jueves, 2 de mayo de 2013
Cisnes Negros Por Luis Tonelli El rompecabezas opositor, la insoportable levedad de la “nueva política” y la fuga hacia adelante del kirchnerismo para no mostrar nunca debilidad OPINION
Cisnes Negros
Por Luis Tonelli
El rompecabezas opositor, la insoportable levedad de la “nueva política” y la fuga hacia adelante del kirchnerismo para no mostrar nunca debilidad
Los opositores hoy no dejan de mirar al cielo. Están los que se autoconvencen y quieren convencer a todos de que la llegada del Papa Francisco (que es -¿o era?-Bergoglio) lo cambiará todo. Y rezan porque esos cambios, antes que en el Vaticano, se den en el Conurbano.
Ahora están los que se esperanzan con que la tormenta perfecta que se abatió con furia inusitada sobre La Plata y, en menor medida, sobre la benemérita ciudad porteña y aledaños, ahogue la suerte electoral de los responsables políticos de la tragedia, que se alternan en el clásico y torpe minué de las acusaciones cruzadas.
Parecería que la política, por sí sola, se muestra impotente para producir cambios políticos. O, por lo menos, la política opositora, sea quien sea el que ocupa ese rol; quien esté de un lado y quien del otro. El kirchnerismo puro, que domina la escena nacional, en la Ciudad de Buenos Aires o en Córdoba es tan impotente como el PRO a nivel nacional. ¿Lo es también en la provincia de Buenos Aires?
“Faltan ideas”, claman a coro los opinólogos. “Proyectos alternativos sobran y se compran en el quiosco de la esquina” -retruca un renombrado exponente de la vieja política, y agrega: “lo que falta son los votos”. Siguiendo la saga dialéctica, uno podría contestarle que “los votos están… pero dispersos”. La oposición es un rompecabezas del que se sospecha le falta alguna pieza. Nadie así tiene demasiado incentivo a armarlo.
Les falta el aglutinante. Un liderazgo. Un final de juego -tantas veces anunciado y tantas veces desmentido por el kirchnerismo. Como también ha quedado desmentida -al menos, por el momento- la esperanza “republicana” en que el ascenso del Papa Francisco termine, por obra y gracia, con la razón populista.
La lógica binaria de la política argentina parecería no haber sufrido mella ante el súbito empoderamiento global de Jorge Bergoglio, tildado por el kirchnerismo, primero, como enemigo, luego como amigo, sin solución de continuidad (y sin petición de parte a que ratificara o rectificara el mote en cuestión). Si algo ha exhibido el nuevo Papa es una trayectoria compleja y rica en matices que se resiste a ser encuadrada como “neoliberal”, “peronista”, “republicana”, “populista”, “progresista” o “conservadora”. Lo cual, antes que un antídoto a la matriz maniquea imperante, es funcional a ambos bandos, que encuentran en el Papa el espejo particular en el que quieren mirarse.
La razón populista sabe que su talón de Aquiles es mostrar debilidad, dado que su principal activo es la gobernabilidad de un sistema mentado de ingobernable (abismo que vivió con el “no positivo” de Cleto Cobos). Pero esto la lleva a una fuga hacia adelante donde debe no sólo dar batalla continua sino también reducir las zonas de riesgo y contingencia donde no pueda imponer su mayoritaria minoría.
Esas zonas de riesgo son, principalmente, aquellas instituciones contra-mayoritarias, que aporta la parte liberal de nuestra Constitución -y que está en contradicción con su parte mayoritaria, que también la tiene. Caso la Justicia, parada obligatoria en la utopía K del “vamos por todo” en la constatación del “nadie nos para”, y que tiene como culminación suficiente y necesaria la reforma de la Constitución y ulterior re-reelección presidencial.
La multidimensionalidad legitimatoria que, según Pierre Rosanvallon, exhiben las democracias actuales (en las que la fundamental legitimidad electoral, es complementada con la imparcialidad que prometen los estamentos técnicos y de control, la reflexividad, aportada por la independencia del sistema judicial y la proximidad que otorgan los mecanismos de participación directa) es brutalmente reducida bajo la razón populista a la que configura una mayoría de votos relativa.
Frente a esta reducción, los fragmentos de la oposición intentan referenciarse en un “societismo” que, por definición, es reactivo, tardío. Pura negatividad. Societismo expresado en los medios opositores, en las encuestas, en los cacerolazos, o en la solidaridad póstuma (conmovedora, franciscana, pero que no puede dragar canales, ni emprender obras hidráulicas, ni soterrar ferrocarriles). Encima los “biempensantes” se ocupan de cosas tan importantes como twist o pecheras -en la reacción de La Cámpora de politizar (¡horror!) el societismo solidario. Nada que permita siquiera ver un atisbo de recomposición partidaria.
Todo esto contribuye a que las esperanzas queden cifradas en la aparición de un Cisne Negro –esas ocurrencias estadísticamente improbables, pero que se dan, se dan. Con semejante fragmentación opositora, impera la preferencia por el “malo conocido al bueno por conocer”. Las elecciones así sólo confirman. Un gobierno con pletóricos recursos estatales en sus manos, resulta imbatible frente a la fragmentación opositora. Al menos en lo que hace a la elección del Poder Ejecutivo.
Es el resultado de la Nueva Política, aquella que también se manifiesta impotente en el caso de hecatombe o tormenta (política) perfecta. Ahí sí, la insoportable levedad de la Nueva Política se vuelve en contra cual boomerang enloquecido. Es imposible sostenerse sólo del éter virtual, cuando sopla en contra.
En este contexto, nuestro sistema de tres vueltas (primarias obligatorias, primera y segunda vuelta) adquiere ribetes surrealistas dado que cuando se da un liderazgo político dominante, en su redundancia, sólo sirve para afirmarlo. Las elecciones presidenciales pasadas confirmaron que frente a una CFK recargada, a los opositores les convenía cuidar el quiosco y convertir las primarias abiertas una confirmación de la primacía personal.
Cualquier alternativa es preferible a la tómbola de candidatos mediáticos a la que hoy, y pese a las fanfarrias anticipadas del regreso de la política, parecemos condenados los argentinos.
Tampoco servirá demasiado este sistema, si una CFK disminuida no puede o no quiere entronizar un heredero, en la eventualidad de serle imposible forzar una reforma constitucional y el peronismo presenta varios candidatos. En ese caso, la oposición no tendrá ningún incentivo para hacerle fuerza a nadie, y ahí en vez del todos unidos triunfaremos se dará el con todos separados, alguno triunfará”. Se sabe que en la ruleta electoral, no hay “cero” y la bola finalmente caerá en algún casillero.
