jueves, 5 de marzo de 2015

EN MEDIO DE LA CAMPAÑA ELECTORAL, EL PRESIDENTE IRANI SE SUMO A LOS CRITICOS LOCALES Palos para Netanyahu a su regreso a Israel

El presidente de Irán, Hasan Rohani, y la prensa israelí criticaron al premier israelí, Benjamin Netanyahu, y lo acusaron de generar aislamiento con su discurso del martes en el Congreso norteamericano. Netanyahu regresó ayer a Israel, después de evitar referirse a la ocupación de territorios palestinos durante su paso por Washington, a días de las elecciones en las que buscará permanecer en el poder.
De vuelta en su país, el premier israelí no mostró arrepentimiento por el contenido de su discurso ante el Capitolio. “Estoy convencido de que muchos han escuchado, a lo largo y ancho del mundo, lo que Israel tenía que decirles sobre el mal acuerdo que se está gestando con Irán”, dijo a su llegada al aeropuerto Netanyahu, quien se encuentra en plena campaña electoral de cara a los comicios del 17 de marzo. El premier aseguró que, por las reacciones recibidas tanto de los demócratas como de los republicanos, se deduce que comprendieron mejor por qué el acuerdo es malo.
Pese a que Netanyahu se mostró satisfecho luego de su visita a Estados Unidos, el presidente de Irán, Hasan Rohani, indicó ayer que su país espera de los países del Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) una “lógica” beneficiosa para la región y el mundo, de la que carecen Israel y su primer ministro. “El único que está enfadado y molesto por el curso de las negociaciones es un régimen de ocupación (Israel) que ve su supervivencia en la invasión y la guerra”, señaló el presidente iraní. Rohani explicó que su país aceptará “transparencia en las negociaciones”, pero nunca cederá a ningún tipo de acuerdo que intenta bloquear el desarrollo científico de su país. “Estamos buscando un tipo de acuerdo que suponga un beneficio para Irán, la región y el mundo entero”, indicó el presidente.
Por otro lado, los medios israelíes criticaron duramente al primer ministro y su actuación en Wa-shington. La veterana periodista Sima Kadmón, del diario Yediot Aharonot, calificó la comparecencia ante el Congreso como un discurso de supervivencia de Netanyahu y lo insta a dedicarse a la carrera de actor al decir que “con facilidad se lo puede imaginar uno en un escenario de Broadway”. Según la periodista, “Netanyahu tiene ahora un sólo problema: que regresa a Israel, donde lo esperan todos los asuntos de los que quería desviar la atención, los que quería retirar de la agenda (política de las elecciones)”. El reconocido escritor Nahum Barnea opinó en el mismo diario que los senadores y congresistas norteamericanos no seguirán los pedidos del premier israelí de rechazar un pacto con Irán, mientras que el periodista especializado en asuntos militares Eitan Haber señaló que Israel está en problemas porque sin la mediación de Estados Unidos no habrá forma de parar el programa nuclear iraní.
Por su parte, el diario Haaretz le reprochó a Netanyahu en su editorial de ayer el no haber recordado a los congresistas norteamericanos en su discurso que el conflicto más importante que libra Israel es la ocupación de territorios palestinos. “Netanyahu desperdició la gran oportunidad y la enorme atención que recibió en el Capitolio al ni siquiera mencionar el verdadero peligro que afronta Israel”, subrayó el artículo. En este sentido, el dirigente palestino Saeb Erekat afirmó ayer que el discurso de Netanyahu desvió la atención del mundo al no mencionar a Palestina. “Parece ser que la impunidad otorgada a Israel por el Congreso de EE.UU. lo autoriza a seguir violando los derechos de los palestinos sin temer ninguna respuesta”, aseguró el líder. También reiteró la voluntad de Palestina de evitar la presencia de armas nucleares en Medio Oriente, si bien indicó que, para eso, Israel debe permitir la presencia de equipos internacionales en sus instalaciones nucleares.
Israel celebrará elecciones el 17 de este mes, por lo que el discurso de Netanyahu en Washington fue objeto de crítica por parte del “matrimonio de conveniencia” entre el laborista Isaac Herzog y la centrista Tzipi Livni, quienes son los únicos que pueden evitar que el actual premier forme gobierno por cuarta vez. “¿El discurso en el Congreso? Bibi (Netanyahu) sabe dar discursos, pero no frena un mal acuerdo con Irán y atenta contra la relación con Estados Unidos. La única pregunta es nosotros o él, aislamiento internacional y escandalosa carestía de vida”, dijo Herzog, quien además acusó al premier por el aislamiento de su país en las negociaciones con Irán. “Devolveremos la esencia del sionismo integrador y daremos esperanzas a los jóvenes. Somos conscientes del peligro de un Irán nuclear y del terror pero ¡nosotros ofrecemos una esperanza!”, señaló Herzog. Además, prometió la aprobación de mayores inversiones en la comunidad árabe y reforzar la convivencia. Por su parte, Livni apoyó a su pareja en la coalición. “Bibi es un hombre con muchos miedos que se basa en instalarlos en los ciudadanos. Herzog será un gran primer ministro”, aseguró la socia del candidato que disputará el cargo de premier a Netanyahu.

