miércoles, 5 de marzo de 2014

La Universidad de Solano Lima

Entrevista a Vicente Solano Lima de Francisco Ferrara publicada  en la Revista Cuestionario de mayo de 1974
Es un raro ejemplar político. Conservador, fue un decidido adversario de Perón en otros tiempos. Pero, poco a poco, fue distanciándose de sus correligionarios y, sobre todo a la caída del peronismo, se mostró favorable a una política de unión nacional. Fundó el conservadorismo popular y, pasando por alto la aparente contradicción que significa ligar al pueblo con la conservación de un sistema que no lo favorece, Vicente Solano Lima se convirtió en figura prominente de un frente inorgánico que se designaba con expresiones tan difusas como “movimiento nacional”. Candidato a presidente en 1963 por el Frente Nacional y Popular, que incluía al peronismo, Solano Lima (”El presidente que hace falta en la Argentina”, según rezaba la propaganda), fue de hecho proscripto por el régimen de Guido, que opuso múltiples trabas a la fórmula que él integraba junto con Carlos Sylvestre Begnis. Su carrera política parecía terminada cuando Perón lo eligió para secundar a Cámpora. Vicepresidente hasta que le pidieron la renuncia, no sufrió, tras la caída, ninguno de los ataques que debió soportar el resto del gobierno camporista. Seguía contando con la confianza de Perón, quien lo designó Secretario General de su presidencia, y -a la vez- conservó la condición de ser una de las pocas figuras confiables para la juventud. Por eso, sin duda, terminaron confiándole la problemática Universidad de Buenos Aires. ¿Qué piensa hacer con ella? Es lo que procuró indagar Francisco Ferrara:
¿Qué tipo de Universidad es la que se proyecta?
Una universidad democrática para el pueblo, con un alto nivel intelectual.
¿Está ese proyecto universitario integrado al otro, más amplio, que es el nacional?
Desde luego. Todo constituye una concatenación, y este proyecto es el afianzamiento de los nexos entre la Universidad y el Estado, y una identificación perfecta entre la conciencia universitaria y el país.
¿Eso no lleva a propiciar una Universidad de masas, integrada a la producción, interrelacionada con las fábricas?
Claro, cuando nosotros hablamos de identificación con el país, queremos significar eso mismo, es decir, poner en comunicación a la Universidad y sus actividades con la producción nacional. Y que además desde la Universidad se preste auxilio y consejo, mediante estudios, a los gobiernos de la Nación y las provincias, a los efectos de una mejor realización de la obra que está a su cargo.
La Universidad del pueblo exige, aparte de esta gratuidad formal que hoy existe, el allanamiento de los accesos a la misma y la gratuidad efectiva. Por ahora, sólo son gratis las clases. En cambio, textos, instrumental, suponen fuertes inversiones. ¿Habrá subsidios? ¿Se podrá transformar a Eudeba en una Editorial para los universitarios? ¿Se podrían levantar, con el trabajo de los propios estudiantes, laboratorios y fábricas de materiales? ¿Habrá, en una palabra, una política tendiente a que las puertas de la Universidad estén realmente abiertas al pueblo?
Ese es el propósito. Se trata de una empresa de gran aliento porque la Universidad ha estado reducida a ser una isla, completamente independiente de los latidos de la vida nacional. Se trata, ahora, de hacer un ensamble perfecto. Los estudiantes prestarán una valiosa colaboración en ese sentido y el espíritu de la Universidad tenderá hacia ese logro. Nosotros pensamos que EUDEBA -que se mantendrá como empresa de la Universidad- deberá ser reorganizada y secundada en su esfuerzo para cumplir su cometido. Lo mismo los estudiantes, puesto a su tarea sin eludir ninguna responsabilidad, formarán los grupos que edificarán laboratorios, prepararán salas de investigación, montarán aparatos de estudio. Es decir, el trabajo proficuo que debe mediar en la Universidad para que ésta produzca sus frutos. No se trata de expender al interior del país diplomados, se trata de crear hombres en condiciones de comprender sus responsabilidades en la vida nacional y de realizar un gran esfuerzo conjunto -comunitario, diríamos- a los efectos de transformar el país, de agrícola-ganadero en país industrial y con alta capacidad de investigación.
Asegurada esta política que quite a la Universidad la condición de privilegio económico, ¿no cree usted que deberá elevarse el grado de exigencia académica y de disciplina, no en el sentido liberal, apolítico, retardatorio, sino en un sentido revolucionario: disciplina y rigor científico para formar los técnicos que implementarán la liberación?
Desde luego. Ahora, nosotros debemos rehuir el mero cientificismo y procurar que la ciencia que se desarrolle aquí sea posible como un anticipo de la praxis, mediante la cual se redundará en un esfuerzo productivo para el país. Nosotros creemos que los estudiantes deben ser más ayudados económicamente, por medio de pensiones, becas y aún ayuda económica a sus hogares. Me alarma el bajo índice de estudiantes hijos de familias obreras. La gran población de la Universidad se compone de gente venida de clase media -pequeña y mediana- que es la que ha producido la llamada irrupción en los claustros. Nosotros tenemos mucho interés en que los obreros se asocien a la causa de la Universidad y queremos propender a una política de aproximación de la C.G.T. con la Universidad. Nada nos separa y todo nos une con ellos. De manera tal que en mis próximas gestiones me voy a ocupar de buscar en los medios obreros puntos de apoyo para que la Universidad sea comprendida y se ponga al alcance de los hogares obreros, mediante una plataforma económica y despertando en los obreros el sentido de la ciencia y de la técnica.
