sábado, 2 de agosto de 2014

AUDIENCIA EN TERRITORIO BUITRE Griesa descongeló el pago de los bonos europeos

Horas después de reanudar las negociaciones entre Argentina y los fondos buitre, el juez estadounidense Thomas Griesa redactó una orden de aclaración para las entidades bancarias Euroclear Bank y Clearstream Banking en la que les permite efectuar el pago que Argentina realizó el 26 de junio para los tenedores de bonos de deuda reestructurada en dólares.

En la orden obliga a hacer este pago de una sola vez,en las mismas condiciones que ya permitió a Citibank hace unos días, que fue criticada por fuentes del mercado financiero y por el Ministerio de Economía.

Los bonistas alcanzados por Euroclear Bank y Clearstream Banking junto con los tenedores de bonos emitidos en pesos bajo legislación argentina serán los que puedan recibir el dinero que ingresó el gobierno nacional, mientras que otros bancos o agentes de cambio, entre ellos el Bank of New York Mellon (BoNY) al que se refiere el cese de pagos declarado ayer, siguen con los fondos congelados.

Griesa dice que la "negociación" debe seguir

Durante la reunión entre los representantes del Estado argentino, los fondos buitres y los bancos y entidades financieras responsables de cursar los pagos de deuda, el juez neoyorquino ratificó su fallo favorable a los buitres y confirmó a Daniel Pollack como mediador en el litigio. Sin embargo, no se expidió sobre qué debe hacer el BoNY con los fondos que Argentina giró para el pago a los bonistas que entraron en los canjes de 2005 y 2010.

El encuentro de poco menos de una hora tuvo lugar al mediodía en la Corte del Distrito Sur de Manhattan. Allí, Thomas Griesa sostuvo que las partes deben continuar negociando y ratificó, ante un pedido en contrario de la Argentina, las facultades de Pollack.

Uno de los abogados que representa al Estado argentino, Jonathan Blackman, reiteró que el país "está comprometido" con el proceso de diálogo para alcanzar un acuerdo, pero planteó la necesidad de encontrar "otros medios" para continuar las conversaciones porque "la República no tiene más confianza en el proceso bajo (la intervención) del special master Pollack".

Blackman explicó que el comunicado de Pollack, emitido el miércoles luego de que fracasaran las negociaciones preliminares, "fue desafortunado" porque "no brindó una visión completa de la situación" y afirmó, además, que el país había entrado en default.

En esta oportunidad, Griesa evitó referirse al default nuevamente y tampoco aludió a los fondos ya depositados por la Argentina para afrontar el pago de los vencimientos programados.

"Más allá de lo que pasó la noche del miércoles (día en que vencía el plazo para realizar el pago), de si fue default o no, lo importante es que las obligaciones permanecen y tienen que ser tratadas", sostuvo el magistrado y llamó a las partes a seguir con las negociaciones.

"El juez siempre tuvo una visión parcial"
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, sostuvo que el Gobierno nacional no tenía "expectativas favorables" acerca de la reunión convocada por el juez neoyorquino Thomas Griesa y ratificó que el país no entró en default porque "nosotros depositamos en las cuentas habilitadas para el agente fiduciario, que es el responsable de distribuir" los fondos entre los acreedores.

"El Gobierno nacional no tiene expectativas favorables en relación con la re convocatoria de hoy" debido a que el juez estadounidense "siempre tuvo una visión parcial" en el marco del litigio con los fondos buitre, sostuvo el jefe de ministros durante su habitual conferencia en Casa de Gobierno.

De todas maneras, el funcionario sostuvo que, en el marco de ese expediente, Griesa "tiene que resolver las cuestiones pendientes como las múltiples mociones por múltiples actores involucrados en este proceso de pago". Consultado, además, sobre el hecho de que Estados Unidos sea la jurisdicción para resolver las cuestiones de deuda de la Argentina, Capitanich explicó que este tema fue dispuesto en su momento por la dictadura militar, y que el endeudamiento "se hizo sobre esa jurisdicción", lo cual se debe mantener.

La CNV investigará una "posible estafa millonaria" de los holdouts
El Ministerio de Economía criticó la decisión del juez estadounidense Thomas Griesa de mantener inmovilizado en las cuentas del Bank of New York el depósito realizado por Argentina y encargó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) investigar si se trata de "una maniobra encaminada a que los fondos buitre cobren seguros de default que ellos mismos han reconocido que tienen".

Mediante un comunicado, la cartera de Economía precisó que el titular, Axel Kicillof, "ante esta posible estafa millonaria, ha notificado a la Comisión Nacional de Valores (CNV) esta situación y ha solicitado que inicie una exhaustiva investigación que determine si este juicio no es en realidad la fachada de una maniobra especulativa en favor de los fondos buitre" para que "ganen por los bonos en default que compraron a precio vil, pero también por los derivados financieros que se cobran".

Además, el ministro criticó que "una vez más el juez llamó a una audiencia para no resolver absolutamente nada en relación a los fondos de terceros que mantiene inmovilizados" y subrayó que al impedir el cobro a algunos de los bonistas del canje, el magistrado neoyorquino "pretende someter a Argentina a una verdadera extorsión para que pague a los fondos buitre".

