“Comentario de una noche de invierno” por CFK, (ya se sabe, lo de Shakespeare es “Sueño de una noche de verano”). Un amigo de España me envió una publicación sobre un estreno teatral del 12 y 13 de junio de 2013… ¿La obra? El Mercader de Venecia. ¿La compañía? Habima Teatro Nacional de Israel. ¿Quién invitaba? La Embajada de Israel en España… Se nota que en Israel les gusta la buena literatura, y el mejor teatro. Menos mal… Algunos se merecen la cabeza de burro, como hizo Shakespeare en Sueño de una noche de verano. ¿No lo leíste? Leelo, vale la pena, te vas a divertir. Es una muy buena comedia. Es Shakespeare.
lunes, 6 de julio de 2015
El 6 de julio de 1907, en Coyoacán, México, nace Magdalena Carmen
Frida Kahlo, la gran pintora mexicana. Aunque se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió sus ideales, Frida Kahlo creó una pintura absolutamente personal, ingenua y fundamentalmente metafórica al mismo tiempo, derivada de la exaltada sensibilidad y de varios acontecimientos que marcaron su vida.
Con tan sólo 18 años Frida Kahlo sufrió un grave accidente que la obligó a una larga convalecencia, período en el cual aprendió a pintar. En 1929 contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera; tres años después sufrió un aborto que afectó en lo más hondo su delicada sensibilidad.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida Kahlo, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo un gran bienvenida. Pero Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y hasta el final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
Influida por las ideas de vindicación de identidad que propagaba el nacionalismo revolucionario, Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes de la época precolombina. Así la encontramos en Autorretrato como Tehuana, de 1943, representada como mexicana autentica y acentuando sus rasgos mestizos, ya que tenía sangre española, india y alemana.
Una de las formas más comunes de arte popular mexicano son los exvotos. Frida vincula a esta tradición sus cuadros de desarrollo narrativo representado de forma sintética los elementos más significativos y de mayor carga expresiva. El tamaño pequeño de los cuadros y la técnica (óleo sobre plancha metálica) proviene también de ellos.
La apariencia onírica de sus imágenes propiciaba la relación de su simbología con el surrealismo, algo que Frida Kahlo negaría rotundamente:"Se me tomaba por una surrealista. Ello no es correcto, yo nunca he pintado sueños, lo que yo he representado era mi realidad".
Frente a las representaciones oníricas o al automatismo psíquico de los surrealistas, los numerosos símbolos de Frida Kahlo introduce en sus cuadros poseen significaciones precisas y son producto de la actividad consciente. Su obra se origina y procede de una continua indignación sobre sí misma, y manifiesta estados de ánimo de forma precisa y deliberada, materializando las oscilaciones entre el sufrimiento y la esperanza. El carácter simbólico de su pintura da cauce a la expresión vehemente de una personalidad apasionada para la que el arte es desafío y combate, lucha violenta contra la enfermedad, pero también repliegue ensimismado hacia su yo interior y huella del reconocimiento doloroso de su identidad maltrecha.
A finales de la década de 1940, la salud de Frida comenzó a empeorar. En 1950 pasó nueve meses internada en el hospital ABC de la Ciudad de México, donde se le realizaron varias operaciones en la espalda. Como resultado de su inmovilidad, Frida pasó la mayoría del tiempo en casa. Su relación con Diego Rivera se había vuelto platónica y sus relaciones más íntimas eran ahora casi exclusivamente con mujeres.
Después de 1951, el estilo de Frida cambió. Su dependencia a los analgésicos estaba afectando seriamente su coordinación. Sus cuadros ya no tenían la precisión técnica y detalle que los caracterizó en el pasado.
En la primavera de 1953, una amiga de Kahlo, organizó la primera exposición en solitario del trabajo de Frida en México. La tarde de la inauguración, los doctores insistieron en que se quedara en su casa. No obstante, Frida estaba determinada a no perderse el evento y acudió. Hizo arreglos para que llevaran su cama a la exposición y con el dolor calmado por analgésicos llegó más tarde en una ambulancia.