Para que ese propósito sea factible. ¿No cree usted que será necesario superar algunos antagonismos que, no por falsos han sido menos efectivos, entre estudiantes y obreros? Ha habido, en nuestra historia reciente, estribillos anti-estudiantiles entre los trabajadores, así como una explícita desconfianza estudiantil hacia las direcciones sindicales. ¿Cómo piensa usted resolver estas cuestiones?
Yo creo que esa antinomia ya ha desaparecido, porque el general Perón ha demostrado que el acceso de las clases obreras a todos los ambientes de la cultura, de la ciencia, del arte, o de la investigación, ha aniquilado la idea de clase. Mientras el movimiento obrero se valió de una premisa clasista, se divorció de los otros sectores del país. Pero destruida la idea de clase y buscando la creación de la verdadera comunidad organizada, es evidente que se podrá obtener un acercamiento y una comprensión entre universitarios y obreros. Pienso, con respecto a esto, que cada vez que los universitarios tienen una reivindicación de orden popular, siempre piensan que serán acompañados por los obreros. No hay ningún motivo para que haya una división, y menos con un pensamiento clasista.
Usted ha dicho que se propone incorporar a la Universidad los contenidos de unidad y concordia nacionales que en el plano político general orientan la acción del gobierno. ¿De qué modo se traducirán en el desempeño de sus funciones, en lo específico universitario, esos contenidos?
La Universidad no debe estar en manos de ninguna tendencia filosófica o doctrina en forma exclusiva. Lo que el presidente de la República desea es que se repita, en la constelación universitaria, lo que ocurre en el ámbito político nacional: la aproximación de todos los grupos, la coincidencia de todos los partidos y de todas las tendencias, así como de todas las doctrinas y definiciones filosóficas. Desea, además, que la Universidad sea un reflejo del pensamiento nacional, para que el mundo político, intelectual y social sea reflejado totalmente en la Universidad como si ésta fuera un espejo.
¿Qué forma posible de expresión tendrá esa orientación en la distribución de los decanatos y demás cargos de dirección en las distintas facultades?
Mientras los decanatos pudieron ser designados por mí mismo, yo he tratado de dar representación a otras fuerzas, sobre todo a las que lo solicitaron. En cierta manera, ello se ha logrado. En cuanto a la política a seguir dentro de la Universidad, no será una política de partido, sino totalmente operativa, y en consecuencia los futuros concursos para designar profesionales serán garantidos y podrán ingresar como tales los hombres de todas las tendencias políticas conocidas. Además, no habrá en ese sentido ningún prejuicio de ningún orden. En consecuencia, lo que la Universidad necesita -que es establecer esa pluralidad de opiniones de que hablo- lo pondrá en práctica con concursos que sean realmente garantía de evaluación de la capacidad de los postulantes. Si nosotros logramos no proyectar ninguna sombra política sobre los concursos, la Universidad tendrá una representación de lo que es el país entero desde el punto de vista intelectual.
Precisamente, las alternativas en torno a la designación de decanos, en ciencias exactas (Dussel versus Sadosky) y arquitectura (notorias dificultades para asumir su cargo por parte del arquitecto Ibarlucía) hacen presuponer la existencia de agudas luchas de tendencias, apuntadas a la obtención del control de puntos clave. ¿Pondrá esto en peligro la enunciada política de unidad y concordia?
Creo que no, de ninguna manera. El caso del doctor Sadosky por ejemplo, una autoridad de gran prestigio científico, se debió al exceso de sensibilidad de él mismo, quien quiso contar con el consenso de la casi unanimidad de los estudiantes. Pero me consta que los estudiantes que propiciaban al decano Dussel respetaban y respetan al doctor Sadosky como uno de los grandes profesores de la Universidad, y están dispuestos a recibirlo como maestro, como ya lo hicieran durante tantos años. En cuanto al arquitecto Ibarlucía, fue una cuestión de comprensión recíproca y de cambio de ideas, que culminó en un acuerdo. Yo he pensado siempre que, en el caso de los decanos que aseguraban el orden en sus facultades, que tenían el consenso general de los estudiantes y que no eran impugnados por sus colegas profesores, era mejor continuar con ellos y no alterar las situaciones creando nuevos problemas.
La composición del Consejo Asesor del Rectorado presenta algunas particularidades, como, por ejemplo, la presencia del ingeniero Martínez, desplazado de la dirección de la Facultad de Ingeniería, y la inclusión de ex rectores como el doctor Olivera y el ingeniero Fernández Long. ¿Qué papel jugará ese consejo en la reorganización universitaria?