El comunicado agrega que el mediador Pollack "ha demostrado a través de su último comunicado una manifiesta parcialidad en favor de los fondos buitre", además de que "se ha excedido absolutamente en sus incumbencias y atribuciones al calificar de 'default' al impedimento de cobro que el mismo juzgado de Griesa impuso a algunos bonistas".

Página|12

Por qué íbamos con Alemania

Un periodista español publicó una nota en el diario El País donde criticó a los argentinos y justificó su preferencia por Alemania en la final del Mundial.

Los españoles deseábamos casi unánimemente la derrota de Argentina en la final del Mundial porque nos pueden los estereotipos

Por Ramón Muñoz, El País

Le echamos la culpa de todos nuestros males financieros. De los recortes y el austericidio que sufrimos los países mediterráneos. Les responsabilizamos del euro fuerte, los minijobs y la bajada de salarios. A su canciller Merkel la ridiculizamos como a una paleta glotona con espuma de cerveza espurreándole por la boca, y a la menor protesta sacamos en romería su imagen, caricaturizada como una oficial de la SS o como una vampira colega de farras del uruguayo Luis Suárez. Y, sin embargo, cuando se enfrentaron con Argentina en la final del Mundial de Brasil, todos íbamos con los alemanes.

Decían los sondeos previos que el 70% de los españoles queríamos que ganaran los prusianos. Y cuando Mario Götze marcó en la prórroga, el aullido unánime que recorrió las calles desiertas de Madrid confirmó que no siempre las encuestas se equivocan. ¿De dónde surgió de repente esa empatía teutona? Intuyo que más que el afecto hacia los alemanes nos pudo el recelo contra los argentinos. Sé que es políticamente incorrecto y que me crujirán en Twitter por decirlo pero creo que argentinos y españoles nos profesamos un odio mutuo.

Tiraré de estereotipos para explicarlo. No digo que los comparta ni que sean justos. Simplemente funcionan para explicar, por ejemplo, por qué vemos a todos los argentinos como porteños buscavidas y gigolos. Y por qué ellos nos ven como gallegos brutotes con mierda de vaca entre las uñas y con aires de virreyes.

Odiamos a los argentinos porque creemos que hay que utilizar el satélite de Google Maps para observar el tamaño de su ego. Nos irrita su verborrea, sus metáforas freudianas, las hipérboles retóricas que usan para describir el asunto más nimio. Por eso, no podemos ni ver a Valdano o a Menotti, aunque cuando les escucho y comparo su lenguaje con el verbo pelado y macarra de Camacho o de Clemente, los antecesores de Del Bosque en La Roja, me pregunto si pertenecen al mismo escalón evolutivo o si nuestros bravos seleccionadores se quedaron en el rellano del primer piso.

Los jugadores argentinos nos parecen marrulleros, violentos, al servicio del antifútbol. Olvidamos que un tal Andoni Goikoetxea, que fuera seleccionador de nuestras jóvenes promesas, aún exhibe como un trofeo las botas con las que le quebró el peroné a Maradona, el extraterrestre argentino que mejor ha tocado una pelota sobre la faz de la Tierra. Goiko tiene otro trofeo, el que le otorgó The Times como jugador más violento de la historia.

Animamos a la selección alemana porque su juego dinámico y bonito era, en realidad, una prolongación del nuestro, su tiki taken era nuestro tiki taka con 10 centímetros más. Pero en Sudáfrica, España fue la campeona más rácana de la historia: ocho goles. Los alemanes casi metieron los mismos en su paliza a Brasil en un solo partido.

Y si los argentinos no son tan ególatras, si su fútbol no es tan mezquino y hasta hablan bien… ¿Por qué cuando marcó Götze yo también grité enfebrecido: “Goooool”?

Duro comunicado del ministerio de Economía por el desempeño de Griesa

El ministerio que conduce Axel Kicillof emitió hoy un comunicado sobre la causa con los holdouts y criticó el desempeño del juez del distrito sur de Nueva York: "Sigue sin resolver nada para beneficiar a los buitres".

El juez Griesa dijo que deben seguir las negociaciones con los fondos buitre

Tras una nueva audiencia en el juzgado de Thomas Griesa, el Ministerio de Economía emitió un comunicado en el que criticó duramente al magistrado y el estado de la causa que favorece a los fondos buitre. "Llamó a una audiencia para no resolver absolutamente nada", afirman.

En ese sentido, en el texto de la cartera que conduce Axel Kicillof se manifiesta: "En el día de la fecha ha tenido lugar una nueva audiencia en el juzgado del juez Thomas Griesa. En dicho encuentro, el juez denegó el pedido de Argentina de reemplazar al mediador Daniel Pollack, quien ha demostrado a través de su último comunicado una manifiesta parcialidad en favor de los fondos buitre. El mediador se ha excedido absolutamente en sus incumbencias y atribuciones al calificar de 'default' al impedimento de cobro que el mismo juzgado de Griesa impuso a algunos bonistas. Pero, además, no es mérito de Pollack que el ministro de Economía de la Nación se haya reunido con los fondos buitres, sino una muestra de buena fe de la Argentina, en el marco de la incapacidad de aquél como mediador para encontrar una solución que no sólo beneficie a los fondos buitres. Por estas razones, Argentina reiterará la solicitud de reemplazo del mediador por escrito".