Claro que, hasta el momento, el croupier (el Presidente saliente) ha logrado embocar la bola en el número que quiso. Menem optó por De la Rúa -deseleccionando a Duhalde , Duhalde seleccionó a Kirchner, Kirchner a Cristina Fernández -y quién sabe cuántas veces habrían repetido este minué si Ella no hubiera enviudado tan prematuramente. Gran elector o Gran des-elector. ¿Cuál será el papel que representará CFK? Aunque, ¿quién puede hoy tener dudas de que intentará la reforma y la reelección? Aunque después esto quede desmentido por los hechos.
Y la oposición, ¿provendrá del justicialismo mismo, transformándose la política argentina en una gran interna peronista, se dividirá en izquierda o derecha, dándole por fin el sistema la razón a Torcuato Di Tella; o, de repente, y cuando nadie lo espera, se rearticulará en términos de las tectónicas líneas del peronismo vs el antiperonismo?
Cualquier alternativa es preferible a la tómbola de candidatos mediáticos a la que hoy, y pese a las fanfarrias anticipadas del regreso de la política, parecemos condenados los argentinos.
Fuente: Revista Debate
http://www.revistadebate.com.ar/?p=2626
GB
JUAN JOSE MANAUTA, IN MEMORIAM
ZONA LITERARIA - EL TEXTO SEMANAL
Las doradas colinas de octubre
Un texto de Juan José Manauta (1919-2013)
Después de la derrota junto al arroyo Don Gonzalo, el general Ricardo López Jordán se retiró (o huyó, decían algunos), con los pocos hombres que podían andar o cabalgar, hacia el Norte, y fue a parar solo, decían, habiendo cruzado como pudo el río Uruguay, a Santa Ana do Livramento, Brasil. Nosotros, en cambio, tiramos hacia el Sur, con casi nada del batallón, después que la primera y la segunda compañías fueron deshechas. Buscábamos la tierra natal, la primavera y la niñez, las doradas colinas de octubre, por estupidez más que por añoranza. Nada que valiera algo teníamos allí que cobijar, nada que nos perteneciera. Éramos nosotros pertenencia de un pago arisco en esos días y de una tierra fértil como pocas, a la que nunca habíamos cultivado ni pisado jamás su buena hierba, ocupados desde muy jóvenes en una guerra salvaje y más sangrienta que inútil.
Cuando llegamos al límite del departamento de Gualeguay, el mayor Ponciano Alarcón, nuestro jefe, licenció por dos semanas (un decir, una orden postrera, más aparente que real) a unos hombres castigados en su moral, algunos heridos, muertos de hambre, rotosos, sucios. Parecerá mentira, pero muchos de ellos cumplieron la orden, volvieron a filas. La idea federal tendría mucho que agradecerles, pero nunca lo hizo. El teniente Dionisio Hereñú se separó de nosotros en Nogoyá, y como era de Ubajay, rumbeó hacia el Norte, sin escolta, vestido de paisano y con la manda de no dejarse atrapar. A cualquier costo debía formalizar un enlace con López Jordán allí donde lo hallase. Conocíamos el área que los porteños ocupaban, no obstante que se agrandaba como una mancha de aceite, pero la gente civil los hostigaba y les negaba su ayuda. Eso los ponía furiosos, carentes de todo, y los convertía en un peligro letal donde se los topase. De ahí tantas precauciones.
I
—No me apunte, Juvencio. No siga… Dos caños de una misma escopeta recortada miran su nuca.
Juvencio debió de reconocer al Mayor y dijo:
—Los de la estancia rondaban por aquí anteayer —y bajó el arma.
—Me parece que los gringos matones de la estancia que usted vio —dijo el Mayor don Ponciano Alarcón— no eran “de la estancia”, sino porteños sueltos o desertores.
—No estoy seguro —dijo el llamado Juvencio: para mí, todavía, un cazador matrero, muy bien armado.
El Mayor se apeó y extendió la mano hacia el hombre. Se saludaron, muy confiados los dos, pero yo, durmiendo el sueño de la liebre detrás de un chañar, seguí apuntando a la cabeza del tal Juvencio. El Mayor imitó al hornero y yo enfundé.
—Venga, soldado. Es un amigo —dijo el Mayor. Sólo entonces el llamado Juvencio se dignó mirar atrás y considerarme.
El Mayor volvió a montar. También yo. Los tres empezamos a orillar el río hacia el Sur. No faltaba ni media legua (en línea recta, se entiende) para la desembocadura del Gualeguay. Juvencio iba adelante con todas las pruebas de su delito a la vista: dos burros patrios, faltantes vaya a saber de qué unidad militar, cargados de pieles de nutria y de carpincho, cuya caza estaba prohibida.
Los tres íbamos hacia la Boca. Allí Juvencio esperaba encontrarse con su mujer y embarcar las pieles. Nosotros, descansar y aligerarnos de la derrota. Él venía desde los bañados del sureste cuando se le aparecieron como dos sombras los forajidos, porteños o guardabosques de la estancia Morro. Juvencio se quedó quieto y echó sus burros. Esperó un día entero antes de salir al albardón y hacerse ver, pero ya precavido. Dos días más tarde, nosotros dimos con los porteños o quienes fueran… No nos sobró tiempo para interrogarlos. Allí quedaron. Los arrastramos hasta la maciega donde se fueron hundiendo de a poco. No llevaban papeles, pero las armas que portaban y parte de la ropa que vestían nos hicieron sospechar que eran soldados de Buenos Aires. Nos quedamos con las armas (por primera vez veía una Remington). No llevaban nada más que valiera la pena. Ni qué comer. Iban, pues, a matar o morir (más bien a morir) de angurria, si antes no encontraban a quien jorobar.
Para toda esta información, el Mayor y Juvencio no habrán gastado más de veinte palabras cada uno.
—…y hablando de esos dos muertos de hambre, ya fueran gringos o porteños —dijo el Mayor—, nosotros llevamos charque y galleta barquera.
—Yo tengo pescado en sal —dijo Juvencio—. No galleta. Pero en su rancho de la Boca hay harina que yo dejé el mes pasado.
—Amasará Martín —“Martín” y no “el soldado”, dijo esta vez el Mayor.
—También hay grasa de pella —dijo Juvencio, con su sonrisa oblicua, mirándome. Después, tironeó de sus burros.
