lunes, 17 de noviembre de 2014

Muro caído, muros levantados Por Hugo Presman

Las ilusiones alumbraban el inicio de la década de los sesenta. La revolución hacía pie en Cuba y Argelia. Se iniciaba la lucha por la independencia en los países africanos. África proyectaba dos figuras paradigmáticas: Patrice Lumumba y Nelson Mandela. La lucha por los derechos civiles de sus hermanos norteamericanos, con sus gigantescas movilizaciones, catapultaría al notable Martín Luther King y su histórico discurso en Washington “Tengo un sueño”. Un mundo distinto parecía posible. Las esperanzas chocaron contra cuarenta y cinco kilómetros de cemento armado, que cortaban ciento noventa y dos calles. Otros 115 kilómetros rodeaban su parte oeste. El Muro constituía la frontera estatal entre la RDA y el enclave Berlín Oeste. Era domingo. El almanaque señalaba el 13 de agosto de 1961. Dos millones y medio de alemanes habían desertado del Este hasta entonces. ¿Por qué había que separar la Revolución del capitalismo? El stalinismo había desnaturalizado el socialismo hasta convertirlo en una caricatura. El desarrollo productivo que convirtió a la URSS en la segunda potencia mundial, no se traducía en la vida cotidiana. Los cohetes surcaban el espacio, pero los televisores no podían usarse más de dos horas continuadas porque se quemaban. Los burócratas constituían una casta privilegiada que conformaban la nomenclatura. Libertades elementales de la Revolución Francesa habían sucumbido a cambio de seguridades económicas. Sobrevivían conquistas valorables que redimían tibiamente las viejas banderas socialistas: educación, salud, trabajo y en menor medida vivienda. Las restricciones a la movilidad y a la libertad de expresión eran profundas. Los gulags, la versión rusa de los campos de concentración, se erigieron como un monumento a la ignominia.

En el tercer mundo se encendían luces que se apagaban detrás del Muro. Los Beatles le ponían música a las esperanzas. El desarrollo increíble de los medios de comunicación perforaría los cuatro metros de altura de la barrera de cemento. La competencia de la guerra de las galaxias que emprendió el imperialismo en su faz financiera representada por Ronald Reagan, devastaría la economía rusa. Gorbachov emprendió las reformas ( perestroika) y la transparencia ( glasnot) La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas empezó a desmembrarse. Se desmoronaba insólitamente. Como en una comedia que dejaba atrás un drama, el desencadenamiento del hecho histórico estuvo inserto en ciertas casualidades: Gunter Schabowski, el vocero del Politburó de Alemania Oriental, de regreso de sus vacaciones, convocó a una conferencia de prensa y leyó, entre otros anuncios, que “todo alemán del Este tendría ahora, por primera vez derecho a un pasaporte”.

Al difundirse la noticia, cuenta Michael Meyer, en su libro “El año que cambió el mundo” “miles de alemanes acudieron en manada a los puntos de cruce a Occidente……La Guerra Fría terminó en el jolgorio espontáneo o, para ser más precisos, una fiesta callejera. Gente común y corriente, solicitando un cambio, se tomó el asunto en sus manos. Fueron ellos quienes tumbaron el muro, no ejércitos……Y luego bailaron sobre el mismo” 

El jueves 9 de Noviembre de 1989, los berlineses se subieron al Muro y lo destruyeron a pico y martillo con una rapidez que escapó a las previsiones de Gorbachov, Kohl, Bush, Thatcher, Juan Pablo II, que desde el Vaticano jugó un papel trascendente. La escena parecía arrancada de una película de ciencia-ficción. Familias separadas se reencontrarían después de veintiocho años. El tiempo trascurrido marcaría distancias difíciles de superar. Los alemanes orientales y los otros pueblos que vivieron la experiencia del socialismo stalinista, pronto descubrieron que el capitalismo neoliberal real no era igual al que se asomaba por las pantallas de televisión. Han tenido que vivir una encrucijada en la que se dio cita la destrucción de las ventajas del régimen anterior con las taras del nuevo sistema. En general, los jóvenes adhieren a lo surgido del muro demolido y los mayores que vivieron en el socialismo real añoran algunas de las seguridades perdidas.

Alemania se ha convertido en el estado más poderoso de la Comunidad del euro. Y también en la locomotora y en el gendarme de las políticas del capitalismo salvaje. Grecia, Portugal, España, Irlanda, tal vez recuerden una frase que se le atribuye al héroe de la resistencia francesa y luego presidente francés Charles de Gaulle: “Quiero tanto a Alemania que prefiero que haya dos.”

Algunos historiadores, como Eric J. Hobsbawm, sostuvieron que el siglo XX fue un siglo corto que empezó en 1914 y terminó ese jueves 9 de noviembre de 1989. Los veinticinco años siguientes ya correspondieron al siglo XXI: ese del discurso único, del fin de la historia y de las ideologías, del capitalismo salvaje, del post modernismo, del desmantelamiento del Estado de Bienestar. Las sociedades que nacieron después de sepultar el Muro, se caracterizaron por acentuar la desigualdad. Y es un devenir lógico. En una simplificación extrema que deja demasiados matices excluidos, de un lado del Muro estaban los que en aras de la justicia sacrificaban la libertad y del otro los que en aras de la libertad inmolaban la justicia. Ganaron los últimos, y en el interior de cada sociedad volvieron a levantarse las piedras del Muro de Berlín. Son las rejas, las alarmas, la policía privada, los barrios cerrados, los guetos modernos que separa a los incluidos de los excluidos. A los sobre explotados de los desocupados. A esos Muros que aparta a un hombre de otro, en el territorio cruel de la injusticia. A esos Muros les tiene que llegar un 9 de noviembre. Hoy suena tan improbable como aquel jueves que cambió la historia. Esa que no está determinada en ningún lado y que escribimos cada día.

