domingo, 2 de junio de 2013
Precedentes Por Mario Wainfeld
Es remanido proclamar que en la Argentina no existen partidos políticos. Se comete un error, palpable si se tabula en serio el despliegue (medido en gobernaciones, intendencias o cargos legislativos) del Frente para la Victoria (FpV). O, si se quiere, de las distintas ramas del peronismo.
También es una subestimación del relativo potencial del radicalismo.
El FpV y la UCR tienen representación en los 24 distritos, un capital que vale a la hora de juntar fiscales, militantes y hasta votos.
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Consultores afines a la oposición auguran derrotas del FpV en cuatro de las cinco provincias más grandes: Ciudad Autónoma, Córdoba, Mendoza y Santa Fe. Los oficialistas no dan el brazo a torcer pero, íntimamente, coinciden en la tendencia del diagnóstico para tres. La excepción es Mendoza, donde el kirchnerismo se lee ganador.
Como fuera, si en bancas se mira, cualquier panorama luce menos agobiante para el FpV. En 2009 consiguió un diputado en la CABA, una en Córdoba, uno en Mendoza y dos en Santa Fe. Cinco en total, muy poquitos. Considerando que esos distritos renuevan ahora 36 bancas, parece más que factible una mejora de la cosecha oficialista.
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Se dice también que el bipartidismo ha muerto, pero datos de los comicios de 2009, suministrados gentilmente por el politólogo Andrés Malamud, relativizan el tremendismo del aserto.
Se lo cita, casi textual: “Catorce provincias repartieron sus bancas entre dos partidos. Cuatro provincias, entre tres partidos: Santa Fe, Mendoza, Salta y Corrientes. Y tres provincias repartieron entre cuatro: Buenos Aires, Córdoba y Capital”.
“Decir que 14 provincias son bipartidistas –matiza Malamud– es jugar en el límite, porque en algunos casos el tercero quedó afuera por poco. Pero por ahí anda la cosa y dado que son distritos chicos (eligen hasta 5 diputados, generalmente sólo 2 o 3), el escenario posiblemente no va a variar.”
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En 2009, en la peor elección de su gestión, el FpV consiguió diputados en 22 de los 24 distritos. Las excepciones fueron San Luis y Neuquén, aunque los legisladores del Movimiento Popular Neuquino se comportaron como aliados del oficialismo, en general.
La UCR, en variadas alianzas, consiguió diputados en 17 provincias. Ahora los arriesga, le será muy peliagudo mantenerlos.
02/06/13 Página|12
En el ems de los cierre spor Mario Wainfeld.
Por Mario Wainfeld
Elecciones gobierno-céntricas, una constante. La gobernabilidad y las bancas necesarias. Repaso sobre elecciones anteriores. El potencial del FpV. Un acto con mensajes. Ejes de campaña del kirchnerismo y la oposición. Primeras movidas de Cristina. Presiones sobre Massa, el enigma. Y consejos para profetas.
Hay recesión cuando un vecino tuyo pierde su trabajo.
Depresión cuando pierdes el tuyo. Y recuperación cuando Jimmy Carter pierde el suyo.
Ronald Reagan, dos veces presidente de los Estados Unidos.
Reagan pronunció la frase antecedente antes de enfrentar y golear en las urnas al entonces presidente demócrata Carter. Reagan no era un genio (por decirlo con ternura), pero sí un gran comunicador, tanto que su consigna puede inspirar para pensar la competencia política en otras comarcas y en distintos tiempos. Las elecciones, de ordinario, son pronunciamientos respecto de los gobiernos en ejercicio. La Argentina actual, cree este cronista, corrobora la regla. O la acentúa, quién sabe.
El Frente para la Victoria (FpV) bate records de permanencia en mandatos democráticos. Es casi el único partido con presencia en todos los distritos: el radicalismo compite a distancia sideral y no hay tercero. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner es el sol del sistema planetario político: todo gira a su alrededor, aun quienes la detestan.
El acto del sábado pasado comprobó que el oficialismo añade otros recursos políticos envidiables. Enumeremos, sin agotar la lista: convocatoria popular masiva en torno de sus banderas, militancia organizada con fuerte componente juvenil, una base social pluriclasista, una oradora a la que sus partidarios escuchan y aprueban, que es líder indiscutida puertas adentro.
Ni llamaremos en nuestro auxilio al bueno de Adrián Paenza. Es imposible hacer una equivalencia o una proyección entre una muchedumbre de manifestantes y el número de votos que sacará su fuerza favorita. Por lo pronto, los que están siempre son pocos. Puesto por el absurdo: si hubo medio millón de manifestantes, fue un actazo tremendo. Si esa fuera la cosecha de votos, sería una catástrofe para el FpV.
