jueves, 5 de marzo de 2015

LA CAME DESTACO EL IMPACTO DE AHORA 12 Repunte del consumo

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) destacó el cambio de tendencia en el consumo masivo que se consolidó en el último trimestre, para lo que colaboró la puesta en marcha del programa Ahora 12. “Después de casi once meses de caída de ventas que tuvimos en 2014, gracias a este programa hemos tenido un diciembre favorable y con signos positivos que continuaron en enero y febrero de este año respecto de igual período del año pasado”, señaló el secretario de prensa de la entidad, Vicente Lourenzo.
“El programa le permite al pequeño y mediano comercio vender los productos en 12 cuotas, esto es muy bueno porque antes los únicos que podían generar 12 cuotas eran los grandes supermercados”, analizó el directivo, quien valoró que el programa del gobierno nacional minimiza la carga financiera para los negocios más chicos.
Respecto de la evolución de las ventas, Lourenzo indicó que la estabilidad de las variables económicas del último semestre “ayudó mucho a generar un cambio de tendencia en relación con el consumo”. “Las familias, al estar estables, pueden administrar mejor sus ingresos y decidir a qué darle prioridad, cuando todo está patas para arriba lo primero que se hace es cuidar la plata”, completó.

CASAMIQUELA CARACTERIZO EL LOCKOUT AGRARIO COMO UNA ACCION EXCLUSIVA DE GRANDES PRODUCTORES “Con los pequeños y medianos hay diálogo”

Por Sebastián Premici
“El paro parece contradictorio. Es decir, no comercializan, pero tienen 10 millones de toneladas de soja guardadas. Es decir, paren o no, no les cambiará demasiado la situación económica.” El ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, cuestionó la decisión de la Sociedad Rural, CRA y Coninagro de realizar un nuevo lockout de tres días, al mismo tiempo que destacó la voluntad de la nueva conducción de la Federación Agraria, que no participará de la medida de fuerza, para negociar con el gobierno nacional. “Hay un diálogo con las autoridades de FAA y ya se ha avanzado sobre puntos concretos, buscando la diferenciación de la situación de los pequeños y medianos productores”, agregó el funcionario en declaraciones a radio América. La cosecha 2014-2015 podría alcanzar los 110 millones de toneladas. De ese total, la producción de trigo sería de 14 millones de toneladas, un 53 por ciento más que los resultados de 2013-2014.
En ocho años de existencia, la Mesa de Enlace sólo consiguió el voto no positivo de Julio Cobos en el Senado para definir el bloqueo del proyecto legislativo sobre la famosa resolución 125 (retenciones móviles a las exportaciones). A partir de ahí, la estrategia ruralista de mantener vivo el conflicto con el Poder Ejecutivo no produjo ninguna mejora para sus representados. El ex titular de la FAA Eduardo Buzzi fue quien más militó para sostener dicho conflicto, por eso el resto de las entidades esperaba que Omar Príncipe siguiera sus pasos. Pero hizo todo lo contrario.
“Iniciamos gestiones activas ante distintas áreas del Estado, en búsqueda de respuestas para nuestros socios, ante el Banco Nación, por el precio del trigo, por la recomposición del precio de la leche, y la incorporación al Registro Nacional de Agricultura Familiar, todas con respuesta satisfactoria”, reconoció Príncipe en una especie de carta pública para explicar el porqué de su diferenciación con el resto de las patronales.
La enumeración realizada por Príncipe no es un hecho menor. Por citar el caso del acuerdo con el Banco Nación, los pequeños productores de hasta 600 toneladas de soja podrán tomar préstamos para almacenar hasta un 10 por ciento de la oleaginosa. Es decir, se estableció una diferenciación entre los grandes jugadores y los pequeños productores. Los productores con espalda son los que estarían dispuestos, y con espaldas, a un nuevo lockout.
Si bien durante varios años el Gobierno propició que las ventas al exterior fueran definidas en cupos por las propias multinacionales, el sistema cambió para beneficiar a las cooperativas. La entidad vinculada con la FAA, Agricultores Federados (AFA), fue una beneficiaria directa. Durante el año pasado, AFA exportó el 3,06 por ciento del total de granos, es decir 958.687 toneladas, un 345 por ciento más que lo exportado en 2008. Al cierre del año de la 125, la cooperativa solamente exportaba trigo y maíz. El año pasado vendió al exterior trigo (18.819 toneladas), maíz (405.199), soja (499.169), sorgo (30.000) y cebada (5500). La otra cooperativa que creció fue ACA, que pasó de vender 637.262 toneladas en 2008 a 3.371.627 toneladas, es decir el 10,75 por ciento del total de las exportaciones de 2014.
Es decir, las cooperativas del sector aumentaron sus exportaciones de granos en los últimos siete años, porque sus productores incrementaron su producción.
“Los problemas son demasiados y es necesario pensar una Argentina para todos los actores del sector, sin fracturas, promoviendo el diálogo y la paz social, y sobre todo, construyendo un país más igualitario donde también los chacareros podamos recuperar derechos”, sostuvo Príncipe. Varias economías regionales atraviesan una situación compleja, por la caída de los precios internacionales, por incremento de los costos, por las menores compras de algunos países, por la fuerte devaluación de Rusia, etc.
Al mismo tiempo en que la SRA, CRA y Coninagro lanzaban su nuevo lockout, la FAA estuvo sentada con el gobierno nacional para que los productores lecheros recuperasen parte del precio de su producción. “Los treinta centavos por litro de leche sólo los van a recibir aquellos que ante la AFIP estén impecables. Van a ser muy pocos”, sostuvo Buzzi desde ExpoAgro. Según datos del Ministerio de Agricultura, serán de entrada 4000 tamberos de un total de casi 8000 que están en el sistema de pago por calidad, y podrían ingresar otros 3000 al sistema de liquidación única.

