martes, 29 de enero de 2019

EL PAÍS 29 de enero de 2019 · Actualizado hace 1 hora "El Gobierno debe estar a la altura del Consejo de DDHH de la ONU Seria advertencia de Amnistía Internacional

Por primera vez en la historia, Argentina ejercerá la vicepresidencia del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas, en representación de América latina y el Caribe. Se trata del principal órgano de derechos humanos de la organización, que el país ya integró en tres oportunidades. La elección, según explicó Cancillería, y subrayó el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, fue en reconocimiento a las políticas implementadas por la actual gestión. Sin embargo, la sección local de Amnistía Internacional observó "la política interna de derechos humanos", en particular la política migratoria, lo concerniente a la interrupción voluntaria del embarazo y el proyecto de baja de la edad de imputabilidad. "Como país miembro y vicepresidente del Consejo, es fundamental que el Estado mantenga una posición unívoca y coherente tanto a nivel local como internacional en materia de derechos humanos", advirtió la directora del organismo, Mariela Belski. 
La noticia pasó desapercibida más allá de la celebración de Avruj vía Twitter: "Una gran noticia que representa un reconocimiento y un fuerte impulso a la política de derechos humanos que lleva adelante nuestro país, y al rumbo que expresó el presidente @mauriciomacri", se entusiasmó el funcionario, avalando la lectura oficial del hecho. El ex vicecanciller Carlos Foradori será quien ocupe la representación regional, cuya selección el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto atribuyó, sin mayores detalles, a la política de la Argentina en materia de promoción y protección de los Derechos Humanos, entre ellas las relacionadas a las desapariciones forzadas y al derecho a la verdad.  
Sin embargo, si se recorre la gestión de Cambiemos en materia de Memoria, Verdad y Justicia el balance es pobre. La disolución de varias unidades destinadas a investigar el rol del Estado y de sus socios civiles en los crímenes de la última dictadura, la renuncia de las querellas de la Secretaría de Derechos Humanos en numerosos juicios de lesa humanidad y la interrupción temporaria, a fines de 2018, de la financiación del trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense son algunos de los ejemplos que caracterizan a la actual administración. 
AI saludó que el país ejerza la vicepresidencia del principal organismo internacional en materia de derechos humanos, pero al mismo advirtió que le llamaba la atención la manera en que se difundió la noticia: "Hay que mirar con mucha atención la política de derechos humanos interna del Gobierno, cuidadosamente", explicó Belski en diálogo con este diario. La titular de la agencia nacional de AI, además, consideró "necesario que no se plantee una cosa afuera del país y otra cosa adentro". 
Para el organismo, las problemáticas de seguridad, de los migrantes, de los pueblos originarios, las políticas destinadas a la infancia y la interrupción voluntaria del embarazo son "prioritarias". A través de un comunicado, emitido en la víspera, AI advirtió el "doble compromiso" que implica el cargo: "Por un lado, supone la cooperación de Argentina con el sistema universal; pero a la vez, refuerza la responsabilidad del Estado de liderar posiciones y recomendaciones del CDH para hacer frente a situaciones de violaciones de derechos humanos, y fortalecer su promoción y protección en todo el mundo".
Más adelante, recordó su preocupación frente a los últimos anuncios del Gobierno nacional en materia de seguridad, especialmente sobre el uso de armas de electrochoque y la propuesta de bajar la edad de imputabilidad, que va "a contramano de las recomendaciones del propio Comité de Derechos del Niño de la ONU". También alertó sobre el "retroceso en la legislación y la política migratoria" que implica el decreto con el cual la administración de Mauricio Macri modificó la ley de Migraciones en 2017.  Además mencionó las recomendaciones de organismos internacionales sobre la necesidad de actualizar su sistema jurídico en materia de garantía de los derechos sexuales y reproductivos, como el acceso al aborto sin riesgos. Por último, señaló como "indispensable" que el país "avance en la regularización de los territorios indígenas" con garantías al derecho a la consulta y al consentimiento libre de parte de dichas comunidades. 
"Argentina debe demostrar que está a altura de las circunstancias -agegó Belski-, no solo debe avanzar en la ampliación de derechos, sino, a la vez, abstenerse de implementar medidas regresivas que comprometan la responsabilidad del Estado y empañen su rol en el Consejo".  

lunes, 28 de enero de 2019

EL PAÍS 28 de enero de 2019 Causas por delitos de lesa humanidad Los juicios que vienen

Una vez concluida la feria judicial, está previsto el comienzo o reinicio de diversos juicios por crímenes de lesa humanidad. El 7 de febrero empezará en La Rioja un nuevo proceso en el que están citados aproximadamente treinta testigos en la causa caratulada Chiarello Miguel Ángel y otros. Chiarello era conocido entre los genocidas como “Pantera Rosa” y cumplió funciones en el Escuadrón 24 de Chilecito, de Gendarmería Nacional. 
El 18 empezará en Salta el juicio Lona II, con el ex juez federal Ricardo Lona (foto) acusado de complicidad con represores al encubrir el secuestro y la desaparición el 11 de marzo de 1976 de Miguel Ragone, gobernador de la provincia. 

