en el ámbito público, un viejito piola. No lo es. 30/06/13 Miradas al Sur

Un verdadero aquelarre sin proyecto Por Claudio Lozano

Diputado nacional. Candidato a senador por Camino Popular Suele destacarse lo virtuoso de la interna a desarrollar por el Frente UNEN en las próximas PASO. Es interesante observar que se presenta como virtud lo que en la práctica es un verdadero aquelarre, donde es imposible percibir proyecto político alguno. Como resultado de esa contienda estamos frente a una verdadera tergiversación del sentido de las PASO. Se supone que esos comicios pretenden resolver democráticamente la disputa de liderazgos y candidaturas en el marco de un proyecto político común. Proyecto que puede expresarse en un partido o a través de una alianza de partidos. Sin embargo, el frente UNEN convoca a elegir una amalgama de conductas y visiones políticas que en ningún caso se sintetizan en proyecto alguno. Así, participan de este frente quienes promovieron la Resolución 125 y quienes la rechazaron; quienes defienden la necesidad de retenciones a las exportaciones y quienes proponen incluso que deben ser cero; quienes votaron a favor y en contra de la estatización de las AFJP; quienes rechazan la megaminería a cielo abierto y quienes viven o vivieron de ella; quienes esgrimen la solución privatista en materia energética y quienes pretenden un papel dominante del Estado; quienes rechazan el endeudamiento y al Fondo Monetario Internacional y quienes entienden que ese es un camino razonable. Es tal el nivel de contradicción que esto ha llevado a uno de los partícipes de esta interna a decir que la alianza UNEN termina en octubre. Es tanta la dificultad para explicar que se llega incluso a argumentos impresentables. Corresponde señalar también que este racimo de contradicciones, luego de la interna, estructurará su lista final de diputados nacionales según los votos de cada lista. Posibilitando así que quienes se oponen en casi todo puedan integrarse en una misma lista para participar en la elección de octubre. Lejos de configurar esto una superación de la tan cuestionada lista sábana, estamos en presencia de un verdadero cambalache estructurado bajo la exclusiva y limitada idea de todos contra el gobierno nacional y completamente alejada de cualquier configuración ideológica que pueda nominarse como de centroizquierda. Esta visión no sólo reedita la vieja tendencia de la alianza que De la Rúa encabezara contra Menem, sino que repite lo ocurrido con el Acuerdo Cívico y Social del 2009. En ambos casos, el desastre en la gestión y el fracaso como oposición señalan que este no es el camino a recorrer. Asimismo, el hecho de que la alianza UNEN se estructure bajo el criterio de “todos contra el Gobierno” en un distrito gobernado por un opositor al gobierno nacional, produce el singular efecto de que en su constitución (y más allá del discurso) se agrupen en ese espacio ex asesores de Macri o fuerzas políticas que han sido funcionales a las necesidades del macrismo en la Legislatura con supuestos y fervorosos antimacristas. Las PASO son tergiversadas por la Alianza UNEN y su resultado en ningún caso podrá resolver en términos de proyecto político lo que es una sumatoria de fragmentos opositores. Se trata de un camino sin salida, tanto para superar al gobierno nacional como para pensar en una alternativa al actual Gobierno de la Ciudad. Revista Veintitrés

¿Por qué la juventud abandona a Pino? Por Martín Iommi

Candidato a diputado nacional. Miembro de la Junta Comunal Nº 6. Ex Dirección Juventud Proyecto Sur CABA Somos la juventud que con gran entusiasmo se sumó a este Proyecto a partir del año 2009 y que hoy abandona el partido porque no comparte este amontonamiento electoralero llamado UNEN. Para nosotros es inaceptable unirnos con quienes no comparten nuestro programa. Elisa Carrió o Prat Gay aún defienden la privatización de las AFJP, de YPF y el pago de la deuda externa mientras que Terragno sigue siendo el candidato a senador que en el 2001 perdió con el voto bronca. Nosotros abandonamos el partido, pero Proyecto Sur abandona la coherencia. Ahora en vez de causas nacionales, se habla de problemas morales. Olvidando, como decía Pino, que la primera de todas las éticas es la que defiende lo público, lo que es de todos. A todos los que creímos en Pino Solanas nos toca seguir peleando por las banderas que abandonó Proyecto Sur. Tenemos el desafío de continuar y profundizar un proyecto emancipador que resuelva el problema de la minería contaminante, la deuda externa, la recuperación de las empresas privatizadas y el conjunto de las causas nacionales. Nuestro proyecto no va a desaparecer mientras sigan existiendo las causas que le dieron vida. Por esta razón los sectores que rompen con Proyecto Sur son parte en todo el país de los frentes electorales donde participa la CTA junto a otras organizaciones que comparten el mismo programa. En la ciudad de Buenos Aires participamos con Camino Popular, que lleva a Claudio Lozano como candidato a senador, en la provincia de Buenos Aires participamos en el Podemos con la CTA y el MST y en Chubut con el Frente Unidad Sur de César Antillanca, entre otros frentes electorales.

