"La gente quiere ir a trabajar y no tiene con que", apuntó el jefe de Gabinete. Las empresas podrán a disposición los coches para los empleados que quieran prestar el servicio.
En una conferencia junto al ministro de Economía, Axel Kicillof, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, informó que durante una reunión en Casa de Gobierno se le exigió a los empresarios del transporte "una discusión de calidad con los sindicatos del sector", ya que al evaluar el motivo del paro, confirmaron que sólo un 10 por ciento de los empleados de la UTA pagan el Impuesto a las Ganancias. "El Estado subvenciona el transporte en un 70 por ciento para una buena prestación del servicio y no se cumple", apuntó el jefe de ministros.
El jefe de ministros explicó que durante la reunión que mantuvo esta mañana con representantes de las empresas de transporte público no se habló ni de subsidios ni de represalías sino de "una cuestión económica" porque el "Estado es casi socio, aportando el 70 por ciento del subsidio al transporte" con el objetivo de que los usuarios obtengan "una buena prestación de servicio, pero el empresario no lo hace la forma que quisiéramos, no habla con los sindicatos de su sector ni comunica a la prensa la situación".
Asistido por Kicillof, el jefe de Gabinete precisó que se consultó a los empresarios por el impacto que el Impuesto a las Ganancias tiene sobre los salarios de los choferes, representados por la UTA, y destacó que el número ronda el 10 por ciento, un porcentaje similar el del total de los trabajadores registrados que tributan el impuesto.
"La gente quiere ir a trabajar y no tiene con que", volvió a cargar Fernández, quien aseguró que las empresas podrán a disposición los coches para los empleados que quieren prestar el servicio, mientras que el Estado dispondrá una operativo de seguridad en las principales terminales para evitar "casualidades".
El ministro de Economía subrayó la porción pequeña de trabajadores que paga el impuesto y señaló que "si el paro es por Ganancias, un impuesto que afecta a una pequeña porción de los trabajadores, se hace en solidaridad con los que más ganan". Kicillof agregó que si el reclamo fuera elevar el mínimo no imponible, ubicado en los 15 mil pesos, también los beneficios de la huelga serían para una pequeña porción de los trabajadores del transporte y reiteró que este tipo de impuestos se tributa "en la mayoría de los países del mundo".
"Los empresarios nos decían que el paro los afecta. Pero si el paro los afecta y son pocos los trabajadores alcanzados por el impuesto que es el motivo del paro. Entonces, habrá otros motivos", razonó el titular de la cartera de Hacienda.
Más temprano, antes de ingresar a Casa Rosada, el jefe de Gabinete señaló que el gobierno nacional mantuvo un diálogo "todo lo que ha podido" con los gremios y calificó de "incomprensible" el reclamo de las centrales de trabajadores de subir el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias.
"Hemos hablado todo lo que hemos podido y hay una posición de subir el mínimo no imponible incomprensible, y lo hemos explicado en todas las formas habidas y por haber y pareciera que es más una posición política", consideró el jefe de ministros. En ese sentido, insistió con que "es un universo muy chico" de trabajadores el que se ve "perjudicado" por el impuesto a las Ganancias.
Además, Fernández descalificó la propuesta de los precandidatos presidenciales Sergio Massa (Frente Renovador) y Mauricio Macri (PRO) de eliminar el impuesto. "Sí, muy bien, yo soy amigo del Pato Donald. La verdad es que esas estupideces se dicen con muchas ganas y sin saber de qué hablan. No perdamos el tiempo", desestimó.
El jefe de Gabinete adelantó que en la reunión con los empresarios del transporte comenzarán a pensar "medidas de otras características para cuando no se cumplan las condiciones mínimas e indispensables para que se pueda prestar el servicio que nosotros aspiramos se preste". "Hay mucha gente que quiere trabajar y por privarla de transporte no lo puede hacer", sostuvo.
“Vamos a intentar que el impacto del paro sea el menor posible”
El titular de la Federación Argentina de Transportadores por Automotor de Pasajeros (FATAP), Marcelo Lifting, aseguró que los empresarios del transporte harán "todo lo posible para poner a disposición los coches para que la gente pueda ir a trabajar mañana", ante el paro del sindicalismo opositor.
"Desde nuestro sector estamos haciendo todo lo posible para poner los coches a disposición para que la gente pueda llegar a su trabajo y por lo tanto vamos a hacer el esfuerzo necesario para que mañana se pueda prestar el servicio", sostuvo Lifting al retirarse de la Casa de Gobierno.
El dirigente empresario habló con la prensa tras una reunión convocada por el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández y el ministro de Economía, Axel Kicillof, junto a todas las cámaras de empresarios del transporte de pasajeros.
En ese sentido, Lifting señaló que "nuestro esfuerzo estará centrado en poner los coches a disposición de la gente y tratar de que el personal que esté a disposición salga a trabajar en tanto estén dadas las condiciones de seguridad, que es una de las cosas que se les pidió a los ministros".
"Si se presentan a trabajar los empleados, estarán los coches a disposición y vamos a intentar que el impacto del paro sea el menor posible", agregó el empresario.
Lifting agregó que "nosotros creemos que la afectación a los trabajadores del impuesto a las Ganancias tiene bajo impacto, por lo tanto en eso compartimos la opinión del Gobierno en que está afectando entre el 10 y el 15 por ciento de nuestro personal, nada más".
Del encuentro participaron los representantes de todas las cámaras del transporte de pasajeros del país: la CETUA, ACTA, CETRA, FATAP, AAETA, CELADI, CEA, Transporte Vía Bariloche, y CUTUBA, entre otros. Asimismo, por la parte del gobierno nacional participó además el subsecretario de Gestión de la Secretaría de Transporte, Gerardo Otero.
Para la UTA, el paro “lo ha creado el Gobierno”
El titular de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, consideró que "lamentablemente esta situación la ha creado el Gobierno, porque hace cuarenta días que hemos dicho que queremos sentarnos para manifestar este problema y evitar la medida de fuerza". Y agregó: "Hemos logrado hablar una sola vez con el jefe de Gabinete y el ministro de Trabajo, y nos dijeron 'esto queda a merced de la señora Presidente', y así quedamos, todos paralizados".
El titular de la UTA, en declaraciones a radio Del Plata, insistió con que "es el Gobierno el que tiene que buscar la manera" de resolver el conflicto, y resaltó que con el paro están "defendiendo un derecho".
Además, Fernández descartó que el esfuerzo entre el gobierno nacional y las cámaras empresarias del transporte pueda servir para evitar la huelga de mañana. "No va a destrabar nada. Los coches los sacan los conductores, no los empresarios. Nos hubiese llamado a nosotros también, eso es buscar soluciones, no aprietes", aseveró.
Por último, el titular de la UTA admitió que ningún chofer de colectivo "gana menos de 15 mil pesos" por mes, aunque advirtió que "no se trata de si se gana mucho o se gana mucho, sino se trata de estabilizar".
El vicepresidente de la UIA calificó de “inoportuno” el paro
El vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Urtubey, consideró que la "medida es poco constructiva y lamentablemente tendrá incidencia en la productividad del país".
Además, Urtubey indicó que "más allá de que les asiste el derecho a reclamar, los argentinos necesitamos mirar hacia adelante para construir, definitivamente, una industria grande y pujante".
lunes, 30 de marzo de 2015
Ejerció el periodismo a la par de su obra literaria Antonio Di Benedetto, el primer escritor detenido por la dictadura
Dirigía el diario Los Andes en Mendoza, donde desde 1972 había publicado notas sobre la represión policial y los atentados de grupos parapoliciales. "Siempre me negué a ocultar información", dijo. El cautiverio de un profesional que hizo culto de la ética periodística. El exilio y la historia de un hombre que nunca volvió a ser el mismo. Su caso revivió en el "juicio a jueces", actual proceso por delitos de lesa humanidad en Mendoza.
Por Juan Manuel Mannarino
Gentileza Los Andes, Télam e Infojus Noticias
Pocas horas después del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el escritor y periodista Antonio Di Benedetto fue detenido por el gobierno de facto: se lo llevaron del edificio donde funcionaban Los Andes y Andino, los diarios que dirigía. Su colega, Rafael Morán había estado con él horas antes de que lo detengan. “Me están buscando”, le dijo y agregó: “se ve que están mal informados, porque fueron a lo de mi hermana y hace veinte años no vivo ahí”. A los 54 años, el escritor de obras cumbres de la literatura argentina como “Zama”, “El silenciero “y Los suicidas”, y varios libros de relatos, entre ellos “Mundo animal”, sospechaba que las fuerzas represivas lo perseguirían por sus convicciones políticas, pero jamás se imaginó terminar en una celda oscura, aislado de sus familiares y amigos.
Fue uno de los primeros detenidos en Mendoza, donde vivía y trabajaba. Figuraba en la lista de “subversivos” que distribuyeron los jefes de la represión en Cuyo. En el libro “Antonio Di Benedetto, periodista”, de Natalia Gelós, se explica que el escritor había publicado, a partir de 1972, notas sobre la represión policial y los atentados de grupos parapoliciales, fotos de presos e información acerca de procedimientos irregulares, desafiando la censura. Esa línea de conducta fue suficiente para que los represores lo “marquen” como un defensor de la guerrilla: el enemigo ideológico que, a partir de los ´70, fue el blanco del Ejército y de la Triple A.
