domingo, 5 de octubre de 2014

ECONOMIA › ENTREVISTA EXCLUSIVA AL ESPECIALISTA QUE INVESTIGARA A LOS FONDOS BUITRE “LOS BUITRES SON EL PUNTO MAXIMO DEL BANDIDISMO FINANCIERO”

Por Martín Granovsky
Los tiempos son rápidos. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó hace 10 días a los fondos buitre y ordenó una investigación. El último jueves ya había designado al jefe del grupo de trabajo formado por cinco de los 18 miembros de su Comité Consultivo. Es Jean Ziegler, el jurista, sociólogo y político suizo que alcanzó un gran prestigio en todo el mundo cuando denunció los negocios de la banca de su país con dinero y bienes robados por los nazis a los judíos.
Experto en lavado, denunciante del secreto bancario suizo en favor de dictadores como el zaireño Mobutu, Ziegler tiene 80 años cumplidos en abril. Siempre estuvo vinculado a trabajos en favor de los derechos humanos en la ONU y entre 2000 y 2008 fue relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación.
Página/12 lo entrevistó telefónicamente cuando en Ginebra ya era la noche del viernes.
–El sobreendeudamiento de muchos países del Hemisferio Sur hace que periódicamente deban renegociar su deuda pública –comentó Ziegler sobre los fondos buitre–. La banca mundial incluso creó mecanismos de negociación colectiva. Pero siempre en estos casos de deuda soberana hay un actor que rechaza negociar y luego plantea la urgencia por cobrar. Son fondos y grupos financieros y especulativos.
–¿Los fondos compran antes por sistema?
–Sí. Siempre compran antes.
–Pero con el arreglo casi terminado, como para estar seguros de tener un caso.
–Y después piden el 100 por ciento de la acreencia en las condiciones en las que ellos fijen, más allá del acuerdo colectivo que haya alcanzado el país deudor.
–Así funcionan. Pero el punto ahora es que se convirtieron en un asunto para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. ¿Cuál sería la violación de los derechos humanos?
–Producen de manera directa o indirecta la vulneración de derechos sociales y culturales de los países. A la Argentina la afectan los fondos buitre, y eso que es un país relativamente grande y está en condiciones de defenderse. Imagínese lo que les ocurriría a países más débiles. Una catástrofe. Pero incluso para la Argentina, si después de los fallos de la Justicia norteamericana pagara todo tal cual quieren los buitres, significaría que debería compensarlo con la reducción de gastos del Estado. ¿De dónde saca los fondos, sea cual sea el monto? ¿De las escuelas? ¿Del sistema de salud? ¿De los planes de vivienda? La población sufrirá en alguna medida, de modo más severo o menos severo, cualquier reducción provocada por el ataque de los fondos buitre, más aún cuando no se trata solo del pago sino de la cifra que podría acarrear ese pago en términos de violación del acuerdo con la mayoría de los bonistas que sí acordaron con el Estado argentino. No es una nimiedad que el Consejo de Derechos Humanos haya decidido condenar e investigar a los fondos buitre.
–¿Por qué?
–Son 47 Estados miembro designados por la Asamblea General. Y el propio Consejo tiene la misión de analizar situaciones de violación de los derechos humanos y de hacer recomendaciones. En el fondo el objetivo siempre es velar por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y su vigencia en los 193 Estados de la ONU. En este marco es muy importante que, por primera vez, el tema de los fondos buitre sea tratado no solo desde el punto de vista de las finanzas internacionales, donde los Estados Unidos tienen un gran peso, sino desde el ángulo de los derechos humanos. Es un gran avance consolidar el principio de que cualquier reducción de recursos estatales debida a la acción de fondos especulativos como los buitres atenta contra el desarrollo y supone un sufrimiento para los trabajadores del país endeudado. ¿Acaso ese sufrimiento no es una violación de los derechos del hombre? La Argentina es un país con experiencia en la cuestión de los derechos humanos. Hoy su país ejerce la vicepresidencia del Consejo. Pero además la Argentina tiene en Ginebra un representante que es un hombre extraordinario y de gran prestigio. Coordina también el grupo de Estados latinoamericanos. Es verdad que el canciller Héctor Timerman vino a Ginebra para el debate y la votación de condena a los fondos buitre. Sin embargo, nada de eso hubiera sido posible sin el trabajo de formación de alianzas que consiguió sobre la base de su prestigio el embajador Alberto D`Alotto. Recuerde que de 47 Estados votaron a favor los países árabes, los africanos, los latinoamericanos y prácticamente todos los países asiáticos. Para todos ellos, la economía no termina, ni mucho menos, con el principio de libertad de comercio. También recuerde que votaron en contra solo cinco países: los EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Japón y la República Checa, que es un país pronorteamericano habitual en la ONU. Mire, conozco estos temas. No empecé ayer.
–Usted fue diputado federal suizo hasta 1999.
–Mucho tiempo, sí. Presidí la Comisión de Asuntos Exteriores. E investigué mucho el sistema financiero y conozco la corrupción de los bandidos bancarios helvéticos.
–¿Los fondos buitre son parte del corazón bancario o un fenómeno externo?
–Dicho sin ninguna hipocresía, los fondos buitre son grupos financieros que constituyen el punto más alto y la quintaesencia del bandidismo bancario. No son fondos de inversión ni están sujetos a reglamentos internacionales. Son fondos no registrados, fuera de la legalidad internacional, multilateral, binacional y en muchos casos fuera de la legalidad nacional. Todo lo que le digo naturalmente deberemos probarlo, y me propongo hacerlo. Deberemos contar cómo los fondos toman sus riesgos y asumen la posibilidad de perder centenas de millones porque trabajan con la seguridad de que habitualmente terminan con un triunfo. El asunto es quién está detrás de ellos.
–¿Quién está detrás de los fondos buitre, en su opinión?
–Es muy probable que detrás de ellos esté la gran banca, como Goldman Sachs o la Unión de Bancos Suizos. Tal vez quieran presionar sin aparecer.
–¿Por qué motivo piensa en una hipótesis como esa?
–Porque es obvio que ante un país como la Argentina, los grandes bancos quieren seguir participando de las relaciones comerciales, del negocio financiero y de las inversiones. Es un país potencialmente poderoso dentro de una región que creció mucho. Como en todo, existe una división del trabajo.
–¿Qué hacen los fondos buitre dentro de la división del trabajo?
–El trabajo sucio. Por ejemplo, combatir al Estado argentino en la Justicia norteamericana. Estoy convencido de que no son especuladores aislados sino una creación de las oligarquías financieras. Son parte importante del capitalismo financiero mundial. Asumen la tarea específica de combatir a los Estados soberanos en las reestructuraciones de deuda. Pero, le repito, los grandes bancos no quieren abandonar el negocio habitual. Desean seguir operando. Investigaremos todo lo que le estoy diciendo. Por eso fue tan importante no solo que la resolución fuese aprobada por la mayoría del Consejo sino por una mayoría importante. La condena fue fundamental.
–Y la resolución también incluyó el mandato de investigar.
–Claro. Recayó en el Comité Consultivo que yo integro. Su función se entiende de manera muy sencilla. Los embajadores y embajadoras en Ginebra no tienen la especialización en derechos humanos de Alberto D’Alotto. Vienen de otros destinos y quizás no estudiaron algunos temas en profundidad. Por ese motivo se apoyan en quienes sí somos especialistas, por nuestra formación y nuestra experiencia. Somos 18 personas de distinto origen universitario y nacional. El Comité Consultivo actualmente lo preside un argentino, Mario Coriolano. Ahora debemos organizar la investigación y ponerla en marcha pero el poder final siempre lo tendrá el Consejo de Derechos Humanos integrado por los embajadores y embajadoras.
–¿Cuáles serán los pasos de la investigación?
–El Comité Consultivo me designó jefe a mí y yo convocaré un pequeño grupo de trabajo de expertos. Cada uno tiene sus ideas políticas, y me incluyo, pero el informe será científico. No estamos frente a una investigación política. Deberemos profundizar una investigación de las consecuencias que tuvo el accionar de los fondos buitres sobre la Argentina, claro, pero también sobre Grecia o sobre el Congo. Tendremos que investigar la estrategia de esos fondos y su posible efecto de vulneración de los derechos económicos, sociales y culturales.
–Una vez que el Comité Consultivo aprueba el informe del grupo de trabajo que usted encabeza, deberá aprobarlo el Consejo de Derechos Humanos.
–Ellos tienen la última palabra, por supuesto. Examinarán nuestro informe y aceptarán o no las conclusiones. O pedirán, si lo creen conveniente, una investigación suplementaria. Cuando el informe final sea aceptado estaremos frente a una nueva batalla en el Consejo de Derechos Humanos. Hay que estar preparados porque las presiones serán muy fuertes y la pelea será mayor que cuando el Consejo votó la condena en septiembre.
–¿Cómo se desplegaría esa disputa?
–Discutirá cada término del informe y en ese momento cada país tendrá en cuenta su visión de qué puede suceder en caso de que sea aprobado. No olvidemos que la investigación puede demostrar que la acción de los fondos buitre provoca violaciones a los derechos humanos o viola la autodeterminación de los pueblos y su derecho al desarrollo. Si eso queda constatado los fondos podrían ser condenados por su ilegalidad y combatidos por el Derecho Internacional. El Consejo podría sugerir, por ejemplo, la disolución de los fondos buitre o, como mínimo, el establecimiento de un registro sujeto a reglas internacionales.
–¿Cuál sería el nivel de aplicabilidad?
–Lo ideal sería que el Consejo de Seguridad asumiera el tema como propio, porque el capítulo 7 de la Carta de la ONU examina qué hacer frente a amenazas contra la paz y contra la seguridad internacional.
–Supongamos que, eventualmente, los Estados Unidos o el Reino Unido ejercen su poder de veto.
–Entonces quedarán en pie tanto la resolución de la Asamblea General como la denuncia pública, y fundamentada, del Consejo de Derechos Humanos. Alguno dirá: “Solo tiene poder moral”. ¿Pero sabe qué sucede? El poder moral es muy grande en estos casos, porque la ONU no suele discutir temas financieros, de modo que cuando los discute es que ya se alcanzó un nivel de intensidad muy alto. Y una condena tiene influencia no solo en la FAO sino en organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras instancias multilaterales. Por eso le decía que la batalla que vendrá cuando terminemos el informe será dura. Para ese momento sería bueno que en el mundo hubiera comenzado una movilización de organizaciones no gubernamentales y una expresión de intelectuales de peso. El caso argentino debe producir un fenómeno pionero y ejemplar. Es un tema de principios. Los derechos colectivos y los derechos humanos individuales son prioritarios frente al salvajismo del mercado. Finalmente es una cuestión de civilización, ¿no le parece?
martin.granovsky@gmail.com