Es un consejo de asesoramiento, del cual yo pienso valerme para las cuestiones fundamentales de la reforma universitaria de que se trata. Yo aprovecharé su experiencia y su dominio del problema universitario para ser aconsejado.
¿Cuál será la representación estudiantil y no docente en ese consejo?
Todavía no está determinada, ya que el Consejo está en plena formación. Pero dada la calidad de la tarea que tendrán estos consejeros, estimo que no es indispensable la representación de los estudiantes, que por otra parte pueden llegar al rectorado cuando lo deseen y exponer aquí sus puntos de vista con toda amplitud.
¿Cómo piensa encarar usted la contradicción producida por un estudiantado notoriamente politizado y la prohibición que el capítulo quinto de la ley universitaria establece para las actividades políticas en las casas de estudio?
Yo creo que ese artículo se refiere a las actividades de tipo proselitista a favor de tal o cual partido -que es lo que se prohíbe- pero no alcanza el proselitismo de las corrientes de ideas, que en la Universidad poseen una libre expresión. Yo tengo una tendencia a interpretar ese artículo con una intención muy amplia, de manera de llegar a la conclusión de que está permitido, dentro de la Universidad, discutir los grandes problemas nacionales. Si hay estudiantes conservadores, radicales, peronistas o socialistas, ellos podrán sostener los puntos de vista de sus partidos con respecto a problemas fundamentales del país, ya sean económicos o sociales. Un problema de soberanía, por ejemplo, puede ser discutido dentro de la Universidad y es también una cuestión política.
Al parecer, las tendencias estudiantiles se aprestan a dar batalla sobre dos cuestiones particularmente explosivas del ámbito universitario: la democracia interna y la escasez presupuestaria, incrementada esta última por el reciente ingreso de 70.000 nuevos alumnos. ¿Qué respuestas tendrá usted ante estos reclamos?
Con respecto a la cuestión presupuestaria, yo acompaño, en grado máximo, la aspiración de los universitarios - profesores y alumnos - en el sentido de asegurar una estabilidad económica para la Universidad que no impida su desarrollo ni el cumplimiento de sus grandes fines nacionales. La irrupción masiva de contingencias estudiantiles en todas las facultades, debe ser correspondida por el Estado adecuando los locales, el número de profesores, el equipamiento, a las nuevas necesidades de la Universidad. Ese problema debe ser resuelto por el Estado con urgencia. En cuanto a la participación estudiantil dentro de la vida universitaria, creo que no puede motivar ninguna inquietud porque la ley asegura el sistema democrático. Se ha impuesto, por ella el sufragio obligatorio y universal de los estudiantes. Además, se va a dictar una reglamentación para el encuadre de todos los grupos organizados dentro de la Universidad, no sólo de profesores sino también de alumnos. De manera que la representatividad estudiantil quedará así asegurada, y el libre juego de las ideas, la posibilidad de debatir asuntos, no solamente científicos, sino de interés nacional, determina que haya un amplio espíritu de democracia universitaria.
Consultados algunos nucleamientos estudiantiles acerca de esta medida que usted menciona, expresaron preocupación por los alcances de tal reglamentación de las organizaciones, los que podrían implicar un tipo de control o fiscalización interna. ¿Usted justifica estas inquietudes?
De ninguna manera. La organización que se autorizará es simplemente para que la Universidad tenga la garantía de la representatividad de los grupos, pero en otros aspectos no habrá ninguna intervención por parte de la Universidad, la cual será respetuosa de la voluntad de cada uno de los grupos.
Resumiendo: ¿Cree usted que la actual Ley Universitaria facilita o traba el desempeño de sus funciones como rector de la casa de estudios más grande y conflictuada del país?
Bueno, yo no me rijo precisamente por la ley, sino por el nombramiento condicionado a que yo ejerza las funciones del Consejo Superior y los decanos ejerzan las funciones de los Consejos Académicos. Es un régimen de transición, que no es propiamente el régimen legal, aunque yo tiendo a hacer prevalecer el espíritu de la ley en las organizaciones provisorias que vamos creando. Creo que cuando estén funcionando todos los cuerpos universitarios, de acuerdo con la ley, es decir, la Asamblea Universitaria, el Consejo Superior, el Rectorado, los Decanatos y los Consejos Académicos, un juego armónico de facultad y atribuciones dará gran sentido a las reformas logradas por la ley.
¿Cuál es su pronóstico personal sobre la suerte inmediata de esta Universidad de Buenos Aires?
Yo pienso que si los estudiantes no tienen problemas de orden extra universitario que los movilicen, y si se contraen al cumplimiento de la ley, secundando la tarea del rector y de los decanos normalizadores, pueden tener en un plazo mínimo una gran Universidad, que les servirá para mejorar la condición de los acuerdos, y sobre todo para obtener, mediante los concursos, un profesorado de prestigio y de capacidad pedagógica. Yo siempre digo - se lo he dicho a los profesores - que solamente los docentes que saben mucho pueden obtener la disciplina en los claustros. El mal profesor es un germen de desorden.

