jueves, 19 de febrero de 2015

Convocatoria al #18F: no me pidan que cabecee

El periodista y escritor Eduardo Blaustein repasa la convocatoria a la marcha del miércoles. El grupo de fiscales que llama a marchar, dice, está en "un proceso de pérdida de cuotas de poder en espacios institucionales desde los que muy poco hicieron a favor de un poder judicial más eficaz y transparente". Y bucea en los archivos del diario La Nación para contar la historia de alguno de ellos. 

Por Eduardo Blaustein

El periodista y escritor Eduardo Blaustein repasa la convocatoria a la marcha del miércoles. El grupo de fiscales que llama a marchar, dice, está en "un proceso de pérdida de cuotas de poder en espacios institucionales desde los que muy poco hicieron a favor de un poder judicial más eficaz y transparente". Y bucea en los archivos del diario La Nación para contar la historia de alguno de ellos.

Primero: aclaración necesaria y no por el lado de lo políticamente correcto. Todos estamos conmovidos por la muerte del fiscal Alberto Nisman. Todos aspiramos y demandamos con dosis de escepticismo variables al esclarecimiento. El reclamo y la movilización a favor de ese esclarecimiento no se cuestionan, son absolutamente legítimos.

Inmediatamente después: hagamos foco en otro asunto. El foco de las cámaras de TN puesto en el cuerpo de cuatro, cinco, seis fiscales. No son todos los fiscales del país, están muy lejos de serlo. Previsible, conocido. El zócalo y el discurso generalizan: es “la marcha/ la convocatoria de los fiscales”. No hay encuadre posible de las cámaras que dé más que cuatro, cinco, seis. Pero, se sabe: la traducción mediática interesada es “los”, la Justicia independiente que salvará a la República y las instituciones de un estado de degradación intolerable y final, “un 1976 sin golpe”, según el fascinante oxímoron empleado por Elisa Carrió.

Después: quiénes son esos convocantes que hicieron de ariete inicial y/o emblema presunto. En principio, todos o casi todos ellos están en un proceso de pérdida de cuotas de poder en espacios institucionales desde los que muy poco hicieron a favor de un poder Judicial más eficaz y transparente. El presunto líder del grupo es Germán Moldes, viceministro del Interior de José Luis Manzano y secretario de Población en el gobierno de Carlos Menem. Eran años tan felices, cumbre del republicanismo: los años de los indultos, de las pérdidas de derechos de los trabajadores, los de la más horrorosa Corte Suprema de nuestra historia democrática, los de los atentados a la embajada de Israel y la AMIA encubiertos desde entonces, entradas en guerras ajenas, explosión de Río Tercero, la muerte aun sospechada de Carlos Menem Junior, y por supuesto los escándalos de corrupción funcionarial e institucional, diputruchos incluidos.

Fue el periodista de La Nación Adrián Ventura, y no Horacio Verbitsky en estos días, el que escribió el 25 de agosto de 1998, cuando Moldes pidió un año de licencia en su puesto, que tras ser designado como fiscal “la Asociación de Abogados de Buenos Aires, mediante una declaración pública, calificó el hecho de ‘grave’”. Fue Ventura el que recordó la relación de Moldes con “el otorgamiento de la ciudadanía y del pasaporte argentino al traficante de armas sirio Monzer Al Kassar, hecho con el que quedaron vinculados Amira Yoma y el capitán de navío Augusto Zaza Martínez”. Escribió Ventura: “Fuentes judiciales recuerdan que Moldes, que no tiene buen concepto entre varios jueces, cuando llegó a su cargo, se preocupó de nombrar una fiscal adjunta de su estrecha confianza: Graciela Sterchelle. A fines del año último, por una resolución del Ministerio de Justicia, fue nombrada otra fiscal adjunta, Eugenia Anzorreguy, sobrina del titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado, Hugo Anzorreguy”. Simple: no sólo desde el kirchnerismo se impugnó o impugna (tarde) la relación oscura entre jueces, fiscales y servicios de inteligencia.