OPINION “La Justicia” puede fallar

Por Mario Wainfeld
“¿Justicia? Justicia ya tendrás en el
más allá, en esta
vida sólo cuentas con la ley.”
Su pasatiempo

favorito, William Gaddis.
El discurso de apertura del año judicial, pronunciado por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, deja mucha tela para cortar. Por lo que dijo, por lo que omitió y por una respuesta asombrosa que dio sobre la investigación del atentado contra la Embajada de Israel. Habló de “cosa juzgada” y caso cerrado.
Es un disparate, que fue recibido en triunfo por los editorialistas de los dos diarios de Papel Prensa, los de mayor tirada en la Argentina. Se llegó a decir, a puro clarín o en la platea de doctrina, que le dio una “lección de educación cívica” a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Se divagó sobre la ignorancia de la mandataria. Pero el profe se equivocó, la supuesta lección era sanata.
Un comunicado capcioso, firmado ayer por el secretario penal del Tribunal, Esteban Canevari, rectificó al supremo en gran medida o mejor dicho en un aspecto esencial. La duda subsistente es si Canevari le enmendó la plana al presidente del Tribunal por orden de éste. Da toda la impresión, pero el modus operandi habilita dudas.
Si Lorenzetti aceptara con llaneza su error y convalidara el planteo de Canevari, le quedaría pendiente explicar en qué anda la investigación. O sea, responder en serio a Cristina Kirchner ahora que un funcionario de la Corte, con conocimiento del derecho penal, “confesó” que sigue abierta, “recalculando” el macanazo previo.
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Con vigor y sin rigor: Instalado por los medios dominantes, por la corporación judicial y en parte por él mismo como contradictor de la Presidenta, el cortesano estaba forzado a responder algo, luego de ser interpelado públicamente por la mandataria. Eligió una respuesta drástica y equivocada. Las conjeturas de por qué lo hizo (error, ignorancia, malicia) quedan por cuenta de cada cual.
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La vieja Corte y sus desvaríos: El atentado ocurrió en 1992 y la Corte Suprema tomó la causa. La Constitución impone esa competencia. Es legal, pues, pero para nada funcional. La Corte no está concebida ni organizada como un juzgado o fiscalía de instrucción, preparados para asumir la pesquisa de un crimen. Tal vez podría haberse buscado una metodología para honrar la letra constitucional procurando investigar algo, por ejemplo delegando la investigación a un juez o fiscal de otra instancia pero conservando la conducción del proceso. Es opinable: el camino era, se repite, ajustado a derecho aunque condenado al fracaso.
Al Tribunal y al gobierno de aquel entonces no debía atribularlos mucho. Por razones evidentes de alineamiento político internacional, su afán era el de culpar a Hezbolá, criterio que contaba con la anuencia de los gobiernos de Estados Unidos e Israel.
Se investigó pésimo, cuentan los conocedores consultados por este cronista, en particular mientras condujo la causa el presidente de la Corte, Ricardo Levene (h). Tras cinco años de devaneos, Levene derivó el manejo del expediente al ya mencionado doctor Canevari. Tal como reseña el colega Raúl Kollmann en su imperdible nota de ayer, Canevari puso un poco de orden. Por lo pronto, identificó y contó quiénes habían sido las víctimas fatales de la voladura y, por ende, cuántos eran. Se aseveraba que llegaban a 29, eran 22.
Con lo poco que se supo, se investigó y sobreseyó a dos personajes de reparto que se ahorran en esta síntesis. Y se libró orden de captura contra el jefe militar de Hezbolá, Imad Mughnyah, acusándolo de responsabilidad directa en el atentado.
En 1999 se dictó una resolución que, según Lorenzetti, “determinó la materialidad y la imputabilidad del hecho. Se encontró culpable al grupo Hezbolá, de la Jihad islámica”. Para la primera versión, la ovacionada, de Lorenzetti, la causa estaba cerrada. Y las partes la habían consentido, vale decir no apelado. No explicó cómo se puede apelar una sentencia de la Corte que es la última instancia judicial.
Sigamos, por ahora, con los hechos. En diciembre de 2006, ya con la actual integración del Supremo Tribunal, se dictó una nueva resolución que Lorenzetti obvió anteayer en su garbosa arenga. Un lapsus freudiano, acaso. Se decidió “seguir investigando y (...) reiterar las órdenes de captura dictadas en la causa”. Por lo visto y escrito, la Corte consideraba que la “cosa juzgada” no implicaba el cierre definitivo del expediente. Interpretaba bien, esa vez. Canevari sostuvo el criterio sensato, que Lorenzetti traspapeló un día antes.
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El mundo siguió andando: Las órdenes de captura contra Mughnyah no tuvieron éxito. Como el mundo es complejo y sigue andando, el hombre fue asesinado en Damasco en el año 2008. La causa a su respecto cerró porque en el derecho occidental moderno (el argentino lo es, a pesar de todo) no hay persecución judicial contra los difuntos.
Es algo obvio, dirá quien lea esta nota. Tal vez no lo sea tanto, pero es importante subrayar que como regla general tampoco se puede, según el Código Penal, condenar a grupos o asociaciones. Las acusaciones por los crímenes son individuales (principio general que admite excepciones) identificando o procesando o condenando a personas de carne y hueso. Dicho en criollo: una condena a Hezbolá no es (del todo) una condena. Debe entenderse como una indicación a los investigadores para buscar a los miembros de Hezbolá o eventuales cómplices que intervinieron en el crimen.
Y una sentencia en un expediente penal sin condenados ni absueltos no “hace” cosa juzgada en el original sentido que le atribuyó Lorenzetti.
