domingo, 4 de agosto de 2013

Milagros Por Hugo Presman

La periodista alemana Gaby Weber realizó en el 2003 un documental donde documentó la forma que la empresa Mercedes Benz fue cómplice de la desaparición de quince obreros durante el terrorismo de estado. El jefe de producción, Juan Ronaldo Kasselkraut, declaró en el Juicio por la Verdad, en La Plata, en el 2001. Hizo referencia a los problemas que causaba a la empresa la comisión interna y los activistas, ya que no lograban quebrar la resistencia obrera en la planta. Se lamentó de que se destruían máquinas, había sabotaje y trabajo muy lento. Con relación a las desapariciones y el incremento consiguiente de la productividad, comentó: “Luego de un tiempo prudencial no volvieron a suceder esas cosas, mejoró la productividad, o sea, milagros no hay doctor.” Milagro parece que hay, cuando muchos políticos degradan a la política sustituyendo ideas por epítetos descalificadores y sin embargo la política seduce a franjas activas de la población. En realidad, milagros no hay, aunque la realidad demuestra que hay casos que la aseveración es desmentida. Elisa Carrió había entrado en un eclipse prolongado, luego de una elección en la que había perdido con relación a la anterior casi 28 puntos y medio, quedando reducida a una secta de apenas 1,6%. Había actuado en la elección anterior como una revitalizadora de un radicalismo con caídas frecuentes que lo llevan rutinariamente a pasar por la sala de terapia intensiva. Ahora necesitaba que alguien concurriera a ayudarla a ella, a quien Jorge Asís, un hábil manejador de la ironía, denominó: “Una empresa de demolición, que luego no sabe qué hacer con los escombros”. Pero a caballito de “Jesús” Lanata y su prédica denunciadora, la chaqueña convertida en un símil del bíblico “Lazaro”, ha recuperado credibilidad y resucitado en la clase media porteña, más allá, o tal vez por ello, de una pirotecnia verbal que transita la desmesura superlativa, y realizará una excelente elección, un milagro en la Ciudad, acechando al hijo de Franco. Milagro hay cuando Alfredo Leuco conserva una credibilidad alta a pesar de las desmesuras superlativas que realiza en sus columnas diarias en Radio Continental. Llamó al lockout patronal del 2008, “El 17 de octubre de los pueblos del interior”. Sujeto de una broma por parte del periodista y bloguero Lucas Carrasco, el ferviente hincha de Boca, denunció por radio y televisión, que el entrerriano lo había amenazado de muerte, mientras recibía solidaridades de colegas tan enfervorizados como el columnista de Fernando Bravo en encontrar motivos para pegarle al kirchnerismo. Ahora, en su columna en Radio Continental del 26 de julio, realizó un milagro y convirtió al ex cardenal Bergoglio, devenido en el Papa Francisco, en “un compatriota extraordinario que es lo mejor que produjo estas tierras, tal vez, en toda su historia” Y para justificarlo, lo describe como un hombre que tiene virtudes reconocidas a San Martín, Belgrano, Mariano Moreno, Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Evita y Arturo Illía. Y para demostrar que no exagero, que el milagro de Leuco es real, cierra su nota así: “Ya sé que no lo puedo votar. Ya sé que no es candidato. Pero es el espejo que refleja lo mejor de este país. Es el argentino que nos transmite esperanza y capacidad transformadora. Es el Papa. Tranquilamente puede ser un presidente y un prócer. Podrán imitarlo, pero igualarlo jamás. Porque el país no está temblando. Esta latiendo patriotismo, solidaridad y emoción. Se siente, se siente, Francisco presidente. Y si el no puede ser, que algún argentino que se atreva a recoger su nombre y lo lleve como bandera a la victoria.” Milagro es que el jefe del ejército César Milani, haya pasado tres ascensos sin que se conociera algunos antecedentes que debieron ser estudiados antes de que se aprobara y concretara su designación al grado superior. Que hubiera desparecido el legajo de su actuación en Tucumán es también un milagro. Sin embargo, el jefe de producción de Mercedes Benz, Juan Ronaldo Kasselkraut, afirmaba “Milagros no hay”. Milagro es que políticos cuyos silencios son más apreciados que sus discursos construidos con los materiales de la insustancialidad y las ondas de amor y paz, como Massa, Scioli y Macri, son ampliamente reconocidos en sus territorios. Milagro es suponer que uno puede ascender en una escalera que carece de escalones, que es el equivalente a la peregrina teoría que se puede gobernar sin afectar a nadie o en su versión más bizarra con el consentimiento y aprobación de los afectados. Milagro es hacer una alianza evidente y negarla públicamente como sucede con el acuerdo entre Massa y Macri. El hijo de Franco parece la amante despechada de Sergio Massa que lo oculta ante su mujer que viene a ser el electorado que ha seducido y aquel otro que intenta atraer. Milagro es que se le pague a la mayoría de los publicitarios que hacen los spots de campaña electoral, en los cuales es difícil diferenciar si son en serios o en broma. Milagro es el que ha producido el cardenal Jorge Bergoglio, cuestionado por algunos sectores políticos y periodísticos, al transformarse en el Papa Francisco, con un coro planetario de elogios y alabanzas. Milagro es que pueda afirmar el Papa que todo lobby es malo, cuando el fue el promotor del lobby contra el matrimonio igualitario. Milagro es que se denomine socialista a un partido liberal y cuyo referente nacional nunca habla del poder económico, de los monopolios, y que votaría por Capriles en Venezuela. Milagro es que un empresario como Francisco de Narváez hable de unirse, de consenso y su slogan es “Ella o vos”, sin que no se le haga notar la flagrante contradicción. Milagro es que el caso Ángeles lleve más de 50 días y que con pocas novedades tenga transmisión en cadena todos los días, durante muchas horas en los canales de noticias y de la televisión abierta. Milagro será que dentro de algunos años Victoria Donda no sea la heredera de Patricia Bullrich. Milagro sería que La Nación y Clarín, junto a su empleado más calificado Jorge Lanata dieran una noticia positiva. Milagro será el día en que el gobierno alguna vez reconozca claramente un error. Milagro ocurrirá cuando se pueda terminar un campeonato de fútbol sin heridos ni muertos. Milagro es que la política se haya municipalizado y pueda apasionar. Como escribió el ensayista Alejandro Horowicz: “Desde que el debate sobre la cosa pública no supone definiciones estratégicas, ni programas para llevar adelante, sino marketing y gestión, lo más parecido a un intendente termina siendo otro intendente, y todos tratan de satisfacer a los vecinos; los viejos socialistas denominaban jocosamente "política municipal" a la gestión, para diferenciarla de la política en serio…….Y obviamente no conozco a mucha gente que pueda apasionarse leyendo un digesto municipal, y muchísimo menos creer que la renovación de la política –más allá de lo que se entienda por tal cosa– puede surgir de discutir el asfaltado de las calles de tierra.” Milagro es que en el acto de la Sociedad Rural y