ENTREVISTA. TERESA PARODI. CANTORA, TITULAR DEL MINISTERIO DE CULTURA DE LA NACIÓN Una ministra entre el pueblo

La gestión, las denuncias, los preconceptos, las broncas, los sueños, los desafíos: un mano a mano con la música y funcionaria donde se desentrañan todas las batallas que se abren y se deben dar desde el nuevo ministerio.

Por Miguel Russo

Asumió el 7 de mayo. Una semana después, su primera entrevista se la ofreció a Clarín. Allí, se realizó lo que parecía casi un pedido de rendición de cuentas, un balance de gestión. Había pasado una semana, apenas una semana. De la creación del ministerio de Cultura y de la designación de Teresa Parodi. Y, justamente, Patricia Kolesnicov, una de las más destacadas periodistas culturales del diario Clarín comenzó la nota a la flamante ministra en el nuevo ministerio con insólitas apreciaciones y ciertos errores que mostraban un tono indudable de veredas opuestas. “Hay clima de cambio en la Secretaría de Cultura”, arrancaba la nota. ¿Secretaría, no era ya ministerio? El clima de cambio, para Clarín, era: “Gente, sobre todo mujeres, en vaqueros, con pantalones rosados, con rulos, con teléfonos en las manos, con remeras que dicen, por ejemplo, ‘Manos argentinas’. Hay clima de provincia, se diría, en Alvear y Rodríguez Peña”. Para pintar un perfil de la ministra, arrancaba con “esa cantante entrañable que viene contando el litoral con sus dulzuras y sus dolores” y redondeaba: “Teresa Parodi, la directora del ECuNHi, el Espacio Cultural de Madres de Plaza de Mayo, y la militante convencida de que el kirchnerismo es ‘el proyecto nacional y popular’ y que la creación del ministerio es corolario de una serie de buenas políticas. Aunque se haya hecho de golpe, aunque se haya hecho por decreto, aunque no le hayan dado tiempo ni de pensar en qué quería hacer antes de convocarla a hacerlo”.

Después, el mismo diario publicaría una denuncia sobre supuestos pagos de la ministra Teresa Parodi a la cantora Teresa Parodi por una serie de 14 conciertos (uno suspendido) con fechas desde diciembre de 2013 hasta marzo de 2014 por un valor total de 640.700 pesos. El diario La Nación se sumó a las denuncias. Hace dos semanas, el ministerio de Cultura llamó a conferencia de prensa para dirimir todas las cuestiones que los periodistas quisieran dirimir (respuesta a aquella conocida letanía del “queremos preguntar, queremos preguntar”. No hubo batería de preguntas de parte de Clarín, tampoco de La Nación.

Ahora, la tarde del viernes, en el ministerio de Cultura, hay tantas mujeres como hombres. Nadie con pantalón rosado ni con remeras que digan “Manos argentinas”. No está bien ni está mal, es sólo una constatación empírica, así como la presencia de celulares en manos de personas que, sí o no, usan pantalones vaqueros, igual que en cualquier calle de cualquier rincón del país. Teresa Parodi, la ministra, la cantora, corre el libro de Héctor Tizón, la botellita a medias de Coca Cola Light, la taza de té que se va a ir enfriando a medida que pasen las preguntas y las respuestas y la montaña de papeles de encima de su escritorio. Se prende.

–De rigor, ¿fue ingenuidad política o primó la relación artista/periodista al decidir darle la primera entrevista luego de asumir a Clarín?
–Quizás porque vengo de un espacio donde, a pesar de pensar distinto, como muchísimos medios, siempre que se me hicieron notas se me trató desde mi lugar de cantora, inclusive pensando de la manera que pienso, ya que uno sale y dice con nombre y apellido lo que piensa en uno u otro sentido, a favor o en contra. Toda mi vida me había expresado contando las cosas que no me gustaban, que me parecían inaceptables. Y sentí que este proyecto político me satisfacía, me incluía, que cumplía con muchos sueños míos, de mi generación. Y lo abracé de entrada. Entonces, no era honesto no decirlo. Como artista, siempre me había alineado en este sentido: me gustó el proyecto y lo quise acompañar desde mi canto, desde mi trabajo, desde lo que digo y lo que pienso. Me movía siempre así, por eso mismo también fui muy atacada en muchos momentos. Pero nunca me imaginé que, a las 24 o 48 horas de haber asumido como ministra, un diario me iba a venir a hacer un balance o a exigir determinadas cosas. Además, de ponerme casi en una situación en la cual se trataba de hacer creer que yo estaba totalmente perdida.

–Convengamos que la creación del ministerio y su designación al frente fue algo abrupta.
–Sí, es cierto. La creación del ministerio puede haber aparecido de esa manera, pero era casi una crónica de un final anunciado. Me parece que todas las políticas de este gobierno, desde el primer momento, fueron con un sentido cultural. Y estaba muy claro, también, qué lugar ocupaba la cultura para este proyecto. Este proyecto de país es político, es económico y es cultural o no es. Está claro. El lugar de la cultura fue impresionante desde el inicio mismo, desde 2003. Estaba cantando que se iba a crear un ministerio.

–Está bien, pero usemos la pregunta que más suena en los últimos años para cualquier acción de gobierno: ¿por qué tan tarde?
–Yo no creo que sea tan tarde.

–La batalla cultural se debería haber dado desde mayo de 2003...
–Y se da...

–Pero, ¿por qué no con un ministerio desde ese momento?
–Yo creo que para todo hay un momento contundente. Me parece que al salir Néstor Kirchner a tomar el país que encontró, país que todos sabemos cómo estaba, momento crítico de la historia argentina, agonizante, él le puso el pecho a las batallas más duras. Y las respuestas tenían que ser, en muchísimos sentidos, ejemplares. Dio muchas pulseadas hasta que orientó el barco, que estaba semihundido. Esas políticas de urgencia eran las más importantes que había que dar. Luego, la profundización del pensamiento político, de la ideología de este proyecto, hizo que aparecieran ministerios mucho más necesarios: el de Ciencia y Tecnología, el de Industria. Absolutamente necesarios para seguir desarrollando este sentido del país. Ahora, en secretaría de Cultura se estaban trabajando las políticas correctas, estaba funcionando. En el momento justo, Cristina crea el ministerio.

–¿Por qué era el momento justo?
–Porque yo creo que, antes, la cultura fue una herramienta para decir el mensaje, pero al momento de la creación del ministerio, el mensaje es la cultura. La cultura es el gran mensaje de Cristina Fernández de Kirchner. Eso es lo que tiene que ver con el momento y el porqué. Todo el mundo lo esperaba. Era este gobierno y no otro el que lo iba a crear. Si bien hubo en la historia nacional otros momentos en que la cultura tenía ministerio, lo tenía compartido: con Educación, con Turismo, con Deporte. El darle un ministerio sólo a la cultura es un mensaje poderosísimo, que queda instalado en la sociedad. Me parece que, en contra del argumento de lo tardío de la decisión, la creación es justa, precisa, con más peso: como ponerle una firma final y redondear el pensamiento más profundo que deja su mensaje. El honor de que me haya llamado a mí es personal, no viene a cuento.

–Pero la llamó a usted, no a otra persona...
–Sí, de acuerdo, pero sentí, como toda la gente de la cultura que durante mucho tiempo estuvo esperando esto con ilusiones y con certezas de que se podía realizar con este proyecto, que debía aceptar casi sin chistar el nombramiento.