Yendo más al costumbrismo, hay fuerzas políticas cuya capacidad de movilización es mucho mayor que la de otras y no siempre proporcional a su caudal electoral. Varios partidos de izquierda tienen una alta proporción de manifestantes entre sus adherentes, algunos parecen poder movilizar a todos. El peronismo se hace sentir en el espacio público. La existencia de “mayorías silenciosas” que no reclaman estentóreamente ni ocupan el espacio público es una realidad (o al menos una hipótesis de trabajo), amén de un tópico usualmente usado por las fuerzas de centroderecha o derecha rasa. De todas maneras, la potencia del kirchnerismo cuando sale a cualquier cancha (“la calle”, en este caso) es un factor ineludible en cualquier análisis.
Contar con un partido, con los recursos que dotan la gestión, una jefatura activa y potente es mucho... pero no todo. Sobre eso se cabildeará en agosto y en octubre. Lo que, dicho sea al pasar, comprueba que el eslogan “Ella o vos”, propuesto por el diputado Francisco de Narváez, es una interpelación hábil que va al núcleo del asunto... lo que no equivale a certera ni ganadora. Las tácticas electorales, como las futboleras, son santificadas o sepultadas por el resultado. Si el cabezazo de Blandi, el joven delantero boquense, hubiera sido gol en vez de pegar en el poste, el DT Carlos Bianchi sería parangonado con Napoleón en sus mejores tiempos. Hoy, se debate si su forma de juego contra Ñuls fue un acierto. Claro que el fútbol es, de ordinario, más sencillo que la política. Por caso, cuando se termina una serie eliminatoria se sabe quién ganó y quién perdió. En octubre, las evaluaciones pintan para ser más variadas.
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Qué se juega, antecedentes: hace unos meses, la oposición se veía menos sólida y proponía la compulsa de medio término como un plebiscito sobre la re-reelección. En ese aspecto, puede prepararse para cantar victoria. Parece casi imposible que el oficialismo acreciente su número de bancas en Senadores y Diputados hasta lograr los dos tercios imprescindibles para convocar a una reforma constitucional. También suena inalcanzable que consiguiera más del 50 por ciento de los apoyos, en la necesaria elección ulterior para constituyentes.
Todo induce a pensar que el oficialismo quedará a buena distancia de su record de 2011. Cuando se eligen parlamentarios, en 24 distritos que son distintos entre sí, los oficialismos bajan en beneficio del voto “expresivo”. Lo dice la teoría política, para eso se inventó el sistema electoral, lo corrobora la praxis de treinta años consecutivos de democracia. La mejor performance de Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Cristina Fernández de Kirchner sucedió cuando fueron ungidos presidentes por el voto popular. Todos bajaron en las intermedias, incluso los que ganaron alguna. Néstor Kirchner queda fuera de la serie porque las circunstancias de 2003 fueron, ejem, “heterodocshas”.
Si de contar bancas de Diputados se trata, las perspectivas del FpV mejoran. Seguir contando con mayoría ajustada en el Congreso es crucial para su gobernabilidad futura. El término de comparación es el año 2009, en el que el oficialismo andaba tecleando. En números de almacenero, al kirchnerismo le bastará mejorar el 32 por ciento en el total nacional de aquel entonces. Visto con minucia, el cálculo es más complicado porque las bancas se suman de a una, provincia por provincia.
En el Senado, renuevan ocho provincias. Dos factores se contrapesan: menos bancas en juego (cambios más acotados, por tanto) y perspectivas más arduas para el kirchnerismo. Conservar su patrimonio de hoy sería un éxito.
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Movidas contra el delay: cuando resta menos de un mes para cerrar alianzas y listas de candidatos, todos los participantes están atrasados. La oposición no acaba de articular sus coaliciones, a una semana vista. Y el oficialismo no tiene candidatos establecidos o cantados en casi ninguna provincia.
El nombramiento del diputado Agustín Rossi como ministro de Defensa es uno de los indicios acerca del creciente activismo presidencial en la materia. La ecuación del FpV mejora en Santa Fe. El Chivo pagaba con un techo bajo su probada pertenencia y fidelidad al kirchnerismo. María Eugenia Bielsa y Jorge Obeid tienen, se especula en tiendas propias y ajenas, un panorama electoral más propicio.