en las protestas de la Mesa de Enlace confluyan los patrones con el Momo Venegas, representante de los peones rurales. Es un milagro que Marx no previó para la sociedad capitalista: el fin de las clases sociales. Milagro hubiera sido que el Presidente de la Sociedad Rural hiciera un discurso diferente, ya que tienen uno escrito desde hace más de un siglo para enfrentar a los gobiernos populares. Sólo cambia la intensidad de la diatriba y en otros tiempos el panfleto leído servía para actuar como acicate para que las fuerzas armadas actúen. Hoy convocan a una parte mayoritaria de la oposición arrodillada ante el poder. Milagro es poder hablar de corrupción, como lo hizo el presidente de la Sociedad Rural desde un predio arrebatado al patrimonio público. Milagro es que en Marcos Paz, un ex directivo de la Sociedad Rural es ahora candidato a Concejal Suplente del Partido Obrero. Milagro se produce cuando los cipayos se convierten ocasionalmente en nacionalistas para jaquear un gobierno mucho más nacional y popular. Y por fin, milagro es que pueda terminar escribiendo una nota corta. Diario Registrado

¿Perdón? El mamporro mediático aplicado el martes pasado por Beatriz Sarlo a Gabriela Michetti

en La Nación ha alcanzado trascendencia no solo por bien escrito, sino por la identidad de su destinataria. Decir que Michetti está poco acostumbrada a estos trances que para cualquier político kirchnerista forma parte de la vida cotidiana, es decir poco. En realidad la sonrosada epidermis de Gaby era virgen al castigo, y al primer chirlo se puso violeta. Ello es un efecto secundario, pero inevitable, de la coraza mediática que protege a todos y cada una de las "esperanzas blancas" de los medios hegemónicos, que solo reciben asentimientos acríticos de sus entrevistadores desde hace años, con la sola condición de mostrarse ferozmente adversos al proyecto que hoy encarna Cristina Kirchner. Es previsible entonces que cuando una pluma como la de Sarlo se acuerda de revolear un sopapo para ese lado, cunda el pánico. Son, los políticos opositores, como aquella tararira del cuento de Jauretche que se ahogó cuando se cayó en el agua, desacostumbrada a su elemento natural de tanto vivir en una realidad ajena a su mundo. El elemento natural del dirigente político debería ser el debate, la polémica, el intercambio de ideas, partiendo de la aceptación de una sociedad inserta en una realidad polifacética y que no admite lecturas únicas. Pero tanto fantasear con la política cool, de una sociedad sin conflictos genuinos, con diferencias fogoneadas por perversos que "quieren dividirnos" termina generando figuras tan gelatinosas como la de la niña mimada PRO. ¿Y como reacciona entonces esa dirigencia ante una crítica? Pues en el caso de Michetti con la furia propia de la víctima del "fuego amigo", que en una amable tenida en su hogar, en el cálido entorno de periodistas amigos, aclaró que las autoridades de La Nación ya la llamaron para disculparse. ¿Perdón? Si, para disculparse, dando al episodio la connotación del "sorry" que la señora del country da a su invitada porque la mucama la manchó al servirle el sorbet con frutos rojos. ¿De que diablos debería disculparse un medio de prensa por publicar una crítica a un político? ¿Alcanzaría el Muro de los Lamentos si Cristina y la dirigencia oficialista requiriera disculpas cada vez que la bombardean con acusaciones que exceden frecuentemente no solo la crítica política, sino también el buen gusto y la decencia? ¿Qué escándalo se armaría si un dirigente kirchnerista no ya obtuviera, sino siquiera pidiera una explicación por una nota crítica? ¿No sería visto ello como un nuevo ataque K a la libertad de expresión? Pero como lo dijo Gaby, no pasa nada. Tanto ha desnaturalizado la vida política argentina el pacto entre los dueños de Papel Prensa y la derecha nativa que bastó que por una vez la veterana comentadora a sueldo de los descendientes de Mitre se acordara de que tiene dos manos para que le pidan explicaciones (y conste que no la acusó de ningún delito, apenas de ser inepta). No debemos temer por Sarlo, cuyo recreo terminó, y volverá a su lugar entre los coreutas del desastre. Si en cambio por el destino de este país si cayera en manos de quienes pretenden solucionar las críticas que les formulan por la misma vía que usó Menem con el Grupo Clarín cuando lo molestaron algunos comentarios de Liliana López Foresi: arreglando con los dueños del medio el despido al cuestionador. Todo ello ante el amable silencio de ADEPA y todo el empresariado periodístico siempre dispuesto a entender la libertad de prensa como su libertad de empresa. Fuente: Blog Politeia Argentina http://politeiaargentina.blogspot.com.ar

EL PANORAMA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Un pronóstico cabeza a cabeza Por Raúl Kollmann

El panorama en el principal distrito del país es controvertido. Hay consultores que hablan de que ya existe una situación de empate entre Sergio Massa y Martín Insaurralde, y consultores que afirman que el intendente de Tigre mantiene cierta ventaja que también es fuente de controversias: hay quien habla de dos puntos, quien cree que la diferencia es de cuatro y el que más distancia evalúa habla de seis. Incluso circulan dos encuestas en que Insaurralde está adelante. Todos coinciden, no obstante, en que las cosas cambiaron de aquella holgada ventaja de Massa al final abierto de la actualidad. Hugo Haime sostiene que “continúa liderando Massa. Insaurralde se ha hecho más conocido. El interrogante es el nivel de diferencia final entre ambos. Dependerá tanto del nivel de polarización final como de la capacidad para traccionar votos de la Presidenta y el gobernador Scioli. Hay claramente dos conceptos en pugna: el de los que piensan que a Insaurralde le alcanzará porque es el candidato del Gobierno y el diagnóstico de los que piensan que los liderazgos no pueden transmitir todos los votos. Queda una semana para ver quién tiene razón”. “Yo diría que el día de la elección, probablemente, no habrá demasiadas diferencias entre Massa e Insaurralde –sostiene Luis Costa, de Ipsos-Mora y Araujo–. Hace un tiempo a Massa le iba bien en todos los segmentos de la sociedad bonaerense. Ahora, su voto está más concentrado en sectores anti K y eso le ha ido quitando peso. Para mí, el final es muy abierto.” Para Artemio López de Equis Consultores, “en Buenos Aires la situación es de empate técnico con diferencias por debajo del margen de error en las encuestas entre el FpV y el Frente Renovador, de Massa, con el agregado de que el método de selección habitualmente utilizado sesga la muestra hacia los segmentos medios y altos, favorables al FR, poseedores de teléfono fijo en su hogar. El tercer puesto bonaerense está ocupado por la fórmula Stolbizer-Alfonsín, relegando al cuarto lugar a Francisco de Narváez”. Ricardo Rouvier “considera que si bien Massa ha venido liderando la intención de voto durante gran parte de julio, el avance de la lista del FpV abre dudas respecto a un final que aún no está cerrado. El predominio del intendente de Tigre en el