domingo, 4 de agosto de 2013
Estrategias ante un final abierto Por Daniel Miguez politica@miradasalsur.com
La diferencia entre el candidato del FpV Martín Insaurralde y Sergio Massa es cada vez más corta. Los malabarismos del intendente de Tigre para sumar parte del electorado kirchnerista no dieron el resultado esperado. Los límites de la sonrisa.
A una semana de las PASO, el resultado en la provincia de Buenos Aires parece abierto. El candidato del oficialismo Martín Insaurralde fue día a día achicando diferencias en las encuestas respecto de su principal rival, Sergio Massa, que aún tendría una pequeña ventaja.
El intendente de Lomas de Zamora confía en las encuestas que le auguran un 35% de los votos y que le darían una victoria ajustada; el de Tigre cree en los números que le acercan sus encuestadores, que lo ubican cuatro puntos arriba.
Número más número menos, lo evidente es que Massa acusó recibo de su caída en los sondeos de opinión. Hizo evidente un cambio de discurso, marcando un poco más sus críticas al Gobierno, pero cuidadoso de no ser muy agresivo.
Algunos asesores, alarmados ante el nuevo escenario, le aconsejan que endurezca más su perfil opositor. Es que los puntos que fue perdiendo no sólo los ganó Insaurralde, sino también Margarita Stolbizer, la candidata del Frente Progresista Cívico y Social, que se muestra como la opción “no peronista”, incluyendo en el combo no sólo a Insaurralde, sino a las listas que encabezan Massa, Francisco De Narváez, Gerónimo Venegas y Eduardo Amadeo, aunque este último acaba de bajarse de la candidatura. Y como elemento adicional que completa el análisis del massismo, De Narváez no subió en las encuestas pero dejó de caer.
Pero a Massa se le presenta una disyuntiva que no es fácil resolver. Es cierto que perdió votos filokirchneristas desde que el Gobierno lo expuso como opositor, pero también perdió una porción de votos opositores que lo consideran tibio con el Gobierno.
Esta realidad lo llevó a pedirles a Venegas y a Amadeo que depongan sus candidaturas y se sumen a sus filas, porque esas décimas de porcentaje de votos que obtendrían cada uno podrían resultarle muy valiosas en este primer tramo electoral que son las PASO.
Amadeo, pese a que basaba su campaña en una frase anti-Massa (“el que estuvo en el gobierno, puede volver a estarlo”), aceptó. Lo explicó sin tapujos: “Es el momento de aunar fuerzas porque Insaurralde está creciendo”.
Pero también es cierto que Massa, a pesar de esas fugas de posibles votantes, aún hoy conserva una importante intención de voto como para aspirar a un triunfo el domingo próximo. Y ese caudal lo logró con su perfil de hombre sonriente y su mensaje de ondas de amor y paz.
De allí que su nuevo discurso sea más duro aunque sobre los mismos ejes que antes y sobre blancos fáciles (“Mi primera medida de gobierno si en 2015 soy presidente sería echar a Moreno”, dijo a mitad de semana, como si el secretario de Comercio fuera un empleado de planta permanente y blanqueando, de paso, sus aspiraciones presidenciales. A la vez, Massa no critica personalmente a Cristina y valora a Néstor Kirchner, en el habitual mecanismo de los opositores al kirchnerismo de agigantar el recuerdo del ex presidente para bajarle el precio a la Presidenta.
Por eso, cuando Roberto Pettinato, de Canal 13, le preguntó a quién hubiera preferido como novio de su hija entre todos los ex presidentes, de Raúl Alfonsín para acá, eligió a Kirchner. Por eso, también, se enojó tanto con el periodista Diego Schurman cuando en Radio Continental le preguntó sobre sus comentarios sobre Kirchner a la embajadora estadounidense Vilma Martínez según reveló el libro Argenleaks, de Santiago O’Donnell (había dicho que “Cristina estaría mucho mejor sin Néstor que con él” y que Kirchner era “perverso”, “psicópata” y “cobarde”, entre otras cosas). “En su momento ya lo aclaré. Y la verdad que hablar de un tema de tres años atrás me parece patético”, le respondió Massa. Cuando el periodista le pidió que le refrescara cuáles habían sido sus aclaraciones, contestó: “No, ya lo contesté hace tres años” y mandó al periodista a revisar el archivo, donde difícilmente podrá encontrar esa respuesta.
En ese doble juego, Massa sigue haciendo malabarismo para desentenderse públicamente de su acuerdo con Mauricio Macri, mientras el jefe de Gobierno porteño, Gabriela Michetti, Jorge Macri y los principales funcionarios del PRO no cesan de afirmar que tienen un pacto político con el intendente de Tigre y que apoyan plenamente su candidatura a diputado.
Por su parte, Insaurralde avanza por dos caminos. Uno, el que le tiende Cristina con datos de la realidad socioeconómica planteados en anuncios de Gobierno, como la baja de la desocupación del 7,9% al 7,2% y el aumento a los jubilados del 14,41%, con un total en el año del 31,78%, un índice que supera cualquier medición de inflación. También, en un escalón inferior del espacio noticioso, en la semana que pasó se promulgó el reglamento de la nueva ley de mercados de capitales, las reservas del Banco Central aumentaron 125 millones de pesos luego de ocho meses consecutivos de pérdidas, la construcción creció y la venta de autos cero kilómetro va camino de un nuevo récord, como fue récord la recaudación fiscal. A la par, el Gobierno hizo una demostración de fuerza política al rodear a Insaurralde en un acto de 13 gobernadores y 68 intendentes de la provincia de Buenos Aires. El hecho fue prolijamente ocultado por los medios opositores, que, en cambio, no dejan de resaltar los intendentes que respaldan a Massa, 17 en total. No es el único ocultamiento. Clarín hace día a día un alarde de creatividad para hablar de la campaña bonaerense sin poner la palabra “Insaurralde” en un título.