El Ejército había iniciado una seguidilla de arremetidas contra la prensa. Primero, atacó el Sindicato de Prensa de Mendoza. Más tarde, fue por el “pez gordo” del periodismo mendocino, Los Andes. El jefe de noticias, Pedro Tránsito Lucero, también había sido detenido. Cuando los militares entraron a la redacción, Di Benedetto se descompuso y pidió que no lo sacaran por la puerta principal del diario, sobre la calle San Martín, donde la gente se agolpaba para seguir las novedades en una pizarra. Juan Carlos Schiappa de Azevedo, miembro del directorio de Los Andes, y Osvaldo Lima y el abogado de la empresa, salieron con él por la puerta trasera del edificio. Los tres hombres partieron en un auto que se dirigió al Liceo Militar General Espejo, a cargo del coronel Carlos Horacio Tragant.
Liceo Militar General Espejo
El ex juez Miret, imputado en la Megacausa Mendoza
Por Juan Manuel Mannarino
Gentileza Los Andes, Télam e Infojus Noticias
Pocas horas después del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el escritor y periodista Antonio Di Benedetto fue detenido por el gobierno de facto: se lo llevaron del edificio donde funcionaban Los Andes y Andino, los diarios que dirigía. Su colega, Rafael Morán había estado con él horas antes de que lo detengan. “Me están buscando”, le dijo y agregó: “se ve que están mal informados, porque fueron a lo de mi hermana y hace veinte años no vivo ahí”. A los 54 años, el escritor de obras cumbres de la literatura argentina como “Zama”, “El silenciero “y Los suicidas”, y varios libros de relatos, entre ellos “Mundo animal”, sospechaba que las fuerzas represivas lo perseguirían por sus convicciones políticas, pero jamás se imaginó terminar en una celda oscura, aislado de sus familiares y amigos.
Fue uno de los primeros detenidos en Mendoza, donde vivía y trabajaba. Figuraba en la lista de “subversivos” que distribuyeron los jefes de la represión en Cuyo. En el libro “Antonio Di Benedetto, periodista”, de Natalia Gelós, se explica que el escritor había publicado, a partir de 1972, notas sobre la represión policial y los atentados de grupos parapoliciales, fotos de presos e información acerca de procedimientos irregulares, desafiando la censura. Esa línea de conducta fue suficiente para que los represores lo “marquen” como un defensor de la guerrilla: el enemigo ideológico que, a partir de los ´70, fue el blanco del Ejército y de la Triple A.
El Ejército había iniciado una seguidilla de arremetidas contra la prensa. Primero, atacó el Sindicato de Prensa de Mendoza. Más tarde, fue por el “pez gordo” del periodismo mendocino, Los Andes. El jefe de noticias, Pedro Tránsito Lucero, también había sido detenido. Cuando los militares entraron a la redacción, Di Benedetto se descompuso y pidió que no lo sacaran por la puerta principal del diario, sobre la calle San Martín, donde la gente se agolpaba para seguir las novedades en una pizarra. Juan Carlos Schiappa de Azevedo, miembro del directorio de Los Andes, y Osvaldo Lima y el abogado de la empresa, salieron con él por la puerta trasera del edificio. Los tres hombres partieron en un auto que se dirigió al Liceo Militar General Espejo, a cargo del coronel Carlos Horacio Tragant.
Liceo Militar General Espejo
El caso en el “Juicio a los jueces”
Su caso salió a la luz en los últimos juicios de lesa humanidad en Mendoza. Mientras lo detuvieron en el diario –según varios testigos, “él era el blanco del operativo militar”-, otros militares le allanaron la casa. Luci, su hija, y Carmen, su hermana, lo buscaron por todos lados, sin recibir respuesta. A Di Benedetto lo alojaron en un sitio apartado del resto de los presos. Según el abogado querellante Pablo Salinas, allí llevaron a los dirigentes políticos y gremiales más importantes de la región. “A los militantes de base los llevaban al D2. Y a los que consideraban de mayor rango, al Liceo Militar. Entre otros, ahí estaba Ángel Bustelo, dirigente del partido comunista que declaró en el juicio a las juntas”, contó a Infojus Noticias y comentó que, en el actual “juicios a jueces”, donde están siendo juzgados cinco ex magistrados del poder judicial –entre los que están Luis Miret y Otilio Romano-, el caso Di Benedetto reapareció en los testimonios de testigos que lo vieron en cautiverio.
Salinas sostiene que Di Benedetto fue parte de un grupo de periodistas críticos que no garantizaban a los militares la posibilidad de manejar los medios de comunicación. A él lo golpearon, lo torturaron y lo incomunicaron. “Su caso permite entender no sólo la necesidad de silenciar a la prensa, sino la de colocar alfiles para controlarla. No hacía falta ser un militante político, sólo con ser una persona honesta, éticamente correcta y con profundas convicciones morales, como lo fue Di Benedetto, para ganarse el odio de los militares”, señaló.
El cautiverio
Benedetto pasó seis meses detenido en Mendoza. Del Liceo lo trasladaron al pabellón 11 de la Penitenciaría local. El 26 de mayo de 1976 fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En una de las audiencias del “juicio a jueces”, Pedro Tránsito Lucero, declaró que los militares se ensañaron con él: lo quemaban con cigarrillos, lo apaleaban y lo pateaban. Otros testigos dijeron que Di Benedetto no hablaba, que estaba ensimismado, pero que cuando miraba cómo torturaban a los demás, se acercaba a las víctimas y las contenía.
En una de las audiencias del juico, Lucero contó que “el teniente Ledesma solía venir a las requisas a mitad de la noche a sacarnos desnudos al patio. Recuerdo que Antonio una vez gritó ´guardia´. Ahí estaba todo el personal del ejército y dijo ´yo estoy enfermo´. Le contestaron, “morite viejo de mierda si eso es lo que queremos”.
Su caso salió a la luz en los últimos juicios de lesa humanidad en Mendoza. Mientras lo detuvieron en el diario –según varios testigos, “él era el blanco del operativo militar”-, otros militares le allanaron la casa. Luci, su hija, y Carmen, su hermana, lo buscaron por todos lados, sin recibir respuesta. A Di Benedetto lo alojaron en un sitio apartado del resto de los presos. Según el abogado querellante Pablo Salinas, allí llevaron a los dirigentes políticos y gremiales más importantes de la región. “A los militantes de base los llevaban al D2. Y a los que consideraban de mayor rango, al Liceo Militar. Entre otros, ahí estaba Ángel Bustelo, dirigente del partido comunista que declaró en el juicio a las juntas”, contó a Infojus Noticias y comentó que, en el actual “juicios a jueces”, donde están siendo juzgados cinco ex magistrados del poder judicial –entre los que están Luis Miret y Otilio Romano-, el caso Di Benedetto reapareció en los testimonios de testigos que lo vieron en cautiverio.
Salinas sostiene que Di Benedetto fue parte de un grupo de periodistas críticos que no garantizaban a los militares la posibilidad de manejar los medios de comunicación. A él lo golpearon, lo torturaron y lo incomunicaron. “Su caso permite entender no sólo la necesidad de silenciar a la prensa, sino la de colocar alfiles para controlarla. No hacía falta ser un militante político, sólo con ser una persona honesta, éticamente correcta y con profundas convicciones morales, como lo fue Di Benedetto, para ganarse el odio de los militares”, señaló.
El cautiverio
Benedetto pasó seis meses detenido en Mendoza. Del Liceo lo trasladaron al pabellón 11 de la Penitenciaría local. El 26 de mayo de 1976 fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En una de las audiencias del “juicio a jueces”, Pedro Tránsito Lucero, declaró que los militares se ensañaron con él: lo quemaban con cigarrillos, lo apaleaban y lo pateaban. Otros testigos dijeron que Di Benedetto no hablaba, que estaba ensimismado, pero que cuando miraba cómo torturaban a los demás, se acercaba a las víctimas y las contenía.
En una de las audiencias del juico, Lucero contó que “el teniente Ledesma solía venir a las requisas a mitad de la noche a sacarnos desnudos al patio. Recuerdo que Antonio una vez gritó ´guardia´. Ahí estaba todo el personal del ejército y dijo ´yo estoy enfermo´. Le contestaron, “morite viejo de mierda si eso es lo que queremos”.
El ex juez Miret, imputado en la Megacausa Mendoza
En la cárcel, los presos tenían oportunidad de acceder al diario Los Andes. Formaban una ronda alrededor de quien leía en voz alta. Di Benedetto escuchaba atentamente las noticias, pero sin participar demasiado. Pudo comprobar amargamente que el matutino no había publicado nada sobre su detención. Tampoco se enteró que las nuevas autoridades del diario lo habían declarado cesante.