interior provincial se compensa con la situación en las secciones electorales más populosas: primera y tercera, en que la paridad es voto a voto, con leve ventaja de Insaurralde en algunos partidos del GBA”. Enrique Zuleta Puceiro marca una distancia de dos puntos entre Massa e Insaurralde: 31,4 a 29,2 por ciento. Para él, “Buenos Aires es el gran escenario del cambio. Se enfrentan allí las dos principales figuras de alternativa al ciclo que termina: Daniel Scioli –que no escandidato– y Sergio Massa –quien decidió serlo ante la oportunidad que ofrecía la perspectiva cierta de una polarización anti Gobierno–. A la fecha, las diferencias se han reducido al mínimo, aunque una previsible polarización puede variar este pronóstico sobre la hora misma de los comicios. En el espacio opositor, Margarita Stolbizer amplía también sus ventajas sobre Francisco de Narváez, en la medida en que representa un segmento de votantes claramente antioficialista”. Ignacio Ramírez, de Ibarómetro, sostiene que durante las últimas dos semanas las encuestas revelaron el crecimiento del voto kirchnerista, impulsado por la combinación de una creciente identificación del candidato Martín Insaurralde y de un desplazamiento en el posicionamiento político percibido de Sergio Massa. Tales tendencias exigieron un cambio de estrategia en la campaña del intendente de Tigre, cuya apuesta inicial parecía ser la de transitar estas semanas sin definiciones políticas contundentes, habilitando el acompañamiento electoral de votantes con miradas muy distintas sobre la política nacional. El caso es que el escenario electoral comenzó a corresponderse con el escenario político subyacente, estructurado en función del contraste o rivalidad entre kirchnerismo y oposición. De las tendencias electorales consignadas puede deducirse el fracaso del intento de inaugurar una tercera ruta discursiva que disuelva la contradicción principal de la política argentina. Lo cual no anula la competitividad electoral de Massa, pero la reconfigura sobre otros pilares. “A esta altura –agrega Ramírez– a Massa le resultará muy difícil detener la hemorragia de voto kirchnerista, de allí el viraje publicitario desplegado la última semana, acentuando posiciones más opositoras. El caso es que aún conserva entre sus votantes una cuota de electores con una mirada favorable hacia el gobierno nacional poco compatible con el discurso que el Frente Renovador ha consolidado. Habrá que esperar para saber si compensará la sangría incorporando votos abiertamente opositores que antes no se arrimaban hacia el intendente del Tigre. En este delicado equilibrio residen sus perspectivas electorales. La ambigüedad de su posicionamiento político, que había sido deliberadamente decidida como su principal activo, ha devenido en debilidad.” EL ESCENARIO EN LA CAPITAL FEDERAL Autónomos y con sorpresa Estos son los diagnósticos sobre la Ciudad de Buenos Aires: - Analía Del Franco: “Hoy por hoy, nuestros datos indican que Gabriela Michetti sacaría el 28 por ciento de los votos, seguida por Daniel Filmus con el 21, Alfonso Prat-Gay con el 11 y Pino Solanas con el 10. En diputados, Bergman obtendría el 22 por ciento, mientras que Carrió y Cabandié llegarían al 16”. - Luis Costa: “Es un distrito en el que puede haber sorpresas. No está en buena situación el PRO, se lo ve firme como candidato a Filmus y el desarrollo de la interna en Unen es interesante. Insisto en que puede haber resultados inesperados”. - Artemio López: “En Capital Federal las PASO deberán definir el orden del espacio de Unen que en categoría diputados parece definido en favor de Elisa Carrió, pero es incierto en senadores, alineándose Prat-Gay y Pino Solanas en torno del seis por ciento de los votos. De cara a las generales, se observa un triunfo del PRO en senadores con la fórmula Michetti-Santilli en torno del 35 por ciento de los votos y el segundo lugar lo obtiene Daniel Filmus con el 25 por ciento. En diputados Carrió encabeza las preferencias mientras el segundo lugar es ocupado por el FpV con Juan Cabandié encabezando la lista. Tercero se ubica Sergio Bergman, muy perjudicado por el eventual corte Carrió-Michetti que domina en los estudios de opinión pero se verá si se concreta a la hora de votar”. - Ricardo Rouvier: “En la CABA, la mirada principal está puesta en la interna de Unen, en que el tándem Solanas-Carrió lidera el grupo, aunque esta última semana sufrió pérdidas de la mano de las diatribas de Elisa Carrió, que volvió a disparar sobre su propio pie. Para aquellos aficionados a las matemáticas, es mejor que no sumen aritméticamente; porque en realidad hay una fuga de votos sean cuales fueren los candidatos a senador y a diputados. Por ejemplo, los votantes de Prat-Gay están más seducidos, si Pino fuera el candidato, a fugar hacia Michetti. Después del 11 comenzará una dura campaña porteña entre el Unen y el FpV. Allí, los citadinos se enterarán de que las principales leyes progresistas aprobadas en los últimos años por iniciativa del kirchnerismo contaron con la ausencia o la negativa del autodenominado progresismo”. - Enrique Zuleta Puceiro: “También aquí las tendencias son firmes. El PRO consolida su posición merced al efecto de una imagen de gestión eficaz. El uso intensivo de las posibilidades de las PASO por parte de la coalición socialdemócrata Unen ofreció un raro ejemplo de cordura y razonabilidad política. Sin embargo, la persistencia de los reflejos centrífugos de los factores que componen la coalición amenaza con su posibilidad de arrebatar al FPV la banca de Filmus, quien, sobre el cierre, podría conservar la posición merced a las divisiones internas entre los partidos que componen Unen”. EL VOTO EN EL INTERIOR DEL PAIS Potencial para sorpresas En los grandes distritos del interior del país, los ganadores son variados y no tienen el mismo signo. En Santa Fe se impone claramente Hermes Binner; en Córdoba el candidato de José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti, y en Mendoza encabeza el radical Julio Cobos. Artemio López sostiene que en Córdoba “se ve un triunfo de la fórmula Schiaretti-Rossi con el 36 por ciento de los votos, seguidos por la UCR Aguad-Carrizo en torno del 20 por ciento. El FpV con la fórmula Scotto-Gill logra alrededor del 15 por ciento de los votos, mientras el PRO con la Coneja Baldassi pelea palmo a palmo con Domingo Cavallo cerca del seis por ciento de los votos”. Hay sondeos que, en cambio, muestran a Cavallo en una situación muy difícil, “con porcentajes menores al dos por ciento”. Una encuesta de Nueva Comunicación, que conduce César Mansilla, le da una amplia ventaja a Hermes Binner en Santa Fe. Obtendría el 42 por ciento de los votos. En segundo lugar aparece Jorge Obeid del FpV y tercero Miguel Del Sel. Para Mansilla la diferencia entre Obeid y Del Sel es estrecha: solo dos puntos. Artemio López afirma que hay casi diez puntos entre el FpV y el PRO en Santa Fe. Respecto de Mendoza parece haber unanimidad: Cobos lidera, pero el candidato del FpV Alejandro Abraham va camino a hacer una gran elección. Ricardo Rouvier sintetiza el panorama de esta manera: “Hay distritos en que el oficialismo tiene problemas, como Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Hay un conjunto de distritos que el kirchnerismo y sus aliados revalidarán pergaminos: Entre Ríos, Tucumán, Salta, Río Negro, Misiones, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca, Neuquén (con el MPN como aliado) y Tierra del Fuego. Los interrogantes se extienden hacia Corrientes, Santa Cruz y Chubut. San Luis es un enclave de los Rodríguez Saá, y allí no hay sorpresas” 04/08/13 Página|12

