domingo, 8 de febrero de 2015

CONTRATAPA La guerra contra el Paraguay, hoy

Por José Pablo Feinmann
1861-1865: Guerra civil norteamericana. El Norte industrialista de Lincoln derrota al Sur algodonero de Jefferson Davis.
El Sur (gran proveedor de algodón y tabaco para Inglaterra, de la que importaba hasta la vajilla de las grandes familias) queda destruido. Inglaterra pierde a uno de sus proveedores privilegiados. Sobre todo falta algodón. Los ingleses miran el mapa del mundo y se preguntan: ¿dónde hay algodón?
Respuesta: En el Paraguay, país esencialmente estatista y proteccionista. Sarmiento lo llama “la China de América”. Inglaterra arregla con Brasil y Argentina el Tratado de la Triple Alianza. Argentina hace la guerra al Paraguay, no como dice nuestra historia liberal oligárquica (o sea, porque Solano López atacó dos lanchones), sino porque el Sur perdió la guerra, Inglaterra se quedó sin algodón y necesita importarlo urgentemente de otro lado. En ese momento el algodón valía para Inglaterra lo que vale hoy el petróleo para EE.UU. Los dos lanchones que el Paraguay le hundió son el Pearl Harbour de Mitre, sus Torres Gemelas. El gran pretexto para entrar en una guerra que valoraba como imprescindible.
Es, en rigor, necesario plantear esta situación porque nadie lo hace. El fin de la Guerra de Secesión norteamericana determina –por medio de la derrota catastrófica del Sur– la empresa de la Guerra contra el Paraguay. Brasil, aliado natural de Inglaterra, acepta con entusiasmo. Mitre, enemigo feroz de López y de los caudillos del interior mediterráneo, tiene también que intervenir. El Uruguay se suma.
¿Por qué Inglaterra requiere tan imperiosamente de algodón? Veamos: ¿Cuánto vale un obrero? ¿Cuál debe ser su salario? Respuesta que da Marx en El Capital: el salario de un obrero es el equivalente del valor necesario para mantenerlo con vida y trabajando. Principal gasto del obrero: comida y vestimenta. ¿Cómo bajar los salarios y aumentar la ganancia? Reduciendo los costos de las materias primas. Para la ropa el algodón es esencial. Eso permitirá mantener los salarios y, a la vez, aumentar la tasa de ganancia.
Ergo, si el Sur murió, traer el algodón de Paraguay. Si no lo quiere entregar: hacerle la guerra. ¿No es curioso y notable que la Guerra Civil Norteamericana termine en 1865 y en ese mismo año empiece la del Paraguay? No, tiene una coherencia absoluta. Ya lo vimos. Pero Inglaterra, aunque financie la guerra y ayude con armamentos, no puede intervenir directamente. Por tanto, la Guerra la harán sus aliados latinoamericanos: Buenos Aires, Brasil y Uruguay. Para Mitre, además, esa guerra implica la otra, la que empezó después de Pavón, la que llamó “guerra de policía”, el exterminio de las montoneras gauchas, que respetaban y respaldaban al Paraguay de López, al que no veían como un “país extranjero”. Para los gauchos de Varela eran más hermanos los paraguayos que la elite de Buenos Aires.
Fundamental en todo esto: la traición del federalismo mesopotámico de Urquiza al federalismo mediterráneo de Varela. Y al proyecto de desarrollo autónomo bajo control del Estado proteccionista paraguayo.
La situación argentina es muy original. Si Urquiza se ponía del lado de los federales (que, históricamente, eran sus compadres), si Urquiza veía en Mitre otro Rosas, si conservaba su ambición y quería volver a ponerse al frente de la Confederación Argentina, ahora con el respaldo de Solano López y todo el federalismo, si marchaba otra vez sobre Buenos Aires, mucho habría cambiado. Hay aquí un acontecimiento fascinante: papel de la parte (el individuo Urquiza) en la totalidad (la Historia). ¿Y si Urquiza no se dejaba comprar?
No existía esa alternativa. La modernidad argentina sólo podía realizarse con el respaldo británico. Fue, de esta forma, una modernidad neocolonial. Inglaterra nunca habría negociado con Urquiza y Varela y López. La elite porteña le caía mejor. Eran señores con modales burgueses. Eran educados, no bárbaros. Aun Urquiza debe haber visto demasiado grande la tarea de negociar con Inglaterra el desarrollo neocolonial del país. Prefirió irse a su casa y dejar la gran tarea a Buenos Aires. No era Rosas. Que mantuvo al país ajeno a la invasión “civilizadora” durante veintidós años, aunque sin saber modernizarlo por su cuenta. El que lo hizo fue Solano López, en el Paraguay, con proteccionismo e intervención estatal. Mitre fue muy exacto cuando les dijo a sus soldados que en sus bayonetas llevaban el librecambio. Así, la Guerra del Paraguay fue la guerra entre el librecambio (que hoy llamaríamos economía de mercado) de Buenos Aires y el proteccionismo (que hoy llamaríamos intervencionismo de Estado) del Paraguay. El librecambio de Buenos Aires arruinaba a las provincias mediterráneas, enriquecía (en tanto socio subalterno) al litoral mesopotámico que manejaba Urquiza y requería aniquilar al Paraguay de López, no sólo por el algodón británico, sino por el ejemplo malquerido de su proteccionismo estatal.
El Paraguay queda arrasado, como el Sur. Pero Mitre no es Lincoln. Escribe Alberdi: “La revolución en Norte América ha tenido un triunfo de civilización y progreso; en el Plata, de feudalismo y retroceso. Lincoln ha muerto por la libertad de los negros en América: Mitre expone hoy su vida por la esclavitud de los negros, como aliado del Brasil. Lincoln era el instrumento providencial de la república; Mitre lo es de la monarquía esclavizante del Brasil (...) Mitre es el Jefferson Davis del Plata, sin el coraje y la franqueza del ex-presidente del Sud” (Póstumos V, Cap. XXXVI).
Toda América latina (todos los países que han optado y siguen empecinadamente optando por un régimen económico proteccionista, con intervencionismo estatal de mercado y democracia política) semeja hoy la situación del Paraguay en el siglo XIX. Como en Argentina, y en América latina toda, triunfó el Sur y no Lincoln, triunfaron, decimos, las elites centrales aliadas al imperio y entregadas a la economía liberal del monocultivo exportador y, por tanto, antiestatista. Son ellas, entonces, hoy en la oposición, las que tienen que renegar de esos estados nacionales intervencionistas y de espíritu distributivo. El Occidente capitalista (bajo la hegemonía de Estados Unidos) tiene que volver a instaurar el neoliberalismo de mercado (eso que, en Mitre, era el librecambio) para llevar a cabo sus formidables negocios de la década del ’90 bajo las regulaciones de los diez puntos de John Williamson, el inspirador, el teórico del Consenso de Washington. Con otras caras, con otros métodos, con otros muertos, con una prensa que entonces no existía (Mitre fundaría La Nación en 1870, año en que terminaba triunfal la Guerra contra el Paraguay) y hoy es el ariete más agudo con que se ataca la estabilidad de los gobiernos proteccionistas, la Guerra contra el Paraguay (que es una guerra del Occidente capitalista contra la protección de la libertad, la economía y el Estado de los países sudamericanos) se sigue desplegando ante nuestros ojos.