También hay hoy muros físicos como el caído en 1989, como el que separa a Méjico de Estados Unidos que abarca un tercio de la frontera, a Israel de Palestina, a Ceuta y Melilla en la ocupación española, para impedir la emigración hacia el continente europeo, a India de Pakistán, a Arabia Saudita de Irak, a Kuwait de Irak, a Gaza de Egipto, entre otros.

Veinticinco años después, en nuestro continente hay territorios donde las depredaciones del neoliberalismo, del capitalismo financiero y su sector privilegiado, la bancocracia, abonaron el terreno para el surgimiento de gobiernos populares que con medidas reparadoras y desplegando una batalla cultural han desnudado las falacias del discurso único que levantó Muros en todo el planeta.

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Corte Suprema: El pez por la boca muere Por Reynaldo Sietecase

El eventual reemplazo de Raúl Zaffaroni en el alto tribunal desnudó un debate mezquino y amañado. Tanto opositores como funcionarios hablaron sobre dichos incomprobables. Una postal de la actualidad política nacional.

La frase integra el top ten de las sentencias más utilizadas del refranero popular. Remite a aquellas personas que hablan dema­siado o lo hacen sin saber. Hoy vamos a agregar otra variante: la de aquellos que hablan sobre algo que no saben si es cierto pero que leyeron o escucharon. Algo así como “la interpretación de la in­terpretación”. En los últimos días, el senador Ernesto Sanz y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quedaron presos de sus frases apresuradas y sin sustento. La pelea política, la voraci­dad electoral, la lectura veloz de los diarios, los llevó a opinar sobre algo que no había ocurrido.

El tema fue la vacante que, en enero próximo, dejará Raúl Zaffaroni en la Corte Suprema de Justicia. Por los fallecimientos de Carmen Argibay y Augusto Petracchi, el Alto Tribunal quedará con cuatro miembros cuando debe tener cinco. Durante años funcionó con siete, la mayoría de ellos nombrados en la última década. La integración respondió al decreto de autolimitación 222, una de las normas más ponderadas por la clase política ya que contempla un riguroso proceso de selección, con audiencias públicas e impugnaciones, que desemboca en la aprobación por parte de las dos terceras partes de los senadores. Una curiosidad extra: algo anunciado reiteradas veces generó sorpresa. Zaffaroni cumplirá su palabra de retirarse a los 75 años el límite legal y racional para integrar el cuerpo. Tope que desafía cada mañana, a sus 96 años el doctor Carlos Fayt. Pero lo que tenía que haber sido rutina legislativa en la Argentina se convirtió en feroz polémica.

Primero fue el presidente del bloque de senadores de la UCR, Gerardo Morales, quien torpedeó cualquier posibilidad de acuerdo con el Gobierno para nombrar al sucesor de Zaffaroni. Dijo que la oposición no quería “trabajar ningún consenso con este Gobierno sobre la composición de la Corte Suprema” y pidió que el nombramiento sea facultad del gobierno que asuma en diciembre de 2015. Vale recordar que para nombrar a un miembro de la Corte el Senado debe prestar su acuerdo con una mayoría calificada de dos tercios (48 votos de los 72 senadores). El oficialismo, contando a sus aliados, tiene 38 miembros. Por lo cual un eventual nombramiento sólo puede ser producto de un acuerdo.

El titular del radicalismo, Ernesto Sanz, fue más lejos. No sólo rechazó cualquier designación (argumentando “el copamiento” de la justicia por parte del kirchnerismo) sino que citó supuestas afirmaciones del titular del Tribunal, Ricardo Lorenzetti, quien habría dicho “que la Corte podría funcionar normalmente con cuatro miembros”. En realidad Sanz opinó en base a interpretaciones que hicieron de unos dichos del magistrado en la prensa. En menos de una semana, Lorenzetti, la vicepresidenta de la CSJ, Elena Inés Highton de Nolasco y el longevo Carlos Fayt se manifestaron a favor de nombrar al reemplazante de Zaffaroni.

En términos políticos el planteo de la UCR es sorprendente. El juez que deja el Tribunal, más allá de su enorme capacidad, es quien tuvo posiciones más cercanas al gobierno nacional. Su reemplazo por un jurista destacado y avalado por la mayoría de los partidos políticos tendría que ser una buena noticia para la oposición.

Pero no sólo Sanz se apresuró. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, después de defender el derecho del Gobierno a proponer un reemplazante de Zaffaroni, aseguró: “Pareciera que existe una especie de acuerdo tácito entre alguno de los miembros de la Corte Suprema de Justicia con la oposición para impedir la designación de nuevos miembros”. Días después, Lorenzetti (a quién aludía el ex gobernador del Chaco) sugería, junto a sus colegas, el nombramiento de un nuevo integrante del Tribunal y dejaba aclarado que ésa era una decisión de los otros dos poderes del Estado. Capitanich denunció una suerte de complot por lo que leyó en los diarios. Antes había machacado contra los mismos magistrados por un fallo que mantiene sin ejecutar un millonario reclamo impositivo del gobierno sobre el diario La Nación y otros medios.