Las apuestas de los encuestadores Por Raúl Kollmann

La mayoría descuenta un dominio del kirchnerismo a nivel nacional y un final con los números inciertos en el distrito bonaerense, el principal del país. La Ciudad apoya al PRO pero con buena posibilidad del FpV y Unen. A una semana de las PASO todos los encuestadores coinciden en que el Frente para la Victoria será, por lejos, la primera fuerza política. Pese a que enfrenta dificultades en los grandes distritos, en cada uno de ellos confronta con partidos o alianzas distintas, de manera que tomado el conjunto del país, sólo habrá una fuerza en condiciones de recoger un porcentaje importante de los votos. Esta es la visión que tienen los analistas que trabajan tanto para el oficialismo como para la oposición. Desde el punto de vista legislativo, se confirma un diagnóstico hecho hace meses: el oficialismo mejoraría su situación en la Cámara de Diputados, tal vez con diez bancas más, y mantendrá las que tiene o perderá un par en el Senado. El panorama aparece todavía incierto en la provincia de Buenos Aires. Sergio Massa arrancó con 15 puntos de diferencia a favor (proyectando los indecisos) y hoy la distancia se estrechó muchísimo. Hay encuestadores que hablan de empate técnico y otros que marcas distancias que oscilan entre los dos, los cuatro y los seis puntos. Lo que ocurra en el principal distrito le dará un tinte a toda la elección. En Capital el PRO es favorito, pero hay indicios de que se le puede complicar la elección. En Santa Fe, Binner saca ventaja y Miguel Del Sel perdería el segundo lugar a manos de Jorge Obeid, mientras que en Córdoba el gobernador José Manuel de la Sota haría pesar la localía, con el radicalismo segundo y el FpV tercero. En la provincia mediterránea hay una controversia: algunas encuestas dicen que Domingo Cavallo ni siquiera podría conseguir el 1,5 por ciento imprescindible para ser candidato en octubre y otras afirman que llegará al seis por ciento. Como es obvio, las comparaciones no se pueden hacer con una elección presidencial en que los votos se polarizan muchísimo y la mirada del ciudadano es completamente distinta: hay dirigentes que son bien considerados para estar en el Parlamento, pero que un votante nunca apoyaría para manejar el Poder Ejecutivo. Las elecciones de medio término siempre son difíciles para los oficialismos –en la Argentina y el mundo– por esa razón. Los diputados que renueva el kirchnerismo son los obtenidos en su peor elección, la de 2009. El principal ejemplo es el de la Ciudad de Buenos Aires: hace cuatro años, el FpV sacó el 11,63 por ciento de los votos y quedó en cuarto lugar detrás del PRO, Proyecto Sur y el Acuerdo Cívico y Social. La previsión es que este año conseguirá bastante más del 20 por ciento de los votos, es decir que duplicará su porcentaje y obtendrá más bancas en la Cámara baja. El panorama en la CABA muestra al PRO arriba, con el FPV en segundo lugar y alguno de los candidatos de las cuatro versiones de Unen se ubica tercero. Ningún encuestador arriesga una respuesta concluyente a la pregunta de si los votos en las PASO para Fernando “Pino” Solanas, Alfonso Prat-Gay, Rodolfo Terragno y Leandro Illia terminarán sumándose en octubre o habrá fugas a otras fuerzas. Hugo Haime, titular de Hugo Haime y Asociados, advierte que “a una semana, todavía el 45 por ciento no sabe qué se vota el 11 de agosto. No obstante, esperamos un alto presentismo. Como vengo diciendo, el oficialismo conseguirá, punto más, punto menos, un 35 por ciento de los votos, algo más que en 2009. Por supuesto que será menos que en 2011. La segunda minoría será la misma que ese año: el socialismo y aliados. Y quedarán expectantes las distintas variantes del peronismo. Se las podrá sumar por perfil político, pero no constituyen un mismo partido”. En este terreno, Haime deja entrever que ése es el caso de Massa, Rodríguez Saá, De la Sota. Todos son peronistas disidentes, pero al menos por ahora, “no se los puede sumar partidariamente”. Artemio López cree que el FPV terminará redondeando un porcentaje, a nivel nacional, cercano al 40 por ciento de los votos. “Veo en el segundo lugar al radicalismo, aliado al socialismo. Juntos estarán en un 20 por ciento –sostiene López–. El resto de las fuerzas en competencia no tienen presencia en todo el país. Es el caso del PRO y el Frente Renovador, sin candidatos en distritos fundamentales como para desplegarse nacionalmente.” “A una semana de las PASO, se van afirmando algunas certezas y ampliándose algunas incertidumbres –sostiene Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados–. Entre las certidumbres tenemos que el kirchnerismo seguirá siendo la principal fuerza política nacional, que va a medir fuerzas arriesgando menos que la oposición, en lo que a bancas se refiere. Va a haber dos resultados; uno de valor simbólico, que será la comparación con el 2009 y el desempeño en los principales distritos –sobre todo el territorio bonaerense–; y otro más institucional, que será la consecuencia de la elección en el poder parlamentario del oficialismo y la oposición. Otra certeza es que la oposición seguirá careciendo de un posicionamiento homogéneo y nacional.” Para Luis Costa, de Ipsos-Mora y Araujo, “hay dos niveles de análisis. Es posible que el FpV redondee un 35 por ciento, no con un desempeño homogéneo. En 2011, la Presidenta ganó en todos lados. Esta vez veo desempeños muy buenos en la mayoría de las provincias, con performances más acotadas en Córdoba, Santa Fe y Mendoza. En la Capital Federal el Gobierno puede tener un desempeño sorprendentemente mejor de lo que se espera. El voto opositor que tradicionalmente iba al PRO está más repartido con Unen y Filmus consigue muy buenos porcentajes. En provincia de Buenos Aires el final es abierto”. La visión de Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública Servicios y Mercados, es diferente: “La posibilidad de una derrota oficialista en los grandes distritos se vio amplificada por la exitosa irrupción de Massa y la consiguiente fragmentación política del espacio pro gubernamental. Al día de hoy, la elección es juzgada por todo el electorado más bien como una antesala de un cambio de ciclo político en el 2015. Las tendencias nacionales apenas han variado en los últimos siete meses. El FpV obtendría a nivel nacional alrededor del 30 por ciento sin proyectar. Es decir, una elección similar a la del 2009, que puede empeorar o mejorar sobre la hora del voto. Nadie parece por ahora muy interesado en sumar nacionalmente los votos del 11 