Moldes, como Raúl Plee, otro fiscal convocante a la marcha del 18, fueron denunciados por familiares de víctimas del atentado a la sede de la AMIA por cajonear y entorpecer la causa del encubrimiento. Raúl Plee intervino, al igual que Alberto Nisman, en los juicios que se hicieron contra los sobrevivientes del ataque al regimiento de La Tablada. Infojus Noticias publicó hace semanas un artículo de Felipe Celesia y Pablo Waisberg acerca de la complicidad de ambos en otro encubrimiento más: el del fusilamiento y/o desaparición de algunos de esos militantes; torturas contra los que sobrevivieron.

Carlos Stornelli, otro convocante. Es neutral, “no hace política”, es un pacifista. Fue ministro de Seguridad de Daniel Scioli y no hay periodista deportivo que no recuerde su vínculo estrecho con Rafael Di Zeo, caudillo de la barra brava de Boca. Guillermo Marijuan, otro convocante: trabajó con el candidato presidencial Sergio Massa y mantiene una relación estrecha con él. Pero la marcha es no política, es puro silencio. Marijuan es el fiscal que hace añares pisó la causa Arbizu sobre lavado de dinero en el exterior que involucra a los más poderosos empresarios argentinos y al Grupo Clarín. El asunto fue portada resonante de Crítica de la Argentina cuando Jorge Lanata intentó hacer un diario cuyo nicho de lectores se ubicara parejamente lejos del kirchenerismo y de Clarín. Hace tiempo que Lanata no toca el tema.

Ricardo Sáenz, otro convocante más. Es vicepresidente de la Asociación de Magistrados que gerencia otro invitado-fija de los programas de TN, el juez Ricardo Recondo, vinculado en términos societarios con la familia del ex secretario de la SIDE, Alfredo Anzorreguy, en la empresa Agro San Francisco SA, hasta 2005. Sáenz está relacionado también con el Centro de Estudios para el Desarrollo de las Telecomunicaciones y el acceso de la Información en América Latina (Certal), creado por el Grupo Clarín a la hora de optimizar tareas de lobby en Argentina o el exterior. Ahora mismo, en la página web del Certal: la foto de Nisman “en tapa”, el “apoyo” de la Asociación de Magistrados de Argentina (“enlace de interés”), en la, que dicho sea de paso, la jueza a cargo de la causa por la muerte de Nisman, Fabiana Palmaghini, conocida opositora del gobierno, aparece como vocal.

Ricardo Sáenz es un punitivista de manual. Un editorial que publicó en su propia página web sobre seguridad, delito y minoridad tiene un título capusotesco: “¿Hasta cuándo?”. Otra mirada a esa web, como para saber con quién tuitea Sáenz. Aparece esto: #18F RenuncíaKris YA @almirantecorrea. Cabeza informativa de una nota de Clarín del 23 de abril de 2003: “La Fiscalía General de la Cámara Federal se pronunció por la "constitucionalidad" y "validez" de las leyes de amnistía Punto Final y Obediencia Debida, que han favorecido a centenares de presuntos ex represores de la dictadura militar”. Es la fiscalía de Ricardo Sáenz.

¿La muerte de Nisman debe convertirlo necesariamente en mártir o fiscal de la Patria? Contó durante diez años con el apoyo del actual gobierno y con recursos dinerarios y humanos cuantiosos. La investigación no avanzó un centímetro en esos diez años. En cambio sufrió un proceso alquímico: Nisman pasó de la búsqueda de culpables a redactar una denuncia sobre una conspiración gubernamental que parece escrita para un semanario sensacionalista de portada vendedora.

Hace pocos días La Nación publicó la lista filtrada de empresas argentinas con dineros depositados en una cuenta del HSBC en Suiza. El Grupo Clarín tiene allí cien millones de dólares. Hay muchas razones para comprender y apoyar toda movilización que demande el esclarecimiento de la muerte de Nisman. Pero, recordando una celebrada vieja publicidad de 1992 (caramba, era de canal 13), “no me pidan que cabecee”. No me pidan que vaya a una marcha convocada desde el poder mediático conservador junto a los peores fiscales de la República, los aplaudidores y beneficiados por la última dictadura, los encubridores de las causas AMIA, embajada o las relacionadas con el poder financiero, los convocantes (y no todos los asistentes) que salen a la calle por lo menos con un objetivo de mínima: erosionar el poder del actual gobierno y seguir disciplinando a quienes eventualmente sucedan al kircherismo. 