El caso puede ser una señal que trascienda Santa Fe. Menos kirchnerismo puro y duro, más peronismo clásico mezclado con una candidata taquillera hablan de pragmatismo a la hora de disputar los porotos.
En ese mismo carril, habrá que ir viendo cómo se enlazan las listas con los gobernadores del palo kirchnerista o los que, sin serlo fervorosamente, acompañen al FpV. Tal vez, comentan cuitados de Palacio, se les dé más margen que en 2011 para conversar los candidatos con la Presidenta. Cerca del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey se comenta que las tratativas rondan combinar candidatos muy fiables a la hora de votar en el recinto con un poco de cuchara del mandatario provincial. Alguno de sus colegas atisba un horizonte parecido: “los territorios” tendrán (un cachito, ojo) más de injerencia, para atornillar lealtades.
Con toda la relatividad del caso, en la primera línea del gobierno se calcula que en cuatro provincias grandes (medidas especialmente en bancas) se puede superar el pobre desempeño de cuatro años atrás: Capital, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Claro que los candidatos inciden lo suyo y por ahora son un enigma.
Una reflexión provisoria, como toda esta columna. El kirchnerismo pudo sobrellevar y revertir el revés de 2009, atravesando el erial de dos años con minoría en ambas cámaras. Si ahora contiene las mayorías en ambas, tiene sustento para afrontar con aire el fin del segundo mandato de Cristina. Puesto de otra forma, esa referencia puede ser su objetivo principal. Con esa base, llegaría el momento de relanzar su gestión, pensar en la sucesión, mantener la pole position. Hacerlo antes es prematuro y hasta banal: por eso casi toda la retórica sobre la re-re es opositora.
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“Vienen por todo”: Cristina Kirchner instaló en la Plaza de Mayo lo que será un eje de campaña. “Vienen por todo” proclamó y explicó que un recambio de gobierno pondría en riesgo las conquistas y avances económico-sociales del kirchnerismo. Los opositores, centrados en la corrupción y la defensa de una imprecisa “república” jaqueada, no recogen el guante. No replican que la Asignación Universal por Hijo (AUH) se conservará, que habrá paritarias anuales libres, que mantendrán la relación estratégica con los países de América del Sur. Ni se expiden sobre otros etcéteras.
El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, se permite diferenciarse y prometer la defunción del Fútbol para Todos. El gobernador cordobés José Manuel de la Sota, que corre atrás de Macri en todos los sentidos imaginables, dobla patéticamente la apuesta e insinúa un vergonzoso método pactista para revisar la política sobre derechos humanos. Sus pares callan, ni asienten ni se diferencian. Piensan como Reagan, en lo táctico. Varios comparten su ideología, aunque no esté de moda sincerarlo.
El kirchnerismo siempre juega a todo nada, no hay motivos a la vista para que mude su esencia en esta parada. Los candidatos serán “los de Cristina”, sí que fragmentados en territorios que responden distinto, según tradiciones, coyunturas e idiosincrasias.
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La variable independiente: un puñado de protagonistas explicitó que se presentará como candidato. Entre los más vistosos mencionemos a Hermes Binner, Francisco de Narváez, Ricardo Alfonsín, Elisa Carrió, Fernando Solanas, Margarita Stolbizer. Salvo Binner, que padeció mucho el bienio “en el llano”, los demás terminan sus mandatos como diputados. Están, pues, compelidos por las circunstancias.
La variable independiente más llamativa es, por lejos, el intendente Sergio Massa, que deshoja la margarita. Nada lo apura, ni su edad, ni el fin de su gobierno. Pero la presión sobre él es inmensa. El título de una nota publicada ayer en La Nación explica de qué hablamos: “El establishment quiere ver una luz en Tigre”, escribe el periodista Francisco Olivera. Poco queda por agregar.
Los encuestadores concuerdan. “Massita” puede ser un fenómeno electoral, asumen hasta consultores afines al Gobierno, que piden reserva de sus nombres. Al cronista le cuesta tomar al pie de la letra sus pronósticos, su deber es consignarlos.
El salto puede ser sin red. Dejar la intendencia en pos de una banca es un albur. Quedar expuesto dos años puede ser un camino descendente, tema sobre el que puede dar un seminario De Narváez.
La tentación es alta, también. Para sucumbir a ella, Massa debería renunciar a lo que es un recurso en tiempos borrascosos. Hasta acá, es como el gobernador Daniel Scioli, un prospecto posible para los dos bandos en pugna.
Ceder al establishment la conducción política fue, apenas ayer, letal para todos los componentes del apodado Grupo A. Massa afronta un reto similar. Su resolución es un enigma hoy día.