de agosto. Está claro, sin embargo, que una amplísima mayoría votará contra el gobierno nacional, sin que ello implique necesariamente una derrota, debido a la división que sigue imperando entre las fuerzas de oposición. El kirchnerismo podría aspirar a más votos y más bancas, aunque muy lejos ya de las mayorías parciales para forzar una reforma constitucional o para cambiar el ciclo y devolver vida al proyecto reeleccionista”. “El panorama a nivel nacional y más específicamente en el área metropolitana –dice Analía Del Franco, de Analogías– se caracteriza por cierta distancia de parte de la opinión pública frente a estas elecciones. Esto puede preocupar por el bajo interés, pero, por otro lado y a la luz de otros momentos de nuestra historia reciente, refleja bajo nivel de necesidad de expresar bronca, que es en términos electorales el sentimiento que mayor nivel de movilización genera. Los resultados electorales –agrega Del Franco– tienden a ser similares a otras legislativas que marcaron cierta tendencia. Los grandes centros urbanos, entre ellos algunas capitales de provincias, tienen mayor tendencia a un voto opositor al oficialismo nacional y hay un comportamiento más cercano al oficialismo entre los sectores de menores recursos y en las ciudades de menos de 100.000 habitantes. Es un dato muy importante la forma en que se estrechó la diferencia entre Massa e Insaurralde.” raulkollmann@hotmail.com

Y al fin llegó la hora de Leandro Illia Por Juan José Becerra. Escritor

cultura@miradasalsur.com Ricardo Alfonsín pierde el protagónico de la portación de apellido con la llegada del hijo de Arturo Illia. El vástago, dice, hacía política aunque nadie se había enterado. El debate del espacio UNEN en TN entre Ricardo Gil Lavedra, Lilita Carrió, Martín Lousteau y Leandro Illia fue un inesperado éxito en la historia de un género que se afianzó en Estados Unidos como una discusión de a dos, de algún modo una discusión de características matrimoniales acerca de lo que le falta al otro y de lo que uno tiene para superarlo en el tomá y dame de los intercambios. Martín Lousteau se desempeñó bien, tanteando el terreno mientras iba abriéndose paso a fuerza de la vulgarización de sus papers. Gil Lavedra lo hizo aplicando a sus dichos un registro de diplomacia varias veces a punto de ser violado por cierta verdad interior que le hacía cosquillas, orientada en dirección a Carrió y basada en un interrogante que despierta misterio: ¿para qué quiere ser legisladora si no le gusta ir al Congreso? Carrió es un personaje riquísimo para los consumidores de imágenes y voces, que encarna como nadie la maldad del bien, el principismo moral llevado al nivel de un misticismo irreversible y la idea de que la Argentina se salvará únicamente con la aplicación de un plan de corrupción cero y la figura ramificada del objetor moral, sin otra vocación de poder que la del poder de veto y el poder de denuncia. Pero el gran protagonista de la noche fue, como lo viene siendo allí donde aparezca su figura, Leandro Illia, hijo del presidente Arturo Illia, de quien ha heredado el uso del poncho, prenda del caudillismo radical que es, también, un intencionado viaje en el tiempo. Así presentó el espectáculo el querido Marcelo Bonelli: “Esta noche en A dos voces... ahí están los cuatro candidatos... el debate más importante de la interna de diputaaaados están aquí... vamos a debatir los temas que a usted le interesaaaa... Ay..., ahí está Leandro Illia”. El estudio estaba colmado de acompañantes. Dejemos que también sea Bonelli –démonos ese lujazo– quien describa el color del ambiente: “Hay muchísima gente en esta noche en A dos voces... esteeee... bueno... caaa candidato trajo aparte de su equipo... aparte... por ejemplo está Fernanda Reyes candidata a senadora por la lista de Elisa Carrió, Gustavo Vera de La Alamera, Roy Cortinaaas, Alcira Argumeeeedo y muchísima gente más...”. De nada sirvió la amabilidad de los anfitriones. El ingreso de Leandro Illia a nuestros hogares, cuando daban las 22.06 del histórico día, fue con botines Sacachispas de punta: “Bueno. En primer lugar quiero decir que me podrían dar tres minutos porque, realmente, la abrumadora publicidad de las otras listas ha hecho que se minimice lo de la nuestra. Pero no importa, yo me voy a atener como siempre en mi vida me atuve a las reglas del juego”. Un verdadero acercamiento al Illia profundo, cuando no un identikit ideológico con dos tramos partidos por la mitad: el de dar y el de pedir, con el detalle de que primero pidió (tiempo) y después dio (su consentimiento a las reglas de TN, que siempre son las de la democracia). “Nosotros somos con la gente, por la gente y para la gente”, dijo Illia en el primer bloque de su intervención. Inesperada incursión en la lista de preposiciones, pero reducida con inteligencia a sólo tres. Fue sagaz. No hay programa que pueda soportar lo que le llevaría a un candidato extenderse con propuestas (además de “con”, “por” y “para”) ante, bajo, contra, desde y hasta la gente. El gran ganador, en términos de felicidad personal más que política, fue Martín Lousteau, quien en el cuarto de pantalla que le tocaba en las zonas en las que el debate se liberaba, se lo podía ver como un espectador privilegiado del arte de Leandro Illia (el arte de la exaltación), sobre todo cuando hacía flamear la bandera de su ética ¡más alto que la de Carrió! En ese momento, Lousteau, lejos del stress de tener que persuadir a su público, disfrutaba como lo hubiera hecho en un teatro de Carlos Paz al ver el desempeño de un capocómico que habla en serio. El CV abreviado de Leandro Illia al pie de su foto en Twitter, donde no le falta el poncho –ni el micrófono: otro accesorio de cepa radical– dice: “Abogado, secretario de Estado en la época de Raúl Alfonsín, cofundador de la Franja Morada en Derecho”. Sus nombres de pila (Leandro Hipólito) aportan sustancia referencial y la sospecha, dado que su padre no les dio a sus otros hijos nombres con sentido histórico, de que Leandro fue empujado a una carrera política. Si tal empujón existió no fue suficiente para que despuntara en él la fiebre de la precocidad; tampoco para sostener el deseo sostenido de ser un político. Apenas si alcanzó a desempeñarse como titular de la Caja de Asignaciones Familiares durante el gobierno de Alfonsín. Para el gran público, la irrupción de Leandro Illia como precandidato a diputado de la lista “Presidente Illia” del espacio UNEN fue una sorpresa y despertó intrigas. ¿Dónde estuvo hasta ahora? ¿Cómo que Arturo Illia tenía un hijo que, al decir de sí mismo, se dedicaba a la política? ¿Quién urdió semejante plan de ostracismo y con qué fines? No se sabe, pero lo cierto es el precandidato Illia es un personaje nuevo que, una vez ingresado al escenario, nos da la sensación de que ha estado esperando su momento para dar el golpe. Un golpe (el salto a la fama) que tiene lugar a la edad aproximada que tenía su padre cuando fue derrocado en 1966. O sea: se trata de un caso del que no es ajena cierta voluntad de reencarnación. Leandro Illia (si sirve de prueba: habla