Infojus Noticias

LA TESTIGO DEL PRO

La aparición del “testigo clave”: un clásico de los casos policiales mediáticos

El caso de la empleada presentada por Clarín como "clave" en la causa, recuerda una serie de personajes que se hicieron conocidos por presentarse en los medios contando historias que luego nunca pudieron ratificar en la Justicia.

La aparición de Natalia Fernández, una joven empleada en un restaurante de Puerto Madero presentada como "testigo clave" por el diario Clarín en la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman, trajo el recuerdo de una serie de personajes que en los últimos años se hicieron conocidos por presentarse en los medios de comunicación contando historias que luego nunca pudieron ratificar en la Justicia.

Un repaso por la historia reciente de la crónica policial argentina revela al menos una decena de casos en los que fabuladores o mitómanos consuetudinarios irrumpieron en la escena mediática, atrayendo la atención de la opinión pública y dando lugar a todo tipo de especulaciones e hipótesis que en algunos casos hasta lograron colarse en un expediente judicial.

Si bien en la mayoría de los casos se ha terminado comprobando que estos individuos se involucran en una investigación policial por motu propio, existen también muchos antecedentes en los que personas allegadas a una causa judicial suelen "plantar" al testigo en cuestión.

Ya sea de manera voluntaria, cuando se trata de sujetos ávidos de fama que se exponen mediáticamente sin tener real conciencia de lo que están haciendo, o de los "plantados" por alguna parte interesada que busca perjudicar el normal desarrollo de una investigación, la irrupción de los testigos falsos ya es un clásico de los casos policiales mediáticos.

Uno de los más conocidos de las últimas tres décadas fue Rafael "El cartonero" Báez, quien durante muchos años aseguró haber visto cómo Carlos Monzón asesinó a la modelo Alicia Muñiz en la madrugada del 14 de febrero de 1988 en la ciudad de Mar del Plata.

Báez declaró en infinidad de reportajes gráficos y televisivos cómo aquella madrugada, mientras "cirujeaba" por el coqueto barrio La Florida, vio desde una ligustrina de la casa de veraneo que ocupaban Monzón y su pareja de entonces, cómo el ex campeón mundial de boxeo mató a Muñiz.

Una vez que pasaron sus 15 minutos de gloria, Báez tuvo que declarar en el juicio en el que Monzón fue condenado a 11 años de prisión por homicidio simple, pero los jueces no creyeron su historia y el "testigo clave" terminó procesado por falso testimonio.

En febrero de 2003 el fiscal Diego Molina Pico ordenó detener a Gustavo Castro, un jujeño con antecedentes por delitos contra la propiedad, quien aseguró en un video haber asesinado a María Marta García Belsunce por encargo de su marido, Carlos Carrascosa.

Castro fue apresado un año después en su provincia por otros delitos, y aunque fue llevado a declarar ante el fiscal, su testimonio fue desestimado por inverosímil. Lo último que se supo fue que terminó internado en un centro de salud mental.

Más cercano en el tiempo, el remisero platense Marcelo Tagliaferro aseguró a quien quisiera entrevistarlo que la noche del 27 de noviembre de 2011 llevó en su auto a a Marisol Pereyra, una de las víctimas del cuádruple crimen de La Plata, hasta la casa en la que fue asesinada junto a otras tres mujeres.

Tagliaferro dijo que quien le había pagado ese viaje había sido Osvaldo "Karateca" Martínez, novio de otra de las víctimas, Bárbara Santos.

Finalmente, a pesar de la repercusión mediática que tuvo su historia, el remisero terminó imputado por falso testimonio y su declaración nunca fue tomada en serio por los magistrados que terminaron sobreseyendo a Martínez.

El caso Ángeles Rawson, uno de los de mayor resonancia en las páginas policiales de los últimos años también tuvo sus testigos truchos, que desfilaron por canales de televisión dando su versión de los hechos, en particular una mujer, Beatriz Fuentes, quien apareció un día en el canal Todo Noticias (TN) invitada por el periodista Ricardo Canaleti, asegurando haber escuchado momentos antes de la muerte de la joven, una fuerte discusión que tuvo como protagonistas a la propia víctima, a su madre y su padrastro.