"Una vez más el juez llamó a una audiencia para no resolver absolutamente nada en relación a los fondos de terceros que mantiene inmovilizados. De este modo, lejos de mantener el status quo, como lo ha denunciado la República, vuelve a favorecer a los fondos buitre, en dos sentidos", continúa el texto.

Y sigue: "En primer lugar, al impedir el cobro a algunos de los bonistas del canje, pretende someter a la Argentina a una verdadera extorsión para que pague a los fondos buitre lo que pretenden, aún cuando el propio juez sabe perfectamente que tal pretensión implica la violación de la ley argentina, así como de los contratos con el 92,4% de los bonistas que ingresaron al canje (cláusula RUFO)".

"Pero en segundo lugar, como también advirtió Argentina, puede ser ésta una maniobra encaminada a que los fondos buitre, directamente o a través de otras sociedades, cobren seguros de default que ellos mismos han reconocido que tienen. En efecto, también en el día de hoy se conoció que la sociedad privada ISDA (Asociación Internacional de Swaps y Derivados), en la que participan los mismos fondos buitre, dio lugar al pago de los seguros de default por un monto cercano a los 1.000 millones de dólares. Si bien esto no implica que la República deba pagar absolutamente nada, ya que son transacciones entre privados, favorece a unos privados a expensas de otros en intenta instalar el mensaje que Argentina se encuentra en default", agrega.

Además, sostiene: "Sin embargo, como ya lo ha reiterado la República, esta situación no configura, bajo ningún punto de vista, un evento de default. En primer lugar, porque dentro de las previsiones que figuran en el prospecto, en el punto 4.1 bajo el rótulo 'Casos de Incumplimiento', ninguno de ellos refiere a un bloqueo de cobro por parte de un juez. Pero, además, porque en ese mismo prospecto el apartado referido a los factores de riesgo prevé una situación de este tipo, otorgando el debido aviso a los acreedores que decidieran adquirir estos títulos".

"Lo actuado por el juez hasta el momento revela que su actitud, lejos de impartir justicia y generar condiciones equilibradas entre las partes, busca favorecer a los fondos buitre. ¿Cómo puede ser que haya delegado en los fondos buitre la decisión de dar un stay a Argentina, cuando estos mismos fondos podían tener ganancias multimillonarias si no arreglaban? Nunca mejor aplicada la frase 'juez y parte'. Pero lo más grave es que ya no estaríamos ante la conocida figura de "utilización de información privilegiada para favorecerse", figura condenada internacionalmente por todos los organismos de contralor, sino que estaríamos ante un insólito caso donde una de las partes, con la ayuda del juez, provoca los hechos que luego la favorece", se manifiesta.

Y concluye: "Ante esta posible estafa millonaria, el Ministerio de Economía ha notificado a la Comisión Nacional de Valores esta situación y ha solicitado que, de inmediato, se inicie una exhaustiva investigación que determine si este juicio no es en realidad la fachada de una maniobra especulativa en favor de los fondos buitre, que pretende que ganen por los bonos en default que compraron a precio vil, pero también por los derivados financieros que se cobran cuando esta sociedad ISDA lo decide. La CNV solicitará a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) información precisa sobre las transacciones con esos títulos, para investigar si los propios fondos buitre, por sí, o a través de terceros, obtuvieron ingentes beneficios al no alcanzar un acuerdo".

Infonews

 

El Talar Noticias

siglo XXI
¿Que hago con este amor eterno enredado en la red social?
¿Como surco por adentro de tu verdadero portal?
Dame la contraseña quiero ver tu corazón, sumarle a cada latido un nuevo mensaje de amor.
Parece que el antivirus considera sospechosa la imagen de mi cerebro, … es que con él enhebro cada frase singular, un toque, un twitte, un Wassapp o un mensajito del chat.
Te pienso cada momento más no te puedo tocar, equipo de realidad virtual para darte un beso total, pero al final, solo el gusto amargo de esta tumultuosa soledad.
Virtud del tiempo moderno, fugaz viajante molecular, tal vez parimos distinto y es otra forma sexual, mezclamos electrones, neutrones y protones en un encuentro casual ¿Y el amor? Una forma antigua de vivir en soledad.
Te quiero mi fibra óptica, mi objetivo celestial, mi satélite universal, te quiero como ahora, como antes o como será, viajando por las estrellas mi sonda super estelar.
El tiempo no condiciona, sobrevive a lo mortal, cada impulso magnético viajará eternamente con sólo decir “te amo” una ves. Su onda infinito testigo, o prueba, huella electrónica y fugaz de lo que hoy compartimos.
Te dedicaré entonces cada verso en mi portal, en mi perfil, en mi blog, en mi fanpage, en mi TV de Yutube y en todo lo que vendrá, cruzaré con mis protones tu núcleo tan singular, dame tu contraseña y escondánomos a amar.
Perdidos en la red ¿quién nos puede encontrar?, me borro de linkedin no me reflejo en Pinterest, siete cuentas en Gmail, cuatro en el Hotmail y dos también en Yahoo, seis correos en el Outlook configurado con contraseñas distintas, ponen cortinas al nido. Ocultando chispas y ruidos.
Dame tu contraseña… ¡¡¡ hoy quiero ser muy feliz ¡!!.
Ernesto Garcia (El Talar)