como si fuera un estadista... de los años ’60) quiere retomar un legado allí donde su padre fue obligado a abandonarlo. El caso es interesante y solicita estudios profundos de sus pormenores, pero no es un caso único. Como fantasma recursivo de esta aparición tenemos a Ricardo Alfonsín quien, como Leandro Illia, saltó al escenario público casi a la misma edad en que su padre Raúl fue elegido presidente y gracias, también, a que su padre acababa de morir. Claro que a diferencia de Leandro, quien sólo retoma a su padre como un gajo que vuelve a crecer cincuenta años después de su cercenamiento, Ricardo Alfonsín se inclina más a competir con Mario Sapag, famoso imitador de su padre, que a tomar del Padre de la Democracia lo mejor que tuvo para darles a los demás, incluyéndolo a él. Se dirá que es común que alguien se vea tentado a seguir la senda abierta por el patrimonio material o moral del padre, siempre iluminada, y con palenques dónde rascarse. ¿Carlos Nair Menem no fue, acaso, asesor de su padre en el Senado? Y John-John Kennedy, ¿no le hizo honor a JFK curtiéndose a medio padrón femenino de Manhattan? También están los Bush padre e hijos: el W. y Jeb, que no pasó de la Florida. La lista continúa con los Torrijos en Panamá, los Pastrana en Colombia, los Tachos Somoza en Nicaragua y los Batlle en Uruguay. Pero Leandro Illia es un fenómeno especial. La razón de su especificidad, entre todas las que pueden enumerarse, es una sola: su timing histórico. Como si se hubiera estado entrenando en el monte durante años, para recién hacerse ver en el momento de empalmar su vida con la de su padre como si fueran dos cables que conducen la misma energía, la aparición de Leandro Illia no se olvidará así nomás. Ha llegado su momento. 04/08/13 Miradas al Sur

Estrategias ante un final abierto Por Daniel Miguez politica@miradasalsur.com

La diferencia entre el candidato del FpV Martín Insaurralde y Sergio Massa es cada vez más corta. Los malabarismos del intendente de Tigre para sumar parte del electorado kirchnerista no dieron el resultado esperado. Los límites de la sonrisa. A una semana de las PASO, el resultado en la provincia de Buenos Aires parece abierto. El candidato del oficialismo Martín Insaurralde fue día a día achicando diferencias en las encuestas respecto de su principal rival, Sergio Massa, que aún tendría una pequeña ventaja. El intendente de Lomas de Zamora confía en las encuestas que le auguran un 35% de los votos y que le darían una victoria ajustada; el de Tigre cree en los números que le acercan sus encuestadores, que lo ubican cuatro puntos arriba. Número más número menos, lo evidente es que Massa acusó recibo de su caída en los sondeos de opinión. Hizo evidente un cambio de discurso, marcando un poco más sus críticas al Gobierno, pero cuidadoso de no ser muy agresivo. Algunos asesores, alarmados ante el nuevo escenario, le aconsejan que endurezca más su perfil opositor. Es que los puntos que fue perdiendo no sólo los ganó Insaurralde, sino también Margarita Stolbizer, la candidata del Frente Progresista Cívico y Social, que se muestra como la opción “no peronista”, incluyendo en el combo no sólo a Insaurralde, sino a las listas que encabezan Massa, Francisco De Narváez, Gerónimo Venegas y Eduardo Amadeo, aunque este último acaba de bajarse de la candidatura. Y como elemento adicional que completa el análisis del massismo, De Narváez no subió en las encuestas pero dejó de caer. Pero a Massa se le presenta una disyuntiva que no es fácil resolver. Es cierto que perdió votos filokirchneristas desde que el Gobierno lo expuso como opositor, pero también perdió una porción de votos opositores que lo consideran tibio con el Gobierno. Esta realidad lo llevó a pedirles a Venegas y a Amadeo que depongan sus candidaturas y se sumen a sus filas, porque esas décimas de porcentaje de votos que obtendrían cada uno podrían resultarle muy valiosas en este primer tramo electoral que son las PASO. Amadeo, pese a que basaba su campaña en una frase anti-Massa (“el que estuvo en el gobierno, puede volver a estarlo”), aceptó. Lo explicó sin tapujos: “Es el momento de aunar fuerzas porque Insaurralde está creciendo”. Pero también es cierto que Massa, a pesar de esas fugas de posibles votantes, aún hoy conserva una importante intención de voto como para aspirar a un triunfo el domingo próximo. Y ese caudal lo logró con su perfil de hombre sonriente y su mensaje de ondas de amor y paz. De allí que su nuevo discurso sea más duro aunque sobre los mismos ejes que antes y sobre blancos fáciles (“Mi primera medida de gobierno si en 2015 soy presidente sería echar a Moreno”, dijo a mitad de semana, como si el secretario de Comercio fuera un empleado de planta permanente y blanqueando, de paso, sus aspiraciones presidenciales. A la vez, Massa no critica personalmente a Cristina y valora a Néstor Kirchner, en el habitual mecanismo de los opositores al kirchnerismo de agigantar el recuerdo del ex presidente para bajarle el precio a la Presidenta. Por eso, cuando Roberto Pettinato, de Canal 13, le preguntó a quién hubiera preferido como novio de su hija entre todos los ex presidentes, de Raúl Alfonsín para acá, eligió a Kirchner. Por eso, también, se enojó tanto con el periodista Diego Schurman cuando en Radio Continental le preguntó sobre sus comentarios sobre Kirchner a la embajadora estadounidense Vilma Martínez según reveló el libro Argenleaks, de Santiago O’Donnell (había dicho que “Cristina estaría mucho mejor sin Néstor que con él” y que Kirchner era “perverso”, “psicópata” y “cobarde”, entre otras cosas). “En su momento ya lo aclaré. Y la verdad que hablar de un tema de tres años atrás me parece patético”, le respondió Massa. Cuando el periodista le pidió que le refrescara cuáles habían sido sus aclaraciones, contestó: “No, ya lo contesté hace tres años” y mandó al periodista a revisar el archivo, donde difícilmente podrá encontrar esa respuesta. En ese doble juego, Massa sigue haciendo malabarismo para desentenderse públicamente de su acuerdo con Mauricio Macri, mientras el jefe de Gobierno porteño, Gabriela Michetti, Jorge Macri y los principales funcionarios del PRO no cesan de afirmar que tienen un pacto político con el intendente de Tigre y que apoyan plenamente su candidatura a diputado. Por su parte, Insaurralde avanza por dos caminos. Uno, el que le tiende Cristina con datos de la realidad socioeconómica planteados en anuncios de Gobierno, como la baja de la desocupación del 7,9% al 7,2% y el aumento a los jubilados del 14,41%, con un total en el año del 31,78%, un índice que supera cualquier medición de inflación. También, en un escalón inferior del espacio noticioso, en la semana que pasó se promulgó el reglamento de la nueva ley de mercados de capitales, las reservas del Banco Central aumentaron 125 millones de pesos luego de ocho meses consecutivos de pérdidas, la construcción creció y la venta de autos cero kilómetro va camino de un nuevo récord, como fue récord la recaudación fiscal. A la par, el Gobierno hizo una demostración de fuerza política al rodear a