El relato de esta mujer, que llegó a ser incorporado a la causa por pedido del abogado del padre de Ángeles, ex fiscal Pablo Lanusse, fue desestimado por el juez Javier Ríos, quien además la imputó por falso testimonio.

Este caso tuvo también el aporte de otro testigo delirante que también terminó acusado de mentir por el juez Ríos: un taxista, de nombre Leonardo, que aseguró en distintos programas de televisión haber llevado al acusado Jorge Mangeri hasta el predio del Ceamse ubicado en el barrio de Colegiales, con dos bolsas de residuos en el baúl, en las que podría haber estado el cadáver de la víctima.

Menos pintoresca y más compleja fue la irrupción mediática del supuesto testigo Roberto Aníbal en la investigación por el asesinato de la niña Candela Sol Rodríguez: su testimonio desde un principio levantó sospechas por la relación previa que mantenía este personaje con la Brigada de Investigación de Hurlingham, dependiente de la DDI de Morón.

La declaración de Aníbal, quien en su momento fue considerado "testigo clave" por los medios que dieron crédito a su versión, sirvió para encarcelar a muchos de los imputados por el homicidio de Candela que luego quedaron libres por lo endeble de las pruebas en su contra.

También de la mano de la Policía bonaerense apareció en escena Carlos Redruello, utilizado para desviar la investigación del crimen de José Luis Cabezas en los primeros meses de 1997.

Redruello fue quien apuntó contra la banda de "Pepita la Pistolera", un grupo de marplatenses detenidos y puestos en libertad rápidamente, al descubrirse que no tenían nada que ver con el caso. Al cabo de unos meses, este otro "testigo clave", en realidad plantado por la Policía, terminó detenido y juzgado por falso testimonio.

Télam

De la política y la democracia Por José Steinsleger

Por José Steinsleger

Creo… ¡zas!... ya empecé diciendo "creo"… Sin duda, un abuso. ¿A quién le importa lo que uno cree? Quizás, cuando mucho, podría ser interesante lo que de tal o cual asunto (diferencia sutil si la hay), se piensa.

Hay que tomar distancia de creencias instaladas, y de las que, tautológicamente, hacen pasar gato por liebre. V. gr.: "sin principios no hay ética política". En efecto y… ¿"el amor es más fuerte que el odio", "piensa mal y acertarás", “no por mucho madrugar…” Refranes de púlpito y almanaque.

Tomando de ejemplo a un sátrapa de los Borgia, la gloria de Maquiavelo consistió en tan sólo describir la política de su época. ¿Podrían los politólogos a la carta recordar si Maquiavelo escribió algo sobre la democracia?

Con lucidez que los tibios de espíritu llaman "fría", Maquiavelo se limitó a meditar en el ejercicio político del poder que tuvo oportunidad de observar de cerca y nunca ejerció. Pero sus conclusiones nada tienen que ver con el adjetivo "maquiavélico" que las "buenas conciencias" han usado y usan para desacreditarlo.

Sentencias del gran florentino: "El buen ciudadano debe poner remedios a las adversidades de los hombres y ayudarles en su bienestar"; “…debe amar a todos: ensalzar a los buenos y tener compasión de los malos”; "Es detestable usar el fraude en toda acción"; "Ni en la guerra resulta glorioso ese tipo de engaño que lleva a romper la palabra dada y los pactos suscritos"; "Un acto humano noble y lleno de caridad tiene más influencia en los ánimos de los hombres que un acto feroz y violento". Etcétera.

Las cosas de la política siguieron andando y, junto con ella, la lenta, progresiva y nada "universal" evolución del concepto "democracia". Que, según dicen, habría sido reinventado por los pícaros y pragmáticos ingleses, ajustando sus principios a los intereses de la modernidad capitalista.

Resulta comprensible, entonces, que los clásicos del marxismo negaran que la política sea una característica persistente de toda forma de sociedad. O que buscaran abolirla, porque no podían estudiarla sustrayéndola del todo social. Hasta ahí, todo bien. Pero teóricamente bien.

Sin embargo, al sustituir las cosas de la política por el "materialismo histórico", el marxismo clásico no consiguió pasar la prueba de la práctica. O bien, y siguiendo al inglés Axel Callinicos, las consecuencias de ver el conjunto de los problemas de la política de un modo universal y común a todas las formas de la sociedad, “…tratando los rasgos específicos de tales problemas como si fueran problemas de cualquier sociedad”.