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Imaginarios: el kirchnerismo le propone a la ciudadanía que repase su situación diez años atrás. ¿Pensarán así la mayoría de los electores o centrarán más su mirada en el período transcurrido desde 2011? Dicho distinto: ¿competirá el oficialismo contra el pasado o contra sus propios desempeños? Dos años ha, el veredicto popular “pagó” generosamente, en reciprocidad con ocho años de avances y conquistas.
El bienio 2010-2011 fue propicio para el kirchnerismo y para la mayoría de los argentinos. El FpV transformó en mística y convocatoria el dolor por la pérdida de Néstor Kirchner. Cristina apuntaló su liderazgo. Fueron tiempos de crecimiento económico nacional, tanto como del capital simbólico del oficialismo.
Los dos primeros años de este mandato presidencial registran un amesetamiento en las variables económicas y de empleo. Más cerca aún, el segundo trimestre de 2013 no registra el repunte que esperaba el oficialismo. Los recientes acuerdos paritarios, los aumentos de la AUH y de asignaciones familiares, el incentivo a la obra pública serán herramientas básicas, tal vez decisivas, para mejorar ese cuadro antes de octubre.
El FpV tiene un piso alto de fidelidad en el voto (¿30 por ciento?, ¿35 por ciento?) al que supo sumar adhesiones “por gestión” en sus mejores momentos. Contra lo que a menudo parecen creer en las dos trincheras, no hay dos bloques de pertenencias que suman el ciento por ciento del padrón. Los vaivenes de los “no convencidos” serán cruciales cuando se haga la cuenta fina.
La agenda del oficialismo son sus credenciales desde 2003, más lo que mejore en este año. La de sus antagonistas, muy determinada por los medios dominantes, se encarniza en la corrupción. El impacto de las denuncias que se propalan semana a semana es un interrogante a descifrar. El cronista no cree que eso pueda saberse ahora ni que sea sencillo determinarlo antes del escrutinio. Las denuncias no valen por su mera enunciación como parecen creer algunos. Ni repercuten sólo en los que ya están jugados como anti-K, como propalan voces oficialistas, contrariando el afán del Gobierno de contrarrestar esos mensajes.
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Incertidumbres: el calendario electoral sugiere al cronista la comparación con esas pruebas escritas escolares en las que vence el tiempo y los alumnos no entregan la hoja. Todos lo harán, aunque la demora o la escritura atolondrada pueden afectar su rendimiento.
La elección popular de miembros del Consejo de la Magistratura, paralizada por un par de fallos judiciales tan previsibles como mediocres, agrega una incertidumbre a un conjunto bastante impreciso todavía. Hay aroma de suspensión en el aire, por el clima que prima en los Tribunales, pero es indigesto hacer vaticinios tajantes.
Cuando el domingo próximo se conozcan las coaliciones en todas las provincias, se podrá intuir algo. Pero la hora de la verdad será la del veredicto popular. Es gratis y grato hacer profecías: una ración alta de ellas será desmentida con el recuento.
mwainfeld@pagina12.com.ar
Carrió, La Nación y las juventudes hitlerianas
La ex funcionaria de la justicia de la dictadura en el Chaco parece no tener límites para sus delirios.
Por Enrique Masllorens
Quien comenzó con la demencial campaña contra los jóvenes militantes organizados –centralmente a La Cámpora– caracterizándolos a ellos y al gobierno democrático como un símil del nazismo y de sus juventudes hitlerianas fue la diputada Elisa Carrió.
La ex funcionaria de la justicia de la dictadura en el Chaco parece no tener límites para sus delirios. Los argentinos estamos acostumbrados a sus desmesuras, sus invectivas y a su inveterada costumbre de crear zozobras, temores y anuncios inconsistentes y apocalípticos, aunque siempre deja una puerta abierta a la posible salvación si es que la escuchan y la votan a ella. Seguramente son muchos los que se preguntan el porqué de estas extrañas conductas y de dónde sale su convencimiento de estar liderando una cruzada. Alguna explicación pude encontrar hace tiempo.