UNEN, ¿proyecto político o unión de rejuntados opositores? Todos contra uno Por Tali Goldman

Dicen tener coincidencias políticas pero al mismo tiempo vaticinan que la alianza no llega a fin de año. Punto en común: el odio al Gobierno. Algunas veces, los nombres elegidos para catalogar espacios políticos reflejan los valores y los principios con el que fueron concebidos. Otras, simplemente funcionan como estandartes vacíos de contenido, apelando al marketing electoral como única herramienta de atracción para sus votantes. Por caso, el nombre designado para el frente que comparten la UCR, Libres del Sur, Proyecto Sur, GEN, Partido Socialista y la Coalición Cívica en Capital Federal y que debutará en las PASO como único frente que efectivamente dirime sus internas con los electores, dice poco de lo que son en esencia: “Unen”. Apela, por supuesto, al concepto de unidad, y con ello la de proyección a través del tiempo y con miras al 2015. A priori aquí se suscitaría un primer problema. Tanto la UCR como el Frente Amplio Progresista (FAP) ya tienen sus propios candidatos presidenciales y, casi a modo de predicción, podría afirmarse que hay muchas chances de que la alianza tenga fecha de vencimiento. El primero en reconocerlo fue Pino Solanas: “El acuerdo apunta a la no dispersión de la oferta electoral del progresismo”. Y agregó, de manera contundente: “El acuerdo tiene únicamente fines electorales y se rompería después de octubre”. Pese a que generó un cimbronazo dentro del espacio, Pino se sinceró: “En cada elección aparece un nuevo frente y el más exitoso, que fue el del FAP, mire qué suerte corrió: está dividido en varios pedazos. No prometamos lo que no hemos discutido y las fuerzas que integran el espacio no hemos discutido más allá de esta elección”. Quien salió automáticamente a responderle fue Victoria Donda y dijo que no compartía el punto de vista de Solanas: “Hay que hacer hincapié en gobernar y que esto no sea sólo una participación testimonial”. Pino Solanas no sólo tuvo diferencias con sus nuevos aliados con los que comparte el ahora frente “Coalición Sur”, sino que su propio acercamiento con Elisa Carrió generó mella dentro de su espacio, lo que derivó en una ruptura. Tal fue el caso de doce de los quince comuneros de Proyecto Sur que decidieron abandonar el espacio porque sintieron, literalmente, que su referente los “traicionó”. Por caso, en el año 2009, mientras se conformaba el Acuerdo Cívico y Social entre la UCR, la Coalición Cívica y el Partido Socialista –del cual el cineasta no participó–, Solanas publicaba un libro titulado Causa Sur por la Editorial Planeta. En la página 212 se puede leer: “También les decimos a los compañeros de distinto signo que creen ver en el ARI una fuerza progresista, una fuerza de centroizquierda que hace gala de principios democráticos y nos habla de la ética como un contrato: ¿Cómo haces, hermano, para seguir viendo a esa fuerza como progresista cuando el líder de esa fuerza ha venido demostrando autoritarismo y discrecionalidad en su construcción política y termina postulando como candidato al Ministerio de Economía a un conspicuo exponente del liberalismo, el señor Prat Gay? Y lleva de candidata a senadora a la señora Estenssoro, que sigue reivindicando los ideales de su padre, el descuartizador de YPF, que se quedó con tres áreas de YPF en el Estrecho de Magallanes. Por haberlo denunciado, el señor Estenssoro intentó llevarme a la justicia con dos juicios, que se los ganamos. La señora Carrió, que se llena la boca con la ética, olvida que la primera de todas las éticas es la que defiende lo público, lo que es de todos; esa es la crítica suprema. La señora Carrió calla y silencia el saqueo petrolero y el saqueo de la minería donde, como ustedes saben, las corporaciones se llevan todo, no tienen la obligación de ingresar sus ventas al país, y encima el señor Kirchner las subvenciona con un 2% al 7% de las exportaciones. Este silencio, esta complicidad con el saqueo indigna. ¡Basta de resignación, compañeros!”