martes, 4 de marzo de 2014

Eramos

Cenizas frías la vuelta al pasado.
Historias delebles el recuerdo de la furia.
Pájaros, libros, paredes roncas, borroneadas.
Títulos de diarios en junio, fatales como el hierro.
Caminatas eternas alrededor de la esperanza.
Tardes, noches, vidas dejadas en suspenso hasta
la ´próxima vez.
Y otra vez al mar sin olas, al viento sin aires, a la calma
errática, al intramuros de almas y peces.

Jinetes en la dicha del agorero, fáciles enjambres
del cazador furtivo.
Panes, lápices, siestas, bailes en domingo.

Todo un color pintado sin acuarelas.
Y qué de la Revolución de su almanaque de su niñez.

GB

V

Como un niño te canto bajo la noche oscura

Cofre de los secretos, juegos hondo,
temblores del otoño como pañuelos rápidos,
te canto allí para que seas.

Señora del candor,
con boca limpia digo uno a uno tus nombres
pongo mi nombre en la penumbra  que de ellos
     desciende,
hago un gran fuego con tus nombres bajo la noche
      oscura.

En realidad quiero decir: me haces andar contra la muerte.

Juan Gelman.

Las provincias recurren a EE.UU. para luchar contra el narcotráfico

Por  | LA NACION



res años después de que el canciller Héctor Timerman retuviera en Ezeiza un avión militar norteamericano que llegaba para instruir a policías federales en la lucha contra las drogas, la Argentina retomó los contactos de colaboración estratégica con Estados Unidos. Pero lo hace de manera indirecta: ahora son los gobernadores -en algunos casos con la venia de la Casa Rosada- los que sellan acuerdos con Washington para enfrentar el narcotráfico, un flagelo creciente en sus distritos.
La figura de Timerman decomisando, alicate en mano, "material sensible" del avión C-17 Globemaster III, en febrero de 2011, quedó en el olvido, y las oficinas antinarcóticos de Estados Unidos volvieron a colaborar con el país en cursos de capacitación, intercambio de información reservada o tareas de rastrillaje en áreas calientes del narcotráfico.
En los últimos meses, por lo menos cinco gobernadores firmaron convenios de colaboración para recibir apoyo de oficinas como la DEA, el FBI y otras dependencias del Departamento de Estado.
Según dijeron fuentes diplomáticas y funcionarios provinciales, hasta ahora el acercamiento con Washington lo hicieron Buenos Aires, Chubut, Salta, Mendoza y Santa Fe. Por este tema también tiene aceitados contactos con Estados Unidos el secretario de Seguridad, Sergio Berni.
Kevin Sullivan, encargado de Negocios de la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, confirmó a LA NACION la participación de su país en tareas de asesoramiento. "Para nosotros es importante seguir colaborando con el gobierno nacional y con las autoridades provinciales, para ver qué estrategias se pueden aplicar para enfrentar el narcotráfico".
A la vez, el actual número uno de la embajada norteamericana, ya que Washington no envió aún al nuevo embajador, añadió: "Mantenemos una comunicación abierta tanto con el gobierno nacional como con las autoridades provinciales".
Sullivan destacó también que Estados Unidos "está dispuesto a ampliar estos canales de cooperación [en materia de lucha contra el narcotráfico] si los representantes argentinos así lo requieren".
Es decir que Washington aceptaría ampliar la lista de gobernadores que requieran colaboración y ayuda de Estados Unidos para combatir el narcotráfico.
Mal que le pese a Timerman, desde la Casa Rosada ratificaron el creciente nivel de cooperación que hay con Estados Unidos para combatir el narcotráfico en la Argentina.
"El episodio del avión militar norteamericano y Timerman ahora quedó suscripto al canciller. En adelante vamos a modificar esta línea", se sinceró ante LA NACION un destacado ministro que maneja temas relacionados con el combate contra las drogas.
Este hecho se traduce por diversas vías: el intercambio de información sensible, los cursos de apoyo y entrenamiento a fuerzas de seguridad en Estados Unidos y en algunos casos el aporte de equipamiento necesario para enfrentar bandas traficantes de drogas.
La ley 26.052 les permite a las provincias lograr un mayor accionar en la lucha contra el narcotráfico. Hasta ahora son ocho las provincias que adhirieron a esta norma por diferentes motivos (ver aparte). La mayor parte de los distritos que lograron ampliar las facultades de acción de sus tribunales y policías en el combate contra el narcotráfico pidieron ayuda a Estados Unidos.

Los casos

Por ejemplo, el gobernador de Mendoza, Francisco Pérez, estableció un acuerdo para que cuatro funcionarios de la Dirección de Narcocriminalidad que él mismo creó reciban cursos de instrucción en Washington para la lucha contra las drogas. "Al gobernador Pérez le preocupa mucho este flagelo y está decidido a avanzar en toda la cooperación que sea necesaria", dijo a LA NACION un estrecho colaborador del mandatario mendocino.
Por otra parte, el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, y su ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, se reunieron el mes pasado en Washington con referentes del Departamento de Estado que les trasladaron un duro diagnóstico del crecimiento de la violencia y las drogas no sólo en Santa Fe, sino también en Córdoba y Entre Ríos.
Este diagnóstico forma parte del informe anual sobre el avance del narcotráfico en el mundo que ayer difundió el gobierno de Estados Unidos en su capítulo actualizado. Según fuentes calificadas de Washington, se espera un diagnóstico más duro para el capítulo argentino si se lo compara con el informe del año pasado.
Bonfatti no sólo se llevó un diagnóstico pesimista de Washington, sino también el compromiso de recibir ayuda de especialistas en la lucha contra el tráfico de drogas. De hecho, un grupo de expertos en investigación criminal de Santa Fe contra el narcotráfico recibió cursos del FBI. Pero Santa Fe no sólo recibió colaboración de Estados Unidos en esta materia. También obtuvo ayuda de Israel, Colombia y Brasil.
En su reciente viaje a Nueva York, Daniel Scioli también habría estrechado lazos con la administración norteamericana para recibir cooperación e intercambiar información sobre el narcotráfico. Así, Buenos Aires, que tiene más de 60 fiscales especializados y 100 jueces de garantías para el combate del tráfico de drogas ilícitas, recibiría apoyo directo de oficinas antinarcóticos de Estados Unidos.
El gobernador de Chubut, Martín Buzzi, acaba de realizar gestiones con Washington para poner en marcha una serie de convenios de cooperación con fuerzas especiales de lucha contra el tráfico de drogas y la policía de su provincia sería instruida en la materia.
En Salta, los trabajos de cooperación de la DEA están bastante avanzados y el gobernador Juan Manuel Urtubey está convencido de que sin la ayuda de gente especializada sería imposible combatir el narcotráfico. Desde enero pasado hasta ahora hubo más de 60 detenidos por tráfico de drogas en Salta, y esto, aseguran colaboradores de Urtubey, se debió en gran medida a la ayuda externa de Estados Unidos.
En el caso del Ministerio de Seguridad, la situación ha cambiado sustancialmente en relación con el vínculo con Estados Unidos. El ministro Arturo Puricelli y Berni están convencidos de que la colaboración con Estados Unidos es "necesaria y clave" para combatir el narcotráfico en la región. No se trata de un análisis ideológico de la problemática, sino fáctico.
Así, este sector de la Casa Rosada dejó atrás la etapa de "aislamiento" con Washington que encaró en su momento la ex ministra de Seguridad Nilda Garré. También parecen haber quedado atrás Timerman y su alicate en mano, por lo menos para la visión de varios funcionarios kirchneristas y para los gobernadores..
 

devaluación y después: super agente 86 y el empate catastrófico - ojo al piojo -

leemos en RAMBLE TAMBLE
Gramsci en su definición original de la denominada "Situación de Cesarismo" explica el concepto de empate catastrófico que normalmente en el país dió y da contexto a las coyunturas sociopolíticas y económicas  con gobiernos populistas.