El otro camino lo construye el propio Insaurralde, con su perfil de vecino común, de político que viene de abajo, de tipo poco confrontativo. “Es nuestro Massa”, bromeó un funcionario kirchnerista en una charla privada. Le pone el cuerpo a la campaña, se multiplica en varios actos por día, no desaprovecha ningún micrófono. En ese vértigo sufrió la fallida decisión de empapelar Buenos Aires con su imagen saludando al papa Francisco. Aunque el texto que acompañaba la foto no tenía un mensaje electoral fue aprovechado por la oposición, y el propio vicegobernador Gabriel Mariotto afirmó que eso “no suma”.
Cruzando la General Paz las últimas encuestas marcan que algunas cosas están claras y otras no tanto. Michetti está consolidada en las preferencias como candidata a senadora. En el segundo lugar aparece el candidato del oficialismo, Daniel Filmus, pero la tendrá más fácil o más difícil según quién gane las PASO entre los tres postulantes de UNEN: Fernando Pino Solanas, Adolfo Prat Gay o Rodolfo Terragno.
De esa interna, Solanas y Prat Gay aparecen con mayores posibilidades. Habrá que ver cómo influyó en la imagen de Solanas el hecho de que su compañera de lista, Elisa Carrió (encabeza los diputados en la misma boleta), lo haya vapuleado en una entrevista televisiva conjunta en el programa de Mariano Grondona. “Sos muy PJ”, le dijo, entre otras cosas, Carrió a Solanas.
Entre los candidatos a diputados, Carrió aparece en las encuestas por encima de sus contrincantes en UNEN, Ricardo Gil Lavedra, Martín Lousteau y Leandro Illia. Y también está mejor posicionada que Juan Cabandié. Está convencida de que le acumulan votos sus arrebatadas intervenciones, en las que calificó de “estúpidos” a los integrantes de su frente y a los que, además, descalificó por su pasado en los gobiernos de Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, según los casos. Algunos dudan que tanta agresividad hacia sus propios compañeros le sea beneficiosa.
Conocedor de que el PRO y UNEN van por el mismo electorado, Filmus reforzó su estrategia de mostrar las profundas diferencias que tiene el oficialismo con ambos sectores. Día a día cuestionó aspectos deficitarios del gobierno de Macri e hizo hincapié en las leyes que Michetti, Carrió, Solanas, Prat Gay y Gil Lavedra votaron en contra o no votaron por ausentarse o abstenerse. Esas leyes, dijo Filmus, son las del matrimonio igualitario, el voto a los 16 años, la identidad de género, la supresión del avenimiento en los casos de violaciones, la regulación de las prepagas, la protección de trabajadoras domésticas y peones rurales, y la reestatización de las AFJP, Aerolíneas e YPF.
Si nos guiamos por las nuevas encuestas, la estimación que se había hecho en esta misma columna dos semanas atrás, según la cual el kirchnerismo podría sumar entre cinco y diez bancas en las elecciones del 27 de octubre, ahora estaría más cerca del diez que del cinco. No sólo por cómo se estrechó la diferencia entre Massa e Insaurralde, sino porque desde Córdoba y Santa fe, las dos provincias que les siguen en importancia a Buenos Aires y la Capital Federal, le llegaron al oficialismo noticias moderadamente alentadoras.
En Córdoba, donde la aspiración inicial del kirchnerismo era colocar un diputado de la lista encabezada por la rectora de la Universidad Nacional de Córdoba, Carolina Scotto, ahora también alienta esperanzas de conseguir una banca para el segundo de la lista, el secretario de Políticas Universitarias de la Nación, Martín Gill. Mientras que en Santa Fe, donde Hermes Binner aparece cómodamente en el primer lugar, el candidato del Frente para la Victoria, Jorge Obeid, está superando al candidato del PRO, Miguel Del Sel. Obeid debe defender las tres bancas que ganó la lista que lideró Agustín Rossi en 2009.
Por fuera de la campaña electoral, pero no de la política, terminada la feria judicial reapareció la Corte Suprema de Justicia en los títulos de los diarios. En su primer acuerdo post vacaciones de invierno le pidió al Gobierno dinero para pagar el aumento salarial acordado con los trabajadores judiciales liderados por Julio Piumato, actualmente alineado con De Narváez. Para ello, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, debería hacer una modificación en las partidas presupuestarias. Con ese aporte la Corte haría frente al nuevo aumento del 10%, que redondea un 25% anual.
Mientras tramita cuestiones administrativas de ese orden, la Corte hace tiempo a la espera de que pase el 11 de agosto para dar su fallo definitivo sobre la constitucionalidad de los artículos cuestionados por el Grupo Clarín a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pero esa será otra historia y ya dará mucho que hablar.
04/08/13 Miradas al Sur
El proyecto que no se dice Por Edgardo Mocca
El déficit de discusión política de alcance estratégico es un dato relevante de la campaña electoral que estamos viviendo. No se sabe cuál es el proyecto de país que alientan las variadas oposiciones que compiten en el grado de radicalidad con la que combaten al Gobierno y en la exaltación de las trayectorias individuales de sus principales dirigentes. El discurso político del Gobierno, sistemáticamente simbolizado en acciones prácticas de política pública, se ubica sin dificultades en el centro de la escena.
¿No hay otra imagen de una Argentina posible en el futuro? La hay. No es en la campaña electoral formal donde se la encuentra, sino en los pronunciamientos corporativos de los grupos económicos poderosos. El mensaje del presidente de la Sociedad Rural fue, en este sentido, la pieza más valiosa en los últimos días. Etchevehere recayó, claro está, en todos los lugares comunes de la descalificación plenaria de las líneas de acción del Gobierno. Su eje fue la denuncia de la mentira, el balance del fracaso absoluto, la condena del autoritarismo y el invariable tópico de la corrupción. Así fue siempre la mirada de la Sociedad Rural, cada vez que sintió que desde el Estado no se defendían de modo disciplinado y riguroso sus propios intereses clasistas. Fue así desde 1930, cuando conspiraron contra Yrigoyen, en 1955 a la hora de provocar el derrocamiento de Perón. Así también fue en 1975, cuando desde la “Apegé” (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias), coalición de los grandes poderes empresarios rurales e industriales –y con la colaboración incondicional de la cúpula eclesiástica– trabajaron para debilitar y vaciar desde adentro al gobierno democrático de entonces. Así fue como terminaron abriendo paso a la noche del terrorismo de Estado, del cual no fueron observadores pasivos ni meros colaboradores, sino centro de dirección estratégica. En febrero de 1976, la Apegé dio la señal definitiva del alzamiento golpista con un paro empresarial que sostenía un programa económico alternativo –parecido al que se enunció desde la tribuna rural– que resultó ser el que unos días después pondría en marcha la dictadura, con el “productor rural” Martínez de Hoz como ministro de Economía.