–¿Y dejar su carrera como cantante de lado?
–Acababa de grabar un disco en febrero. Disco que va a salir ahora, que voy a presentar, en una sola función, en un lugar privado, el 6 de noviembre en La Trastienda, para toda la gente que lo soñó, que lo trabajó, que lo hizo posible. No lo quiero dejar tan solo, pero después se va a quedar ahí. Y no me dolió tomar esta decisión de levantar giras. Siento que es un honor poner en marcha esta herramienta extraordinaria que tenemos. Armé un equipo, me senté acá y empecé a trabajar. Y para empezar a trabajar, como en todas las cosas, hay que ser serio: llegar, mirar, analizar. La idea de gestión y el sentido que se le iba a dar al ministerio estaba clara: es ideológica, y tiene que ver con mi pensamiento como artista, pensamiento que vengo desarrollando y diciendo desde hace muchísimo tiempo. Estaba claro hacia dónde iba a caminar y por qué me habían puesto en este cargo. Independientemente de eso, tuve que armar un equipo que tomó esto con pasión. La mayoría del equipo la conforman jóvenes, algunos me acompañaron en la gestión de la dirección de Música de la Ciudad de Buenos Aires o en otros espacios, y otros los fui conociendo en el devenir, como Verónica Fiorito, la jefa de Gabinete, con la que trabajé muchísimo a partir de Encuentro y Paka Paka.

–¿Se encontró con cosas complicadas, de esas que uno preferiría no ver?
–Me encontré con una forma de hacer en la secretaría de Cultura que era como vetusta, antigua, de movimiento lentos. La Presidenta me pidió, justamente, agilizar el ministerio, darle mayor movilidad, respuestas más rápidas en materia de administración.

–Es decir, que se encontró con la visión de la cultura que siempre se tuvo desde la política: una cosa vetusta, antigua...
–No, yo no creo que esa fuera la visión política de la cultura. La secretaría funcionó como funcionan las secretarías, y no se fue modernizando.

–Me refiero a la visión tradicional, histórica, que la política tuvo sobre la cultura, algo que se podía dejar arrumbado en un rincón para mostrar en determinadas fiestas como si se tratara de un pariente lejano y simpático que ameniza la velada y no produce ningún tipo de conflicto...
–Bueno, sí, en ese sentido, sí, ocupaba un lugar importante para un sólo sector, el que podía tener acceso a ella. La cultura no estaba pensada de modo tan democrático, con esta mirada inclusiva. Era como un objeto precioso de determinado sector. Quizás por eso es que no se planteaba desde ahí ninguna mirada de proyección, de salir a buscar otras voces, otras diversidades, anclándose sólo en la gran ciudad. Aquí tendría que hablar como artista para decir qué sentí desde el afuera...

–¿Dejó de ser artista en algún momento?
–No, claro, pero hablo de aquel momento, anterior a este proyecto. Yo, como artista, sentía que desde las secretarías de Cultura, desde el regreso de la democracia, se trabajó, primero, para salir de las sombras. La cultura era la forma más perfecta y preciosa para todos los ciudadanos de salir del encierro, del horror, del silencio. Después vino la cultura de lo efímero, y se instaló deliberadamente. Esa cultura globalizó y universalizó entre comillas. Era ley la apertura hacia todo lo que entraba desde cualquier parte, la rapidez, el zapping, lo no perdurable. Ese modo de gestionar en cultura fue lamentable porque niveló para abajo, hasta intentar borrar o hace desaparecer la cultura profunda del país que somos. La cultura del shopping entró avasallando, pero la cultura profunda de la Argentina siguió existiendo. Y el país resistió desde allí. En todo el país y en todas las áreas de la cultura. Entonces, bastó que se abriera una fisura en esta mirada que expulsaba más que atraía para que la gente volviera a ese cauce y se volviera a buscar a sí misma en la cultura. Este gobierno, de entrada, facilitó los espacios y las políticas para ir hacia ese país interior, para buscar allí las voces y las diversidades. Eso nos permitió imaginar circuitos diferentes donde el Estado iba a iluminar los caminos diferentes, esa otra mirada, esa contracara que desechaba el mercado.

–¿No cree que eso lo hizo el mismo pueblo?
–Sí, claro, pero lo que hizo el kirchnerismo a diferencia de otros gobiernos fue ir a buscarlo, referenciarse en eso, iluminar ese camino que se había emprendido. Y eso es lo que quiero hacer desde el ministerio. El ministerio es como una capital cultural itinerante. Se sale de los edificios y va en busca de esos lugares donde se desarrolla la cultura.

–¿Qué es para usted la cultura?
–El permanente debate y desarrollo. Algo que está de manera constante transformándose a sí mismo, algo que hace naturalmente el pueblo. Y lo que sucede de ese movimiento permanente de transformación es el emerger de los artistas, que son los que finalmente se convierten en la voz que les dieron los pueblos. Ahora, el Estado brindó las herramientas y fomentó las condiciones para que ese camino sea fructífero. Por eso, tantos caminos abiertos en ese sentido. Las bibliotecas populares que se construían a través de la Conabip en los pueblitos más pequeños se transformaban en los lugares de cultura donde los habitantes podían decirse a sí mismos. A partir de allí salió todo: la casa del Bicentenario, los teatros recuperados, el verdadero sentido de la cultura de todos, con la inclusión y la diversidad extraordinaria de este país, buscando la descentralización de la Ciudad de Buenos Aires.
–Durante muchos años, los gobiernos democráticos, con o sin buenas intenciones, confundieron prestarle atención a la cultura con una mera sucesión de eventos...

–Hubo quienes pensaron las secretarías culturales o los ministerios como una productora de espectáculos. Era un pensamiento absolutamente equivocado, mezquino. El Estado debe entregar las herramientas necesarias para que el pueblo mismo sea el protagonista. El Estado, con sus políticas claras, promueve, sostiene, desarrolla, potencia, muestra la cultura: la va a buscar. Pero no es una productora ni una fábrica de cultura. La cultura la hace el pueblo. Por eso es tan fantástico el campo en el que se desarrolla el trabajo que tenemos que hacer. La Conabip, insisto, cumple un rol fundamental en todo el país. Permite a todos tener acceso a la lectura y que los libros lleguen donde tienen que llegar. Luego están los muchísimos programas que ya estaban en funcionamiento en la Secretaría y que ahora nosotros intensificamos y multiplicamos: ir en busca de la población más vulnerable, a la que le es más difícil el acceso a la cultura concebida en espacios más cerrados. Todas esas políticas se siguen haciendo y se desarrollan aún más, y traemos más propuestas, redoblando el trabajo para intensificar y ver más esa diversidad de voces, ese patrimonio extraordinario.

Otro té. Teresa Parodi sonríe y dice “parece que nadie notó que este es el único ministerio al que se ingresa sin pasar por ningún molinete, ¿no?”. Y sigue, sin lugar para ninguna pregunta absurda: “Mejor, mejor, que todos lo sepan. Es una manera rápida para que la gente entre a la cultura como entra a su casa y que nosotros, funcionarios, podamos salir rápido a buscar todas las expresiones de la cultura”.

–¿Qué experiencia como música le sirve a la ministra?
–Yo, como cantora, viajaba por todo el país y escuchaba los grupos que se reunían para pensar la música, para hacerla desde otro lugar que no tenía nada que ver con ese que ponían al alcance de todos bajo la carpa de la globalización, casi como una imposición. Y esas discusiones llenaban de regocijo. Ahora comprendo que aquella posta fue tomada, que la Argentina profunda sigue pensándose a sí misma, produciendo hechos maravillosos de creación colectiva, emergentes de varias generaciones. Y eso ocurre en todas las áreas: en la literatura, en el cine. Las políticas del Incaa de inclusión, federales, fueron extraordinarias durante este gobierno, y fomentaron el desarrollo de esa industria. Además, de eso, el teatro, a través del Instituto Nacional del Teatro salió a lo largo del país con festivales de inclusión, irradiando. El Tren de Desarrollo tiene ahora un vagón cultural. Y cuando ese tren llega, llega con biblioteca, con salas de cine, con propuestas artísticas y ansias de búsqueda para encontrar en cada lugar donde se llega la raigambre cultural propia, protagonista. Esta oportunidad que tengo, de creación y comprobación de la mirada del gobierno ante la importancia de la cultura, es algo que no pienso desaprovechar. Este diálogo que se abre entre nosotros para luego hablar en todo el continente y hacia todo el mundo es muy importante como para dejarlo pasar. Este camino de construcción con el otro no se va a poder echar atrás, es irreversible. La gente lo hizo irreversible: se recuperaron muchos derechos, muchos de ellos impensados. Y la cultura es un derecho: no sólo existe el derecho de recibirla, sino también el de ser parte de ella y de hacerla. Por eso trabajamos en conjunto, discutiendo todo, debatiendo, charlando mucho, con Horacio González de la Biblioteca Nacional, con Lucrecia Cardoso del Incaa, Guillermo Parodi del INT, Ángela Signes de la Conabip, Liliana Piñeiro de la Casa del Bicentenario.
–Este desarrollo cultural que plantea, ¿sigue sustentándose en las tres columnas históricas: la cultura como mercancía, la cultura como capital simbólico y social y la cultura como instrumento político?
–Sí, con matices para cada caso. Cultura se entendía como “cultivo”. Hay una raíz común para ambas palabras. Primero se la usó como una metáfora: cultivar el espíritu. Ese cultivar el espíritu se fue desarrollando y pasando por otras miradas, y terminó siendo el verdadero sentido de la palabra “cultura”. Tanto que, para formar la palabra que diera cuenta de cultivar la tierra hubo que agregarle el prefijo “agri” a la palabra “cultura”. En otro momento se pensó que cultura eran solamente las bellas artes. Antropológicamente, cultura es todo lo que hacemos todos nosotros con nosotros y mirándonos unos con otros. Hechos nuestros, en nuestro hábitat, con nuestras necesidades de decirnos y en diálogo permanente con todo lo que recibimos del afuera. Del afuera inmediato, que es nuestro común denominador con América latina, y lo que viene de más allá, del resto del mundo, pero siempre muy pendientes de quiénes somos. Tenemos un lenguaje particular, el argentino, lenguaje atravesado por los regionalismos, donde aparece la tremenda riqueza cultural de este país. Hablamos en argentino y nuestra literatura habla en argentino. Todo lo que hacemos tiene la marca y la huella de nuestro ser. Y mucho más que nunca ahora.

