lunes, 4 de agosto de 2014

Bio.ar: Rodolfo Ortega Peña I - Canal Encuentro HD

Bio.ar: Rodolfo Ortega Peña II - Canal Encuentro HD

Compañero Ortega Peña, presente

http://www.elortiba.org/ayer/opena07072.jpgEl 31 de julio de 1974 el entonces Diputado Nacional Rodolfo Ortega Peña cae acribillado por las balas de la Alianza Anticomunista Argentina. A 40 años, su ejemplo sigue vivo en las luchas del Pueblo argentino.
Diputado nacional, abogado, escritor, historiador, activo defensor de presos políticos y decidido opositor a los gobiernos dictatoriales, fue asesinado en el centro porteño y en la más absoluta impunidad por un comando de la organización terrorista Alianza Anticomunista Argentina. Dueño de un talento extraordinario y una formación fuera de lo común, investigó con rigor diversos aspectos del pasado argentino. Fue director de la revista Militancia y escribió junto a Eduardo Luis Duhalde Facundo y la montoneraFelipe Varela ante el imperio británicoEl asesinato de DorregoFelipe Varela y la toma de SaltaBaring Brothers y la historia política argentina, etc.

Desde las publicaciones Militancia Peronista para la Liberación y De frente con las bases peronistas, Eduardo Luis Duhalde y Ortega Peña revelaron el funcionamiento de la organización de López Rega, sus crímenes y el financiamiento que le daba Bienestar Social. "Nunca me voy a olvidar: allí estaba el comisario Alberto Villar, que festejaba con los demás policías y gritaban ¡qué noche fantástica!", contó su amigo y compañero Duhalde, sobre el momento en que fue a reconocer el cuerpo acribillado de Ortega Peña. Raymundo Gleyzer lo homenajearía ese año enMe matan si no trabajo y si trabajo me matan.
Pablo Waisberg, quien junto con Felipe Celesia escribió la biografía La ley y las armas, publicafotos inéditas del velatorio, y los informes de inteligencia que muestran hasta dónde lo observaron los agentes de la Policía bonaerense y del Ejército.

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Economía: la extraordinaria ganancia de los bancos

El sistema financiero ha registrado una ganancia sideral por la última devaluación. La utilidad de enero pasado fue de 10.149 millones de pesos. En un mes ganaron un tercio de la contabilizada en el último año y casi igual a la de todo 2010.
Por Nicolás Bondarovsky
La rentabilidad de los bancos comerciales argentinos, medida según dos indicadores comparables con los sistemas financieros de otros países -rentabilidad sobre el patrimonio neto (ROE) y rentabilidad sobre el activo (ROA)-, se ubica como la más alta a nivel mundial. Eran otros los tiempos en los que se reportaban indicadores negativos, tiempos de la crisis de la convertibilidad del 2001. La participación de las ganancias de los bancos, como porcentaje del PBI, se elevó de 0,33% en 2005 a 1,08% en 2013. Es decir, un aumento del 221%.
Observando al interior del sistema financiero se aprecia que los bancos privados de capital extranjero son los que mayores ganancias obtienen, seguidos por los bancos privados de capital nacional y los bancos públicos. El resultado del Informe sobre Bancos, publicado por el Banco Central en diciembre de 2013, es el siguiente: los bancos extranjeros ganan un 31% más que los bancos privados nacionales, y un 40% más que los bancos públicos
La recuperación de los bancos luego del corralito es asombrosa. Sólo sufrieron tres años con altibajos (2002-2004). Veamos el recorrido de la evolución de las ganancias anuales después del pago del impuesto a las ganancias. Los saldos positivos, en millones de pesos:
2005: 1.780
2006: 4.3062007: 3.9052008: 4.7572009: 7.9202010:11.7612011:14.7202012: 19.4152013: 29.143
Según el economista Alfredo Zaiat, para lograr esto los bancos tuvieron que “acumular sumas importantes de dólares y activos dolarizados, cuando el grueso del flujo de negocios habitual de depósitos y préstamos lo tienen pesificado. Los bancos fueron acumulando activos dolarizados y la estrategia para valorizarlos fue especular con una devaluación. Fue lo que hicieron hasta conseguirla. La resistencia del Gobierno fue vencida de ese modo luego de 78 meses de corrida permanente, y el logro relativo del equipo económico en ese escenario desfavorable fue poder clavar la paridad en 8 pesos, cuando la presión de un grupo de bancos era subirlo primero a 10 pesos y luego a 14 pesos”.
En el 2012, el BBVA Banco Francés reportó que al 30 de septiembre logró un resultado neto de 417,4 millones de pesos, 25,2% por encima de la ganancia de 2011 en el mismo período. Cinco grandes bancos obtuvieron ganancias entre el 25 y el 430% en el tercer trimestre del año (2012). El Francés indicó que totalizó 25.566 millones de pesos en préstamos al sector privado, lo que significa un aumento del 23,4%, mientras que los depósitos totales crecieron 9,2 por interanual a 31.053 millones de pesos en el trimestre. El mejor resultado de una entidad financiera en el tercer trimestre fue informado por el Santander Río, que tuvo una ganancia neta de 510,7 millones de pesos, alcanzando un incremento de los beneficios del 71%. Por su parte, el Grupo Financiero Galicia finalizó el trimestre con una ganancia neta de 347,2 millones de pesos, siendo el Banco Galicia su principal fuente de ganancia, cuyo beneficio ascendió a 340,4 millones, un incremento del 28,3%. El Banco Hipotecario ganó 75,1 millones de pesos, un incremento del 429,9% comparado con el tercer trimestre del 2011, y el Macro también tuvo un excelente tercer trimestre, con una ganancia neta de 411 millones de pesos, un incremento del 31%.