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La investigación sigue abierta: Puede ser contra intuitivo pero a diferencia del proceso civil, el proceso penal puede no terminar nunca (el hecho no se esclarece, no se encuentra al autor, etc.), con el único límite de la prescripción de la acción.
¿Qué pasa (qué debe pasar) cuando no se ha esclarecido el hecho, no se ha identificado o capturado al autor y no hay ninguna medida de prueba pendiente que permita avanzar? Simplifiquemos algo que puede tener un rizo más, no determinante. El legajo queda archivado o suspendido el trámite. Ese archivo produce lo que en jerga se llama “cosa juzgada formal”. La causa está terminada pero la resolución es provisoria. Si se nos permite volver a lo coloquial, el expediente queda hibernando a la espera de nuevas evidencias o indicios.
El tribunal que instruye o los acusadores (fiscales o querellantes) puede ordenar o pedir que siga la instrucción, siempre que surja algo nuevo. Respecto de lo que ya está incorporado al legajo, opera la cosa juzgada.
Ya que estamos, eso podría suceder en la causa que investiga la muerte violenta y dudosa del fiscal Alberto Nisman. Si no se llegara a una conclusión certera sobre si fue suicidio u homicidio, podría dejarse archivado transitoriamente el expediente.
Esa “cosa juzgada”, formal en buena medida, es la que existe respecto de la Embajada de Israel. Es un interludio que permite (o de alguna manera, compele a) buscar nuevas pruebas. Si la Corte, como sinceró sin querer Lorenzetti, no desea investigar desde ya que no se conseguirá nada.
Para ser franco, parece peliagudo conseguir nuevas pruebas a más de 22 años del atentado, con pésima pesquisa, ocultamientos y algún asesinato en el ínterin. Es muy pero muy difícil que se pueda obtener algo. Pero la diferencia entre lo muy difícil (cumpliendo la ley, doctrina Canevari) e imposible (propuesta original de Lorenzetti) no es apenas cuantitativa, es cualitativa.
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Seguidismo: Los medios hegemónicos difundieron el comunicado, obcecándose en su seguidismo poco serio. En sus portales titularon “La Corte ratificó etc...”. Si se aguza la mirada, un secretario de la Corte enmendó lo que mal dijo su titular. Arropado por la vulgata, Lorenzetti podrá seguir haciéndose el distraído.
En el lapso entre el discurso rimbombante y el comunicado culposo, Lorenzetti había sido criticado por juristas serios, por colegas periodistas que estudian, incluyendo a los de este diario, y por el ex cortesano Augusto Belluscio.
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Esclavo de lo que calla: Volvamos al comienzo, a lo que no dijo el presidente supremo. Ni una palabra sobre el número de miembros de la Corte, que está por debajo del mínimo que impone la ley. Es una disfunción que puede afectar su funcionamiento, el pluralismo y la calidad de sus debates. Amén de acentuar la proverbial lentitud con que dicta sentencias. Es sabido que hay un conflicto entre oficialismo y oposición. Esta se ha juramentado públicamente a no admitir ningún candidato o candidata propuesta por el oficialismo así fuera el sabio rey Salomón, el sensato Sancho Panza, el radical versado Ricardo Gil Lavedra o cualquiera. Nadie podría pedirle a Lorenzetti que mediara en esa cuestión política, pero sí podría haber explicado que sería mejor cubrir la vacante, para que el tribunal funcionara conforme a derecho, sin sobrecargar la labor de apenas cuatro jueces.
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La caridad bien entendida...: Tampoco hubo palabras claras sobre la marcha del 18F. Algunos creyeron ver una señal crítica en frases polisémicas y ambiguas (la especialidad del orador). A diferencia del derrape sobre el atentado, no fueron accesibles para el vulgo.
Quienes piden autocrítica a los gobernantes cuando hablan deberían remarcar que no hubo ni pizca de eso. Ni en lo referido a la Corte, ni en lo atinente al Poder Judicial. La demora en las resoluciones, el maltrato a litigantes o testigos, la discriminación a mujeres agredidas, el forum shopping y cien modalidades de pésimo servicio son moneda corriente. No en todos los tribunales, en algunos. Podrían haber merecido un par de frases, una indicación crítica. Quedó para la próxima vez, por ahí.
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Liturgia y golpe bajo: La liturgia, por lo general, es tan ilustrativa como los sermones... o más. La coreo que eligió Lorenzetti redondea el mensaje. Prioridad en las primeras filas para los jueces de la servilleta, desdén para los luchadores de Memoria Activa, privilegio a un periodista conocido por sobre un camarista para disponer de un asiento en las primeras filas...
Son señales interesantes que la gente de Ceremonial habrá conversado previamente con un presidente atento a los detalles. Más chocante fue el video con que se presentó el discurso. Un recorrido sobre víctimas de crímenes cometidos durante la dictadura y en democracia. Los desaparecidos, María Soledad Morales, Mariano Ferreyra, Maximiliano Kosteki, Darío Santillán y varios más.
La serie terminaba con una imagen de Alberto Nisman. En un conjunto de víctimas de crímenes dolosos su inclusión es algo peor a un desliz. Nisman falleció de modo violento, se está investigando si fue suicidio u homicidio. Al incluirlo, al menos desde el punto de vista político o escenográfico, Lorenzetti prejuzgó. Si fue suicidio, su inclusión carece de sentido. Claro que la hipótesis de homicidio es la que sostienen la oposición y los medios dominantes. Al complacerlos de ese modo, Lorenzetti les metió enorme presión a la fiscal y la jueza del caso. Y pegó un golpe bajo. Eso sí: con guante blanco.