El dolor en su pierna derecha era ahora intolerable y en agosto de 1953 tuvieron que amputársela por debajo de la rodilla. Le construyeron una pierna artificial que le permitía caminar cortas distancias, pero la operación la sumió en un estado de depresión profunda.
La última aparición pública de Frida fue el 2 de julio de 1954, cuando participó en una demostración para protestar por el derrocamiento del gobierno democrático de Jacobo Arbenz en Guatemala a manos de agentes de la CIA.
Gravemente enferma con una neumonía, Frida Kahlo fallecía durante la noche del 12 al 13 de julio de 1954, sólo una semana después de haber cumplido los 47 años. La causa de su deceso fue embolia pulmonar, aunque los pensamientos suicidas expresados en su diario hicieron pensar a algunas personas en la posibilidad de la autoeliminación.
En la tarde del 13 de julio, su ataúd fue colocado en el vestíbulo de entrada del Palacio de Bellas Artes velado por guardia de honor. Allí después de una última ceremonia de despedida, Frida fue incinerada, de acuerdo a los deseos expresados antes de morir.
Sus cenizas se hallan en la actualidad en un jarrón pre-colombino en la casa que Frida compartió con Rivera. Un año después de su muerte, Rivera cedió la casa al gobierno mexicano para convertirla en museo. Diego Rivera murió en 1957 y a su muerte cedió los derechos de su obra así como los de Frida Kahlo a la nación de México. El 12 de julio de 1958, la Casa Azul se abrió oficialmente como el "Museo Frida Kahlo".
Con tan sólo 18 años Frida Kahlo sufrió un grave accidente que la obligó a una larga convalecencia, período en el cual aprendió a pintar. En 1929 contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera; tres años después sufrió un aborto que afectó en lo más hondo su delicada sensibilidad.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida Kahlo, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo un gran bienvenida. Pero Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y hasta el final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
Influida por las ideas de vindicación de identidad que propagaba el nacionalismo revolucionario, Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes de la época precolombina. Así la encontramos en Autorretrato como Tehuana, de 1943, representada como mexicana autentica y acentuando sus rasgos mestizos, ya que tenía sangre española, india y alemana.
Una de las formas más comunes de arte popular mexicano son los exvotos. Frida vincula a esta tradición sus cuadros de desarrollo narrativo representado de forma sintética los elementos más significativos y de mayor carga expresiva. El tamaño pequeño de los cuadros y la técnica (óleo sobre plancha metálica) proviene también de ellos.
La apariencia onírica de sus imágenes propiciaba la relación de su simbología con el surrealismo, algo que Frida Kahlo negaría rotundamente:"Se me tomaba por una surrealista. Ello no es correcto, yo nunca he pintado sueños, lo que yo he representado era mi realidad".
Frente a las representaciones oníricas o al automatismo psíquico de los surrealistas, los numerosos símbolos de Frida Kahlo introduce en sus cuadros poseen significaciones precisas y son producto de la actividad consciente. Su obra se origina y procede de una continua indignación sobre sí misma, y manifiesta estados de ánimo de forma precisa y deliberada, materializando las oscilaciones entre el sufrimiento y la esperanza. El carácter simbólico de su pintura da cauce a la expresión vehemente de una personalidad apasionada para la que el arte es desafío y combate, lucha violenta contra la enfermedad, pero también repliegue ensimismado hacia su yo interior y huella del reconocimiento doloroso de su identidad maltrecha.
A finales de la década de 1940, la salud de Frida comenzó a empeorar. En 1950 pasó nueve meses internada en el hospital ABC de la Ciudad de México, donde se le realizaron varias operaciones en la espalda. Como resultado de su inmovilidad, Frida pasó la mayoría del tiempo en casa. Su relación con Diego Rivera se había vuelto platónica y sus relaciones más íntimas eran ahora casi exclusivamente con mujeres.
Después de 1951, el estilo de Frida cambió. Su dependencia a los analgésicos estaba afectando seriamente su coordinación. Sus cuadros ya no tenían la precisión técnica y detalle que los caracterizó en el pasado.
En la primavera de 1953, una amiga de Kahlo, organizó la primera exposición en solitario del trabajo de Frida en México. La tarde de la inauguración, los doctores insistieron en que se quedara en su casa. No obstante, Frida estaba determinada a no perderse el evento y acudió. Hizo arreglos para que llevaran su cama a la exposición y con el dolor calmado por analgésicos llegó más tarde en una ambulancia.