En 2013, la economía creció alrededor de un 3%, en el primer trimestre del 2014 no creció y, sin embargo, los bancos registraron ganancias de hasta un 300% más que el 2013. Eso significa una transferencia de dinero de todo el pueblo argentino hacia ese sector: el sector financiero. En un escenario futuro de recesión y de posibles devaluaciones, el gobierno deberá revisar lo que está pasando en este tema e intentar lograr capturar una porción de esta ganancia extraordinaria.
Corría el año 2013 y Mercedes Marcó del Pont estaba al frente del Banco Central de la República Argentina. En una entrevista con la Agencia Paco Urondo y ante la pregunta sobre las ganancias extraordinarias de los bancos, Marcó del Pont respondía: “Lo que nosotros necesitamos, a partir de las nuevas atribuciones, es garantizar que los bancos sean parte y un componente fundamental en estas políticas de generación de competitividad, de crecimiento, de la mejora en la distribución del ingreso. Efectivamente las ganancias de los bancos son altas. Cuando uno descompone esas ganancias lo que se advierte es que hay algo virtuoso que crece más por volumen que por precio”, y agregaba: “Cuando uno mira qué ha pasado con las ganancias de los bancos, el primer dato distintivo es que aumentaron más los créditos. También lo que uno ve, sobre todo desde la segunda parte del año y lo que va de este año, es que la tasa de interés promedio tiende a caer”.
Nada de esto pasó y es lo que veremos ahora.
¿Por qué cae el nivel de actividad de la economía y los bancos ganan más que nunca?
Antes de intentar responder, hay que dejar algo bien en claro: cuando uno accede a un préstamo de un banco, la entidad bancaria no presta “su” dinero, sino que lo que presta es “nuestro” dinero.
Las elevadas tasas de interés de los bancos impactan de manera directa en todo la economía. Una pyme tiene que hacer magia para lograr un préstamo para su producción. Estamos hablando de tasas que superan el 60 u 80%. No existe un negocio que genere ese nivel de ganancia para poder devolver ese dinero, salvo que seas un banco, por supuesto. El sistema financiero no acompaña el desarrollo, más allá de su extraordinario poder de publicidad y marketing.
Veamos cómo se manejan los bancos o usureros:
Costo del dinero: 13% (con un plazo fijo, el banco -en promedio- paga un 26%. Pero el plazo fijo es sólo la mitad del dinero que consiguen los bancos, el otro 50% lo adquieren de cuentas corrientes y de cajas de ahorro (por esto no pagan nada, es gratis), por eso mismo ese 26% que paga el banco hay que dividirlo por dos y el costo del dinero para el banco es 13%).
Vivienda: 33% (si adquirís un crédito hipotecario, el banco te cobra un 33%. Hace muchos años que es imposible acceder, esto es un problema estructural de la economía argentina, una de las principales deudas sociales y lo aborda muy bien Enrique de la Calle en este dossier).
Prendarios: 65% (si pedís un préstamo para la compra de un auto, el banco te cobra un 65%, una tasa totalmente usurera. Esto explica, también, la caída en la compra de autos).
Personal: 75% (si pedís un préstamo personal, ya sea para un viaje o para arreglar el baño de tu casa, el banco te cobra un 75%).
Tarjetas de crédito: 88% (si vas a financiar la tarjeta de crédito, pagaste el mínimo y querés financiar la deuda, el banco te cobra un 88% de interés anual por esa plata que financiaste).
Descubiertos: 110% (si diste un cheque y no tenías los fondos suficientes y el banco te cubrió ese saldo, la entidad bancaria te cobra un 110%). En este 110%, se financian la mayoría de las pymes de la Argentina. ¿Quién gana un 110% para pagar esa deuda? Sólo los bancos.
Veamos ahora cómo cambió esto entre 2013 y 2014:
Créditos prendarios: en el 2013 tenían una tasa del 35%, en 2014 del 65%. El 35% que pedían el año pasado para comprar un auto ya era caro, el 65% actual es usurero.
Créditos personales: en el 2013 tenían una tasa del 45%, en 2014 del 75%. Está de más decir que una tasa de ese valor es una usura. Recordemos que la plata al banco le sale 13% y la presta a 75%.
Tarjetas de crédito: en el 2013 tenían una tasa del 50%, en 2014 de 88%. Siempre fue un clásico el robo de los bancos con las tarjetas, pero la tasa actual (siempre y cuando te financies: pagar el mínimo) es más que una usura y detiene de manera directa el consumo. También hay bancos que cobran más del 100%.
Descubiertos: en el 2013 tenían una tasa del 55%, en 2014 de 110%. La mayoría de las pymes en la Argentina se financian con el descubierto, no hay que aclarar qué es lo que está pasando hoy con una tasa que es el doble comparada con el año pasado.
Según fuentes del Gobierno, la Casa Rosada -a través del Banco Central- está elaborando un estudio pormenorizado de la brecha que aplican los bancos a sus créditos. Como dice siempre un amigo que quiero mucho: “la economía por defecto es política y siempre se ejerce en favor de alguien”.

¿Por qué los bancos comprarían bonos a los fondos buitre?

La intervención de los bancos en la negociación con el buitre Griesa sorprendió al campo popular. Consultamos a un economista para que nos explique por qué intervinieron en la negociación.
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Por Santiago Gómez – Desde Porto Alegre
La intervención de bancos y empresarios privados en la negociación con el buitre Griesa, sorprendió al campo popular, menos a economistas, al sector financiero y los medios especializados en la materia que entienden las reglas del juego. Consultando a uno de Los Economistas Amigos (LEA), de los compañeros economistas que no pueden dar nombre ni escribir, sobre la intervención de los bancos en este asunto, nos explicó que el interés de los bancos se vería afectado si no se cierra un acuerdo con el buitre Griesa.
Ante la sorpresa de la intervención de los bancos privados en la negociación, quisimos saber cuál es el interés que tienen para sumarse a la negociación y nuestro LEA nos describió que los bancos tienen muchos títulos de bonos de deuda argentina en sus carteras, por lo que si no se llega a un acuerdo y el mercado financiero nos considera en default, cae el valor de los bonos y los bancos que compraron esos títulos pierden. Si hay arreglo con el buitre Griesa, los títulos suben de precio y los bancos obtienen sus ganancias. A eso hay que sumarle que si los banqueros saben que están por cerrar un acuerdo, compran más o menos bonos dependiendo del resultado que va a tener la negociación.