EN MEDIO DE LA CAMPAÑA ELECTORAL, EL PRESIDENTE IRANI SE SUMO A LOS CRITICOS LOCALES Palos para Netanyahu a su regreso a Israel

El presidente de Irán, Hasan Rohani, y la prensa israelí criticaron al premier israelí, Benjamin Netanyahu, y lo acusaron de generar aislamiento con su discurso del martes en el Congreso norteamericano. Netanyahu regresó ayer a Israel, después de evitar referirse a la ocupación de territorios palestinos durante su paso por Washington, a días de las elecciones en las que buscará permanecer en el poder.
De vuelta en su país, el premier israelí no mostró arrepentimiento por el contenido de su discurso ante el Capitolio. “Estoy convencido de que muchos han escuchado, a lo largo y ancho del mundo, lo que Israel tenía que decirles sobre el mal acuerdo que se está gestando con Irán”, dijo a su llegada al aeropuerto Netanyahu, quien se encuentra en plena campaña electoral de cara a los comicios del 17 de marzo. El premier aseguró que, por las reacciones recibidas tanto de los demócratas como de los republicanos, se deduce que comprendieron mejor por qué el acuerdo es malo.
Pese a que Netanyahu se mostró satisfecho luego de su visita a Estados Unidos, el presidente de Irán, Hasan Rohani, indicó ayer que su país espera de los países del Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) una “lógica” beneficiosa para la región y el mundo, de la que carecen Israel y su primer ministro. “El único que está enfadado y molesto por el curso de las negociaciones es un régimen de ocupación (Israel) que ve su supervivencia en la invasión y la guerra”, señaló el presidente iraní. Rohani explicó que su país aceptará “transparencia en las negociaciones”, pero nunca cederá a ningún tipo de acuerdo que intenta bloquear el desarrollo científico de su país. “Estamos buscando un tipo de acuerdo que suponga un beneficio para Irán, la región y el mundo entero”, indicó el presidente.
Por otro lado, los medios israelíes criticaron duramente al primer ministro y su actuación en Wa-shington. La veterana periodista Sima Kadmón, del diario Yediot Aharonot, calificó la comparecencia ante el Congreso como un discurso de supervivencia de Netanyahu y lo insta a dedicarse a la carrera de actor al decir que “con facilidad se lo puede imaginar uno en un escenario de Broadway”. Según la periodista, “Netanyahu tiene ahora un sólo problema: que regresa a Israel, donde lo esperan todos los asuntos de los que quería desviar la atención, los que quería retirar de la agenda (política de las elecciones)”. El reconocido escritor Nahum Barnea opinó en el mismo diario que los senadores y congresistas norteamericanos no seguirán los pedidos del premier israelí de rechazar un pacto con Irán, mientras que el periodista especializado en asuntos militares Eitan Haber señaló que Israel está en problemas porque sin la mediación de Estados Unidos no habrá forma de parar el programa nuclear iraní.
Por su parte, el diario Haaretz le reprochó a Netanyahu en su editorial de ayer el no haber recordado a los congresistas norteamericanos en su discurso que el conflicto más importante que libra Israel es la ocupación de territorios palestinos. “Netanyahu desperdició la gran oportunidad y la enorme atención que recibió en el Capitolio al ni siquiera mencionar el verdadero peligro que afronta Israel”, subrayó el artículo. En este sentido, el dirigente palestino Saeb Erekat afirmó ayer que el discurso de Netanyahu desvió la atención del mundo al no mencionar a Palestina. “Parece ser que la impunidad otorgada a Israel por el Congreso de EE.UU. lo autoriza a seguir violando los derechos de los palestinos sin temer ninguna respuesta”, aseguró el líder. También reiteró la voluntad de Palestina de evitar la presencia de armas nucleares en Medio Oriente, si bien indicó que, para eso, Israel debe permitir la presencia de equipos internacionales en sus instalaciones nucleares.
Israel celebrará elecciones el 17 de este mes, por lo que el discurso de Netanyahu en Washington fue objeto de crítica por parte del “matrimonio de conveniencia” entre el laborista Isaac Herzog y la centrista Tzipi Livni, quienes son los únicos que pueden evitar que el actual premier forme gobierno por cuarta vez. “¿El discurso en el Congreso? Bibi (Netanyahu) sabe dar discursos, pero no frena un mal acuerdo con Irán y atenta contra la relación con Estados Unidos. La única pregunta es nosotros o él, aislamiento internacional y escandalosa carestía de vida”, dijo Herzog, quien además acusó al premier por el aislamiento de su país en las negociaciones con Irán. “Devolveremos la esencia del sionismo integrador y daremos esperanzas a los jóvenes. Somos conscientes del peligro de un Irán nuclear y del terror pero ¡nosotros ofrecemos una esperanza!”, señaló Herzog. Además, prometió la aprobación de mayores inversiones en la comunidad árabe y reforzar la convivencia. Por su parte, Livni apoyó a su pareja en la coalición. “Bibi es un hombre con muchos miedos que se basa en instalarlos en los ciudadanos. Herzog será un gran primer ministro”, aseguró la socia del candidato que disputará el cargo de premier a Netanyahu.

OPINION Sube la temperatura de la crisis en Brasil

Por Eric Nepomuceno
Desde Río de Janeiro
En algún momento de la noche del lunes el presidente del Senado, Renan Calheiros, del PMDB, mayor bancada de la Cámara alta y principal socio del PT en la alianza de base del gobierno, recibió una llamada telefónica desagradable. Calheiros fue informado por el vicepresidente de la República, Michel Temer, su colega de partido, que su nombre estaba en la lista que el procurador general de la República, Rodrigo Janot, entregó a la Corte Suprema, pidiendo que fuera investigado por posibles vínculos con el esquema de corrupción detectado en Petrobras. La lista todavía no fue oficialmente divulgada, lo que podrá ocurrir en cualquier momento, exponiendo a unos 54 políticos involucrados en acusaciones de corrupción.
Al día siguiente vino su respuesta: devolvió al Poder Ejecutivo el decreto-ley enviado por la presidenta, Dilma Rousseff, al Senado, con una medida que eleva algunos impuestos y que integra el plan de ajuste fiscal del gobierno.
La noticia tuvo el efecto de una bomba por varias razones. Primero, porque retrasa considerablemente la implementación del ajuste. Segundo, porque es un acto de claro y contundente enfrentamiento entre el presidente del Senado y Dilma Rousseff. Tercero, porque expone, con fuerza renovada, la capacidad de deslealtad del PMDB: no se puede olvidar que la Cámara de Diputados es presidida por otro parlamentario del mismo partido y que actúa mucho más como dirigente de la oposición que como aliado. Cuarto, porque expone, una vez más, la fragilidad (por no decir ausencia absoluta) de la capacidad de articulación política del gobierno y deja claro que el gobierno tiene una mayoría parlamentaria en la ilusión numérica, no en la vida real. Y, por último, la rebelión de Calheiros ocurre en el momento preciso en que las agencias calificadoras de rating examinan la nota de crédito soberano de Brasil. La puesta en marcha de un programa de ajuste fiscal tiene peso específico en esa evaluación, y todos, el presidente del Senado inclusive, lo saben.
El argumento expuesto por Calheiros para rechazar de forma tan vehemente una iniciativa de la presidenta podría ser considerado razonable: el contenido de la medida, pese a su urgencia e importancia, no fue discutido previamente con los senadores. Basta, sin embargo, conocer algo de su trayectoria y de su muy peculiar sentido de lo que debe ser la conducta ética de un legislador para que todo se aclare.
Renan ya andaba muy enojado con Dilma. Primero, porque un ahijado político suyo fue catapultado de la presidencia de una importante empresa controlada por la Petrobras, a raíz de su hábito de aceptar obesas propinas entregadas en manos y en efectivo. Segundo, porque su hijo Renan Filho, recién electo gobernador de la provincia de Alagoas, pide ayuda económica del gobierno federal desde que llegó al puesto (es decir, tres meses) y todavía no avistó un mísero centavo de real. Y ahora, para colmo, su nombre aparece entre los que, si así lo decide la Corte Suprema, serán investigados por corrupción activa (en el lenguaje jurídico; en rigor y por respeto a la verdad debería decirse corrupción compulsiva, y desde hace mucho).
La trayectoria de ese extraño personaje muestra que él no cambia ni cambia su inmenso poder. Hace algunos años, cuando presidía el mismo Senado, fue forzado a renunciar al puesto para no correr el riesgo de que su propio mandato fuera suspendido por sus pares. Ese movimiento, absolutamente inusual hasta en un Congreso tan plagado de escándalos, se debió a que se descubrió, y con gran cantidad de pruebas, que una gran constructora se encargaba de pagar gorda mensualidad a una señorita agraciada por la naturaleza con formas perfectas y con quien Renan tuvo una hija por fuera de su matrimonio. Para neutralizar el escándalo él renunció a la presidencia del Senado; la señorita en cuestión fue despachada lejos de Brasilia, luego de que su cuenta bancaria hubiera sido considerablemente reforzada y, pasado un tiempito, la muy proverbial amnesia moral de sus pares hizo que él volviese al puesto perdido. Todo eso debería ser un asunto restringido al círculo personal y familiar de Renan, si no fuese una fuerte muestra de lo que él es capaz.
Más allá de los efectos en la puesta en marcha de la nueva política económica de Dilma Rousseff, la actitud expone de manera preocupante hasta qué punto puede ser accionado el poder de chantaje del PMDB. Un tanto ingenuamente, algunos asesores de la presidenta brasileña creían que Calheiros sería, en el Senado, una especie de contrapeso a la rebelión de Eduardo Cunha en la presidencia de la Cámara de Diputados.
Ahora quedó claro de toda claridad que Dilma no sólo no puede contar con el apoyo de ninguno de los dos, ya que perdió completamente el control sobre el Congreso. Si los presidentes de las dos Cámaras del Congreso pertenecen a un partido aliado y actúan tal como están actuando, ¿para qué preocuparse con los partidos de oposición?
La verdad es que cada día se agrava más y más la crisis en que se encuentra el gobierno de Dilma, cuyo segundo mandato apenas comienza. Y cada vez queda más claro que el actual sistema político-partidario-electoral brasileño es una receta muy bien construida de cómo hacer que un país pueda llegar a ser ingobernable

