Los equipos de Irán y Estados Unidos que negocian el programa nuclear iraní se separaron ayer después de más de diez horas de reuniones a lo largo de tres días, durante las que hubo avances que, sin embargo, no fueron suficientes como para anticipar que un acuerdo es inminente. La decisión del ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, y del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, de volver a encontrarse del 15 al 20 de marzo evidencia que todos ven que un compromiso es posible, pero que todavía quedan varios capítulos difíciles y complejos por cerrar. Kerry y Zarif también dirigirán personalmente esa ronda negociadora, la novena que celebrarán desde que empezó este año.
Fuentes de ambas partes coincidieron en que las negociaciones fueron productivas y que se avanzó, aunque todavía hay asuntos difíciles que resolver. “Hubo progresos, pero queda mucho trabajo” por delante, dijo escuetamente Zarif a su salida del hotel de la localidad suiza de Montreux donde tuvieron lugar las reuniones. En términos similares se pronunció una fuente estadounidense que participa en el proceso: “Hemos hecho algunos progresos, pero todavía hay muchos retos”.
El acuerdo que se negocia busca garantizar que Irán no podrá desa-rrollar su tecnología nuclear más allá del nivel actual y que, de empezar a hacerlo, requeriría al menos un año entero para conseguirlo. Todo ello acompañado de controles estrictos por parte de expertos internacionales, con los que Irán deberá cooperar plenamente. Esas restricciones, según el planteamiento estadounidense, deben regir durante diez años, una condición en la que persisten las discrepancias tras haber sido rechazada oficialmente por Irán. Según fuentes iraníes, Irán ha mencionado en la mesa de negociaciones que podría aceptar seis años de moratoria.
Otro tema que se ha convertido en una traba en estas negociaciones son las sanciones económicas que Occidente mantiene contra Irán y que este país insiste en que deben ser levantadas por completo en cuanto entre en vigor un eventual acuerdo. El equipo negociador estadounidense mantiene su posición de que la retirada de las sanciones debe ser progresiva, conforme Irán demuestra su voluntad de cumplir con cada uno de los compromisos que asuma. Según fuentes iraníes, EE.UU. ha dicho en las negociaciones que estaría dispuesto a empezar por el levantamiento de las sanciones bancarias, que son las que más le pesan a Irán.
Las sanciones bloquean igualmente las exportaciones de petróleo de Irán a Europa, lo que convierte a la India, Japón y China en sus principales compradores. Kerry viajó ayer a Arabia Saudita, donde se reunirá con autoridades de los países árabes para darles garantías de que el acuerdo que negocia con Irán es positivo para ellos y no será origen de mayor inestabilidad en la región.
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