El dolor en su pierna derecha era ahora intolerable y en agosto de 1953 tuvieron que amputársela por debajo de la rodilla. Le construyeron una pierna artificial que le permitía caminar cortas distancias, pero la operación la sumió en un estado de depresión profunda.
La última aparición pública de Frida fue el 2 de julio de 1954, cuando participó en una demostración para protestar por el derrocamiento del gobierno democrático de Jacobo Arbenz en Guatemala a manos de agentes de la CIA.
Gravemente enferma con una neumonía, Frida Kahlo fallecía durante la noche del 12 al 13 de julio de 1954, sólo una semana después de haber cumplido los 47 años. La causa de su deceso fue embolia pulmonar, aunque los pensamientos suicidas expresados en su diario hicieron pensar a algunas personas en la posibilidad de la autoeliminación.
En la tarde del 13 de julio, su ataúd fue colocado en el vestíbulo de entrada del Palacio de Bellas Artes velado por guardia de honor. Allí después de una última ceremonia de despedida, Frida fue incinerada, de acuerdo a los deseos expresados antes de morir.
Sus cenizas se hallan en la actualidad en un jarrón pre-colombino en la casa que Frida compartió con Rivera. Un año después de su muerte, Rivera cedió la casa al gobierno mexicano para convertirla en museo. Diego Rivera murió en 1957 y a su muerte cedió los derechos de su obra así como los de Frida Kahlo a la nación de México. El 12 de julio de 1958, la Casa Azul se abrió oficialmente como el "Museo Frida Kahlo".
CUENTO CHINO
Uno de los datos curiosos que dejaron las elecciones porteñas que se llevaron a cabo durante la jornada dominical fue el ingreso a la Legislatura de una persona de origen asiático.
Yuan Jian Ping, más conocido como el chino del PRO, consiguió los votos necesarios para entrar en la Legislatura de la Ciudad. Se trata de un empresario exportador de vinos y aceites
IMPERIALISMO
La presencia colonial de Alemania en África no fue tan intensa como la de sus rivales Gran Bretaña y Francia. En la Conferencia de Berlín, celebrado entre 1884 y 1885, Inglaterra, Francia, Alemania y Bélgica discutieron sobre los territorios en que querían imponer su dominio colonial y se repartieron el continente. En lo que respecta a Alemania, su presencia se extendió a la actual Tanzania, Camerún, Togo, Namibia y Witulandia, este último un pequeño enclave en la África oriental que posteriormente Inglaterra incorporó al territorio de Kenia.
En el caso concreto de Camerún, la colonización alemana se inició el 5 de julio de 1884. Este territorio debido a su comercio de marfil y aceite de palma, así como el tráfico de esclavos hasta la primera mitad del siglo XIX, atrajeron primero a los británicos, luego a los franceses y finalmente a los alemanes, que se turnaron en el dominio de la zona. La campaña de saqueos entre las principales potencias europeas concluyó con la posesión del territorio por parte de los alemanes.
Pero la resistencia ofrecida por los africanos obligó a Berlín a emplear su moderna flota de guerra para bombardear las costas con el propósito de poner a salvo las factorías alemanas y explotaciones forestales, donde la mayor parte de la mano de obra local moría como consecuencia de las condiciones inhumanas de trabajo a que eran sometidos.
A fin de consolidar su dominio en el interior de Camerún, fueron necesarias varias expediciones alemanas y finalmente, mediante la firma de un tratado con el Sultán de Adamadua, pudieron someterlo. Como ocurrió con Tanzania, Alemania perdió Camerún durante la Primera Guerra Mundial. El territorio fue distribuido entre Gran Bretaña y Francia.
En el caso concreto de Camerún, la colonización alemana se inició el 5 de julio de 1884. Este territorio debido a su comercio de marfil y aceite de palma, así como el tráfico de esclavos hasta la primera mitad del siglo XIX, atrajeron primero a los británicos, luego a los franceses y finalmente a los alemanes, que se turnaron en el dominio de la zona. La campaña de saqueos entre las principales potencias europeas concluyó con la posesión del territorio por parte de los alemanes.