LOS DOS ESCRITOS DE NISMAN QUE, PARA LA MISMA FECHA, DECIAN LO CONTRARIO DE LA DENUNCIA QUE PRESENTO CONTRA LA PRESIDENTA Un caso del doctor Jekyll y mister Hyde

Por Raúl Kollmann
Los escritos guardados en la caja fuerte de la fiscalía demuestran que había dos Alberto Nisman. En esos textos decía que la política del Gobierno en el caso AMIA consistía en que “Irán retrocediera y que someta a los acusados a la jurisdicción argentina”. Al mismo tiempo, en los tribunales presentaba una denuncia en la que acusó al Gobierno de encubrimiento. O sea, de favorecer a los acusados iraníes. Las fechas tienen trascendencia porque muestra cuándo el fiscal los convalidó por última vez. Los textos de Nisman comienzan así: “Transcurridos más de siete años del establecimiento de las capturas con alertas rojos respecto de cinco imputados iraníes...”. Si se considera que los alertas rojos fueron establecidos por la Asamblea General de Interpol de Marraquesh, el 7 de noviembre de 2007, los más de siete años de los que habla Nisman llevan al menos a diciembre de 2014. Esto comprueba que el texto fue redactado o actualizado en esa fecha. Es decir, que la elaboracion fue contemporánea a la denuncia en la que se afirma lo contrario de lo que dicen estos escritos hallados en la caja de seguridad. Otra prueba es que Nisman menciona el discurso de Cristina Kirchner en la Asamblea General de las Naciones Unidas del 24 de septiembre de 2014, lo que también indica que estuvo actualizando el texto al mismo tiempo que hacía consideraciones directamente opuestas en la otra redacción, la de la denuncia.
El juez Daniel Rafecas dio a conocer ayer, a través del sitio oficial de la Corte Suprema, el Centro de Información Judicial (CIJ), la declaración testimonial de la secretaria letrada de Nisman, Soledad Castro, que fue quien le entregó los escritos guardados en la caja de seguridad de la fiscalía. Castro contó que Nisman fue postergando la presentación de alguno de los dos escritos elaborados en función de los vaivenes del Memorándum de Entendimiento. Primero, los postergó porque la ola fluía hacia el acuerdo con Irán. Luego quedó pendiente porque la República Islámica no le daba el visto bueno al memorándum. Posteriormente se declaró la inconstitucionalidad y, al final, Nisman optó por la denuncia contra la Presidenta y el canciller. Pero en todo momento ordenó que se mantuvieran los escritos actualizados. Los fechó en diciembre de 2014 y le puso algunas rúbricas con fecha de enero de 2015. Esto último demuestra que Nisman, con su firma, avalaba al mismo tiempo textos en los que, por un lado, elogiaba las posturas del Gobierno y, por el otro, formulaba una denuncia furibunda en que imputaba a su máxima autoridad.

Papeles

Los escritos de la caja de seguridad no son textos improvisados ni pequeños resúmenes. Son dos pedidos al Poder Ejecutivo que ocupan, cada uno, 55 páginas. Y tienen desarrollos largos y fundamentados.
Se trata de dos escritos mellizos. Uno, para el caso de que el memorándum fuera convalidado por Irán. El otro, casi idéntico, para la alternativa de que el régimen iraní siguiera sin hacerlo votar en su Congreso o no manifestara su voluntad de cumplir con lo firmado.
En ninguno de los dos existe la menor referencia a que el memorándum fuera un delito –sí se dice, al pasar, que es inconstitucional–, pero se considera a la política del Gobierno en forma muy positiva. Por ejemplo, dice que una vez establecidos los alertas rojos, “de allí en adelante, el objetivo central de la Justicia, de los familiares de las víctimas y del gobierno de la Nación Argentina fue lograr la detención de los imputados a fin de proceder a su posterior enjuiciamiento, naturalmente, con todas las garantías que brinda la Constitución Nacional”.
En la denuncia, Nisman escribió exactamente lo contrario: que la política de la Presidenta y el canciller era ayudar a los iraníes a que esquiven a la Justicia argentina.