Íbamos en fila india, porque allí el albardón se estrechaba y los caballos resbalaban hacia el malezal. Sobresalientes en el combate, esos caballos, que no les temían ni a las balas de cañón, parece mentira, se espantaban de una culebra y hasta de las inocentes lagartijas del monte blanco. Por eso ellos mismos buscaban el medio del camino, siguiendo a los burros. Imitábamos dócilmente los vericuetos de las arboledas y el juncal.
Al llegar a la boca del río, las costas se elevan, pero el junco y la cortadera todo lo confunden. No se sabe bien dónde terminan los bañados y su mezcladura con el cielo y dónde comienza lo que se dice el río. Era una bendición que nos encabezara Juvencio. Única señal de buen rumbo, se erguía el techo pajizo del rancho lacustre del Mayor, que se nos mostraba a cada subida de la senda.
Para llegar al rancho mismo, había que dejar decididamente el albardón, infringir nomás bañado y pajonal y subir después a un alto bien apisonado, en cuyo centro se había poblado sobre pilotes de lapacho.
Desmontamos.
Lo primero que hicimos, atardecido ya, con ayuda de Juvencio, fue armar un piquete en un limpio bien cercano a la parte trasera del rancho, con palos de sauce y de laurel. Ahí los caballos podían ramonear a gusto, sin peligro de que la paja brava les injuriara el hocico.
Descargamos.
Juvencio ató sus burros a soga fuera del corralito, donde ya habíamos metido los caballos, dos ensillados.
—Los burros serán burros —dijo el cazador—, pero no muerden la cortadera.
El Mayor y yo nos quedamos abajo escuchando ese silencio de no creer que a la tarde aparenta venir, atravesando el río, desde Las Lechiguanas. Su magia nos envuelve y nos distrae. Demasiado silencio… Juvencio, en cambio, subió las escaleras para abrir el rancho. Iba armado. Él era dueño y señor (me di cuenta) en ausencia de don Ponciano.
Alguien abrió la puerta desde adentro y asomaron dos fusiles; enseguida, dos hombres, y acribillaron a Juvencio. Yo me tiré al suelo y disparé al montón (no les di tiempo a desplegarse), hacia los hombres, con mi tercerola. Empezaban a desplomarse, segados por la munición, cuando el Mayor también les hizo fuego. Los dos corrimos a atender a Juvencio, que ya estaba muerto.
En ese momento no nos interesó saber si los que acabábamos de matar eran porteños o gringos pistoleros de la estancia Morro.
II
La espera, en la guerra, a veces es peor que cualquier otra calamidad. Muchos nervios he visto ceder a causa de la inacción, y vidas malgastadas en la impaciencia. Nosotros, obligados, teníamos que esperar, sin plazo ni referencia alguna, a la mujer de Juvencio para darle la peor noticia y entregarle los burros y las pieles. No la consolarían, pero de algo habrían de servirle.
Sólo para hacer tiempo, revisábamos el arma del cazador, después que lo inhumamos y enterramos a los dos forajidos que lo habían asesinado: una escopeta Lefaucheaux, belga, calibre doce, no más vieja que la Nación por la que nos andábamos matando. El Mayor abrió el cerrojo. La cebada de uno de los cartuchos, el derecho, estaba perfectamente herida por el gatillo. El Mayor y yo, mudos, nos miramos.
—Juvencio apretó el disparador —dije yo, asombrado e inquieto.
—Patente —dijo el Mayor—. Juvencio disparó, y tal vez antes que esos dos, pero viviendo en los esteros, como él, durante meses, la pólvora toma humedad, y en ocasiones el fulminante no consigue quemarla… Juvencio aún estaría con nosotros.
Vi que los ojos del Mayor brillaban cuando terminó de hablar.
III
Diferenciar a un simple matrero de un cazador como Dios manda, y a un pistolero a sueldo (mal llamado guardabosque) de un soldado lejos de su unidad y en despoblado, parece muy fácil cuando uno lo tiene muerto o prisionero, revisa sus armas, sus ropas, sus papeles (en el supuesto de que los lleve encima). Aún así el Mayor y yo nos equivocamos con lo que habíamos liquidado antes, en pleno monte. Hemos creído que eran soldados porteños sueltos o desertores, y en vez, tal como lo había dicho Juvencio, no eran más que gringos guardabosques de la estancia.
Nos ha confundido al Mayor y a mí el hecho de que ambos llevaban carabinas Remington, con la inscripción Rolling-block en la caja del mecanismo (a repetión, como se le llamaba aquí), que sólo de oídas conocíamos, amén del estrago que han hecho entre nosotros en Don Gonzalo. El Mayor, aunque jamás había manejado una, tenía un excelente pormenor acerca de esa arma tan terrible. Sabía, además, que los únicos que la poseían, y la usarían (como lo hicieron) contra el ejército entrerriano, eran los soldados de Buenos Aires. Pero el Mayor se olvidó de un detalle, y yo, con él: en esas guerras contra los porteños (tres, que han durado casi una década a partir de la muerte de Urquiza), ambos bandos dilapidaban material, o lo perdían, por esa condición bárbara y estrafalaria de la lucha. Armas, parque, víveres, animales, carruajes e impedimenta aparecían en cualquier parte y en los lugares más inesperados. La gente que los hallaba no vacilaba en darles el mejor uso. Peligroso era venderlos y más peligroso aún, devolverlos. Y, si no, ¿de dónde los burros patrios de Juvencio?; ¿de dónde mortíferas carabinas Remington en manos de esos civiles? En medio de una población hostil, no hay ejército, por más organizado (y no ha sido ése el caso de los que han peleado aquí en Entre Ríos) que no pague tributo en ingredientes de guerra que se desperdician, se roban y se negocian, se olvidan en los campamentos abandonados con apuro o sencillamente se esfuman.
Pese a todo, Juvencio había podido saber que aquellos primeros difuntos no eran soldados porteños, sino matones de la Morro, perseguidores a muerte, extorsionadores y chantajistas de cazadores furtivos como él.
—¿Cómo lo supo Juvencio —le digo— con sólo verlos de lejos y no nosotros, que debimos enfrentarlos, y únicamente gracias a la corta distancia matarlos a tiro de carabina y tercerola?
—Muy sencillo —dijo el Mayor—. Juvencio, aparte de verlos (aunque fuera de lejos) y sobre todo oírlos hablar o caminar por el monte (no habla ni camina igual un soldado porteño que un guardabosque), también podía olerlos (tampoco huele igual) —y agregó muy convencido—: el olfato y el oído de un cazador suelen ser tan confiables como la mira y el alza de un arma de fuego.