Para el gobierno nacional, criticar a la Corte Suprema es como dispararse en un pie. La arquitectura del máximo estamento de la justicia nacional fue imaginada por Néstor Kirchner, quien pobló de juristas una Corte que durante los noventa estuvo integrada por amigos del ex presidente Carlos Menem. Ese tribunal avaló las privatizaciones y el desmantelamiento del aparato productivo. Con sus idas y venidas, aciertos y defecciones, esta Corte Suprema es la de mayor independencia y calidad de las que se sucedieron después de la dictadura militar. Supo ponerles límites tanto al Gobierno como al Poder Económico. Es, sin duda, lo más rescatable de un sistema judicial que se mueve, en sus instancias inferiores, con mayor lentitud, ineficacia y venalidad.

Debatir en este contexto de mezquindad y furia la ampliación de sus miembros (a 7, 11 o el número que sea), la división en salas por tema o la necesidad de transformarlo en un órgano exclusivo dedicado al control de constitucionalidad para que trate un número de causas razonables (actualmente le llegan unos diez mil planteos), es una quimera.

Diario Z

 

El muro de Berlín y la fantasía anticomunista Por Por Angel Guerra Cabrera

En las últimas semanas hemos presenciado un despliegue extraordinario de la mafia mediática imperialista que machaca la caída del Muro de Berlín como el "fin del comunismo". Aunque el clavo final al ataúd de la Unión Soviética fue puesto el 25 de diciembre de 1991, se ha instalado la percepción de la caída del muro como el principio del fin de aquel magno primer experimento de liberación humana iniciado por el Partido Bolchevique en 1917.

Pero no fue el fin del comunismo ni como sistema social ni como teoría y práctica políticas. No lo fue como sistema social porque con todos los prodigiosos avances sociales, económicos, políticos, culturales y científicos logrados en aquel gigantesco país abrumadoramente campesino y analfabeto, lo alcanzado quedó lejos del horizonte imaginado por Marx. Allí y en otros países que se sumaron a la experiencia, los partidos dirigentes se desvincularon de las masas y en algunos casos cometieron graves desviaciones de los principios del humanismo marxista que, en conjunto, llevaron a la implosión del sistema. Aunque está por hacerse un verdadero balance científico de aquella experiencia, sí tenemos la certeza de que nació, creció y murió bajo el acoso y la guerra sin cuartel de las potencias imperialistas y que debemos la derrota del nazismo principalmente al heroísmo del pueblo soviético y del ejército rojo.

No ocurrió el fin del comunismo como teoría y práctica política puesto que desde bastante antes de la caída del muro y hasta hoy el capitalismo se hunde en una crisis multidimensional irreversible que confirma como nunca antes la vigencia de la crítica de Marx a ese sistema de explotación y saqueo.

No fue tampoco el fin de la historia como lo demuestra la crisis de hegemonía que atraviesa Estados Unidos y el surgimiento de un mundo pluripolar donde no puede ejercer sus tiránicas políticas de guerra y depredación sin fuerte resistencia y sin sufrir grandes descalabros, como en Irak, Afganistán, Libia, Siria y Ucrania. A ello han contribuido notable y crecientemente la emergencia de dos grandes potencias económicas y militares con políticas de paz precisamente en los dos estados donde ocurrieron las dos grandes revoluciones socialistas de Europa y Asia.

Pero las pruebas más contundentes de la vigencia de los ideales de igualdad, justicia y libertad entrañados en el comunismo las tenemos en América Latina. Cuba no renunció al socialismo ni cuando cayó aquel muro ni cuando se derrumbó la Unión Soviética, que había sido su aliado principal frente a la hostilidad de Washington, no obstante que este recrudeció el bloqueo y los planes desestabilizadores contra la isla.

En febrero de 1989, antes aún de la caída del muro, Venezuela protagonizaba el caracazo, la primera gran rebelión antineoliberal del planeta, preludio de otras en que las masas latinoamericanas dejaron muy claro su rechazo a las nuevas formas de explotación capitalista. El caracazo abonó el camino al surgimiento de ese gigante de nuestro tiempo que fue Hugo Chávez.

Una década después(1999), a ocho años del derrumbe soviético, iniciaba en América Latina y el Caribe lo que Rafael Correa ha llamado un cambio de época pues marca el momento en que fructifica la rebelión y la unidad latino-caribeña contra la imposición de Washington. En la cresta de una gran ola popular sudamericana, Chávez, acompañado de la amistad y el intercambio de ideas con Fidel y sólidamente unido con Lula, Kirchner y Evo, derrotó las pretensiones gringas de imponer un tratado de libre comercio continental como el que ha sumido a México en la pobreza, la subordinación al norte y la violencia sin límites. A la vez, sentó las bases institucionales del ideal de unidad e integración de América Latina y el Caribe al impulsar el surgimiento del Alba, Petrocaribe, Unasur, el Mercocur posneoliberal y Unasur.