2014

En los escritos hay una detallada enumeración de los discursos de Néstor y Cristina Kirchner ante la ONU, incluyendo elogios al último del 24 de septiembre de 2014. Nisman transcribe palabras de CFK recordando que “primero Néstor y luego quien les habla, reclamamos a Irán, año por año, en 2007, 2008, 2009, 2010, 2011 hasta que finalmente Irán aceptó una reunión bilateral, algo que nunca había aceptado. ¿Para qué queríamos esa colaboración judicial? Para que declaren los acusados ante el juez”, transcribe Nisman, sin decir nunca que aquello fuera un encubrimiento.
“Y ese mismo día continúa Nisman, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, CFK volvió a tocar el tema. ‘Después de la acusación del fiscal, aceptada por el juez, insistimos una y otra vez hasta que en 2012 se concretó una reunión bilateral y pudimos firmar el memorándum para que esos acusados declaren ante el juez. En mi país no existe la condena en ausencia. Por eso deben ser interrogados, deben ser juzgados, es lo que indica la Constitución’.” El tono es de elogio a las palabras de la Presidenta, no de crítica. Y la conclusión de Nisman es categórica: “La lectura hilvanada de estos reclamos ostensiblemente revela que esta demanda fue lograr que la República de Irán sometiera a los acusados de origen iraní a la jurisdicción argentina”.

Naciones Unidas

Como se sabe, Nisman nunca llegó a presentar ninguno de los dos escritos. Estaban dirigidos al Poder Ejecutivo nacional y se iban a cursar a través de la procuración. El objetivo era que la Argentina le pidiera al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que obligara a Irán a entregar a los sospechosos iraníes a la justicia argentina.
Nisman, en el texto, menciona dos antecedentes. El más importante es el de Lockerbie, el caso que tuvo que ver con una bomba en un avión de Panam. El aparato cayó en la localidad escocesa de Lockerbie y el reclamo conjunto del Reino Unido y Estados Unidos fue contra Libia. Nisman sostiene en sus escritos que Libia terminó entregando a los dos sospechosos en virtud de sanciones impuestas por Naciones Unidas. La realidad es que esa controversia se superó a través de un Memorándum de Entendimiento firmado por Libia, Estados Unidos, Escocia y Holanda, por el que se convino la realización de un juicio en este último país. El memorándum fue gestionado por la Unión Africana con un protagonista principal: Nelson Mandela. El ejemplo más bien parece darle la razón al gobierno argentino en su política. El otro ejemplo señalado por Nisman es el de las sanciones impuestas a Sudán por no entregar a tres sospechosos de haber intentado asesinar al presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Sudán terminó negociando la colaboración judicial con Egipto y Estados Unidos.
La realidad es que, hoy, Irán es uno de los países más sancionados a nivel internacional por su programa nuclear. Justamente eso es lo que están negociando en este momento cinco de los países más desarrollados, incluyendo Estados Unidos, sentados a la mesa con Irán. La negociación podría llegar a buen puerto antes de fin de mes y tiene un adversario principal, Israel. Un nuevo pedido de sanciones hubiera sido bien visto por Jerusalén, pero casi seguro habría tenido el veto de China y Rusia.
Según revelaron fuentes de la Cancillería, Nisman nunca consultó al equipo legal del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre la posibilidad de pedir por las extradiciones en el Consejo de Seguridad.

Discursos

En los dos textos de la caja de seguridad, Nisman es muy elogioso de las palabras de la Presidenta en las Naciones Unidas, aun después de firmado el memorándum. Por ejemplo, cita el discurso de CFK en 2013: “Que no se confunda paciencia con ingenuidad o estupidez. Queremos las fechas de cuándo va a aprobar Irán el memorándum, cuándo se conformará la Comisión de la Verdad y cuándo podrá viajar el juez a Teherán a tomar las declaraciones. Queremos respuestas. Ya pasó un tiempo prudencial”.
Al citar este discurso, Nisman no habla ni de que el memorándum sea delictivo ni de que la Comisión de la Verdad fuera un acto criminal para encubrir a los iraníes. Se lamenta de que el reclamo se haya tenido que “flexibilizar” por la dureza de la postura iraní. Lo pone en estos términos: “Ante esa falta de resultados respecto del objetivo de lograr la detención de los imputados, el gobierno nacional, con el paso del tiempo, fue flexibilizando su postura: al primigenio reclamo de que los imputados se sometan a la Justicia argentina le siguió la propuesta de que se lleve a cabo un juicio en un tercer país y a ello sobrevino la aceptación de una negociación propuesta por el gobierno irnaí, que culminó en la celebración de un tratado bilateral”. Ya en su redacción final, Nisman deja en claro que el memorándum no logrará el objetivo y por eso propone recurrir a las Naciones Unidas.
Aun así, concluye: “Lo expuesto es, ni más ni menos, que la solución legal a la indignante renuencia iraní. Y no sólo contribuye a satisfacer la demanda de justicia que legítimamente sostienen las víctimas del ataque y sus familiares, sino que, incluso, coincide con lo que en reiteradas ocasiones, desde el año 2007, vino reclamando el gobierno argentino”.
En otras palabras. En la caja de seguridad, los textos dicen que el Gobierno viene reclamando, en reiteradas ocasiones, llevar a la Justicia a los iraníes. En el otro texto, el de la denuncia, dice que el Gobierno ayuda a los iraníes a eludir a la Justicia.
epigrafe