EL NUEVO GOBIERNO DE SYRIZA Prueba griega

Por Hernán Aruj *
Las miradas de Europa y el mundo financiero se dirigen nuevamente a Grecia. Los pasos que tome el nuevo gobierno formado por el partido victorioso en las elecciones recientes, Syriza, serán un relevante antecedente para otros países, ya sea que triunfe o fracase. Para el mundo occidental, Grecia es la cuna de la democracia, la filosofía heredera de los métodos socráticos, así como de piezas icónicas de la literatura universal. Pero en un tiempo no muy lejano este pequeño país vivió subyugado por el Imperio Otomano. Durante la “segunda ola revolucionaria” de Europa tras la derrota de Napoleón Bonaparte, comenzó en 1821 la rebelión griega, que concluiría en 1830 con la independencia del país. La causa griega tuvo apoyo de importantes personalidades europeas y estadounidenses, aunque en gran parte los griegos debieron pelear solos, porque Inglaterra y Francia no hallaban conveniente a sus intereses la independencia.
Grecia comenzó el siglo XXI siendo sede de los Juegos Olímpicos que nacieron en su capital, Atenas. Como integrante de la Unión Europea, desde 1981, disfrutó de ser parte del bloque de integración más exitoso del mundo y de los generosos aportes del fondo de cohesión comunitario que ésta repartía. Fue parte del Tratado de Maastricht de 1992, que creó la unión monetaria para todo el espacio. Por decisión del Consejo de Europa, el 19 de junio de 2000, Grecia fue admitida para adoptar la moneda común, el euro.
Los requisitos de entrada eran altos: el máximo de deuda pública de un país miembro era de 60 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) y su déficit fiscal no debía superar el 3 por ciento. Sin embargo, las autoridades griegas ocultaron que excedían estos números a través de manejos financieros con la banca internacional.
A comienzos de 2002, Grecia y Goldman Sachs llegaron a un acuerdo para canjear la deuda griega denominada en dólares y yenes por deuda en euros, que luego de unos meses volvía a ser canjeada por la divisa original, lo que permitía un mayor endeudamiento a tasas bajas. Pero pocos años después, el esquema volaría por los aires. Todo estalló como consecuencia de la crisis de las hipotecas estadounidenses: el 4 de octubre de 2009 el nuevo gobierno griego debió reconocer que el déficit público acumulado en 2009 era del 12,7 por ciento y la deuda llegaba al 113,4 por ciento del PIB. Esto provocó sucesivas reducciones de la calificación financiera del país helénico, y su imposibilidad de obtener préstamos internacionales.
Así comenzaron negociaciones con la “troika” conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. El aporte de fondos estuvo condicionado por las fuertes exigencias de Alemania: reducción del déficit fiscal a través de austeridad en las cuentas públicas mediante la reducción de salarios y jubilaciones, despido de personal estatal, privatización de servicios públicos y venta de activos gubernamentales. Incluso el diario alemán Der Spiegel llegó a titular “Vendan sus islas y su Acrópolis, griegos en bancarrota”.
Los planes de ajuste estructural del FMI, que suelen estar acompañados por una devaluación de la moneda, no eran posibles en este caso debido a que el país transfirió la política cambiaria a Bruselas. La misma situación experimentó Argentina durante la Convertibilidad en los años noventa del siglo pasado, y el “corset cambiario” generó desempleo, deflación y una abrupta devaluación.