En marzo, el 7, dará inicio el juicio por la desaparición de trabajadores de la automotriz Mercedes Benz durante la dictadura cívico militar, en la fábrica de González Catán. Después de diez años de instrucción se desarrollará en el Tribunal Oral Federal 1 de la Capital Federal que investigará a dieciocho imputados, acusados de cometer delitos de lesa humanidad sobre 105 víctimas. El juicio es un desprendimiento de la megacausa Campo de Mayo. 
El 22 de marzo se iniciará en Buenos Aires el juicio “Chavanne” por el secuestro de 28 empresarios industriales vinculados a los grupos económicos Chavanne (Banco de Hurlingham) y Grassi (Industria Siderúrgica Grassi). Ante el Tribunal Oral Federal 5 de la ciudad, se sentarán el ex agente civil de Inteligencia del Ejército Raúl Antonio Guglielminetti, y Juan Alfredo Etchebarne, presidente de la Comisión Nacional de Valores durante la dictadura. 
Para el 26 de marzo comenzará un nuevo juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos contra los militantes de la llamada contraofensiva de los Montoneros. Y el 27 de marzo empezará el que investiga las violaciones a los derechos humanos en la “Comisaría de Moreno”, también conocido como Mansión Seré III. Finalmente, el 28 de marzo en Santa Fe arrancará el juicio conocido como “Brusa residual”, donde se analizará la responsabilidad del ex juez federal Víctor Brusa en delitos cometidos en esa provincia durante la dictadura.

CASH 27 de enero de 2019 Enfoque Es un desastre. ¡Felicitaciones! Por Claudio Scaletta