Hace unos cinco años la casualidad hizo que me sentara al lado de un importante sacerdote de la Iglesia Católica, en una multitudinaria reunión en la Cancillería. Conversando con este connotado hincha del club San Lorenzo y sabiendo de su relación con la diputada chaqueña, le pregunté su opinión sobre la denunciante serial. Con la mesura de los curas con años de experiencia y luego de una pausa dramática me hizo una confesión. En una de sus tantas charlas, Elisa Carrió le contó que se le había aparecido la Virgen María en dos ocasiones y que en una suerte de ensoñación le había revelado que el pueblo argentino la iría a buscar a su casa para llevarla en procesión hasta la Casa de Gobierno para ungirla como presidenta. El cura, consternado, me explicó que le preocupaba y desconfiaba de la gente que dice tener apariciones celestiales y que por eso se fue alejando paulatinamente de esta delirante mujer. Este buen sacerdote no me va a desmentir si esta historia real fuera cuestionada o intentaran refutarla o judicializarla.
Quienes la promueven, ensalzan y utilizan conocen perfectamente la catadura del personaje, sus ambiciones desmedidas y su desordenada psiquis. La usan como ariete para instalar acechanzas y miedos sin pruebas ni coherencia y –por supuesto– sin repreguntas ni cuestionamientos. Ha llegado a decir que Cristina no es Hitler porque es menos inteligente que el genocida, adjudicándole al líder nazi una cualidad intelectual que nadie había osado en atribuirle. Un brutal desprecio por las víctimas del Holocausto.
Desde su puntapié inicial se va desglosando la infantería gorila del despropósito y el odio irracional, con personajes como Marcos Aguinis o Federico Sturzenegger, entre otros, fogoneando y recalentando un clima de enfrentamientos que sólo son funcionales a las minorías acomodadas que se resisten a la equidad, la ampliación de derechos y a la democracia social.
El colmo –como ya se ha escrito, hablado y condenado– fue el editorial de La Nación "1933", que compara a nuestro gobierno con el clima de época previo a la ascensión de los nazis en Alemania. Es el mismo diario que apoyó e integró las protojuventudes hitlerianas adelantadas a las SA (tropas de asalto) nacionalsocialistas, que se autodenominaron Liga Patriótica Argentina. Esta banda de terratenientes y hombres del poder real y oligárquico fue un grupo de ultraderecha creado a partir de las huelgas de fines de 1918 y principios de 1919. La Liga incluía tanto organizaciones paramilitares como círculos sociales formales, actuando como grupos de choque, hostigando mediante la violencia y las amenazas y acciones criminales a residentes extranjeros, organizaciones sindicales y grupos de trabajadores en huelga. Lo interesante es conocer que estos represores y violentos tenían una Junta Nacional presidida por el radical Manuel Carlés y que integraban –entre otros– Jorge A. Mitre y Ezequiel Paz, directores de La Nación y La Prensa respectivamente, además de estancieros como Martínez de Hoz, Celedonio Pereda o Saturnino Unzué u hombres de la Iglesia elitista como Monseñor de Andrea o de la FF AA, como el vicealmirante Domecq García. La misma caterva que en 1930, 1955 y 1976 golpearía a la democracia bañando de sangre e instaurando políticas antipopulares en la Argentina. Los mismos que están intentando ahora la restauración conservadora disfrazada de republicanismo.
Los escribas de ese editorial deleznable trabajan en un diario que en 2005 seguía reivindicando a la sangrienta Liga Patriótica y publicaba el 1 de diciembre de ese año en Sociales una invitación a una charla en el Regimiento de Patricios del ex teniente coronel Fernández Maguer sobre "Pasado, presente y proyectos de la Liga Patriótica Argentina".
¿Dónde estaba y sigue estando el huevo de la serpiente del golpismo y la violencia antidemocrática? ¿Qué armas mediáticas usan hoy a falta de balas y tanques? ¿Quiénes son los fabricantes de mentiras que como canta Charly García "sus mentiras pueden traer dolor"? Son los mismos de siempre. Los que envenenan las conciencias de los desprevenidos y muchas veces consiguen borrar la memoria del amoral proyecto político-económico que representan y que cada vez que accedieron al gobierno han implementado.
Deslegitimar a la política y al gobierno democrático es la tarea de este grupo de tareas que recorre nuestra historia intentando mantener sus privilegios.
Y Elisa Carrió ahora les es funcional en el intento de instalar la falacia de la corrupción generalizada, aunque ella misma aparezca floja de papeles. Lo mismo que Jorge Lanata. Como a tantos, los cambiarán cuando no les sirvan más.
Lo permanente en nuestra historia es el poder concentrado, la línea editorial de La Nación y ahora de Clarín, el proyecto de la Sociedad Rural, de las minorías elitistas y racistas.
Y como en el '45 con Perón y Evita, y desde 2003 con Néstor y Cristina, seguiremos siendo el hecho maldito del país burgués. Y esta vez, sin vuelta atrás.