Por ahí se puede entender a pensadores de la izquierda latinoamericana que aún guardan serias dificultades para analizar los procesos democráticos en países como Venezuela y Argentina, Ecuador o Bolivia.

Dificultades que en los decenios de 1980 y 1990 no figuraban en las reflexiones a priori del marxismo "realmente existente". Y es que algunos habían roto lanzas con la idea de "compromiso", resucitando "por la izquierda" al ilustre filósofo nazi que había negado radicalmente la idea de democracia, por no hablar de los "socialdemócratas" y "eurocomunistas" que se adhirieron al neoliberalismo sin más.

A pesar de ello, los pueblos (… ¿podemos decir "pueblo" o conviene el término "sociedad civil"?) saltaron al ruedo de las urnas, usando la política como herramienta de emancipación. Como intuyendo aquello que Marx llamó “…el conjunto de las relaciones sociales”, y las diversas (e intransferibles) formas de la vida social.

No por ello la política iba a dejar de ser "la expresión más concentrada de la economía" o, si se prefiere, de la "lucha de clases". Pero esta vez insertándola en cambios históricos concretos. Los principios de la democracia consiguieron renovarse, y el "imperativo categórico" de la política, concebido hace 200 años por otro filósofo ilustre que jamás abandonó su aldea, volvió a cobrar sentido.

Hoy la democracia ha tomado forma de cuadrilátero, con dos grandes fuerzas que se disputan el espacio: la una lo ensancha, aceptando el conflicto; la otra lo achica, idealizando el "consenso". Pero como no hay dos sin tres, faltan las fuerzas que, en los ángulos del cuadrilátero, buscan acabar con ella.

En un rincón, poderes financieros que son enemigos de la producción, el empleo y el trabajo; en el otro, medios de comunicación que operan como partidos políticos; en el tercero, servicios de inteligencia que conspiran contra la sociedad; en el cuar­to, poderes militares enemigos de la soberanía popular, y en el medio, poderes judiciales poco interesados en la justicia.

Posiblemente, la política nunca se rigió con el fair play de estrellas fijas que, si alguna vez iluminaron, hace mucho dejaron de existir. No obstante, los buenos políticos saben que hoy los pueblos pasan factura. De ahí el crepúsculo de la forma "partido" y la multiplicación de "movimientos", "bloques" y "frentes" que, sin alianzas, pueden abarcar todo sin apretar nada.

La Jornada de México

El silencio no es salud Por Gustavo Cirelli

La apelación al silencio en el Miércoles de Cenizas de 2015 quedará en la memoria colectiva, para una numerosa minoría, como una jornada en que desfilaron por las calles del centro porteño agrupados detrás de una consigna difusa en la que desde la corporación judicial se reclamó, justamente, justicia para que se esclarezca la muerta del fiscal Alberto Nisman, un deceso dudoso, que está siendo investigado por otra representante del Poder Judicial, la fiscal Viviana Fein.

Fueron miles y miles los ciudadanos que reclamaron justicia, encolumnados detrás de los fiscales Guillermo Marijuan, Carlos Stornelli, José María Campagnoli, Raúl Pleé y otros miembros de la familia judicial, quizá sin tener muy presente la trayectoria de semejantes integrantes de dicha corporación.

La sociedad argentina tiene experiencia en marchas multitudinarias, muchas de ellas, como efímeras expresiones coyunturales. El caso Blumberg, que congregó a decenas de miles en el Congreso en reclamo de mayor seguridad y mano dura, es un ejemplo. Marcó la agenda mediática de aquellos días y llevó a la dirigencia política, con representación parlamentaria, a cometer el error de endurecer leyes punitivas como solución mágica.

Hubo también otras marchas opositoras al gobierno kirchnerista, como la del 8N, que convocaron según los propios medios hegemónicos, a más cantidad de personas que las que se movilizaron ayer.