Un lejano y gráfico recuerdo personal a modo de introducción. En tiempos de estudiante los peores profesores, los que menos ideas tenían para transmitir, los más estériles eran, digamos que no casualmente, los que llenaban pizarrones con ecuaciones. No hablamos de clases de análisis matemático, sino de “teoría” económica. El dato notable, el éxito de partida de esta deformación teórica, era que muchos alumnos decían “¡como sabe!”, “¡que mente brillante!”.
  En estas clases no se desarrollaban ideas. No había nada que pensar ni debatir. Se trataba de copiar, uno tras otro, los formalismos matemáticos con el secreto objetivo de máxima de poder reproducirlos en el examen. Los problemas fundamentales de la economía estaban ruidosamente ausentes. El instrumental formal solo funcionaba como un “aparato” para confirmar axiomas previos. Las conclusiones “teóricas” y las recomendaciones de política eran siempre las mismas si se usaban cien ecuaciones diferenciales que si se usaban dos. Eran las mismas si se trabajaba en dos dimensiones que en un espacio multidimensional. Lo que se quería demostrar, el ansiado corolario “cqd”, siempre era bajar impuestos y salarios y reducir interferencias en los mercados, sean del Estado o de los sindicatos, grandes alteradores de los equilibrios ansiados. Las conclusiones ex post coincidían siempre con la ideología ex ante.
¿Cómo decirlo sin que se mal interprete? Digámoslo sin rodeos aunque le disgustará a la mayoría de los economistas: la esterilidad teórica de un discurso económico es directamente proporcional a la cantidad de ecuaciones. Y la cantidad de ecuaciones es a su vez directamente proporcional a la ideología mainstream. Contrarreferencia: los grandes textos de los clásicos de la economía política.
  No debe sorprender, entonces, que con semejante (de)formación profesional las conclusiones cotidianas de quienes trabajan dentro de este universo sean “cualquier cosa”. Es de esto de lo que hablamos. Un resultado es, por ejemplo, que se festejen tragedias. Y aun peor, que se lamente hasta la democracia, esa forma de interferencia de “la política” en el mundo áulico de los equilibrios técnicos en los mercados.
  Volvió a suceder esta semana en el foro mundial de Davos. La economía argentina atraviesa un derrumbe histórico de la actividad, con destrucción de sectores productivos y aumentos generalizados de precios que rozan la hiperinflación, con inmensas transferencias de recursos entre clases sociales, consecuente deterioro de los indicadores sociales y resubordinación a largo plazo al poder financiero global. El escenario es de real desastre, lo que no interfirió en que el FMI felicitara a los funcionarios argentinos por el logro de una presunta estabilidad macroeconómica, entendiendo por tal a la contención transitoria del precio del dólar, un prodigio a su vez logrado gracias a dos factores: la mega recesión inducida y los fondos aportados por el... FMI.
 Dicho de otra manera, el Fondo felicitó a un gobierno que llevó a la economía al default técnico, una economía a la que “los mercados” ya no le prestan y que solo se sostiene gracias a los dólares aportados por el mismo organismo. Nadie como el FMI sabe que la estabilidad durará, en el más afortunado de los casos, mientras se mantengan sus desembolsos. Luego, mantener moderadamente a raya el déficit de cuenta corriente supone sostener la contracción de la economía, ya que el crecimiento entraña el aumento de la demanda de dólares. Difícil imaginar un equilibrio más inestable, como le gusta decir a los marginalistas.
  El punto crítico es que sostener la recesión abre las puertas a la inestabilidad política, como lo demuestra el derrumbe de la imagen de los principales actores del oficialismo. En 2018 el Fondo se jactó de la falta de resistencia social a las políticas de ajuste draconianas, pero no fue un año electoral y no había mayor espacio para la catalización del descontento. El tono para 2019 es el del “riesgo electoral” y el consiguiente temor al “regreso del populismo”. Vale reconocer que, visto desde el poder financiero, el temor es fundado. Un cambio de signo de gobierno alteraría el normal desarrollo de los negocios. Se descarta que la deuda en divisas suma plazos y montos insostenibles y que será necesario reestructurarla. Sin embargo, la continuidad del macrismo supone una reestructuración amistosa que hasta podría ser un buen negocio para los acreedores. Otro gobierno en cambio, entraña el riesgo de rupturas como la de 2002, es decir años de no cobrar nada y quitas como en 2005.
  El detalle es que la alternancia democrática aparezca como un escollo y que se la presente como una amenaza. La realidad es que si es una amenaza, ello se debe a las debilidades estructurales generadas por el propio macrismo, cuyo modelo necesita desesperadamente mantener la estabilidad cambiaria para evitar el definitivo descalabro macroeconómico. A su vez, la estabilidad cambiaria confronta con la cíclica profundización de la dolarización de excedentes que, a juzgar por las regularidades históricas, es propia de todos los períodos preelectorales. A pesar de las absurdas felicitaciones del FMI y de la calma aparente, 2019 no será precisamente un año económico tranquilo.

domingo, 27 de enero de 2019

ISRAEL-MADURO-COLONIALISMO.



VENEZUELA

EL MUNDO 25 de enero de 2019 Como mucho una protesta

Imagen: EFE
Duró poco la excitación de la derecha latinoamericana. Una vez más anunciaban la caída de Maduro, el fin del régimen bolivariano en Venezuela, la instalación, finalmente, del gobierno que duró pocos minutos en 2002. (En aquel momento la revista brasileña Veja alcanzó a dar su portada con la caída de Hugo Chávez.)
Gobernantes, medios, parlamentarios, casi todos se preparaban para comprar pasajes y partir hacia la Caracas liberada. En Brasil, un columnista de Folha de Sao Paulo aconsejaba a Maduro que se fugara mientras tuviera tiempo. En Davos, presidentes de derecha se reunían para sacar comunicados de reconocimiento del nuevo presidente de Venezuela. (Ninguno se dispuso a viajar directo a Caracas.)
Bastaba la autoproclamación del joven y desconocido parlamentario de derecha para que, de repente, mágicamente, Venezuela tuviera un nuevo gobierno! Inmediatamente recibió el reconocimiento de Trump y de su grupo de Lima (como un conjunto de  rock). En algunas ciudades salieron algunos a la calle saludando al gobierno poschavista.
Tardó poco la euforia. Luego de anunciar que Venezuela tenía un nuevo gobierno, las páginas de los diarios de derecha cambiaron los titulares, fueron desplazando la agenda hacia otros temas.
En Brasil, desmintiendo las declaraciones de Bolsonaro en Davos, el vicepresidente en ejercicio de la presidencia dijo que, en caso de que tomaran preso al tipo cuyo nombre no alcanzaba a pronunciar, como mucho harían una protesta. 
Y así se fue el breve presidente, sin pena ni gloria, después de sus 15 minutos de fama.