Si América Latina es hoy –junto a los BRICS– uno de los grandes pilares de la multipolaridad, se debe a esas transformaciones políticas, que tuvieron su inspiración primigenia en Bolívar y Martí, pero también en Marx, Lenin, Trotsky, Gramsci, Che, y –muy importante– en la teología de la liberación. No es el socialismo el objetivo actual de todos nuestros procesos nacional-populares, pero difícilmente habrían podido avanzar y fortalecerse tan rápido sin el ejemplo de resistencia del socialismo cubano ni explicarse sin la influencia ejercida en la mayoría de sus líderes por el ideal socialista y comunista.

Twitter: @aguerraguerra

La Jornada, México
 

Villa Miseria también es Argentina Por Mempo Giardinelli

Una circunstancia personal, que en este texto no viene al caso, me colocó ante un cuadro impactante que, creo, merece una reflexión y de paso homenajea a la extraordinaria novela de los años ’50 Villa Miseria también es América, de Bernardo Verbitsky.

Para visitar una escuela del conurbano bonaerense justo un par de días antes de la reciente huelga docente, recorrí en automóvil el camino entre la Capital y Bernal Oeste, municipio de Quilmes. El viaje resultó una fuerte experiencia sociológica por la degradación paulatina que se aprecia, calle a calle, a medida que uno se sumerge en esos andurriales.

La escuela está en una barriada de trabajadores y familias con muchísimas carencias, fábricas cerradas desde 2001 y una muy alta conflictividad social. Está al lado de la así llamada Villa Itatí, una especie de sumidero de aguas servidas y canales de desechos repugnante, incalificable. En esos parajes, a menos de una hora de Puerto Madero, viven (es un decir) decenas de miles de personas en condiciones absolutamente inadmisibles.

Parece mentira que en infames taperas de cartón, maderas y chapas, habiten seres humanos que, no lo dudo, trabajan o quieren trabajar. Y seguramente cada día renuevan esquivas esperanzas para no degradarse aún más, para no perder del todo la dignidad que les queda.

Chicos desnutridos con llagas en la cara y rodeados de perros famélicos y adolescentes embarazadas por doquier andan por ahí, buscando o escondiendo quién sabe qué en arroyos y canales asquerosos que a las nueve de la mañana ya despiden vapores irrespirables. Sin de- sagües, sin aguas corrientes, con toneladas de basura dispersa en calles y avenidas, toda idea narrativa para contarlo resulta corta, insuficiente.

Lejos de la visión burguesa entre culposa y piadosa de los que descubren la miseria más inhumana y brutal, tengo una larga experiencia en materia de pobreza argentina, en parte por labores periodísticas de los últimos 40 años, en parte por el trabajo social de la ONG que presido en el Chaco. Conozco de cerca la miseria de casi todas las capitales y ciudades argentinas, incluso pequeños poblados, y tengo contacto permanente con los sectores más postergados del Chaco, pueblos originarios o criollos. He recorrido los barrios marginales de Córdoba y todos los meses me enfrento a las repugnantes villas miseria que rodean a las ciudades de Rosario o Santa Fe, en la pampa más rica del país. Y entro cada tanto en El Impenetrable o en los territorios wichís del norte de Formosa o las afueras de Corrientes o Posadas.

Pero lo que vi la semana pasada en los alrededores de la siempre bella y casquivana Buenos Aires arde todavía en los ojos y supera todo lo conocido.

Obviamente, la Argentina ha cambiado para bien en estos años y es un hecho que pobreza e indigencia han disminuido dramáticamente en las estadísticas y en la realidad visible. Tenemos hoy mejores índices en casi todos los rubros sociales: disminuyeron la mortalidad infantil y el analfabetismo; creció la escolaridad y hoy las escuelas ya no son comederos para hambrientos expulsados del falso paraíso de los ’90. Y la expectativa de vida en este país ya superó los 70 años. Es imposible y necio ignorar todo esto, como la decidida inclusión social que impulsó el gobierno nacional en la última década y el hecho de que hoy toda esta nación está documentada y escolarizada, y las cartillas de salud también muestran un avance extraordinario.

Pero lo que se ve en Bernal Oeste también existe. Está ahí, y se repite en innumerables villas y menos que villas. Y resulta inexplicable cómo las autoridades y los opositores de todos los signos no lo ven. Prometen y siguen de largo, mirando para otro lado. Porque no quieren ver esa realidad espantosa que, por lo menos, afecta a dos, tres o más millones de compatriotas. Que encima deben soportar el oportunismo mediático de periodistas y medios inescrupulosos.

Lo más impresionante fue, para mí, comprobar que el grado de miseria que tenemos en el Chaco es menor que el de Bernal Oeste. Hoy en el Chaco sigue habiendo pobreza y miseria altísimas, por supuesto, pero es notable cómo ha disminuido en cantidad y calidad en los últimos años. Y, sobre todo, gran parte de la pobreza que persiste parece haberse dignificado si se la compara con este paisaje bonaerense. Que se reitera en todo el arco geográfico que va desde el río Paraná hasta donde el Río de la Plata se hace océano.

Claro que en Bernal Oeste también pude constatar que todavía existe, intacto y hermoso, un extraordinario amor a la educación pública. Vi un millar de chicos y chicas de los más humildes orígenes leyendo y estudiando en una modesta escuela pública sostenida por el amor, la abnegación y la fuerza de decenas de docentes. Y aunque la mismísima escuela sufre los ataques de algunos de sus propios, renegados miembros –ya que en esos barrios miserables no hay delito que no se cometa–, no por eso bajan los brazos.

