Después de un arduo encuentro, mandatarios europeos empezaron a redactar ayer un borrador del documento final en las cruciales negociaciones de Minsk, que esperan pueda brindar una salida diplomática al conflicto que mantienen Kiev y los insurgentes en las provincias de Donetsk y Lugansk. La Cancillería bielorrusa dijo que hubo avances en la cumbre que reúne en el Palacio de la Independencia a los presidentes ucraniano, Petro Poroshenko; ruso, Vladimir Putin, y francés, François Hollande, y a la canciller alemana, Angela Merkel. El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, precisó que la discusión “es muy intensa” y que el texto final podría ser presentado a la prensa “no hoy, sino mañana” (por el jueves). La canciller alemana y los presidentes de Francia, Rusia y Ucrania se reunieron luego de alguna demora en el Palacio de la Independencia de Minsk, al que llegaron poco después de las 20 hora local (14 hora argentina). Hollande, Merkel y Poroshenko habían mantenido un encuentro previo.
Los “cuatro de Normandía”, como los define la agencia de noticias rusa TASS, fueron recibidos por el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quien les dio la bienvenida ante casi 500 periodistas. Sin hacer declaraciones, iniciaron sus deliberaciones a sala cerrada durante dos horas, salieron para una sesión de fotos y volvieron a encerrarse en la sala de reuniones para redactar un documento final. A la segunda ronda de conversaciones de los cuatro mandatarios se sumaron el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, el viceministro, Georgi Karasin, el segundo jefe de la administración rusa y vocero presidencial, Dimitri Peskov, y el edecán de Putin, Yuri Ushakov.
Las conversaciones se dan en paralelo con otros encuentros que involucran a los sectores beligerantes, junto a la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Según el ministro de Relaciones Exteriores de Bielorrusia, Vladimir Makei, la declaración se está estudiando, tanto por los mandatarios como por los insurgentes que se reunieron en una sesión por separado. “Para lograr un resultado positivo el documento requiere la aprobación de todos los participantes”, dijo Makei. El otro cónclave, el del Grupo de Contacto, empezó a sesionar más tarde.
Lo integran, por las Repúblicas Democráticas de Donetsk y de Lugansk (RPD y RPL), Denis Pushilin y Vladislav Deinego; por Kiev, el ex presidente ucraniano Leonid Kuchma, por Rusia, su embajador en Ucrania, Mijail Zurabov, y por OSCE, Heidi Tagliavini. Si bien las distintas partes empiezan desde posiciones antagónicas, todos entienden la urgencia de resolver el problema de tal modo que no termine en una guerra total si Estados Unidos, como sugirió el presidente Obama, decide entregarle armas letales a Kiev, lo que Rusia ya advirtió que provocará una reacción defensiva de su parte.
Ante los riesgos que abrió esa perspectiva cuando Washington, la semana pasada, la esbozó por primera vez, Merkel y Hollande, en una gira diplomática relámpago, lograron organizar el encuentro de jefes de Estado que empezó ayer. También el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, informó a través de su vocero Stephane Dujarric su esperanza en que Alemania, Francia, Rusia y Ucrania (conocidos como los “cuatro de Normandía”) logren asegurar el fin de las acciones militares en el sudeste de Ucrania, informó la agencia TASS.
Desde Nueva York, Dujarric indicó que la ONU apostaba a un resultado positivo y deseaba ver el fin de las hostilidades y el logro de un acuerdo que todas las partes firmantes realmente cumplan. A Minsk también llegaron, de forma sorpresiva, los líderes separatistas Igor Plonitzki y Alexander Sajarchenko: en caso de que las negociaciones resultaran exitosas, ambos estarían dispuestos a firmar un acuerdo, dijo en Donetsk el portavoz de los separatistas, Andrei Purgin. Aunque todo indica que será muy arduo el camino para llegar hasta allí. Las autoridades en Kiev rechazan un diálogo directo con los rebeldes, a quienes en reiteradas oportunidades calificaron de terroristas. Y, a su vez, según informó TASS, Dennis Pushilin planteó que el conflicto sólo podría resolverse si Ucrania mantiene su status de no alineado.
La coalición de neoliberales y ultraderechistas (muchos con fuertes trazos y vínculo histórico con el nazismo) que se instaló en el gobierno de Kiev, tras el derrocamiento de Victor Yanukovich un año atrás, se manifestó en reiteradas ocasiones como proestadounidense. Según anunció ayer el general estadounidense Frederick Hodges, comandante de las tropas de Estados Unidos en Europa, Washington entrenará en marzo tres batallones del Ministerio del Interior ucraniano en la desgarrada localidad de Lviv, próxima a Polonia (de la cual dependió durante el período de entreguerras), corazón de la revuelta contra Yanukovich, y núcleo del sentimiento prooccidental en Ucrania (proalemán en 1919 y 1940, proestadounidense desde 1945).