Insaurralde en un acto de 13 gobernadores y 68 intendentes de la provincia de Buenos Aires. El hecho fue prolijamente ocultado por los medios opositores, que, en cambio, no dejan de resaltar los intendentes que respaldan a Massa, 17 en total. No es el único ocultamiento. Clarín hace día a día un alarde de creatividad para hablar de la campaña bonaerense sin poner la palabra “Insaurralde” en un título. El otro camino lo construye el propio Insaurralde, con su perfil de vecino común, de político que viene de abajo, de tipo poco confrontativo. “Es nuestro Massa”, bromeó un funcionario kirchnerista en una charla privada. Le pone el cuerpo a la campaña, se multiplica en varios actos por día, no desaprovecha ningún micrófono. En ese vértigo sufrió la fallida decisión de empapelar Buenos Aires con su imagen saludando al papa Francisco. Aunque el texto que acompañaba la foto no tenía un mensaje electoral fue aprovechado por la oposición, y el propio vicegobernador Gabriel Mariotto afirmó que eso “no suma”. Cruzando la General Paz las últimas encuestas marcan que algunas cosas están claras y otras no tanto. Michetti está consolidada en las preferencias como candidata a senadora. En el segundo lugar aparece el candidato del oficialismo, Daniel Filmus, pero la tendrá más fácil o más difícil según quién gane las PASO entre los tres postulantes de UNEN: Fernando Pino Solanas, Adolfo Prat Gay o Rodolfo Terragno. De esa interna, Solanas y Prat Gay aparecen con mayores posibilidades. Habrá que ver cómo influyó en la imagen de Solanas el hecho de que su compañera de lista, Elisa Carrió (encabeza los diputados en la misma boleta), lo haya vapuleado en una entrevista televisiva conjunta en el programa de Mariano Grondona. “Sos muy PJ”, le dijo, entre otras cosas, Carrió a Solanas. Entre los candidatos a diputados, Carrió aparece en las encuestas por encima de sus contrincantes en UNEN, Ricardo Gil Lavedra, Martín Lousteau y Leandro Illia. Y también está mejor posicionada que Juan Cabandié. Está convencida de que le acumulan votos sus arrebatadas intervenciones, en las que calificó de “estúpidos” a los integrantes de su frente y a los que, además, descalificó por su pasado en los gobiernos de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, según los casos. Algunos dudan que tanta agresividad hacia sus propios compañeros le sea beneficiosa. Conocedor de que el PRO y UNEN van por el mismo electorado, Filmus reforzó su estrategia de mostrar las profundas diferencias que tiene el oficialismo con ambos sectores. Día a día cuestionó aspectos deficitarios del gobierno de Macri e hizo hincapié en las leyes que Michetti, Carrió, Solanas, Prat Gay y Gil Lavedra votaron en contra o no votaron por ausentarse o abstenerse. Esas leyes, dijo Filmus, son las del matrimonio igualitario, el voto a los 16 años, la identidad de género, la supresión del avenimiento en los casos de violaciones, la regulación de las prepagas, la protección de trabajadoras domésticas y peones rurales, y la reestatización de las AFJP, Aerolíneas e YPF. Si nos guiamos por las nuevas encuestas, la estimación que se había hecho en esta misma columna dos semanas atrás, según la cual el kirchnerismo podría sumar entre cinco y diez bancas en las elecciones del 27 de octubre, ahora estaría más cerca del diez que del cinco. No sólo por cómo se estrechó la diferencia entre Massa e Insaurralde, sino porque desde Córdoba y Santa fe, las dos provincias que les siguen en importancia a Buenos Aires y la Capital Federal, le llegaron al oficialismo noticias moderadamente alentadoras. En Córdoba, donde la aspiración inicial del kirchnerismo era colocar un diputado de la lista encabezada por la rectora de la Universidad Nacional de Córdoba, Carolina Scotto, ahora también alienta esperanzas de conseguir una banca para el segundo de la lista, el secretario de Políticas Universitarias de la Nación, Martín Gill. Mientras que en Santa Fe, donde Hermes Binner aparece cómodamente en el primer lugar, el candidato del Frente para la Victoria, Jorge Obeid, está superando al candidato del PRO, Miguel Del Sel. Obeid debe defender las tres bancas que ganó la lista que lideró Agustín Rossi en 2009. Por fuera de la campaña electoral, pero no de la política, terminada la feria judicial reapareció la Corte Suprema de Justicia en los títulos de los diarios. En su primer acuerdo post vacaciones de invierno le pidió al Gobierno dinero para pagar el aumento salarial acordado con los trabajadores judiciales liderados por Julio Piumato, actualmente alineado con De Narváez. Para ello, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, debería hacer una modificación en las partidas presupuestarias. Con ese aporte la Corte haría frente al nuevo aumento del 10%, que redondea un 25% anual. Mientras tramita cuestiones administrativas de ese orden, la Corte hace tiempo a la espera de que pase el 11 de agosto para dar su fallo definitivo sobre la constitucionalidad de los artículos cuestionados por el Grupo Clarín a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pero esa será otra historia y ya dará mucho que hablar. 04/08/13 Miradas al Sur

El proyecto que no se dice Por Edgardo Mocca

El déficit de discusión política de alcance estratégico es un dato relevante de la campaña electoral que estamos viviendo. No se sabe cuál es el proyecto de país que alientan las variadas oposiciones que compiten en el grado de radicalidad con la que combaten al Gobierno y en la exaltación de las trayectorias individuales de sus principales dirigentes. El discurso político del Gobierno, sistemáticamente simbolizado en acciones prácticas de política pública, se ubica sin dificultades en el centro de la escena. ¿No hay otra imagen de una Argentina posible en el futuro? La hay. No es en la campaña electoral formal donde se la encuentra, sino en los pronunciamientos corporativos de los grupos económicos poderosos. El mensaje del presidente de la Sociedad Rural fue, en este sentido, la pieza más valiosa en los últimos días. Etchevehere recayó, claro está, en todos los lugares comunes de la descalificación plenaria de las líneas de acción del Gobierno. Su eje fue la denuncia de la mentira, el balance del fracaso absoluto, la condena del autoritarismo y el invariable tópico de la corrupción. Así fue siempre la mirada de la Sociedad Rural, cada vez que sintió que desde el Estado no se defendían de modo disciplinado y riguroso sus propios intereses clasistas. Fue así desde 1930, cuando conspiraron contra Yrigoyen, en 1955 a la hora de provocar el derrocamiento de Perón. Así también fue en 1975, cuando desde la “Apegé” (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias), coalición de los grandes poderes empresarios rurales e industriales –y con la colaboración incondicional de la cúpula eclesiástica– trabajaron para debilitar y vaciar desde adentro al gobierno democrático de entonces. Así fue como terminaron abriendo paso a la noche del terrorismo de Estado, del cual no fueron observadores pasivos ni meros colaboradores, sino centro de dirección estratégica. En febrero de 1976, la