El pueblo en espejo: del Bicentenario al 1º de marzo

Por Ricardo Forster *
1 Regreso después de una larga caminata entre la gente y la lluvia; miro los rostros alegres, escucho frases de afirmación y esperanza, descubro, una vez más, la abrumadora presencia de los jóvenes y, algo que no deja de ser sorprendente para estos tiempos de grietas reales y ficticias, una composición social diversa e inversamente proporcional, en su diversidad, a lo que fue la marcha del 18F, tan compacta en su afirmación clasista. De a cientos de miles, con sus organizaciones políticas o sindicales o simplemente como ciudadanos impelidos a dar su presente para apoyar, en un momento de gravedad y peligro pero también de reconocimiento por el camino recorrido, a Cristina. Todos estuvieron el domingo escuchando bajo la lluvia el discurso de quien habla más allá de las mezquindades sectoriales y que respeta profundamente la inteligencia del pueblo.
No puedo dejar, mientras me sigue invadiendo la alegría de esa multitud, de recordar las jornadas del Bicentenario cuando, de la manera más impensada, millones de argentinos y argentinas que permanecían invisibles y borrados por la vocinglería mediática que siempre supo diferenciar los “buenos y honestos ciudadanos”, “la gente”, como gustan decir, de la “negrada del suburbio”, hicieron su sorpresiva aparición e inundaron de pueblo y fiesta las calles de la ciudad. Algo semejante y distinto, porque las circunstancias lo son y lo atravesado en estos años agrega nuevos elementos, vino a conjurarse el domingo 1º de marzo cuando centenares de miles se congregaron para decirle basta a la infamia, a la descalificación, a la injuria, a la mentira, a la desestabilización política y/o económica, y, como pocas veces se vio, escucharon por casi cuatro horas a la presidenta de la Nación recorriendo la trama de la historia reciente, deteniéndose en números y en derechos, reafirmando su compromiso con la verdad y la justicia, mostrando una entereza y un coraje imposible de encontrar en la dirigencia opositora, que solo se atrevía a mostrar su incomodidad ante lo que sucedía afuera y adentro del Congreso. Todas esas sensaciones me llevaron a recobrar un texto que escribí al finalizar las jornadas del Bicentenario. No tuve que cambiar ni una sola coma. La historia se reencuentra en sus momentos ejemplares. Ahí tiene, estimado lector, un texto que habla, sin inconvenientes, de dos momentos que son uno. Apenas si le cambié, hacia el final, una fecha.
Los días argentinos no dejan de sorprendernos. Lo esperado y el azar se entrelazaron para devolvernos la imagen de una historia abierta, compleja, laberíntica, tumultuosa y aluvional. De a centenares de miles, viniendo de todas partes, cruzando las fronteras que separan la ciudad de los suburbios, subiéndose a colectivos y trenes, a subtes y autos o simplemente caminando para apurar las cuadras que los separaban de un centro que, por cuatro días de una intensidad increíble, se reencontró con su pasado mítico, con sus leyendas de arrabales tangueros y de marchas obreras, la multitud invisible se transformó en el pueblo del Bicentenario. Vinieron de esas geografías tematizadas como zonas del peligro, sortearon las prevenciones y los prejuicios de todos aquellos que asimilan masas andantes con disturbios y criminalidad, con violencia y agresión. Multitud abigarrada y festiva, colectivo social multiplicado en millones de personas que manifestaron con alegría y serenidad, que gozaron y cantaron, que bailaron y conversaron, que miraron y preguntaron, que se emocionaron y se sorprendieron. Todos, cada uno de nosotros, fuimos sintiendo la potencia de la transfiguración; pudimos percibir que algo inusual y extraordinario estaba sacudiendo las entrañas de un país siempre anómalo y extraño pero siempre intenso y desafiante.
La ciudad se abrió y los cuerpos se movieron con libertad desprendiéndose de los miedos impuestos, de esos trazos de ficción mediática que apabullaron desde pantallas y rotativas la cotidianidad de los argentinos hasta construir la imagen de una sociedad en estado de guerra y de intemperie, asolada por la inseguridad y prisionera de una violencia autodestructiva que, siempre, asumía el rostro del oscuro habitante de esos arrabales transformados, gracias a las retóricas del amarillismo y el racismo, en las zonas del mal. Desde allí vinieron de a miles y miles desmintiendo, como lo han hecho en otras ocasiones memorables de nuestra historia, a quienes, desde el desdén y la más cruda violencia del lenguaje discriminador, no se cansaron de repetir que los mueve el clientelismo y el choripán, la promesa de alguna dádiva o la obligación de no quedar mal con el puntero del barrio. Los velos se cayeron, se derrumbó el discurso hegemónico y monocorde de la corporación mediática. Estalló en mil pedazos la palabra “crispación”. Y las calles del centro mutaron en calles de fiesta y regocijo, de asombro y participación. Así de simple y de complejo... la multitud, los negros de la historia, los incontables, los que pujan desde el fondo de los tiempos por el reconocimiento y la igualdad hicieron acto de presencia y lo hicieron transformando durante cuatro días a Buenos Aires en una magnífica alquimia de ágora y carnaval, de imágenes monumentales desplegadas sin medir riesgos estéticos por la fuerza bruta de la invención artística y la inquieta interrogación por aquello del pasado que sigue insistiendo en el presente. Fue alegría compartida y conmoción ante los dolores y los horrores de nuestra historia que también estuvieron allí, sin ocultamientos ni narraciones edulcoradas. Y estuvieron junto a las clases medias de los barrios porteños y del Gran Buenos Aires desmintiendo la lógica de los abroquelamientos y los muros invisibles que se fueron levantando utilizando los recursos culturales de medios de comunicación atravesados de lado a lado por la retórica de la ciudad neoliberal, privatizada y fragmentada, de esa que vivió de rapiñar el espacio público poniéndolo a su servicio. Los cuerpos se mezclaron, lo individual y lo colectivo se entrelazaron al riesgo de romper prejuicios y paradigmas dominantes, como recordando otras ciudades en la ciudad del Bicententario (ciudades de los conventillos y de las esperanzas, de caminatas míticas narradas por la literatura de Borges y Marechal, de Martínez Estrada y Cortázar, de Sabato y Oesterheld, de alquimias de poetas y de vagos, de movilizaciones populares y de tozudas resistencias, de tardes futboleras y de antiguas devociones barriales... ciudades escritas con la diversidad de mil escrituras por sus habitantes que, como si hubieran venido de todos lados y de todas las épocas, se reunieron para recobrarse y mirarse a los ojos en estos días de mayo).