Eso hace que el contraste sea esperanzador, aunque no cabe hacerse muchas ilusiones si se esperan acciones de las dirigencias políticas de todos los signos. No parecen ser ellas, ni tampoco las sindicales o empresariales, las que van a cambiar esos paisajes.

Por eso es admirable la tenacidad y espíritu de superación de esas muchas personas anónimas que luchan y tropiezan, pero jamás se caen. En ellos y sólo en ellos está un mejor futuro, qué duda cabe.

Y es claro que no deja de ser curioso que este artículo se escriba cuando el Congreso acaba de sancionar una ley declarando el Día de la Identidad y los Valores Villeros, en homenaje al cura Carlos Mugica. No está mal esa ley. Sobre todo si acaso fuera el prólogo de la dignidad villera, que seguramente se alcanzará cuando las villas miseria desaparezcan y este país sea más justo para todos.

17/11/14 Página|12

Con la oposición a los codazos y el FPV esperando Por Alberto Dearriba

Un clima de buen humor invadió los despachos del gobierno nacional durante los últimos días,no sólo por el mejoramiento de la salud de la presidenta Cristina Fernández, sino especialmente por el inusual derrumbe del dólar ilegal, provocado por la estrategia oficial que combina oxígeno para las reservas públicas con allanamientos a las cuevas.

El resultado de la política inaugurada con la asunción de Alejandro Vanoli en la presidencia del Banco Central, un hombre al cual la oposición le negaba aptitudes, es que el billete verde-negro pasó de bordear los 15 pesos el 24 de setiembre para cerrar ayer a 12,85; una asombrosa caída que no ocurría desde hace mucho tiempo.

El episodio no sólo es importante porque evita presión inflacionaria y permite recomponer reservas, sino porque introduce el factor riesgo para quienes apuesten a la divisa norteamericana y para quienes hasta ahora operaban ilegalmente sin sanción alguna. Los inversores ahora saben que también pueden perder y los traficantes que pueden ser sancionados: las autoridades secuestraron la semana que termina 2 millones de dólares, cuyo orígenes no pudieron ser explicados. 

Como contrapartida del clima oficial, la oposición ingresó en un escenario más revuelto que de costumbre, por efecto de las últimas encuestas que le indican a los radicales que el FAU marcha a ser cuarto cómodo en las elecciones del año que viene; que Mauricio Macri percibe que con su "tercera vía" excluyente no estaría en la dupla de un eventual balotaje y que Sergio Massa constata también en los sondeos que no la tiene fácil ante el ex motonauta en la primera vuelta. 

Si bien tanto Massa como Macri están convencidos de que serían triunfadores en un eventual balotaje, apuntan a superar los 30 puntos para evitar que el candidato oficialista pueda consagrarse en primera vuelta si consigue más. Por ahora, ni unos ni otros tienen la vaca atada. 

El presidente de la UCR, Ernesto Sanz, convocó a una reunión partidaria para este lunes en la que intentará sumar apoyos para su propuesta de participar en las primarias nacionales con Macri y Elisa Carrió. Del cónclave participarán dirigentes como Ricardo Alfonsín y Julio Cobos, que no quieren marchar junto al alcalde porteño, así como otros como el jujeño Gerardo Morales Morales y el tucumano José Caro, que tienen alianzas provinciales con Massa. En suma, unos quieren seguir en el FAU con Libres del Sur, Proyecto Sur, el Partido Socialista y el GEN, otros quieren ir con Macri y otros con el tigrense.

Massa se reunió esta semana con Nito Artaza y con el formoseño Naidenoff, porque sostiene que busca por alianzas con dirigentes que tengan votos en lugar de hacer lo de Macri, que prefirió abrirle oficialmente las puertas a Sanz y a Elisa Carrió para competir en las PASO junto al PRO. "El camino que nos llevará a cambiar la Argentina necesita ser lo más ancho que podamos contruir", dijo Macri por Facebook. Sus adláteres aclararon luego que el postulante del PRO no pretende sumar estructuras partidarias sino dirigentes. 

Tironeado por arriba y pellizcado por debajo, el partido centenario cruje y no pocos de sus dirigentes temen una fractura. Pero las divisiones de los correligionarios convulsionan además al FAU, en el cual los socios de centroizquierda no quieren saber nada con Macri ni con Massa.
En ese marco, la reunión del lunes será para alquilar balcones y mientras Lilita insiste que la alianza con PRO "va a salir", otros radicales creen que ella debe irse con quien le parezca y que Sanz debería abandonar la presidencia partidaria. 

Al oficialismo le va mejor porque, a pesar de las diferencias internas, nadie se atreve a desafiar el liderazgo excluyente de Cristina Fernández. El ex canciller Jorge Taiana dijo en un nutrido acto realizado en la Federación de Box que "nos quieren meter gato por liebre". Taiana es cada vez más en firme el candidato de los sectores más puros como Carta Abierta. Tanto el ministro del Interior, Florencio Sanchez, como el gobernador entrerriano Urribarri advirtieron no hace mucho acerca de las afinidades de Scioli con el establihment. El kirchnerismo puro se niega a consagrar la candidatura de Daniel Scioli, pero el gobernador espera con paciencia oriental que su candidatura se convierta en un hecho inevitable. No quiere provocar roces con la Casa Rosada que le compliquen el camino.