–¿Por qué?
–Porque nuestra soberanía se reafirmó en ese lugar. La identidad afirmó nuestra soberanía. Y esto es ideológico y fue definitivamente plantado hasta la médula por este proyecto político.

–Cambiando la ideología, cambiando la importancia de esas tres patas de sustentación, ¿no se corre el riesgo de perder todo lo realizado o, al menos, de no seguir avanzando en la misma dirección?
–No, porque el pueblo defiende ese cambio. Estamos entre dos bicentenarios de construcción del país importantísimos: el del 25 de mayo de 1810 y el del 9 de julio de 1816, el de la revolución y el de la independencia. Y estamos en este momento, afirmados en esta soberanía, enfrentándonos a ataques externos, pero conscientes de este país que somos y que defendemos, con políticas de Estado...

–Aunque culturalmente parece mucho más preocupante el ataque interno que el ataque externo...
–Claro que sí, esa es la eterna historia. Hace muchos años escribí una canción que se llamaba “El otro país”. Y todos me preguntaban qué quería decir yo con eso. Yo quería decir que había dos miradas para construir un país: la que mira hacia afuera y la que mira hacia adentro, en el otro, para referenciarse. Quería decir que era necesario y enriquecedor mirar un poco hacia afuera, pero que es imprescindible, para formar un país, mirarse hacia adentro. Estos dos países estuvieron todo el tiempo en pugna, siguen estándolo. Tenemos un sector de la sociedad con una ideología y otro con otra. Este proyecto de país tiene esta mirada en la que nos encontramos unos con otros y definimos nuestro porvenir, nuestra razón de ser y la historia que queremos vivir en relación directa con una mirada hacia la patria grande, construyendo con ellos este espacio común político, económico y cultural. Bueno, se puede construir en este sentido y se puede querer construir desde el otro sentido, desde el de aquellos que miran de otra manera. Y los que miran de esa otra manera están demostrando que hasta son capaces de desear que nos vaya mal como argentinos, como país, para beneficiarse con sus proyectos. El futuro de la Argentina está en juego. Y este tiempo es un tiempo privilegiado porque nos muestra con toda crudeza las dos caras de intervenir en la realidad. Mirarnos en todos o mirarnos entre unos pocos. Yo pienso y siento que la gente entiende esta pelea y no va a dejarse robar el futuro.

–Pero esta pelea, ¿no va a ser un poco más difícil con otros gobiernos en el país y en la región?
–A la hora de elegir, creo en el voto pensado del pueblo, consciente, reconocedor después de tantos sufrimientos. Hay una Argentina y hay una América latina que han madurado con el dolor, con las pérdidas. Y hay muchos sueños que se recuperaron. Soy de la generación que soñó con este proyecto en marcha y los estamos viendo. En el país, Néstor Kirchner nos vino a proponer llevar a la práctica un sueño que ya teníamos de jóvenes. Y la vida nos dio el privilegio de realizarlos pese a todos los palos en la rueda que fueron poniendo. Un tiempo fantástico: y se pasó por mucho dolor para llegar a esto. Si triunfa el mensaje de los medios concentrados que representan claramente a determinados intereses, si triunfan esos mensajes que todo el tiempo plantean destruir eso que construimos después de tanto dolor, será que habrá que esperar un poco más para darnos cuenta de todo, será que habrá que aceptar un poco más de dolor. Siempre se destruye mucho más rápido de lo que se construye. Y si no nos dimos cuenta antes, nos daremos cuenta bien enseguida cuando se traten de voltear las cosas alcanzadas. Y vamos a tener que replantearnos cómo volver a esta mirada, a este proyecto.

–Da la sensación de que cierto sector de la sociedad mira esa posibilidad de destrucción de la cual usted habla como un simple pase de factura, una revancha mínima, algo que no tiene que ver con una decisión de querer volver a ese modelo del que se trató de salir durante tanto tiempo...
–La grieta, ¿no?, la bendita grieta.

–Bueno, una grieta que le hicieron ver a usted, y de manera brutal, desde el día siguiente a su asunción con la denuncia de los contratos por sus actuaciones...
–Mintiendo, mintiendo todo el tiempo. Aún antes me habían tratado de destruir, al igual que a muchos otros artistas porque habíamos osado decir que nos interesaba este proyecto. Yo nunca canté para la Ciudad de Buenos Aires desde que está la gestión de Macri. Y no porque no me hayan llamado, sino porque yo lo decidí. No me censuraron, de ninguna manera, al contrario: me llamaron muchas veces hasta que comprendieron que no cantaría. Yo decidí que no lo haría porque durante mucho tiempo había cantado acompañando el proyecto político que me representaba. Y me parecía que no estaba bien aceptar cantar con algo que no comulgaba. Era una cosa personal. La mayoría de las veces, los artistas cantamos para el Estado, para el país: la mayoría de las fiestas donde cantamos, mucho más en el espacio donde me muevo yo, están organizadas por el Estado a lo largo y ancho de todo el país: los municipios, los pueblos. Ahora, si quieren mentir, si quieren tergiversar la información, algo que pasa frecuentemente cuando hay mala intención, se publican facturas globales sobre los contratos. A los artistas se los contrata “puestos” en determinado lugar. Antes no era así: los festivales se encargaban del traslado, del hotel, de los viáticos de los artistas. Ahora se hace por paquete cerrado: ¿cuánto cuesta Fulano y todos sus músicos en determinado escenario? Esto quiere decir todo: cómo se llega al lugar, dónde se hospedan, los cachets de todos los músicos que participen junto a determinado artista, el chofer de la combi, los sonidistas, los iluminadores, todo. Ese número cerrado no es todo para el artista que firma el contrato, no es eso lo que cobra. Además: ¿quién puede arrogarse el rol de cuestionar lo que cobra un artista? ¿Sólo los artistas que apoyan determinados proyectos pueden ser cuestionados por sus ganancias? Bueno, nadie habla de lo que se cobra en otros casos. Pero si se da esa información mentirosa, se está ensuciando el nombre de un montón de gente. Y eso se hizo muchas veces, conmigo y con muchos. En mi caso particular, cuando empecé como ministra, hace cuatro meses, se dijo que yo me había pagado 14 funciones: 640 mil pesos. Una función se había suspendido, así que eran trece. 640 mil pesos en total de treces funciones con todos los gastos de los que hablaba antes. Y no cobré ni voy a cobrar nada: sería suicida hacerlo. Ellos lo sabían, pero no les importó y mintieron. Cuando hice la conferencia de prensa para contar lo que íbamos a hacer con el ministerio, esperé que esas personas que habían mentido periodísticamente preguntaran sobre el tema, pero nadie lo hizo. Y después, en ese mismo medio, dijeron que yo no había aclarado nada. Una locura.

–¿Pero se pagó o no se pagó?
–No me pagué y no me voy a pagar nada, sería un suicidio hacerlo: político, cultural y personal. Sería un disparate actuar de esa manera. Así como es un disparate ejercer el periodismo mintiendo. Lamentablemente nos fuimos acostumbrando a esas cosas. Yo sigo trabajando y la información está al servicio de quien quiera verla.

–En cuanto a leyes, ¿cuáles son los objetivos de su gestión?
–Hay varias leyes dando vueltas, muy interesantes y muy necesarias todas. Está la ley general de Cultura, la ley de actores, la ley del libro. El ministerio, lo más que puede hacer es acompañar esos proyectos. Acá se dialoga, se recibe a todos los interesados en esos temas, se los acompaña lo más posible. La creación de un ministerio vino a dar una respuesta muy grande al sector. Me parece que el ministerio es el gran marco donde todas estas formas de la cultura encontrarán amparo y políticas para desarrollar. El que no haya habido ministerio daba la sensación de un debilidad, de desamparo. Por eso trabajamos en la ley federal de cultura: sería el lugar ideal, una gran ley marco. Pero todas las leyes que están dando vueltas nosotros las trabajamos, las discutimos. Abrimos las puertas del ministerio para hacerlo y recibimos a todos. Son leyes que vienen de una larga historia y las analizamos, las discutimos con los abogados. Pero, como todos sabemos, los ministerios no tienen en realidad la capacidad de definición de los proyectos. Eso sí, tratamos de acercar esas leyes a la posibilidad de que se hagan efectivas.