La esperanza

Los resultados del ajuste fiscal fueron contundentes: la tasa de desempleo alcanzó el 26,6 por ciento en el segundo trimestre de 2014, y un 74,4 por ciento de esos desempleados es de larga duración, ya que llevan más de doce meses sin trabajo. En noviembre de 2014, la Organización Internacional de Trabajo informó que Grecia explica el 25 por ciento del empleo destruido en Europa desde 2008.
La caída del PBI griego en 2013 se ubicó en el 3,3 por ciento, luego de que la oficina estadística europea decidiera incluir las actividades ilegales; sin ellas la contracción sería del 3,9 por ciento. Con este nuevo cálculo, la caída de 2012 fue del 6,6 por ciento; en 2011 un 7,1; en 2010 un 4,9, y en 2009 un 3,1 por ciento.
El descontento mayoritario de la población llevó a que en la elección general de fines de enero resultara victorioso el partido Syriza, cuyas consignas son “renegociar la deuda y salir de la austeridad asfixiante”. El pago de la deuda se condicionó al crecimiento económico. Luego de obtener 149 de las 300 bancas en juego y realizar una alianza con el partido Griegos Independientes (Anel), Alexis Tsipras se convirtió en el nuevo primer ministro.
Una de las primeras medidas fue elevar el salario mínimo interprofesional a 751 euros, nivel que tenía antes de la crisis. Los griegos ya no tendrán que pagar cinco euros por ser atendidos en un hospital y un euro por cada receta médica. Actualmente, el 30 por ciento de la población está excluida del sistema público por tener deudas o estar sin empleo.
Además se suspendieron las privatizaciones en curso y se busca restaurar los convenios colectivos y otras reformas laborales relacionadas con los despidos. El programa busca financiarse luchando contra el blanqueo de dinero y la evasión de impuestos y la aplicación de una mayor presión impositiva a los más ricos.
La calificadora de riesgo crediticio Standard & Poor’s amenazó con bajar la nota de Grecia por no respetar los acuerdos del gobierno anterior. Al mismo tiempo, la población griega comenzó a retirar fondos de los bancos, por montos más elevados que en mayo de 2012, cuando se especuló con que Grecia dejaría el euro.
Este cuadro muestra un nuevo capítulo de la lucha que bien describiera el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz: las instituciones financieras multilaterales inyectan fondos para sostener la banca privada internacional, mientras las poblaciones de los países afectados son las que deben sacrificar su nivel de vida. Los griegos redujeron su consumo en un 40 por ciento desde 2009.
Los diagnósticos de las autoridades de esas instituciones son que cualquier desvío de la disciplina fiscal sólo provocará la ruina de Grecia. El nuevo gobierno del país, por el contrario, marca que la ruina es continuar en la senda del ajuste, ya que ahoga el crecimiento y castiga a la población. Una de las posibles medidas es la recuperación del dracma, la moneda nacional griega, lo que tornaría impagable la deuda emitida en euros. La recuperación del crecimiento y el empleo en Grecia, por vía de condonación de la deuda o salida del euro, sería un antecedente importante para otras economías en problemas, como España.
En última instancia, estamos ante una nueva batalla como la que sucedió en el desfiladero de las Termópilas en el año 480 a. C. Si los griegos pueden despertar la solidaridad del proyecto común europeo, que fue olvidada hace tiempo, habrán triunfado. Si son abandonados a su suerte, el ideal comunitario quedará herido de muerte.
* Integrante del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular.

FINANZAS › LA INFLUENCIA DEL MERCADO DEL BLUE EN LAS EXPECTATIVAS ECONOMICAS La trampa azul del dólar