Para comprenderlo es necesario primero observar que Cesarismo es "una situación", en otros términos "una coyuntura estructurada ya dada aún sin dominante" y por tanto sin resolución (*). Al respecto leemos a Gramsci:

Se puede decir que el cesarismo expresa una situación en la cual las fuerzas en lucha se equilibran de una manera catastrófica, o sea de una manera tal que la continuación de la lucha no puede menos que concluir con la destrucción recíproca. Cuando la fuerza progresiva A lucha con la fuerza regresiva B, no sólo puede ocurrir que A venza a B o viceversa, puede ocurrir también que no venzan ninguna de las dos, que se debiliten recíprocamente y que una tercera fuerza C intervenga desde el exterior dominando a lo que resta de A y de B. En Italia, luego de la muerte de Lorenzo el Magnífico , ha ocurrido precisamente esto.

Pero si bien el cesarismo expresa siempre la solución "arbitraria", confiada a una gran personalidad, de una situación histórico-política caracterizada por un equilibrio de fuerzas de perspectiva catastrófica, no siempre tiene el mismo significado histórico. Puede existir un cesarismo progresista y uno regresivo; y el significado exacto de cada forma de cesarismo puede ser reconstruido en última instancia por medio de la historia concreta y no a través de un esquema sociológico.

El cesarismo es progresista cuando su intervención ayuda a las fuerzas progresivas a triunfar aunque sea con ciertos compromisos y temperamentos limitativos de la victoria, es regresivo cuando su intervención ayuda a triunfar a las fuerzas regresivas, también en este caso con ciertos compromisos y limitaciones, los cuales, sin embargo, tienen un valor, una importancia y un significado diferente que en el caso anterior. César y Napoleón I son ejemplos de cesarismo progresivo. Napoleón III y Bismark de cesarismo regresivo.

Se trata de ver si en la dialéctica revolución-restauración es el elemento revolución o el elemento restauración el que prevalece, ya que es cierto que en el movimiento histórico jamás se vuelve atrás y no existen restauraciones in toto. Por otro lado el cesarismo es una fórmula polémico-ideológica y no un canon de interpretación histórica.

Se pueden dar soluciones cesaristas aún sin un César, sin una gran personalidad "heroica" y representativa. El sistema parlamentario dio también un mecanismo para tales soluciones de compromiso. Los gobiernos "laboristas" de Mac-Donald eran hasta cierto punto soluciones de este tipo; el grado de cesarismo se intensificó cuando se formó el gobierno con Mac-Donald como presidente y la mayoría conservadora. Así en Italia, en octubre de 1922, hasta la separación de los "populares"* y luego gradualmente hasta el 3 de junio de 1923, y aún hasta el 8 de noviembre de 1926, se dio un movimiento político-histórico en el cual se sucedieron diversas formas de cesarismo hasta una forma más pura y permanente, aunque no inmóvil y estática.

Todo gobierno de coalición es un grado inicial de cesarismo, que puede o no desarrollarse hasta los grados más significativos (naturalmente la opinión generalizada es, en cambio, la de que los gobiernos de coalición son el más "sólido baluarte" contra el cesarismo). En el mundo moderno, con sus grandes coaliciones de carácter económico-sindical y político de partido, el mecanismo del fenómeno cesarista es muy diferente del que existió en la época de Napoleón III. En el período hasta Napoleón III las fuerzas militares regulares o de línea constituirían un elemento decisivo para el advenimiento del cesarismo, que se verificaba a través de golpes de Estado bien precisos, con acciones militares, etc.
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(*) En este sentido el peronismo en su fase inaugural no "fue un cesarismo" , en el sentido volitivo de estilo de construcción de poder o peor aún, como visión peyorativa. El peronismo inaugural , sí, construyó una situación cesarista de empate catastrófico con resolucuón progresiva . La fase kirchnerista del peronismo se inició en 2003 también en situacióncesarista de empate catastrófico y resolución progresiva. Veremos como sigue el Juan Pirulero. Eso si, guarda con Los Intocables..

WHISKYPEDIA


Demendigurenismo


El demendigurenismo es una doctrina política consistente en la utilización de una técnica retórica que utiliza dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión, generando un tercer concepto que también ha sido llamado por diversos estudiosos como demendigurenismos.
Orígenes
El demendigurenismo es una doctrina profundamente cristiana y atea que tuvo su origen en las declaraciones de José Ignacio De Mendiguren, del Frente Renovador, relativas a la necesidad de posponer las paritarias, para luego afirmar que, en verdad, lo que no hay que hacer es posponer las paritarias. Aunque dicha argumentación primero fue interpretada como parte de una discusión política al interior de un frente heterogéneo, lo cierto es que los fieles seguidores del demendigurenismo tomaron dicha declaración como una apuesta por el nihilismo, en donde la afirmación de un X y su contrario cobraba absoluto sentido, tras la extinción del yo, el sujeto y el reinado del ya fue todo.
Doctrina política
En términos políticos, el demendigurenismo fue una doctrina altamente confusa y críptica incluso para sus seguidores, toda vez que tuvo como principal virtud la afirmación de un X y su absoluto contrario. Así, una vez salida a la luz pública, el demendigurenismo tuvo serias dificultades para posicionarse como una fuerza política, en orden a sus extrañas declaraciones. Así, por ejemplo, en términos de integración al mundo, el demendigurenismo propuso siempre, como consta en sus manifiestos iniciales, “una fuerte inserción a través de un bloque regional fuerte para un mundo multipolar, jugando principalmente como free rider en la negociación mano a mano con la principal y única potencia del mundo”. Desorientados, sus militantes prefirieron asumir otro tipo de desafíos como el proyecto de un modelo económico, plasmado en el polémico paper demendigurenista intitulado “Hacia un proyecto de país proteccionista: la Argentina y la necesidad de liberar el ingreso de productos extranjeros”.
Poesía demendigurenista
Además de su vertiente política, el demendigurenismo tuvo también sus derivaciones artísticas. Poetas demendigurenistas llenaron bares y plazas de la ciudad en una remake de los años de oro de la poesía francesa, entonando sus versos plagados de contradicciones entre sus propios términos. Incluso grandes poetas fueron reinterpretados a la luz de las tesis del demendigurenismo, como el cover de Neruda que realizaron, reescribiendo la famosa sentencia en clave demendigurenista de: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche / esta noche no puedo escribir los versos más tristes”. O la más controversial relectura de Bécquer, a quien los demendigurenistas hicieron decir: “Qué es poesía..? ¿Y tú me lo preguntas? / ¡Poesía…eres tú!…¡tú no eres poesía!”