Tras un asado compartido un par de semanas atrás por dirigentes de La Cámpora con intendentes bonaerenses en la Quinta presidencial de Olivos, circularon versiones en el sentido de que era un hecho que la candidatura de Scioli sería bendecida por Cristina. Pero el presidente de la Cámara de Diputados lo desmintió la semana que termina.

En verdad, la situación es más o menos así: el gobierno prefiere demorar esa posibilidad lo más que pueda y Scioli no mueve un dedo en sentido contrario. Pero en el Partido Justicialista conviven miles de dirigentes ansiosos que ven que se acerca el momento de una definición y –mas allá de sus respectivas simpatías– están dispuestos a jugar en apoyo al candidato que les ofrezca mayores posibilidades de victoria. Es que en 2015 no sólo se elige al futuro presidente de la Nación sino también gobernadores, intendentes y legisladores que obviamente quieren que la cabeza de lista sea una poderosa locomotora que los lleve a todos al poder. Por otra parte, no pocos oficialistas –-pejotistas o kirchenristas– le temen a un escenario en el cual varios dirigentes del FPV dividan sus votos en las PASO, lo cual pueda ser utilizado maliciosamente por los medios opositores, que pueden inducir a que Massa, Macri o el candidato de FAU obtuvieron más votos que el oficialista. Dicho de otro modo, no se tomarán el trabajo de sumar los sufragios del oficialismo. Y hasta ahora, las primarias actuaron como una gran encuesta que preanunció el resultado de la elección general.

El resto de los precandidatos del FPVsostiene, por supuesto, que nada está definido y prosiguen en campaña apuntando a dirimir en las PASO o a bajarse al filo de la elección, cuando estén absolutamente convencidos de que no harán un buen papel o cuando finalmente Cristina le ponga la mano en el hombro a su posible sucesor. Tienen menos de nueve meses para revertir la ventaja de Scioli. Mientras la presidenta mantenga su estruendoso silencio, cada uno de los aspirantes hará su juego. Por el momento, las encuestas ratifican que sólo el gobernador bonaerense puede conducir al oficialismo a la victoria, aunque también revelan que sus posibilidades de triunfo están ceñidas a imponerse en primera vuelta, con un 40 por ciento y más de diez puntos de diferencia sobre el segundo. Para eso le falta bastante, pero tiene en su favor que vastos sectores kirchneristas que hasta hace unos meses decían que no votarían a Scioli "ni ebrios ni dormidos" porque lo consideran un candidato de la derecha, comienzan a aceptar la odiada posibilidad de tener que tragar un sapo indigesto para impedir un triunfo de Massa o eventualmente de Macri. "Si enfrente tenemos a Drácula y a Frankestein no habrá mucho que pensar", explicó un dirigente juvenil.

Infonews


 

Dos presidentes militantes Por Diego Bossio *

Sostenido por la fe que sólo admite milagros, el avión de Alitalia que traía de regreso, tras 17 años de exilio, al general Perón, decoló en Ezeiza bajo una lluvia torrencial. Detrás de un férreo dispositivo represivo, cientos de miles de argentinos expresaban su alegría infinita y su convicción de que no hay poder que pueda detener la razón y la voluntad popular. Habían llegado desde todos los rincones de la República. Mujeres y hombres, niños y ancianos y trabajadores. Nadie quería perderse ese instante tantas veces soñado y se movilizaban en cualquier medio de transporte: colectivos, camiones, autos, bicicletas o directamente a pie. Cruzaron arroyos o desbordaron los campos y bosques aledaños al aeropuerto. Era una epopeya como el 17 de Octubre. A pesar de los tanques, los gases y los disparos, nuevamente el pueblo se unía en una sola fe: Perón. La síntesis, el programa de la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. La proscripción, la cárcel, la difamación no habían podido borrar los 10 años de la gigantesca obra y la tierna sensibilidad que habían colmado al pueblo de felicidad. Si “el tiempo sólo es tardanza de los que está por venir”, como dice Martín Fierro, a 42 años de aquella gesta podemos afirmar con orgullo que tenemos intacta la fe. Desde 2003, Néstor y Cristina, dos militantes en aquella jornada histórica, retomaron las banderas y reiniciaron la inmensa tarea dignificadora. Le pusieron fin a décadas de políticas antipopulares, reivindicaron su pertenencia a una generación diezmada y prometieron que ninguna de sus convicciones quedaría en la mesa de entrada de la casa de gobierno. En el verdadero sentido de la historia, un nuevo sueño se puso en marcha y es el presente que ya el pueblo viene disfrutando y que vamos a seguir construyendo, porque siempre hay utopías que serán la realidad de mañana. La Argentina está en marcha, con todas sus fuerzas productivas desplegadas, creando nuevos derechos, incluyendo a millones de compatriotas que habían sido abandonados por las políticas del reino del lucro salvaje. Si vivimos un presente de dignidad y nos atrevemos a soñar un futuro mejor, es porque dos presidentes militantes, de convicciones inalterables, llegaron al gobierno para hacer realidad un único interés: el del pueblo.

* Director Ejecutivo de Anses.