Por Nicolás R. Taiariol *
El mercado ilegal del dólar viene experimentando una caída a causa de una serie de medidas que implementó el gobierno nacional. Entre ellas se destacan el acuerdo alcanzado con China sobre un swap (hasta 11.000 millones de dólares), el acuerdo con los exportadores de granos para que avancen en la liquidación de su cosecha, la emisión de bonos en pesos atados al dólar para inversores a largo plazo, el ingreso de dólares por la licitación del servicio 4G. Lo más significativo fue que el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la Unidad de Información Financiera (UIF) y la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) articularon acciones conjuntas contra las cuevas y las financieras que operaban para inflar el dólar paralelo. En sintonía, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), por orden de distintos juzgados, llevó adelante una importante cantidad de allanamientos (simultáneos muchos de ellos) en domicilios de empresas, bancos, casas de cambio, financieras y cooperativas sospechadas de evasión fiscal y presunto lavado de dinero debido a que presentaban inconsistencias fiscales.
Por un lado, los organismos de control del sistema financiero aumentaron e intensificaron el control de manera coordinada y, por otro, el gobierno nacional dio muestras claras de que la devaluación pretendida por algunos sectores no iba a producirse.
El titular de la UIF, José Sbattella, consideró que “toda esa expectativa apocalíptica de que el valor del dólar iba a duplicarse se frenó. Los actores que buscan una ofensiva para hacer una corrida cambiaria que genera desestabilización quedaron en evidencia”.
La consecuencia de estas medidas fue un desplome de la cotización del dólar paralelo, ya que de cotizar cerca de los 16 pesos retrocedió a niveles de 13 pesos.
La cotización del dólar paralelo o blue es hoy un tema relevante en el análisis económico-financiero, similar al “riesgo país” de comienzos de este siglo. Esto es así porque han logrado imponer la idea de que la marcha del dólar paralelo es un indicador de la evolución de la economía, algo así como que si sube la cotización Argentina entra en crisis y si baja el país es confiable. Esto carece de todo sustento científico, académico o lógico.
Históricamente, Argentina tuvo problemas de restricción externa a causa de su estructura productiva desequilibrada, por la cual el sector generador de divisas (agro) debía aportar los dólares que el sector demandador de divisas (industria) necesitaba. Esto solía presentar la problemática de que el agro no siempre generaba todos los dólares requeridos por la industria y ese cuello de botella se resolvía muchas veces mediante una devaluación, es decir, vía aumento en la cotización del dólar. Esto provocaba el conocido “stop and go”: la economía crecía hasta que se estancaba y luego de la devaluación volvía a crecer. Un hecho determinante que vale la pena recordar es que el costo de volver a poner en marcha la industria era absorbido por el resto de la sociedad: aumento de la inflación, alza de las tarifas de servicios públicos, erosión de los ahorros en moneda local y pérdida del poder adquisitivo del salario.
Con el tiempo, se fue generando la cultura de que los aumentos en el tipo de cambio (devaluación) eran perjudiciales para la sociedad y que derivaban en crisis como la hiperinflación o la confiscación de depósitos (corralito y Plan Bonex).
Lo que ha hecho el Gobierno frente a la irrupción de la restricción externa en relación al tipo de cambio fue dejarlo fluctuar de manera controlada, sin que se generen grandes variaciones (sin contar la devaluación de enero de 2014 por ser un caso aislado y que respondió a cuestiones políticas), es decir, permite que se mueva en una banda de valores que el mismo Gobierno establece como los correctos.
Cabría preguntarse entonces por qué la cotización del dólar paralelo se transformó en una herramienta para digitar la economía. Las dos características básicas son su ilegalidad y su pequeñez. Que sea ilegal vuelve complicado su control por parte del aparato estatal. Que sea pequeño lo vuelve fácil de manipular por grandes actores, comprometiendo pocos recursos. Esto posibilita que se vuelva un mercado muy fácil de manipular y muy sensible a la opinión pública, dada la historia económica local. Basados en aquellos miedos, cualquier aumento en la cotización del dólar es sinónimo de problemas.
Es aquí donde aparece el poder económico y político de los grupos concentrados que establecen como cierto algo que es falso, en este caso el mercado del dólar paralelo. Falso no porque no exista, es más, existe desde hace mucho tiempo pero con variaciones mínimas respecto del oficial. Es falso en tanto que no es un mercado representativo y no determina el pulso de la economía, y mucho menos es un mercado al que acceda o utilice la mayoría de la población. Sin embargo, es muy útil para generar alarma de manera predeterminada.
El circuito funciona así: el gran aparato armado en relación con el blue, que implica desde gurúes hasta páginas web que publican las distintas cotizaciones, provoca una reacción en cadena por la cual al subir artificialmente la cotización del dólar paralelo se cree que se está ante el estallido de la economía. El estallido es inminente, dicen, por lo que nadie realizará ninguna operación que no sea fundamental y toda aquella intención de invertir es pospuesta para otro momento de certidumbre, quizá, para la llegada del próximo gobierno. Así, la industria se paraliza y el comercio se detiene. Las grandes empresas, que son parte del poder concentrado, frenan sus actividades y toman posiciones de crisis aunque no estén viviendo una, de tal manera las restantes empresas imitan a éstas, ya que son las líderes en cada una de sus ramas. Frenada la gran empresa, la pequeña sigue sus pasos porque presupone que las grandes manejan información privilegiada y si éstas toman una posición de crisis es que la crisis es inminente, por lo que la pequeña empresa toma la misma postura y ante esa crisis que todos dicen inminente aumenta sus precios y busca ganar posiciones de la manera que fuere. Mucha gente en medio del caos ficticio busca resguardarse de la inminente crisis y sale a comprar dólares en el mercado paralelo, ya sea porque parte de sus ingresos está en negro, ya sea por inercia. El precio del dólar blue aumenta ante la incipiente crisis, y aquellos que lo habían comprado a 12 pesos, luego lo venden a 16 pesos, haciéndose de un gran negocio a costa de los mismos de siempre, que otra vez fueron engañados.
También juega un papel preponderante la idea que planteó la Ley de Convertibilidad, en donde se creó el derecho de poder cambiar los pesos por dólares, lo cual hoy ya no está vigente, dado que esa ley fue derogada. Sin embargo, aquellos que no generan dólares pretenden que el Gobierno los consiga de la manera que sea simplemente para que ellos puedan transformar sus pesos en dólares. Algo ilógico cuando el Gobierno debe procurar esas divisas para cuestiones más urgentes, para la industria o el pago de deuda externa, entre otros.
* Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

LA POLITICA COMERCIAL DE EE.UU., UE Y JAPON ¿Quién es proteccionista?