El mercado financiero se mueve a base de especulaciones y eso se pudo observar ayer mientras se seguían los portales de Ámbito Financiero y El Cronista. Mientras uno afirmaba que todo estaba encaminado, el otro señalaba que no se cerraría acuerdo alguno. El tironeo de titulares en los medios, cuyos dueños tienen intereses en el mismo mercado financiero, repercute en el precio de los bonos en la bolsa. El mercado financiero se rige por las especulaciones, los supuestos saberes, y la información cierta que unos pocos tienen y con la que especulan.
Le preguntamos a nuestro economista amigo, quién sería el propietario de la idea. ¿Se le ocurrió a AK42? De ser así, nos informó, no podrían afirmarlo, porque se podría disparar la cláusula RUFO, considerando que el Estado es parte de la negociación y, por lo tanto, está brindando una oferta superadora a la de la reestructuración de la deuda. Nuestro analista cree que la idea pudo surgir del mismo sector financiero argentino que de no llegar a un acuerdo verían afectados sus intereses. Lo cierto es que hace unos meses, en Ámbito Financiero, la idea ya había sido publicada y en la nota informaron de la oferta de 250 millones del sector privado, el primer comentario fue “Por qué no le compran la deuda”. No importa de quién fue la idea, lo importante es entender la lógica de la economía financiera. Al mercado financiero tampoco le convenía que la Argentina cayera en default.
A los bancos les convino entrar en la negociación, nos dijo el miembro de LEA, los puso en una posición de privilegio. O compraron bonos cuando nadie sabía nada, pudiendo vender antes de dar el portazo o dan el portazo para que caigan los bonos, compran más y después arreglan. Independientemente de si hacen una o la otra, o una tercera, la realidad es que al intervenir en la escena los muchachos tienen influencia sobre el precio de los activos que ellos poseen.
Las respuestas de nuestro LEA las dio antes de que abriera esta mañana la bolsa. La realidad es que los bonos subieron cuando se supo que bancos argentinos y grandes empresas ofrecerían comprar la deuda y que sin la firma aun del acuerdo volvieron a bajar, lo que le permitiría a los bancos volver a comprar bonos, para después cerrar y hacer de su negocio redondo un redondel más grande. Solo resta esperar para ver el resultado de la película. Y para finalizar, transmito el consejo del miembro de LEA: “Menos Página y más Ámbito, muchachos”.

“Sin Clausewitz y Mao Tse Tung es muy difícil entender el fenómeno de la guerra”

Entrevista a Pablo Bonavena y Mariano Millán de la revista Cuadernos de Marte. “La revista cumple el rol de pugnar por colocar a la guerra en el ámbito de la sociología”.
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Por Juan Ciucci
APU: ¿Cómo surge la revista?
Pablo Bonavena: El surgimiento de la revista acompaña el surgimiento de una cátedra que tenemos varios compañeros en la UBA y que hace ya un par de años funciona también en la Universidad de La Plata, en la carrera de Sociología. De alguna forma, el desarrollo de la cátedra y una revista sobre sociología de la guerra tiene como trasfondo una inquietud que cubre desde un nivel político hasta uno más sociológico, si es que esa división puede mantenerse por algún tiempo —sobre todo por la influencia del sociólogo argentino Juan Carlos Marín que siempre fue una referencia importante para una porción grande del sistema académico de la sociología—. Personalmente, me interesó muchísimo su enfoque y siempre me inquietó un diagnóstico que él tenía: el vaciamiento que sufría la sociología respecto de la guerra como objeto de investigación. La guerra es un fenómeno tan importante que parecería muy extraño que la sociología no lo tratara, como es habitual, como un tema; pero a eso se sumaba un diagnóstico, una opinión que yo tiendo a compartir, y es que también en el campo de “la izquierda política”, en la pos dictadura, la temática de la guerra estaba eclipsada, sobre todo en los años que inmediatamente siguieron a la asunción de Alfonsín. En ese momento, la temática de la guerra —la violencia política, la lucha armada y la revolución (que es una forma de guerra), la guerra civil— estaba impregnada por lo que había sido la violación a los derechos humanos, los juicios a las juntas militares y por la circunstancia de lo que era, digamos, la apertura democrática y el repliegue de la dictadura. Sobre ese panorama, Marín advertía que, no obstante, estratégicamente empezaba un eclipsamiento de la problemática también en el campo de “la izquierda”. Entonces, como gente vinculada a la sociología y a “la izquierda”, esto se transformó en una problemática que pensábamos que debíamos asumir en algún momento. Yo siempre trabajé en el marco de la Cátedra Conflicto Social en la UBA, en la época donde se empieza a rearmar la carrera después de la dictadura; dentro de ese programa de “Conflicto social” habíamos dedicado una unidad al estudio de la guerra. Desde esta interpelación que nosotros sentíamos y que le trasladábamos a los estudiantes y a los compañeros, había un déficit muy grande en la sociología al respecto, específicamente en “la izquierda”, y aún en el marxismo, que no se podía quitar de la agenda estos ámbitos del conocimiento, de la práctica social. En fin, lo fuimos instalando y pasó de ser parte de una unidad en un programa a una materia y finalmente se transformó en la revista. Es la revista, la materia, nuestro espacio de investigación, el intento de articularnos con gente interesada en el tema y la revista cumple un rol en este sentido: tiene que ver con pugnar por colocar a la guerra en el ámbito de la sociología.
APU: En ese marco, ¿cómo sería una “sociología de la guerra y de la violencia”?