02/06/13 Tiempo Argentino
miércoles, 29 de mayo de 2013
STRASSERA EL BUENITO
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner decidió intervenir hoy en el conflicto que su Gabinete mantiene con el ex fiscal del Juicio a las Juntas, Julio César Strassera, a quien atacó por su rol durante la última dictadura militar. A través de una columna de opinión que escribió para el blog del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, la mandataria responsabilizó a Strassera por los años de cárcel que debió enfrentar el ex gobernador de Santa Cruz, Jorge Cepernic, detenido en 1976.
Cristina afirma que conoció a Cepernic en 1982, cuando recorría con Kirchner El Calafate con algunos compañeros. Allí, relata CFK, el ex gobernador le contó los detalles de su detención en 1976 y que después de la presentación de un habeas corpus un juez le pasó a un fiscal la responsabilidad de dirimir si debía ser liberado o no.
“Este Fiscal dictaminó que no se hiciera lugar al pedido de libertad”, recuerda la mandataria, que agrega: “Ese Fiscal duro en sus apreciaciones y firme en sus convicciones a la hora de hacer cumplir el Estatuto del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, era Julio César Strassera. Don Jorge estuvo varios años detenido hasta recuperar la libertad”.
“Siempre me pregunté, cuántos habeas corpus y otros tantos argentinos o argentinas, habrán corrido la misma suerte. Presos sin ninguna razón ni causa, sin juez, sin derechos, sin garantías y cuántos de esos, tal vez nunca fueron liberados porque aún continúan detenidos desaparecidos”, se pregunta y describe a Cepernic como una persona íntegra, memoriosa y sin rencores. “Vaya pues, mi recuerdo a Don Jorge Cepernic, un hombre de verdad”, cierra CFK.
En contexto. La presentación del informe “Papel Prensa, la verdad” fue la que detonó un duro cruce verbal entre el ex fiscal y el Gobierno. Strassera desmintió que hayan existido presiones para comprar Papel Prensa durante la dictadura, tal como lo señaló la viuda de David Graiver, Lidia Papaleo, y su hermano Osvaldo. Eso desató la ira del kirchnerismo que a través de Aníbal Fernández respondió en términos pocos amistosos.
“Ahora Strassera es el abuelito de Heidi”, ironizó el funcionario K, quien aseguró que Strassera era un personaje despreciable al que no le creía nada. "Se ocupaba de maltratarlos (a los detenidos) y ahora resulta ser un señor buenito. Que venga a contarnos la verdad de la milanesa”, disparó. Otro que se sumó a sus críticas fue el Canciller, Héctor Timerman, quien manifestó que el ex fiscal del juicio a las Juntas “está enojado y molesto” porque “se considera dejado de lado”.
Strassera tampoco se quedó atrás y durante el acto de desagravio que le hizo la UCR lanzó frases durísimas. “Este Gobierno lo único que hizo por los DD.HH. fue mandar a bajar un cuadro”, dijo en referencia a los retratos de Videla y Bignone que el ex presidente Néstor Kirchner ordenó descolgar el 24 de marzo de 2004 en el Colegio Militar. Otra declaración de Strassera fue aún más allá: “Estos presuntos defensores de los derechos humanos no secuestran, no matan ni torturan personas, pero sí lo hacen con las instituciones”.
SOMOS NAZIS K DICE STRASSERA.
Strassera volvió a cargar contra la reforma judicial y comparó al Gobierno “con la Alemania de 1933”gustavo
En declaraciones hechas a Mañana Sylvestre, por AM1030 Radio del Plata, el ex fiscal Julio César Strassera calificó como “inconstitucional” y “monstruosa” la reforma judicial aprobada por el Parlamento y comparó la situación política argentina a la de la Alemania de 1933 del inicio del nazismo, “con la diferencia es que aquella era una dictadura sangrienta y esta no, esto es simplemente un gobierno autoritario, pero la semilla es exactamente la misma”.
El ex fiscal Julio César Strassera negó que hubiera conversaciones desde sectores políticos de la oposición para incluirlo en una lista unificada para la elección del Consejo de la Magistratura y señaló que “nadie habló conmigo, lo leí en los diarios pero decía entre paréntesis no fue consultado”.
“Tendría que ser una lista apoyada por la enorme mayoría de los partidos políticos pero eso resulta bastante difícil y ya Rodríguez Saá dijo que va a ir por las suyas”, precisó.
Luego cuestionó el paquete de leyes que componen la reforma judicial impulsada por el Gobierno y dijo que “en realidad esto (por la lista de candidatos al Consejo de la Magistratura) es un plan B, porque a lo que se debe apuntar es a lograr la inconstitucionalidad de estas leyes, porque son monstruosas, y cercenan completamente la independencia judicial”.