Apegé dio la señal definitiva del alzamiento golpista con un paro empresarial que sostenía un programa económico alternativo –parecido al que se enunció desde la tribuna rural– que resultó ser el que unos días después pondría en marcha la dictadura, con el “productor rural” Martínez de Hoz como ministro de Economía. También en 1976, el centro de la retórica pública de la derecha golpista era la corrupción estatal y el desgobierno. También el populismo y la “politiquería” eran los blancos del ataque de los “productores del campo”. En aquel entonces, igual que ahora, había una discusión histórico-política subyacente que no aparecía en el debate político formalizado pero estaba en el núcleo ideológico de la contienda. Etchevehere, fiel a la historia político-institucional de la Sociedad Rural, lo explicitó en su reciente discurso: su sueño –el del poder agrario-financiero concentrado– es una Argentina sin retenciones, sin intervención estatal, llevada por la naturaleza generosa de la Pampa Húmeda a un destino de grandeza y opulencia. Es la visión del país que merodeó los ya célebres debates alrededor de las retenciones móviles en el invierno de 2008. En aquella ocasión, fue el senador cordobés Urquía, elegido curiosamente en las listas del oficialismo, quien fundamentó la necesidad de hacer crecer la torta antes de repartirla; un gran país productor agrario podría asegurar el futuro argentino. La actual demanda de “dejar en libertad a los productores” representa una elegante forma de abogar por un país sin otro desarrollo industrial que el que gire alrededor de la producción de alimentos; un país que inevitablemente agudizaría sus desigualdades sociales, cuya atención quedaría librada a las políticas sociales focalizadas, que en sobrias dosis aseguraría la concentración de riquezas en el polo sojero-financiero. Desde la crisis de 1930 hasta hoy, y particularmente desde la emergencia del primer peronismo en 1945, ese ha sido el conflicto central en la sociedad y en la política argentina. Un conflicto cuyos términos concretos variaron dramáticamente con la etapa abierta en el mundo capitalista con la crisis económica de la década del setenta del siglo pasado. Desde entonces, el proceso mundial de concentración de las riquezas y el lugar central en la economía capitalista adquirido por los grupos financieros más poderosos, ha provocado un salto gigantesco en la interconexión de la economía, tanto como de la vida social y cultural del planeta. Nuestro país vivió entre 1989 y 2001 la etapa de la plena adaptación de su vida económica a ese nuevo paradigma capitalista mundial. El final de la experiencia tuvo inéditos ribetes trágicos y generó condiciones de transformación que los liderazgos emergidos a partir de 2003 pusieron en acto. La renta extraordinaria producida por el complejo sojero, estimulada por la demanda china y favorecida por nuevos recursos tecnológicos, ha fortalecido económica y políticamente no sólo a los grandes propietarios de tierra –que siguen siendo, a pesar de todos los cambios, un actor agrario principal– sino a un complejo económico que entrelaza a la oligarquía clásica con los nuevos poderes locales desarrollados alrededor de la especulación financiera en amplia escala. Desde la mencionada crisis de 2008, este sector pugna por la construcción de una fuerza política propia; un viejo anhelo, hay que decirlo, de las viejas oligarquías que nunca, desde el ocaso del conservadurismo después de su derrota frente al radicalismo yrigoyenista, pudieron disponer de un partido democráticamente competitivo. Son muchos los que consideran esa vacancia representativa, el factor clave de la sistemática intervención militar en la política argentina entre 1930 y 1983. Con el triunfo contra la Resolución 125 del Gobierno, cundió el entusiasmo en este sector. Desde allí –materialmente desde el predio que Menem le facilitara irregularmente a la Sociedad Rural– se formuló una y otra vez el proyecto de una oposición unida alrededor de las consignas de aquel épico combate contra la política de redistribución de la renta impulsada por el Gobierno. Y no se trata de que no haya vasos comunicantes entre la cúpula corporativa y los partidos de oposición: la foto de Macri, De Narváez, De la Sota, Venegas, entre otros, en la celebración del discurso programático del presidente de la Sociedad Rural parece ser más que un gesto protocolar. Hubo quienes no salieron en esa foto pero expresaron su solidaridad con los planteos ruralistas; fue el caso de Gil Lavedra y es permanentemente el caso de Carrió, quien desde aquel 2008 profesa un amor incondicional por “el campo” que es el eufemismo con el que se da a conocer el programa neoconservador de las clases dominantes. ¿Por qué, entonces, no aparece el liderazgo y la estructura que asuma ese programa, lo defienda electoralmente de manera expresa y lo convierta en la hoja de ruta de un futuro gobierno? A pesar de los cultores de la antipolítica, la disolución de las identidades políticas de la Argentina y los que creen en el reino incompartido de la política personalizada y masmediatizada, hay un peso de la memoria histórica entre nosotros. ¿Cómo explicar si no el celo con que distintos referentes políticos y sindicales, muchos de ellos amables contertulios de la Sociedad Rural, acuden a la herencia simbólica del peronismo? ¿Cómo entender de otra manera la disputa un poco bizarra que se da por la pertenencia o no a la “izquierda” o la “centroizquierda” entre políticos que enfáticamente renuncian a cualquier cuestionamiento a los sectores socialmente privilegiados? Esta campaña electoral puso en acto, aunque sea parcialmente, el hecho de que un discurso político cerradamente opuesto a la intervención del Estado, a las políticas salariales y de reparación social y a la inserción regional del país no tiene condiciones para el triunfo electoral. Así se comprobó de modo contundente en 2011 y así lo insinúa la performance que las encuestas pronostican para el mensaje del hartazgo elitista que pronuncia De Narváez. Eso explica el intento de Massa por caminar en el estrecho y acaso intransitable desfiladero entre el kirchnerismo y su oposición frontal; un intento que no ha desaparecido totalmente pero se ha opacado desde el momento en que los encuestadores lo alertaron del peligro de fuga de votos opositores combinado con el crecimiento del conocimiento público de Insaurralde. No es ajeno a este límite estructural para el discurso neoconservador el hecho de la casi absoluta concentración de los candidatos de la oposición en cuestiones de orden moral y en apelaciones tecnocráticas a la “eficacia” en el gobierno y la también casi absoluta falta de referencias al proyecto de país que se defiende. Es más fácil dejarse fotografiar en el predio rural que publicitar el objetivo de un país gobernado por las leyes de mercado, en el que, por definición, no hay espacio para la soberanía nacional ni para políticas reindustrializadoras ni para la acción estatal contra lo que sería inevitablemente una agudización de la desigualdad social. 04/08/13 Página|12