Por Mariano Kestelboim *
El fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en contra del sistema de administración de importaciones de Argentina, expresa nuevamente los grandes obstáculos que debe sortear una economía para desarrollarse. La resolución, dictada el pasado 15 de enero, obliga a nuestro país a tener que negociar con Estados Unidos, la Unión Europea y Japón algún esquema de mayor apertura comercial en beneficio de esas economías. En caso de que no se llegue a un acuerdo, los gobiernos denunciantes podrían imponer represalias en contra de las exportaciones nacionales a sus mercados.
El régimen de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación va en contra de la organización mundial de la producción neoliberal. Esta, de forma cada vez más intensa, busca imponer una división internacional del trabajo donde cada país se especialice en la explotación de sus recursos más abundantes. En el caso de Argentina, como en el resto de Sudamérica, eso implica una matriz productiva con más énfasis en la extracción de recursos naturales y menos participación de la industria.
No incide en el fallo de la OMC que Argentina, con el criticado sistema de administración comercial, haya acompañado el crecimiento mundial del comercio e incrementado su demanda externa hasta los niveles más altos de su historia. En relación con el pico de importaciones del siglo XX (31.377 millones de dólares en 1998), llegó, en 2011, a aumentar sus compras externas en un 137 por ciento (74.319 millones de dólares). Tras la recesión del año pasado y con un comercio internacional estancado desde 2011, las importaciones cayeron a 65.249 millones de dólares, monto para nada despreciable en perspectiva histórica. De hecho, esa cifra equivale aproximadamente al 16 por ciento del PBI de 2014, mientras que las importaciones, en su máximo de la convertibilidad, representaban sólo el 11 por ciento del PBI de 1998.
Tampoco es válido para modificar el veredicto que haya aumentado el déficit comercial de Argentina con las tres economías que la denunciaron. El intercambio con Estados Unidos, desde la devaluación de 2002 y hasta 2005, había registrado superávit. Los años siguientes tuvo déficit y, desde 2012, su rojo se estabilizó en unos 4000 millones de dólares. Con la Unión Europea, después de la devaluación de 2002, se registró un superávit hasta 2011. A partir de ese año, Argentina ha sostenido un déficit que alcanzó un pico de 2939 millones de dólares en 2013 y cayó a 1229 millones en 2014. En tanto, con Japón, hubo déficit en todos los años de las últimas dos décadas, excepto en 2002. Después de ese año, el primer máximo fue en 2008 con un saldo comercial negativo de 859 millones de dólares y el segundo fue el año pasado con 594 millones de dólares.
Si bien en la última década se produjo un proceso de diversificación de mercados de destino de las exportaciones de Argentina y se generaron nuevas alianzas que le han permitido a la política local ganar grados de libertad en las negociaciones internacionales, la asimetría de poder con las potencias litigantes es, obviamente, enorme. Mientras que, para nuestro país, los mercados de la UE, Estados Unidos y Japón representan poco más de la quinta parte de las exportaciones totales (en los noventa representaban casi el doble), la participación de las ventas de esos países a Argentina, en relación a sus exportaciones, es marginal.
Ningún país ha podido desarrollarse sin administrar su comercio exterior. Forma parte de cualquier proceso de desarrollo productivo. Consiste en ir utilizando las divisas que origina la economía, a través de sus exportaciones y/o del financiamiento externo, en las necesidades requeridas para el crecimiento de su aparato productivo. La facultad de regular el comercio exterior, reprimida por la OMC, fue aplicada, entre otras economías, por el Reino Unido en el siglo XIX, con aranceles de entre 45 y 55 por ciento, y por Estados Unidos con aranceles en torno del 50 por ciento, durante la primera mitad del siglo XX. También Japón, Corea, Taiwan y China fueron, en la segunda mitad del siglo XX, importadores muy restrictivos en pos de promover el crecimiento de sus industrias.
Otra gran barrera al desarrollo y la más clara parcialidad de la OMC a favor de los países centrales es que no están limitadas las trabas comerciales y los subsidios en el sector agrícola. Esta es un área clave para generar recursos en economías atrasadas y suele ser competitivamente débil en países desarrollados. Supuestamente, en la última ronda de negociaciones se iba a comenzar a desregular el comercio agrícola, en favor de las economías subdesarrolladas. Pero las negociaciones naufragan hace ya 14 años.
En definitiva, el liberalismo se aplica donde les conviene a las naciones más poderosas y posterga los intentos de desarrollo de las economías pobres. Ahora bien, la regulación comercial argentina de la última década no puede dejar de estar presente si se busca una transformación del aparato productivo que implique la generación de empleos de creciente calidad y mayor autonomía económica. De otra forma, los mercados por sí solos y espontáneamente no generarán las condiciones que promuevan el desarrollo productivo para romper el statu quo de dominación externa con estrechas relaciones de poder internas no alineadas con los objetivos de transformación. El sueño del modelo de libre mercado como mecanismo promotor del desarrollo no funcionó en ninguna economía y comprar ese cuento le provocó a la Argentina severos daños que aún no ha podido terminar de revertir. Desde ya, la política comercial sola no alcanza, pero es una pieza fundamental en un programa de desarrollo.
Frente a este escenario local e internacional, regulado por una OMC dominada por los intereses de los países desarrollados, nuestro país debe modificar la forma de administración del comercio.
Después de la reducción generalizada de aranceles en los sectores no agrícolas, las prácticas proteccionistas de las potencias económicas no desaparecieron, inclusive en la industria. Se han vuelto mucho más selectivas, adoptaron mecanismos menos evidentes de implementación y una administración más compleja. Una investigación de la Fundación Pro Tejer, titulada “Derribando Mitos”, revela que, desde la creación de la OMC en 1995, las medidas no arancelarias de defensa comercial (son disposiciones gubernamentales que obstruyen el comercio) se incrementaron exponencialmente. El informe indica que, en ese año, había 1472 medidas no arancelarias vigentes y que, al 30 de junio de 2014, esa cifra se había multiplicado 23 veces, llegando a los 34.569 casos efectivos. La mayoría (18.155) son denominadas como “obstáculos técnicos al comercio”. Se trata de normas y métodos de clasificación, prescripciones de seguridad, normas de calidad, muestreos e inspecciones, pruebas de laboratorio sobre composición, etiquetados, registros de empresas, entre otras, que utilizadas en exceso y discrecionalmente restringen el comercio. También son muy frecuentes las medidas sanitarias y fitosanitarias (12.788 registros informados a la OMC). Es usual que los análisis requeridos y las normas técnicas adoptadas se transformen en una barrera comercial mediante múltiples formas. Suele ocurrir que los exámenes previos a la certificación de mercaderías deban realizarse en laboratorios controlados por el país importador y son habituales los cuellos de botella en los análisis requeridos. También es usual que las regulaciones contengan exigencias técnicas extraordinariamente elevadas o que las reglas establecidas cambien súbitamente. También puede ocurrir que haya sesgos en la interpretación de los resultados o poca transparencia general en los mecanismos de control.
El fallo de la OMC contra Argentina es un claro intento de bloqueo del ejercicio de la regulación pública de los mercados. Sin embargo, además de seguir procurando diversificar el comercio, existen mecanismos más sofisticados de administración que, con la recuperación de la capacidad de gestión pública de los últimos años, deberían poder instrumentarse de modo de generar una plataforma de medidas no arancelarias, como aplican los países desarrollados.
* Economista de la Sociedad Internacional para el Desarrollo.
@marianokestel

