En tiempos de medios y pos-verdades, de fake news y marketing, de campañas y macrismo, hablar es gratis. Hablar cuando para “un lado” se trata, claro. Es fácil decir cualquier cosa, nadie repregunta, nadie pide pruebas, nadie –al menos– pide precisiones. Todo vale. Macri es la prueba más evidente de ello, y Carrió no le va en zaga. Habla y da números, dice que hizo, y hasta toca cementos. Nadie cuestiona. Dice que las obras no son relato, y nadie le pregunta si las obras anteriores lo fueron (¿el ARSAT es relato? ¿las universidades, escuelas y rutas?) y –peor aún– nadie le pregunta qué empresa ganó la licitación. ¿Qué tan transparente fue? ¿Cuál fue el presupuesto? Antes, en el relato, lo sabíamos. Se nos dice a cada rato, decenas de veces, que están poniendo cloacas y agua potable donde antes no había. ¿Hay alguna otra posibilidad? ¿Qué sentido tendría poner cloacas donde ya las hay? Hablar es gratis. Y Macri y Mariu, habladores ellos, hablan contra las mafias. (¿Hay algún mafioso preso? Me refiero a preso con pruebas y sentencia, porque presos, lo que se dice presos, hay un montón.) Hablar de “la mafia” es facilísimo, “y garpa”. No conozco a nadie que defienda las”mafias”.
Cuando se encontró con Martha Pelloni en La Rioja, el amigo Paco le preguntó si iba a volver a votar a Macri. “Me equivoqué”, le dijo. Parece que “garpa” decir “me equivoqué”, porque “pasaron cosas”. Pero parece que no ha manifestado “propósito de enmienda” porque se vuelve a equivocar; aunque, en realidad, no se equivoca. Es expreso. Es gorilismo explícito.
El antiperonismo de Martha es evidente para cualquiera que la conoce. Pero… reconozcamos que “garpa” ser antiperonista con Menem. Garpa ser anti-peronista con Saadi. Es muy fácil ser antiperonista en esos casos. El tema es diferente cuando el peronismo aparece como generador de trabajo digno y el macrismo de desocupación; cuando el peronismo “les hizo creer” que podían comer, tener calefacción, vacaciones y hasta comerse un asado cada tanto y el macrismo les hizo creer que era una fiesta que hay que pagar a 100 años. El tema es cuando el peronismo abre las puertas a la Patria Grande y reconoce como hermanos y hermanas a los vecinos y el macrismo expulsa a Vanessa a Perú, cuando aplaude a Bolsonaro y lame las botas de Trump; el tema es cuando los criminales genocidas (como tus parientes políticos, ¿no, Martha?) van presos por crímenes de lesa humanidad, y el macrismo nos repite que son un curro y cosas chiquitas. Cuando pasan esas cosas, se complica, ¿no, Martha? ¡Era tan fácil y motivo de aplausos ser antiperonista ayer…! El tema, Martha, es que cuando vivís de rentas, como vos del caso María Soledad (1990), y pasaron casi 30 años, sos cómplice del hambre, de la desocupación, del empobrecimiento y del genocidio por goteo que es el neoliberalismo. Fue fácil, Martha. Se te hizo fácil y te dio fama y aplausos. ¡Los tiraste a la basura tan fácil!!! ¡Tan rápido!!! Lamento decirte que, en la Argentina de la miseria, podés haber tenido tus minutos de fama, pero ser gorila tiene consecuencias. Y las padecen los pobres. Siempre.
Tres veces por semana comparto el programa Habrá consecuencias, en El Destape Radio, con compañerxs entre sus 30 y sus 50 años (sin detalles, para redondear), que coinciden en su gusto por géneros musicales que me dejan impávido. Mi absoluta insensibilidad hacia los rocks que a ellxs les apasionan es un serio defecto contra el que ya no estoy a tiempo de luchar. A menudo les pregunto qué es lo que suena y, de a poco y muy poquito, me voy desasnando. Ya distingo a Charly García de Paul McCartney. Y no mucho más. Lo digo con vergüenza.
Por contraste se acentúa mi placer por aquellas cosas que formaron mi gusto y que me hacen sentir vivo, que no son pocas. En las últimas semanas no puedo despegarme del tango, cantado o instrumental. Hoy es el turno del bandoneón solo, o casi: también hay dúos extraordinarios de bandoneón, o bandoneón con canto. Para empezar, un álbum completo de bandoneón solo por ese intérprete superlativo que fue Leopoldo Federico, además una persona encantadora, de una delicadeza y una modestia que sólo los mejores pueden tener.
Después, fragmentos breves de los dos grandes del tango, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, y un par de dúos entre ambos.
Troilo
Piazzolla
Troilo y Piazzolla
Mucho antes que ellos grabaron dúos con sus fueyes Pedro Laurenz y Pedro Maffia, los dos primeros bandoneones de la orquesta de Julio De Caro en 1925, en la que debutó Troilo en 1932, cuando era tan pibe como Piazzolla cuando se sentó en la línea de bandoneones de la orquesta de Pichuco al comenzar la década siguiente.
Laurenz y Maffia
El solo que sigue es del cordobés Ciriaco Ortíz, ya avanzada la década de 1960 en la película Fueye querido, de Mauricio Berú.
Para terminar, tres solos del Chula Gabriel Clausi, que vivió y tocó hasta los 99 años.