Llegamos a la conclusión de que Juvencio sabía que esos dos trompetas estaban escondidos arriba. Y lo sabía no porque los hubiese visto, sino porque tal vez los había oído u olido. Quiso subir primero para protegernos, porque las balas de esos dos porteños eran para nosotros, don Ponciano y yo, no para él. Le ganaron de mano sólo porque el mixto húmedo no reventó y le falló el disparo con que pensaba madrugarlos.
—Mala suerte —dije después de mirar de nuevo, más de cerca, la ceba picada del cartucho.
—¡Qué mala suerte ni mala suerte! A estos cazadores, tan apercibidos como son, les cabría aprender a mantener la pólvora, porque si un disparo falla contra un carpincho, lo único que se pierde es el carpincho, pero si falla ante un enemigo…
Teníamos que esperar, no más, a la mujer de Juvencio. Ella vendría, tal como lo había tratado con su marido hacía más de dos meses, pero no sabíamos cuándo. La esperaríamos, quieras que no, para enfrentarla con la verdad, pero ni ese desvelo nos liberó de la asquerosa alegría de estar vivos, ese pensamiento atroz que se apodera del soldado cuando ha visto morir a un camarada.
GB
Los aprovechadores y las raíces de la indignación Por Jorge Muracciole OPINION
Los aprovechadores y las raíces de la indignación
Por Jorge Muracciole
Recrear nuevas prácticas sociales más allá del individualismo consumista, es una de las tareas impostergable.
El mes de abril será recordado por las terribles inundaciones en La Plata y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Reducir la catástrofe social y económica de las inundaciones a una mera cuestión climatológica es compartir una mirada reduccionista de las verdaderas causas, que hunden sus raíces en el crecimiento irracional de las urbes dominadas por la lógica del negocio inmobiliario y la permeabilidad de los intereses corporativos en las políticas hídricas de los gobiernos.
Más allá de la inmensa solidaridad ciudadana prodigada a los afectados, el malestar ante la recurrencia del fenómeno y la casi nula previsión de los que administran la gestión urbana, sumó argumentos a la bronca del común de la ciudadanía que se fue incubando alimentada por el crecimiento inflacionario y el valorable refuerzo de la sistemática tarea de propaganda del poderoso entramado mediático opositor.
Pero el elemento catalizador de esas individualidades convertidas en muchedumbre indignada ha sido la convocatoria del 18A, la tercera en un año. Ese acontecimiento político-mediático es el resultado de un proceso complejo que, como todo hecho social, es la concomitancia de múltiples elementos. Pero la matriz donde se desarrolla el caldo de cultivo del fenómeno de los indignados anti K, es el exacerbado individualismo construido desde la imposición autoritaria de la cultura neoliberal a partir del golpe Cívico Militar, que tuvo su continuidad económico-político y cultural en las prácticas sociales de la década de los noventa.
Ese escenario de atomización disolvente, de la cual hablaba en plena Convertibilidad el destacado cientista social Marcelo Matellanes, se fue constituyendo en el apogeo neoliberal. La destrucción de los lazos sociales instaló la idea de "hacer la suya", o del "sálvese quien pueda", ubicándose como paradigma la competencia exacerbada en el universo laboral acorde con el dios-mercado. Organizarse en forma colectiva era visto como una práctica demodé. La movilidad social ascendente no dependería de ahora en más de la construcción solidaria y mancomunada de un colectivo de trabajo en la lucha por sus reivindicaciones, sino de las estrategias individuales de cada átomo social en una suerte de competencia de todos contra todos.
Esa matriz subjetiva heredada del autoritarismo neoliberal es la que se intenta transformar por medio de los gobiernos latinoamericanos opuestos a la hegemonía neoliberal durante la última década, pero más allá de las simpatías de los sectores más postergados y los avances en la reconstrucción del aparato productivo, la batalla cultural para torcer esa cosmovisión individualista de significativos sectores de las clases medias, manipulados por los verdaderos dueños del poder, necesita de una comunicación más potente que pueda dar batalla a la inconmensurable red mediática del conservadurismo, reacio a cualquier transformación que haga peligrar el status quo vigente por décadas.
La Ley de Medios Audiovisuales votada por amplia mayoría en el parlamento hace casi tres años es uno de los soportes esenciales para poder enfrentar con posibilidades esa larga batalla cultural que permita democratizar la palabra. Dar voz a multitud de colectivos que construyen en el día a día el entramado social basado en la solidaridad y la ayuda mutua, sigue siendo la asignatura pendiente.
A pesar de ese déficit es cierto que se han dado pasos en esa dirección. Pero mientras sigan existiendo trabas judiciales en la democratización de la posición dominante de la corporación mediática, la construcción de la realidad seguirá en manos de los grandes grupos económicos y la agenda seguirá formateada por los dueños del dinero.
Asimismo, con esa tarea comunicacional sin resolver, se deberá avanzar en otros aspectos que hacen a la vida cotidiana, medulares para la construcción de una cosmovisión que trascienda el mero afán de lucro. Recrear nuevas prácticas sociales más allá del individualismo consumista, es una de las tareas impostergable. Partiendo de la idea que no será una tarea fácil.
El escenario de la globalización capitalista y las décadas de neoliberalismo han penetrado en las entrañas del cuerpo social y en la naturalización de sus prácticas. Las raíces de la indignación anti K de significativos sectores medios amerita un debate social que supere el escenario dicotómico en el que estamos. Confundir a los verdaderos dueños del poder con centenares de miles de ciudadanos que expresan su indignación es hacer el juego a los que pretenden desde sus privilegios restaurar el mismo modelo que llevó a la debacle del 2001.
Las grandes transformaciones se alimentan de políticas que tengan en cuenta la multitud de postergados con el norte puesto en la equidad. Pero es imprescindible ser capaces de integrar a amplios sectores medios cuya sensibilidad en muchas oportunidades difiere de las necesidades de las grandes mayorías. El desafío es poder articularlas. Ya que la puja distributiva expresada con la escalada inflacionaria impuesta por los grandes formadores de precios, o la presión devaluadora con el dólar blue fogoneada por los grandes exportadores de granos y el poder financiero son tan sólo unas muestras de lo que están dispuestos a hacer los inescrupulosos dueños del dinero.
Tiempo Argentino
GB
EVO MORALES Y LOS EE.UU.
BOLIVIA SE ENCARGARA DE FINANCIAR LOS PROYECTOS QUE DEJA LA ORGANIZACION
Evo expulsó a la agencia Usaid
Para el gobierno boliviano, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional se dedicaba desde hacía años a complotar y desgastar la gestión del líder aymara. Washington lamentó la decisión.
Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
Evo Morales hizo el anuncio durante el acto por el Día del Trabajador en la plaza Murillo.
Imagen: EFE.
El presidente Evo Morales echó de Bolivia a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, tal como vaticinaba desde 2008. “Hemos decidido expulsar a Usaid de Bolivia, se va. Pido al hermano canciller (David Choquehuanca) comunicar inmediatamente a la Embajada de Estados Unidos”, dijo ayer en la plaza Murillo de esta ciudad, en el acto por el Día de las y los Trabajadores. Para el gobierno nacional, la oficina de EE.UU. se dedicaba desde hacía años a complotar y desgastar la gestión del líder aymara. Además se sumó la represalia por lo que dijo del secretario de Estado de ese país, John Kerry, quien se refirió a las naciones del continente como si fueran el “US backyard” (patrio trasero).
“Estados Unidos sigue conspirando. Por eso, aprovechando esta concentración, hemos decidido expulsar a Usaid de Bolivia. Se va. Nunca más Usaid, que va manipulando y utilizando a nuestros hermanos dirigentes”, dijo el presidente. Entre otras acusaciones, Morales mencionó que la agencia de América del Norte otorgaba “limosnas” a líderes de organizaciones sociales campesinas e indígenas para hacerlos funcionales a sus intereses.
“Seremos un pequeño país, pero merecemos respeto. Pedimos respeto al gobierno de Estados Unidos. Seguramente pensarán todavía que aquí se puede manipular políticamente, económicamente (al pueblo boliviano), pero esos son tiempos pasados”, dijo Morales, quien tenía puesta una campera con una carita estampada de Ernesto “Che” Guevara en el lado del corazón.
En septiembre de 2008, cuando tres departamentos del oriente –Santa Cruz, Beni y Pando– se sublevaron contra el gobierno de Morales, había echado al embajador Philip Goldberg y a la DEA, la agencia de combate a las drogas de EE.UU. Los argumentos fueron los mismos que esgrimió ayer ante sus bases campesinas, militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) y funcionarios del gobierno, en la ciudad nublada y fría. El presidente agregó que también decidió expulsar a Usaid “como una protesta frente a ese mensaje del canciller norteamericano (John Kerry). Lamentamos y condenamos ese hecho”.
En los últimos años, un grupo de trabajo de Bolivia y EE.UU. analizó propuestas para concluir con las fricciones diplomáticas, que tienen a ambos países sin sus respectivos embajadores desde hace cinco años. Pero, según algunos comentarios, el diálogo se trabó cuando tocaron temas como el de la producción de hoja de coca y la lucha contra el narcotráfico.
Usaid estaba en Bolivia desde 1964. En los papeles, implementaba programas de cooperación en los nueve departamentos. La agencia tenía mucha presencia en el trópico de Cochabamba, justamente donde surgió Morales como dirigente cocalero. Además poseía mucha incidencia en los recintos del Organo Judicial.
El sitio web de Usaid en Bolivia asegura que esta entidad “apoya el Plan de Desarrollo Nacional del Gobierno de Bolivia. La agencia trabaja con el Gobierno del Estado Plurinacional, los gobiernos locales, el sector privado, micro y pequeñas empresas, agricultores y personas en general, para apoyar un desarrollo sostenible en beneficio de sus familias”.
Cuando Morales hizo el anuncio en la mañana de ayer, desde la embajada en cuestión indicaron que en ese día no formularían ninguna declaración. Pero algunas horas más tarde, el vocero del Departamento de Estado de EE.UU., Patrick Ventrell, llamó a una conferencia de prensa. “Estados Unidos lamenta profundamente la decisión boliviana de expulsar a Usaid. Y rechazamos las acusaciones hechas por el gobierno boliviano”, dijo según un reporte de la BBC.
Ventrell advirtió que el principal perjudicado sería el pueblo boliviano. En 2010, Usaid tenía en este país un presupuesto de 250 millones de dólares, dirigidos –según el Departamento de Estado– a programas de desarrollo económico productivo y de protección de niñas, niños y adolescentes.
Morales aseguró que la economía boliviana puede encargarse de financiar los proyectos que abandonaría la agencia de EE.UU. “Decirles a los compañeros que estamos preparados para responder. Hay pequeños programas de cinco mil y diez mil dólares que vamos a cumplir. Por eso estamos acá”, sostuvo.
02/05/13 Página|12
GB
EL PEPE MUJICA Y LOS EE.U..
Washinton-Montevideo, Pepe Mujica prisionero de su propio país
El campechano presidente uruguayo ha sorprendido en las últimas semanas con unas declaraciones desafortunadas sobre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por las que luego se disculpó públicamente, aunque han dejado al desnudo una suerte de doble discurso uruguayo sobre la hermandad
Por Walter Goobar
Más alarmante que esas destempladas declaraciones respecto a las relaciones con la Argentina, es una serie de movimientos pendulares que revelan la política extremadamente complaciente del Uruguay con respecto a los EE UU, en un momento en que Washington esta buscando penetrar por todos los medios en la región.
En ese sentido, resulta más que sorprendente que este curtido militante tupamaro que pasó 15 años de su vida en las celdas de aislamiento de la dictadura en las que –según propia confesión– "llegó a conversar con las ranas y las hormigas para no volverse loco", ahora admita que el Departamento de Estado de los EE UU imparta un curso sobre "manejo" carcelario en el Uruguay, cuando el país del Norte ostenta los peores antecedentes a nivel mundial por su crueldad penitenciaria y su justicia intolerante con los pobres.
En momentos en que la mitad de los 166 presos detenidos ilegalmente en Guantánamo prefiere dejarse morir de hambre que seguir soportando la violación de todos sus derechos, la prensa uruguaya notificó que: "el Ministerio del Interior, con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos, dictó un curso de formación en seguridad interna para el sistema penitenciario que tuvo una duración de dos semanas. En la actividad de cierre de los cursos estuvo presente el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y la embajadora de los Estados Unidos, Julissa Reynoso. La capacitación fue impartida por los expertos Mitch Sutton, asesor de la Unidad de Capacitación y Entrenamiento Móvil de Academias Correccionales Federales de Xalapa (Veracruz, México), y por Antonio Maestas, consejero de Formación y Enlace del Departamento de Estado de los Estados Unidos", según reza un cable de la agencia UPI.