Celebrar el futuro

Por Carlos Tomada *

Cuando decimos justicialismo pensamos en Perón. En el peronismo. Y en su proyecto de trabajo e igualdad. Acompañado de esa militancia que se gestó en aquel mítico ’45 alrededor de la bandera de la justicia social, que protagonizó la resistencia durante 18 años y nuestro mítico “luche y vuelve”. Cuando nombramos a la justicia social todos también pensamos en Evita. Y en aquello de que “donde hay una necesidad nace un derecho”. Con aquella y la actual militancia como apoyo para sostener esa lucha. Cuando mencionamos la palabra lucha todos recordamos a los compañeros perseguidos, secuestrados, torturados, asesinados y desaparecidos. Militantes que enfrentaron a una derecha salvaje, a una dictadura asesina. Cuando hablamos de convicciones nos referimos a Néstor y Cristina. Con aquel compromiso de dejarlo todo desde la Casa Rosada. Con esa militancia que él supo reverdecer para que florezcan mil flores y que ella convirtió en el motor del proyecto para que volviera a ser militante. Cuando homenajeamos a los militantes, lo que hacemos es celebrar el futuro. Porque el futuro anida en el corazón de los militantes peronistas. Este presente es el futuro de los esfuerzos de una militancia activa durante casi 60 años. Y activa hoy, unida y organizada con el liderazgo de Cristina.

* Ministro de Trabajo.


ACTO POR EL DIA DE LA MILITANCIA EN MENDOZA

“Volvemos a confirmar el liderazgo”
Tres precandidatos presidenciales del kirchnerismo se verán hoy en Mendoza para conmemorar el Día de la Militancia. Allí estarán el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli; el de Entre Ríos, Sergio Urribarri, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. Los acompañarán otros gobernadores oficialistas, otros ministros del gobierno nacional, además de legisladores y autoridades del PJ.

“Volvemos a confirmar el liderazgo de nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y la adhesión plena a las políticas del kirchnerismo”, dice el comunicado del encuentro que reunirá al gobernador de Jujuy y presidente del PJ, Eduardo Fellner; al de Mendoza, Francisco “Paco” Pérez; al de San Juan, José Luis Gioja; al de Salta, Juan Manuel Urtubey; al de Formosa, Gildo Insfrán; al de La Rioja, Luis Beder Herrera; a la de Catamarca, Lucía Corpacci; al de Misiones, Maurice Closs; al de Tucumán, José Alperovich, y al de Chubut, Martín Buzzi.

También estarán presentes los presidentes del PJ porteño y bonaerense, Víctor Santa María y Fernando Espinosa, respectivamente; los ministros de Trabajo, Carlos Tomada, y de Educación, Alberto Sileoni el titular de la Anses, Diego Bossio, y el director de la AFIP, Ricardo Echegaray. Entre otros legisladores, participarán el jefe del bloque oficialista de senadores, Miguel Pichetto, y el diputado Eduardo “Wado” De Pedro.

Por su parte, el Movimiento San Martín que impulsa la candidatura presidencial del titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, hizo durante el fin de semana actividades en 180 localidades de todo el país, que incluyeron mesas de difusión en plazas, peatonales, barrios, entrega de folletos y pintadas. La jornada culminará hoy con un acto en la ciudad de Buenos Aires,

La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, en tanto, consideró que los militantes son una “fuerza del trabajo colectivo y solidario”. “Es un sentimiento que no puede aprenderse. Ser parte de un proyecto político, es la fuerza de atracción necesaria para unir voluntades y avanzar hacia los sueños.”

17/11/14 Página|12

EL MINISTERIO DE DEFENSA DARA A CONOCER HOY DOCUMENTACION VINCULADA CON EL ALMIRANTE ISAAC ROJAS Entre fusilamientos y dictaduras

En el Día de la Militancia se recordará a integrantes de la resistencia peronista y se presentará un archivo sobre Rojas. Está su declaración por los fusilamientos de 1956 y una charla en la que Horacio García Belsunce cuenta cómo analizaban “listas” antes del golpe del ’76.

Por Victoria Ginzberg

Lo dijo Rodolfo Walsh hace 57 años. Los fusilados en el basural de José León Suárez, en la madrugada del 10 de junio de 1956, fueron arrestados antes de la ley marcial decretada por la dictadura de Pedro Aramburu para reprimir el levantamiento del general Juan José Valle. El Ministerio de Defensa recuperó ahora la declaración del almirante Isaac Rojas en la causa militar por este hecho: “Mi específica actividad militar en la emergencia no me permite afirmar con absoluta fidelidad la hora exacta en que impartí la orden ni recordar a todas las personas a través de las cuales se ordenó su inmediato cumplimiento. Al respecto, sólo puedo precisar que ello ocurrió en el transcurso de la última hora del día 9 de junio del año 1956”, dijo Rojas, por ese entonces en usurpación de la vicepresidencia de la Nación. El documento se hará público hoy, y es parte de un conjunto más grande de papeles relacionados con el marino. Entre ellos está la transcripción de una charla en la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas en la que Horacio García Belsunce (padre) cuenta cómo participaba antes del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 de reuniones en las que un grupo de civiles “asesoraba” a los militares, en base a listas que tenía Jaime Perriaux, sobre la idoneidad ideológica de los profesores de los institutos militares.

Hoy, en el Día de la Militancia, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, dará a conocer el fondo documental de Rojas, es decir, papeles que dan cuenta de las actividades y pensamientos del marino que fue uno de los ideólogos y artífices de la llamada Revolución Libertadora. El archivo está compuesto tanto por material público como de documentos que fueron guardados y nunca se conocieron y de otros que directamente fueron calificados como secretos. Entre ellos está la declaración de 1958 sobre la participación de Rojas en los asesinatos de junio de 1956. Pero el fondo documental no es sólo sobre Rojas sino sobre su época, que es la de la resistencia peronista. Y la presentación del archivo de Rojas no será un homenaje para él, sino para sus víctimas.