2 Allí, en la ciudad libre y lúdica, tumultuosa y festiva, no estuvo la “gente”, ese nombre forjado para excluir e invisibilizar al otro, para restarle su humanidad transformándolo en una amenaza o en la plebe oscura y sin nombre. La “gente” quedó atragantada en la garganta de aquellos periodistas formateados para diferenciar a los lindos de los feos, a los limpios de los sucios, a los ciudadanos que se manifiestan espontáneamente de los oscuros objetos del clientelismo o del piqueterismo. Allí hubo pueblo, diverso y múltiple, portador de lenguas y tradiciones, amalgama de lo distinto y de lo semejante, tumulto de colores y de grafías. Pueblo que recuperaba sueños olvidados, que se dejaba agasajar después de tantas frustraciones y que rompía en mil pedazos el discurso que nos enseñó a establecer una brutal equivalencia entre multitud y homogeneidad, entre pueblo y monotonía autoritaria, entre la masa oscura y las personas pensantes y autónomas. No estuvo un pueblo bucólico, ni un pueblo-virginal. No hubo ni hay pueblo puro. Hay luces y sombras danzando a contraluz de la historia argentina como esa que pudimos ver desfilar entre vanguardismos estéticos, giros brechtianos y arquitecturas monumentales que cruzaban, de un modo desafiante, lo artístico y lo político. Allí estuvo el pueblo de la independencia y el de las dictaduras, el de los anarquistas soñadores y el de la locura especulativa, el de la Constitución quemada y el de la fiesta democrática, el del dolor inconmensurable de las madres, el del infinito reclamo de justicia y memoria y el de los silencios resignados. Pueblo manchado y vital. Como si en los claroscuros de la historia, en el interior de sus pasadizos secretos, la palabra pueblo pudiera narrar lo mítico y lo soñado, lo esperado y lo perdido, la fuerza del acontecimiento que parte aguas y la monotonía de los tiempos de la resignación y el olvido. El pueblo es, también, lo que bordea el peligro, lo que a veces se aventura detrás de lo inesperado que brota haciendo saltar los goznes de una realidad enturbiada y estancada. Otras veces ese nombre fue pronunciado, y algo de eso se contó en los muros del Cabildo y en las avenidas capturadas por el desfile de las carrozas y la contemplación entre deslumbrada y fervorosa de la multitud, para legitimar las páginas más ignominiosas. El pueblo es movimiento, mutación, herencia y memoria, es cuerpo sobre el que las escrituras de la historia van dejando sus huellas indelebles aunque se las intente borrar.
Pero el pueblo es también el giro de los tiempos que interpela siempre de un nuevo modo aquello que lo constituyó. Cada generación reinterpreta el pasado de acuerdo a sus necesidades, a sus prejuicios y a sus ensueños de aquello siempre esperado como reparación y oportunidad convirtiéndolo en fuerza vital y en actualidad, dándole sentidos tal vez impensados en otras encrucijadas de nuestra historia. Como si algo de lo excepcional se hubiera derramado sobre este presente para iluminar de otro modo nuestra travesía como nación. Como si eso inimaginado se hubiera encontrado con ese sujeto olvidado y ninguneado produciendo un acontecimiento sobre el que todavía no alcanzamos a descifrar su proyección. Intuimos que lo desplegado en estos últimos años, aquello que fue invirtiendo la marcha decadente y brutal de una Argentina que había sido capturada por la cultura del egoísmo y la especulación del capitalismo neoliberal, tuvo mucho que ver en las jornadas multitudinarias del Bicentenario. Como si lo inaugurado otro 25 de mayo, pero de 2003, con sus intensidades y sus dificultades, con sus apuestas riesgosas, sus aciertos y sus errores, hubiera encontrado el difícil camino que nos fue llevando, tal vez sin preverlo ni imaginarlo de este modo y con tal magnitud, a la reaparición del pueblo.
Una reaparición que se vincula directa y decisivamente con el también arduo ejercicio de rescatar a la política de su envilecimiento, de volver a ponerla en el centro de lo democrático como un instrumento sin el cual las sociedades quedan prisioneras de los arbitrios de las “gestiones empresariales” y de los tecnócratas del establishment. La política como lugar del litigio por la igualdad y como lengua que se instala para desmentir las falsas e ilusorias retóricas de la unidad y del consenso que suelen ocultar la perpetuación de las injusticias y las desigualdades. Porque este 1º de marzo no es apenas un acontecimiento festivo, un baile de máscaras sin rostros por detrás. Es, ha sido, la emergencia de una posibilidad que parecía saldada o extraviada, la posibilidad de situar lo político en el corazón de la democracia sin renunciar a dar la batalla por la distribución de la riqueza, la refundación del Estado, la recuperación imaginativa del espacio público, la reparación de las injusticias del pasado en los tribunales del presente y de inscribir este tiempo argentino en nuestro, muchas veces olvidado, destino sudamericano.
Hemos sido testigos y partícipes de días luminosos. Días irrepetibles, únicos, que dejarán su impronta en lo por venir. Días que nos desafían y nos ofrecen el raro privilegio de ser actores de la historia, de esa misma cargada de fantasmas que fueron convocados por el arte y la política, que estuvieron en esa maravillosa galería de los patriotas latinoamericanos, que pasearon entre nosotros bajo los rostros de José Martí, del Che, de Emiliano Zapata, de Túpac Amaru, de Artigas, de Evita, de Allende, de Sandino, de Bolívar, de San Martín y de tantos otros que hacen a la memoria y a la trama subterránea de un continente caliente, desmesurado y libertario. Días del pueblo que dibuja los trazos de una Argentina que quiere ir en busca de la igualdad, la libertad, la justicia y la fraternidad. Algo de eso pudimos sentir en la piel, en el corazón y en la reflexión mientras, como escribió Elías Canetti en la encrucijada de otra historia, nos dejamos llevar por el vértigo y la fiesta de lo colectivo. Una fiesta que, una vez más, desmiente, como aquella otra del Bicentenario, los llamados al odio y la violencia. La democracia, viva, palpitante, movediza, creativa, estuvo, como en otras jornadas inolvidables, recordando que el pueblo es su actor decisivo.
* Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional.