El reciente aumento, más pronunciado en los estados del sur y el oeste, ha alarmado a las autoridades de salud pública, que pidieron cautela antes del fin de semana festivo del 4 de julio para celebrar la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776.
Carolina del Norte, por ejemplo, informó de 951 hospitalizaciones y 2.099 casos, ambos récord.
Bill Saffo, alcalde de Wilmington, Carolina del Norte, dijo que muchas infecciones se habían producido en grandes aglomeraciones y predijo un nuevo salto después del fin de semana festivo, ya que la población se está burlando de las directrices sobre el distanciamiento social y las mascarillas.
"Sabemos que la propagación va a ocurrir. Sabemos que probablemente en unas dos semanas veremos un pico a partir del fin de semana del 4 de julio", dijo Saffo a CNN.
A pesar del aumento de las infecciones, el promedio de muertes diarias en EEUU ha disminuido gradualmente en las últimas semanas, lo que refleja la creciente proporción de pruebas positivas entre las personas más jóvenes y sanas, que son menos propensas a tener consecuencias severas.
Sin embargo, el director general de EEUU, Jerome Adams, advirtió que aún no se había visto el impacto de la reciente oleada de muertes, que comenzó a mediados de junio. "Las muertes se retrasan al menos dos semanas y pueden retrasarse aún más", dijo en el programa televisivo "Fox & Friends" el viernes.
MÁS MÁSCARILLAS
Los casos de coronavirus están aumentando en 37 de los 50 estados de EEUU, incluyendo Florida, que tuvo 9.488 nuevos casos el viernes, según el departamento de salud del estado. Los 10.109 casos de Florida del jueves establecieron un récord para el estado y fue más que el pico diario de cualquier país europeo durante el punto álgido del brote.
El porcentaje de pruebas que han dado positivo en Florida ha alcanzado el 16%, más que el 4% de hace un mes, según un análisis de Reuters. La Organización Mundial de la Salud dice que un porcentaje superior al 5% es preocupante.
Con ese telón de fondo, el alcalde del condado de Miami-Dade, Carlos Giménez, impuso un toque de queda nocturno por tiempo indefinido a partir del viernes y detuvo la reapertura de lugares de entretenimiento como casinos y clubes de striptease. A principios de esta semana, Miami-Dade y el vecino condado de Broward, los dos condados más poblados del estado, exigieron a los residentes el uso de mascarilla en público.
El gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, autorizó el viernes a las ciudades y pueblos del estado a promulgar una "ordenanza modelo" que requiere el uso de protectores faciales si así lo desean.
La medida llegó un día después de que el gobernador de Texas Greg Abbott ordenara el uso de mascarilla en la mayoría de los lugares públicos, cambiando de postura tras el alarmante aumento de las infecciones en el estado que marcó el viernes un nuevo récord de hospitalizaciones en 7.652.
Owais Durrani, residente del Hospital Universitario de San Antonio, dijo que casi todos los pacientes que llegaron a la sala de emergencias dieron positivo en COVID-19 - incluso aquellos admitidos por problemas no relacionados, como infecciones de la vesícula biliar.
"Nosotros, en mi opinión, necesitamos entrar en un encierro completo y todavía vamos a ver un aumento en todas esas mediciones durante dos o tres semanas y luego tal vez nos demos la vuelta", dijo.
(Información de Nathan Layne, Gabriella Borter, Peter Szekely, Christine Chan y Lisa Shumaker; escrito por Alistair Bell y Nathan Layne; editado por Howard Goller, Daniel Wallis y Dan Grebler, traducido por Michael Susin en la redacción de Gdansk)