miércoles, 18 de marzo de 2015
Desestimaron la denuncia del fiscal Germán Moldes contra la Procuradora General del Tesoro
En una resolución a la que Télam tuvo acceso, Casanello afirmó que “puede gustar o no la presentación (de Abbona), puede ser considerada inoportuna, sin mérito o inconveniente, pero de ningún modo puede negarse que refleja un interés administrativo, o, por la inversa, afirmarse que refleja un aprovechamiento privado –particular- de los trabajos y servicios del Estado”.
Se constituye la Comisión Investigadora del banco HSBC
En diálogo con Radio Nacional, el legislador Carlos Heller afirmó que “esta es la punta del iceberg, porque el tema es muchísimo más grande” y agregó: “la Argentina, los países de la región, y en general los países en vías de desarrollo, han sido permanentemente objeto de un enorme daño producto de la fuga de capitales”.
A propósito de la Comisión Investigadora, Heller sostuvo que “no es específica para analizar el tema del HSBC, sino para analizar la conducta sistémica que ha permitido que este tipo de cosas sucedan”.
La presidencia de esta Comisión estará a cargo del diputado nacional del FPV, Roberto Feletti y estará integrada por los legisladores Carlos Heller, Luis Cigogna, y Ricardo Buryaile. Hasta el momento el Frente Renovador no confirmó quien será su integrante en la misma.
MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA Identifican a seis desaparecidos, entre ellos al periodista Eduardo Ramos
A partir de muestras óseas recogidas en el Pozo de Vargas, el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó a seis personas desaparecidas en 1976 y 1977. Entre esos restos están los del poeta y trabajador de prensa José Eduardo Ramos, secuestrado junto a su esposa.
La Justicia confirmó que los restos encontrados en el Pozo de Vargas corresponden a seis víctimas del terrorismo de Estado. Entre ellos se encontraban los del periodista y poeta Eduardo Ramos. Los restos habían sido rescatados por el Colectivo Arqueología Memoria Identidad Tucumán (Camit) y fueron analizados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Con estos hallazgos, ya son por lo menos 30 las víctimas que pasaron por ese centro clandestino de detención y se logró identificar.
A menos de una semana de cumplirse 39 años de la última dictadura cívico militar, la Justicia Federal informó que los restos corresponden a Domingo Valentín Palavecino, secuestrado el 11 de marzo de 1977; Ramón Oscar Bianchi, secuestrado el 14 de abril de 1976; Ramón Antonio Ortiz, secuestrado el 1 de mayo de 1976; Samuel Gerónimo Romero, secuestrado el 27 de enero de 1976; Santiago Omar Vicente, secuestrado el 2 de febrero de 1976, y al periodista y poeta José Eduardo Ramos, secuestrado 2 de noviembre de 1976. El juez federal Fernando Poviña ya notificó el hallazgo a sus familiares.
El Pozo de Vargas funcionó como una fosa clandestina durante la dictadura. Está a siete kilómetros de la Plaza Independencia, en el departamento de Tafí Viejo. Tiene una profundidad de 30 metros y las excavaciones empezaron hace diez años. A diferencia de otros restos extraidos de fosas, esta vez el Equipo Argentino de Antropología Forense trabajó sobre muestras óseas y no sobre esqueletos, un proceso de reconstrucción de mayor complejidad por la degradación.
El poeta y trabajador de prensa José Eduardo Ramos tenía 21 años, cuando fue secuestrado junto a su esposa, Alicia Dora Cerrota (24) en su vivienda en San Miguel de Tucumán. Ramos era periodista del diario Noticias y de Canal 10.
Según los testimonios de sobrevivientes, estuvo detenido en la Jefatura hasta el 1 de septiembre de 1977. Alicia fue vista en el mismo lugar en junio de 1977 y estaba embarazada. Se estima que dio a luz durante su cautiverio.
Eduardo era el segundo de cinco hermanos. A los 14 años ya había ganado premios de poesía. Sus familiares y amigos lo llamaban “El Pollo”. De contextura atlética, nunca había demostrado interés en los deportes. Usaba anteojos desde los 6 años, le gustaba mucho leer y desde muy joven se convirtió en un intelectual.
Mientras estudiaba en la escuela de Agricultura, ganó dos premios de poesía en concursos organizados por la Universidad Nacional de Tucumán. Rindió el último año libre del secundario para tener más tiempo para sumergirse rápidamente en el mundo del periodismo. Empezó ayudando a su padre, que trabaja en el diario Crónica.