El amor en tiempos del Wassap

¿Qué incidencia tiene hoy nuestra voluntad en la potencia comunicativa de las tecnologías de la información y la comunicación? ¿Cómo se virtualizan el amor, el cuerpo y los afectos?
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SUMARIO: Las partes y el todo, por Christian Ferrer / Los Dioses Griegos en Her, por Martín Santos / Cómo vivo mi relación a distancia, por Carola Corsi / ¿What’s up con el amor? Efectos y afectos de una técnica, por Mauro Greco / Like vs Abrazo, por Ana Nemirovsky / La Máquina de los Abrazos, por Verónica Cohen / La fascinación por la otra vida, por Daniel Mundo / De la geisha iki a la jovencita de Facebook, por María Florencia Marciani / Relaciones sociales en la sociedad de la pantalla, por Diego Levis
PRESENTACIÓN
Por Daniel Mundo
El dossier que presentamos aquí quisiera ser una cápsula concentrada de fantasías por medio de la cual pudiéramos vislumbrar flashes de un futuro inminente. Lo que anuncian las tecnologías de la comunicación actuales, desde los SMS hasta el Twitter, da cuenta de una mutación en la naturaleza humana de una envergadura semejante a la que vivimos, no cuando se inventó la imprenta e ingresamos en la Era Gutenberg, sino cuando el último homínido se metamorfoseó en el primer homo sapiens. Sucede algo más que un mero cambio en la naturaleza de los medios de expresión y comunicación. Si los primates bípedos hubieran podido reflexionar, posiblemente no sólo se hubieran asustado con la nueva especie en gestación —esto es lo que ocurrió cuando algunos compañeros intervinieron en la naturaleza y la transformaron en armas de ataque—, sino que hubieran resistido y rechazado cualquier cambio ontológico: era sin duda más fácil seguir andando en cuatro patas y golpearse con los puños que armar un sistema de violencia sublimada. Si aceptaron la metamorfosis se debió a la potenciación de la fuerza que acarreaba. El acoplamiento de los hombres y las mujeres con la técnica hoy por hoy parece indetenible. O en todo caso no será con argumentos morales o políticos que miran hacia el pasado como podremos neutralizar los golpes que tal hibridación trae consigo. En la visión del futuro que somos capaces de soportar, todo redunda en agigantar lo que hoy recién despunta. Confiamos, sin embargo, que la metamorfosis será matizada por la interface humana. Pero también sabemos que en un cierto momento el destino de la vida se independizará de ella, si no lo ha hecho ya.
¿Qué incidencia tiene hoy nuestra voluntad en la potencia comunicativa de las tecnologías de la información y la comunicación? Es más, ¿de qué manera esta voluntad puede torcer la función para la que fue creado el medio, el dispositivo o la aplicación, y llegar a preservar o inventar un concepto de comunicación distinto del que proponen las tecnologías de la comunicación? Si el dispositivo acepta 140 caracteres y es técnicamente imposible modificarlo la tarea consiste en ver cómo nos amoldamos mejor a él —quizás haya que escribir una novela que sea la sumatoria de miles de enunciados de 140 caracteres; o montar una película con fragmentos extraídos de youtube. Nuestra sensibilidad se adapta al formato de videoclip, al formato del WhatsApp o al que se le imponga. Supone un cambio en nosotros mismos semejante al que nos exige la lectura de un libro de Cervantes o de Garcilazo de la Vega: ellos hablan otra lengua, una lengua muerta. Así como ellos dejaban atrás una sociedad señorial en la que los caballeros se batían a duelo, nosotros estamos abandonando un mundo en el que el amor funcionaba como un pilar sólido en la cohesión social: era un contrato eterno que la voluntad humana no debía romper. Hoy descubrimos por fin el mito que suponía tal idea, y la desigualdad que imponía. Cualquier limitación o potenciación técnica de expresión termina colapsando contra nuestro imaginario amoroso y contra las relaciones afectivas que nos vinculan con los otros. La consigna de que el afecto suponía una relación no técnica o era una expresión natural de nuestro ser auténtico, como otros tantos prejuicios hermosos, defeccionó: el amor a primera vista. No es un problema de racionalización o de invasión de la corporalidad por una lógica alienante. Como sabemos, nos seguimos enamorando, seguimos sufriendo si nuestro amor no es correspondido, seguimos buscando maneras de que las cosas nos afecten de manera singular. Aunque si lo pensáramos un poco, ya no sabríamos bien qué significa amar o ser afectados por algo. O qué significará amar virtualmente. O si hay un amor que no sea virtual.
¿Cómo se virtualizan el amor, el cuerpo y los afectos? La primera obviedad que hay que descartar es la que postula que si un cuerpo se virtualiza significa que pierde su consistencia real, material, su ser cuerpo. A lo virtual mal se lo emparenta con irreal. Pero la virtualidad es una potencia del cuerpo, y una dimensión de lo real —quizás la dimensión de su representación, no porque sea lo que se representa sino porque es lo que posibilita cualquier representación, el afuera constitutivo de lo representado. La virtualidad es lo que nos hace enamorar de una persona: uno se enamora o se acuesta con la virtualidad de un cuerpo, no con una cosa de carne, sangre, sudor y huesos. La mediación simple, la mediación tal como la vivimos con los llamados mass media, pareció neutralizar la virtualidad, la virtualidad del medio y la de la realidad a la que el medio hacía referencia, como si hubiera unidimensionalizado una y otra. El multimedia y las multimediaciones elevaron la