OPINION Sube la temperatura de la crisis en Brasil

Por Eric Nepomuceno
Desde Río de Janeiro
En algún momento de la noche del lunes el presidente del Senado, Renan Calheiros, del PMDB, mayor bancada de la Cámara alta y principal socio del PT en la alianza de base del gobierno, recibió una llamada telefónica desagradable. Calheiros fue informado por el vicepresidente de la República, Michel Temer, su colega de partido, que su nombre estaba en la lista que el procurador general de la República, Rodrigo Janot, entregó a la Corte Suprema, pidiendo que fuera investigado por posibles vínculos con el esquema de corrupción detectado en Petrobras. La lista todavía no fue oficialmente divulgada, lo que podrá ocurrir en cualquier momento, exponiendo a unos 54 políticos involucrados en acusaciones de corrupción.
Al día siguiente vino su respuesta: devolvió al Poder Ejecutivo el decreto-ley enviado por la presidenta, Dilma Rousseff, al Senado, con una medida que eleva algunos impuestos y que integra el plan de ajuste fiscal del gobierno.
La noticia tuvo el efecto de una bomba por varias razones. Primero, porque retrasa considerablemente la implementación del ajuste. Segundo, porque es un acto de claro y contundente enfrentamiento entre el presidente del Senado y Dilma Rousseff. Tercero, porque expone, con fuerza renovada, la capacidad de deslealtad del PMDB: no se puede olvidar que la Cámara de Diputados es presidida por otro parlamentario del mismo partido y que actúa mucho más como dirigente de la oposición que como aliado. Cuarto, porque expone, una vez más, la fragilidad (por no decir ausencia absoluta) de la capacidad de articulación política del gobierno y deja claro que el gobierno tiene una mayoría parlamentaria en la ilusión numérica, no en la vida real. Y, por último, la rebelión de Calheiros ocurre en el momento preciso en que las agencias calificadoras de rating examinan la nota de crédito soberano de Brasil. La puesta en marcha de un programa de ajuste fiscal tiene peso específico en esa evaluación, y todos, el presidente del Senado inclusive, lo saben.
El argumento expuesto por Calheiros para rechazar de forma tan vehemente una iniciativa de la presidenta podría ser considerado razonable: el contenido de la medida, pese a su urgencia e importancia, no fue discutido previamente con los senadores. Basta, sin embargo, conocer algo de su trayectoria y de su muy peculiar sentido de lo que debe ser la conducta ética de un legislador para que todo se aclare.
Renan ya andaba muy enojado con Dilma. Primero, porque un ahijado político suyo fue catapultado de la presidencia de una importante empresa controlada por la Petrobras, a raíz de su hábito de aceptar obesas propinas entregadas en manos y en efectivo. Segundo, porque su hijo Renan Filho, recién electo gobernador de la provincia de Alagoas, pide ayuda económica del gobierno federal desde que llegó al puesto (es decir, tres meses) y todavía no avistó un mísero centavo de real. Y ahora, para colmo, su nombre aparece entre los que, si así lo decide la Corte Suprema, serán investigados por corrupción activa (en el lenguaje jurídico; en rigor y por respeto a la verdad debería decirse corrupción compulsiva, y desde hace mucho).
La trayectoria de ese extraño personaje muestra que él no cambia ni cambia su inmenso poder. Hace algunos años, cuando presidía el mismo Senado, fue forzado a renunciar al puesto para no correr el riesgo de que su propio mandato fuera suspendido por sus pares. Ese movimiento, absolutamente inusual hasta en un Congreso tan plagado de escándalos, se debió a que se descubrió, y con gran cantidad de pruebas, que una gran constructora se encargaba de pagar gorda mensualidad a una señorita agraciada por la naturaleza con formas perfectas y con quien Renan tuvo una hija por fuera de su matrimonio. Para neutralizar el escándalo él renunció a la presidencia del Senado; la señorita en cuestión fue despachada lejos de Brasilia, luego de que su cuenta bancaria hubiera sido considerablemente reforzada y, pasado un tiempito, la muy proverbial amnesia moral de sus pares hizo que él volviese al puesto perdido. Todo eso debería ser un asunto restringido al círculo personal y familiar de Renan, si no fuese una fuerte muestra de lo que él es capaz.
Más allá de los efectos en la puesta en marcha de la nueva política económica de Dilma Rousseff, la actitud expone de manera preocupante hasta qué punto puede ser accionado el poder de chantaje del PMDB. Un tanto ingenuamente, algunos asesores de la presidenta brasileña creían que Calheiros sería, en el Senado, una especie de contrapeso a la rebelión de Eduardo Cunha en la presidencia de la Cámara de Diputados.
Ahora quedó claro de toda claridad que Dilma no sólo no puede contar con el apoyo de ninguno de los dos, ya que perdió completamente el control sobre el Congreso. Si los presidentes de las dos Cámaras del Congreso pertenecen a un partido aliado y actúan tal como están actuando, ¿para qué preocuparse con los partidos de oposición?
La verdad es que cada día se agrava más y más la crisis en que se encuentra el gobierno de Dilma, cuyo segundo mandato apenas comienza. Y cada vez queda más claro que el actual sistema político-partidario-electoral brasileño es una receta muy bien construida de cómo hacer que un país pueda llegar a ser ingobernable

LOS DOS ESCRITOS DE NISMAN QUE, PARA LA MISMA FECHA, DECIAN LO CONTRARIO DE LA DENUNCIA QUE PRESENTO CONTRA LA PRESIDENTA Un caso del doctor Jekyll y mister Hyde