Su hermana Ana tenía 14 años cuando lo secuestraron. Lo describe como una persona apasionada: “En la forma de vivir, de relacionarse, era vehemente con lo que pensaba y sentía. Se caracterizaba por su creatividad, por su capacidad. Y, antes que nada, era un autodidacta que se mostraba con crudeza en sus poemas. Ahí está lo que sentía”, dice. Ana recuerda que su hermano siempre actuó en defensa de los trabajadores y de la vida. “Defendía la libertad de pensamiento, pero no militaba en ningún partido. Era simplemente un muchacho solidario”.
Patricia, otra de las hermanas, dijo a Télam que tuvo la sensación de que se “hizo justicia”, y que las “instituciones se ocuparon de algo tan vital como el hecho de que las víctimas de la dictadura dejen de ser desaparecidos. No poder hacer el duelo por ellos es muy doloroso y antinatural”. Pedro Ramos, su hermano varón, consideró que “por primera vez tuvimos la sensación de que hay un aparato oficial de la Justicia trabajando de buena fe, para condenar los delitos de lesa humanidad”.
“No sentía miedo y eran tiempos duros”
“No sentía miedo y eran tiempos duros”
Marta Rondoleto, también periodista y militante activa en defensa de los Derechos Humanos, destacó el compromiso de Ramos. “No sentía miedo y eran tiempos muy duros. Tenía una habilidad fenomenal para hacer entrevistas y dejar en evidencia a varios personajes”, dice.
A principios de 1976, los militares ya realizaban intervenciones en Canal 10 pero la situación de Ramos emperó con la llegada del “cabo Sabino”, quien supuestamente realizaba tareas de “seguridad”. Rondoleto recuerda que el periodista tuvo problemas desde un comienzo con Sabino. Entonces Ramos conducía un programa de interés general en la pantalla tucumana, del que participaban políticos locales. En uno de los programas se produjo un fuerte debate que derivó en una discusión a golpes de puño en los pasillos. Allí Ramos escuchó la primera amenaza de muerte.
Los hermanos coincidieron en que aquellas épocas eran muy difíciles: “Él sabía lo que estaba pasando, que estaban asesinando gente” dijo Patricia a Télam. Y señaló como hecho clave de su desaparición cuando Eduardo se negó a cumplir con un pedido de los militares para que armara una nota que debía ser emitida en el informativo de Canal 10. “Fue el único periodista que subió al cerro con los militares, después del Golpe del 76, allí encuentra compañeros asesinados, los militares arman una escena, lo obligaron a filmar y que arme una nota donde diga que había ocurrido un enfrentamiento para que salga en Canal 10” recordó su hermana. El 1 de noviembre de 1976, cuando ya lo habían despedido del canal, el periodista fue secuestrado en su domicilio en Soldati 226.
El 24 de Marzo, en el marco del Día Nacional de la Memoria, sus familiares plantarán un árbol en memoria del periodista de Canal 10, el acto tendrá lugar en el Pozo de Vargas, a las 11.
Fuente: Infojus.
Mártires de Chamical: Condenaron a prisión perpetua a Ángel Pezzetta por el asesinato de los sacerdotes
El tribunal, integrado por los jueces José Fabián Asís, Juan Carlos Reynaga y Mario Eugenio Garzón, dará a conocer los fundamentos de la sentencia el 21 de abril.
Pezzetta, único imputado en el proceso que comenzó el 20 de noviembre del año pasado, fue encontrado culpable por ser “autor mediato, penalmente responsable de los delitos de privación ilegítima de la libertad calificada por simulación de autoridad pública, dos hechos en concurso real, homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o mas personas en perjuicio de Gabriel Rogelio Longueville” y de “homicidio triplemente calificado por alevosía, por el concurso premeditado de dos o mas personas y ensañamiento en perjuicio de Carlos de Dios Murias”.
La pena contó con la disidencia del presiente del Tribunal, José Fabián Asís, quien se pronunció por la “absolución del imputado”.
Finalmente, el tribunal dispuso que el cumplimiento de la pena “se realice manteniendo su alojamiento en las instalaciones del Servicio Penitenciario Federal, disponiendo su inmediato traslado al Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz”, en la provincia de Buenos Aires.
Mártires de Chamical: Condenaron a prisión perpetua a Ángel Pezzetta por el asesinato de los sacerdotes
El servicio informativo de Radio Nacional difundió la decisión del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja condenó al ex alférez por los delitos de homicidio agravado, privación ilegal de la libertad y tortura cometidos en perjuicio de Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, conocidos como los “Mártires de Chamical”, durante la última dictadura.
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El tribunal, integrado por los jueces José Fabián Asís, Juan Carlos Reynaga y Mario Eugenio Garzón, dará a conocer los fundamentos de la sentencia el 21 de abril.
Pezzetta, único imputado en el proceso que comenzó el 20 de noviembre del año pasado, fue encontrado culpable por ser “autor mediato, penalmente responsable de los delitos de privación ilegítima de la libertad calificada por simulación de autoridad pública, dos hechos en concurso real, homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o mas personas en perjuicio de Gabriel Rogelio Longueville” y de “homicidio triplemente calificado por alevosía, por el concurso premeditado de dos o mas personas y ensañamiento en perjuicio de Carlos de Dios Murias”.
La pena contó con la disidencia del presiente del Tribunal, José Fabián Asís, quien se pronunció por la “absolución del imputado”.
Finalmente, el tribunal dispuso que el cumplimiento de la pena “se realice manteniendo su alojamiento en las instalaciones del Servicio Penitenciario Federal, disponiendo su inmediato traslado al Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz”, en la provincia de Buenos Aires.
Este juicio fue un “residual” del que condenó en 2013 a los represores Luis Fernando Estrella, Luciano Benjamín Menéndez y Domingo Benito Vera también a prisión perpetua por los asesinatos de los “Mártires de Chamical”.
Al elevar a juicio la causa, el fiscal Darío Illanes entendió que Pezzetta, uno de los jefes de la Base Aérea de Chamical, debe responder por este delito por considerar que durante la noche del 18 de julio de 1976, los sacerdotes Murias y Longueville “fueron privados ilegítimamente de su libertad en ese lugar que hacía las veces de sede de Guarnición Aérea de Chamical”.
Allí, según el fiscal, “los sacerdotes fueron sometidos a severo interrogatorio por su militancia, vinculación con (monseñor Enrique) Angelelli, además de ser sometidos a malos tratos y torturas tanto físicas como psicológicas”.
La muerte de los sacerdotes se conoció por los dichos vertidos en sede policial por el ciudadano Julio Carabajal, quien dio cuenta del hallazgo de dos cuerpos a la vera de las vías a la altura del kilómetro 660/650 el 20 de julio de 1976 cuando regresaba de sus tareas habituales de refacción de las vías férreas.
La muerte de los sacerdotes se conoció por los dichos vertidos en sede policial por el ciudadano Julio Carabajal, quien dio cuenta del hallazgo de dos cuerpos a la vera de las vías a la altura del kilómetro 660/650 el 20 de julio de 1976 cuando regresaba de sus tareas habituales de refacción de las vías férreas.
Según la causa, Murías y Longueville “fueron llevados con sus ojos vendados y maniatados hasta la ladera opuesta del terraplén a la vera de la ruta nacional 38 en donde fueron sometidos a disparos con armas de fuego largas y cortas de distintos calibres por varias personas”.
El fiscal agregó en su escrito de elevación a juicio que “los ejecutores actuaron dentro del marco del accionar de las fuerzas armadas durante la pasada dictadura militar y se infiere de tal suerte que la cadena de mando superior a sus ejecutores materiales, encomendaron la labor de inteligencia para llevar a cabo la maniobra al personal de las fuerzas de seguridad que existían en ese momento”.
Los Mártires de Chamical, junto a la Masacre de San Patricio, los asesinatos de los obispos de La Rioja, Enrique Angelelli, y de San Nicolás, Carlos Ponce de León, y del padre Carlos Mugica, son algunos ejemplos de la persecución del terrorismo de Estado a aquellos religiosos católicos que trabajaban para los humildes.
Si bien parte de la Iglesia católica fue cómplice del régimen militar hubo una minoría señalada como los “curas rojos” o comunistas que luchó contra las atrocidades que se cometieron.
Este grupo se caracterizó por la expresa condena a las violaciones de los derechos humanos, la participación en manifestaciones, cartas y homilías públicas contra el accionar represivo, las denuncias al exterior y el acompañamiento a los familiares de desaparecidos.