. El “exponente del liberalismo”, como denomina Solanas en su libro a Prat Gay, es hoy el candidato a senador por el espacio “Juntos”, que comparte con Victoria Donda, que lo secunda, y con Ricardo Gil Lavedra candidato a diputado. En una entrevista televisiva, la referente de Libres del Sur criticó al gobierno nacional y argumentó que “no puede ser que uno de los sectores que más ganen en la economía argentina sean los bancos. El impuesto a las ganancias no favorece a los trabajadores y sí a los bancos”. Suena paradójico su comentario, teniendo en cuenta que su nuevo socio fue presidente del Banco Central y ex directivo del banco JP Morgan Chase, denunciado por el arrepentido Hernán Arbizu por presunto lavado de dinero y fuga de divisas de más de 400 empresas por unos 5.000 millones de dólares, nómina entre las que aparecen directivos y empresas del Grupo Clarín. Pero Donda insistió: “Alfonso no apoya al neoliberalismo y no está a favor de los sectores financieros”. Pero no sólo eso. Donda asumió el primer período de su banca en 2007 con una alianza con el Frente para la Victoria y rompió con el oficialismo luego de que Néstor Kirchner asumiera la conducción del Partido Justicialista, porque consideró que no estaba dispuesta a aliarse con partidos que respondan a viejas estructuras. Por caso, sonó coherente en sus argumentos cuando se conformó el FAP, cuyo eslogan era, justamente, que si bien incluían en su armado tanto a radicales como a peronistas, no incorporaban sus estructuras partidarias. Por eso, también generó un cimbronazo dentro del espacio que comanda Binner la alianza con la UCR de cara a estas elecciones. La consecuencia concreta en la ciudad fue la ruptura del FAP encabezada por Claudio Lozano, de Unidad Popular, quien armó un nuevo frente con la agrupación juvenil Marea Popular. Muy duro con sus otrora aliados, aseguró que “la única capacidad de esta nueva alianza es decir no”. Y si bien en estas elecciones legislativas la decisión de Binner fue que cada distrito armara sus propias alianzas y que para el 2015 volverían todos a confluir en un mismo espacio, el economista no fue muy alentador y dudó de la continuidad del FAP incluso para las presidenciales. La tercera lista que integra el espacio “Unen” denominada “Sumá +” está encabezado por Rodolfo Terragno como candidato a senador. El histórico dirigente radical y ex ministro del gobierno de Raúl Alfonsín reveló, después de mucho misterio y negociaciones, que su compañero aspirante a una banca en la Cámara baja es el ex ministro de Economía Martín Lousteau. Este economista fue el elegido por Cristina Fernández apenas asumió en 2007 su primer mandato. Pero luego, en 2008, fue el gran impulsor de la polémica resolución 125 para aumentar las retenciones móviles del campo, lo que llevó al momento más crítico del gobierno de la Presidenta. Las grandes corporaciones del sector agro, los medios monopólicos y algunos partidos de la oposición (incluida la UCR) llevaron adelante una furiosa campaña con tintes destituyentes que culminó en el famoso voto “no positivo” del otrora vicepresidente radical, Julio Cobos. Pero eso no importa a la hora de hacer alianzas. Lousteau sostuvo que con Terragno “comparte valores y la manera de ver la sociedad y la política”. Son trece las bancas que se renuevan en diputados y tres en senadores. El piso que se necesita para que los diputados ingresen en la Cámara baja oscila entre un ocho y un diez por ciento y se ingresa a través del sistema D’Hont. Para la Cámara alta, en cambio, rige el sistema de mayorías. Como en un juego de mesa, las cartas de “Unen” ya están sobre la mesa. Será cuestión de elegir qué número y el palo que más guste. Eso sí. Habrá que ver si en la práctica los cuarenta naipes se mantienen en un mismo mazo o, quién sabe, alguno se perderá en el camino.

Accidentada entrada en la política El “debut” de Fabián Gianola

Será candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires por el Frente Renovador que conduce Sergio Massa. Tras varias metidas de pata le aconsejaron callarse la boca. Fabián Gianola es un gran actor, hijo de una gloria del teatro y la televisión, como Beto Gianola. Como conductor televisivo, tuvo su cuarto de hora con Televisión Registrada, programa en el que hizo dupla con Claudio Morgado, hoy en las antípodas ideológicas de Gianola, que decidió presentarse como candidato a diputado nacional en la provincia de Buenos Aires por el Frente Renovador, que conduce el intendente de Tigre, Sergio Massa. El debut del actor en la arena política no fue el mejor. Sus primeras declaraciones fueron furcios, yerros y lugares comunes, a tal punto que, según publica el sitio de noticias Infonews, una fuente del massismo reveló que le pidieron a Gianola que por un tiempo se calle la boca. ¿Qué dijo el actor que motivó la reacción de los asesores de Sergio Massa? Veamos. En diversas entrevistas que se le realizaron, una vez conocida la lista de diputados del Frente Renovador, Fabián Gianola confundió al presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, con el juez Raúl Zaffaroni; llamó Honorable Cámara a la Corte Suprema de Justicia y abogó por que la Argentina recupere del “derecho de Estado”, en lugar del estado de derecho. Pero los desaciertos de Gianola no terminaron ahí. Durante una entrevista en un programa que se difunde por la AM 1110, el actor advirtió que el Gobierno va camino “a una dictadura”. “Todos aborrecemos la dictadura, eso ha quedado muy claro, y a eso es lo que va este gobierno hoy en día”, señaló Gianola, y agregó que “no debería ser sucia la política, tan oscura, sino transparente, con más alegría; debería ser bienvenida una persona como yo –remarcó– que desde el llano quiere involucrarse”. “Yo entiendo el miedo. Entiendo el miedo de mis compañeros de hablar, porque de verdad, fíjate que Lorenzetti que es una persona muy polémica en este momento, y eso que votó a favor (de la reforma en el Consejo de la Magistratura) va a ser investigado por la AFIP”, manifestó. “Esto si le pasa al presidente de la Honorable Cámara –continuó–, imaginate que le puede pasar a cualquiera de nosotros, que somos unos pedazos de zapallos que lo único que hacemos es laburar todo el día”, afirmó. “Tengo mucho más para perder que para ganar, a mí me va bien en mi trabajo, tengo el reconocimiento de la gente”, admitió el actor y confesó: “Me meto en esto para poder mirar a mis hijos a los ojos el día de mañana y decirles ‘intenté algo para mejorar este país’”. Sin embargo, más allá de sus nobles intenciones, los desaciertos de Gianola habrían disparado la alerta en el comando de campaña del intendente de Tigre. De allí habría salido la orden para que Gianola se dedique a propalar su candidatura por terrenos más conocidos, como eventos artísticos o programas dedicados al mundo del espectáculo. “Nos sirve para instalar imagen, pero no para definiciones políticas porque es un mundo muy alejado a él”, reconoció una fuente massista. De hecho el mismo Gianola afirmó que “es actor y no político”. “Nos cuestionan desde adentro del armado por ceder espacios a un famoso y cuando sale a hacer declaraciones demuestra que no conoce a fondo la cuestión, es un costo interno y externo que tenemos que mitigar”, afirmaron. El tiempo dirá si esta jugada le termina redituando votos al Frente Renovador o si esta candidatura termina pasando por la política argentina sin pena ni gloria. Como otras. Revista Veintitrés