MITOS ECONOMICOS › ARGENTINA EN UN RANKING DEL FORO ECONOMICO MUNDIAL “Menos competitivo”

Por Andrés Asiain
Hace unos días, diversos medios señalaron que nuestro país era de los “menos competitivos de la región”. La base de la afirmación fue un informe del Idesa realizado por ex funcionarios de la gestión económica de Cavallo que, tras la debacle de la Convertibilidad, buscaron refugio con el gobernador De la Sota en Córdoba. Para señalar que Argentina es poco competitiva, los integrantes del instituto no realizaron una investigación propia sino que reprodujeron, en forma parcial, la información publicada por el Foro Económico Mundial en su “Ranking global de competitividad 2014-15”.
De acuerdo con el mencionado ranking, Argentina ocupa la posición 104 entre los 144 países analizados, bastante por debajo de países de la región como Chile (33), Brasil (57), Perú (65), Colombia (66) y Uruguay (80). También economías que se recuperan de prolongadas guerras civiles como Sri Lanka (73), que se encuentran en pleno conflicto como Ucrania (76), enfrentan devastadoras crisis como Grecia (81) o sufren bloqueos comerciales por las potencias occidentales como Irán (83), son mejor posicionados que nuestro país en materia de competitividad. La mala performance de Argentina se fundaría en las “condiciones económicas adversas”, “débiles mecanismos institucionales”, “corrupción” y la “ineficiencia y favoritismo del Gobierno”, entre otras razones mencionadas por el informe.
El foro que publica el ranking se realiza en el Monte de Davos, Suiza, reuniendo a los empresarios más poderosos del planeta junto a gobernantes, periodistas e intelectuales vinculados al mundo corporativo. Su prédica elitista y proempresarial lo hizo blanco de protestas y manifestaciones de quienes se oponen al orden global gestado por el neoliberalismo. Pese a ello, suele juntar anualmente a más de 2000 participantes que abonan un piso superior a los 100.000 dólares entre membresía y boleto, para ser parte del exclusivo mítin.
Esa elite que participa en el foro es la fuente básica de información del “ranking global de competitividad”, a partir de sus respuestas a una encuesta de opinión realizada por los organizadores. Un extenso cuestionario donde la desregulación de los mercados, la facilidad para despedir trabajadores o la baja participación del Estado en la economía se asocian a la competitividad económica, son luego ponderados numéricamente para dar lugar a un “índice de competitividad” que se busca presentar aséptico en términos políticos e ideológicos.
Sin embargo, la matriz liberal y opositora que impregna al índice queda a la luz si se compara la mala calificación de nuestro país en la actualidad con la que se le asignaba en tiempos de aplicación de políticas económicas ortodoxas. En el año 1998 ocupaba la posición 34 y era fruto de elogios de los participantes del Foro. Aun en 2001, ya al borde del colapso de la Convertibilidad y con problemas de competitividad que afectaban a casi todos los sectores productivos, el índice de competitividad de Davos arrojaba mejores calificaciones que las actuales. El ranking de competitividad es, en realidad, un instrumento de propaganda neoliberal que expresa la opinión de los organizadores del foro y algunos de sus concurrentes. Ni siquiera es un buen indicador del pensamiento conservador del empresariado nacional, sino sólo del que predomina entre los nueve empresarios argentinos que participaron del Foro: Sebastián Bagó (Laboratorios Bagó), Mario Blejer (Banco Hipotecario), Marcos Bulgheroni (Bridas), Inés Capdevila (La Nación), Eduardo Elsztain (IRSA), Facundo Garreton (Socialab), Mauricio Macri (PRO), Alec Oxenford (OLX), Leandro Pisaroni (Incutex).