Según el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, al menos dieciocho sacerdotes fueron asesinados o figuran como desaparecidos, otros diez curas estuvieron presos en la dictadura; treinta fueron secuestrados y derivados a los centros clandestinos de detención y luego liberados; once seminaristas fueron asesinados o figuran como desaparecidos y se cree que son más de medio centenar los católicos laicos víctimas de la represión ilegal.
Uno de los casos que tomó más trascendencia a nivel internacional fue el de las monjas francesas de las Misiones Extranjeras, Alice Domon y Léonie Duquet, cuya desaparición ocurrió en diciembre de 1977, junto a denominado grupo de la Iglesia de la Santa Cruz que integraban las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo.
Hasta ahora, el único miembro de la Iglesia que fue sentenciado por violaciones a los derechos humanos fue el ex capellán de la policía bonaerense, Christian Von Wernich.
LA MALA LECHE
El último tren
Conocí a Sebastián Giménez en las aulas del Normal 1, en el terciario, cuando los dos queríamos ser “maestros”. Y él sacó un carnet con doble ciudadanía: maestro y trabajador social. Hace apenas un año muchos nos topamos con la publicación virtual de su libro: una historia novelada sobre el militante político José Luis Nell, El último tren. Un recorrido por la vida militante de José Luis Nell. Que se descarga acá.
El apellido “Nell” resulta un viaje por las palabras Tacuara, Montoneros, Tupamaros, Lanús, Lucía Cullen, Ezeiza, Rucci… Desde “La mala leche” recomendamos la lectura de esta novela histórica y lo que sigue es un diálogo con el autor.
¿Qué hay en la vida de Nell que te interese? Uno puede destacar algunas aristas: fue Tacuara, fue montonero, pero también fue un disidente de Montoneros…
Lo que me interesa es que José Luis Nell estuvo en todas, como diríamos, de derecha a izquierda, e incluso en Tupamaros de Uruguay. Él comienza en la derecha, pero luego se peroniza y con la Tacuara Revolucionaria encara la primera acción de la guerrilla en la Argentina, que fue el asalto al Policlínico Bancario. En este hecho, Nell mata a dos empleados, hecho que deja una marca en él y en parte se ve reflejado en su militancia posterior. Por eso estuvo preso, y se fugó de la cárcel. También participó en los Tupamaros, donde lo vuelven a detener y logra escapar en la recordada fuga de Punta Carretas. Después retorna y milita en Montoneros, como planteás, y es el líder de la columna sur que recibe los balazos en Ezeiza. Desde este episodio queda cuadripléjico y luego del asesinato de Rucci es uno de los que fomenta la Juventud Peronista Lealtad, junto al padre Carlos Mugica. No comparte la actitud de Montoneros de seguir con la violencia en el marco de una democracia.
¿Hablaste con ex compañeros o amigos o familiares de Nell?
Primero, te quiero aclarar que este libro no hubiera existido sin el documental Los Malditos Caminos, de Luis Barone. El documental aborda la vida de Carlos Mugica, de José Luis Nell y Lucía Cullen, su esposa. Hay numerosos testimonios de militantes y fue una fuente imprescindible para luego empezar a narrar. Entrevisté a Jorge Rulli, compañero de militancia de Nell, que le gestionó una casa de seguridad en Castelar cuando él retornó clandestino desde Uruguay. En esa entrevista, me dijo una frase que me impactó cuando le requerí algunos datos duros que no supo brindarme: “De José Luis no queda nada”. Mi libro, en parte, es quizás la aspiración a que se recuerde algo de esta vida. José Luis Nell solo es nombrado en forma bastante periférica y superficial en libros referidos a los años 70.
¿Qué paralelo hacés entre aquellos años y estos? O entre aquellas juventudes, sindicalismos e izquierdas, y este momento.
Es difícil hacer paralelismos y a veces uno puede ser injusto para unos y para otros. Aquella militancia de los 60 y 70 se desarrolló en el marco de un país gobernado por militares o con gobiernos civiles ilegítimos por la proscripción del peronismo. En la actualidad, tenemos una democracia consolidada y la militancia, si necesita menos coraje que en los años de plomo, es también un ejercicio de creatividad para luchar por lo que falta. Los militantes de hoy, por otro lado, tienen el desafío de enfrentar el desprestigio constante de la actividad política que inculcan ciertos medios de comunicación. En los 70, la actividad política era considerada casi una actividad romántica, idealista. En cambio, hoy el que milita se sumerge muchas veces en una actividad lindante todo el tiempo con cierto tipo de sospecha, censura y asociada al oportunismo. Algo de cierto hay, por supuesto, pero la política sigue siendo la forma de intentar cambiar la sociedad que tenemos utilizando medios pacíficos. No tenemos nada mejor que la política, con sus bemoles y contradicciones.