También en 1976, el centro de la retórica pública de la derecha golpista era la corrupción estatal y el desgobierno. También el populismo y la “politiquería” eran los blancos del ataque de los “productores del campo”. En aquel entonces, igual que ahora, había una discusión histórico-política subyacente que no aparecía en el debate político formalizado pero estaba en el núcleo ideológico de la contienda. Etchevehere, fiel a la historia político-institucional de la Sociedad Rural, lo explicitó en su reciente discurso: su sueño –el del poder agrario-financiero concentrado– es una Argentina sin retenciones, sin intervención estatal, llevada por la naturaleza generosa de la Pampa Húmeda a un destino de grandeza y opulencia. Es la visión del país que merodeó los ya célebres debates alrededor de las retenciones móviles en el invierno de 2008. En aquella ocasión, fue el senador cordobés Urquía, elegido curiosamente en las listas del oficialismo, quien fundamentó la necesidad de hacer crecer la torta antes de repartirla; un gran país productor agrario podría asegurar el futuro argentino. La actual demanda de “dejar en libertad a los productores” representa una elegante forma de abogar por un país sin otro desarrollo industrial que el que gire alrededor de la producción de alimentos; un país que inevitablemente agudizaría sus desigualdades sociales, cuya atención quedaría librada a las políticas sociales focalizadas, que en sobrias dosis aseguraría la concentración de riquezas en el polo sojero-financiero.
Desde la crisis de 1930 hasta hoy, y particularmente desde la emergencia del primer peronismo en 1945, ese ha sido el conflicto central en la sociedad y en la política argentina. Un conflicto cuyos términos concretos variaron dramáticamente con la etapa abierta en el mundo capitalista con la crisis económica de la década del setenta del siglo pasado. Desde entonces, el proceso mundial de concentración de las riquezas y el lugar central en la economía capitalista adquirido por los grupos financieros más poderosos, ha provocado un salto gigantesco en la interconexión de la economía, tanto como de la vida social y cultural del planeta. Nuestro país vivió entre 1989 y 2001 la etapa de la plena adaptación de su vida económica a ese nuevo paradigma capitalista mundial. El final de la experiencia tuvo inéditos ribetes trágicos y generó condiciones de transformación que los liderazgos emergidos a partir de 2003 pusieron en acto. La renta extraordinaria producida por el complejo sojero, estimulada por la demanda china y favorecida por nuevos recursos tecnológicos, ha fortalecido económica y políticamente no sólo a los grandes propietarios de tierra –que siguen siendo, a pesar de todos los cambios, un actor agrario principal– sino a un complejo económico que entrelaza a la oligarquía clásica con los nuevos poderes locales desarrollados alrededor de la especulación financiera en amplia escala. Desde la mencionada crisis de 2008, este sector pugna por la construcción de una fuerza política propia; un viejo anhelo, hay que decirlo, de las viejas oligarquías que nunca, desde el ocaso del conservadurismo después de su derrota frente al radicalismo yrigoyenista, pudieron disponer de un partido democráticamente competitivo. Son muchos los que consideran esa vacancia representativa, el factor clave de la sistemática intervención militar en la política argentina entre 1930 y 1983.
Con el triunfo contra la Resolución 125 del Gobierno, cundió el entusiasmo en este sector. Desde allí –materialmente desde el predio que Menem le facilitara irregularmente a la Sociedad Rural– se formuló una y otra vez el proyecto de una oposición unida alrededor de las consignas de aquel épico combate contra la política de redistribución de la renta impulsada por el Gobierno. Y no se trata de que no haya vasos comunicantes entre la cúpula corporativa y los partidos de oposición: la foto de Macri, De Narváez, De la Sota, Venegas, entre otros, en la celebración del discurso programático del presidente de la Sociedad Rural parece ser más que un gesto protocolar. Hubo quienes no salieron en esa foto pero expresaron su solidaridad con los planteos ruralistas; fue el caso de Gil Lavedra y es permanentemente el caso de Carrió, quien desde aquel 2008 profesa un amor incondicional por “el campo” que es el eufemismo con el que se da a conocer el programa neoconservador de las clases dominantes. ¿Por qué, entonces, no aparece el liderazgo y la estructura que asuma ese programa, lo defienda electoralmente de manera expresa y lo convierta en la hoja de ruta de un futuro gobierno?
A pesar de los cultores de la antipolítica, la disolución de las identidades políticas de la Argentina y los que creen en el reino incompartido de la política personalizada y masmediatizada, hay un peso de la memoria histórica entre nosotros. ¿Cómo explicar si no el celo con que distintos referentes políticos y sindicales, muchos de ellos amables contertulios de la Sociedad Rural, acuden a la herencia simbólica del peronismo? ¿Cómo entender de otra manera la disputa un poco bizarra que se da por la pertenencia o no a la “izquierda” o la “centroizquierda” entre políticos que enfáticamente renuncian a cualquier cuestionamiento a los sectores socialmente privilegiados? Esta campaña electoral puso en acto, aunque sea parcialmente, el hecho de que un discurso político cerradamente opuesto a la intervención del Estado, a las políticas salariales y de reparación social y a la inserción regional del país no tiene condiciones para el triunfo electoral. Así se comprobó de modo contundente en 2011 y así lo insinúa la performance que las encuestas pronostican para el mensaje del hartazgo elitista que pronuncia De Narváez. Eso explica el intento de Massa por caminar en el estrecho y acaso intransitable desfiladero entre el kirchnerismo y su oposición frontal; un intento que no ha desaparecido totalmente pero se ha opacado desde el momento en que los encuestadores lo alertaron del peligro de fuga de votos opositores combinado con el crecimiento del conocimiento público de Insaurralde.