–La Teresa Parodi cantora ya supo lo que es el palazo del primer día como ministra. ¿Cómo supone que será el palazo del primer día como cantora luego de dejar el ministerio?
–Voy a procurar no imaginarlo. De todos modos, mucho no me preocupa. Mi camino no pasa por ahí, mi canción nunca pasó por ahí. Yo seguiré el camino que vine haciendo hasta ahora y seguiré escribiendo mis canciones como lo sigo haciendo. Tengo una guitarra aquí en el ministerio. Y en los momentitos libres que me deja lo fascinante de las muchas cosas que hay que hacer, la agarro y toco unos arpegios, la afino. Me hace bien, así como me hace bien tener un libro arriba del escritorio y hojearlo en esos mismos ratitos. Son alimentos necesarios, las cosas que me conectan con el mundo creativo. Pero cuando deje el ministerio, voy a salir a cantar otra vez, agarraré la guitarra, llevaré la sillita y cantaré mi canción. Después pasará lo que tenga que pasar. Y no me preocupa porque mientras tanto estoy trabajando acompañando un proyecto político del que me siento parte y con el que soñé mucho tiempo. Me siento honrada de ser una herramienta desde este lugar. Y ojalá que pueda irme sabiendo que hice lo máximo que había soñado. Que en diciembre de 2015 pueda decir que, lo que me había propuesto, lo hice. Y volveré a cantar. Canté en todos los momentos de mi vida, siempre vuelvo a la canción, pase lo que pase.

Quince millones para la cultura

El Ministerio de Cultura anunció el miércoles pasado que otorgará quince millones de pesos por el Fondo Argentino de Desarrollo Cultural para ayudar e incentivar a fortalecer el sector cultural en todo el país.
“Este fondo es una política pensada para que el ministerio pueda dar respuesta e intensificar las posibilidades de trabajar en lo cultural con el acompañamiento del Estado”, dijo la ministra Teresa Parodi al anunciar el proyecto.

El programa brinda a artistas, creadores, productores, gestores, profesionales, empresas, organizaciones no gubernamentales y cooperativas la posibilidad de presentar proyectos, programas o actividades que requieran ayuda total o parcial para su concreción.

Una muestra práctica de las palabras de Parodi: “La cultura la hacemos todos, el Estado sólo va a los lugares donde la estamos desarrollando; ilumina y potencia eso, y acerca los medios para facilitar la democratización, para que exista la igualdad, y ése es un trabajo en equipo”.

Los postulantes, sean personas físicas o jurídicas, podrán optar entre cuatro líneas de acción –movilidad, sostenibilidad, infraestructura e innovación–, que abarcan 14 modalidades de apoyo. El fondo incluye subsidios a la movilidad en el país y en el exterior; fomento de la comercialización asociativa; apoyo al posicionamiento de marcas de diseño, a los circuitos culturales, y a las ferias y los festivales; ayudas a la promoción de catálogos de sellos discográficos, a las colecciones de editoriales independientes y a la edición de catálogos de artes visuales.

También se otorgará financiamiento para mejorar la infraestructura de museos y espacios culturales y para impulsar proyectos de base tecnológica, y laboratorios de experimentación y creación colectiva.
En el acto de lanzamiento del proyecto, realizado Parodi, acompañada por el secretario de Gestión Cultural, Sebastián Schonfeld, y la jefa de Gabinete de Cultura, Verónica Fiorito, precisó que la presentación inicial se hace completamente de forma virtual, con simples formularios digitales, a través de la página de cultura: www.cultura.gob.ar
. Para más consultas, ingresar a fondo.innovacion@cultura.gob.ar
05/10/14 Miradas al Sur

Llegó la hora de la verdad

La militancia de las organizaciones sociales gana la calle y provoca un giro inesperado en la elección presidencial. Dilma podría ser elegida presidente ya en la primera vuelta. La derecha, golpeada por el repunte presidencial, sueña con poder llegar al segundo turno.

Por Carlos Sprei. Economista/UNGS

Último tramo. El famoso empate técnico quedó atrás y las últimas encuestas le dan una ventaja de 15 puntos a Dilma sobre Marina.

El acelerado crecimiento en las intenciones de voto para la candidata del PT, Dilma Rousseff, verificado durante las últimas dos semanas, instala un nuevo escenario para las elecciones del día de hoy cuando comparecerán a las urnas más de 140 millones de brasileños. Dilma puede ser electa presidente de forma directa en este primer turno, en el caso de que obtenga el 50% de los votos válidos (se descartan los votos blancos o nulos) o si su total es mayor que la suma de los votos de sus oponentes. La derecha está dividida y perpleja por este envión petista después de apostar todas sus fichas al llamado “factor Marina”, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), que había escalado rápidamente desde un 19% de las intenciones de voto cuando su candidatura fue lanzada a mediados de agosto, a un máximo de 34% que alcanzó entre los días 2 y 3 de septiembre. En ese momento de la campaña electoral Marina no sólo igualó a Dilma sino que llegó a superarla en un eventual segundo turno entre ambas por más de 10 puntos. Este vertiginoso escenario transformó a Marina Silva en la “original” apuesta del frente conservador de derecha, que con el apoyo de los medios y de los mercados iría a imponer la disciplina fiscal a un Estado “gastador” e implementar la “nueva” política. La única novedad que hasta ahora se vio en esta propuesta fue la transformación ideológica de la candidata Marina que abandonó sus raíces populares y ambientalistas para pasearse por los mercados con su nuevo modelito neoliberal. Para este frente de derechas todas las alianzas son bien vistas para la conquista de un objetivo mayor, recuperar el gobierno después de 12 años de elecciones perdidas a manos del PT. Las herramientas que utilizaron fueron las clásicas, el demonio petista, la denuncia vacía, el odio de clase visceral antipopular y la perspectiva de haber encontrado a la candidata ideal (de origen humilde y con una trayectoria personal y política de una ética impecable). A partir de Marina, la derecha realizó un cambio de raíz imprimiéndole a la disputa electoral un contenido “fundamentalista”, con el fin de terminar con la regulación macroeconómica y social del Estado brasileño, e imponer una política económica privatista y alineada con los Estados Unidos y el Banco Central Europeo (BCE). Sus bases programáticas, a pesar de las obvias vaguedades de siempre, proponen un énfasis central en llevar adelante las llamadas reformas y modernización del Estado, que esconden la futura aplicación de políticas recesivas que estimulan el crecimiento de la desigualdad y la concentración monopólica de los mercados a través del ajuste salarial y de un cambio en la política externa del país. Pero ahora la derecha está nuevamente perpleja y confundida.Los avatares del destino y de la política volvieron a colocar aliados frente a frente. Los candidatos del PSDB y el PSB están ahora en una línea directa de confrontación para luchar voto a voto por un lugar en la segunda vuelta. La derecha que hace menos de un mes festejaba como nunca el sabor del triunfo y discutía “el voto útil” en un único candidato, pasó a disputar en la última semana con uñas y dientes los mismos espacios. Se reavivaron las brasas apagadas por las ventajas aparentes e inmediatas que prometía Marina. Esta confrontación en la derecha resurge a partir de los últimos sondeos electorales realizados entre los días 29 y 30 de septiembre, por los institutos Datafolha e Ibope, que presentan resultados bastante similares. En ellos, Dilma lidera confortablemente con un 40% de las preferencias de voto, señalando la inexorable tendencia de crecimiento de su candidatura, que pasó de estar empatada técnicamente con Marina (33% de las preferencias) a comienzos de septiembre, a la posición actual. Un crecimiento superior a 7 puntos, o sea que la candidata Dilma captó casi 10 millones de nuevos votos en menos de 30 días y le sacó 15 puntos de diferencia a Marina. Ya Aécio Neves, del PSDB, subió en los últimos 14 días de 17% a 20% en las intenciones de voto y Marina presenta una caída de 30% a 25%. Este vuelco en la elección encierra varias paradojas, no sólo la posibilidad de Dilma de coronarse en este primer turno como el renacer de los tucanos de Fernando Henrique Cardoso, que sueñan con repetir el tradicional embate del bipartidismo brasileño, PT vs. PSDB. Hace dos semanas, la diferencia entre Marina y Aécio era de 30% a 17%, y ahora cayó de 25% a 20%, o sea Aécio disminuyó 8 puntos de diferencia con su adversaria para el segundo turno.