Fragmento de El último tren…
“…Ahí está la derecha peronista ocupando el Palco. Que se vayan a la puta que los parió, piensan la totalidad de los jóvenes, y también los que lideran la columna sur de Montoneros. A esa masa no la para nadie. Quieren intimidarla con cuatro o cinco patoteros, como si fuera tan fácil. Nadie puede controlar ya nada, ni José Luis Nell ni Horacio Simona que lideran la columna. No son sesenta mil tipos que se van detrás de uno, que esperan una orden. Se organizaron lo más que pudieron, por la seguridad de todos y para no entrar en provocaciones.
Tenemos que estar atentos para que no haya quilombo –dice “Beto” señalando el palco.
Ellos están en el palco. Pero ¿cómo pueden frenar esto? Nadie puede pararlo. Ni nosotros -se encoge de hombros José Luis Nell.”
“Se van a equivocar si llegan a cambiar el rumbo de las políticas de DDHH”
En el marco del acto en donde se declaró “Espacio para la memoria y promoción de los DDHH” al ex centro clandestino de detención de la Comisaría Quinta de la Plata, el Secretario de DDHH de la Nación, Martín Fresneda, habló de la continuidad del proyecto político.
Por Rocío Cereijo
Martín Fresneda, Secretario de Derechos Humanos de la Nación, celebró la decisión política de señalizar los sitios que fueron utilizados como centros clandestinos de detención y destacó la fortaleza que tiene el pueblo a la hora de repudiar cualquier retroceso. Además, habló de la participación civil en la última dictadura cívico militar y de los recientes fallos judiciales que sobreseyeron a Vicente Massot, del diario La Nueva Provincia y a Carlos Blaquier, de Ledesma S.A..
APU: ¿Qué significación tienen este tipo de señalizaciones?
MF: Era una deuda pendiente, nos habíamos comprometido con la provincia (de Buenos Aires) para poder llevar adelante esta política de memoria; que fueron promovidas, en su momento por Néstor Kirchner y luego por Cristina. Que las provincias empiecen a replicar esta política, realmente es muy importante. En este lugar hubo mucha muerte, mucho dolor y hoy tiene que haber vida; hoy tiene que ser la herramienta pedagógica para defender la democracia. Esto lo va a defender el pueblo, lo va a defender la gente. Hoy está la decisión política de un gobierno, mañana tiene que estar este lugar como un lugar defendido por el pueblo. Porque, realmente, a la memoria la defiende el pueblo; debe ser una política de Estado, pero también debe ser defendida por el pueblo.
APU: ¿Qué sucede con aquellos lugares que, al igual que la Comisaría Quinta de La Plata, funcionaron como centros clandestinos de detención y aún siguen perteneciendo a las fuerzas de seguridad?
MF: Como responsable de esa política, por cierto, estamos llevando a cabo la política de señalización; otros los determinamos como sitios de memoria, en función del circuito represivo. La gran mayoría que tenemos consignados están señalizados pero, no todos están como sitios de memoria. Lo importante es dejar las huellas. También, la provincialización, la territorialización de los sitios de memoria es fundamental: hay muchos que dependen de Nación, pero hay otros que dependen de provincia. Por eso, es importante que los gobernadores acompañen una ley nacional que es vinculante a todas las provincias. Vamos a hacer todo lo imposible para llegar al final de la gestión para que todos esos lugares queden consignados, al menos señalizados y muchos con políticas directas de memoria.
APU: Estamos a pocos días de conmemorarse un nuevo aniversario de la última dictadura y es el último acto de un gobierno que impulsó la derogación de las leyes de la impunidad, la reapertura de los juicios. Esta política ¿puede seguir ante un posible cambio de signo político?