“El viejo puteó por primera vez con su terrible voz de bajo profundo”, dijo Fernando Rule, que fue delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y compartió la celda con él. Rule también testimonió en el "Juicio a los jueces". "Di Benedetto fue un gran hombre, un gran escritor, que políticamente entendía poco sobre lo que estaba pasando. Sufrió muchísimo", agregó.
El traslado a La Plata
El Buenos Aires Herald, dirigido por Roberto Cox, fue uno de los pocos medios que publicó de manera sistemática el caso de Di Benedetto. El 19 de mayo de 1976, en el famoso almuerzo en Casa Rosada, Jorge Rafael Videla recibió a Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato. Éste último entregó una lista con once nombres de personas relacionadas con la cultura que estaban desaparecidas. Entre esos nombres, estaba Di Benedetto.
El 27 de septiembre de 1976 un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina trasladó un grupo de presos políticos de Mendoza a Buenos Aires. Allí estaba Di Benedetto y, a su lado, Ángel Bustelo, que más tarde narraría en un libro todo lo sucedido y se referiría al escritor como Suetonio Da Bene. “El silenciero cautivo”, se llamaría su historia. El viaje fue atroz: los obligaban a escupirse entre ellos, atados de pies y manos, y los torturaban.
Lo llevaron a la Unidad 9 de La Plata. Junto a figuras de la política mendocina, fue identificado con una cinta azul. A los marcados, les reservaban los golpes más fuertes. Los castigos se volvieron cotidianamente violentos. Le rompieron los anteojos y sufrió simulacros de fusilamiento.
-Recibí un golpe en la que cabeza que es una preocupación continua, porque desde entonces tengo la impresión de que me afectó, en gran parte, mis capacidades mentales- dijo diez años después al periodista Jorge Urien Berri en una entrevista.
“Siempre me negué a ocultar información”
En octubre del 76, Di Benedetto rompió el silencio y escribió una circular para sus conocidos. Pedía que le llevaran libros que respetaran las indicaciones de los militares: ni pornográficos, ni políticos, ni con dedicatoria. En la circular, defendía su inocencia, pedía que tuvieran confianza en él y mostraba perplejidad ante “esa realidad que le tocaba vivir”. Ante los que lo señalaban como un emisario del ERP o de Montoneros, aclaró que la detención podía haber sido porque, como periodista, “siempre me negué a ocultar información”. En la cárcel, además, había vuelto a escribir. Aunque le destruían los papeles, logró narrar el libro de cuentos “Absurdos”, que luego se publicaría en Barcelona.
La presión internacional para lograr la liberación hizo que los militares revisaran su situación. El 26 de agosto de 1977, mediante un comunicado, el Poder Ejecutivo informó que había dejado sin efecto su detención. Di Benedetto fue el primer caso de un escritor liberado. Al salir de la cárcel, quienes lo conocieron dirían que siguió de algún modo en el encierro. Su matrimonio estaba terminado, su cargo en el diario Los Andes se había esfumado y Mendoza ya no era un lugar habitable para él. Se fue a vivir a Buenos Aires antes de exiliarse. Quiso saber por qué lo habían detenido y consiguió entrevistas en oficinas del Ejército y del Ministerio del Interior. En cada lugar le dijeron que no preguntara, que dejara todo atrás, que agradeciera que estaba vivo. Le mostraron las cartas de apoyo que había recibido del exterior: “No sabíamos que eras tan famoso”, le dijeron.
En diciembre de 1977, el escritor mendocino decidió irse del país. Viajó a París, donde daría clases de literatura hispanoamericana. Allí se haría amigo de Juan José Saer. En el recorrido europeo, pasó también un tiempo en Alemania, donde se frecuentaría con Osvaldo Bayer. Luego, se radicó en Madrid, donde volvió a ejercer el periodismo y escribió ficción. El 23 de marzo de 1984, volvió a la Argentina. Se reencontraría con su hija, a quien no había visto por ocho años. Hasta su muerte, "fueron dos años y medio de no hallarse, de quejarse, de tratar de hacer de la nada una vida nueva. Estuvo a punto de lograrlo", dijo su biógrafa, Natalia Gelós. El 10 de octubre de 1986, murió en una cama de hospital, luego de una agonía tan larga como la espera de su Don Diego en “Zama”.
“Si bien se me devolvió la vida libre, mi situación moral y mi aptitud para el trabajo, con el rendimiento normal anterior a esos hechos, estaba totalmente averiada y desquiciada” confesaría en un programa televisivo, ya recuperada la democracia.
Allí, también, se refirió al periodismo cómplice: “Sé que ha habido defecciones en el periodismo, por su cobardía y por su silencio frente a la dictadura militar”. Y cerró: “Los que me quitaron la libertad, el castigo lo tendrán no sé dónde. Por lo menos, en la decadencia de su nombre”.
El caso de Di Benedetto había quedado oculto entre los expedientes de la represión. Pero su caso apareció en los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), que conserva la Comisión Provincial por la Memoria. Ahora, en los juicios de lesa humanidad en Mendoza, el castigo está llevando un nombre: el de los represores y sus cómplices, que lo secuestraron ilegalmente, lo detuvieron, lo torturaron, le quitaron su trabajo y le arruinaron la vida. Como a los 84 trabajadores de prensa desaparecidos y a los 17 que fueron asesinados por la última dictadura cívico militar.
JMM/LC
Infojus Noticias
“El viejo puteó por primera vez con su terrible voz de bajo profundo”, dijo Fernando Rule, que fue delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y compartió la celda con él. Rule también testimonió en el "Juicio a los jueces". "Di Benedetto fue un gran hombre, un gran escritor, que políticamente entendía poco sobre lo que estaba pasando. Sufrió muchísimo", agregó.
El traslado a La Plata
El Buenos Aires Herald, dirigido por Roberto Cox, fue uno de los pocos medios que publicó de manera sistemática el caso de Di Benedetto. El 19 de mayo de 1976, en el famoso almuerzo en Casa Rosada, Jorge Rafael Videla recibió a Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato. Éste último entregó una lista con once nombres de personas relacionadas con la cultura que estaban desaparecidas. Entre esos nombres, estaba Di Benedetto.
El 27 de septiembre de 1976 un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina trasladó un grupo de presos políticos de Mendoza a Buenos Aires. Allí estaba Di Benedetto y, a su lado, Ángel Bustelo, que más tarde narraría en un libro todo lo sucedido y se referiría al escritor como Suetonio Da Bene. “El silenciero cautivo”, se llamaría su historia. El viaje fue atroz: los obligaban a escupirse entre ellos, atados de pies y manos, y los torturaban.
Lo llevaron a la Unidad 9 de La Plata. Junto a figuras de la política mendocina, fue identificado con una cinta azul. A los marcados, les reservaban los golpes más fuertes. Los castigos se volvieron cotidianamente violentos. Le rompieron los anteojos y sufrió simulacros de fusilamiento.
-Recibí un golpe en la que cabeza que es una preocupación continua, porque desde entonces tengo la impresión de que me afectó, en gran parte, mis capacidades mentales- dijo diez años después al periodista Jorge Urien Berri en una entrevista.
“Siempre me negué a ocultar información”
En octubre del 76, Di Benedetto rompió el silencio y escribió una circular para sus conocidos. Pedía que le llevaran libros que respetaran las indicaciones de los militares: ni pornográficos, ni políticos, ni con dedicatoria. En la circular, defendía su inocencia, pedía que tuvieran confianza en él y mostraba perplejidad ante “esa realidad que le tocaba vivir”. Ante los que lo señalaban como un emisario del ERP o de Montoneros, aclaró que la detención podía haber sido porque, como periodista, “siempre me negué a ocultar información”. En la cárcel, además, había vuelto a escribir. Aunque le destruían los papeles, logró narrar el libro de cuentos “Absurdos”, que luego se publicaría en Barcelona.
La presión internacional para lograr la liberación hizo que los militares revisaran su situación. El 26 de agosto de 1977, mediante un comunicado, el Poder Ejecutivo informó que había dejado sin efecto su detención. Di Benedetto fue el primer caso de un escritor liberado. Al salir de la cárcel, quienes lo conocieron dirían que siguió de algún modo en el encierro. Su matrimonio estaba terminado, su cargo en el diario Los Andes se había esfumado y Mendoza ya no era un lugar habitable para él. Se fue a vivir a Buenos Aires antes de exiliarse. Quiso saber por qué lo habían detenido y consiguió entrevistas en oficinas del Ejército y del Ministerio del Interior. En cada lugar le dijeron que no preguntara, que dejara todo atrás, que agradeciera que estaba vivo. Le mostraron las cartas de apoyo que había recibido del exterior: “No sabíamos que eras tan famoso”, le dijeron.
En diciembre de 1977, el escritor mendocino decidió irse del país. Viajó a París, donde daría clases de literatura hispanoamericana. Allí se haría amigo de Juan José Saer. En el recorrido europeo, pasó también un tiempo en Alemania, donde se frecuentaría con Osvaldo Bayer. Luego, se radicó en Madrid, donde volvió a ejercer el periodismo y escribió ficción. El 23 de marzo de 1984, volvió a la Argentina. Se reencontraría con su hija, a quien no había visto por ocho años. Hasta su muerte, "fueron dos años y medio de no hallarse, de quejarse, de tratar de hacer de la nada una vida nueva. Estuvo a punto de lograrlo", dijo su biógrafa, Natalia Gelós. El 10 de octubre de 1986, murió en una cama de hospital, luego de una agonía tan larga como la espera de su Don Diego en “Zama”.
“Si bien se me devolvió la vida libre, mi situación moral y mi aptitud para el trabajo, con el rendimiento normal anterior a esos hechos, estaba totalmente averiada y desquiciada” confesaría en un programa televisivo, ya recuperada la democracia.
Allí, también, se refirió al periodismo cómplice: “Sé que ha habido defecciones en el periodismo, por su cobardía y por su silencio frente a la dictadura militar”. Y cerró: “Los que me quitaron la libertad, el castigo lo tendrán no sé dónde. Por lo menos, en la decadencia de su nombre”.
El caso de Di Benedetto había quedado oculto entre los expedientes de la represión. Pero su caso apareció en los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), que conserva la Comisión Provincial por la Memoria. Ahora, en los juicios de lesa humanidad en Mendoza, el castigo está llevando un nombre: el de los represores y sus cómplices, que lo secuestraron ilegalmente, lo detuvieron, lo torturaron, le quitaron su trabajo y le arruinaron la vida. Como a los 84 trabajadores de prensa desaparecidos y a los 17 que fueron asesinados por la última dictadura cívico militar.
JMM/LC
Infojus Noticias
domingo, 29 de marzo de 2015
EL PLAN GLOBAL DEL CITI PARA IRSE DE LOS PAISES “MENOS RENTABLES” Bye bye al Tercer Mundo
Ahora que la filial argentina del Citibank ingresó plenamente en terreno de conflicto con las autoridades regulatorias argentinas, no son pocos los que recordaron que la estrategia a nivel internacional de la entidad es la de retirarse de aquellos países en los que la actividad de banca minorista le resulta menos rentable y “concentrarse” (un eufemismo que reemplaza a la figura de un “brutal ajuste global”) en los mercados o países no sólo con mayor peso económico y financiero, sino además en los que el Citi pueda hacer valer en mayor medida su influencia para expandirse sobre la competencia. Eso explica, por ejemplo, por qué decide seguir en México, pese a los variados escándalos que han dañado su buen nombre y sus resultados, y resuelve vender sus negocios en Japón, en donde opera desde 1903. ¿En qué lista estará Argentina dentro de esta estrategia?
En octubre de 2014, hace escasamente cinco meses, el CEO de Citibank a nivel mundial, Michael Corbat, hacía pública la intención de la institución de retirarse del negocio de banca minorista en, al menos, once países. “Localizaremos nuestros recursos limitados allí donde podamos generar mejores retornos para nuestros accionistas”, señalaba ante la prensa. “Creemos que nuestro negocio de banca minorista será más exitoso si se focaliza donde nuestra escala y nuestra red de operaciones nos pueda otorgar una ventaja competitiva.” En un lenguaje endulzado para los inversores, lo que estaba anunciando Corbat era el abandono (o cesión al mejor postor) de sus operaciones en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Perú (seis países latinoamericanos), Hungría, República Checa, Egipto, Japón y la isla de Guam (en el Pacífico Occidental).
Cuatro meses antes, en junio del año pasado, el Citi ya había concretado la transferencia de su negocio de banca minorista, incluido el de tarjetas, de su filial española a favor del local Banco Popular, a cambio del pago de una prima neta de 240 millones de euros. El “paquete” comprendía una cartera de 1,2 millón de clientes y 1,1 millón de tarjetas, con préstamos por 1400 millones de euros. El comprador se haría cargo de los 950 empleados. En el caso de Europa, la estrategia no consiste en un retiro absoluto del negocio, sino en dejar la banca minorista para focalizarse en el negocio de banca corporativa y de inversión (la llamada “de segundo piso”), tal cual como lo había hecho previamente en Alemania, Bélgica y Turquía.
Y apenas dos meses después de que su CEO hiciera pública la estrategia de reducción del banco a escala global, en diciembre pasado, en la semana previa a la Navidad, anunciaba el acuerdo de venta de su banca minorista en Japón a Sumitomo Matsuma Banquina Corp (SMBC). En este caso, el acuerdo incluyó la transferencia de 740 mil clientes y cuentas con saldos en divisas por unos 20 mil millones de dólares. El precio final no se dio a conocer, en tanto las negociaciones recién se cerrarán hacia fines del presente año. A pesar de que el Citi retiene los negocios de banca corporativa en Japón, unos 1600 empleados pasarán a depender del conglomerado SMBC.
El Citi opera en Japón desde 1903, y llegó a ser el principal banco occidental en territorio nipón. Un antecedente adicional interesante es que, además de un nivel de rentabilidad considerado poco satisfactorio para el “bureau” del Citi en Nueva York, es que últimamente venía enfrentando repetidos encontronazos con las autoridades regulatorias de Tokio, que le objetaban no contar con “suficientes sistemas de control interno” para sus operaciones.
Pero, sin dudas, el antecedente más importante que marca el origen de la estrategia del Citibank para achicar y reorientar sus negocios en el mundo ha sido el resultado de la denominada “prueba de estrés” que debió rendir la institución ante la Reserva Federal de los Estados Unidos en 2012. El banco central estadounidense revisó los balances de los principales 19 bancos del país para medir su capacidad de resistencia a un eventual nuevo cimbronazo del sistema financiero mundial, como el soportado en 2008. Reiterando las condiciones ya vividas entonces, la autoridad monetaria simuló una situación de un salto en el desempleo al 13 por ciento, caída en el precio de la vivienda en más de un 20 por ciento y una huida de capitales que redujera a la mitad el valor de sus acciones. Quince de los 19 bancos superaron la prueba, demostrando tener “capital suficiente” para soportar una crisis financiera “grave”. Los medios especializados calificaron los resultados del Citi, en cambio, como un “fracaso impactante”. Las otras tres entidades que quedaron por debajo de la línea de aprobación fueron Sun Trust, Ally Financial y Metlife. Es decir, ninguna otra de las entidades consideradas “grandes bancos internacionales” quedó en el mismo nivel de calificación que el Citi.
Aunque estas pruebas se realizan desde 2009, año inmediato posterior a la crisis y en el que los principales bancos recibieron fuertes subsidios del gobierno estadounidense para mejorar sus estados contables, en marzo de 2012 fue la primera vez en la que los resultados se hicieron públicos. Se asume que las exigencias de ese año fueron mayores a las de los anteriores, porque también se pretendía saber si todos los bancos de primera línea estaban en condiciones de cumplir con normas bancarias más restrictivas. La Fed destacó, en su informe, que 15 de los 19 tenían una posición mucho más fuerte que en años anteriores. El Citi, en cambio, no alcanzó el requerimiento de capital mínimo para enfrentar contingencias. De allí a la política de recortes y de retiro de su presencia en las “plazas secundarias”, no medió más que un paso. Tal cual se repasó, la tarea está en plena ejecución. No es un escenario para nada soslayable en las actuales circunstancias por las que atraviesa la relación del Citibank con las autoridades argentinas.
› OPINION El pacto Citi-Singer
Por Alfredo Zaiat
La filial Nueva York del Banco Nación consulta a un juez de primera instancia, del fuero contencioso administrativo de la Ciudad de Buenos Aires, si tiene que cumplir con el contrato que lo obliga a girar unos pocos dólares aplicables a unos pagos correspondientes a bonistas estadounidenses ajenos a un juicio entre un sujeto público estadounidense con un fondo de inversión argentino con estrategias extorsivas para cobrar. Y el juez a veces la autoriza y en otras no, pero al final sí.
Es un absurdo la situación. Imposible de pensar con un mínimo criterio de equidad jurídica y financiera. Es insólito sin justificación por la existencia de la prórroga de jurisdicción, cuestión que no está involucrada en este asunto de la cadena de pago, sino por el comportamiento disparatado de la entidad financiera ajena al conflicto entre partes. Es lo que ha hecho el Citibank Argentina, y sólo porque se trata de una de las filiales de uno de los bancos más grandes del mundo y porque es estadounidense, con la impunidad que eso significa, su comportamiento es naturalizado como si fuera parte de las reglas de juego de las finanzas. No es así. Lo que hizo el Citi es inconcebible si se evalúa la sucesión de los acontecimientos de un juicio con otros componentes extravagantes. Pero deja de serlo si se analizan los vínculos de negocios y relaciones de poder que se construyen en el estadio de mayor sofisticación de las finanzas globales. Con la última movida, el Citi decidió pasar a jugar como aliado de los fondos buitre que están atacando a la Argentina para cobrar una sentencia por un monto inflado de deuda en default. La arrogancia de estar convencido de que sus acciones están por encima de las leyes argentinas recibió una respuesta inesperada: fue sancionado por la Comisión Nacional de Valores con la suspensión para operar en el mercado bursátil. Fue la respuesta del Gobierno para exponer y neutralizar el pacto Citi-Singer.