A ningún medio uruguayo le sorprendió que el gobierno del Frente Amplio aceptara cursos de "manejo carcelario", de uno de los países que –según Amnistía Internacional– lidera el ranking de atrocidades en ese rubro. No sólo en la extraterritorialidad de Guantánamo, sino también en su propio territorio y contra sus propios ciudadanos. La prensa oriental transcribió las declaraciones de la embajadora Reynoso sin ningún cuestionamiento. Ella "explicó que el trabajo de capacitación del personal del sistema penitenciario es de gran ayuda para la comunidad. Apoyar a todas las instituciones básicas para la democracia y el Estado de Derecho es uno de los objetivos de la política exterior de Estados Unidos".
La avanzada estadounidense en Uruguay es ostensible y desembozada: en junio de 2012, fueron los Navy-Seals, el cuerpo de élite estadounidense que perpetró el asesinato de Osama Bin Laden en Pakistán, que realizó maniobras con los fusileros uruguayos, sin siquiera informar a los países vecinos, que es como marcan los protocolos de la Unasur. En diciembre de ese mismo año, los halcones de la DEA expulsados de Bolivia por el presidente Evo Morales desembarcaron en Montevideo.
Tanta hospitalidad hizo que los estadounidenses creyeran que podían ir por más: solicitaron permiso para la instalación de una base militar de avanzada (foward location) de Estados Unidos en Durazno –como la que quisieron instalar en el Chaco argentino–, y la participación de Uruguay en una nueva misión de paz de la ONU en Nepal. Sin embargo, ambos pedidos fueron rechazados por el Ministerio de Defensa uruguayo en las últimas semanas. Además, el organismo dejó trascender que va a controlar con mayor rigor la actuación de las Fuerzas Armadas en el exterior, luego de que las autoridades se desayunaran de los detalles de un ejercicio militar en la costa de la Florida, sede del Comando Sur de Estados Unidos (en lo que pareció una reedición –pero al revés– del entrenamiento que en junio tuvo la Armada uruguaya con los Seals).
Un ex preso político como Pepe Mujica debería saber mejor que nadie que –según Amnistía Internacional (AI)– “EEUU viola los estándares internacionales para el tratamiento de prisioneros." En su informe 2012 Amnistía Internacional denunció la situación de "cruel aislamiento" en módulos penitenciarios en diversos estados como California o Arizona. Amnistía indica que la situación de la población carcelaria en Arizona incumple los compromisos de los Estados Unidos con el Convenio sobre Derechos Civiles y Políticos.
Otro tanto ocurre en California: "Las condiciones y la duración del encarcelamiento en módulos de aislamiento en California son simplemente terribles", ha manifestado Angela Wright, investigadora de AI sobre Estados Unidos que ha visitado varias cárceles en el estado californiano este año. En julio de 2011, 12 mil prisioneros en las cárceles de los EE UU lanzaron una huelga de hambre y trabajo. Fue la huelga de detenidos más grande en la historia de los Estados Unidos.
En California, durante el período de cinco años de 2006 a 2010, la cifra de suicidios carcelarios alcanzó un promedio de 34 al año, de los cuales el 42% tuvo lugar en unidades de segregación administrativa o en módulos de aislamiento. Los estudios demuestran que los efectos negativos derivados de períodos prolongados en régimen de aislamiento pueden continuar mucho tiempo después de la puesta en libertad de los internos.
La investigación está basada en la información recopilada por AI gracias a su acceso exclusivo a los módulos de aislamiento en California que describe las condiciones de reclusión que sufren más de 3000 presos en el estado, entre ellos 78 internos que han permanecido más de 20 años en régimen de aislamiento.
El 35% de los encarcelados en módulos de máxima seguridad son personas sin delitos de sangre, como hurto o menudeo en la venta de drogas, que en gran parte han sido recluidos en esas instalaciones por su mal comportamiento debido a problemas mentales.
En su informe de 2013, Human Rights Watch lo reafirma: en EE UU "son los sectores más vulnerables de la sociedad –las minorías raciales y étnicas, los grupos con ingresos bajos, los inmigrantes, los niños y los ancianos– quienes están más expuestos a sufrir injusticias en el sistema de justicia penal".
Con un 5% de la población mundial, EE UU detenta el 25% de los presos del planeta y presenta la proporción de encarcelamiento per cápita más elevada a escala mundial. Ninguna otra sociedad en la historia de la humanidad ha encarcelado una proporción tan grande de sus pobladores. Es que Estados Unidos ha sabido convertir su sobrepoblación carcelaria en un negocio rentable que promovió el surgimiento de un complejo industrial que cuenta ahora con las mayores operadoras de cárceles privadas del mundo. En primer lugar se destaca la Corrections Corporation of America (CCA), seguida por otras como el GEO Group que también regentea cárceles en Australia, Sudáfrica y el Reino Unido.
Ni lerdos ni perezozos, los ministros Bonomi (Interior) y Lorenzo (Economía) anunciaron en marzo de 2013 la construcción en Punta de Rieles de una cárcel para 2000 detenidos, lo que equivale a la quinta parte del total de presos actuales.
No se precisa demasiada sagacidad para deducir que los "cursos" no son más que una coartada que permite a la Embajada de los EE UU actuar como lobbistas de las corporaciones de cárceles privadas de EE UU en la perspectiva de adjudicarse el primer establecimiento carcelario público-privado en Uruguay.
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JUICIOS POR LESA HUMANIDAD EN TUCUMAN
EMPIEZA EL JUICIO POR EL CENTRO CLANDESTINO ARSENAL MIGUEL DE AZCUENAGA
Como el infierno, en Tucumán
Mañana comenzará el proceso oral contra 41 acusados, entre ellos un cura, que abarcará a 97 víctimas. En ese centro clandestino se aplicaron torturas brutales. Antonio Domingo Bussi participó de fusilamientos en ese lugar.
Por Alejandra Dandan
Arsenales es un predio militar de varios cientos de hectáreas, sobre la Ruta 9, en las afueras de la capital tucumana.
El Arsenal Miguel de Azcuénaga fue el centro clandestino de detención y exterminio de seres humanos más grande del noroeste argentino. Y uno de los más brutales del país. Ubicado a la orilla de la Ruta Nacional 9, en Tucumán, los prisioneros eran sometidos al sistema de “enterramiento”, “pozo” o “arbolito”: enterrados desnudos en un pozo cavado en la tierra, con la tierra mojada para compactarla y sólo la cabeza afuera. El pozo provocaba pérdida absoluta de manejo del cuerpo, grandes dolores, calambres e infecciones en la piel y muchas veces muerte por tétanos. También se aplicó allí el “arrastre”, un método por el que ataban a los prisioneros a un tractor para arrastrarlos por el suelo irregular plagado de espinas. Los colgaron de ganchos. Algunos sobrevivientes lo llaman “un pedazo del infierno”. Los represores hicieron fusilamientos y enterramientos en fosas comunes de personas aún con vida. Mañana, ese “pedazo del infierno” empezará a ser relatado judicialmente por primera vez en esa provincia, en el marco del juicio oral con 41 acusados en el banquillo.