Mariano Millán: Nosotros trabajamos hace unos cuantos años el tema de la guerra y de la violencia en los autores clásicos de la sociología, los fundadores, qué lugar tiene. Nosotros ya tenemos un balance que dice que desde un primer momento ciertas corrientes sociológicas dejaron de lado el tema, y tenemos también el diagnóstico de que algunas corrientes sociológicas no dejaron de lado el tema, pero no tienen tanta presencia en nuestra cultura sociológica. Es decir, por ejemplo: la sociología alemana de la época de la unificación alemana bajo Bismarck y todo lo que se abre en la historia política alemana, que naturalmente no es una unidad consensual ni nada por el estilo; ahí hay mucho para arrancar. También hay autores clásicos de la guerra como Clausewitz y sin Mao Tse Tung sin los cuales, creemos, es muy difícil entender el fenómeno de la guerra y el marxismo clásico. Después, durante el siglo XX, hay otros autores que han contribuido a pensar el problema desde el punto de vista de las nuevas guerras revolucionarias, en los años ’40 y ’50 en adelante la respuesta de la contrainsurgencia en el mundo tiene un desarrollo teórico–conceptual que es importante: la escuela francesa, la escuela norteamericana. Nosotros tratamos de hacer una historia del problema y cómo fue pensado, e ir dando pasos hacia cierta síntesis conceptual. Por ejemplo: cuáles son los sujetos en la guerra, cuál es el lugar de los objetivos políticos y cómo eso es una rueda maestra para entender las guerras, las articulaciones internacionales. Toda una serie de variables y, sobre todo, entender las mutaciones en la guerra. Como todo fenómeno social, siempre está de moda decir: bueno, este no es el capitalismo de hace 50 años, en esto estamos absolutamente de acuerdo, la guerra de ahora no es la guerra de hace 50 años, y así podemos seguir.
PB: Las mutaciones en la guerra —que son un tema importante, que intentamos fomentar su estudio, y que también  esperamos que ocupe un lugar importante en la revista— son de tanta profundidad que últimamente hay cierta resistencia a hablar de guerra, sino que se habla de conflicto armado. Esto porque hay nuevas formas que no encajan en el modelo tradicional que uno tiene cuando piensa en la guerra: dos ejércitos regulares enfrentados, varios de los conflictos que protagonizó EEUU en los últimos años han abierto todo un debate sobre lo que es la guerra hoy, eso es otro tema muy importante para nosotros. Conceptual y políticamente, es uno de los objetivos tener cierta actualización, cierta historia, cierto presente y cierta posibilidad de ver hacia el futuro sobre esta disciplina. Justamente, se da la paradoja de que ocupa tanto lugar en la realidad social, la historia, tantos recursos insume y, sin embargo, la sociología no la tiene en cuenta. Y, por supuesto, en la historia, otra disciplina en la que uno encuentra más presencia, pero más como el relato de lo que ocurrió y, por supuesto, hay explicaciones, pero nosotros pensamos que desde la sociología eso se puede enriquecer. Estamos siempre conviviendo con gente que hace historia militar también, sociología militar, relaciones internacionales, y nosotros tratamos de articular esos campos, la verdad que con bastante buena fortuna hasta ahora. Indudablemente, estamos cubriendo un vacío porque la revista tiene mucha repercusión. Dentro de cierta humildad respecto al emprendimiento, en el marco de lo que son los recursos limitados, estamos muy contentos con lo conquistado por la revista.
APU: En nuestro país, al menos, el conocimiento que nosotros tenemos de la aplicación de alguno de estos conceptos es con Perón a partir de su propia formación. ¿Cómo ven en nuestro país las aplicaciones de estos conceptos o la utilidad que se toma en el campo sociológico y político?
PB: Por supuesto que el impacto de Clausewitz sobre lo que sería la guerra moderna, sus teorías, sus doctrinas, el pensamiento militar es decisivo, y en la Argentina también tiene una enorme repercusión el caso de Perón, por supuesto, por la envergadura de su figura política,  esta es una de las maneras en que llega. Inclusive, para muchos, también llega la matriz guerrera a la política argentina por culpa de Perón. Hay quien establece cierta lectura condenatoria y explica la violencia política por la instalación de una cultura que tiene que ver con dos fuentes: el marxismo y Perón, que instalarían modelos belicistas que imposibilitan la convivencia pacífica de la política. Nosotros no tenemos esa mirada condenatoria ni explicamos tampoco los males argentinos por la expansión de esa política y su relación con la guerra, esa matriz guerrera, pero bueno, eso es algo bastante universalmente aceptado: explicar la violencia política argentina por esa matriz de pensamiento. Yo te diría, efectivamente, que Clausewitz, a través de Perón, ha logrado una presencia importante. Pero también desde el Marxismo, Clausewitz ha tenido una instalación también interesante. Por supuesto, cuando uno compara el peso social de Perón con la izquierda se supone que son diferentes las capacidades de influencia, como también son diferentes los ámbitos donde influye. Pero yo diría que por el lado del peronismo, por el lado del marxismo, son dos fuentes donde el tema de la guerra ha tendido a expandirse hacia otros ámbitos. De todos modos, en las ciencias sociales más específicamente, de alguna forma Clausewitz no es un autor que tiene el lugar que debería tener, así como la problemática de la guerra no ocupa un lugar muy relevante. Nosotros sospechamos o compartimos la idea de que Clausewitz incluso es un teórico del poder, un teórico de la política; eso es una iniciativa que han tratado de instalar sociólogos como Raymond Aron y sobre todo desde el Marxismo, siempre hubo una relación de bastante comodidad con Clausewitz. Inclusive, en algún momento, lo condenan a Clausewitz los estados mayores de la burguesía, los intelectuales: “bueno si les gusta tanto al Marxismo, Clausewitz, algo malo debe tener”.
MM: En Argentina, también los militares argentinos, de los años 50 en adelante, tienen sus trabajos sobre ciertos temas; me viene a la cabeza Marini, pero más encerrado en el campo militar, casi contrainsurgente. Empiezan a trabajarse un poco esas cosas, pero la contrainsurgencia lee a Clausewitz y a Mao Tse Tung y tiene su síntesis teórica y sus anotaciones sobre lo que pasa en Vietnam y en Argelia.