Tira y afloje Por Horacio Verbitsky

Cuando el Poder Ejecutivo incluyó en uno de los proyectos de reforma judicial anunciados en mayo la transferencia al Consejo de la Magistratura de las facultades de administración y ejecución presupuestaria que la Constitución le adjudicó hace largos 19 años, la Corte Suprema de Justicia respondió con un apenas disimulado ultimátum. La carta del presidente de la Cámara Nacional de Casación Penal Gustavo Hornos, que el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, elevó a la presidente CFK, amenazaba con una paralización total de la Justicia. El Poder Ejecutivo aceptó entonces retirar del proyecto ese punto. La estrepitosa comunicadora Elisa Carrió interpretó que se trataba de un pacto y sin demora convirtió esa presunción en una denuncia penal. Tanto en el gobierno como en la Corte Suprema niegan que haya existido cualquier acuerdo, cosa que pareció quedar demostrada con el fallo que invalidó el resto de la reforma. Lorenzetti tampoco admite haber asumido algún compromiso con los camaristas que, a su pedido, aceptaron limitar su cuestionamiento al manejo presupuestario, que afectaba a la Corte, y suprimir de la carta sus verdaderas preocupaciones, que eran la elección popular de los consejeros y la mayoría necesaria para acusar a un juez. Pero esto es de difícil constatación. La respuesta de un grupo de diputados kirchneristas, que al mismo tiempo son candidatos a renovar sus cargos en octubre, como Carlos Kunkel, Diana Conti, Héctor Recalde y María Teresa García, fue insistir con la transferencia de los recursos de la Justicia al Consejo. Esto responde a la lectura oficial sobre el emblocamiento corporativo de la Corte, que no sería igual sin la lapicera de conferir licencias, traslados, subrogancias, viáticos y pasajes. Kunkel también presentó una denuncia penal contra el presidente de la Asociación de Magistrados, Luis Cabral, y contra los seis jueces de la Cámara de Casación que convirtieron una suplencia transitoria de Cabral en subrogancia permanente, pese a que no reúne las condiciones fijadas por el decreto 1285, de 1958, y por la ley 26.376, de 2008. Ambos obligaban a sortear a otro integrante de la misma Cámara, cuando Cabral es miembro de un Tribunal Oral ordinario. Sin embargo fue designado en septiembre de 2011 a propuesta de su colega Raúl Madueño, en un claro ejemplo de cooptación corporativa. Se afirmó entonces que se trataba de una emergencia, porque ya había cuatro vocalías vacantes en la Casación. Pero en diciembre de 2012, a pedido de Cabral, a quien sus amigos llaman afectuosamente Bachicha, se prorrogó su mandato por otro semestre, pese a que ya habían sido designados cuatro nuevos jueces de la Casación, que podrían haberse hecho cargo de la vocalía vacante. Ocurre que como presidente de la Asociación de Magistrados y amigo personal de Lorenzetti, Cabral es una pieza clave en la resistencia contra la ley audiovisual, paralizada desde hace cuatro años con artimañas tribunalicias. En aquel momento, Cabral se comprometió a renunciar en junio, pero cuando llegó el momento no lo hizo. En una votación dividida 6 a 3 fue ungido ahora en la novedosa categoría de subrogante permanente. Cada vez con mayor claridad, ese sector de jueces intenta sustituir la decisión de los órganos representativos de la voluntad popular por la propia. El punto 42 del fallo de la Corte que invalidó la reforma del Consejo de la Magistratura contiene una novedad significativa, al avanzar del control de constitucionalidad hacia el gobierno de los jueces. Con el argumento de “evitar el caos institucional o la eventual paralización de la administración de justicia”, en vez de remitir la cuestión al Congreso decretó la vigencia del “régimen anterior previsto en las leyes 24.937 y sus modificatorias 24.939 y 26.080”. De este modo, la Corte asume el rol que en el derecho continental europeo tiene el Tribunal Constitucional y que en el ordenamiento argentino no existe. Si aplicara el mismo criterio al fallar sobre la ley audiovisual, la Corte resucitaría el decreto regulador de la radiodifusión firmado por Jorge Videla en 1980. Sin brindar indicios sobre los plazos en los que piensa resolver esa cuestión, la Corte está preparando antecedentes por si el Congreso sanciona el proyecto de ley de Kunkel, reglamentario del artículo 114 de la Constitución. En ese caso, calcula introducir distinciones doctrinarias entre distintos tipos de recursos de la administración de Justicia, allí donde la Constitución no las hace. Clarín desinformó que “El oficialismo quiere sacarle a la Justicia el manejo de sus fondos” y La Nación consignó la noticia bajo el antetítulo “Avance sobre la Justicia”. Esta es una escalada sin final a la vista, en la que todos pierden. El gobierno porque ha deteriorado el precioso activo que implicó el saneamiento de la Corte. La Corte, porque avanza en una senda de politización y de abuso institucional, en la que el respeto por la Constitución y las leyes pasa a segundo plano, lo cual es abiertamente autodescalificatorio. Un poco de calma no le haría mal a nadie. 30/06/13 Página|12