El juicio oral que empezó en noviembre del año pasado en Tucumán concluyó la etapa de revisión de los crímenes de la Jefatura de Policía, uno de los dos espacios represivos que componen las causas de este debate. A partir de mañana, 97 víctimas, entre ellas sobrevivientes y familiares de desaparecidos, empezarán a reingresar a ese espacio. “Hasta ahora los galpones en los que funcionaron los centros clandestinos están casi intactos”, dice el fiscal Pablo Camuña que con Pablo Agustín Rovira ejercen la acusación. “Hay una fuerte evidencia de lo que pasó, pero hasta ahora nada de esto fue rozado por los testimonios judiciales –explica–, esto sigue siendo una realidad que existe sólo en el plano de los papeles, en las reconstrucciones de los peritos, en los testimonios. Con Jefatura de Policía ya hicimos la reconstrucción en la primera etapa del juicio, ahora estamos ansiosos porque empiece a pasar acá.”
De acuerdo a los datos por momentos asfixiantes que surgen de la elevación de la causa, el lugar empezó a funcionar en los primeros meses de 1976 al ser trasladados hasta ahí masivamente los secuestrados en la Escuela Universitaria de Educación Física (Eudef), en el “Reformatorio” y en el “Motel”, y en otros centros clandestinos. El lugar es un predio militar de varios cientos de hectáreas, sobre Ruta 9, en la localidad de Las Talitas de Tafí Viejo, en las afueras de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Para 1976, el predio estaba ocupado parcialmente: en el sector sur estaba la compañía de Arsenales 5, dependiente de la V Brigada de Infantería de Tucumán. El CCD llamado Galpón 9 estaba en cambio hacia el norte y hacia el este.
Una calle de tierra paralela a la ruta servía de acceso al Galpón 9. Detrás de una tranquera, se abría un camino de tierra que luego se abría en dos tramos: uno conducía a la Casa Vieja donde dormían suboficiales y oficiales. En la habitación de los oficiales había una heladera con el Pentotal para inyectar a los detenidos. El otro camino llegaba hasta el Galpón. El Galpón estaba dividido en dos partes y cada una a su vez en boxes de material y de madera: unos 40 en total alojaban a los detenidos-desaparecidos.
Pese a lo absurdo que resulta hablar de escalas y de “niveles de violencia”, la enumeración de las prácticas del centro plantean algo vinculado a la brutalidad del Infierno. Picana eléctrica, parrilla sobre víctimas que “en ocasiones (eran) mojadas u obligadas a beber agua para mejorar la conductividad de la electricidad en el cuerpo y aumentar de esa manera el dolor”. Para el “submarino” “sumergían a los prisioneros con las manos atadas a la espalda en un tacho con agua, excrementos y orines hasta producirles asfixia, mientras los interrogaban aplicando incluso electricidad en el tacho, lo que llevó a la muerte de muchos”. Los “enterramientos”, el “arrastre” y el “colgamiento de los detenidos a una barra ubicada a unos tres metros de altura, sin poder tocar el suelo con los pies”, el desgarro de músculos. Colgaron a víctimas de ganchos en la pared, a veces de los testículos. Los golpeaban en todo el cuerpo, sometieron a las mujeres a violaciones sistemáticas.
“No es el objeto de esta presentación acumular relatos aberrantes unos sobre otros, pero para dar una idea siquiera aproximada de cuál era el trato al que eran sometidos los detenidos, baste mencionar un fragmento del relato” de un sobreviviente que señala: “Estaban torturando a otra persona, de noche, luego de un cruel sufrimiento, lo hacían correr con los pies esposados por uno de los perros más feroces”.
¿Por qué tanto en ese sitio? Camuña no lo sabe, pero dice que el lugar estaba en medio de la nada, alejado de todo, con prisioneros que no eran visibles ni físicamente ni auditivamente. Esa ausencia de todo, que implica además la ausencia de límites, reaparece distinta en otros centros clandestinos ubicados en planos más urbanos. En Arsenales se encontraron hasta ahora cinco fosas de enterramientos clandestinos. Están constatadas las ejecuciones de Leandro Fote, Ana Corral, Pedro y Jorge Osvaldo Rondoletto, Humberto Alfredo González y Trinidad Iramain. “Pero es ya casi seguro, a partir de la evidencia recolectada durante este año, que tal haya sido el destino de muchos otros cautivos.” En los fondos había un pozo de unos 6 metros de largo por 6 de ancho y 3 de profundidad “donde se arrojaban los cadáveres de los asesinados. Gendarmería cremaba y enterraba los cuerpos de los detenidos, que en más de una oportunidad eran incinerados aun estando con vida”. En los pozos colocaba leña, gomas de autos, aceite y según los cálculos “cada quince días mataban entre quince y veinte personas”. Los fusilamientos se hacían a la noche y participaron oficiales de alta jerarquía, como Antonio Domingo Bussi.
Arsenales fue a la vez un lugar de reunión de prisioneros de Catamarca, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y también de Buenos Aires. Dicen que el cura José Eloy Mijalchyk todavía entra a las audiencias como un arzobispo vestido con una sotana. El sacerdote, que es uno de los 41 acusados del juicio, era conocido como el “padre Pepe” dentro del centro clandestino.
02/05/13 Página|12
B
LA DERECHA PERONISTA SE ORGANIZA
La derecha peronista arma un frente opositor
José Manuel De la Sota, el líder camionero Hugo Moyano y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna lanzaron en Córdoba una alianza política para "construir una gran alternativa de gobierno en 2015, basada en el diálogo, el respeto, la convivencia y en nuevas ideas".
El gobernador de la provincia de Córdoba José Manuel de la Sota, el líder camionero Hugo Moyano, el diputado del peronismo disidente Francisco de Narváez y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna lanzaron hoy en Córdoba una alianza política para "construir una gran alternativa de gobierno en 2015, basada en el diálogo, el respeto, la convivencia y en nuevas ideas".
Bajo el título "Unidos para cambiar", los referentes lanzaron un texto en el que llaman a "ponerle límite en el 2013 al autoritarismo creciente del gobierno nacional conformando una nueva mayoría parlamentaria que asuma la conducción de la Cámara de Diputados e inicie la democracia del diálogo".