Pero la resistencia ofrecida por los africanos obligó a Berlín a emplear su moderna flota de guerra para bombardear las costas con el propósito de poner a salvo las factorías alemanas y explotaciones forestales, donde la mayor parte de la mano de obra local moría como consecuencia de las condiciones inhumanas de trabajo a que eran sometidos.
A fin de consolidar su dominio en el interior de Camerún, fueron necesarias varias expediciones alemanas y finalmente, mediante la firma de un tratado con el Sultán de Adamadua, pudieron someterlo. Como ocurrió con Tanzania, Alemania perdió Camerún durante la Primera Guerra Mundial. El territorio fue distribuido entre Gran Bretaña y Francia.
La reconfiguración de la derecha
Lousteau acaba de transformarse en el dirigente radical conservador de mejor performance electoral. Sólo se trata de entender que lo que no se garantiza para todos, no se garantiza para nadie...
Que la elección capitalina termine siendo una interna abierta de la coalición del PRO con todo el radicalismo porteño, incluida Margarita Stolbizer, contiene el corazón de la victoria conservadora. Todas las encuestas auguraban ese resultado, y el aluvión de votos –más allá de las particularidades de un día electoral técnicamente complejo– confirmó el pálpito de todos: Horacio Rodríguez Larreta, que viene acompañando a Mauricio Macri desde hace 15 largos años, encabeza la voluntad mayoritaria. Esa no es por cierto ninguna sorpresa. El nombre del próximo jefe de Gobierno porteño seguramente se resolverá en balotaje, como casi siempre; en las elecciones de 2000, cuando Aníbal Ibarra derrotara a Domingo Cavallo rozando el 50 por ciento de los votos emitidos, no resultó así, pero el electorado no cambió poco desde esa fecha límite. Y Martín Lousteau y Rodríguez Larreta expresan esa pesada novedad; claro que al integrar una coalición electoral que confluirá en las próximas presidenciales, el impacto del resultado trasciende los límites porteños.
En primer lugar, el mapa electoral capitalino ha sufrido una importante transformación, ya que jamás semejante masa de votantes –medidos estadísticamente superan holgadamente el 70%– coincidió en un mismo espacio político en ningún otro momento de la historia nacional. Ni el peronismo, en vida del general, obtuvo semejante índice de acompañamiento. El viejo sueño de una fuerza conservadora capaz de alinear detrás suyo a toda la oposición anti K muestra condiciones de posibilidad. Al menos en la ciudad puerto. Claro que extenderla a nivel nacional no es tan sencillo, pero conviene entender que de ningún modo se trata de un imposible. Y esta es la prueba piloto.
En segundo término, Martín Lousteau cambió de categoría política. El ex ministro de Economía de Cristina Fernández, autor de la muy polémica Resolución 125, que llevara al oficialismo a la batalla campera, al enfrentamiento con el bloque de clases dominantes por el reparto de la renta agraria, acaba de transformarse en el dirigente radical conservador de mejor performance electoral. Es decir, en un presidenciable de menos de 50 años.
Para una fuerza política con tanta dificultad para parir candidatos nacionales, tras la muerte de Raúl Alfonsín, su nombre sabe a maná electoral. Si se lo compara con los otros "jóvenes" de la política, queda claro que no sólo tiene una formación poco habitual –Nacional Buenos Aires, London School of Economics– sino que además reúne todos los requisitos de un golden boy: agraciado, seductor, capaz de polemizar con eficacia en TV y en los medios gráficos. Aparece como la contrafigura de derecha de Axel Kicillof, y se trata de saber si la oxidada maquinaria electoral de la fraccionada UCR será capaz de absorber la novedad, o si para reacomodar las cargas desarrollará una costosa e inútil interna. Elisa Carrió, que por el momento actúa como referente nacional de Lousteau, avanza hacia una difícil situación: o se transforma en la madrina del joven aspirante para lo que debe abandonar sus infinitas aspiraciones, o se ubica en las proximidades de la zona de eyección. Como la generosidad no es exactamente lo suyo terminará siendo posible que su menguada capacidad política quede reducida a los titulares que suelen propinarle un par de diarios nacionales.