APU: Muchas publicaciones del Círculo Militar...
MM: Claro, eso también en Argentina tuvo su desarrollo, más lejano al ámbito de las ciencias sociales y de “la izquierda” en general.
PB: Ese es uno de los límites que a nuestra revista, a nuestra iniciativa, le gustaría, de alguna forma, vulnerar. Digamos, dentro de las esferas profesionales militares hay cierta captura de porciones del conocimiento, como es la geografía, vinculado al Instituto Geográfico Militar, todo lo que tendría que ver con la guerra, el pensamiento militar y, justamente, las publicaciones que hay, los debates, están más en el área de lo que sería estrictamente el área profesional militar. Uno considera que eso es demasiado importante para que esté solo en ese ámbito y además, justamente, esos ámbitos han estado nutridos durante décadas por estrategias que nosotros no acompañamos, imaginate lo contrario, como por ejemplo la contrainsurgencia.
APU: Pensando también en Clausewitz, Lenin tiene también una lectura de su obra.
PB: Lenin tiene un famoso escrito, que ha sido publicado como Leyendo a Clausewitz, que son sus apuntes de la lectura de una porción de La guerra, porque no tuvo acceso a todo en ese momento y, por supuesto, eso dejó una marca muy importante para el marxismo. O sea, el encuentro paulatino de Marx con Clausewitz es muy interesante, eso lo hacemos en nuestra actividad en la Cátedra, rastrear cómo Engels y Marx se van relacionando con Clausewitz y van desde un primer rechazo a una situación se aceptación, para finalmente tomarlo como referencia y citarlo como la autoridad. Ese camino, lógicamente, tiene un salto cualitativo con Lenin y, desde el punto de vista teórico, en realidad, de alguna manera, quien “completa” la obra de Clausewitz va a ser Mao Tse Tung. Entonces, eso es muy interesante porque un teórico burgués de la guerra, de la política incluso, como puede ser Clausewitz, en realidad, fue desarrollado por autores como Lenin, pero especialmente Mao Tse Tung. Son dos autores que, además de tener buena cabeza para entender lo que serían aspectos teóricos – militares, además fueron grandes militares, han conducido procesos de gran envergadura en cantidad de seres humanos, impresionantes, eso les ha dado una enorme presencia. Caída la Guerra Fría, han perdido peligrosidad estos dos autores, ocupando, sobre todo Mao Tse Tung, un lugar muy relevante en la formación de cuestiones militares o incluso de las Ciencias Sociales, de un lugar mucho más fuerte, de más peso. Llamativamente, en el caso de Mao Tse Tung, más vinculado a los negocios que a las Ciencias Sociales más críticas. Como esto de las estrategias de marketing, “el mercado es una guerra”, lo han vinculado muchísimo en ámbitos más bien empresarial, pero no deja de ser por la masividad de esos ámbitos un dato muy relevante.
APU: Y con esa referencia, ¿cómo pensar un proceso político, cómo pensar la instalación de una revolución?
MM: La referencia a la política es ineludible, nosotros ni siquiera ocultamos que tenemos preocupaciones políticas, hacemos política, somos gente que viene de la izquierda y se quedó en la izquierda, no es tan común, por eso hay que aclararlo a veces (risas). Yo integro la Cátedra hace 10 años, el equipo tiene una historia más larga, de casi 30 años. Una de nuestras militancias teóricas y políticas es la no escisión de la dimensión militar de los procesos políticos, la idea de que hay mucho militar y poco político, lo militar es político, es una forma de la política, con sus peculiaridades y por eso requiere una construcción teórica y determinadas prácticas que no la hace cualquiera en cualquier circunstancia. Pero efectivamente, esa es una de las cuestiones donde nosotros hasta interpelamos la bibliografía y las discusiones sobre la política argentina en los últimos 40 – 50 años. En ese sentido, nuestro ámbito de intervención, de diálogo naturalmente pasa por la izquierda en un sentido amplio, porque la verdad que no recuerdo que le hayamos dicho no a alguien a una conversación o a algo así. Por más que esas distintas iniciativas políticas.. uno podría decir: mira, estoy de acuerdo hacia dónde vos querés ir, pero por acá no es. Pero sin embargo nosotros siempre pensamos que cerrar la puerta a la conversación y al fortalecimiento mutuo es un error. Después, tenemos un ámbito de relaciones crecientemente importante que tiene que ver con la Sociología en América Latina, las Ciencias Sociales en América Latina. En general, si uno mira a América Latina suele caer, a veces, en ciertos clichés y decir: ¿qué pasa en América Latina? Y la gente entra por algún país en especial y deja otros al costado, de estos países no se habla. Nosotros tenemos más relación con los países que no se habla, como con académicos de México, colombianos, de hecho el Director Honorario de nuestra revista es un sociólogo colombiano que fue un falso positivo del gobierno (Miguel Ángel Beltrán Villegas). Para ampliarlo al público, el falso positivo es alguien que es acusado de ser guerrillero por el Gobierno Colombiano y pasa a ser un preso político del régimen o un muerto. En este caso, solamente fue preso, actualmente el trabaja en una universidad de Colombia, con muchos problemas. También tenemos contacto con académicos de Perú, de Chile, de Venezuela. La visión de América Latina siempre pasa por decir qué pasa en Venezuela, en Bolivia, nosotros también integramos otros países con los que tenemos relación, con académicos de esos lugares. Nos parece importante porque allí se dan fenómenos, para nosotros guerra, para otros conflictos armados que tienen ciertas particularidades. La imagen común que tiene cualquiera de la guerra, si yo invito a alguien a ver una película bélica, alguien que no está en estos temas, me puede decir: “bueno, voy a ver soldados con uniformes, quizás vea trincheras”. Y lo que pasa en América Latina y en otros países es que la guerra no es exactamente así como pasa en otros lados del mundo, me parece que es un buen ejercicio para entender los procesos políticos de nuestros países. México es un gran país de América Latina y está al lado de EEUU y sobre México casi no sabemos nada, entonces, de repente, se ve que en un año “la guerra narco”, entre comillas, tiene más bajas que todos los desaparecidos de la dictadura militar en Argentina. Nos tiene que llamar a una reflexión sobre lo que pasa.