Los efectos del 18F habrá que analizarlos con el tiempo. Qué dejará la apelación al silencio que impusieron los organizadores, tratando de emular a las multitudes francesas acongojadas tras la masacre en Charlie Hebdo, por caso, en otra pieza más de la sincronizada maquinaria montada hace tiempo y echada a rodar hace más de un mes, es una incógnita. Lo concreto es que ayer se expresó un sector de la sociedad en plenitud de las libertades democráticas, pero paradójicamente, con la intención de sus organizadores de erosionar a un gobierno electo por las mayorías. 

El silencio no es salud.

iNFO|news

Un año tumultuoso Por Hugo Presman

Era fácil de pronosticar que iba a ser un año difícil. Últimos once meses del único gobierno que en los últimos dos siglos gobernó durante tres períodos, es decir doce años, con medidas transformadoras trascendentales; que padeció distintos intentos desestabilizadores, arribando a su último año con una muy buena base electoral; con una economía que perdió impulso; con corridas cambiarias neutralizadas siempre a un alto costo; con un control de cambio extendido del cual era fácil entrar pero muy difícil salir; con una disminución creciente del superávit comercial; con una inflación alta, levemente superior al 30%; con la falta de creación de puestos de trabajo en el sector privado en los últimos años; con un déficit fiscal creciente; con la reaparición de la restricción externa, con los fondos buitres revoloteando, dificultando y obstruyendo; con una ofensiva mediática permanente y persistente; con un enfrentamiento creciente con sectores de la justicia; con buena parte del sector empresarial pasando claramente a la oposición; con buena parte de la dirigencia sindical rebelada; con la falta de un sucesor confiable como candidato oficial. Todo ello estaba en los ingredientes que incluía el vaticinio de “año difícil”.

Se había superado un fin de año con pronósticos agoreros en los que coincidían el gobierno y la oposición. No hubo asalto a los supermercados, amotinamientos policiales o de otras fuerzas de seguridad. La presidenta mejoraba considerablemente su imagen y en la oposición cundía la desazón ante la posibilidad que alguna variante kirchnerista podía ganar en octubre.

En ese escenario, con disminución de la actividad en varias ramas de la economía simultáneamente a un turismo importante y con incremento de las reservas del BCRA, la denuncia y posterior muerte del fiscal Nisman se constituyó en el hecho imprevisto y profundamente revulsivo en el marco del enfrentamiento y pase a retiro de la figura hasta entonces intocable del mandamás de la Secretaría de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso. En medio de la conmoción resultante se cerraron importantes acuerdos con China.

Esto ha acentuado y elevado el voltaje de la confrontación y ruptura con el sector de la justicia opositora, con un sector importante de los industriales prebendarios y con el hormiguero de los servicios, un subsuelo cloacal.

Del enfrentamiento con esos sectores del Poder Judicial, ha surgido la marcha de los fiscales opositores convocada bajo la bandera “Por la memoria de Nisman, por la verdad y la justicia” para el miércoles 18 de febrero.

Es fácil pronosticar que será una marcha importante fuertemente crítica al gobierno, con toda la oposición incluida y con buena parte de la base social de los cacerolazos presente. Tal vez el intento de una remake, en un contexto muy diferente, casi 70 años después de aquella marcha “Por la democracia y la libertad” del 19 de septiembre de 1945 que provocó el desplazamiento de Perón del gobierno, prólogo del histórico 17 de octubre que lo repuso. Otros, más optimistas en sus deseos, porque sus consecuencias fueron irreversibles por décadas, encuentran su referencia y sus expectativas en la manifestación de Corpus Christi, que el 11 de junio de 1955 juntó a la Iglesia, el establishment y la izquierda tradicional, y creó el clima necesario, primero para el bombardeo de Plaza de Mayo, cinco días más tarde, y para el derrocamiento del gobierno en septiembre de ese mismo año.

Es irritante y de una hipocresía superlativa observar que los fiscales que promueven la marcha, Germán Moldes y Raúl Plee, han sido con Alberto Nisman los que alejaron, entre otros, la posibilidad de esclarecimiento del caso AMIA. Por otra parte, Ricardo Sáenz y Luis Osvaldo Rodríguez militan activamente en la órbita de Clarín. Sáenz (Fiscal General) es el superior de la fiscal Viviana Fein quien tiene a su cargo la investigación de la muerte de Nisman.