En primer lugar, el mapa electoral capitalino ha sufrido una importante transformación, ya que jamás semejante masa de votantes –medidos estadísticamente superan holgadamente el 70%– coincidió en un mismo espacio político en ningún otro momento de la historia nacional. Ni el peronismo, en vida del general, obtuvo semejante índice de acompañamiento. El viejo sueño de una fuerza conservadora capaz de alinear detrás suyo a toda la oposición anti K muestra condiciones de posibilidad. Al menos en la ciudad puerto. Claro que extenderla a nivel nacional no es tan sencillo, pero conviene entender que de ningún modo se trata de un imposible. Y esta es la prueba piloto.
En segundo término, Martín Lousteau cambió de categoría política. El ex ministro de Economía de Cristina Fernández, autor de la muy polémica Resolución 125, que llevara al oficialismo a la batalla campera, al enfrentamiento con el bloque de clases dominantes por el reparto de la renta agraria, acaba de transformarse en el dirigente radical conservador de mejor performance electoral. Es decir, en un presidenciable de menos de 50 años.
Para una fuerza política con tanta dificultad para parir candidatos nacionales, tras la muerte de Raúl Alfonsín, su nombre sabe a maná electoral. Si se lo compara con los otros "jóvenes" de la política, queda claro que no sólo tiene una formación poco habitual –Nacional Buenos Aires, London School of Economics– sino que además reúne todos los requisitos de un golden boy: agraciado, seductor, capaz de polemizar con eficacia en TV y en los medios gráficos. Aparece como la contrafigura de derecha de Axel Kicillof, y se trata de saber si la oxidada maquinaria electoral de la fraccionada UCR será capaz de absorber la novedad, o si para reacomodar las cargas desarrollará una costosa e inútil interna. Elisa Carrió, que por el momento actúa como referente nacional de Lousteau, avanza hacia una difícil situación: o se transforma en la madrina del joven aspirante para lo que debe abandonar sus infinitas aspiraciones, o se ubica en las proximidades de la zona de eyección. Como la generosidad no es exactamente lo suyo terminará siendo posible que su menguada capacidad política quede reducida a los titulares que suelen propinarle un par de diarios nacionales.
Una historia que conviene repasar
Los datos del pasado no explican el presente, pero puestos adecuadamente en serie facilitan su comprensión. Recordemos: el 5 de febrero de 1961, durante el gobierno de Arturo Frondizi, se eligió en solitario senador por la Capital Federal. Juan Domingo Perón eligió apoyar a Raúl Damonte Taborda –yerno de Natalio Botana, un furibundo gorila reciclado–, el autor de Ayer fue San Perón obtuvo la insignificante suma de 20.763 votos; en cambio, Alfredo Lorenzo Palacios que hizo campaña con las entonces flamantes banderas de la Revolución Cubana venció con 315.641 sufragios y el respaldo de toda la izquierda.
El viejo dirigente socialista había sido embajador de la Revolución Libertadora, al tiempo que un irredento antiperonista, pero no se trataba de pureza química sino de eficacia política; y Taborda no aportaba ninguna de ambas virtudes, por eso Perón no fue escuchado. Esos no fueron los únicos que desobedecieron "la orden" del general, ya que las 62 organizaciones recomendaron votar en blanco por puro macartismo y don Arturo Jauretche reflotó la histórica sigla del Partido Laborista, para candidatearse sin éxito. El general no olvidaría tan inadecuada decisión, por eso, cuando Ernesto Guevara muere asesinado en Bolivia, durante 1967, no vacila en declarar: "Ha muerto tal vez el mejor de nosotros." Era otro mundo y era otra ciudad, pero siempre hubo y habrá quienes rompan vidrieras y quienes metan presos a los responsables.