El juez Thomas Griesa decidió bloquear el cobro de los vencimientos de intereses de los bonos del canje de deuda en default 2005 y 2010 para forzar a la Argentina a pagar el reclamo de los fondos buitre. Los bonistas del canje quedaron como rehenes. Las entidades financieras encargadas de canalizar el dinero depositado por el país han estado teniendo diferentes actitudes ante la decisión del juez municipal (del distrito sur de Nueva York) de primera instancia. Frente al bloqueo de Griesa, el Citi Argentina le pidió permiso para girar los dólares de bonos con legislación argentina a inversores argentinos y del exterior. Ningún otro banco, en las mismas condiciones del Citi, hizo lo mismo, lo que impidió que Griesa pudiera ampliar su jurisdicción por fuera de Nueva York al resto de los bancos. Sólo el Citi le abrió las puertas. Cuáles fueron las razones de esa decisión involucrando la actividad de la filial argentina, desconociendo la legislación argentina para subordinarse a la estadounidense, todavía no fueron informadas por el banco.
Resulta interesante detallar el recorrido, ya no por los componentes de chicanas jurídicas y efectos financieros, sino como expresión de la forma en que se despliega el poder de las finanzas:
- Griesa bloqueó los pagos a los bonistas a mediados del año pasado.
- En un primer momento, el juez aclaró que esa medida no alcanzaba a los bonos ley argentina.
- Luego de una presentación de los fondos buitre, se arrepintió.
- Entonces, el Citi le preguntó qué debía hacer su filial argentina con los bonos argentinos de sus clientes argentinos.
- Para sumar extravagancias, el juez autorizó al banco en tres oportunidades “por única vez” a canalizar los fondos pagados por Argentina a los bonistas.
- En la cuarta, le negó esa posibilidad.
- El Citi pidió un stay (cautelar) para ganar tiempo y cumplir entonces con el compromiso que tiene con la Argentina y con sus clientes, proponiendo que se retiraba de esa actividad en futuros pagos de intereses de bonos argentinos.
- Griesa le rechazó ese pedido, para después aprobarlo.
- ¿Qué pasó en el medio? El Citi acordó con los fondos buitre liderados por Paul Singer.
- Griesa le brindó entonces luz verde al Citi por pedido de Singer.
De ese modo ha quedado expuesto en forma aún más transparente que el juez hace y deshace en el litigio según los dictados de los intereses de Singer & cía.
La alianza Griesa-Singer ya era conocida; la nueva es la del Citi-Singer. La entidad financiera cambió la posición que expuso en diferentes oportunidades en audiencias del juicio. Había postulado que la orden de Griesa la obligaba a violar leyes argentinas, que era contraria a derecho porque se extralimitaba en su jurisdicción, y que le resultaba de imposible cumplimiento porque no se pueden distinguir los pagos correspondientes a los bonos argentinos del canje de aquellos que fueron emitidos posteriormente, por ejemplo los entregados a Repsol por las acciones de YPF. El Citi había reconocido en sus presentaciones a Griesa que su filial argentina puede ser sancionada por no cumplir con la ley argentina.
Pruebas del cambio de camiseta del Citi se encuentran en las presentaciones que había realizado ante el juez, cuando trataba de convencerlo de que lo que estaba ordenando para favorecer a los buitres lo ponía en una situación vulnerable ante las leyes argentinas. El Citi había afirmado:
- “Si Citibank Argentina no remite a sus clientes los fondos que recibe, tal como lo hará el resto de los custodios, incumplirá la ley bancaria de Argentina.”
- “La República podría revocar la licencia del Citibank Argentina e incluso imponer responsabilidad penal a sus empleados.”
- “La orden del 28 de julio (de 2014) obliga a Citibank Argentina y a sus empleados a violar las leyes de la República Argentina, ya que la única forma de cumplir con la orden del 28 de julio sería exigiendo a individuos en Argentina que actúen en violación de las leyes penales locales.”
La abogada del Citibank, Karen Wagner, le dijo a Griesa: “Aquí, Su Señoría, diré que torna muy claro que el Citibank no debería ser compelido por ninguna medida de esta Corte a violar las leyes bancarias de Argentina. Primero que todo, Argentina tiene un legítimo interés en aplicar sus leyes bancarias. Segundo, no hay razón por la cual Citibank Argentina podría haber esperado que una directiva proveniente de los Estados Unidos le diría que viole las leyes de Argentina”.
Cuando Griesa no autorizó en la cuarta oportunidad y rechazó el stay, el Citibank Argentina informó al Ministerio de Economía que su casa matriz había decidido que su filial disponga de un plan para abandonar el negocio de custodia de títulos en el país. En esa comunicación aseguraba que esa medida iba a realizarse conforme a la ley argentina aplicable a esa actividad “sin perjudicar los intereses de nuestros clientes de custodia bajo sus contratos con esta institución”.
El acuerdo del Citi con los buitres incumplió con esos compromisos, además fue firmado sin conocimiento de las autoridades argentinas. Es aquí donde el equipo económico empieza a sospechar de una vinculación no transparente entre el banco estadounidense y Singer. Un primer indicio fue que, a pesar de que la Comisión Nacional de Valores le había exigido al Citibank Argentina que lo mantuviera informado sobre cualquier novedad en relación con sus actividades como custodio de los bonos ley argentina, la entidad financiera no lo hizo con ese organismo ni con el Banco Central. Firmó el acuerdo con Singer sin comunicarlo previamente a las autoridades. El descargo realizado por el ministro Axel Kicillof cuando se conoció el pacto apunta a que “es contrario a los intereses de los bonistas”.
El pacto Citi-Singer definió que la filial argentina del banco pueda cumplir con la transferencia de los dólares de los intereses correspondientes a los bonos argentinos, a cambio de desistir de la apelación de la orden de Griesa, de abandonar el negocio de custodia y de proveer información a los fondos buitre sobre su accionar en esta situación (plan de salida y comunicaciones con clientes y con la Argentina, para garantizar el cumplimiento de la orden de Griesa). O sea, Singer desplazó a la CNV y al BCRA como autoridad de control de los movimientos del Citi, según se comprometió el propio banco.
Es un pacto extravagante, que Economía lo considera ilegal y propone que sea investigado por “eventual estafa”, porque fue realizado a espaldas de los bonistas y de las autoridades regulatorias competentes de Argentina, pese a las intimaciones recibidas con anterioridad. La CNV dispuso entonces la suspensión preventiva del Citibank para operar en el mercado de capitales local por no actuar de acuerdo con la legislación. Es una medida prevista en el artículo 141 de la Ley de Mercado de Capitales. La CNV consideró que existe una situación de grave peligro e incertidumbre para los tenedores de bonos de deuda reestructurada, que deben recibir el pago de rentas correspondiente a los bonos Par en dólares regidos por legislación argentina, con vencimiento pasado mañana. Como el pacto Citi-Singer, convertido luego en orden de Griesa, aplica sólo al Citibank Argentina significa que deja sin protección al resto de las instituciones que participan en el proceso del pago de los bonos. A la vez, el Citi decidió en forma unilateral, sin consultar a las autoridades argentinas, abandonar el negocio de custodia de los bonos, generando incertidumbre en sus clientes titulares de papeles de deuda. Pero la situación es más compleja porque según el pacto Citi-Singer, la entidad que reemplazaría al banco estadounidense en esa tarea estaría bloqueada por la orden de Griesa, quien sólo autorizó a procesar el pago al Citi. La CNV designó entonces a la Caja de Valores para administrar las cuentas de depósito del Citi para garantizar que el dinero llegue a las cuentas de los bonistas que abandonó el banco. ¿Ahora el Citi le preguntará a Griesa qué tiene que hacer ante la decisión de autoridades que pretenden que se cumplan las leyes de su país? ¿o irá corriendo nuevamente a pedir ayuda al fondo buitre de Singer?
azaiat@pagina12.com.ar› LAS MANIOBRAS DE LOS GRUPOS PRO NETANYAHU CONTRA LA CASA BLANCA Y LA ROSADA Singer auspicia ideas buitres sobre el caso Nisman
Por Martín Granovsky
Una ley de la política dice que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Habría que agregar: no siempre. Barack Obama y Cristina Fernández de Kirchner comparten un adversario cada vez más hostil pero no se acercan. Y eso que el adversario, el buitre Paul Singer, es crecientemente hostil con la Casa Blanca y con la Rosada.
La actividad del presidente del fondo especulativo NML en la Argentina es conocida. Aquí, en cambio, escasea la información sobre qué hace Singer en los Estados Unidos. Un breve rastreo revela que no hay contradicción alguna en sus objetivos en uno y otro país. Los lectores de este diario ya conocen la insistencia de Singer en el gran objetivo de que no haya ninguna regulación en Wall Street. No es que frente a los bancos Obama tenga el coraje de Franklin Delano Roosevelt en 1933, pero hasta las mínimas regulaciones que impuso tras la crisis de 2008 fueron criticadas por Singer como medidas socialistas. Singer tiene, aquí y allí, el mismo objetivo de ganar más dinero. Y al mismo tiempo, allí y acá, busca combatir las regulaciones. Después de todo, su batalla por tumbar la renegociación argentina sobre la deuda es una pelea contra toda forma de participación del Estado y de los Estados en la discusión de las deudas soberanas. Un tema de regulación a escala planetaria.