No es ajeno a este límite estructural para el discurso neoconservador el hecho de la casi absoluta concentración de los candidatos de la oposición en cuestiones de orden moral y en apelaciones tecnocráticas a la “eficacia” en el gobierno y la también casi absoluta falta de referencias al proyecto de país que se defiende. Es más fácil dejarse fotografiar en el predio rural que publicitar el objetivo de un país gobernado por las leyes de mercado, en el que, por definición, no hay espacio para la soberanía nacional ni para políticas reindustrializadoras ni para la acción estatal contra lo que sería inevitablemente una agudización de la desigualdad social.
04/08/13 Página|12
Pantallazos Por Mario Wainfeld
La campaña del Frente para la Victoria (FpV) hace núcleo en la identidad de los candidatos y en las realizaciones del oficialismo. Esa es su fuerza, y acaso contenga una debilidad. Es la falta de propuestas o de discursos propios de los candidatos que, en general, enumeran la obra realizada y ensalzan la figura de la Presidenta, sin agregar otros condimentos. La competencia electoral es un manojo de tácticas, cuya eficacia se mide con el resultado: toda evaluación previa es subjetiva y provisoria. Ello asumido, el cronista opina que el mensaje único y limitado corre el riesgo de interpelar sólo a los convencidos. El FpV superó por poco el 30 por ciento de los votos nacionales en 2009, dos años después superó el 54 por ciento. Ese conjunto de ciudadanos que se supo sumar, que por lo visto no aborrece al kirchnerismo, debería ser el centro de los afanes del mensaje oficialista. La satisfacción se corroboró en 2011, revalidarlo no es automático. El enigma es si los dos años siguientes de gestión y las ofertas de campaña los siguen seduciendo.
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Los debates televisivos son un género atractivo, aunque el cronista no cree que sean el clímax de la vida democrática, como pretenden algunos. Un debate para dirimir una interna, entre varios competidores por añadidura, es difícil de encarar. Hay que distinguirse sin romper, hay que relegar al otro sin zaherir a los votantes del aliado. Los pretendientes a senadores de la coalición Unen privilegiaron los buenos modos al atractivo. Fueron corteses hasta el aburrimiento, en algún sentido optaron por caerse para ese lado.
No fue el modo elegido por la diputada Elisa Carrió para definir su competencia con sus adversarios internos. Arrojó dardos verbales contra los demás, todos y cada uno. Más allá de la asombrosa apología de su persona (se definió como redactora de la Constitución de 1994 a cuyo contenido se opuso en buena parte), fue agresiva, centralizadora. La tele premia a quien halaga sus códigos: Lilita fue el sol en cuyo derredor constelaron los tres varones. Los “condujo” durante hora y media.
El diputado Ricardo Gil Lavedra fue el único que amagó responderle con virulencia similar, apenas por un ratito.
La pantalla distorsiona pero también enseña. Aun en un juego tan curioso, se hicieron palpables las diferencias, la falta de acuerdos programáticos y aun de paliques previos. Unen es una UTE, una unión transitoria de empresas, una alquimia electoral acaso redituable en el corto plazo. Su destino es, como sinceró el diputado Fernando Solanas, la diáspora poselectoral. Como propuesta política no insinuó nada. Fue entretenido, más vale, y tuvo una estrella con partenaires. Como eran Los Cinco Latinos en la coreo pero con una letra digna de Pimpinela en la voz de la solista.
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Los periodistas que fueron al set del programa A dos voces contaron una anécdota instructiva. El actor y ex diputado Luis Brandoni se enojó con quienes manejaban la transmisión. Los acusó de manipularlo por la forma en que enfocaban a los cuatro precandidatos. Hasta fue al control central a protestar. Brandoni es un militante probado, de valorable trayectoria política y gremial. Nada debe objetarse a su pasión y afán de corregir lo que le pareció un manejo artero. No se sabe qué dijo pero, en sustancia, lo que quiso expresar es la mala fe que anida en ciertas coberturas. No habrá verbalizado “TN miente” pero de eso se quejó. Una victoria tácita del discurso de 6,7,8, aunque nadie crea prudente reconocerlo.
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El decano de Sociales de Estocolmo le escribe atribulado a su pollo, el politólogo sueco que jamás termina la tesis de posgrado sobre la Argentina. “Por favor, profesor, termínela con esa sanata de los spots y de la madre de las batallas. Me preocupa mucho la secesión que se ha producido en ese salvaje país. Cuénteme, por favor, acerca de la guerra civil y de las bajas producidas. ¿La división fue como la de Berlín en la Guerra Fría? ¿Usted quedó en Argen o en Tina?” Paternal con su discípulo y ahijado de tesis, añade: “¿Necesita algo de acá? ¿Una visa para el nuevo país? ¿Una recomendación para asilarse en la embajada?”.
El politólogo ríe pero también se conmueve un poco: resuelve no tomarle el pelo al decano. “No se preocupe, profesor, no tome al pie de la letra casi nada de lo que se emite desde acá.” Aprovecha para mangar unas coronas y llama a su más que amiga, la pelirroja ex progre que cada vez es más cristinista.
La campaña los tiene entretenidos aunque él preferiría más veladas hogareñas, para mirar la tele y luego pasar a otras diversiones. La pelirroja se empecina en recorrer el conurbano para “hacerle el aguante a Martín”. No está mal, aunque la tarifa de dos o tres actos diarios es excesiva para el sueco. Pero lo que más lo fastidia es la cantidad de compañeros que la mujer abraza en los actos con ardiente fervor militante. Tampoco se priva de subirse sobre los hombros de alguno para ver y vitorear mejor. Al sueco lo conturba especialmente el creciente interés de la joven por los egresados de primera generación de las universidades del conurbano. Ella aduce que son un logro del modelo y un orgullo personal de Cristina. Nuestro politólogo concuerda, pero le da mala espina la preferencia personal que la pelirroja dispensa a uno de ellos. O acaso a dos. De todas maneras, transige y enfila con su auto allende la General Paz.
04/08/13 Página|12
MARIO WAINFELD....II PARTE
Viejo mundo, nuevas sacudidas: El presidente español Mariano Rajoy se defiende ante el Parlamento como puede: mal y mendaz en los conceptos, cero en oratoria, fin de la cita. Tiene mayoría que ganó en las urnas: toda la bancada del Partido Popular lo aplaude cuando el hombre se da vuelta y los saluda. La aprobación de los ciudadanos cae en picada, la mayoría parlamentaria propia le garantiza estabilidad, al menos hasta que su propia fuerza cambie de criterio.