No cabe duda de que el huracán del '73 también azotó a los porteños. Héctor J. Cámpora venció el 11 de marzo, sustituyendo a Perón, pero el 15 de abril hubo segunda vuelta para elegir 14 gobernadores y 12 senadores nacionales. La victoria acompañó al Frente Justicialista de Liberación, pero no en todos los casos. El Frejuli había ganado la Capital, obteniendo 645.776 sufragios, contra los 385.292 del radicalismo capitaneado por Ricardo Balbín. No cabía duda de que el tercer peronismo era mayoritario, incluso en un territorio que le había sido adverso, pero la inadecuada elección del candidato volvió a modificar el resultado. Marcelo Sánchez Sorondo (referente del nacionalismo católico al que Perón bautizara jocosamente como parte los piantavotos de Felipe II) fue el responsable de una abrupta inversión de los guarismos, y la UCR terminó obteniendo 934.831 votos, y Sorondo sólo alcanzó los 791.560. Si el candidato hubiera sido por ejemplo el historiador Rodolfo Puiggrós, quien luego sería designado rector de la UBA, probablemente el resultado hubiera sido otro. Más que votar por Fernando de la Rúa, los porteños lo hicieron contra el anacrónico director de Azul y Blanco. Y aun así ese terminaría siendo el origen del capital personal del dirigente radical.
En política electoral la elección de candidatos, tanto para ganar como para perder, no dice poco. El nombre debería sintetizar la bandera. Y la responsabilidad de Néstor Kirchner en la marcha de las elecciones capitalinas, en el reagrupamiento electoral de la derecha, no puede negarse. Así como aseguró la victoria de Aníbal Ibarra contra Mauricio Macri en 2003 (recordemos: Macri ganó la primera vuelta con el 35 por ciento de los sufragios emitidos) pese a que Kirchner había asumido con exiguo caudal, al negarse a respaldar a Jorge Telerman en 2007, tras la catástrofe de Cromañón, dividió el voto progre facilitando que en balotaje Macri terminara alzándose con la victoria. Si en nombre del realismo se aceptaba que gobernadores de menemismo explícito, como el de La Rioja, fueran apoyados para otro turno, rechazar a Telerman en nombre de una imaginaria pureza doctrinal no resultó adecuado.
La peor de las políticas es no tener ninguna. Conviene recordar que Ibarra fue destituido en juicio político. La muerte de 194 jóvenes, en un "accidente" imposible de ignorar, conmovió a los porteños. La comisión que juzgó a Ibarra estaba integrada por 15 miembros, tres del Frente para la Victoria y los tres votaron distinto. Uno lo hizo por la destitución (Helio Rebot), otro voto contra la destitución (Sebastián Gramajo) y el tercero se abstuvo (Elvio Vitali). Si bien es cierto que cada legislador vota según su conciencia, no lo es menos que al tratarse de una decisión que afectaba el curso de la política nacional la divisoria debía ser inequívoca. Tal divisoria jamás se materializó.
Ni tiene sentido considerar a lo Fito Paéz que los porteños dan "asco", ni se trata de angelizarlos. Las mieles de la ciudad country, de vivir como si se tratara de una ciudad "civilizada" en un país semisalvaje, integran el imaginario colectivo. Ahora bien, esos valores no son patrimonio exclusivo del macrismo, ni de la UCR, son valores compartidos por la compacta mayoría de la sociedad argentina. Sólo se trata de entender que lo que no se garantiza para todos, no se garantiza para nadie; y que una ciudad sin pobres se puede alcanzar en una sociedad donde la pobreza resulte una curiosidad estadística. «
Los datos del pasado no explican el presente, pero puestos adecuadamente en serie facilitan su comprensión. Recordemos: el 5 de febrero de 1961, durante el gobierno de Arturo Frondizi, se eligió en solitario senador por la Capital Federal. Juan Domingo Perón eligió apoyar a Raúl Damonte Taborda –yerno de Natalio Botana, un furibundo gorila reciclado–, el autor de Ayer fue San Perón obtuvo la insignificante suma de 20.763 votos; en cambio, Alfredo Lorenzo Palacios que hizo campaña con las entonces flamantes banderas de la Revolución Cubana venció con 315.641 sufragios y el respaldo de toda la izquierda.
