Por Sebastian Abrevaya
- Presidenciables. La gran mayoría de los precandidatos del kirchnerismo estuvo ayer en la asamblea legislativa. Los gobernadores Daniel Scioli y Sergio Urribarri se sentaron juntos en el sector reservado para mandatarios provinciales, a un costado de Ricardo Lorenzetti y Alejandra Gils Carbó. Julián Domínguez estaba a la derecha de Cristina Kirchner, mientras Aníbal Fernández se ubicó primero en la zona donde se encontraban los ministros. Recordando sus tres años de senador, el jefe de Gabinete se acercó hasta las bancas de la oposición para saludar a sus ex colegas. Al lado del jefe de ministros se ubicó Florencio Randazzo, que recibió como una señal de respaldo a su candidatura presidencial el anuncio de retomar para el Estado el sistema ferroviario argentino. El ex canciller Jorge Taiana, del Movimiento Evita, se quedó viendo el discurso desde la plaza, acompañado por la militancia.
- Presidenciables 2. Los radicales Julio Cobos y Ernesto Sanz estuvieron sentados en sus bancas desde temprano. A pesar de su fuerte enfrentamiento interno, estaban uno al lado del otro, como en la apertura de sesiones del año pasado. El ex vicepresidente, que supo estar en el estrado durante cuatro años acompañando a Cristina Fernández, tomaba nota de los temas que se iban desarrollando. Sergio Massa, en cambio, llegó sobre la hora, apenas un cachito antes de que ingresara la Presidenta. Se lo pudo ver ligeramente aburrido, sentado en la última fila, sin demasiada expresividad. No se lo vio tomar apuntes. Mauricio Macri no fue de la partida, aunque podría haber llegado al Congreso luego de la breve apertura de sesiones que encabezó más temprano en la Legislatura porteña.
- Faltazo. La promocionada ausencia de Elisa Carrió y su bloque de cuatro diputados nacionales no fue la única en la asamblea legislativa. Aunque no argumentaron que no estaba garantizada su integridad física, como había hecho la chaqueña, prácticamente todos los senadores del Peronismo Federal no formaron parte de la apertura de sesiones. Se trata de ex gobernadores como Carlos Reutemann, recientemente sumado al macrismo, o Adolfo Rodríguez Saá, coordinador del interbloque federal en la Cámara alta. “Agradezco no haber ido, porque hubiera sido una afrenta innecesaria escuchar sus palabras. La oposición sumisa como siempre, frente a la mentira sistemática”, se despachó Carrió desde su cuenta de Twitter. Tampoco estuvieron el socialista Hermes Binner, de viaje en Uruguay por la asunción de Tabaré Vázquez, ni Margarita Stolbizer, con una actividad en Mar del Plata. La diputada Victoria Donda tampoco asistió.
- Los palcos. El primer piso estuvo reservado para invitados especiales. En un palco podía verse a Estela de Carlotto y las Abuelas de Plaza de Mayo, en otro a Hebe de Bonafini y las madres. El intendente de Berazategui, Patricio Mussi, recibió también una mención presidencial. Diego Bossio, Martín Sabbatella, Alejandro Vanoli estaban también en los palcos, igual que los dirigentes de la CGT que conduce Antonio Caló, representada por el líder de la UOM y el líder de los taxistas, Omar Viviani, entre otros. Había también un lugar reservado para actores como Pablo Echarri, Nancy Dupláa, Darío Grandinetti, Fernán Miras, Mex Urtizberea y Paola Barrientos.
- Tres retos. La oposición no fue blanco de los retos presidenciales, Esta vez, fueron salgunos de los legisladores y funcionarios del kirchnerismo. El primero fue el ministro Axel Kicillof que estaba distraído cuando le preguntó un dato der la economía. El segundo fue el diputasdo Héctor Recalde a quien lo felicitó por las leyes laborales, pero le recordó que no había estado de acuerdo con el mecanismo de aumento de las jubilaciones. Y el tercero fue Julián Domínguiez, quien estaba a su lado. “Me perdiste una hoja Julián” le dijo cuando no encontró una hoja con datos sobre la limpieza de la cuencua del Riachuelo.
- Un toque de despedida. Fue un acontecimiento cuidado en casi todos sus detalles. Se modificó la iluminación habitual del recinto de la Cámara de Diputados y se colocaron luces blancas y azules que apuntaron sobre las bancas y sobre el estrado de la presidencia, ocupado ayer por Cristina Fernández. A diferencia de otros años, la asamblea legislativa no contó con banderas políticas en los palcos, ni lluvia de papelitos al principio ni al final. El último toque lo dieron unos pétalos de rosa, rojos y blancos, que cayeron del palco del segundo piso, detrás de la Presidenta, al terminar su discurso, el último de su mandato como jefa de Estado.
- Nuevos éxitos. Hubo, como es habitual en los actos del FpV, distintos cantitos desde la tribuna. Las agrupaciones juveniles aprovecharon para popularizar otras canciones del ya conocido repertorio kirchnerista. Al clásico “Somos de la gloriosa juventud peronista...” y a uno de sus mayores hits, como “Vengo bancando este proyecto...”, se le sumó ayer un cantito dedicado a Sergio Massa y los ex kirchneristas que saltaron al Frente Renovador: “Vamos transformando la Argentina, Unidos y Organizados, junto a Néstor y Cristina. Los pibes siempre vamos al frente, pensamos diferente, la patria no se vende. Noooo pasa nada, si todos los traidores se van con Massa. Sieeeempre te sigo, somos los soldados del pingüino”, coreaban una y otra vez los militantes, en una adaptación del tema “Santurrona”, del grupo de cumbia El Guachón.
- Hambre. Como todos los años el discurso del 1º de marzo de Cristina Fernández comienza sobre el mediodía, varios senadores y diputados llegaron al Congreso preparados con alguna munición para distraer al estómago. Así, además de las botellitas de agua dispuestas en cada banca, circulaban de mano en mano caramelos y golosinas. Finalmente el discurso no fue tan largo como se pensaba desde un comienzo, y pasadas las 16 la mayoría pudo ir a comer algo.
- Los elegidos. Apenas un puñado de legisladores tuvo protagonismo mientras transcurría el discurso de la presidenta Cristina Fernández. El kirchnerista Héctor Recalde recibió los elogios de la mandataria al mencionar las 48 leyes laborales aprobadas durante esta etapa; luego Federico Pinedo, del PRO, fue el centro de atención cuando respondió con los dedos en V a una alusión a su jefe, Mauricio Macri, que había asegurado reivindicar “las banderas del peronismo”. Se trató de una chicana por el anuncio sobre la estatización del sistema ferroviario, una medida similar a la que había tomado Perón hace 67 años.
- A los gritos. Dos legisladores opositores llamaron la atención por sus cruces con Cristina Fernández durante su exposición. Uno fue el radical jujeño Gerardo Morales, que pidió una “moción de orden” en uno de los momentos más encendidos del discurso presidencial, vinculado con el atentado contra la sede de la AMIA. La Presidenta le retrucó que la deje volver a ser legisladora, ya que estaba debatiendo con los diputados que habían colgado sobre sus bancas carteles en los que pedían que se abran los archivos de Inteligencia y se cree una comisión investigadora. El peronista Carlos Kunkel le gritó “cállate” a Morales, mientras la jefa del bloque Juliana Di Tullio trataba de calmarlo. La otra que llamó la atención fue Patricia Bullrich, que esta vez no trajo los binoculares del año pasado. La aliada macrista le gritó “respeto” por el fiscal Alberto Nisman, que fue mencionado por la mandataria tras el fallo del juez Daniel Rafecas.