El ex primer ministro Silvio Berlusconi es condenado, como correlato de su decadencia política. Tal vez sea su final pero conviene no exagerar. La derecha que comanda tiene la llave para mantener la actual coalición de gobierno. Interesante la diferencia entre dos regímenes parlamentarios; el español, con mayorías electorales para el oficialismo, retiene la estabilidad, el italiano es más fluctuante. Como sea, quizá haya llegado el ocaso para Berlusconi pero ningún liderazgo competitivo asoma para relevarlo.
El presidente francés François Hollande licua el consenso que concitó hace un ratito nomás.
Es diáfana la correlación entre la flaqueza de los gobiernos y las deprimentes respuestas a la crisis económica. Los demás países de la Unión Europea clavan la mirada en Alemania. La Unión Europea depende como nunca de Estados Unidos y de China para empezar a salir de la recesión profunda. Acaso eso sirva para explicar (aunque no justificar) su sumisión ante el espionaje internacional desplegado por la administración del presidente Barack Obama.
En todo caso, ni la economía ni la política del centro del mundo suscitan emulación. Su gravitación sigue siendo grande. La única potencia global manda, pero no convence. “Los mercados” avasallan las conquistas sociales edificadas desde 1945. Las poblaciones se quejan cada vez más pero no logran articular respuestas políticas de recambio, por ahora.
Diferenciarse de ese mundo es deseable, aunque nada sencillo. Desacoplarse, sencillamente, no está en el menú de los gobiernos de este Sur.
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Paralelismos y comparaciones: La Argentina tiene peculiaridades intensas pero no está descolgada del mundo ni es ajena a sus tendencias. La respuesta del kirchnerismo, variable a través de los años, fue acentuar la presencia estatal y el intervencionismo en la economía. El cronista cree que uno de sus puntos más sólidos son las políticas sociales y laborales, para nada exentas de deficiencias y contradicciones. Mejorar los estándares vigentes es un anhelo interesante, conservarlos en tiempos borrascosos ya sería una tarea ardua.
La existencia de oposición política es una obvia necesidad, máxime en una sociedad pluralista, activa y muy desigual. La posibilidad de la alternancia, un ingrediente imprescindible del sistema democrático. Bienvenida la competencia, entonces. Lo que deprime es la carencia de propuestas que trasciendan el denuncismo o la crónica palaciega.
Las campañas, tan entretenidas en otros rubros, son desoladoras en ese aspecto. Despejada la espuma de las alabanzas a la Corte y la objeción a la re-re cunde un abanico de generalidades. Las interrumpen, apenas, propuestas salvajes en materia de “seguridad”. Sea por boca de Elisa Carrió, de Rodolfo Terragno o de Sergio Massa, las campanas tañen por agravar las penas a niveles siderales, por expandir la prisión preventiva contra las reglas constitucionales, por sancionar la tenencia personal de droga. En materia impositiva, el mínimo común denominador es mocionar un pagadiós... exceptuando, claro, a “los amigos del poder” (del actual, se entiende).
Sergio Massa se quita el saco, para probar hombría. Los candidatos de Unen predican tolerancia y se arrancan la piel en tiras, en pos de una interna para un solo distrito. Nadie propone una visión panorámica, un haz de medidas, un par de ideas-fuerza novedosas.
El presidente Juan Domingo Perón, que manejaba la ironía como pocos, dijo alguna vez: “No es que nosotros fuéramos tan buenos, es que los otros son muy malos”. Pocas cosas embellecen tanto al kirchnerismo como ver desnudarse a sus rivales peleando por unas bancas en el Congreso.
La carestía de las alternativas explica cuán racional fue el favor popular durante diez años. La continuidad de esa adhesión comenzará a medirse en una semana. El contexto local e internacional es complicado, la fatiga de los elencos del gobierno es patente, las señales en países hermanos son sugestivas. Habrá que ver.
mwainfeld@pagina12.com.ar
El barrio, el vecindario, la aldea global Por Mario Wainfeld
Las jubilaciones, aumentos y algo más. Ampliar la base: una opción política. La institucionalidad en políticas sociales, signo de época. Desafíos y discursos opositores. Crisis económica y legitimidad, en Europa y aquí cerca. El debate de Unen y detalles de campaña.
Por Mario Wainfeld
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el aumento semestral de las jubilaciones, que regirá desde septiembre y se percibirá en octubre. El porcentaje, la frecuencia y el modo de cálculo están estipulados por ley. Vienen refutando las profecías opositoras: en este año el acumulado anual roza el 32 por ciento. La cifra excede con comodidad cualquier cálculo falaz de la inflación, tanto el del Indec como el de las consultoras privadas. Se condensa ahí parte de la institucionalidad K en políticas sociales, que también incluye a la Asignación Universal por Hijo (AUH) y a las convenciones colectivas regulares. Si se coteja la productividad del oficialismo en ese rubro con cualquier otro desde 1983 el resultado es una goleada.
La ampliación del universo de los jubilados es otro logro del ciclo, para nada consecuencia del “viento de cola” o de las ventajas comparativas de la economía local en la etapa, por mejor decir. Incluir a personas que no tenían aportes o que los tenían insuficientes es una política de Estado, inclusiva y equitativa como pocas. Las crueles vicisitudes de la economía determinaron que fueran minoría los ciudadanos plenamente habilitados para jubilarse con las reglas anteriores. Extender la cobertura a una multitud de argentinos “flojitos de papeles”, cobijar a las empleadas de casas particulares, prodigar una amnistía generosa fueron decisiones ideológicas, no escritas en ningún manual previo. Requieren un creciente esfuerzo fiscal, que se viene honrando.
Los incrementos, la puntualidad en los pagos, la automatización de la Anses son moneda corriente en la etapa, diez años atrás pertenecían a la esfera de Argentina año verde. De reforma del Estado hablamos, volcada a la cotidianidad de millones de personas.