El viejo dirigente socialista había sido embajador de la Revolución Libertadora, al tiempo que un irredento antiperonista, pero no se trataba de pureza química sino de eficacia política; y Taborda no aportaba ninguna de ambas virtudes, por eso Perón no fue escuchado. Esos no fueron los únicos que desobedecieron "la orden" del general, ya que las 62 organizaciones recomendaron votar en blanco por puro macartismo y don Arturo Jauretche reflotó la histórica sigla del Partido Laborista, para candidatearse sin éxito. El general no olvidaría tan inadecuada decisión, por eso, cuando Ernesto Guevara muere asesinado en Bolivia, durante 1967, no vacila en declarar: "Ha muerto tal vez el mejor de nosotros." Era otro mundo y era otra ciudad, pero siempre hubo y habrá quienes rompan vidrieras y quienes metan presos a los responsables.
No cabe duda de que el huracán del '73 también azotó a los porteños. Héctor J. Cámpora venció el 11 de marzo, sustituyendo a Perón, pero el 15 de abril hubo segunda vuelta para elegir 14 gobernadores y 12 senadores nacionales. La victoria acompañó al Frente Justicialista de Liberación, pero no en todos los casos. El Frejuli había ganado la Capital, obteniendo 645.776 sufragios, contra los 385.292 del radicalismo capitaneado por Ricardo Balbín. No cabía duda de que el tercer peronismo era mayoritario, incluso en un territorio que le había sido adverso, pero la inadecuada elección del candidato volvió a modificar el resultado. Marcelo Sánchez Sorondo (referente del nacionalismo católico al que Perón bautizara jocosamente como parte los piantavotos de Felipe II) fue el responsable de una abrupta inversión de los guarismos, y la UCR terminó obteniendo 934.831 votos, y Sorondo sólo alcanzó los 791.560. Si el candidato hubiera sido por ejemplo el historiador Rodolfo Puiggrós, quien luego sería designado rector de la UBA, probablemente el resultado hubiera sido otro. Más que votar por Fernando de la Rúa, los porteños lo hicieron contra el anacrónico director de Azul y Blanco. Y aun así ese terminaría siendo el origen del capital personal del dirigente radical.
En política electoral la elección de candidatos, tanto para ganar como para perder, no dice poco. El nombre debería sintetizar la bandera. Y la responsabilidad de Néstor Kirchner en la marcha de las elecciones capitalinas, en el reagrupamiento electoral de la derecha, no puede negarse. Así como aseguró la victoria de Aníbal Ibarra contra Mauricio Macri en 2003 (recordemos: Macri ganó la primera vuelta con el 35 por ciento de los sufragios emitidos) pese a que Kirchner había asumido con exiguo caudal, al negarse a respaldar a Jorge Telerman en 2007, tras la catástrofe de Cromañón, dividió el voto progre facilitando que en balotaje Macri terminara alzándose con la victoria. Si en nombre del realismo se aceptaba que gobernadores de menemismo explícito, como el de La Rioja, fueran apoyados para otro turno, rechazar a Telerman en nombre de una imaginaria pureza doctrinal no resultó adecuado.
La peor de las políticas es no tener ninguna. Conviene recordar que Ibarra fue destituido en juicio político. La muerte de 194 jóvenes, en un "accidente" imposible de ignorar, conmovió a los porteños. La comisión que juzgó a Ibarra estaba integrada por 15 miembros, tres del Frente para la Victoria y los tres votaron distinto. Uno lo hizo por la destitución (Helio Rebot), otro voto contra la destitución (Sebastián Gramajo) y el tercero se abstuvo (Elvio Vitali). Si bien es cierto que cada legislador vota según su conciencia, no lo es menos que al tratarse de una decisión que afectaba el curso de la política nacional la divisoria debía ser inequívoca. Tal divisoria jamás se materializó.
Ni tiene sentido considerar a lo Fito Paéz que los porteños dan "asco", ni se trata de angelizarlos. Las mieles de la ciudad country, de vivir como si se tratara de una ciudad "civilizada" en un país semisalvaje, integran el imaginario colectivo. Ahora bien, esos valores no son patrimonio exclusivo del macrismo, ni de la UCR, son valores compartidos por la compacta mayoría de la sociedad argentina. Sólo se trata de entender que lo que no se garantiza para todos, no se garantiza para nadie; y que una ciudad sin pobres se puede alcanzar en una sociedad donde la pobreza resulte una curiosidad estadística. «
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