OPINION El desafío chino

Por Alfredo Zaiat
Una economía con restricción externa, o sea con escasez de divisas, por la pérdida del autoabastecimiento energético y el continuo drenaje de reservas por la fuga de capitales, tiene la opción de una ruinosa devaluación o la búsqueda de financiamiento externo. Las megadevaluaciones equilibran el frente externo con elevados costos en el nivel de actividad, el empleo y los salarios reales. La inesperada y brusca devaluación de enero del año pasado fue una pequeña muestra de esos efectos perturbadores que no resuelven las cuestiones estructurales que sumergen a la economía en la restricción externa y sólo sirven para provocar una fuerte transferencia de ingresos hacia grupos concentrados y dolarizados. Frente a la existencia además de la restricción interna, que se expresa en la imposibilidad de financiarse con recursos propios porque el sector privado prefiere fugar gran parte de sus excedentes, la alternativa de corto plazo para evitar una crisis de proporciones es el financiamiento externo. En esa instancia se abren las siguientes posibilidades: el endeudamiento en el mercado de capitales, la seducción a la inversión extranjera directa o el financiamiento no tradicional vía China y Rusia. En una muestra más de su pragmatismo ante las urgencias que se presentan, alejado de esa lectura vulgar de intransigencia, el kirchnerismo ha intentado cada una de ellas con suerte variada.
El camino para reingresar al mercado voluntario de crédito en condiciones aceptables políticamente tuvo un recorrido que se bloqueó en la última estación, cuando la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos decidió no ocuparse del juicio de los fondos buitre contra Argentina. Antes, con la expectativa de un apoyo de la administración Obama, el gobierno de CFK cerró los litigios con firmas estadounidenses en el tribunal del Ciadi pagando con quita el monto de las sentencias, acordó con Repsol el monto de la indemnización por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF, avanzó en la normalización de las relaciones con el FMI aceptando la asistencia técnica para la elaboración del nuevo índice de precios al consumidor y el cambio de base del PIB, y definió el acuerdo de reestructuración de la deuda en default con el Club de París. Un capítulo central de esa estrategia, que en general no es incorporado en los análisis sobre el vínculo con Estados Unidos, fue el convenio de YPF estatal con el gigante petrolero estadounidense Chevron para explotar un área de Vaca Muerta. La primera apertura oficial a ese rico yacimiento de hidrocarburos no convencionales fue en asociación con una compañía estadounidense. A cambio de todas esas muestras de voluntad de atender esos conflictos externos que tenían a Estados Unidos como uno de los principales interesados, el gobierno de CFK esperaba que el de Obama tuviera una actitud activa en el juicio de los fondos buitre. No la tuvo. No exhibió mucha energía en ocuparse del tema; más bien con su omisión en la instancia de la Corte Suprema allanó el camino para las presiones financieras y políticas de los buitres, demorando de ese modo la opción del financiamiento mediante la colocación de deuda en el mercado internacional.
La alternativa de la Inversión Extranjera Directa se enfrentó a la confluencia de dos factores negativos, uno interno y otro externo. El primero está relacionado con la propia restricción externa, puesto que la administración oficial de las divisas escasas ha definido restricciones al giro de utilidades y postergaciones en el pago de importaciones. Multinacionales evalúan con más detenimiento las inversiones en una plaza que les resulta complicado recuperar los dólares para su casa matriz que antes ingresaron. Las tensiones cambiarias con una brecha del 40 al 60 por ciento con el mercado paralelo y el intenso clima político-mediático afectando las expectativas económicas actuaron como un elemento adicional de desaliento a ese tipo de inversión. Ese contexto local se desplegó en uno externo poco favorable por la permanencia de la crisis en Estados Unidos, Europa y Japón. Esto se reflejó en una brusca caída de la inversión extranjera en la región que, según la Cepal, disminuyó 23 por ciento en el primer semestre de 2014 respecto del mismo período del año anterior.
La tercera vía para obtener divisas que permitiría relajar la restricción externa fue la que le ha brindado resultados positivos al gobierno de CFK. Con Rusia ha avanzado en una alianza estratégica que tuvo como primer saldo un acuerdo de YPF con Gazprom para la exploración y producción de gas en el país con una inversión superior a los 1000 millones de dólares. Si bien el convenio está vigente y con expectativas de una pronto ejecución, la inestabilidad económica interna a partir de las sanciones de la UE y Estados Unidos por el conflicto en Ucrania y la caída del precio del petróleo no aseguran la pronta llegada de esas divisas en función a las necesidades locales.
En ese complejo cuadro de situación local e internacional se devela la relevancia del reciente viaje de CFK a China y la firma de 22 acuerdos en el marco de la confirmación de la alianza estratégica integral con la potencia asiática, rubricada en julio del año pasado. China se ha convertido en el principal proveedor de divisas no vinculadas directamente con el comercio exterior que hoy tiene Argentina. Por obras de infraestructura (centrales hidroeléctricas Kirchner y Cepernic, y renovación de la red ferroviaria urbana, de larga distancia y de cargas) y por el swap de monedas. A fines de octubre pasado se activó el primer tramo de ese convenio financiero por unos 11 mil millones de dólares y ya acumula cinco por un total equivalente a 3100 millones de dólares. A la vez, ingresaron unos 288 millones de dólares para el comienzo de esas represas. Estos préstamos no vienen acompañados de condicionalidades, como los que tienen los créditos de organismos financieros multilaterales, o de presiones de la banca internacionales, que exigen a los deudores medidas de austeridad y reformas estructurales. Además de los acuerdos rubricados en diferentes áreas, desde la minería, la espacial, nuclear y de comunicaciones, en la reciente misión a Beijing empezaron tratativas para ampliar las posibilidades de financiamiento para este año.
Despejado el análisis coyuntural sobre la importancia de la alianza con China vinculada a aliviar la restricción externa, con su efecto inmediato en disminuir los factores de inestabilidad económica en un año electoral, los acuerdos y la relación de complementariedad de ambas economías requieren de una prudente evaluación. Aquí empieza a resultar relevante las definiciones políticas sobre el sendero de desarrollo. Si se consolida una relación comercial basada en las ventajas comparativas tradicionales (soja, minerales y petróleo), que refuerza la primarización de la economía, no habría un salto cualitativo de dejar de cumplir el rol de proveedor de materias primas en la división internacional del trabajo (ver nota aparte).
José Bekinschtein, economista de la UBA, profesor de la Universidad Nacional de Quilmes y ex consejero económico de la Argentina en China, aborda ese riesgo en un texto publicado en Voces en el Fénix Nº 26, “El nuevo modelo chino: ¿qué inserción para la Argentina?”: “Sólo cuando se tienen objetivos estratégicos definidos y claridad acerca de los intereses propios pueden disiparse las dudas y miedos. La identificación de esos intereses, la formulación de planes de infraestructura de largo plazo determinando niveles de participación local y extranjera es lo que permitirá una base de negociación amplia, previendo restricciones, con la contraparte más ‘poderosa’”. El especialista explica que en China ha habido un punto de inflexión porque el consumo comenzará a ser en los próximos años la variable más dinámica del crecimiento de su economía. Será así por el acelerado proceso de urbanización, el incremento en los ingresos de la población, mejoras en la red de previsión social y el sistema de salud. Señala que la desproporcionada tasa de ahorro del 50 por ciento de los ingresos disminuirá por el incremento del consumo, estimando que en 2020 habrá unos 500 millones de personas de “clase media” participando de ese mercado. Precisa que el proceso de urbanización y crecimiento de núcleos urbanos intermedios arrastrará al consumo de nuevos alimentos y platos elaborados a una población de 250 millones de personas cuya dieta actual, basada en granos y harinas, no ha cambiado en los últimos cincuenta años. Para concluir que “sólo las importaciones de alimentos elaborados (no commodities) representaron en 2013 unos 41 mil millones de dólares, en los cuales la participación del origen argentino no llega al 0,8 por ciento”.
La oposición a los acuerdos de China de un sector de la UIA y las críticas de sectores del establishment tienen más que ver con una cuestión de la nueva geopolítica mundial, y con juegos mezquinos en el tablero político doméstico, más que por el acercamiento a la potencia asiática. Las disputas por áreas de influencia (América latina y Africa) entre Estados Unidos y China están en el origen de esas observaciones, reflejo de que un núcleo del poder económico local prefiere la sumisión conocida a enfrentar el desafío de construir una relación no dependiente con la nueva potencia económica mundial.