PB: La llamada “guerra contra el narcotráfico” también tiene un lugar importante en la Revista, el caso mexicano, además, se concentra en dos formas de ejercicio de la violencia armada muy importante que son, por un lado, “los narcos” y, por otro lado, un conjunto importante de guerrillas o de movimientos armados, de lucha política; entonces, lo torna particularmente interesante. Me refiero también en el aspecto de la pregunta que acabas de hacer, que también es otra de las cuestiones que nos gusta enfatizar y que uno no deja de promover: cómo el estudio de lo militar o de cuestiones vinculadas a la guerra, las doctrinas, las teorías, sus debates, son importantes también porque ponen en evidencia que lo que se traslada de esos ámbitos como matriz de pensamiento, nociones, categorías de análisis, de fundamentación de prácticas, se traslada de lo militar a la política o a otras prácticas, inclusive a los negocios. En el caso de lo militar y lo político, todo el mundo piensa en la política en términos de estrategia y táctica, a la actividad de hacer política se la llama militancia: “yo voy a militar”. En fin, eso es una dimensión que nos interesa plantear. Para nosotros es una cuestión curiosa y tal vez pensemos que es una conquista. Si bien es una revista que está impulsada desde un grupo de investigadores y de cátedras vinculadas al marxismo y al marxismo – leninismo, es una revista que no se circunscribe solamente a esa porción de tierra ni tampoco es una revista “de izquierda”, es una revista que busca el diálogo y la participación de todo el mundo. La sorpresa curiosa, por otro lado hablar bien de uno mismo no tiene sentido pero permítanme la licencia, es que tuvo también aceptación importante, nos han invitado, hemos tenido diálogo, nos han llegado comentarios muy favorables de círculos profesionales militares, gente que está en las Fuerzas Armadas de los Estados. Por supuesto, a los venezolanos les cae mejor que a los chilenos, en fin. Pero, como también han crecido muchísimo en América Latina algunas hipótesis de conflicto contra los EEUU que desplaza a la Doctrina de la Seguridad Nacional, por supuesto, la contrainsurgencia no tiene el peso que tuvo en otros momentos. Entonces, también por cierta apertura que hay en esos ámbitos, pero bueno, eso también es una cuestión muy importante, nosotros no tenemos ningún tipo de limitación de que la Revista llegue a... no es una revista “de izquierda”, es una Revista de Sociología de la Guerra, de cuestiones militares donde hay una iniciativa de gente de izquierda, hay una presencia de gente de izquierda, pero no se circunscribe solamente allí. Uno de los renglones que también interesa trabajar, por ejemplo, tiene que ver lo que serían las políticas de defensa de los Estados nacionales, las hipótesis de conflicto, en fin, no solamente es una revista que busca conocer, desarrollar o instalarse en la teoría revolucionaria, aunque también lo haga.

La cesura histórica de la Gran Guerra

“La Gran Guerra acaeció como un aluvión. El universalismo europeo, el ideal de una paz perpetua, el desarrollo técnico atado al bienestar social serán barridos tan pronto se demuestre que la guerra no será ni corta ni permanecerá apartada del resto del corpus social”.
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Por Darío Andrés de Benedetti *
El tiempo cronológico, aquél que suele encontrarse atado al movimiento de los astros, pocas veces se condice con el tiempo histórico determinado por el devenir de procesos sociales. Aún así nos empeñamos en considerar que un siglo o una década son unidades con un contenido social lo suficientemente coherentes y asociamos los años sesentas, por ejemplo, con el auge del hipismo o con los movimientos de liberación nacional. Lo mismo ocurre con la centuria pasada. Si nos detenemos con atención la primera década del siglo XX poco hubo en la esfera social, política, económica y cultural que anunciara un cambio de época. Incluso, para los coetáneos, el inicio del nuevo siglo representó la oportunidad de realizar los sueños y profecías del siglo XIX: los ideales de progreso, de una paz perpetua, de expansión de la civilización y de desarrollo técnico entendido como bienestar social; basta observar las ferias mundiales donde la paz y progreso técnico eran anunciadas como sinónimos e inevitables. Con el estallido de la guerra los sueños del iluminismo se derrumbaron tras los primeros fogonazos de Agosto. Como dirá amargamente Sir Edward Grey, ministro británico de asuntos exteriores, “las luces se apagan en toda Europa; ya no volveremos a verlas encendidas en nuestros días”.
La Gran Guerra, que estalló en 1914, acaeció como un aluvión. El universalismo europeo, el ideal de una paz perpetua, el desarrollo técnico atado al bienestar social serán barridos tan pronto se demuestre que la guerra no será ni corta ni permanecerá apartada del resto del corpus social. En este sentido la guerra produjo un sisma en todas las áreas del pensamiento humano. No hubo área de la producción humana que no se haya visto afectada por la guerra: la literatura, la teoría social, las relaciones de género, de clase se vieron configuradas por el conflicto. Con todo no es casual que Eric Hobsbawm, en su Historia del Siglo XX, considere la primera guerra mundial como el punto de inflexión entre dos siglos. Según el análisis del historiador británico los acontecimientos que marcaron el compás del siglo se iniciaron con la gran guerra: el estado de bienestar, los movimientos revolucionarios, el ascenso de Estados Unidos como potencia económica y política, etc. Incluso el siglo XX “corto”, tal como lo denomina, estuvo estructurado sobre la base más perdurable de la Gran Guerra: el surgimiento de la Unión Soviética. En este sentido la Gran Guerra no fue solo una guerra entre estados sino que además una revolución.