Más tarde volvió a cuestionar al Gobierno y lo comparó con el germen del nazismo: “Es la pérdida total de la independencia judicial, es convertir a la Justicia en un apéndice del poder ejecutivo, lo mismo que es en la actualidad el poder legislativo. Basta tomar un libro de historia, y esto comenzó igual en Alemania de 1933, con la diferencia es que aquella era una dictadura sangrienta y esta no, esto es simplemente un gobierno autoritario, pero la semilla es exactamente la misma”.
“Esto yo lo vengo diciendo hace rato, uno no compara un régimen con otro. Pero el comienzo fue así, quitar jueces liberales y poner jueces amigos, así empezó todo”, insistió.
“Si gana la oposición es lo mismo, porque es dejar en manos del partido que gane, la Justicia. Es inconstitucional porque está en contra del texto expreso del artículo 114 de la Constitución. En la Constitución los pactos internacionales establecen la posibilidad de que un ciudadano se presente ante un tribunal internacional independiente, por los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto de San José de Costa Rica. Esto es un disparate que no tiene nombre, y una ambición de poder increíble”, recalcó.
En Radio Del Plata, el ex fiscal dijo también que “el Congreso es una escribanía del poder ejecutivo, acá no hay debate. No dejan cambiar ni un coma”.
“El señor Pichetto (jefe de bloque de PFV en el Senado) fue menemista, fue duhaldista y ahora es cristinista, y será cualquier “ista”, y el señor Rossi (por el jefe de bloque del FPV en Diputados) no se tienen respeto a sí mismos, cómo quieren que los respetemos nosotros”, disparó.
La muerte de Videla
“Videla no estaba involucrado solo, seguirán los juicios porque esto no se acaba. Videla murió en la cárcel cumpliendo una condena impuesta por un tribunal civil”, declaró quien fuera fiscal en el juicio a las juntas militares de 1985.
Strassera defendió su rol en el juicio contra los represores de la dictadura y dijo que “el Gobierno pretende desconocer. De no haber existido esa causa, estos juicios de la actualidad serían imposibles”.
25 de mayo de 1862, muere la Coronela.
CORONELA JUANA AZURDUY
Nació en Chuquisaca, el 12 de julio de 1780.
Fue heroína de la independencia. De una familia de buen pasar, y muertos sus padres, la educación queda a cargo de sus tíos, en un convento para consagrarse como monja, pero abandonó la rígida disciplina religiosa y se casó con el general patriota Manuel Ascencio Padilla, con quien en las guerras de emancipación del Alto Perú. Habla perfectamente el quechua y el aimará, lo que le permite relacionarse con los aborígenes.
Fue popular por su coraje. Su acción más famosa se produjo cuando su marido le encomendó la defensa de la hacienda de Villar, mientras él dirigía un ejército hacia la región del Chaco. Los realistas atacaron Villar para cortar la retirada al general Padilla, y Juana Azurduy lo defendió con sólo treinta fusileros. En uno de los asaltos mató ella misma al jefe de la fuerza enemiga y le arrebató una bandera que luego presentó a su esposo.
Se trasladó a Salta en donde se convirtió en un valioso combatiente junto a Güemes quien en 1816, obtuvo permiso del director Pueyrredón para designarla teniente coronel con derecho al uso del uniforme y con todos los privilegios del rango el mismo. Tras la victoria en 1824 Belgrano le entregó el sable. Juana regresó a Chuquisaca junto a su hija llevando una vida tranquila y pobre, hasta su muerte el 25 de mayo de 1862 en Jujuy.
Prof. GB
estamos peleando no por la libertad, sino por la igualdad que es el gran signo de esta década y de las que vendrán… si no se organizan y participan, van a venir por ustedes como vinieron toda la historia”
Argentina: 10 años de kirchnerismo
Por José Steinsleger
Miniencuesta para subrayar las opciones que le parezcan razonables. Sugerencia: trate de evitar las medias tintas (no sé/no responde/quién sabe).
1) ¿Cómo impulsar una revolución social? ¿Con organización, inteligencia política y participación popular, o demostrando tautológicamente que el capitalismo está en crisis?
2) ¿Cómo apuntalar los cambios económicos?
¿Redistribuyendo el ingreso en democracia, o esperando que la revolución acabe con el reparto desigual de la riqueza?