Según el mismo texto, sus objetivos son: "Defender la Constitución, los derechos humanos de los trabajadores, jubilados y todos los argentinos, la independencia del Poder Judicial, la libertad, el desarrollo económico, la justicia social y el federalismo".
Las preocupaciones: "la inflación, los injustos impuestos al trabajo y la producción, la violencia de la inseguridad y la precarización del empleo".
Por último, según el texto base de esta alianza, se intentará "dar a luz el federalismo económico y la igualdad de oportunidades a todas las provincias argentinas con una nueva ley de coparticipación federal de impuestos".
Unidos para cambiar, el texto completo:
El país necesita cambiar.
Necesitamos cambiar broncas por alegrías.
Soberbia por humildad.
Divisiones por Unión.
Cambiar prepotencia, por respeto al pueblo y a la constitución.
Somos gente normal y por lo tanto nos merecemos un país normal. No queremos seguir yendo hacia atrás.
Estamos listos para avanzar hacia el futuro, hacia la enorme oportunidad de progreso que el mundo le ofrece a nuestro país. No podemos desperdiciar este momento.
Ese es el desafío que tenemos los argentinos. Crecer y desarrollarnos con justicia social, sin perder tiempo ni energías.
Sin bandos enfrentados. Con nuevas ideas para solucionar los viejos y los nuevos problemas.
Somos una dirigencia sin rencores, consciente de los avances que se lograron gracias al esfuerzo de todos los argentinos.
Y aprendimos, que no se trata de comenzar cada vez desde cero.
Vamos a terminar con las peleas rabiosas entre políticos, porque no resuelven ninguno de los problemas con que se despiertan los argentinos todos los días. Y vamos a establecer el dialogo y la cooperación entre todos, que brinde soluciones a la gente.
Basta de amigos y enemigos. Basta de dividirnos sin sentido, arrastrando al país a un espiral virulento de frustraciones, desencuentros y enfrentamientos.
Estamos a tiempo de ponerle límite a los intentos de enfrentar a argentinos contra argentinos, como formula autoritaria del gobierno nacional que solo busca dividir para mantenerse en el poder.
La historia está repleta de ejemplos que no deberíamos repetir. Cada vez que se agotan las ideas, lo único que queda es el autoritarismo, la prepotencia y la intención de perpetuarse eternamente en el poder.
Pareciera que todo vale para quienes "van por todo" sin reparar en nada.
Como si en vez de gobernantes democráticos, fuesen patrones o dueños del país de todos.
Y no hay un país fuerte, sin Provincias fuertes.
No hay república ni federalismo cuando los recursos de las provincias, se manejan discrecionalmente y se exigen la obsecuencia y los aplausos para recibirlos.
Queremos un país donde se pueda disentir y acordar, y al mismo tiempo, podamos tener mejores hospitales, escuelas, obras que eviten las inundaciones, carreteras seguras, buenos medios de transportes y planes eficientes que terminen con la violencia de la inseguridad ciudadana.
Una justa distribución de las riquezas, requiere políticas públicas que enfrenten la inflación, el desempleo, el trabajo precario, los bajos salarios, la falta de planificación económica y la infamia de tanta desigualdad social.
Nos duelen las pérdidas que sufren los más humildes, los que menos tienen para perder, cada vez que hay una catástrofe o una crisis.
Hay que proteger la Asignación Universal por Hijo mientras luchamos por la dignidad de un trabajo estable, el salario familiar universal, un salario creciente que premie el mayor esfuerzo y la recuperación de la cultura del trabajo.
Todos ya sabemos que no existe propaganda oficial, ni manipulación informativa que pueda tapar la inmoralidad de tantos actos de corrupción como los que se denuncian a diario.
El país necesita cambiar. Unirnos.
Y pelear por Argentina, no por pelear.
Tenemos que cambiar las fantasías del relato por soluciones concretas
Cambiar la escribanía del Congreso, por la búsqueda de acuerdos parlamentarios superadores que nos proyecten hacia el futuro.
Cambiar el unicato por un funcionamiento armónico de los tres poderes del estado con un poder judicial independiente y eficaz a la hora de garantizar el cumplimiento de las leyes, sin excepciones.
Apostar a una educación que nos enseñe a producir mejor, a pensar mejor y no solo a obedecer.
Hoy el mundo nos mira desconcertado.
No pueden creer que estemos rifando la oportunidad histórica que nos brinda la actual situación internacional.
A la mentalidad binaria de este gobierno, no le basta con querer hacernos creer que la Argentina se divide entre malos y buenos según el grado de adhesión al relato oficial.
También quiere hacernos creer que el mundo se divide igual y nos llevan a un eje internacional equivocado.
Argentina tiene que estar con las naciones que buscan el progreso, la paz, el orden y la justicia social en democracia y libertad.
Y construir una alianza estratégica con Brasil es el camino más inteligente y veloz para desarrollarnos como nunca antes. Y promover la unión con el resto de los países de la región, para ser los principales proveedores de alimentos elaborados y biocombustibles del nuevo mapa de la demanda mundial.
Hace falta unirnos y ponerle límite a lo que está mal. Enderezar lo que está torcido desde hace años.
Las barbaridades cometidas por la mayoría en este congreso, no tendremos que padecerlas si el congreso que viene detrás las revierte y subsana. Pero para eso tenemos ganar. Y para ganar tenemos que unirnos. Unirnos, que es mucho más que juntarnos para una elección.
Unirnos en defensa de un programa claro y un compromiso con los millones de argentinos que esperan una alternativa seria y responsable de gobierno y un proyecto de país moderno y para todos, que sea superador de la década K.
NOS UNIMOS:
1. Para defender la Constitución; los derechos humanos de los trabajadores, jubilados y todos los argentinos, la independencia del Poder Judicial, la libertad, el desarrollo económico, la justicia social y el federalismo. Y para ponerle LIMITE en el 2013 al autoritarismo creciente del gobierno nacional, conformando una nueva mayoría parlamentaria que asuma la conducción de la Cámara de Diputados e inicie la democracia del diálogo.
2. Para aportar soluciones concretas que terminen con la inflación, los injustos impuestos al trabajo y la producción, la violencia de la inseguridad y la precarización del empleo. Para dar a luz el federalismo económico y la igualdad de oportunidades a todas las provincias argentinas con una nueva ley de coparticipación federal de impuestos.
3. Para comenzar a construir una gran alternativa de gobierno en 2015, basada en el diálogo, el respeto, la convivencia; y en nuevas ideas. Para asumir la obligatoria necesidad de políticas de Estado que excluyan de las disputas electorales los asuntos estratégicos para el futuro de la Patria.
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