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La base está, hay que ampliarla: Frente a esos datos, las críticas opositoras y mediáticas se repiten como mantra. Se habla de “la plata de los jubilados” supuestamente mal distribuida. Y no falta quien cuestione que se cubra a quienes “no aportaron” culpándolos de injusticias que no produjeron. Dos errores se mezclan en esas lecturas. Uno es suponer que cada aportante disponía de una cuentita propia, que ha sido saqueada. La visión, por ahí, fue implantada por el espejismo de las AFJP, que resultó un curro gigantesco.
El segundo, más complejo para transmitir, es creer que sobreviven las condiciones de un sistema previsional puramente contributivo. El paradigma existió en el siglo XX durante la plenitud de los estados benefactores. Los aportes de los laburantes activos sufragaban las jubilaciones, lo que exigía una masa mucho más grande de trabajadores formales. La ecuación se fue diluyendo con el tiempo, en todo el mundo y por los dos lados. Bajó la masa de trabajadores activos y creció la de jubilados, en especial por la ampliación de las expectativas de vida. Los años de sobrevivencia a la salida del mercado laboral son cada vez más lo que sobrecarga el gasto social. Más jubilados, más demandas al sistema de salud.
La crisis consiguiente impacta en los países europeos, que en promedio diseñaron los sistemas de más cobertura. Se propaga a otras comarcas, lo que incluye la nuestra.
Así las cosas, un problema primordial es cómo seguir sosteniendo la cobertura a una masa cada vez mayor. Imposible hacerlo solo con “la plata de los jubilados”. Toda la sociedad debe ser solidaria y bancar con sus impuestos. En la Argentina se viene haciendo. Uno de los mayores desafíos para adelante (tal vez el mayor en la subjetiva lectura del cronista) es garantizar el piso actual a todos las personas que tendrán edad para jubilarse en los próximos años y décadas. Pensemos, en trazos gruesos, en quienes lo harán pronto. Habrán empezado a laborar en la década del ’70, más o menos. Atravesaron una cifra record de crisis, devaluaciones, inflaciones alocadas o híper. También habrán sufrido (de tendencia mayoritaria se habla, claro) períodos de evasión patronal o de laburo “en negro” o lapsos de desocupación. Hoy mismo hay una masa de informales que equivalen a un tercio del total.
Lo sustancial (o, por la parte baja, un punto sustancial) no es tanto cómo se elevan los ingresos siempre escasos de los incluidos, sino mantener los niveles de inclusión. Hacer sustentable una meritoria política pública, regulada debidamente, es un brete fenomenal.
A los que alegan que se “empareja para abajo” se les podría replicar que el primer paso (jamás el único) que este gobierno dio es “emparejar a lo ancho”, ampliando la base de la dignidad.
La sustentabilidad en el mediano plazo se complica, un problema ya acuciante que se proyectará al futuro. Imposible cumplirlo sin un alto nivel de ingresos a las arcas públicas. Entre las contadas promesas tangibles de campaña de la oposición es un lugar común la promesa de bajar impuestos. La utopía jamás incluye un cálculo sensato de ingresos y gastos a cubrir, que irán en aumento.
Más y mejor presión fiscal, mayor equidad tributaria, combate al trabajo informal son tareas perpetuas, que el Gobierno cumple de modo tenaz aunque imperfecto. El imperativo, cree este escriba, es mejorar y perfeccionar lo realizado y no revertirlo. Ese punto es uno de los que se dilucidará en las urnas en octubre, con la exótica estación intermedia de las Primarias del domingo que viene.
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Mundo, mi casa: Tras la caída del Muro de Berlín, el capitalismo ocupa toda la esfera terrestre. La democracia representativa, con variantes amplias y ninguna óptima, es la forma de gobierno prevaleciente. Se acentúa la crónica tensión entre la lógica de un capitalismo alocado y las pretensiones de los pueblos. En eso, como en tantas otras variables, la Argentina forma parte del mundo, con su color local. Las campanas de los problemas de época doblan por todos, cada cual las escucha como mejor puede y quiere.
En casi toda América del Sur “la política” pulsea con el capitalismo, aprovechando la coyuntura desde visiones ideológicas avanzadas, en comparación con casi todo el resto del planeta. El balance muestra a gobiernos revalidados por sus pueblos y dirigentes con alta legitimidad. Las dificultades, que jamás fueron escasas, parecen agravarse. En Brasil y Chile marejadas humanas manifiestan en las calles. Para la potencia regional, la emergencia del reclamo linda con la novedad. La ajustadísima victoria del presidente Nicolás Maduro en las elecciones venezolanas es otra señal de alerta que se enciende en otro barrio, cercano al nuestro.
Las reapariciones de la ex presidenta chilena Michelle Bachelet y su colega uruguayo Tabaré Vázquez como candidatos de fuste en sus respectivos países es un dato interesante. Se producen en dos países de sistemas políticos “templados” con partidos relativamente fuertes (en ambos casos, comparados con Argentina). En sus dos patrias está prohibida la reelección inmediata. Ambos regresan tras una impasse que podría haberlos sacado de la carrera. Los ejemplos sugieren que los liderazgos populares son difíciles de reemplazar, aun con reglas que procuran limitarlos... acaso que son imprescindibles.
Los hechos, que ocurren fuera de nuestras fronteras, sugieren paralelismo con la realidad doméstica. Jamás los procesos son idénticos, pero las tendencias algo dicen.
Por ahora, aleluya, los gobiernos son mayoritariamente democráticos, legitimados con regularidad, con un sesgo bien diferente al que prima en Europa, que va perdiendo su sitial de referencia en materia de democracia y de protección social.
Una misma banda Dos días antes del acto de Massa, Novo y Magaz en la fiscalía de Rincón de Milberg, se produjo otro robo en el mismo barrio cerrado Isla del Sol,
Una misma banda
Dos días antes del acto de Massa, Novo y Magaz en la fiscalía de Rincón de Milberg, se produjo otro robo en el mismo barrio cerrado Isla del Sol, que adquirió repercusión porque seis ladrones se tirotearon con una de las víctimas. Según la extraña información oficial, los asaltantes se hicieron pasar por policías de la división narcotráfico, redujeron a los prefectos de la custodia, los desnudaron y ataron y se dirigieron a una vivienda a la que ingresaron simulando que buscaban un cargamento de cocaína. El propietario de la casa, Sergio Sanmartino, a quien algunas versiones sindican como comerciante y otras como piloto de avión, habría logrado escapar y correr hacia uno de los vehículos en los que llegaron los incursores, un Volkswagen modelo Vento, del que habría tomado un arma, con la que habría herido a uno de los asaltantes. El relato policial fue avalado por Massa, quien dijo que Sanmartino “se enfrentó con los delincuentes” y “está seguro de haber herido a uno”.