Tal vez pueda argumentarse, con muy buenas razones, que los cambios sociales que aquí se atribuyen a la guerra en realidad se venían gestando aquí o allá desde hace tiempo. Pero lo cierto es que todos estos cambios se desplegaron en su conjunto y con una fuerza que hasta entonces no tenían. Pero sobre todo, y esto es algo que hay que recordar, que la forma en que se liberó la guerra no estuvo planificada, esperada o planificada por ningún sujeto (sea este individual o colectivo). Las exigencias económicas y productivas de la guerra y la brutalidad del campo de batalla mostraron inadecuado todas las estructuras mentales. Michael Howard considera que los generales y dirigentes de la primera guerra mundial se encontraban en un estado de disonancia cognitiva un distanciamiento entre las formas de pensamiento y las prácticas sociales. Los relatos de generales que enviaban a sus soldados en cargas frontales sobre trincheras con ametralladoras inútilmente solo porque no sabían hacer otra cosa o la persistencia del uniforme francés con calzones rojos y chaqueta azul en una guerra en la que uno debía mimetizarse con el entorno o el “descubrimiento” del stress de guerra ante la presión a la que los soldados fueron sometidos son solo muestras de la distancia que existía entre la realidad del frente y las concepciones mentales. Pero esta “disonancia” no se expresó únicamente entre aquellos que debían tomar decisiones en el campo de batalla sino que revistió a todo el cuerpo social de los países intervinientes. Aquí haremos una breve visita a algunas de las transformaciones que se produjeron en el desarrollo de la guerra.
En el momento del estallido de la guerra todos los actores pensaron que el conflicto se desarrollaría tal cual venía sucediendo desde el Congreso de Viene en 1814/15 entre los Estados europeos, es decir un conflicto de corta duración, de una limitada utilización de la fuerza, con un ejército separado de la esfera civil y con pocas consecuencias para la vida social más allá del resultado. Incluso Alemania, que de todos los países era el que mejor preparado se encontraba, no proyectaba un conflicto mayor a los cuatro meses. Si bien el atentado de Sarajevo, en la que un joven Bosnio asesinó a Francisco Fernando de Austria el 28 de junio, fue el hecho que desencadenó las tensiones que se venían acumulando desde hace décadas la guerra no empezó hasta un mes después. La movilización de tropas vino acompañada con un sorpresivo estallido de nacionalismo y chovinismo en cada una de las naciones implicadas, incluso cuando al conflicto en su época se lo consideraba una tensión entre fuerzas imperialistas. El auge del nacionalismo sorprendió incluso a las propias clases dirigentes que esperaban que en los primeros días de la contienda se produzcan deserciones en el ejército y protestas y huelgan a favor de la paz. En Inglaterra, por ejemplo, inmigrantes alemanes cambiaban sus apellidos para convertirlos en un estilo más anglosajón. En las letras y las ciencias sucedió algo parecido, intelectuales, artistas y científicos rompieron lazos allende sus fronteras estatales para defender el particularismo de su patria y la causa de guerra de su nación; las aspiraciones pacifistas decimonónicas se vieron rápidamente superadas por odas a la guerra y a la patria en cada uno de los bandos. Estas personas serán conocidas como la generación de la trinchera que retratarán o intentarán replicar la vida de esos angostos pasillos en el periodo de paz. Basta mencionar el Tractatus Logico-Philosophicus de Ludwig Wittgenstein o la obra de Ernst Jünger con la guerra como tema pivote.
El clima festivo del nacionalismo que había despertado con la guerra, es cierto, no se mantuvo durante todo el conflicto. Pero desarticulados los focos de resistencia, sea el movimiento comunista o los sindicatos, la desilusión vino acompañada de resignación. Con la revolución de Octrubre en el frente occidental soldados levantaron paños rojos en adhesión a los bolcheviques. Pero las muestras contra la guerra no sucedieron más allá de ese punto. Salvo en Alemania donde se vivieron jornadas de protestas y de huelgas que pedían el fin de la guerra. No es casual que tras el tratado de Versalles se solicite a los vencedores un cambio en las condiciones de rendición a fin de permitirles poseer una mayor cantidad de armas que las estipuladas para reprimir posibles intentos revolucionarios.
No hubo organización que no se haya visto sacudida por los acontecimientos. Así en Inglaterra, donde el movimiento feminista era vigoroso, vivió un rápido reflujo donde las mujeres salían a la caza de hombres no reclutados para “insinuarles” su deber, del mismo modo afirmaron su papel patriótico dentro de los hogares y presentaron las labores domésticas como la forma propia en la que su género debía participar en la guerra. Más trágico aún fue el papel de la izquierda europea, que ante una guerra que se asomaba como inevitable, declararon una y otra vez el internacionalismo de su causa en el seno de la II Internacional. De dicha organización se esperaba que fuera uno de los focos de resistencias más poderosos y radicales ante un conflicto imperialista. Pero pese a las declaraciones de intereses poco a poco sus miembros fueron atenuando su fidelidad a la causa de la revolución y afirmando sus compromisos nacionales hasta que ésta demostró tener una influencia crecientemente nula. No por nada la facción Rusa y, en menor medida, Alemana hayan sido las que permanecieron más decididamente en contra de la guerra y centradas en un programa revolucionario sean las que hayan tenido un papel destacado tanto en el transcurso del conflicto como tras él.
El movimiento obrero que hasta la guerra tenía un programa propio (sea éste comunista, anarquista, socialista o sindicalista) logrará una posición negociadora que hasta el momento no tenía a costa de la pérdida de su programa de más largo plazo. Subida al auge del nacionalismo declarará que su destino estaba inexorablemente atado al de su nación incluida su clase capitalista. Si bien la guerra representó miseria y una baja en la calidad de vida de la clase obrera en general en ciertos sectores sensibles a la industria armamentística ésta logrará acuerdos salariales, condiciones y, sobre todo, una capacidad negociadora de la que hasta el momento no gozaba. El pacto entre capital y trabajo, bajo la égida del Estado, a fin de priorizar los objetivos de guerra (es decir del capital nacional de cada país) será un método exitoso para concordar la paz social y que durante el resto del siglo será replicado en los denominados Estados de bienestar.