potencia del poder del medio, que ya no compite con la realidad por ver quién se queda con la hegemonía ontológica: la realidad-real o la realidad-mediática; sino que organizó una auténtica realidad paralela que mantiene con la realidad a secas múltiples puntos de interconexión. Nuestro cuerpo es uno de ellos. El aparato que concentra aplicaciones y programas de conexión, otro. Porque el yo que se expresa por el multimedia, el yo originario que se pone en contacto por su intermedio, no es el yo corporal ni el yo anímico-corporal, es el yo consciente, el yo contenido, el yo transparente para sí mismo que sabe lo que quiere y que es capaz de decirlo exactamente como debe hacerlo. En el universo postmediático los vínculos se originan con el conocimiento del texto mediático que el otro utiliza para presentarse. El yo corporal, en cambio, la presentación en persona, se convirtió en un ente premediático al que accedemos tardíamente, un medio de comunicación relegado al cofre de las maquinarias vetustas.
Hay que tener en cuenta, además, que las tecnologías que llevan a cabo esta mediación comunicativa —como cualquier otra tecnología— no son meros instrumentos que vinculan de manera neutra a sus usuarios: la herramienta transporta consigo todo un conjunto de prácticas, códigos y saberes que si bien pasan desapercibidos, organizan el mundo, inventan deseos, corroboran o superan las potencias humanas. En la línea de la aldea global, diría que las tecnologías de la información y de la comunicación amplían el radio espacial de afectividad y minimizan el tiempo de separación. Es un dato periodístico: familias divididas cuyos integrantes viven parcial o constantemente en lugares geográficamente lejanos que encuentran en la tecnología el medio de estar más o menos presentes: padres e hijos, novios y novias, familiares que por cuestiones laborales o porque de hecho se conocieron en la web viven separados, conectados permanentemente al dispositivo tecnológico para hablar, escribir, verse o encontrarse virtualmente. Como sea, esta tecnología acarrea hábitos y dinámicas de actuación propios, que pueden o no expandirse hacia otros medios. El cuerpo es el que procesa toda esta información excedente. Por ahora, sigue implosionando aquí y allá.
Hablemos de sexo
Por supuesto, entre las prácticas que estas mediaciones facilitan se encuentran el amor y el sexo. Las páginas que relacionan perfiles de “solos y solas” que ansían conocerse redundan en una misma lógica: cada uno se presenta como alguien especial y diferente, que cuando explica por qué lo es termina argumentando igual que todos los demás. El sexo virtual no remite solo a la proliferación de páginas pornográficas y su accesibilidad inmediata; incluso este camino de la sexualidad supone una práctica sexual bien distinta a lo que comúnmente entendemos por sexo, porque es un sexo en el que indefectiblemente se necesita la mediación de una pantalla para entrar en conexión con el otro y principalmente con las propias fantasías. Esto implica un arte del mostrarse, del estimularse, del excitarse muy distinto al que implica un sexo entre cuerpos materiales y olorosos. Más lúdico en un punto, pero también más solitario. Una soledad en la extrema promiscuidad.
La corporalidad virtual se da por una serie de factores. Uno ya lo nombramos, tiene que ver con el derrumbe de la familia nuclear inventada en la época moderna como engranaje para reproducir la lógica productiva del capitalismo, con roles y estereotipos muy marcados. Las relaciones afectuosas que nos eran dables vivir estaban condenadas a concretarse en el interior de ella. ¡Hasta se la representaba como el epítome del amor! La estructura familiar que viene en su reemplazo aún está definiéndose, pero lo que no cabe duda es que en ella la mujer cumplirá una función muy distinta a la que cumplía en la familiar monogámica, y por ende también los hombres, los hijos y la tecnología: ésta se va convirtiendo velozmente en uno de los dispositivos primarios de socialización, quizás el principal, que puja por sacar de escena a los padres y a la escuela. En última instancia se trata de una disputa entre medios.
Es la lógica productiva misma del capitalismo tardío la que tiene en la tecnología su plataforma de lanzamiento. La tecnología es tanto la mercancía más comercializada de las que se producen en este momento histórico —material y simbólicamente—, como también es la estructura a la que toda la producción se adecúa para organizarse y producir. Las tecnologías de la información y la comunicación consuman por un lado el dato primario de la época moderna, pues al mediatizar todos los vínculos decantan como yo auténtico al sujeto consciente, dueño de sus actos y sus palabras, que comunica desde el otro lado de la pantalla del modo más claro y cartesiano posible. Esta coronación del yo abstracto como Sujeto de la Técnica no implica que estas tecnologías sean indiferentes a la dimensión sensible del yo, esa dimensión caracterizada por la proximidad y el contacto; más bien convirtieron a la sensibilidad y a la afectividad del consumidor en el objetivo a producir y gestionar. En primera instancia de modo chapucero y represivo, conteniendo su despliegue, minimizando su capacidad de instituir sentido; luego, de manera cada vez más sofisticada, incorporándola como un valor a cuidar: el capitalismo de los padres comprensivos en el que el contacto humano y la proximidad corporal se viven predominantemente por intermedio de una pantalla.