LA REGION HOY--MIRADAS AL SUR- NI A APALOS

La región hoy


Diego Sánchez
           
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El 5 de marzo de 2013, Hugo Chávez falleció en el Hospital Militar de Caracas. Ocho días después, el argentino Jorge Bergoglio fue elegido Papa. Hoy, a pocos días de que se cumpla un año de estos dos acontecimientos, invitamos a tres especialistas jóvenes y amigos de la casa a pensar la actualidad de un continente mutante. ¿Cómo impacta Francisco en la política doméstica? ¿Cuáles son las nuevas demandas sociales derivadas de estos años de crecimiento? ¿Qué desafíos le esperan a países como Argentina, Venezuela y Brasil? Claves para actualizar la agenda regional.
2005. Mar del Plata. Cumbre de las Américas. Ese encuentro que militarizó por unos días la Feliz y reunió al Bush post 9/11, al Chávez post 2002 y a los incipientes Lula y Kirchner fue el escenario perfecto para los documentales, los informes de esta era gvirtziana, las reflexiones de esa nueva tribu urbana llamada “especialistas en política latinoamericana” y todos aquellos que no dudaron en celebrar estos años como los de la “integración regional”. El Tren del Alba, con el Diego, Hebe, Kusturica, Manu Chao, un Evo todavía en ciernes, un Bonasso todavía kirchnerista, parecía el sueño húmedo de la izquierda social que había resistido la “larga noche del neoliberalismo”. El last train de la Historia echaba humo y atravesaba los rieles de unos países periféricos a los que, de golpe y por fin, se les transferían recursos y gobiernos “progresistas”. Chavez, Lula, Kirchner, Evo, Bachelet, Correa, Cristina y Mujica, llegaban invocados por sus pueblos o por sus instituciones democráticas tras varias décadas de fracaso neoliberal. Aquel 2005 del “ALCA sepultado” fue el comienzo simbólico de un nuevo tiempo. Las banderas de las viejas protestas dormían ahora en la boca de presidentes que se tomaban la mano en las fotos. Que se desendeudaban, que ampliaban el Mercosur, que construían instancias inéditas como la Unasur o la Celac. Que generaban un contexto y unas claves para leer a la región y a sus propios gobiernos.
Hoy esa integración regional sigue en pie. Y sin embargo, América Latina atraviesa cambios que obligan a actualizar la agenda. Primero Néstor Kirchner, ex presidente argentino y secretario general de la Unasur, falleció en 2010. Luego Hugo Chávez, el primero, el que encendió la mecha, el más “radical” de todos los líderes progresistas, se entregó a una larga enfermedad en 2013. Pocos días después, un argentino se volvía el primer Papa no europeo desde el siglo VIII y una figura tan luminosa que no tardó en encandilar la política doméstica. En el medio, la gente sale a la calle en Río y Caracas, Argentina enfrenta una sucesión política con rumbo desconocido en medio de temblores económicos. ¿Sigue todo igual?
La idea es esbozar algunas claves de este momento de la región. Pensar el impacto de la figura del Papa latinoamericano, pensar los desafíos políticos de cara al futuro cercano en Argentina y Venezuela, y pensar las enseñanzas de Brasil, laboratorio de unos nuevos tiempos que confirman que una década de crecimiento no deriva en la paz zombie de una ciudadanía agradecida, sino en nuevas tensiones y demandas sociales.
***
Cristianismo e integración
Por Sol Prieto – Socióloga (CEIL)
La elección de Jorge Bergoglio como máxima autoridad de la Iglesia Católica disparó dos hipótesis distintas entre los intelectuales y los políticos sobre el impacto de la elección de un Papa latinoamericano sobre la política regional y la posición de América Central y del Sur en el esquema mundial. Estas hipótesis varían en su contenido, raigambre ideológica y alcance de acuerdo a la tradición política de los que las proponen.
Para los políticos e intelectuales formados en una tradición de izquierda más tradicional -anticlerical y liberal en los derechos civiles pero intervencionista en lo económico-, la asunción de un Papa de la región que, además, había intervenido fuertemente sobre la arena pública argentina como opositor a los gobiernos enmarcados en el paradigma del “giro a la izquierda”, podía leerse como una trama paralela a la del polaco Juan Pablo II con los regímenes comunistas de Europa Oriental donde el Papa, al “contener” con su carisma a las masas -especialmente a los sectores populares- y reforzar los vínculos de estos países con Occidente, podía ser capaz de desactivar esos proyectos y contribuir a los procesos de democratización. Quienes adhirieron a esta explicación sugirieron que, del mismo modo, Francisco contribuiría a desactivar los procesos de ampliación de derechos y democratización del bienestar de la región. Los políticos y analistas vinculados al catolicismo a través del peronismo, en cambio, vieron la unción de Francisco como una continuidad del ascenso regional, celebraron su elección como un reconocimiento por parte de la Iglesia Católica a una “era latinoamericana”, y apostaron a la participación activa del Papa en esa dinámica regional, casi como un nuevo líder latinoamericano, desconociendo las posiciones históricas de las Conferencias Episcopales de cada país.
Las dos explicaciones fallan porque piensan la relación entre la política y la religión por afuera de la política y de la religión: ninguno de los dos campos puede considerarse solamente desde el punto de vista de los “acuerdos de cúpulas”, es decir, como un plano donde las élites tienen una representación plena y sin grietas, las bases se mueven y perciben la realidad política y religiosa únicamente a través del discurso de sus representantes o líderes, y las dos partes pretenden sacar algún provecho puntual.