Manuel Chávez fue secretario de la CGT Regional Azul y fue asesinado en su casa el 22 de septiembre de 1955 por miembros de la Armada. Defensa encontró el sumario interno realizado a quienes cometieron el crimen, que fueron absueltos ya que se consideró que actuaron en “defensa propia” aunque eran cinco contra uno y mataron a Chávez luego de irrumpir en su domicilio. Otros documentos recuperados son los libros de resoluciones del consejo superior del partido peronista, entre ellos el del consejo superior del partido peronista femenino (1947 a 1955). El ministerio homenajeará también a José Agustín Navarro, que era sargento primero cuando participó en Santa Fe del alzamiento de junio de 1956.

Al declarar por los asesinatos en los basurales de José León Suárez, Rojas fue lo bastante vago para que sus palabras se pudieran ajustar al procedimiento que el juez de instrucción militar ad hoc, el teniente coronel Antonio del Rivero, estaba realizando luego de apropiarse de la investigación de la Justicia civil. Las personas allí fusiladas fueron “detenidas” en la noche del 9 de junio acusadas sin pruebas de estar vinculadas al levantamiento de Valle y que Walsh denunció que habían sido “arrestadas” incluso antes de que entrara en vigencia la ley marcial decretada para perseguir a los seguidores de Valle.

En esa causa, el auditor militar resolvió, como era previsible, que no había habido irregularidades y que la ley marcial estaba en vigencia cuando la policía de la provincia de Buenos Aires entró en la casa de Florida de la que fueron sacados quienes luego serían asesinados. Pero incluso en ese expediente, iniciado por la denuncia de Juan Carlos Livraga –el “fusilado que vive”– el auditor militar señaló que “el procedimiento empleado no conforma plenamente lo dispuesto en la materia por los reglamentos castrenses”, pero lo justificó aludiendo a “las circunstancias excepcionales que se vivían en ese momento y el desconocimiento aceptable de tales disposiciones por miembros que si bien estaban subordinados a las autoridades militares eran ajenos a las mismas”. Eso, concluyó el auditor, “hace excusable el error en que se incurrió en cuanto a las formalidades empleadas”.

Las listas de Perriaux

Otro documento interesante del fondo de Rojas surge de su participación en una charla de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Hasta allí fue el almirante con una preocupación: la formación ideológica de los oficiales de las Fuerzas Armadas. El documento no está fechado, pero se trata de una exposición que tuvo lugar a fines de la última dictadura militar, ya que se hace alusión a la guerra de Malvinas y a la posibilidad de que se dicte la ley de autoamnistía. A Rojas le molestaba la situación de la Fuerza Aérea, porque allí le habían llamado la atención a un oficial que había hecho un discurso en el que reivindicaba a Aramburu y hablaba de la “subversión marxista”. En ese contexto es que interviene en la exposición el abogado Horacio García Belsunce (padre) para hacer una confesión: “En el año 1975, cuando grupos de civiles, conjuntamente con grupos de las Fuerzas Armadas, empezamos a preparar lo que habría de ser el movimiento, o la revolución, unos quisimos que fuera revolución y otros no quisieron; del ’76, una de las cosas que más nos importó era el de la formación ideológica de los hombres de las Fuerzas Armadas (...). Me acuerdo que nos pusimos muy especialmente en la tarea a trabajar con el Dr. Jaime Perriaux, que tenía un gran archivo, como dirían criollos, de todo bicho que camina. Estaban todos fichados. Y entonces empezamos a analizar. Obtuvimos las listas de los profesores civiles de los institutos militares, para revisar quién es quién. Y evidentemente encontramos muchas cosas desagradables”. Así, con este párrafo, García Belsunce se reconoce como parte de los intelectuales orgánicos de la última dictadura que fueron conocidos, justamente, como grupo Perriaux. Y a la vez cuenta cómo analizaban archivos y antecedentes de civiles en base a listas que tenía su líder. “Perriaux tenía muy buenos enlaces y contactos con la Fuerza, como que era el hombre de relación de nuestro grupo con los hombres de las Fuerzas Armadas. Mientras nosotros preparábamos planes, Perriaux era más bien el hombre de la relación, y entonces empezó a llevar las listas y mostrarle al señor tal y cual que estaba al frente de tal y cual instituto: vea este fulano no va por esto y por esto”. García Belsunce contaba su experiencia con la esperanza de poder volver a aplicarla, aunque el contexto político ya no lo favorecía, y por eso explicaba cómo había que hacer. “El trabajo es un trabajo de selección. Simplemente hay que agarrar las listas, agarrar a los conductores, a los que tienen el poder de decisión y decirles, bueno, vea, este señor va y este no va. Si no cambiamos la docencia no se puede pretender que quienes la reciban digan otras cosas distintas. Por supuesto que lamentablemente la desaparición prematura y sorpresiva de Perriaux hizo que todo esto quedara en la nada. El tenía los archivos, no sé en manos de quién están.” Eso es verdad, sigue siendo un misterio. Aunque el trabajo de búsqueda de documentos aporta constantemente partes del rompecabezas.

17/11/14 Página|12