Al informar en este diario sobre aquel episodio, Raúl Kollmann citó a “un altísimo oficial de la Bonaerense”, según quien no se trató de un robo sino de un enfrentamiento dentro de una banda. “No es cierta la versión de que la víctima haya conseguido salir de la casa y que luego encontró un arma dentro del auto de los delincuentes. La pistola, con la numeración limada, habría estado en poder del dueño de casa. Ese fue un comando que fue a buscar algo a esa casa. O algo que les debían o el producto de una operación ilegal”, dijo esa fuente.
Ocho días más tarde, el relato se cerró con otra descripción llamativa. En la zona bancaria de Lomas del Mirador la policía habría “detectado la presencia de un móvil sospechoso”, otro auto de la misma marca y modelo que el anterior, con dos hombres a bordo. Cuando les ordenaron detenerse, habrían huido abriendo fuego. Luego de una persecución, el vehículo se habría estrellado contra una casa en La Matanza, sus ocupantes habrían escapado “con la ayuda de cómplices que se movilizaban en una camioneta” (y que hasta ese momento no habían aparecido en el relato). En el baúl habrían abandonado tres pistolas calibre .9, dos robadas a los prefectos y una al dueño de la casa asaltada en la Isla del Sol. Nunca más se volvió a hablar del caso.
Promover para remover
La decisión de ocultar los robos y asaltos en la zona de influencia de Massa también afectó al fiscal de Vicente López Oeste, Eduardo Gabriel Rodríguez, quien fue trasladado por Novo a la flamante Fiscalía Especializada en Investigaciones de Drogas Ilícitas, de Pilar. En la Fiscalía General le dijeron que Novo había resuelto premiarlo. El miércoles 31, Rodríguez se comunicó con este diario para aportar información sobre el tema. El jueves 1º se concretó la entrevista, en la que dijo que ese traslado, a 50 kilómetros de su domicilio, le resultó llamativo y que teme represalias.
–¿Por qué?
–Por denunciar en forma pública el incremento del robo de automotores en la zona Norte del Gran Buenos Aires.
En Vicente López, contabilizó 148 robos y hurtos de vehículos en el mes de junio. En julio esta cifra se incrementó en el 25 por ciento, hasta llegar a 185 casos, de los cuales 55 calificados por el uso de armas. Según Rodríguez, estas estadísticas son ocultadas porque demuestran la ineficacia de una gestión en seguridad utilizada con fines propagandísticos, bajo la forma de un “Operativo Imagen” canalizado a través de los medios de comunicación. Aún antes, en mayo, Rodríguez había acusado a las autoridades policiales por “falta de idoneidad” para prevenir ese delito, en dos notas enviadas al ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, alcaide mayor penitenciario Ricardo Casal, y al comisario general Osvaldo Castelli, a cargo de la Zona Norte. Rodríguez señala que el municipio conducido por el intendente Jorge Macri está “desprotegido” y atribuyó un componente económico al ocultamiento de los datos: un 10 por ciento del tributo por “Alumbrado, limpieza, conservación de la vía pública y servicios varios”, corresponde a la cuota que Macri recauda por una denominada “Protección Ciudadana”.
Hoy por ti
La defensa es recíproca: ante las denuncias en contra de Novo, Massa dijo que el Fiscal General hacía bien su trabajo y que el jury de enjuiciamiento lo había absuelto por la denuncia presentada por trece fiscales de su jurisdicción en 2009. No es así. La Comisión Bicameral no abrió el expediente ni realizó investigación alguna. Lo remitió a Falbo para que evaluara si hubo alguna falta administrativa. Pero la Procuradora entendió que la Bicameral ya había juzgado la conducta de Novo y, tres años después de la denuncia, se limitó a archivar las actuaciones y exhortar al diálogo a Novo y sus adjuntos para “evitar interpretaciones que puedan ser distorsionadas”. El nuevo pedido de juicio político a Novo presentado por el diputado Marcelo Sain, del bloque de Nuevo Encuentro, antes de que el intendente de Tigre formara su Frente Renovador, fue paralizado por los legisladores que responden a Massa. Según la denuncia, el fiscal general adjunto Marcelo Vaiani intentó direccionar la causa contra el ahora senador Aníbal Fernández. Cuando el fiscal Diego Grau le respondió que no había ningún elemento en contra de Fernández, Vaiani le respondió que se cuidara.
Entrevista: Mercedes González.
ROBAN LA CASA DE MASSA EN UN BARRIO CERRADO DE TIGRE Seguro que no
En casa de herrero. Mientras anuncia proyectos demagógicos contra la inseguridad, Massa ordena que se mantenga en secreto el asalto a su casa.
Massa ordenó mantener en secreto el asalto producido hace dos semanas en su propia casa, en el barrio cerrado Isla del Sol, mientras anunciaba proyectos demagógicos sobre seguridad como eje de su campaña electoral. También trasladaron al fiscal que denuncia el incremento en el robo de autos en la zona norte. La Santa Alianza de fiscales, policías e intendentes premia a quienes cooperan y castiga a quienes intentan mantener la independencia. El encubrimiento de crímenes del narcotráfico.
Por Horacio Verbitsky
El secreto mejor guardado de la campaña electoral es el robo en la casa del intendente de Tigre Sergio Massa, cuyo eje de campaña es la seguridad. El robo de una importante suma de dinero, en pesos y en dólares, y diversos objetos de uso personal ocurrió hace dos semanas en el barrio cerrado Isla del Sol, cuyos custodios son prefectos navales. El presunto autor fue detenido y quedó a disposición del juzgado de garantías 4, a cargo del juez Esteban Eduardo Rossignoli.