MF: La continuidad de los gobiernos depende de continuar las políticas de Estado. Cristina no renueva y muchos, obviamente el 10 de diciembre nos vamos con Cristina. Pero hay que ver cuál es el resultado electoral, y va a tener que ver con la continuidad de las políticas. Creo que Argentina ha tenido una experiencia muy importante, muy interesante, que no tuvieron otros pueblos de Latinoamérica. Doce años de un gobierno con una misma matriz política e ideológica que ha llevado a construir una perspectiva de derechos humanos que hace que lidere en el mundo como resolución de conflictos, por sobre todas las cosas, de impunidad. O sea, en materia de justicia, de memoria y de verdad; porque hay muchos episodios que necesitan que el Estado escuche a las víctimas. Quiero creer, realmente, en lo más profundo de mi corazón que, si hay un cambio de gobierno y de signo político, continúen lo mejor que hicimos. Porque se van a equivocar si llegan a cambiar el rumbo de las políticas de derechos humanos, van a tener al pueblo en la calle y nos van a tener a nosotros encabezando esas manifestaciones, repudiando porque retrocedan. Teorías más auspiciosas y que más éxito tuvieron sobre la continuidad del Estado, creo que deben ser parte de las políticas públicas de la democracia; no puede ser parte de un gobierno y no de otro. Por lo tanto, realmente tengo la expectativa en que la continúen. Me encantaría sentarme con el próximo Secretario de derechos humanos de la Nación a acordar las políticas y poder mostrar que hay madurez en la dirigencia y en los funcionarios públicos. No podemos tener etapas en la historia donde avanzamos notablemente y otras donde bombardean la plaza, dictaduras militares o gobiernos liberales que achican el Estado y le quitan derecho a la gente. Por lo tanto, realmente espero que no suceda lo que la historia nos viene demostrando que sucede.
APU: El presidente de la Corte dijo en varias oportunidades que esta política de Estado llegó para quedarse. Pero, paralelamente a esto, la semana pasada hubo tres casos que van en contra de esto: Papel Prensa, Ledesma y La Nueva Provincia. ¿Cómo se conjugan estas dos fuerzas que colisionan entre sí?
MF: Como abogado, como dirigente de la organización HIJOS y después como Secretario de Derechos Humanos, vengo viendo el comportamiento de la justicia hace mucho tiempo. Es verdad lo que dice el Presidente de la Corte (Suprema de Justicia de la Nación), Ricardo Lorenzetti que esto ya es un pacto social, en cuanto a jurisprudencia. Ahora, en cuanto a criterios de valoración de la prueba y en cuanto a un criterio que, evidentemente, no es unánime dentro de la justicia que es la persecución penal hacia los responsables civiles. ¿Acaso piensan que a la dictadura militar solamente la llevaron adelante los militares?
¡De ninguna manera! Los llevaron adelante distintos entramados también de la sociedad civil que deben ser investigados. No digo que, necesariamente, resulte una condena: eso lo dice la justicia. Lo que digo es que se debe investigar y lo que están haciendo con estos fallos es clausurar cualquier tipo de investigación. No sé que van a decirle después los jueces a las víctimas. Porque una cosa es que se investiguen y salgan absueltos en un debido proceso; y otra cosa es que no se pueda investigar directamente. Eso es lo que está sucediendo en la causa Papel Prensa, en la de Massot o la de Blaquier. Yo no sé cómo van a mirar a las víctimas después o va a quedar un sector de la sociedad sin posibilidad de acceder a la justicia, con una verdad sesgada solamente llevada a cabo por las víctimas y no acompañada por la justicia. No sé qué van a hacer. Ojalá que si esas causas llegan a la Corte Suprema, tengan el mismo temperamento y formen parte del pacto social. El pacto social no solamente puede ser para un sector.
APU: Justamente una de las fiscalías que impulsan estas investigaciones, la de Bahía Blanca, pidió la ampliación de la imputación en la causa armada por delitos sexuales: ¿Cree que es importante hacerlo en otros juicios de este tipo?
Sí, se vienen haciendo hace mucho tiempo. Hace alrededor de tres años, por lo menos desde la Secretaría de Derechos Humanos se viene promoviendo que se indague también por este tipo de vejaciones hacia, particularmente, las mujeres o algunos detenidos en condición de diversidad que han sido altamente vejados y que la justicia no lo venía tomando como parte del catálogo de los delitos que se cometieron. Pero ya hay condenados, incluso, por este tipo de delito y creo que es muy importante. Porque forma parte, desde mi punto de vista y en esas condiciones, un delito que pareciera ser contra la integridad sexual, pasa a ser un delito de tortura.
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