¿Por qué ocurre esto? Por decenas de motivos y determinaciones, desde la transformación de los espacios comunes hasta su desaparición, en algunos casos; por la facilidad de instalación de estos apósitos de comunicación que se amoldan rápidamente a las exigencias de la vida diaria; por la inmediatez y la velocidad a la que tienden las relaciones intersubjetivas; por la precariedad y la contingencia de cualquier vínculo; porque de alguna manera ya no vivimos en un capitalismo expansivo, en el que el capital conquistaba mercados y convencía a poblaciones enteras con sus productos (pareciera que ya no quedan espacios ni personas a colonizar): vivimos en un capitalismo intensivo en el que al cliente/usuario ya no se lo quiere seducir o convencer, se lo quiere implicar, se lo quiere comprometer con la marca, que titila como su forma de vida deseable. Ni la familia ni la religión ni el Estado tienen ahora la función de socializar a sus infantes, lo hace el mercado y en particular por medio de los multimedios híperactivos. Se trata de convertir la totalidad de las experiencias personales y de los vínculos afectivos en textos mediados por diversos mecanismos de procesamiento, desde vendedores de ofertas imperdibles hasta aplicaciones infalibles de comunicación. Pero esta mediación no supone impersonalidad, racionalización, desafectación, como podía ocurrir en la era de los medios masivos; la lógica empresarial que lleva a cabo esta tarea hoy no rechaza el afecto, más bien lo procesa y lo estimula, a su manera: en marcos fuertemente estandarizados de presentación, identificación, interpretación, filiación y valoración. El afecto sentido está tan prediseñado como el comportamiento interpersonal y la interacción con otros. Pues el valor productivo de una persona no se basa ahora en su fuerza de trabajo o en su capacidad de gasto, o no sólo se basa en ellos; se basa en su condición de propietario de una vida que desea socializarse, que busca ansiosamente empatía y afecto verdadero. En última instancia, lo que se llama capitalismo emocional produce antes que nada estados de ánimo que se viven como únicos, propios, singulares, y que van del desasosiego hasta la exaltación, y que son fabricados y distribuidos en masa. Esta especie de ignorancia sobre nuestra propia sensibilidad y gusto —que se vive como si conociéramos minuciosamente lo que nos gusta y lo que nos disgusta— sucede porque todavía imaginamos que nuestra corporalidad, nuestra afectividad, nuestras emociones, nuestro estado anímico representan impulsos instintivos y naturales intocados por la cultura y las políticas de gestión. Lo mismo sucede con el sexo: se lo imagina como la acción natural y pulsional irrumpiendo en el medio del orden social, cuando es el resultado de ese orden. Es el imperativo de la felicidad y el disfrute lo que fabrica frustración y resentimiento.
Todavía contamos con la opción surrealista del amor loco, esa “enfermedad” que para Freud hay que superar lo más rápido posible, cuando todo está aún por descubrirse y lo que se va conociendo lo reconfigura a uno: nuestra virtualidad empatizando con la virtualidad del otro. Es el instante en que uno se olvida que todo conocimiento y todo descubrimiento dependen de una perspectiva, y que lo que uno descubre del otro supone siempre otra cara que se oculta, que un gesto que se ve implica otro invisible y que una palabra que se escucha, decenas de otras que no se oyen. En la relación amorosa esta verdad de Perogrullo aparece en toda su radicalidad salvaje, porque muchas veces no logramos convencernos de que esto que amamos hoy es lo mismo de lo que nos habíamos enamorado ayer. Se termina ignorando quién es el otro, y también quién es uno. Antes, esta ignorancia se “solucionaba” con obligaciones: el amor suponía un compromiso para toda la vida, un compromiso que el hombre vivía de cierta manera y la mujer vivía de otra, e “ignorancias” de lo que ocurría alrededor de esas obligaciones. La familia burguesa funcionaba bajo está lógica.[1] El último censo realizado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires vomita otros datos: en más del 60 % de los hogares porteños viven tan sólo una o dos personas, y casi el 40 % de las mujeres no tienen hijos. Son profesionales. Son independientes. Salieron al mundo.
Encuentros en la web
Al mismo tiempo ese mundo se achicó. Los lugares públicos a la vieja usanza o desaparecieron o se convirtieron en espacios privados y cercados: la tanguería, el boliche, el trabajo, la institución educativa, la militancia. Los parques, las plazas, la rutina del barrio, en cambio, se metamorfosearon en peloteros multicolores —salvo que se tenga un perro y se lo pasee todos los días al mismo horario. O en páginas de citas. Es cierto que todavía queda un resabio de resquemor cuando un amigo confiesa que conoció a su pareja por medio de estas páginas, o por alguna aplicación que detecta perfiles compatibles a cinco kilómetros a la redonda. Como si esta mediación tecnocomunicativa enturbiara un vínculo que de otro modo sería más puro. Cuanto menos mediación tecnológica, más naturaleza. Todavía funciona esta fórmula.