El comentarista del conservador diario carioca O Globo, Merval Pereira, que no oculta su apoyo a Aécio y al frente conservador como un todo, en su columna del día 1 de octubre después de conocer el resultado de los últimos sondeos, insiste en la necesidad de captar el voto útil anti PT. “La disputa pasó a ser entre antipetistas... No hay más espacio para un discurso utópico de ser al mismo tiempo contra el PT y el PSDB. En la situación actual, el candidato Aécio tiene las mejores condiciones estructurales para enfrentar la guerra que se avecina. Y Marina irá a precisar de apoyo caso sea ella quien llegue a la segunda vuelta. La disputa pasó a ser entre antipetistas, entretanto el candidato tucano parece haber superado su principal obstáculo, que era el voto útil en Marina de electores convencidos de que solamente ella podría derrotar a Dilma”. O sea que para la derecha brasileña este zigzag oportunista no tiene la menor importancia ideológica, es un verdadero vale todo para ganarle al PT a cualquier precio. La esperanza en Marina se diluyó y a todas luces la candidata está perdiendo el voto útil de aquellos electores que veían en ella una chance mayor de derrotar a Dilma Rousseff. Esto indica que no sería improbable si nada altera la velocidad de las curvas de crecimiento y declinación presentadas, que Aécio y Marina se encuentren disputando voto a voto el pasaje a la segunda vuelta electoral este 5 de octubre. Todo un mérito de la candidata Dilma y del PT que supo hacer resurgir de las cenizas, la épica de la militancia sindical y social cuando los resultados le eran adversos.

La segunda vuelta. Los pronósticos de las encuestas electorales para el 26 de octubre cuando seria disputada una eventual segunda vuelta señalan una elección muy reñida, aunque Dilma gana en todas las encuestas en los dos escenarios, sea tanto frente a Aécio o Marina. Pero otra elección comienza, con sus desafíos y desgastes. Los dos candidatos se enfrentarán cara a cara en varios debates y el tiempo de propaganda disponible será el mismo para ambos. Son muchos los desafíos que se le imponen al PT caso gane la elección. En estos 12 años se construyó un nuevo orden social con inclusión y distribución de renta. Supo garantizar prosperidad y continuidad institucional. Fue capaz de entablar luchas y promover transformaciones pero sin enfrentamientos con el orden social vigente. A través de políticas distributivas de aumento real del salario mínimo, incentivos a la educación y de una política externa nacionalista, el PT articuló y estructuró un amplio frente policlasista entre las capas medias empobrecidas y los trabajadores en general. Esta alianza permitió al PT construir parte de su proyecto histórico inicial previsto para gobernar durante 20 años, tiempo que se preveía como el necesario para realizar las profundas transformaciones de base propuestas para el país. Pero las grandes manifestaciones anti Copa, protagonizadas mayormente por los jóvenes, en junio de 2013, cuando ganaron la calle para reclamar por rápidos y profundos cambios en los servicios públicos y en las instituciones políticas, encienden una luz de alerta para el PT, que necesariamente deberá introducir cambios en la gestión del gobierno. En un mundo abrumado por la expectativa de guerras, conflictos recurrentes y la ausencia de crecimiento económico en Europa y China, el futuro aparece lleno de retos. El renacer planetario de la derecha que viene por todo, aquí y allá, plantea nuevos desafíos para el país, sin abandonar las banderas del desarrollo económico y social con inclusión de los más desfavorecidos. El PT como organización política ya dio el primer paso en la campaña de Dilma por la reelección porque consiguió transformar las sombrías perspectivas con que asomaba este 5 de octubre en una elección con sabor a triunfo. Una vez más la esperanza le ganó al miedo.

05/10/14 Miradas al Sur

Comida de mierda

En el marco de una crisis alimentaria inédita y creciente, el ingenio humano, dispuesto a reciclarlo todo, supo encontrar una salida en la sustancia más despreciable del universo. Un vino milenario fermentado en caca de niños; los granos del café más caro del mundo, defecado por animales, y una hamburguesa hecha con materia fecal humana avisan un futuro posible, aunque repugnante.

Por Daniel Ares. Escritor

Arriba: mil dólares el kilo. Recolección de granos cagados por elefantes para la producción del Café Marfil Negro.//Medio: el empleado del mes. Mitsuyuki Ikeda, inventor del shitburguer.

Los deshechos nucleares que se acumulan sin solución por los siglos de los siglos. El calentamiento climático, la hecatombe ambiental que se avecina. El agua convertida en el nuevo oro, en el nuevo petróleo de las nuevas guerras. Los continentes de plástico y desperdicios que se expanden sobre los océanos y los matan. El fuego que arrasa los bosques a 700 hectáreas por minuto. El consumo de arena que se mastica las playas del mundo. La tragedia distributiva, la extinción de los recursos naturales, el crecimiento demográfico, las multitudes hambrientas. Todo esto conforma una escalada de progreso y destrucción que puede llevar a cualquier cosa. Incluso a comer mierda. 

Visionaria, osada, desesperada, la industria alimenticia basada en excrementos avanza silenciosa pero eficaz. Huele un futuro más podrido que la Dinamarca de Hamlet, y se anticipa. Comidas elaboradas en base a excrementos animales, pero también humanos, destinadas a alimentar animales, pero también humanos. 

Los japoneses ya lograron una carne para hamburguesas hecha con materia fecal humana, pero mucho más nutritiva, menos calórica y no menos sabrosa que la original. Aunque todavía muy costosa. 
Para los coreanos, es tradición milenaria un vino de propiedades curativas fermentado a base de arroz, y caca de niños. 

El café más caro del mundo es, literalmente, una cagada. Sus granos deben ser previamente digeridos y defecados por selectos animales. Su precio ronda y supera los mil dólares el kilo. 
Como en el viejo chiste, la buena noticia es que en el futuro comeremos mierda. La mala es que será carísima.

Perdidos en el espacio. La crisis alimentaria mundial no es el título de una tragedia moderna. Es una tragedia moderna. 

Los grandes machos de las finanzas la detonaron en 2008. Las cosas no venían bien. Sequías, inundaciones o cosechas deficientes en Australia, Ucrania y los Estados Unidos; la suba sin paz del precio del petróleo, encareciendo trasportes y fertilizantes; la consecuente creciente demanda de biocombustibles incendiando lo que apenas ayer era comida; el aumento sostenido de la población mundial y la explosión de las clases medias en Asia, África, América latina y Medio Oriente dispararon los precios de los alimentos que, desde entonces, no paran de subir, ya perdidos en el espacio. 

Según la FAO (sigla en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), se estima que hoy hay mil millones de personas desnutridas y otros 400 millones crónicamente subnutridos. 

“El mundo esta andando hacia una crisis alimentaria”, avisa el documento de la FAO, y apunta como responsables a la urbanización, la distribución desigual de las tierras, la reducción de las dimensiones de las explotaciones, el constante empobrecimiento de los agricultores del Tercer Mundo, la degradación de los suelos y el uso y abuso de sustancias químicas y fertilizantes. 

Y sobre llovido, el crecimiento demográfico. Un crecimiento que se concentra, en un 90%, en el mundo en desarrollo. 

En los próximos diez años, según Naciones Unidas, la población en los países industrializados crecerá apenas en unos 56 millones de personas; en tanto en los países emergentes y en vías de desarrollo nacerán más de 900 millones de seres. 

“Sea cual fuere el tipo de tecnología, el nivel de consumo o desperdicio, el nivel de pobreza o desigualdad, cuantas más personas haya, mayores serán los efectos en el medio ambiente y, a su vez, en la producción de alimentos”, concluye la FAO.

Así las cosas, en 2012 las malas cosechas en los Estados Unidos, Ucrania, Australia y otros países redujeron las reservas alimenticias a sus niveles más bajos en los últimos 40 años. Las reservas de maíz norteamericanas registraron caídas históricas, llegando apenas al 6,5% de lo que habrían de consumir durante el año siguiente. 

“No estamos produciendo la cantidad de alimentos que consumimos. Por eso las existencias han bajado tanto. Los suministros son ahora muy limitados en todo el mundo y las reservas están en un nivel muy bajo, lo que no deja espacio para eventos inesperados”, alertaba Abdolreza Abbassian, economista senior de la FAO. 

Vale aclarar que “eventos inesperados” son precisamente los que se esperan: sequías, inundaciones, huracanes y más calentamiento global.

En seis de los últimos once años, el consumo de alimentos superó la cantidad cosechada, y las reservas, cuyo promedio mundial era de 107 días de consumo una década atrás, hoy apenas supera los 70. 

Y entonces, sobre mojado, el maratónico aumento de las clases medias. Tan sólo la Argentina –según datos del Banco Mundial– logró duplicarla en la última década. Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT); durante el mismo período, en todo el mundo, 200 millones de personas engordaron la categoría. Y como era de esperarse, así también aumentaron los que prefieren la carne, al arroz y los vegetales. Pero resulta que la ganadería exige grandes extensiones de tierra, y dado que el mundo no se estira, hay que restárselas a la agricultura. 

La situación es grave, pero la tendencia es lo que aterra. 

En 2030, el mundo tendrá que alimentar a más de 9.000 millones de personas, además de todos los animales que todas esas personas criarán para alimentarse. Expandir la superficie dedicada a la agricultura, según Naciones Unidas, no es una opción, ni siquiera una utopía. De los océanos, ni hablar: ya todos ellos están sobreexplotados, y el cambio climático y la escasez de agua complicarán bíblicamente la producción de alimentos. 

Y así entonces llegó el inaudito día cuando las Naciones Unidas le recomendaron a la humanidad comer insectos. 