3) ¿Cómo fortalecer la justicia social? ¿Partiendo de lo mucho o poco conquistado, o imaginando que, de todos modos, nuestros tataranietos defenderán su causa?
4) ¿Cómo defender la independencia y soberanía nacional? ¿Midiendo con lucidez la correlación de fuerzas en disputa, o declarando la guerra al imperialismo?
5) ¿Cómo entender la noción de "verdad" en política? ¿Desde las relaciones de poder que oprimen a los desesperados, o desde las ideas que se les ocurren a los sosegados?
Muchas gracias. Ahora bien: si usted subrayó la segunda de las opciones planteadas, coincidirá con Hegel y Marx en el supuesto de que la historia avanza por su "lado malo". Lo entiendo: igual pensaba el articulista a finales de 2001, cuando la curva de suicidios trepó en Argentina verticalmente, y el futuro papa Francisco viraba los ojos en blanco encomendándose a su jefe.
Pero desde mayo de 2003 (y sin la ayuda de Messi o el ungido), los argentinos empezaron a ser más optimistas. Lo que ya es decir algo. Me refiero, claro, a los argentinos condenados a la extinción por el "único modelo viable", tras nueve años de terrorismo de Estado, y 20 más de entreguismo y degradación ética, moral e institucional.
Incluyendo, faltaba más, las bizarras clases medias del país rioplatense. Esas que hoy, tras recuperarse del saqueo de sus cuentas corrientes y depósitos a plazo fijo, despotrica contra la "dictadura" de "los K" porque “mirá vos, che, no hay ‘libertad’ para ‘comprar dólares’”, y “mirá vos, che, con la nueva ley de servicio doméstico y la asignación universal por hijo y por cada embarazada, las ‘negritas’ cuestan un ojo de la cara”.
Leyendo el comentario de una novela publicada por uno de los escritores más cínicos de Argentina (tranquilos, no es el único), me detengo en la frase que interrogan acerca de “…la entrega apasionada de un pueblo a un caudillo difícilmente salvable por la Historia”. U otra que alude al “…nacionalismo exacerbado y populista que no se explica después de un balance objetivo de las tareas sociales desempeñadas por ese caudillo” (sic).
No deseo detenerme, por enésima vez, en "matrices de opinión" acuñadas por el browderismo y el Libro azul del Departamento de Estado en 1945, y asimiladas acríticamente por los que nunca pudieron sacudirse del funcionalismo liberal spenceriano. Rijosa alienación de tomo y lomo, en la que subyacen las causas que a los marxistas le impidieron conducir las revoluciones políticas y sociales de América Latina.
Y no por ausencia ( last but not least) de teorías revolucionarias. Acompañarlas, sí. Algunos patearon el pesebre y acompañaron a Sandino y a Lázaro Cárdenas, así como hoy acompañan los procesos revolucionarios de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Que en el ranking de los rijosos tendrían cuatro, tres y dos estrellas, mientras el puesto en marcha en Argentina en 2003 (posiblemente, el más radical de todos), apenas contaría con media estrella por el imperdonable pecado de no asumirse "anticapitalista", ni adherir al "socialismo del siglo XXI".
Muchos intelectuales que niegan o que de plano atribuyen al "caudillismo" (¿?) que obnubilaría el cacumen de nuestros pueblos, sostienen que el peronismo habría impedido que en Argentina la "lucha de clases" transcurra con la diafanidad propia (¡y el programa, compañeros! ¡el programa!), de un auténtico proceso revolucionario (¿?). De ahí el "misterio" que el peronismo suscita en las derechas, y en la infantería de las izquierdas alineadas con el Ejército de Salvación.
Pues que se vayan actualizando: el sábado pasado, con motivo del día patrio, y en respuesta a la brutal ofensiva económica y mediática del poder corporativo concentrado del gran capital imperialista, el kirchnerismo reunió 700 mil almas en las calles de Buenos Aires.
Apoyo y convalidación más elocuente que la conocida por Juan Domingo Perón en sus tres gobiernos democráticos, y en la que los científicos de verdad se pronuncian con más claros que los politólogos mañosos. Así, los contenidos de la carta enviada a La Jornada por el doctor Miguel Socolovsky fueron breves, concisos y precisos: "en Argentina, una verdadera revolución" (27/5/13).
Socolovsky sabe de lo que habla: es investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, y experto en física teórica de altas energías y mecánica cuántica. Y Cristina también: “…estamos peleando no por la libertad, sino por la igualdad que es el gran signo de esta década y de las que vendrán… si no se organizan y participan, van a venir por ustedes como vinieron toda la historia”
La Jornada, México
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