Hace no muchos años, cuando recién aparecieron las páginas y los blogs, el gran tema de debate consistía en la fractura de la identidad, en la multiplicación de yoes que la virtualidad propiciaba, en el engaño por medio del cual el lobo se disfrazaba de caperucita virtual y atacaba a la víctima inocente —de vez en cuando todavía aparecen noticias de niñas indefensas citadas por medio de Internet. Por un lado, la contranoticia constata que seguimos deseando el face to face, el contacto corporal, el conocer realmente al otro en persona de carne y hueso. Por otro lado, las redes sociales hegemónicas, Facebook en primer lugar —posiblemente la red social virtual más exitosa a comienzos de la segunda década del siglo XXI—, revirtieron esta paranoia: no hay manera de zafar del yo, el yo y solo el yo puede “compartir”, “subir”, “votar”, “gustar” o vincularse. De hecho, según encuestas especializadas, el primer uso que la gente hace de Facebook consiste en rastrear los paraderos de personas que dejaron de verse hace años (compañeros de la escuela primaria, para ser más específicos), y que, o por casualidad o persiguiendo algún tipo de interés, se reencuentran en la web. Se busca, en primer lugar, lo conocido y perdido. La reafirmación de la identidad.
Necesitamos pilares que corroboren nuestra identidad, un documento que avale nuestra memoria, presencias que materialicen los fantasmas de nuestro pasado. ¿Cómo puede ser que nos hayamos olvidado de toda nuestra infancia? Seguimos imaginando nuestro sexo relacionado con nuestra corporalidad de siempre. También nuestro afecto y amor. Pero el sexo, el amor y el afecto cambiaron de sentido con el paso de un medio a un multimedio. Tal vez Crash o Tetsuo pertenezcan aún al reino de la ciencia ficción, algo anuncian, igual: el pene como un taladro, el auto y el choque como fuentes primarias de placer. ¿No hablaba acaso Foucault de una desexualización del placer? Basta pensar qué ocurre cuando vibra el teléfono celular justo en el instante en que uno está cogiendo: hay tres opciones: se es capaz de suspender el acto sexual y chequear la llamada o el SMS; se puede seguir cogiendo y al mismo tiempo chequear la llamada o el SMS; o podemos abalanzarnos sobre el aparato ni bien terminamos. Sea como sea, lo que no cabe duda es que el timbre del teléfono o de cualquiera de las “últimas” aplicaciones transforma la experiencia, incluso las más íntimas. O principalmente éstas. ¿Cómo cenar con alguien que apoya su aparato multimedial sobre la mesa? No hay comida o entorno romántico que revierta ese hecho.
Apareció el prejuicio. ¿Por qué debería molestarnos que alguien se ría de lo que acaba de leer en su aparato, y que nada tiene que ver con lo que venía charlando en persona? ¿Qué miedo incontrolable nos perturba que no nos deja aceptar que el otro esté en más de un lugar a la vez y mantenga n cantidad de vínculos al mismo tiempo que conversa con nosotros? ¿Qué sueño de exclusividad perseguimos? Entre las muchas respuestas que podríamos invocar, me inclino por creer que esto sucede porque no aceptamos, porque no nos atrevemos a aceptar que el amor es un invento con una fecha de fabricación y otra fecha de caducidad. La charla a media luz no dejó de ser un objetivo a conquistar, pero ya advertimos que la tragedia de Romeo y Julieta —paradigma de la relación amorosa moderna— es un engaño, que Romeo era un idiota que comenzó a perseguir a Julieta porque lo había despachado antes otra mujer, y que Julieta nunca conoció a Romeo casi de ninguna manera. He aquí la tragedia del amor moderno, pasión, idiotez y suicidio. El amor mutó su significado: antes era desenfreno y paciencia, cuidado, perseverancia y algo así como fidelidad; hoy, sexo express con cama afuera, citas eventuales, intercambio de fotos retratando las vacaciones de cada uno. ¿Qué nos obliga a despertarnos todos los días de nuestra vida con otra persona que se levanta de malhumor y con olores insufribles? ¿Qué función cumplen los celos en una relación amorosa? ¿Son sostenibles todavía?
Es mentira, también, que las tecnologías de la comunicación actuales tengan solo una función espuria de impedirnos conocer al auténtico amor de nuestras vidas. Uno tranquilamente puede enamorarse como nos enamorábamos antes de alguien que conoce virtualmente. Por otro lado, el WhatsApp puede servir perfectamente como un medio eficaz por el que concretar una discusión que de otro modo termina a los gritos o en llanto. Es un avance civilizatorio en las formas de saldar las discusiones matrimoniales. Uno puede enamorarse de la voz de la telefonista tanto como de un “perfil” que se dibuja en la pantalla. La naturaleza humana es plástica, se adapta con facilidad a los cambios de su medio ambiente. Y hoy uno de los medios ambientes en los que vivimos se desenvuelve en la red. Adáptate o perecerás.
Una mirada posible
Los ensayos aquí reunidos tratan de pensar estas alternativas. Ningún destino está escrito, depende de decisiones existenciales y políticas. La cuestión consistirá en adivinar si estas decisiones ya no se tomaron. Los ensayos de Christian Ferrer, Diego Levis, Verónica Cohen, Mauro Greco y el mío, así lo sugieren. El de Martín Santos presenta el marco político empresarial que respalda esas decisiones (le agradezco la imagen de Bansky que puntúa el dossier). El trabajo de María Florencia Marciani narra la doble faz del Jano multimedial, solo que tiene que retroceder cientos de años e irse hasta el extremo Oriente para vislumbrar la luz. Los ensayos de Caro Cossi y Ana Nemirovsky, de lejos las autoras más jóvenes del dossier, piensan la relación mediada, pero porque la sufren: si critican los vínculos que se entablan por medio de los actuales dispositivos y aplicaciones tecnocomunicacionales, lo hacen sin dejar se aceptarlos como una opción real y efectiva en el nuevo orden afectivo. El vídeo que acompaña al dossier lo aportó Ariel Idez. Ana Centeno y Mariela Genovesi trabajaron de manera incansable aportando ideas y textos, mi eterno agradecimiento.