Su gran eje de controversia en los últimos tiempos fue la crítica a Obama por el diálogo con Irán en paralelo con el apoyo a las fuerzas más nacionalistas y conservadoras de Israel. Y mientras tanto siguió juntando cabezas y recaudadores para que el 20 de enero de 2017 un presidente republicano suceda al demócrata Obama.
La síntesis más gráfica ocurrió cuando Benjamin Netanyahu estaba por hablar ante el Congreso de los Estados Unidos. Momentos antes del discurso el diputado Brad Ashford, demócrata de Nebraska, sintió que algo pesado caía sobre su hombro. Miró hacia arriba y vio una mujer haciendo gestos. Era Miriam Adelson, una megadonante de fondos para los republicanos, y se le había caído una cartera Hermes de cocodrilo. “La devolví sin abrirla”, bromeó Ashford. “¿Llevará cash?”.
La presencia de Adelson y su marido Sheldon era el símbolo de la audiencia que escuchó a Netanyahu, quien como se sabe fue invitado por los republicanos al Congreso contra la opinión de Obama.
En el diario digital The Hu-ffington Post el periodista Paul Blumenthal escribió que los Adelson fueron los mayores contribuyentes tanto a los grupos opuestos a una negociación con Irán por asuntos nucleares como a los PAC, sigla en inglés de los poderosos comités de acción política que recaudan fondos sin límite.
Blumenthal informó quiénes eran los otros tres megadonantes para ambos objetivos. Seth Klarman, de un fondo especulativo. Bernard Marcus, de la cadena Home Depot. Y Singer. Entre el matrimonio Adelson y ellos tres reunieron 11 millones de dólares contra la táctica de resolver el tema nuclear iraní mediante conversaciones y 115 millones de dólares para los republicanos en las elecciones de 2012 y 2014.
El punto no es sólo que donan mucho dinero, sino su capacidad para marcar agenda y diseñar alianzas. Los megadonantes lo hacen financiando ONG. Por ejemplo, la Coalición Contra Irán Nuclear, la Fundación Americana de Educación sobre Israel, Cristianos Unidos por Israel y Fundación para la Defensa de las Democracias. El objetivo es que Obama no pueda negociar por sí mismo y deba consultar al Congreso. Mark Dubowitz, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, incluso llegó a decir que la meta no es discutir sobre proliferación nuclear, sino lograr que el régimen iraní cambie. Más allá de las simpatías o antipatías hacia los ayatolás y de las opiniones sobre el principio de no intervención, el objetivo suena irreal para una potencia intermedia que está lejos de la disgregación como el régimen de Teherán.
No es casual que los republicanos hayan bregado por recibir a Netanyahu y escucharlo una semana antes de las elecciones que terminaría ganando en Israel. El fondo Congressional
Leadership, un super PAC ligado al presidente de la Cámara baja, el republicano John Boehner, recibe el 44 por ciento de sus donaciones sólo de Adelson y Singer. Dos donantes aportan casi la mitad de los fondos de uno de los personajes más influyentes de los Estados Unidos. El mismo Boehner que en enero cursó la invitación a Netanyahu a pesar de la irritación de Obama.
Stop Obama
Singer es uno de los miembros del directorio de Commentary, una revista neoconservadora que tuvo gran importancia en los años ’80, durante las dos presidencias de Ronald Reagan, de 1981 a 1988, y resurgió con los dos mandatos de George Bush, entre 2001 y 2009.
Ya pronunciado el discurso de Netanyahu, el 23 de marzo Commentary publicó un largo editorial con la posición de la revista sobre los vínculos entre los Estados Unidos e Israel. Entre otros puntos señalaba lo siguiente:
n A Obama no le gusta el status especial del que goza Israel en los Estados Unidos no sólo porque su reclamo particular y nacionalista lo ofende ideológicamente, sino porque la popular de Israel en el pueblo americano le pone límites a su libertad de acción.
n Obama quiere poner en peligro la relación con Israel porque desea que haya un Estado palestino y piensa que Israel debe volver a las fronteras de 1967 y terminar con los asentamientos.
n Mientras Obama cree que una entente con Irán reordenará el Medio Oriente, Netanyahu está persuadido de que el día en que Irán tenga la bomba atómica no tardará mucho en provocar un segundo Holocausto.
n Es verdad que Obama no interrumpió el sistema misilístico norteamericano-israelí ni la colaboración entre las autoridades de defensa e inteligencia de los dos países, pero se mostró molesto cuando los israelíes usaron armas para combatir a Hamas en la Franja de Gaza, en 2014, y cortó el suministro de municiones.
n El corazón de la crisis entre los Estados Unidos e Israel es la cuestión iraní. La política de Isis, el Estado Islámico, prueba para Commentary que es razonable inquietarse por los hechos que termina produciendo un islamismo agresivo. Sin embargo, Obama insiste desde 2013 en establecer un diálogo con Irán para negociar el tipo de programa nuclear que Teherán tendría espacio para desarrollar.
n Según Gallup, la simpatía hacia Israel se mantuvo entre los votantes demócratas en el 47 por ciento clásico de los últimos 30 años, mientras que subió al 83 por ciento entre los votantes republicanos y alcanza el 59 por ciento entre quienes no se sienten identificados automáticamente con un partido u otro.
n La conclusión es que si los norteamericanos no desmantelan la política de Obama luego de que éste deje la Casa Blanca, no sólo tendrán un problema en relación con el Medio Oriente, sino que vivirán en medio de las consecuencias espirituales negativas derivadas de un judaísmo estadounidense puesto en peligro.
Buenos Aires, Líbano
En la misma edición del 23 de marzo, Commentary publica un artículo firmado por Ben Cohen y titulado así: “El caso Nisman y el blanqueo de Irán”.
Para Cohen, lo más importante es “por qué murió Nisman”. Sin embargo, luego de esa formulación el artículo no indica causas sino, diría el juez Eduardo Freiler, simples concatenaciones. Textualmente: “Su muerte coincidió con el ascenso de dos tendencias geopolíticas importantes, ambas ligadas al trabajo de su vida: un renacimiento del antisemitismo global y el ascenso de Irán (el probable culpable de la bomba contra la AMIA) como la potencia dominante en Medio Oriente”.
Como antecedente, el atentado a la AMIA no habría sido el primer gran acto de antisemitismo cometido en la Argentina sino una maniobra que no se produjo en vacío, sino en medio de un clima antisemita que caracterizaría las relaciones de la Argentina tanto con el Estado de Israel como con el pueblo judío. Para fundar ese argumento Cohen cita tres hechos: la ayuda de Juan Perón a refugiados nazis, la obligación israelí de secuestrar a Adolf Eichmann para juzgarlo en Jerusalén luego de que el cazador de nazis Simon Wiesenthal dijera que la negativa argentina de arrestar a Josef Mengele debía ser tomada como un test, y el trato “especialmente oprobioso” recibido por los opositores de origen judío entre 1976 y 1983.
El artículo recuerda que en 2007, cuando aún era senadora, Cristina Fernández de Kirchner prometió en un discurso ante el American Jewish Committee que buscaría a los culpables del atentado a la AMIA y los llevaría ante la Justicia. Luego reconoce que tanto Néstor Kirchner como Cristina fueron claros en el reclamo de extraditar a los sospechosos cada vez que hablaron en las Naciones Unidas, pero los critica porque no quisieron escalar el pedido y convertirlo en la ruptura de relaciones o la búsqueda de sanciones contra Irán.
El contexto alegado por Cohen es el mismo del editorial de la revista donde escribe sobre Nisman. Tras citar los atentados de Charly Hebdo y el asesinato de cuatro judíos en París, dice el texto que ante el caso Nisman “los gobiernos occidentales se ven aprisionados dentro de una paradoja que ellos mismos construyeron”. Por un lado, “son cada vez más conscientes de que el antisemitismo constituye una amenaza contra la civilización, y por otro lado están resignados ante el hecho de que Irán, el principal Estado auspiciante del antisemitismo en el mundo, está acumulando un nivel de poder sin precedentes”.
Una relación entre el caso Nisman y esos fenómenos mundiales estaría dada, por ejemplo, por un comentario que, según Cohen, Nisman hizo al columnista del Miami Herald Andrés Oppenheimer: el actual presidente iraní, Hassan Rohani, habría sido uno de los participantes de una reunión secreta de Inteligencia en Teherán para planificar operaciones encubiertas en el exterior, incluyendo la bomba contra la AMIA.
Aunque ya sabe por qué murió, el periodista tiene una sugerencia para descubrir cómo fue la muerte de Nisman y hacer una pesquisa sobre la bomba contra la AMIA. Consiste en rescatar la experiencia del Tribunal Especial para el Líbano formado por la ONU, previa aprobación del Consejo de Seguridad, para investigar el asesinato del primer ministro libanés Rafiq Hariri en 2005. Luego de la muerte de Nisman la fiscal Viviana Fein halló en su departamento de Puerto Madero papeles con la sugerencia de que la Argentina debía llevar el reclamo de que los sospechosos iraníes declarasen al propio Consejo de Seguridad. Cualquier parecido con las ideas de Commentary quizá no sean mera coincidencia.