Pero sin lugar a dudas el Estado, y las relaciones sociales que se mueven en él, será el que sufrirá las transformaciones de más largo alcance. La dinámica de los Estados europeos hasta el momento de la contienda no era muy distinta a la que se venía desarrollando desde hacía, por lo menos, dos siglos en Europa. Estados dirigidos por élites terratenientes, con poca intervención en el ámbito económico y social, con clases subalternas apartadas de la vida política de éste… por solo señalar algunas características. El volumen de los ejércitos, el voraz apetito de pertrechos y la complejidad del campo de batalla hicieron esta estructura se muestre altamente ineficiente. Tal vez el hecho que mejor demuestro esto sea la crisis de los misiles de 1915 en la que los contendientes se vieron superados entre el feroz consumo de recursos del campo de batalla y su capacidad productiva produjeron una serie de transformaciones de largo plazo en su estructura. La antigua aristocracia que dominaba cada espacio del estado fue prontamente reemplazada por una élite burguesa proveniente de las capas más alta del empresariado así tanto el Estado como la industria se vigorizaron mutuamente. De esta forma se produjo, o se consolidó según se vea, un Estado ampliamente comprometido con la industria moderna. El estado, que hasta entonces se entrometía de manera muy marginal en el ámbito de la producción, se hizo responsable de toda la economía nacional. No es casual entonces que aquellos estados poco desarrollados industrialmente no hayas podido adaptarse al cambio y cayeron ante el propio peso de las exigencias de guerra. La Rusia zarista tal vez sea el caso más excepcional por cuanto no solo se desmoronó sino que bajo esas condiciones se produjo el primer estado socialista de la historia, pero también hay que tener en consideración el Imperio Otomano y el Imperio Austro-Húngaro. La organización de la producción armamentística, la administración de los productos de uso doméstico, el hacer frente a la falta de mano de obra, el reponer y entrenar continuamente soldados entre otras razones produjo un ensanchamiento del Estado. En la esfera social la presencia de miles de viudas y huérfanos representó una carga inédita en la historia del Estado, incapacitado para desatenderse de ellas  exigía gestionar recursos a gran escala. Más importante fueron las consideraciones a largo plazo, la Gran Guerra inauguró las muertes por millones en el campo de batalla, creando preocupaciones demográficas en las clases dirigentes a mediano plazo este tema fue especialmente importante en Francia. El Estado por un lado protegerá derechos que considere esenciales para su propia supervivencia la distribución de los recursos, la creación de empleos y los beneficios sociales para los más débiles entrarán en su agenda. La guerra será la precursora del Estado de Bienestar. Pero también el Estado se aunará de una manera nunca vista con la economía aunque tal vez sería más preciso decir lo inverso. La economía, es decir las grandes empresas, entrarán en el Estado para lograr su propia supervivencia.
Aquí no se detienen todas las transformaciones que se produjeron durante el conflicto. Importantes serán los avances en la medicina. En la producción industrial y tecnológica motivada tanto por las nuevas armas como por los “sustitutos” de productos faltantes. El cambio del eje económico de la Europa occidental a Norteamérica será de suma importancia. Estados Unidos participará como beligerante en la guerra teniendo las mismas transformaciones en su economía (producción centralizada, movilización, etc.) pero sin tener los costos de tener pérdidas humanas y materiales en su propio territorio. A la vez la guerra le permitirá por primera vez una proyección política y económica de un programa beneficioso a sus intereses a escala internacional. Los famosos 14 puntos del presidente Wilson abogarán por el fin del imperialismo decimonónico haciendo cumplir esa ley que dice que la potencia emergente conquista espacios económicamente y la vieja potencia los mantiene militarmente. Impondrá una nueva estructuración del escenario mundial: creando la Sociedad de las Naciones (antecesora de las Naciones Unidas), el proceso de descolonización (de hecho la primera guerra fue la prueba de fuego para la independencia de Australia, India y Nueva Zelanda) y la reapertura del mercado mundial.
Si bien al inicio del presente artículo afirmamos que la Unión Soviética será el más grande producto de la Gran Guerra habrá que esperar aún más tiempo para que adquiera un alcance mundial. De hecho no será hasta inicio de los años 20 que la revolución quedará consolidada tras años de guerra civil. Habrá que esperar hasta la guerra civil española en 1936 o, de manera inequívoca, hasta la segunda guerra mundial para que adquiera un estatus de actor internacional.
Este año saldrá una ingente cantidad de bibliografía que describirá el conflicto, no faltarán biografías, obras de literatura del y sobre el periodo, estudios de batallas, sobre las causas y las consecuencias. Por el contrario aquí hemos intentado apartarnos de la descripción acontecimientos, fechas y lugares para centrarnos en una perspectiva histórica de más largo plazo. Para los contemporáneos la guerra será la Gran Guerra donde se movilizarán y morirán soldados ya no por miles o ciento de miles sino por millones, donde la población adquirirá una papel fundamental ya sea resistiendo, trabajando o haciendo una revolución en un contexto bélico. Hemos dicho que al principio que la estructuras mentales en 1914 no se encontraban acorde a las practicas sociales que impuso la guerra la adaptación vendrá en un periodo posterior, en el periodo de guerra, donde la teoría, las artes y la ciencia se formularán y reformularán acorde a una experiencia que aún no había sido aprehendida aún después de terminado el conflicto. Para entender aquello que hemos llamado el siglo XX debemos indagar en la primera guerra mundial para encontrar su génesis.
*Sociólogo (Fsoc-UBA). Maestrando de la Maestría en Investigación en Ciencias Sociales (Fsco-UBA). Docente de la cátedra de Sociología de la Guerra (UBA).