[1] Podríamos considerar la legalización del divorcio como el derrumbe del último eslabón de eternidad que aún sobrevivía: ni la religión ni el Estado son capaces ahora de prometer la sobrevivida de un vínculo radicalmente precario y contingente. Depende de la paciencia y del saber de los seres humanos.

Todo pasa: una oportunidad para nuestro fútbol

Tras la muerte de Julio Grondona se abre una nueva etapa, con el peligro de las gestiones empresariales con Tinelli a la cabeza, y el desafío de recuperar y sanear la economía de los clubes.
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Por Juan Ciucci
Es una obviedad decir que se fue el último de una estirpe dirigencial en Argentina que cosechó tantos triunfos como derrotas, elogios y críticas. Sus números pueden evaluarse de modo positivo en la Selección Nacional, dónde sin dudas dejó su marca para la historia.
Pero en el fútbol local su interminable reinado en la AFA brinda una imagen borrosa, la delmandamás que logró imponerse sobre todo y todos según sus propios designios e intereses. Que supo regalarle a TyC el fútbol, privando a quienes no podían acceder a las canchas de ver los partidos en vivo. Esa gestión fue la más clara imposición de la lógica comercial en el fútbol.
Los otros puntos oscuros del dirigente fueron la creciente importancia de los barras en la política interna de los clubes (algo que no depende solo de él, pero que en tantos años no supo, pudo o quiso batallar) y la poca transparencia en los números de los clubes y de la AFA.
Quedarán en el recuerdo las innumerables denuncias sobre su persona, como aquella que afirmaba su acuerdo con Carlos Avila al sostener que Platense, Ferro, Argentinos Juniors y Huracán no eran clubes viables para jugar en primera división (a su muerte, los cuatro equipos juegan en las categorías del ascenso nacional).
Se abre la oportunidad para que la Asociación del Fútbol Argentino pueda lograr el saneamiento económico de los clubes y una mejor distribución de los ingresos. Y el refuerzo de las categorías del ascenso, algo de suma urgencia para la C y D.
En esta nueva etapa el riesgo mayor para nuestro fútbol viene de la mano de los empresarios que han comenzado sus carreras dentro de los clubes. El modelo europeo de clubes-empresas, con el ejemplo de Macri que hoy tiene a Marcelo Tinelli como emblema. De la mano de un discurso que viene a “trasparentar” las cuentas de los clubes, son la llave de acceso a la privatización del fútbol argentino. Quedará en manos de los socios e hinchas qué nos depare el futuro, partiendo de la herencia que nos deja Don Julio.

"En vez de contar días, Massa debería dejar clara su posición sobre los fondos buitre"





Así lo aseguró el concejal de Tigre, Federico Ugo. "Quienes vivimos y trabajamos en Tigre, conocemos de cerca su lógica publicitaria".
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“Massa otra vez busca aparecer en los medios con cartelitos, frases vacías y chicanas baratas, pero no se le cae una propuesta legislativa seria ni por casualidad”, aseguró el concejal del FpV Tigre, Federico Ugo.
“Ahora cuenta los días porque no puede contar su proyecto político, que es el de los fondos buitres, el de volver a la patria ganadera y a un modelo de país para pocos, como ya demostró en Tigre”, agregó.
“Quienes vivimos y trabajamos en Tigre, conocemos de cerca su lógica publicitaria: algunas obras en el centro de la ciudad, presupuesto para los alrededores de los barrios privados, palmeras en el corredor turístico y mucha pauta para que los medios construyan la idea de la Miami argentina”, aseguró el concejal.
“Sería bueno que en lugar de pensar en estrategias publicitarias, se ocupe de dejar en claro cuál su posición con respecto a los fondos buitres y a qué deben las visitas que realizó a los Estados Unidos a principios de este año”, afirmó. “Y que se ponga a trabajar ahora mismo por las necesidades de nuestros vecinos, que no pueden esperar 500 días para los serios problemas de vivienda, salud y contaminación que sufren a diario”, concluyó.