Desde Clarín y su editorialista Alberto Amato y desde el fiscal Germán Molde se intenta establecer una identificación entre el segundo semestre de 1975 y la actualidad en materia de violencia y deslizamiento a la anarquía. La deducción es explicita: Cristina es Isabel, Capitanich es López Rega, y el final es conocido.

Los acuerdos con China es al sector empresarial prebendario lo que el Memorándum de Entendimiento con Irán significó para las autoridades formalmente representativas de los argentinos de origen judío, es decir la ruptura en paralelo con el enfriamiento de las relaciones con EE.UU.

Lo refleja con claridad la nota del periodista Francisco Olivera en La Nación del 7 de febrero:

“No bien el avión tocó tierra, Héctor Méndez prendió el teléfono y se sorprendió con un mensaje de texto. Eran dos líneas que decían: "Héctor, llamaba para felicitarte. Enrique". El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) se quedó pensando. Seguía de vacaciones con su familia en los Estados Unidos y tenía la mente en cualquier otra cosa en ese momento. Le costaba además reconocer el número del remitente, que empezaba con el prefijo de Mendoza. Ató cabos recién horas después: el elogio era de Enrique Pescarmona, presidente de la metalúrgica Impsa, y el motivo del aplauso, el lapidario comunicado con que la UIA criticó esta semana los acuerdos comerciales que el Gobierno acaba de firmar con China y que someterá a aprobación del Congreso. Pescarmona, líder argentino en la fabricación de turbinas hidroeléctricas, tiene en el asunto un despecho particular. En 2010, junto con Corporación América, de Eduardo Eurnekian, y la brasileña Camargo Correa, había ganado la licitación para construir las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, proyecto que el Gobierno dio por fracasado por falta de financiamiento y decidió anular, para llamar a una nueva convocatoria en 2012. Quien se quedó finalmente con la obra fue el consorcio integrado por el grupo estatal chino Gezhouba, la mendocina Hidrocuyo SA y Electroingeniería, una compañía cordobesa de venturosas coincidencias aquí: tiene entre sus dueños a Gerardo Ferreyra, ex militante del ERP y compañero de cárcel de Carlos Zannini en los 70, empresa que cuadruplicó su facturación desde que el kirchnerismo está en el poder. Esta semana, en Pekín, Cristina Kirchner apuntaló la iniciativa: firmó el financiamiento para la obra, que contará con el aval del Banco de Desarrollo de China.

Internas del universo contratista: a las corporaciones les cayó casi como un segundo memorándum iraní. El reacomodamiento geopolítico, dicho en vocabulario cristinista, signará los negocios de la obra pública de aquí al futuro. Tanto, que en la UIA ya se quejan con sorna de lo que juzgan un reemplazo de los dictados de Washington, tan cuestionados en los 90, por los de oriente: "Es el consenso de Pekín", protestan.”

Está por verse si en la protesta empresaria hay alguna base de sustentación o sólo un prejuicio ideológico y económico de quienes adherían al Consenso de Washington.

El proyecto de ley que convierte a la inteligencia en una Agencia Federal, es una iniciativa importante que no debe ser un maquillaje y por su trascendencia para que sea transformadora y permanente no debe tener un tratamiento exprés.

Mientras tanto en la oposición política partidaria, Macri y Massa se disputan al radicalismo que tiene lo que los dos candidatos presidenciales carecen: estructura nacional. A su vez el radicalismo carece de candidato presidencial taquillero. En esas carencias y virtudes complementarias radica la necesidad de las negociaciones. El temor que aún así no se pueda desplazar al kirchnerismo, aunque se trate de su versión light y pasteurizada que representa Daniel Scioli, lleva a Techint y Clarín con su mandadero Ernesto Sanz, presidente del radicalismo, a proponer una interna abierta entre ellos, Macri y Massa para luego distribuirse los cargos, con la posibilidad cierta de triunfo en las elecciones nacionales. Esa entente tiene un solo objetivo: desplazar al kirchnerismo y un plan de gobierno mínimo consistente en restaurar a favor de los perjudicados lo que el kirchnerismo hizo bien.

Alguna parte de la tupacamarización del radicalismo podría alinearse detrás de la “divertida fórmula” Binner –Cobos.