El juicio en ausencia comenzó en La Haya en 2014 y está en pleno desarrollo. Los inculpados son cuatro miembros de la organización Hezbolá de paradero desconocido. Antes, entre 2005 y 2009, funcionó la Comisión Internacional Investigadora Independiente, también impulsada por el Consejo de Seguridad.
Más allá del debate sobre el acuerdo con Irán –si fue productivo o inútil, si podía ser útil o estaba destinado al fracaso, si es constitucional o inconstitucional–, y más allá de la discusión sobre si el tribunal sobre el Líbano es legítimo, la propuesta de Cohen sólo aporta un nivel de tremendismo tan visible como la omisión de un dato: desde 1983 la democracia argentina no dejó de construir lazos jurídicos de colaboración y obligatoriedad con el sistema interamericano de derechos humanos y con la Justicia internacional humanitaria. Suplirlos con un tribunal especial sería digno de un Apocalipsis que no existe fuera de la mente del sponsor Paul Singer y sus beneficiarios.
martin.granovsky@gmail.comAGUSTIN CETRANGOLO, DE HIJOS, HABLA SOBRE LOS NIÑOS EN EL DIA DE LA MEMORIA “Buscan ser parte de lo que sucede”
Por Ailín Bullentini
Este 24 de marzo fueron niños y niñas quienes sostuvieron la bandera con la consigna que acordaron los organismos defensores de los derechos humanos para encabezar la movilización en conmemoración del Día de la Memoria. También integraron el escenario en la Plaza de Mayo, desde donde Madres, Abuelas, Hijos y Familiares exigieron el juicio a los cómplices civiles de la última dictadura y aseguraron que no permitirían retrocesos en la política de Memoria, Verdad y Justicia. Pidieron gritos de “presente” al micrófono; revolearon los dedos en V. Fueron protagonistas, algo que no planificaron explícitamente sus papás, militantes de Hijos, hijos e hijas de hombres y mujeres torturados y asesinados por el terrorismo de Estado durante la última dictadura. Así lo aseguró Agustín Cetrángolo, integrante de la agrupación. “Pisan la Plaza desde que eran bebés, buscan ser parte, se apropian de lo que sucede”, analizó en una entrevista con Página/12. Con nueve meses, su beba, Ana Casandra, participó por primera vez de la movilización de los 24 de marzo el pasado martes.
–¿Por qué llevan a sus hijos a las marchas?
–Hace bastantes años que Hijos marcha con sus propios hijos, encabezando o no, pero desde hace mucho que lo hacemos. Como simples padres, creo que lo hacemos por una cuestión natural que se fue dando en las marchas de los 24 (de marzo) desde la que se recordó los 30 años del golpe, cuando se produjo un cambio... desde ese día las marchas comenzaron a recibir más y más familias enteras, a vecinos de la ciudad que se acercaron solos, yo los llamo independientes, y se convirtieron en un encuentro alegre. Entonces, el ámbito permite pensar en la presencia y el protagonismo de los chicos. Este año, como en anteriores, ellos encabezaron esta movilización y eso, en el fondo, plasma el cómo nosotros entendemos la lucha: el futuro por delante. La transformación de la sociedad en una más feliz tiene que ver con pensar en nuestros hijos.
–Claro, pero ustedes son militantes por los derechos humanos, hermanados con la consigna histórica de las movilizaciones de cada 24. ¿Es especialmente importante la presencia de sus hijos en la calle?
–Claro, sí lo que es. En lo personal, esta marcha fue especial ya que fue la primera que comparto con mi hija, Ana Casandra, que es un bebé. Estar marchando con nuestros propios hijos sintetiza muchas cosas. Nosotros estamos ahí por la ausencia de nuestros padres, para repudiar al terrorismo, que se los llevó para siempre y para reivindicar su lucha; nosotros no nos pudimos criar con nuestros padres por su lucha, por la lucha que decidieron dar los mataron, esa lucha que era por un futuro mejor para todos. Para nosotros, sus hijos, y para los otros, para dejar el país mejor. Entonces nosotros reivindicamos eso, desde pibes. Pero una cosa es el planteo y la convicción desde lo ideológico, como militantes, y otra es el llevarlo a la práctica. Nuestros hijos son ese futuro, el que nuestros viejos querían ver mejor. Mi hija en mis brazos vivió en esa marcha el producto de la lucha de mis viejos y el de la mía por sostener la de ellos. Es un plano fuerte, es potencia pura.
–¿Qué pensás que le pasa a ella, al resto de los hijos de los Hijos en esas movilizaciones?
–A los chicos los ves muy felices. Llevan las fotos de sus abuelos en camisetas, en pancartas. Ves cómo interactúan entre ellos, cómo se cuidan y cuidan de los símbolos de la marcha y de la lucha: entienden de qué va la cosa, saben para qué están caminando, ir a la Plaza de Mayo ese día no es como ir a jugar a la pelota a cualquier plaza. Sin embargo, lo viven con naturalidad y con alegría, y a mí me conmueve ver lo reparador que es ese momento para todos nosotros, para las abuelas, y también para la gente que no tiene víctimas directas del terrorismo. Desde lo familiar hay una reparación muy fuerte, pero la gente ve a los chicos activos y también les pasa algo. Se nota. En lo personal, me pasó algo contradictorio que lo saldé finalmente en la Plaza, con Anita en brazos. Antes de marchar, me empecé a preguntar sobre la lucha de nosotros como padres, que es algo que indefectiblemente maman nuestros hijos, y sobre hasta qué punto es uno el que tiene la necesidad de que así sea y hasta dónde son ellos los que tienen que elegir. Como decís, Ana tiene nueve meses. “¿Querrá ir o preferirá quedarse gateando en casa?”, me preguntaba. Y la verdad es que no pude creer lo que se divirtió el martes: aplaudió, cantó, fue una parte activa de la alegría y el amor que hubo. De hecho, estoy seguro de que se conmovió con los gritos de “presente”, lo sé por los gestos que hizo. No se asustó... Fue un día muy largo, no lloró en ningún momento y se volvió contenta. Luego durmió 12 horas seguidas. Entonces, me quedo con esa sensación y pierdo el miedo a proyectar temores. Saber eso me enamora más de mi hija y a la vez de esta lucha, porque no tengo dudas de que ella, como el resto de los hijos de Hijos, harán su camino, pero allí la lucha mía y la de sus abuelos estará presente. Es una historia que se transmite de generación en generación.
–Ana es bebé, tiene nueve meses. Si las marchas tuvieran un carácter de resistencia, más parecidas a lo que fueron las de los ’90, ¿seguirías llevándola?
–Y, la verdad es que la reparación de justicia que hemos tenido fue fuerte y cambió mucho el panorama. Porque nosotros, los hijos, las madres, las abuelas, los nietos, marchamos con el dolor que aún genera la ausencia, pero también con la alegría de la reparación y con un sentimiento profundo de agradecimiento. La situación sería otra sin los juicios o sin saber que los torturadores de los abuelos de los chicos están presos o procesados. No lo pensamos en términos de participación de ellos en las marchas, de todos modos. Pero hay algo que compartimos todos los compañeros que son padres: nuestras historias fueron difíciles porque no todos tuvimos una abuela que resistió 30 años, porque a algunos les fue complicado hablar del tema y a muchos otros procesarlo con la familia. Entonces, cualquiera de los integrantes de Hijos sabe lo importante que es la participación de los seres queridos en esta historia. Tomamos medidas de seguridad, pero no es algo que podamos negarle a nuestros hijos. Eso está fuera de debate.
–¿Cómo les hablan a los chicos de sus abuelos, de lo que les pasó?
–Yo todavía no le hablo a Anita. A veces recorremos la casa y vamos viendo las fotos y en ellas está mi viejo. Ella, además, tiene a su abuela, que es una sobreviviente del terrorismo, entonces la historia la tiene viva en ella también. Creo que estoy esperando a que empiece a hablar para poder narrarle sobre mi viejo. Sé que me voy a conectar con ella desde ese lugar, desde el lugar del relato. En cuanto a eso, al triángulo que formo con mi hija y mi papá, tuve una sensación muy fuerte de llegar a la marcha con Anita en el cochecito y empezar a andar. Sentí que estaba hablando a mi papá, que le estaba diciendo “es por esto, pa. Acá está tu nieta marchando”. Esta primera marcha fue contarle a él que nada fue en vano. Y estoy seguro que a Ana le quedó grabada también.