Una explicación de ese tipo omitiría dos datos importantes a la hora de entender el impacto de Francisco en la escena latinoamericana. Por un lado, la intervención del Papa en los conflictos de cada país de la región no es directo: en el caso de los saqueos argentinos, Francisco habló a través del Arzobispo de la provincia; en el caso brasilero, lo hizo a través del Arzobispo emérito de San Pablo; el único caso en el que se manifestó directamente y no a través de intermediarios tales como los arzobispos y las conferencias episcopales fue el venezolano, luego de varios días de iniciado el conflicto. En ninguno de los tres casos el mensaje estuvo destinado a responsabilizar a alguna de las facciones, sino que consistieron en llamados a la paz, el consenso, y la reconciliación. Un segundo punto que se pierde de vista desde las visiones “de cúpula” es en qué medida la cultura política de cada país favorece o no los arreglos con las autoridades religiosas. Los retrocesos en el proyecto del Código Civil en nuestro país, la designación de un sacerdote al frente del Sedronar, la vuelta de la figura presidencial al Te Deum de la Catedral de Plaza de Mayo -después de 10 años de ausencia-, y declaraciones como las del ecuatoriano Rafael Correa condenando el aborto y la libre elección sexual tienen más que ver con una cultura política que busca traccionar la legitimidad del campo religioso al campo de la política que con acuerdos puntuales entre élites. Son explicaciones que no contemplan que los pobres tienen agenda, que las bases -católicas, nacionales, de trabajadores, de empresarios, de estudiantes, de todo lo que se pueda movilizar- no obedecen sino que deciden.
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Brasil: distribución ¿y después?
Por Manuel Gonzalo – Economista UNGS – UFRJ
Desde Río de Janeiro
Algunos, ansiosos, se aventuraron a llamarla “la década de oro de América Latina”. Según cifras compiladas por el FMI, el crecimiento promedio de la región entre 2003 y 2012, incluyendo a los países del Caribe, fue de 4%, frente a 2,7% para el período 1990 y 2002 y 2% entre 1980 y 1989. Con las heterogeneidades y senderos propios de cada país, los últimos años fueron positivos para el conjunto de la población latinoamericana: además del crecimiento se verificó una mejora en la distribución de la renta. Esta mejora, en buena medida, fue estimulada por políticas explícitas impulsadas por gobiernos de la variada centroizquierda latinoamericana.
Brasil tiene un rol central en este contexto: 7° economía mundial, promesa emergente y líder regional. Tanto en el gobierno de Lula como en el de Dilma, en diferentes subperíodos se combinaron políticas de las que podríamos llamar ortodoxas (inflation targeting, aumento de tasas, metas sobre el déficit presupuestario, etc.) con otras heterodoxas (estímulos explícitos a la demanda, transferencias de ingresos hacia los sectores más vulnerables, aumento de la inversión pública y del rol del Estado en la economía, etc.). Según un estudio reciente del Instituto de Política Econômica Aplicada (Ipea), Brasil igualó en 2011 el “mejor” índice de Gini de su historia, registrado a inicios de la década del 60 (mientras menor es el índice, más equitativo es un país). El coeficiente de Gini alcanzó en 1990 el pico de los últimos 50 años, llegando a 0,607 y desde entonces tuvo un descenso continuo hasta ubicarse en 0,527 en 2011, último dato disponible.
Además, entre 2001 y 2011: el salario real del 20% de la población más pobre creció a una tasa anual del 6,3%, mientras que los ingresos del 20% más rico creció a un ritmo de 1,7%; 23,4 millones de personas salieron de la pobreza y disminuyó la desigualdad racial de los ingresos. Específicamente, entre los pilares que sustentan la mejora distributiva aparecen los aumentos del salario mínimo por encima de la inflación que se vienen realizando año tras año y el Programa Bolsa Familia, que se focaliza sobre los 16 millones de brasileños que tienen una renta menor a 70 reales por mes (menor a 300 pesos).
Con todo, Brasil aún sigue estando más cerca de Belíndia1 que de Bélgica. La dualidad social sigue siendo muy fuerte. A modo de comparación, en 2011 el coeficiente Gini de Argentina fue de 0,429, o sea, aproximadamente un 20% “más equitativo” que el de Brasil, mientras que en Dinamarca, el mejor rankeado, llegó a 0,24. No son pocas las voces, de adentro y de afuera, que vienen cuestionando al PT desde hace tiempo por no ser más audaz en su política distributiva y de crecimiento.
En este sentido, el derrotero de párrafos sobre un índice con nombre de gaseosa permite poner en contexto las demandas, nuevas y viejas, que se presentan en el Brasil actual y, por qué no, en buena parte de América Latina. Esta década de crecimiento económico implicó para Brasil la integración de decenas de millones de personas en la moderna sociedad de consumo, en lo que se conoce como a nova clase C. Hoy cualquier habitante de la favela podría acceder a un celular, internet e incluso a un LCD. En contraposición, el Estado aún no logra asegurar una serie de servicios básicos en términos de salud, educación, transporte, vivienda o cultura.
Paradojalmente, el escenario actual puede ser aún más complejo que el de la década previa en términos de las capacidades estatales y la porosidad del sistema político requeridas para dar respuesta a las demandas de la población. O sea, a la aún persistente dualidad estructural, que plantea necesidades urgentes en términos de salud sexual y reproductiva, igualdad de género, derechos laborales, etc. se le suman una serie de reivindicaciones, más fragmentadas y aún poco definidas, que emergen y ganan visibilidad de diferente manera, ya sea bajo la forma de rolezinhos, black blocks, las protestas por el costo del transporte, el movimiento não vai ter copa, etc.