Por Raúl Kollmann
Los escritos guardados en la caja fuerte de la fiscalía demuestran que había dos Alberto Nisman. En esos textos decía que la política del Gobierno en el caso AMIA consistía en que “Irán retrocediera y que someta a los acusados a la jurisdicción argentina”. Al mismo tiempo, en los tribunales presentaba una denuncia en la que acusó al Gobierno de encubrimiento. O sea, de favorecer a los acusados iraníes. Las fechas tienen trascendencia porque muestra cuándo el fiscal los convalidó por última vez. Los textos de Nisman comienzan así: “Transcurridos más de siete años del establecimiento de las capturas con alertas rojos respecto de cinco imputados iraníes...”. Si se considera que los alertas rojos fueron establecidos por la Asamblea General de Interpol de Marraquesh, el 7 de noviembre de 2007, los más de siete años de los que habla Nisman llevan al menos a diciembre de 2014. Esto comprueba que el texto fue redactado o actualizado en esa fecha. Es decir, que la elaboracion fue contemporánea a la denuncia en la que se afirma lo contrario de lo que dicen estos escritos hallados en la caja de seguridad. Otra prueba es que Nisman menciona el discurso de Cristina Kirchner en la Asamblea General de las Naciones Unidas del 24 de septiembre de 2014, lo que también indica que estuvo actualizando el texto al mismo tiempo que hacía consideraciones directamente opuestas en la otra redacción, la de la denuncia.
El juez Daniel Rafecas dio a conocer ayer, a través del sitio oficial de la Corte Suprema, el Centro de Información Judicial (CIJ), la declaración testimonial de la secretaria letrada de Nisman, Soledad Castro, que fue quien le entregó los escritos guardados en la caja de seguridad de la fiscalía. Castro contó que Nisman fue postergando la presentación de alguno de los dos escritos elaborados en función de los vaivenes del Memorándum de Entendimiento. Primero, los postergó porque la ola fluía hacia el acuerdo con Irán. Luego quedó pendiente porque la República Islámica no le daba el visto bueno al memorándum. Posteriormente se declaró la inconstitucionalidad y, al final, Nisman optó por la denuncia contra la Presidenta y el canciller. Pero en todo momento ordenó que se mantuvieran los escritos actualizados. Los fechó en diciembre de 2014 y le puso algunas rúbricas con fecha de enero de 2015. Esto último demuestra que Nisman, con su firma, avalaba al mismo tiempo textos en los que, por un lado, elogiaba las posturas del Gobierno y, por el otro, formulaba una denuncia furibunda en que imputaba a su máxima autoridad.

Papeles

Los escritos de la caja de seguridad no son textos improvisados ni pequeños resúmenes. Son dos pedidos al Poder Ejecutivo que ocupan, cada uno, 55 páginas. Y tienen desarrollos largos y fundamentados.
Se trata de dos escritos mellizos. Uno, para el caso de que el memorándum fuera convalidado por Irán. El otro, casi idéntico, para la alternativa de que el régimen iraní siguiera sin hacerlo votar en su Congreso o no manifestara su voluntad de cumplir con lo firmado.
En ninguno de los dos existe la menor referencia a que el memorándum fuera un delito –sí se dice, al pasar, que es inconstitucional–, pero se considera a la política del Gobierno en forma muy positiva. Por ejemplo, dice que una vez establecidos los alertas rojos, “de allí en adelante, el objetivo central de la Justicia, de los familiares de las víctimas y del gobierno de la Nación Argentina fue lograr la detención de los imputados a fin de proceder a su posterior enjuiciamiento, naturalmente, con todas las garantías que brinda la Constitución Nacional”.
En la denuncia, Nisman escribió exactamente lo contrario: que la política de la Presidenta y el canciller era ayudar a los iraníes a que esquiven a la Justicia argentina.

2014

En los escritos hay una detallada enumeración de los discursos de Néstor y Cristina Kirchner ante la ONU, incluyendo elogios al último del 24 de septiembre de 2014. Nisman transcribe palabras de CFK recordando que “primero Néstor y luego quien les habla, reclamamos a Irán, año por año, en 2007, 2008, 2009, 2010, 2011 hasta que finalmente Irán aceptó una reunión bilateral, algo que nunca había aceptado. ¿Para qué queríamos esa colaboración judicial? Para que declaren los acusados ante el juez”, transcribe Nisman, sin decir nunca que aquello fuera un encubrimiento.
“Y ese mismo día continúa Nisman, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, CFK volvió a tocar el tema. ‘Después de la acusación del fiscal, aceptada por el juez, insistimos una y otra vez hasta que en 2012 se concretó una reunión bilateral y pudimos firmar el memorándum para que esos acusados declaren ante el juez. En mi país no existe la condena en ausencia. Por eso deben ser interrogados, deben ser juzgados, es lo que indica la Constitución’.” El tono es de elogio a las palabras de la Presidenta, no de crítica. Y la conclusión de Nisman es categórica: “La lectura hilvanada de estos reclamos ostensiblemente revela que esta demanda fue lograr que la República de Irán sometiera a los acusados de origen iraní a la jurisdicción argentina”.

Naciones Unidas

Como se sabe, Nisman nunca llegó a presentar ninguno de los dos escritos. Estaban dirigidos al Poder Ejecutivo nacional y se iban a cursar a través de la procuración. El objetivo era que la Argentina le pidiera al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que obligara a Irán a entregar a los sospechosos iraníes a la justicia argentina.
Nisman, en el texto, menciona dos antecedentes. El más importante es el de Lockerbie, el caso que tuvo que ver con una bomba en un avión de Panam. El aparato cayó en la localidad escocesa de Lockerbie y el reclamo conjunto del Reino Unido y Estados Unidos fue contra Libia. Nisman sostiene en sus escritos que Libia terminó entregando a los dos sospechosos en virtud de sanciones impuestas por Naciones Unidas. La realidad es que esa controversia se superó a través de un Memorándum de Entendimiento firmado por Libia, Estados Unidos, Escocia y Holanda, por el que se convino la realización de un juicio en este último país. El memorándum fue gestionado por la Unión Africana con un protagonista principal: Nelson Mandela. El ejemplo más bien parece darle la razón al gobierno argentino en su política. El otro ejemplo señalado por Nisman es el de las sanciones impuestas a Sudán por no entregar a tres sospechosos de haber intentado asesinar al presidente de Egipto, Hosni Mubarak. Sudán terminó negociando la colaboración judicial con Egipto y Estados Unidos.
La realidad es que, hoy, Irán es uno de los países más sancionados a nivel internacional por su programa nuclear. Justamente eso es lo que están negociando en este momento cinco de los países más desarrollados, incluyendo Estados Unidos, sentados a la mesa con Irán. La negociación podría llegar a buen puerto antes de fin de mes y tiene un adversario principal, Israel. Un nuevo pedido de sanciones hubiera sido bien visto por Jerusalén, pero casi seguro habría tenido el veto de China y Rusia.
Según revelaron fuentes de la Cancillería, Nisman nunca consultó al equipo legal del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre la posibilidad de pedir por las extradiciones en el Consejo de Seguridad.

Discursos

En los dos textos de la caja de seguridad, Nisman es muy elogioso de las palabras de la Presidenta en las Naciones Unidas, aun después de firmado el memorándum. Por ejemplo, cita el discurso de CFK en 2013: “Que no se confunda paciencia con ingenuidad o estupidez. Queremos las fechas de cuándo va a aprobar Irán el memorándum, cuándo se conformará la Comisión de la Verdad y cuándo podrá viajar el juez a Teherán a tomar las declaraciones. Queremos respuestas. Ya pasó un tiempo prudencial”.
Al citar este discurso, Nisman no habla ni de que el memorándum sea delictivo ni de que la Comisión de la Verdad fuera un acto criminal para encubrir a los iraníes. Se lamenta de que el reclamo se haya tenido que “flexibilizar” por la dureza de la postura iraní. Lo pone en estos términos: “Ante esa falta de resultados respecto del objetivo de lograr la detención de los imputados, el gobierno nacional, con el paso del tiempo, fue flexibilizando su postura: al primigenio reclamo de que los imputados se sometan a la Justicia argentina le siguió la propuesta de que se lleve a cabo un juicio en un tercer país y a ello sobrevino la aceptación de una negociación propuesta por el gobierno irnaí, que culminó en la celebración de un tratado bilateral”. Ya en su redacción final, Nisman deja en claro que el memorándum no logrará el objetivo y por eso propone recurrir a las Naciones Unidas.
Aun así, concluye: “Lo expuesto es, ni más ni menos, que la solución legal a la indignante renuencia iraní. Y no sólo contribuye a satisfacer la demanda de justicia que legítimamente sostienen las víctimas del ataque y sus familiares, sino que, incluso, coincide con lo que en reiteradas ocasiones, desde el año 2007, vino reclamando el gobierno argentino”.
En otras palabras. En la caja de seguridad, los textos dicen que el Gobierno viene reclamando, en reiteradas ocasiones, llevar a la Justicia a los iraníes. En el otro texto, el de la denuncia, dice que el Gobierno ayuda a los iraníes a eludir a la Justicia.
epigrafe

El pueblo en espejo: del Bicentenario al 1º de marzo

Por Ricardo Forster *
1 Regreso después de una larga caminata entre la gente y la lluvia; miro los rostros alegres, escucho frases de afirmación y esperanza, descubro, una vez más, la abrumadora presencia de los jóvenes y, algo que no deja de ser sorprendente para estos tiempos de grietas reales y ficticias, una composición social diversa e inversamente proporcional, en su diversidad, a lo que fue la marcha del 18F, tan compacta en su afirmación clasista. De a cientos de miles, con sus organizaciones políticas o sindicales o simplemente como ciudadanos impelidos a dar su presente para apoyar, en un momento de gravedad y peligro pero también de reconocimiento por el camino recorrido, a Cristina. Todos estuvieron el domingo escuchando bajo la lluvia el discurso de quien habla más allá de las mezquindades sectoriales y que respeta profundamente la inteligencia del pueblo.
No puedo dejar, mientras me sigue invadiendo la alegría de esa multitud, de recordar las jornadas del Bicentenario cuando, de la manera más impensada, millones de argentinos y argentinas que permanecían invisibles y borrados por la vocinglería mediática que siempre supo diferenciar los “buenos y honestos ciudadanos”, “la gente”, como gustan decir, de la “negrada del suburbio”, hicieron su sorpresiva aparición e inundaron de pueblo y fiesta las calles de la ciudad. Algo semejante y distinto, porque las circunstancias lo son y lo atravesado en estos años agrega nuevos elementos, vino a conjurarse el domingo 1º de marzo cuando centenares de miles se congregaron para decirle basta a la infamia, a la descalificación, a la injuria, a la mentira, a la desestabilización política y/o económica, y, como pocas veces se vio, escucharon por casi cuatro horas a la presidenta de la Nación recorriendo la trama de la historia reciente, deteniéndose en números y en derechos, reafirmando su compromiso con la verdad y la justicia, mostrando una entereza y un coraje imposible de encontrar en la dirigencia opositora, que solo se atrevía a mostrar su incomodidad ante lo que sucedía afuera y adentro del Congreso. Todas esas sensaciones me llevaron a recobrar un texto que escribí al finalizar las jornadas del Bicentenario. No tuve que cambiar ni una sola coma. La historia se reencuentra en sus momentos ejemplares. Ahí tiene, estimado lector, un texto que habla, sin inconvenientes, de dos momentos que son uno. Apenas si le cambié, hacia el final, una fecha.
Los días argentinos no dejan de sorprendernos. Lo esperado y el azar se entrelazaron para devolvernos la imagen de una historia abierta, compleja, laberíntica, tumultuosa y aluvional. De a centenares de miles, viniendo de todas partes, cruzando las fronteras que separan la ciudad de los suburbios, subiéndose a colectivos y trenes, a subtes y autos o simplemente caminando para apurar las cuadras que los separaban de un centro que, por cuatro días de una intensidad increíble, se reencontró con su pasado mítico, con sus leyendas de arrabales tangueros y de marchas obreras, la multitud invisible se transformó en el pueblo del Bicentenario. Vinieron de esas geografías tematizadas como zonas del peligro, sortearon las prevenciones y los prejuicios de todos aquellos que asimilan masas andantes con disturbios y criminalidad, con violencia y agresión. Multitud abigarrada y festiva, colectivo social multiplicado en millones de personas que manifestaron con alegría y serenidad, que gozaron y cantaron, que bailaron y conversaron, que miraron y preguntaron, que se emocionaron y se sorprendieron. Todos, cada uno de nosotros, fuimos sintiendo la potencia de la transfiguración; pudimos percibir que algo inusual y extraordinario estaba sacudiendo las entrañas de un país siempre anómalo y extraño pero siempre intenso y desafiante.
La ciudad se abrió y los cuerpos se movieron con libertad desprendiéndose de los miedos impuestos, de esos trazos de ficción mediática que apabullaron desde pantallas y rotativas la cotidianidad de los argentinos hasta construir la imagen de una sociedad en estado de guerra y de intemperie, asolada por la inseguridad y prisionera de una violencia autodestructiva que, siempre, asumía el rostro del oscuro habitante de esos arrabales transformados, gracias a las retóricas del amarillismo y el racismo, en las zonas del mal. Desde allí vinieron de a miles y miles desmintiendo, como lo han hecho en otras ocasiones memorables de nuestra historia, a quienes, desde el desdén y la más cruda violencia del lenguaje discriminador, no se cansaron de repetir que los mueve el clientelismo y el choripán, la promesa de alguna dádiva o la obligación de no quedar mal con el puntero del barrio. Los velos se cayeron, se derrumbó el discurso hegemónico y monocorde de la corporación mediática. Estalló en mil pedazos la palabra “crispación”. Y las calles del centro mutaron en calles de fiesta y regocijo, de asombro y participación. Así de simple y de complejo... la multitud, los negros de la historia, los incontables, los que pujan desde el fondo de los tiempos por el reconocimiento y la igualdad hicieron acto de presencia y lo hicieron transformando durante cuatro días a Buenos Aires en una magnífica alquimia de ágora y carnaval, de imágenes monumentales desplegadas sin medir riesgos estéticos por la fuerza bruta de la invención artística y la inquieta interrogación por aquello del pasado que sigue insistiendo en el presente. Fue alegría compartida y conmoción ante los dolores y los horrores de nuestra historia que también estuvieron allí, sin ocultamientos ni narraciones edulcoradas. Y estuvieron junto a las clases medias de los barrios porteños y del Gran Buenos Aires desmintiendo la lógica de los abroquelamientos y los muros invisibles que se fueron levantando utilizando los recursos culturales de medios de comunicación atravesados de lado a lado por la retórica de la ciudad neoliberal, privatizada y fragmentada, de esa que vivió de rapiñar el espacio público poniéndolo a su servicio. Los cuerpos se mezclaron, lo individual y lo colectivo se entrelazaron al riesgo de romper prejuicios y paradigmas dominantes, como recordando otras ciudades en la ciudad del Bicententario (ciudades de los conventillos y de las esperanzas, de caminatas míticas narradas por la literatura de Borges y Marechal, de Martínez Estrada y Cortázar, de Sabato y Oesterheld, de alquimias de poetas y de vagos, de movilizaciones populares y de tozudas resistencias, de tardes futboleras y de antiguas devociones barriales... ciudades escritas con la diversidad de mil escrituras por sus habitantes que, como si hubieran venido de todos lados y de todas las épocas, se reunieron para recobrarse y mirarse a los ojos en estos días de mayo).
2 Allí, en la ciudad libre y lúdica, tumultuosa y festiva, no estuvo la “gente”, ese nombre forjado para excluir e invisibilizar al otro, para restarle su humanidad transformándolo en una amenaza o en la plebe oscura y sin nombre. La “gente” quedó atragantada en la garganta de aquellos periodistas formateados para diferenciar a los lindos de los feos, a los limpios de los sucios, a los ciudadanos que se manifiestan espontáneamente de los oscuros objetos del clientelismo o del piqueterismo. Allí hubo pueblo, diverso y múltiple, portador de lenguas y tradiciones, amalgama de lo distinto y de lo semejante, tumulto de colores y de grafías. Pueblo que recuperaba sueños olvidados, que se dejaba agasajar después de tantas frustraciones y que rompía en mil pedazos el discurso que nos enseñó a establecer una brutal equivalencia entre multitud y homogeneidad, entre pueblo y monotonía autoritaria, entre la masa oscura y las personas pensantes y autónomas. No estuvo un pueblo bucólico, ni un pueblo-virginal. No hubo ni hay pueblo puro. Hay luces y sombras danzando a contraluz de la historia argentina como esa que pudimos ver desfilar entre vanguardismos estéticos, giros brechtianos y arquitecturas monumentales que cruzaban, de un modo desafiante, lo artístico y lo político. Allí estuvo el pueblo de la independencia y el de las dictaduras, el de los anarquistas soñadores y el de la locura especulativa, el de la Constitución quemada y el de la fiesta democrática, el del dolor inconmensurable de las madres, el del infinito reclamo de justicia y memoria y el de los silencios resignados. Pueblo manchado y vital. Como si en los claroscuros de la historia, en el interior de sus pasadizos secretos, la palabra pueblo pudiera narrar lo mítico y lo soñado, lo esperado y lo perdido, la fuerza del acontecimiento que parte aguas y la monotonía de los tiempos de la resignación y el olvido. El pueblo es, también, lo que bordea el peligro, lo que a veces se aventura detrás de lo inesperado que brota haciendo saltar los goznes de una realidad enturbiada y estancada. Otras veces ese nombre fue pronunciado, y algo de eso se contó en los muros del Cabildo y en las avenidas capturadas por el desfile de las carrozas y la contemplación entre deslumbrada y fervorosa de la multitud, para legitimar las páginas más ignominiosas. El pueblo es movimiento, mutación, herencia y memoria, es cuerpo sobre el que las escrituras de la historia van dejando sus huellas indelebles aunque se las intente borrar.
Pero el pueblo es también el giro de los tiempos que interpela siempre de un nuevo modo aquello que lo constituyó. Cada generación reinterpreta el pasado de acuerdo a sus necesidades, a sus prejuicios y a sus ensueños de aquello siempre esperado como reparación y oportunidad convirtiéndolo en fuerza vital y en actualidad, dándole sentidos tal vez impensados en otras encrucijadas de nuestra historia. Como si algo de lo excepcional se hubiera derramado sobre este presente para iluminar de otro modo nuestra travesía como nación. Como si eso inimaginado se hubiera encontrado con ese sujeto olvidado y ninguneado produciendo un acontecimiento sobre el que todavía no alcanzamos a descifrar su proyección. Intuimos que lo desplegado en estos últimos años, aquello que fue invirtiendo la marcha decadente y brutal de una Argentina que había sido capturada por la cultura del egoísmo y la especulación del capitalismo neoliberal, tuvo mucho que ver en las jornadas multitudinarias del Bicentenario. Como si lo inaugurado otro 25 de mayo, pero de 2003, con sus intensidades y sus dificultades, con sus apuestas riesgosas, sus aciertos y sus errores, hubiera encontrado el difícil camino que nos fue llevando, tal vez sin preverlo ni imaginarlo de este modo y con tal magnitud, a la reaparición del pueblo.
Una reaparición que se vincula directa y decisivamente con el también arduo ejercicio de rescatar a la política de su envilecimiento, de volver a ponerla en el centro de lo democrático como un instrumento sin el cual las sociedades quedan prisioneras de los arbitrios de las “gestiones empresariales” y de los tecnócratas del establishment. La política como lugar del litigio por la igualdad y como lengua que se instala para desmentir las falsas e ilusorias retóricas de la unidad y del consenso que suelen ocultar la perpetuación de las injusticias y las desigualdades. Porque este 1º de marzo no es apenas un acontecimiento festivo, un baile de máscaras sin rostros por detrás. Es, ha sido, la emergencia de una posibilidad que parecía saldada o extraviada, la posibilidad de situar lo político en el corazón de la democracia sin renunciar a dar la batalla por la distribución de la riqueza, la refundación del Estado, la recuperación imaginativa del espacio público, la reparación de las injusticias del pasado en los tribunales del presente y de inscribir este tiempo argentino en nuestro, muchas veces olvidado, destino sudamericano.
Hemos sido testigos y partícipes de días luminosos. Días irrepetibles, únicos, que dejarán su impronta en lo por venir. Días que nos desafían y nos ofrecen el raro privilegio de ser actores de la historia, de esa misma cargada de fantasmas que fueron convocados por el arte y la política, que estuvieron en esa maravillosa galería de los patriotas latinoamericanos, que pasearon entre nosotros bajo los rostros de José Martí, del Che, de Emiliano Zapata, de Túpac Amaru, de Artigas, de Evita, de Allende, de Sandino, de Bolívar, de San Martín y de tantos otros que hacen a la memoria y a la trama subterránea de un continente caliente, desmesurado y libertario. Días del pueblo que dibuja los trazos de una Argentina que quiere ir en busca de la igualdad, la libertad, la justicia y la fraternidad. Algo de eso pudimos sentir en la piel, en el corazón y en la reflexión mientras, como escribió Elías Canetti en la encrucijada de otra historia, nos dejamos llevar por el vértigo y la fiesta de lo colectivo. Una fiesta que, una vez más, desmiente, como aquella otra del Bicentenario, los llamados al odio y la violencia. La democracia, viva, palpitante, movediza, creativa, estuvo, como en otras jornadas inolvidables, recordando que el pueblo es su actor decisivo.
* Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional.

Henry Miller y Anaïs Nin, en estos días

Por Enrique Medina
En la fastuosa terraza del piso mayor, desde donde se aprecia espléndidamente París, Henry Miller limpia las lentes del binocular. Hace foco en la terraza donde una dama, a pesar de estar algo nublado, toma sol recostada en una hamaca. Ronroneando, el gato siamés se le refriega en el pantalón. El se sienta y el animal salta a su regazo exigiendo las caricias que no se hacen esperar. Ultimamente a Miller lo han ganado el de-saliento y el desinterés por las cosas de la vida; él mismo lo ha notado, y le preocupa. Mira la computadora que no usa, pero que siempre está con el protector de pantalla mostrándole los rostros de sus actrices preferidas de la época de oro del cine. Ellas le sonríen levantándole el ánimo. Sí, quizá convenga decirle a Anaïs que tiene ganas de ir a un cine, al teatro... No estaría mal caminar por las orillas del Sena, ir al Louvre, donde hace tanto que no van... Un fuerte dolor en la espalda, más en la cintura, lo obliga a ponerse de pie y caminar para aliviarse un poco. Al verse devuelto a las baldosas, el gato se siente ofendido y entra al living. Anaïs deposita en la mesa blanca la bandeja con el té. Ponete la gorra, que un vientito en la cabeza te resfría de nada. Ella va hasta la enorme jaula que a su vez contiene muchas otras para que los pájaros dispongan de un espacio privado sin necesidad de atacarse. Entra y en los canteros echa zapallito y lechuga a tres majestuosas tortugas, saluda con distintos silbidos a picaflores, cardenales, calandrias, cacatúas de espléndido penacho, dos loritos agapornis llamados los pájaros del amor que trajeron de Africa, un doradito copetón, cotorras, canarios, una pareja de tucanes que se saben los jefes del ambiente, y una larga cola que, a pesar de las explicaciones reiteradas de Miller acerca del mal olor de todos los bichos y que ese pájaro es de la familia de los calurus pero no un quetzal ya que apenas si habrá uno o dos en plena selva guatemalteca, ella igual insiste presentándolo a las visitas como un quetzal auténtico; y lo dice con pena porque el ave ya tiene sus años y en cualquier momento puede ser pretérito. Con suave ademán ahuyenta a las palomas que se posaron en sus hombros y con el pie aparta los conejos. Sale. Va hasta el atril donde la espera el cuadro en el que está pintando el rostro de Miller. Ahora, luego de haber superado distintas etapas temáticas como “estudio de figuras”, “naturaleza muerta”, “detalles ignorados”, “caos abstracto”, “el triunfo del espíritu”, Anaïs está feliz con el logro de la serie “paisajes de ciudad” que le han prometido exhibir en una Galería de Rue des Saints Pères. Le da una pinceladita al cuello de la camisa de Miller, y luego guarda todo bajo techo temerosa del cielo gris que anuncia lluvia fuerte. El se coloca la gorra y piensa que si los amigos no llaman, debería llamar él, no desligarse de las relaciones. Uno se va quedando solo y eso es malo. Cuando estaba en actividad lo abrumaban los compromisos. Ahora, retirado desde hace un tiempo luego de haber trabajado hasta edad avanzada, día a día debe conformarse con el recuerdo. Y esto no le gusta. Bebe el té y pregunta:
–¿Qué habrá sido de Brassaï?... Mirá vos, pensaba en él sin ningún motivo preciso... ¿Cuánto hace que llamó la última vez?... El año pasado no llamó, ¿no?... La pucha, cómo pasa el tiempo...
Aparece la mucama con la pastilla que debe tomar Miller, de paso informa que el veterinario avisó que pasará una hora más tarde. Anaïs unta unas tostadas con jalea de frambuesa:
–... Y... Debe haber sido... ¿Hará más de un año, más o menos, o más?... La vez pasada June me preguntó por él...
–Ah, June... Sí, June... ¿Quién es June?...
–Tu segunda mujer... La que te mantuvo para que vos pudieras escribir...
–Ah... ¿Nos vemos con ella?...
–De tanto en tanto... Los tres nos quisimos mucho... Hicieron una película...
Miller bebe té sin pensar en lo que hace porque en su mente hay personas y animales, casas y libros, paisajes y noches soleadas, amigos y envidiosos, mujeres y más mujeres, hay un mundo que gira con la intención de perjudicarlo, sin duda, por ello es que debe callarse y no hacer preguntas que lo descoloquen ante esta mujer que además de cuidarme se acuesta en la misma cama que yo. Entonces, eso, recurro a las columnas que nunca me fallan y fortalecen mi entendimiento global de las cosas sin perder la precisión del recuerdo... Porque aunque sea de a ratos, sé que Brassaï debió avisarme, darme una explicación y pedirme perdón por decir que tuve la suerte de leer el original de Céline y gracias a esa lectura encontrar mi camino. Debió haberme dicho que lo iba a escribir. Yo no quería que se supiera... Y menos ese Céline mierdoso que nunca me aceptó una invitación a tomar un café, ¡mierda, mierda!... Nunca lo voy a perdonar a Brassaï, ni aunque me saque miles de fotos para sus libros de arte, nunca. Y yo estúpidamente le había escrito el prólogo para su novelita, pelotudo que soy... ¡El Ojo de París!, ahora recuerdo haber escrito ese libro sobre sus fotos, mierda, mierda... ¿Y June?... ¿Y Brenda?... ¿Y la japonesa?... Estoy mirando a una mujer que mastica una tostada. La tostada se llama tostada, sí, pero ¿la mujer que me mira?... ¿Y Lawrence?...
–¿Y Lawrence?...
–¿Cuál de ellos?...
–Durrell. ¿Viene a vernos?, ¿se había separado? Siempre te dije que fue un error de ella la separación... El nunca le cuestionó nada. Y eso ella no supo valorarlo. En fin, es cosa de ellos, pero si se recomponen, mejor así. Reconozco que él se olvidó del hijo... Mirá que quiero nadar un poco... ¿No es la pastilla roja la que me toca ahora?... ¡Ah, ahora recuerdo! El le escribió el prólogo al libro que Brenda hizo con mis cartas.
–La roja te toca a la noche, ahora tomate esa que te trajo Wendy... Las que llamaron fueron Brenda y Hoki, dicen que un día de éstos nos caen a tomar el té...
Miller observa los labios de Anaïs. ¿Cómo se llama esta mujer?... Los labios se mueven pero por momentos no escucho lo que dicen. Posiblemente esos labios estén mintiendo. ¿Quién es ella?... ¿Quién soy?...
–¿Soy algo?...
–Sos escritor.
–¿Y vos?
–También soy escritora. Y fui tu amante cuando estabas casado con June... Y los tres fuimos un solo cuerpo.
–¿Dónde estamos?
–Donde debemos estar...
Miller bebe y dispone la taza en el platito. Agarra el binocular y observa en panorámica. Busca la mujer que le gusta, la del balcón del edificio de ladrillos rojos. La halla. A pesar del tiempo algo nublado, como lo hace habitualmente, ella se ha desnudado por completo, como sabiendo que él la mira desde lejos. Deja el binocular. Se humedece el índice en la lengua, se agacha y presiona sobre una basurita que se le queda adherida, con cuidado la echa dentro de una maceta. Luego se sienta y acerca la notebook. Primero acaricia a la pareja de siberianos y enseguida les echa una mirada atenta a los portales periodísticos. Luego mira su correo. Nada. Descansa los brazos en el sillón. Anaïs le agarra una mano y aprieta. Aún no entregado, con la mano libre, él escribe Henry Miller en el buscador para ver si hay alguna novedad sobre su persona.