LA DECLARACION PATRIMONIAL DE NISMAN NO EXPLICA SUS VIAJES Y GASTOS NI ADMITE SUS PROPIEDADES La vida en negro del fiscal
Por Raúl Kollmann
Nada. A lo largo del formulario de once páginas de su última declaración jurada patrimonial pública, el fallecido fiscal Alberto Nisman dice no tener prácticamente nada: sólo una casa en un country, a medias con su ex esposa, Sandra Arroyo Salgado. Pero fuera de eso no posee otras propiedades, ni auto, ni cuentas, ni ahorros, ni inversiones, ni dinero en cajas de seguridad ni, mucho menos, la cuenta en Nueva York que se le conoció en estos días, en el banco Merrill Lynch. La declaración de bienes de Nisman está tan pelada que nada explica cómo hizo para solventar los viajes al Caribe de noviembre, acompañado por Florencia Cocucci y otra joven, o el periplo por Europa de enero de 2015. La hipótesis de que a Nisman lo podrían haber matado por un conflicto económico –expuesta por Arroyo Salgado– no muestra tener anclaje en su declaración oficial. Más verosímil, en cambio, es que Nisman manejaba enormes recursos en negro.
Trámite
Página/12 se presentó la semana pasada en la Mesa de Entradas del Ministerio Público Fiscal y entregó un escrito en el cual reclamó tener acceso a la información contenida en la declaración jurada de Alberto Nisman, según lo establecido por la Ley 25.188 de Etica Pública. El trámite es personal. Tras llenar un formulario, días más tarde, la Procuración entregó –era su obligación– una copia de la declaración, por Resolución 799/15. Se trata de la declaración realizada en 2014, pero que abarca todo el período comprendido entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 2013.
Cuenta
Por supuesto que el primer interés estaba en saber si Nisman tenía declarada la cuenta que manejaba en el Merrill Lynch de Nueva York. Fue la propia Arroyo Salgado quien sacó a la luz esa cuenta sugiriendo que podía ser motivo de un conflicto económico con el informático Diego Lagomarsino que, asombrosamente, figuraría como co-titular. La ex esposa de Nisman contó que el fiscal abrió la cuenta a nombre de Sara Garfunkel, la madre del fiscal, y de su hermana, Sandra Nisman, pero que en el Merrill Lynch dijeron que también Lagomarsino figuraba como titular.
En un escrito presentado por el abogado del informático, Maximiliano Rusconi, Lagomarsino confirma que aceptó ser co-titular, a raíz de un pedido que le hizo Nisman durante 2013. De todas maneras, quien retuvo todo el control de la cuenta fue Nisman, ya que figuraba como apoderado, es decir la persona que podía depositar o retirar fondos. Según la declaración de Lagomarsino, el dinero de la cuenta del Merrill Lynch se utilizaba para inversiones inmobiliarias en Miami. No está comprobada, pero la versión es que en la cuenta había un saldo de unos 600.000 dólares y, según dijo Arroyo Salgado, la mamá o la hermana del fiscal le contaron que ese dinero estaba destinado a las hijas en caso de que a él le pasara algo. La documentación de la cuenta, incluyendo los resúmenes de movimientos y saldo, llegaba a la dirección de la calle Roosevelt, en la que vive Sara, la madre de Nisman.
En el escrito de Rusconi, Lagomarsino le informa a la fiscal Fein que él firmó sólo dos transferencias en este año y medio, cada una por 2500 dólares. El informático sostiene que fue dinero enviado a Uruguay para pagar las expensas de un terreno ubicado en el vecino país.
De tres, cero
En su afán de imponer la hipótesis de que a Nisman lo mataron, Arroyo Salgado abrió una primera caja de sorpresas revelando la cuenta de Merrill Lynch. La jueza no lo dice con todas las letras, pero lo deja traslucir continuamente: acusa a Lagomarsino de haber matado a Nisman por cuestiones de plata. No parece una hipótesis muy verosímil, es difícil que alguien mate a otra persona y deje en la escena un arma registrada a su propio nombre. A esto se agregan los elementos ya conocidos y que orientan el caso más al suicidio que al homicidio: disparo a menos de un centímetro; en un baño chico, casi cerrado; sin rastros de pelea ni lesiones defensivas y con una pistola que Nisman no sólo pidió prestada a Lagomarsino sino también a su custodio de mayor confianza, Rubén Benítez.
Sea como fuere, la revelación de la existencia de la cuenta de Merrill Lynch deja al desnudo tres ocultamientos:
- No está en la declaración jurada la propia cuenta de Merrill Lynch.
- No están declaradas las inversiones inmobiliarias en Miami, que supuestamente son en sociedad con familiares del fiscal.
- No está declarado el terreno en Uruguay ni se sabe a nombre de quién está.
La fiscal Fein pidió datos sobre la cuenta de Nueva York, lo que seguramente será cursado –o ya se cursó– a través de un
exhorto a la Justicia norteamericana. Es de interés para el expediente saber los movimientos en esa cuenta y si existen allí motivos de algún conflicto. Por ejemplo, que hubiera una cifra importante retirada por alguien y que eso haya provocado algún enfrentamiento. La experiencia es que la Justicia de Estados Unidos es poco proclive a colaborar con información de ese tipo y tal vez esté aún menos apurada en aportar datos de un fiscal que visitaba tan habitualmente la embajada de la avenida Colombia.
Cuatro renglones
En las 11 páginas del formulario de la declaración jurada, además de los datos de nombre, apellido, el DNI y el número de legajo 21.358, sólo aparecen cuatro renglones llenos. En el capítulo que tiene que ver con bienes situados en el país, en dos renglones, figura la casa que tiene, a medias con Arroyo Salgado, en un tradicional country del partido de Pilar.
De ahí para abajo, aparece todo vacío. Nisman declara que no tenía auto (ver aparte) ni participación en empresas ni bonos ni acciones ni fideicomisos ni joyas, objetos de arte ni ningún bien superior a 20.000 pesos.
El formulario de declaración jurada contempla también un detalle de “bienes situados en el exterior”. Ahí tampoco hay nada de nada: ni propiedades ni vehículos ni créditos ni depósitos en dinero ni títulos o acciones ni participaciones societarias.
Los únicos otros dos renglones en los que Nisman declaró algo están referidos a tarjetas de crédito. El fiscal escribió que tiene a su nombre dos, una Visa y una American Express.
Finalmente, declara que no integra ninguna fundación o asociación.
Dinero
En toda la declaración jurada no hay ninguna referencia a dinero ahorrado o a cifras que pudieran estar guardadas en las cuatro cajas de seguridad personales que Nisman tenían contratadas (ver aparte). Eran tan personales, que además de él mismo, la única que tenía acceso a ellas era su madre, Sara. O sea que allí no guardaba documentación de la Fiscalía –había una caja en la Unidad AMIA– sino papeles, instrumentos financieros y dinero propio.
Tampoco surge de la declaración que tuviera algún ingreso extra. Por supuesto que no figura nada de lo denunciado por Lagomarsino, quien puso por escrito que Nisman le dio el contrato en la Fiscalía por 41.000 pesos mensuales pero que él le reintegraba la mitad al fiscal todos los meses. Se ha dicho equivocadamente que ese dinero se depositaba en Nueva York, algo que este diario nunca afirmó. Esa plata se le hacía llegar a Nisman mediante un depósito o en efectivo, un detalle que Lagomarsino no aportó hasta ahora.
Los enormes blancos de la declaración tampoco permiten entrever de dónde salía el dinero para sostener un nivel de vida más que llamativo. Nisman tenía un sueldo muy alto, pero se menciona, por ejemplo, que el alquiler en Le Parc era de 30.000 pesos mensuales, aunque el departamento –según parece– pertenece al padre de una de las chicas de la Fiscalía. Tampoco queda claro con qué ingresos se solventaban los viajes al Caribe: el periplo con Cocucci y la otra joven costó, sólo en pasajes en primera a Cancún, 12.000 dólares. Habrá que agregar las estadías. A esto se suma también el viaje a Europa, como siempre en primera, todo en menos de 60 días.
Oscuridad
De la declaración jurada de Alberto Nisman no surge nada que dé base a la hipótesis de- sarrollada por Arroyo Salgado de que a Nisman lo mataron por un conflicto económico. Es cierto que esa declaración no parece tener vínculo con la realidad: hay un mundo económico del fiscal que está en la oscuridad.
Desenredar la madeja de cuentas, inversiones, desarrollos inmobiliarios, terrenos, reintegros y cajas de seguridad que no se saben qué contuvieron, no será cosa fácil. Y habrá que ver hasta dónde querrá llegar Fein.
En principio, la lógica es que la fiscal se concentre primero en determinar si hubo suicidio u homicidio, empezando por concretar la junta médica que le obstaculizó la querella que lidera Arroyo Salgado.
El siguiente paso seguramente estará en terminar la pericia informática, de la que deberían surgir datos de la hora en que Nisman usó los celulares y las computadoras, y si hay algo que oriente en el dilema suicidio-homicidio.
Casi al mismo tiempo, se están relevando las imágenes de las cámaras de seguridad de Le Parc, para ver si entró alguien extraño al edificio y si Lagomarsino salió a la hora que dijo haber salido.
Por último, el plan es convocar luego a una audiencia con criminalistas para hacer el análisis de cómo fue la mecánica del hecho.
Con todos los elementos en la mano, Fein es posible que le cambie la calificación al expediente, saliendo de la que tiene hoy: muerte dudosa.
En el berenjenal parece poco probable que la fiscal pueda usar la declaración jurada para algo. Tiene muchísimo más de engaño que de realidad.
raulkollmann@hotmail.com
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