Todo lo anterior sucede en un país que en 2013 superó los 200 millones de habitantes. Ante la creciente heterogeneidad en las demandas, las respuestas requieren escala. A menos que ocurra algún imprevisto en la Copa, Dilma ganará en las elecciones de este año, que inicia el ciclo de elecciones presidenciales en América Latina. Los desafíos para Brasil, para la región, de ayer, de hoy, esperan.
1. La fábula de Belíndia, acuñada por Edmar Bacha, uno de los “padres” del Plan Real, señalaba que el régimen militar brasilero estaba creando un país dividido entre habitantes que tenían un nivel de vida similar al de Bélgica y otros con un patrón similar al de India.
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Tras el paso de los huracanes
Por Emiliano Flores
El 5 de enero de 2005, en la ciudad de Porto Alegre, con el estadio Gigantinho sumamente agitado, el entonces presidente Hugo Chávez animaba a los participantes del Foro Social Mundial con sus ideas acerca del socialismo del siglo XXI. Nadie sabía exactamente de qué se trataba pero de la mano de las transformaciones que venía llevando a cabo en su país, el líder venezolano rellenaba la incertidumbre conceptual de acuerdo al interlocutor del momento. Así, el socialismo del siglo XXI podía ser desde el vehículo para derrotar definitivamente a las oligarquías, como afirmó en ese estadio frente a un público mayoritariamente de izquierda; la continuación de la obra del gran Jesús de Nazaret -el primer revolucionario, el primer socialista y el primer bolivariano-, si se encontraba frente a un auditorio más popular; o el reconocimiento del fracaso de los postulados dogmáticos de la revolución marxista y la revolución proletaria, como sostuvo meses más tarde en una entrevista publicada en el periódico británico The Guardian.
Con todas esas aporías a cuestas, Chávez se convirtió en la expresión más radical de un tipo de liderazgo muy de estos tiempos: sin programas definidos, ni horizontes de largo plazo demasiado claros, sólo él podía sintetizar cuál era el rumbo de Venezuela. Así se transformó en una máquina de ganar elecciones: salvo el referéndum consultivo sobre la reforma constitucional de 2007, Chávez se impuso en todas las elecciones que disputó. Al menos, todas en las que participó directamente. Ahora, fue esa elección de 2007, la que dejó al desnudo una parte de los problemas que hoy atraviesa el chavismo: la fortaleza de su figura tenía como contracara la debilidad del proceso que él mismo llevaba adelante. En el referéndum consultivo que, entre otras cosas convertía a Venezuela legalmente en un estado socialista, Hugo Chávez no figuraba en la boleta. Naturalmente, la pregunta acerca de qué pasaría ante su ausencia empezaba a susurrarse, pero la fortaleza de su liderazgo sumado a una situación económicamente holgada retrasó la necesidad de una respuesta. Mi corazón será escuálido pero mi bolsillo es bolivariano, decían como un chiste los chavistas para graficar fiesta de consumo que vivían oficialistas y opositores para hacer que los años de Chávez parezcan, vistos desde hoy, años de paz y administración.
Hoy esa situación cambió: con una inflación entre las más altas del mundo y el fantasma de la escasez de alimentos sobrevolando las pendientes del monte Ávila, Venezuela se acerca al aniversario de la muerte de Chávez con un escenario para muchos impensado. En crisis económica y con una derecha que olfatea el fin de ciclo -y parece decidida a precipitarlo-, el devenir de un liderazgo construido a las apuradas empieza a mostrar las consecuencias y presenta interrogantes que, lamentablemente, sólo se responderán con el tiempo.
En nuestro país, el escenario no se parece en nada. Pero mirar con detenimiento los avatares de un proceso como el de Venezuela, que desde la muerte de Chávez parece más recostado en la liturgia que en la consecución de resultados, puede resultar útil si al menos no queremos cometer los mismos errores. El kirchnerismo ya se sobrepuso a la partida de un líder en octubre de 2010. Lo hizo fortaleciendo el liderazgo de Cristina que se impuso en las elecciones de 2011 frente a una oposición atomizada. Sin embargo, con todas las diferencias que existen, el escenario en Argentina presenta tantas incertidumbre a futuro como el de su par caribeño. Por un lado, por la delicada situación económica que atraviesa nuestro país. Por el otro, porque para una sociedad tan politizada como la nuestra, el 2015 está a la vuelta de la esquina. En el plano económico, el futuro del kirchnerismo depende mucho de la gestión. Mantener los niveles de empleo, sostener el consumo y ampliar la protección a los más necesitados parece ser el desafío a grandes rasgos.
En el plano más político, el abanico de posibilidades que maneja el kirchnerismo para elegir un sucesor que continúe con los pilares del modelo va desde algún miembro del actual gabinete a un gobernador. Algo que también depende de cómo llegue la oposición al kirchnerismo, donde tampoco las cosas aparecen demasiado claras. Por el lado del macrismo, nadie aventura una alianza que no incluya a Macri como candidato a presidente. En el espacio radical, con tantos diagnósticos como anotados para encabezar las presidenciales, se hace difícil adelantar un candidato. Desde el lado del massismo, las divergencias comienzan a aparecer, y a la interna económica que representan Martín Redrado y Miguel Peirano, se sumó esta semana la de quienes hablan de bajar el sueldo para no perder niveles de empleo y quienes se oponen.
Tiempos interesantes los que se vienen para Argentina y Venezuela. Tiempos interesantes e inquietantes a la vez.

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