Durante varias semanas, han desaparecido de la agenda de la prensa opositora, la inseguridad, la inflación y los fondos buitres. Permanecen las denuncias de corrupción. A medida que la denuncia y la muerte de Nisman y la crisis política que tales hechos desató vayan cediendo, aunque sin lugar a dudas atravesará el año, volverán los temas eclipsados. El gobierno debería tener muy presentes las consideraciones del lúcido analista favorable al gobierno Alberto Dearriba: “Si Nisman pensó que los chismes que seguramente le pasaban los servicios que pretenden perjudicar al gobierno iban a herir al kircherismo, está claro que se equivocó. Ni los opositores pueden sacar roña de una denuncia que muchos juzgan inconsistente. Pero, en cambio, su muerte puede lastimar al gobierno de una manera todavía difícil de medir. Todo depende de la investigación: si es rápida y con resultados certeros, el gobierno tendría un juicio relativamente benévolo de la sociedad. La conclusión de muchos será que a Cristina le tiraron un muerto. Si la investigación es morosa y confusa, buena parte de la sociedad puede condenar en cambio al gobierno. Y lo que es peor, a las instituciones. Esto no depende lamentablemente de los resultados objetivos de la investigación, sino del consenso social que irán construyendo los medios sobre la marcha de la investigación…. Sea como fuere, la Argentina ya no será igual que antes de Nisman. Ahora hay un cadáver en el camino a las urnas de octubre. El futuro político del país estará en buena medida influido ahora por la investigación judicial. ¿Cuántos argentinos seguirán fieles al gobierno y cuántos mudarán de opinión al llegar a las urnas perturbados por la muerte de un hombre? Es un interrogante mayor aún que los que atormentan a los ciudadanos decentes, que lamentan la muerte de un hombre, más allá de sus efectos políticos y demandan la verdad.”

Un amplio espectro opositor poderoso debería obligar al gobierno a movilizar todos sus recursos humanos, recurrir a la imaginación creativa y evitar los groseros errores propios, aquellos que en tenis se conoce como errores no forzados (los facebooks de la presidenta por la muerte del fiscal; el inapropiado discurso por cadena nacional sobre el tema; el humor improcedente desde China; el disparo en los pies de Capitanich rompiendo ante las cámaras de TV las páginas de Clarín; las desafortunadas expresiones de Aníbal Fernández sobre la fiscal Fein, y nuevamente la Presidenta en una inapropiada referencia eufemística pero clara al silencio de los que marchan, hablando a sus militantes, en los patios interiores de la Casa Rosada). Cuanto más se cierre el discurso, más se angosta la base de sustentación y por lo tanto se progresa en la debilidad.

El gobierno deberá caminar por un estrecho desfiladero manteniendo siempre un buen termómetro de la realidad, en momentos que parece confundido y no encontrando la forma de recuperar la iniciativa. Equivocarse en aspectos elementales del enfoque del caso Nisman, descuidando los gestos más elementales de la convivencia, que se acentúa irritantemente cuando en el escenario se cruza una muerte, y encima en este caso de notable significación, es una torpeza sorprendente. Si la Presidenta lo niega o la minimiza y cree y acentúa su papel excluyente de emisarias de buenas noticias, las dificultades se potenciarán.

La imputación a Cristina Fernández y a su Canciller por parte del fiscal Gerardo Pollicita, el procesamiento del vicepresidente Amado Boudou, la misma posibilidad para el jefe del ejército César Milani, entre otras causas judiciales, y un posible intento de generación de desasosiego económico para el mes de marzo, son nubes que se ciernen sobre el escenario político.

Resumiendo: la crisis política desatada por la denuncia y muerte del fiscal ha permitido que poderosos actores económicos y mediáticos, desde empresarios prebendarios a la corporación judicial, con la coordinación de los medios hegemónicos, estén dispuestos a promover o subirse a situaciones que puedan llevar a que el gobierno transite sus meses finales en forma penosa. A esta altura del año su objetivo de máxima es la renuncia presidencial y de mínima un adelantamiento de las elecciones. Es lo que se ha denominado “golpe blando”

No es difícil vaticinar que nos esperan meses agitados de un año tumultuoso.

Diario Registrado

DAN MIEDO.....LOS ELLOS

DE QUE SE REIRA EN PLENA MARCHA

--- DE LA MUERTE?