En un largo informe publicado en mayo de 2013, la mismísima FAO difundía y refrendaba los beneficios de comer bichos. “Son una fuente de alimento muy nutritivo y saludable, con alto contenido en grasas, proteínas, vitaminas, fibras y minerales”. Como ejemplo, ofrecía el gusano de las harinas por su alto contenido de proteínas, vitaminas y minerales “similares a los del pescado y la carne”. 

El asombro encendió el escándalo, y fue necesaria una rápida aclaración, a cargo de Eva Müller, una de las coautoras del informe. “No estamos diciendo que la gente deba comer bichos. Lo que decimos es que los insectos son uno de los recursos que brindan los bosques, y se encuentra prácticamente por explotar su potencial como alimento y, sobre todo, como forraje”.

Igual, el asombro no era para tanto. Se sabe que, hace mucho, los insectos son parte de la dieta diaria de al menos 2.000 millones de personas en todo el mundo. Según la FAO, hoy la humanidad se come más de 1.900 especies de insectos, principalmente en África y Asia. Lo más consumido son los escarabajos y las orugas, un 31%; luego las abejas en un 18%, y luego las hormigas, 14%. Pero también se comen saltamontes, langostas y grillos, cigarras, chinches, libélulas y hasta moscas en un 2%. Gustos son gustos. 

Después de todo, quizás los insectos resulten un buen paso previo para el paladar humano, en rumbo a su impensado futuro escatológico.

Cerdos y peces. Aunque tampoco hay que esperar ningún futuro para acabar comiendo mierda. Elaborada y reelaborada una vez y otra vez, natural y artificialmente, la excreta lleva años incorporada a la cadena alimenticia que nos comprende. 

Compuestos y extractos de estiércol animal alimentan desde hace décadas pollos, cerdos y peces de criadero, de esos que llegan a la mesa. El verbo de la hora, se sabe, es reciclar. 

Por un lado, algo había que hacer con toda esa porquería. Y, por otro lado, algo había que darles de comer a todos esos animales. Cuando esteroides, anabólicos y hormonas pasaron a la clandestinidad, todas las miradas se posaron en la bosta. 

Hoy se estima que el 20% de la alimentación animal del mundo está compuesta por alguna variedad de excrementos. 

Según denunció un artículo de Bloomberg el año pasado, la mayor parte de los alimentos de mar importados de Asia por los Estados Unidos contienen heces porcinas, cuando no humanas. 

Michael Doyle, microbiólogo de la universidad de Georgia, explica que “utilizar heces para alimentar a los peces y camarones es muy común en Asia. Muchas especies de peces y camarones que comemos pasan toda su vida nadando en una piscina entre los deshechos fecales de otros animales”.

En Tailandia es normal ver gallineros suspendidos sobre los estanques donde se crían camarones. De esta forma, con sólo aprovechar la ley de gravedad, los deshechos fecales de los pollos caen en sus aguas y los alimentan. Eso es reciclar.

Doyle sostiene, además, que los productores de alimentos en China “utilizan regularmente heces humanas no tratadas y residuos de animales para la alimentación de los peces de cultivo destinados al consumo humano”. ¿Verdad? ¿Consecuencia? ¿Lobby?

Los controles bromatológicos, desde luego, son muchos, y muy estrictos. Pero igual no alcanzan. Sin embargo, las Naciones Unidas recuerdan que el estiércol de cerdo, por ejemplo, contiene más de un 20% de proteínas. Y, según sus propios experimentos, las aves de corral alimentadas con él “no presentaron efectos adversos en su carne ni en sus huevos”. 

El mismo producto se habría utilizado ventajosamente en un nivel del 15% en la alimentación de vacunos; y de hasta un 40% en el ganado ovino. “Con buenos resultados”, refrenda la ONU, y alienta su uso.

Cuestión de acostumbrarse. Después de todo, el hombre también es un animal.

Shit–burger. Sin embargo, por muy asqueroso o escandaloso que todo esto resulte, sigue sin haber nada nuevo bajo el sol. El uso de excrementos –incluso humanos– en la elaboración de alimentos –incluso humanos– es milenario. 

El ttongsul, por ejemplo, es un vino coreano, cuya tradición se pierde en el pasado y que, según sus cultores, tiene propiedades curativas. Y es elaborado en base a la fermentación de arroz y materia fecal infantil. 

Capaz de curar desde golpes y huesos rotos hasta epilepsias, el ttsongsul concentra 9 grados de alcohol, y se obtiene mezclando arroz glutinoso, arroz no glutinoso y excrementos de niños. Luego basta dejarlo fermentar durante siete días para eliminar gérmenes y bacterias… y adentro. 

La tradición del ttongsul es tan antigua como ya olvidada en la Corea moderna, y sin embargo algunos médicos todavía lo recomiendan y hasta se jactan de saber producirlo. El doctor Lee Chang Soo –uno de ellos– dice que las heces ideales deben provenir de niños de entre 4 y 7 años: “No huelen tanto y son más puras”, recomienda.

Pero como las tradiciones nunca se pierden del todo, de regreso al presente, hoy la elaboración de alimentos de mierda acaso tenga su mayor estrella en el café fabricado a partir de granos previamente defecados por selectos elefantes y ciertos felinos, el luwak, por ejemplo. 

El luwak, o civeta, es un animalito de la familia del mapache, originario del archipiélago de Indonesia, frecuente en las islas de Sumatra, Bali, Java, en Vietnam y en el sur de China. 

Se alimenta de insectos, de pequeños roedores, de frutas y de café. Por cuestiones que sólo la civeta conoce, consigue seleccionar sin errores los mejores granos. Luego del correspondiente proceso digestivo, los defeca. Y allí aparecen los recolectores de su caca. 

Las enzimas estomacales de la civeta hicieron el trabajo fino y expulsaron el grano todavía intacto, pero ya químicamente modificado, rompiendo las proteínas que lo hacen tan amargo. Cada uno de esos granos es lavado a mano y, ligeramente tostados, ofrecen un sabor suave, entre el chocolate y el caramelo, y lo suficientemente dulce, como para prescindir del azúcar. 

Su nombre internacional es Kopi-Luwak –“kopi” en indonesio es café–, y su producción es tan compleja y delicada que apenas se obtienen 500 kilos por año en el mundo. De ahí que su precio ronde los mil dólares el kilo. En Londres, Nueva York o Buenos Aires, un pocillo cuesta alrededor de cincuenta dólares. Delicatessens de mierda, cómo no. 

Otra variedad en la misma línea es el no menos famoso ni más barato Café Marfil Negro, obtenido a través de un proceso similar, pero con caca de elefantes. 

Esto sucede ya en Tailandia, donde una manada de 20 elefantes son alimentados con caña de azúcar, banana y granos de café que, apenas al día siguiente, aparecen intestinalmente modificados entre sus excrementos. Una vez más, los ácidos estomacales regulan las proteínas para moderar su amargura en un punto de excelencia. 

Según sus productores, el proceso realizado por el elefante equivale a un tostado lento, le toma entre 15 a 30 horas digerir los granos que así se mezclan con los plátanos y el azúcar de caña, entre otros ingredientes de su la alimentación, para por fin lograr su sabor único “terroso y frutal”, según se lo define. Creer o probar, pero probar no es para cualquiera. El Marfil Negro también ronda los mil dólares el kilo. 

Un proceso muy similar le permitió a la empresa japonesa Sankt Gallen fabricar su exclusiva cerveza negra Un kono kuro, para la cual también se usan granos de café previamente digeridos y defecados por elefantes. 

Sin embargo, la gran esperanza de este futuro pedorro acaso sea el shitburger, otro invento japonés. Como su nombre lo indica, se trata de una hamburguesa elaborada en base a materia fecal humana. 

Fundamentalistas del reciclaje, allá por 2011 las autoridades de Tokyo le encomendaron al científico Mitsuyuki Ikeda que encontrara alguna utilidad en los ríos de aguas servidas que saturaban las cloacas de la ciudad. 

Manos a la obra, antes de un año, Ikeda descubría que la horrible sustancia poseía sin embargo una gran cantidad de proteínas. 

Las extrajo, las separó, las mezcló con lípidos, carbohidratos y minerales, un toque de saborizante, algunos colorantes para mitigar su proverbial marrón y listo el plato. Sólo faltaba el valiente que lo probara. 

Pero el experimento resultó un éxito. Unos primeros treinta voluntarios la comieron sin conocer sus ingredientes, y la aprobaron. Era tan sabrosa como la hamburguesa normal, pero más nutritiva. El propio Ikeda la bautizó “Shitburguer”. 

Otra formidable ventaja de este invento japonés es su precio. Por ahora, su costo de producción supera en hasta diez veces a la hamburguesa de carne (o lo que fuera). Pero el laboratorio de Okayama, para el cual trabaja Ikeda, confía en que una creciente demanda abarate el proceso. Y que un día no muy lejano, el shitburger cueste entre diez y veinte veces menos que su versión tradicional. 

Aún así, el doctor Ikeda sabe que su novedad deberá vencer, sobre todo, las barreras psicológicas. Pero confía en que finalmente se impondrá, porque contiene menos calorías, porque es ecológicamente correcta y, sobre todo, por su precio tan popular. 