WASHINGTON Y TEHERAN DICEN QUE HUBO PROGRESO PERO FALTA Nueva ronda en Suiza por el plan nuclear iraní

Los equipos de Irán y Estados Unidos que negocian el programa nuclear iraní se separaron ayer después de más de diez horas de reuniones a lo largo de tres días, durante las que hubo avances que, sin embargo, no fueron suficientes como para anticipar que un acuerdo es inminente. La decisión del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, y del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, de volver a encontrarse del 15 al 20 de marzo evidencia que todos ven que un compromiso es posible, pero que todavía quedan varios capítulos difíciles y complejos por cerrar. Kerry y Zarif también dirigirán personalmente esa ronda negociadora, la novena que celebrarán desde que empezó este año.
Fuentes de ambas partes coincidieron en que las negociaciones fueron productivas y que se avanzó, aunque todavía hay asuntos difíciles que resolver. “Hubo progresos, pero queda mucho trabajo” por delante, dijo escuetamente Zarif a su salida del hotel de la localidad suiza de Montreux donde tuvieron lugar las reuniones. En términos similares se pronunció una fuente estadounidense que participa en el proceso: “Hemos hecho algunos progresos, pero todavía hay muchos retos”.
El acuerdo que se negocia busca garantizar que Irán no podrá desa-rrollar su tecnología nuclear más allá del nivel actual y que, de empezar a hacerlo, requeriría al menos un año entero para conseguirlo. Todo ello acompañado de controles estrictos por parte de expertos internacionales, con los que Irán deberá cooperar plenamente. Esas restricciones, según el planteamiento estadounidense, deben regir durante diez años, una condición en la que persisten las discrepancias tras haber sido rechazada oficialmente por Irán. Según fuentes iraníes, Irán ha mencionado en la mesa de negociaciones que podría aceptar seis años de moratoria.
Otro tema que se ha convertido en una traba en estas negociaciones son las sanciones económicas que Occidente mantiene contra Irán y que este país insiste en que deben ser levantadas por completo en cuanto entre en vigor un eventual acuerdo. El equipo negociador estadounidense mantiene su posición de que la retirada de las sanciones debe ser progresiva, conforme Irán demuestra su voluntad de cumplir con cada uno de los compromisos que asuma. Según fuentes iraníes, EE.UU. ha dicho en las negociaciones que estaría dispuesto a empezar por el levantamiento de las sanciones bancarias, que son las que más le pesan a Irán.
Las sanciones bloquean igualmente las exportaciones de petróleo de Irán a Europa, lo que convierte a la India, Japón y China en sus principales compradores. Kerry viajó ayer a Arabia Saudita, donde se reunirá con autoridades de los países árabes para darles garantías de que el acuerdo que negocia con Irán es positivo para ellos y no será origen de mayor inestabilidad en la región.

ECONOMIA › LOS TRABAJADORES ACUSARON A LOS EX DUEÑOS DE LA IMPRENTA El modus operandi de Donnelley

Por Adriana Meyer
Los trabajadores de la cooperativa Madygraf, ex imprenta Donnelley, presentaron en la causa por la quiebra varios documentos para demostrar el vaciamiento fraudulento que venía llevando adelante esa firma norteamericana meses antes de cerrar el portón de ingreso, el 11 de agosto pasado. Una de las pruebas con las que pretenden que la casa matriz de Estados Unidos sea alcanzada como responsable de la quiebra consiste en mostrar que la firma tiene como modus operandi cerrar plantas en todo el mundo, luego de vaciarlas, dejando incluso el mismo cartel en la puerta como el que se encontraron los operarios argentinos. “Lamentamos tener que comunicarle que, afrontados (sic) a una crisis insuperable estamos cerrando nuestras operaciones y solicitando la quiebra luego de 22 años de actividades en el país”, decía la nota, y debajo un 0800 para que las 400 familias pudieran tener “más detalles” de lo que les esperaba. Sin embargo, nadie lo marcó. En asamblea decidieron tomar la planta y desde entonces producen sin patrón y, aun con dificultades, cobran su salario.
A mediados de 2014, cuando R. R. Donnelley presentó un recurso preventivo de crisis, sus empleados denunciaron que, en realidad, los dueños habían empezado a vaciar la fábrica de Garín. “Llevaban las bobinas de papel a diferentes depósitos, los trabajadores los siguieron, luego empezaron a hacerlo de noche y era imposible frenarlos. Al mismo tiempo decían tener una baja en la producción, pero tercerizaban la impresión de revistas y folletería que históricamente se hizo allí”, recuerda el abogado del Ceprodh (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos) que los representa, Agustín Comas, en diálogo con Página/12. De hecho, una de las pruebas que ya tiene el Juzgado en lo Comercial de Gerardo Santicchia es la denuncia de un depósito de Quilmes que llamó a la Sindicatura General de Empresas porque tenía mil toneladas de papel de Donnelley. “La empresa nunca explicó nada al respecto”, apunta Comas. “Mientras tanto, los gerentes cobraban sueldos de 30 mil pesos y bonos de hasta 70 mil y la gerente de recursos humanos usaba Facebook para denunciar a la comisión de mujeres por una protesta en la puerta del country donde vivía uno de sus colegas. Esta gente cobró indemnizaciones millonarias luego de la quiebra, a pesar de que fueron parte de la maniobra”, agrega el abogado.
Al tiempo que la cooperativa sigue aumentando su producción y el proyecto de expropiación de la planta ya tiene sanción de Diputados en la Cámara bonaerense, uno de los abogados de Donnelley protestó ante la Justicia porque la autogestión de Madygraf imprimió cuadernos que fueron donados a las escuelas de la zona. “El juzgado nos retiene el 15 por ciento de lo que facturamos y nos cobra alquiler, siendo que nosotros pagamos la luz, el gas y los insumos. Producimos más revistas, lo que demuestra que la fábrica era viable, pero para consolidar esto hay que convertir la expropiación en ley en el Senado”, describe Comas. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner había advertido que los dueños consiguieron una “quiebra exprés” en la Justicia y que parte de su capital tenía origen “buitre”. En ese sentido, en el fuero federal tramita la causa por alteración del orden económico, que inició la AFIP.
En tanto, un grupo de ex empleados jerárquicos que se oponen a la expropiación imputó a la cooperativa por un faltante de papel. Ahora, fueron denunciados por los obreros gráficos como parte activa de la maniobra para ocultar el vaciamiento. “Sólo quieren que se liquiden los bienes, pero ahí habría algún conflicto de intereses porque los representa un letrado vinculado con el estudio de los patrones”, dice Comas.