Massa decidió que no se difundiera lo sucedido, mientras insiste en la inseguridad como punto focal de su proselitismo, en el que intenta mostrarse como una alternativa moderna y eficiente. La orden de impedir que trascendiera la irrupción en la propia casa del candidato fue impartida por el fiscal general de San Isidro, Julio Alberto Novo, por lo cual no se cumplió con la obligación de cargar el robo en el Sistema Informático del Ministerio Público, SIMP. Contra Novo pesan una denuncia penal y un pedido de juicio político por “encubrir los crímenes del narcotráfico internacional”, según las palabras del fiscal Luis Manuel Angelini, que depende de él.
Novo también decidió trasladar a Pilar al fiscal de Vicente López Eduardo Gabriel Rodríguez, en represalia por poner en evidencia los graves problemas de seguridad en el corredor norte del Gran Buenos Aires, que es la base de sustentación de la candidatura de Massa y coincide con la jurisdicción de la Fiscalía General de San Isidro en el ministerio público provincial. La principal política de seguridad de Massa y de los intendentes del Frente Renovador de Pilar, Humberto Zuccaro; San Isidro, Gustavo Posse; San Fernando, Luis Andreotti; y Vicente López, Jorge Macri, consiste en ocultar los hechos que suceden en esos distritos, para lo cual Novo es un auxiliar invalorable. Las cámaras, el endurecimiento de penas, el ablandamiento de garantías procesales, la creación de nuevos organismos de seguridad son propuestas complementarias.
En el sistema acusatorio bonaerense, las investigaciones corresponden a los fiscales, y los jueces actúan como garantes de los derechos de los imputados. La autora de la reforma fue María del Carmen Falbo, la secretaria de Justicia del entonces gobernador Eduardo Duhalde. Desde 2004, Falbo se desempeña como Procuradora General ante la Suprema Corte provincial. El fiscal Angelini sostuvo en su denuncia que Novo había contado con protección de sectores de la Procuración General. El Control de Gestión permite a los fiscales generales corregir ineficiencias en la tarea de los fiscales de primera instancia. Pero Novo utiliza esa facultad como forma de castigo y sometimiento de los fiscales y sus empleados. “Te tienen meses intervenido, te tiran las cosas, no te dejan trabajar, y todo eso hecho por matones de la fiscalía general, simples secretarios que hasta llegan a escupir al funcionario, es una humillación terrible”, dice una funcionaria, con reserva de su nombre. Una reseña de estas persecuciones fue consignada por el subsecretario de la Procuración General, Juan José Pettoruti el 21 de marzo de este año, al excusarse de seguir interviniendo en estos sumarios por la “violencia moral” que le generan las quejas de Novo y de sus adjuntos, Rodrigo Caro y Marcelo Vaiani. Pettoruti dice que “han sido numerosos los casos de agentes fiscales que durante el trámite de sus sumarios han manifestado un gran desequilibrio emocional, llegando hasta el llanto ante los respectivos instructores, producto de lo que interpretan como una desmedida persecución en sus funciones”. Agrega que las causas usuales invocadas por Novo y sus adjuntos son las “presuntas faltas de respeto” y que son desestimadas “por no advertirse ni mínimamente la configuración de falta disciplinaria alguna”. Pettoruti también cuenta que Caro se presenta ante Control Interno para acceder a las actuaciones pese a que le advirtieron que eso no corresponde. La procuradora Falbo no tomó ninguna medida.
La ventana rota
El robo a la casa del candidato de la seguridad, en el lote 92 del barrio cerrado Isla del Sol, en Chingolo 475, de Rincón de Milberg, partido de Tigre, se produjo el sábado 20 de julio, entre las 18 y las 19.30. La primera precaución fue que la denuncia no la hiciera Massa sino su esposa, Malena Galmarini. Esto dio origen a la causa 14-10-001654-13, del departamento judicial de San Isidro. La investigación por “robo doblemente agravado” quedó a cargo del fiscal de Rincón de Milberg, Mariano Jorge Magaz, quien depende del fiscal general Novo. La Procuración General dispuso la obligatoriedad del registro en el Sistema Informático del Ministerio Público de cada investigación realizada por un fiscal. Pero en este caso que inquieta al fiscal general Novo porque podría afectar la campaña electoral del Frente Renovador, la información no figura en el SIMP. El detenido por el robo en el domicilio de Massa y Malena Galmarini es un custodio del barrio cerrado, Alcides Díaz Gorgonio, quien con una barreta rompió una ventana lateral e ingresó a la casa, empuñando un arma con silenciador. Díaz Gorgonio rompió una cámara de seguridad y se apoderó de una caja de seguridad, que contenía 65.000 pesos y 1200 dólares; un llavero en forma de cruz con una imagen religiosa, una medalla con una imagen de Juan Pablo II, una cruz, una cadena de oro con la figura de un ángel, una medalla dorada con la efigie de la Virgen, una medalla dorada con una imagen de Jesús, dos medallas doradas con la imagen de la Virgen, dos lapiceras Mont Blanc, gemelos, pulseras, cortapapeles y dos pen drive, entre otros objetos. En la tarde del domingo 21, Magaz comunicó al juez que allanaría los domicilios de La Florida 1202, en Rincón de Milberg, y Ruta 197, número 2146, de Los Troncos. Además de detener a Díaz Gorgonio, secuestró los elementos robados, dos pistolas Bersa (una modelo Thunder .380 cromada, con dos cargadores y una .22 pavonada en negro con silenciador), una campera rompevientos, un buzo de polar, 25.000 pesos y un teléfono celular inteligente, cuyo contenido el juez Rossignoli ordenó analizar.
Esa fiscalía fue inaugurada por Massa y Novo el 12 de marzo de 2010. “Desde el municipio de Tigre invertimos en la infraestructura que se necesitaba y en el financiamiento de parte de su personal”, explicó Massa en la inauguración. Novo elogió a Massa porque “demuestra con mucha colaboración que es posible tener fiscalías cerca de la gente, dando un gran apoyo al proceso de descentralización”. Magaz agregó que si los vecinos temían que se conocieran sus nombres cuando denunciaban algún delito, él podía recibirles declaración sin dejar constancia de su identidad.
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