CONTRATAPA › FOTOGRAFIANDO LA ZONA Perturbados

 Por Adrián Abonizio
*El recogió en la avenida algo que brillaba. Un latoncito redondo con un dibujito escolar de laureles, una lámpara y una pluma. Detrás se leía Jardín Rayito de Sol y debajo Ayelen. Sintió un estremecimiento, como si esa anónima niña le estuviera diciendo algo. Y luego el escalofrío: debería desprenderse de ese objeto que quizás lo implicaba en un estupro, un secuestro, una muerte. Muchas películas, mucha alienación en una ciudad futurista del pasado, perturbada por malas noticias y presunciones siempre fatalistas
*Camina en esa hora impropia en que no es amanecer ni noche. Mira el suelo, nunca el cielo. Junta puchos. Los guarda en una bolsita de arpillera confeccionada para la ocasión. Imagino que luego los desventrará y armará los suyos. Los venderá, canjeará a otros como él por alguna cosa. Duerme en la bajada, habla solo, reza mucho y hace años que no fuma. Debe ahorrar para la empresa.
*Le hablan por el teléfono de línea insistentemente acerca de precios y cifras. Luego le pasan un largo número de celular y le sugieren que anote. Lo intenta hacer sobre un papel grande que está en su escritorio pero no lo logra. Hace un tiempo le sucede: olvida el garabato correcto para diseñar el dos, el tres o el 9. Los ha perdido en la vorágine de ventas, viajes y velocidad con que se alimenta esa bestia fenomenal que se llama Progreso. Los chorros de dinero siguen entrando pero ya no puede ni reconocerlos. Lo hace su contador que para eso está.
*Ellla venía distraída por Avenida del Rosario y atropelló a un cachorro, pero continuó su marcha sin detenerse ni mirar atrás. Por eso cada noche, cuando regresa a su casa y la reciben sus dos perrazos ella los empuja, maltrata, perturbada porque siente no merecerse el cariño de animal alguno.
*Viven en una casa con aire sagrado, verde mar con manchones de humedad. Pero si uno espía lo que verá será monstruoso: un living donde se los suele sorprender desde el atardecer hasta la medianoche mirando tevé, ambos vestidos con sus uniformes de empleados de Parques y Paseos rodeados de gatos y en medio de pilas de cajas, cajones dispersos como pilas entre los muebles, hacinados como en una fortaleza. Son "acumuladores" ambos; una enfermedad que consiste en no tirar nada. Entran la basura en lugar de sacarla. Allí, en ese castillo horroroso habrán de morir un día y quizás sean devorados por sus propios mininos.
*Todo lo que hará un gobierno y que sirva para las generaciones futuras será denostado, envilecido, maltratado, ridiculizado. No tienen visión de la sanidad ni del futuro. Se quejan, hacen barullo y sueñan con golpes de estado. Juegan con eso porque están salvados del bolsillo y en el fondo, además de lo económico, anexan el sufrimiento ajeno. Sin ello, sin percibir al dolor ajeno, nada les cierra. Es el plus de sus grietas emocionales. Se los ve correctos y modernos, pero son ancestrales monstruos de estos pantanos, impávidos, asesinos, perturbados y perturbadores.
*A las mujeres que pasan ni las miran. Toman café hablando con sus conocidos, impertérritos y eficientes. Tienen familia constituída. No hacen chistes gruesos y son muy pero muy progresistas. No obstante, a veces, en las tardes si alguien los pudiera espiar, acechan con la mirada, desde dentro de sus vidrios polarizados la salida de los niñas de los colegios religiosos.
*Creía que Dios le hablaba. Escondieron un viejo intercomunicador entre pilas livianas de papel y otro, desde una oficina empezó a susurrar su apellido. El pidió silencio y gritó si no escuchaban. La voz parecía salir desde un túnel invisible. Complotados, todos lo ignoraron. Cuando descubrió el embuste, penosamente, con rabia se echó a llorar. Y sus compañeros de trabajo, impresionados se alejaron del hecho como si lo ocurrido hubiese sido un crimen y no una broma.
*Cada noche tiene miedo de morirse durmiendo, por eso acude a las pastillas. Cuando logra conciliar el sueño imagina que está aún en estado prenatal, flotando en agua ambarinas, delicadas, junto a su mamá. El psiquiatra con tino le aconsejó compañía nocturna y le trajo de regalo un cachorro de labrador color café.
Ahora va perdiendo el terror a fallecer porque ha descubierto que tiene a quien cuidar.
- Yo estaba perturbado, pero la vida es más simple, le dice al doctor agradecido y feliz. El médico, entonces, decide él también conseguirse un animalito.