Entonces, la buena noticia será dos veces buena: comeremos mierda y será barata.

Un recurso inagotable. Cuando todavía las ciudades de la Europa medieval eran grandes cloacas a cielo abierto, “los pueblos del misceláneo oriente” –dijera Borges– ya reverenciaban sus excrementos. En China y la Indochina, en Japón y en Corea, por más de 4. 000 años la materia fecal y la orina humanas representaron productos comerciales muy valiosos, y eran transportados por sus redes fluviales en buques especialmente diseñados. Fertilizaban los campos y producían calor. Así, el Oriente cada vez más numeroso logró sobrevivir sin contaminar sus aguas. No era sólo abono. También era calor, combustible, energía.

Los siglos han pasado y ese recurso no se agota. Estiércol, material fecal o simplemente mierda, la sustancia más despreciable del universo, ha recorrido un largo camino desde abonar la tierra, producir energía y alimentar animales, hasta alcanzar ahora la mesa familiar. Una auténtica escalada de progreso y destrucción.

El baño está servido

Los chinos –cuya leyenda gastronómica incluiría perros, gatos y roedores– saben lo que se viene. Y se preparan. En Taiwan, una sencilla idea inspiró una heladería, la heladería un restorán y el restorán una franquicia. 

El Modern Toilet, técnicamente, también es un restorán temático. Un inmenso inodoro cuelga sobre sus puertas. Adentro, el piso ajedrezado, inodoros en vez de sillas, bañeras en vez de mesas y papel higiénico en lugar de servilletas ambientan al visitante y lo preparan. Las comidas también son servidas en pequeños inodoros o fuentes como letrinas en miniatura, y tienen el color, la forma y la consistencia –sin su olor y su sabor, claro– de una cagada cualquiera. Pero son dulces y salados, platos cremosos, picantes o más suaves. El menú es muy completo.

Esta auténtica idea china se le ocurrió al chino Wang Tzi Wei, que un día decidió abrir una heladería y servir sus cremas al estilo chorizo de Mc Donald’s. Pero, en vez de hacerlo en cucuruchos o vasitos, prefirió usar simpáticas miniletrinas de plástico. La idea causó risa, pero funcionó. Y tanto que Wang Tzi decidió ampliar, profundizar y lanzarse. 

En 2004 abrió su primer restorán en Kaohsiung, al sur de Taiwán. Hoy ya son doce las sucursales, y uno más en Hong Kong; mientras la moda se expande por Japón y Corea. Todas culturas milenarias que, de alguna forma, siempre se anticipan.

Uso y abuso de la porquería

En su prometedor porvenir, la mierda no sólo nos dará de comer, sino también brindará energía, calor y propulsión. Es lo que se llama biogas. Un sistema capaz de producir gas, electricidad y, a la vez, fertilizantes naturales. 

La descomposición y putrefacción de los deshechos fecales libera grandes cantidades de metano y carbono. Gases altamente nocivos que, bien encausados, generan energía. 

El método ya viene siendo usado en los Estados Unidos y Europa, y ahora también en la Argentina. En Hernando, Córdoba, funciona ya el primer sistema de biogas en base a excremento de cerdos.

Los deshechos porcinos se concentran en una pileta donde son degradados por bacterias, y el gas liberado activa una serie de microturbinas que así generan electricidad, calor y combustión. El biogas sirve tanto para cocinar y calentar la casa como para impulsar motores. 

Las plantas de biogas se multiplican por el mundo, capaces de eliminar residuos y restar venenos a la atmósfera. Su materia prima puede ser tanto la excreta porcina, como equina y vacuna. Todas buenas porquerías.

05/10/14 Miradas al Sur

“Tenemos que ceder nuestra voz para los reclamos del pueblo”

Entrevista a la cantante Miss Bolivia, que el próximo 11 de Octubre se presenta en la Ciudad de Buenos Aires. “Está buenísima esta era de escucha colectiva más versátil y menos prejuiciosa, eso abre las puertas y nos marca la entrada a un montón de artistas que no venimos del purismo, sino que venimos a tejer con distintas lanas musicales nuestro propio sweater.
http://blogosfera.tvpublica.com.ar/totalinterferencia/wp-content/themes/Rolex/timthumb.php?src=http://blogosfera.tvpublica.com.ar/totalinterferencia/wp-content/uploads/2012/09/Mis-Bolivia-5.jpg&h=250&w=550&zc=1
Por Juan Ciucci
APU: En estos días estás haciendo una gira por varias provincias.
Miss Bolivia: Sí, ahora en Rio Cuarto, entre show y show, muy contenta, muy feliz de estar pasando un momento musical muy intenso. Nos tocó la parte federal de la gira, yendo por todas las provincias y lugares donde quieran escucharnos.
APU: Se está cumpliendo casi un año desde que lanzaste tu disco Miau, nos interesaba charlar un poco sobre los distintos estilos que vas practicando y, también, los distintos invitados, un abanico tan amplio que va desde Leo García a Pocho la Pantera.
MB: La verdad es que la paleta de invitados del disco es ecléctica, estoy muy contenta y también muy agradecida porque son artistas (Mimi Maura, Pocho, Leo) de tal envergadura y que yo admiro muchísimo, y que hayan aceptado venir a participar y a colaborar conmigo de modo desinteresado es un gesto, una bendición para mí. Así que estoy muy agradecida con ellos, porque además de la fusión, estoy muy conforme con lo que pasó entre ellos y mi propuesta.
APU: Habla de una época en la que estamos más abiertos a ese tipo de fusión, se acepta que existan esas mezclas. En otros momentos, por ahí, estaba mal visto que artistas de distintos estilos participen en discos de otros.
MB: Yo creo que, por suerte, estamos llegando a la era, y ya hemos llegado en algunos lugares, donde se han derribado las grandes barreras de los prejuicios, las que dividían a los estilos musicales como si fueran en distintos tupperwares, y donde estaba prohibido abrir el de al lado. Entonces, para mí, está buenísima esta era de flexibilización, la escucha colectiva está más versátil y menos prejuiciosa y eso abre las puertas y nos marca la entrada a un montón de artistas que no venimos del purismo, sino que venimos a tejer con distintas lanas musicales nuestro propio sweater.
APU: En relación a las letras, son interesantes las mixturas que haces de cuestiones sociales, militantes, pero también reflexiones del placer. Eso también es algo particular de tu música.
MB: Yo creo que en este disco me conté mucho más a mí, quién soy yo. Yo milito y por eso hay mucha militancia, pero también soy una persona que tiene amores y desamores, que tiene anécdotas y esa parte es como más autobiográfica del disco. Es un color nuevo para lo que son los contenidos de Miss Bolivia. Entonces, sí, son pinceladas de mi vida este disco.
APU: También hay varios paisajes en los que hablas de la marihuana, en eso ¿tenés una parte militante o una parte más placentera? Viste que ahora hay muchas discusiones de legalización y todo lo que gira en torno a eso.
MB: Yo, manifiestamente soy militante por la despenalización del autocultivo para el uso recreacional y terapéutico de cannabis sativa, milito expresamente por eso en el país, en el mundo, y creo que lo que tenemos que hacer los artistas como canal de comunicación es ceder nuestra voz para los reclamos del pueblo. Y el pueblo pide por la despenalización también, y por la desmonopolización farmacéutica de la industria de la salud. Entonces, encaramos como vías alternativas, tanto en lo musical como en nuestras prácticas sanitarias y recreacionales.
APU: En este contexto militante que hablabas antes, ¿cómo ves los últimos años? Hay una letra para las Madres en el disco, ¿cómo ves este momento políticamente?
MB: Creo que es un momento complejo, como siempre lo ha sido la Argentina, sostengo que hace ya más de una década que se ha enfocado la gestión en la expansión cultural y en la lucha por los derechos humanos, se ha tendido muchísimo la política pública a lo que es la recuperación de la identidad y los derechos humanos, y eso creo que ha fortalecido un montón, y se han empezado a pagar deudas pendientes con la comunidad argentina.
APU: A veces hablamos que en los festejos oficiales falta cumbia. ¿Cómo ves eso, qué te parece?
MB: Yo creo que sí, que falta cumbia pero nosotros hemos tocado en distintos espacios públicos de la ciudad, de la nación, y siempre aportando cumbia y es impresionante como la monada se pone siempre activa y agita. Entonces, yo creo que la gente lo necesita y nosotros se lo damos.
APU: ¿Tenés planeado algún próximo disco?
MB: Sí, ya tengo maqueteado los tracks, estoy trabajando en la etapa predemo del disco que empecé hace un mes, previendo que en un año y medio esté saliendo.
APU: Vas a tocar en octubre en Niceto.
MB: El 11 de octubre voy a estar tocando en Niceto Club, después de varios meses de no estar tocando en Buenos Aires por giras, vamos a presentarnos con la banda entera, vamos a tener invitados sorpresa (algunos estuvieron en el disco y otros no). Vamos a estar presentando el disco Miau, otros hits del disco anterior y algunos covers sorpresa con invitados, así que estamos preparados para detonar la casa.

Miss Bolivia feat. Leo García - Tomate el Palo

Mollo/Arnedo/Aristimuño - Par Mil (acústico)