lunes, 18 de marzo de 2013

Masacre de Devoto "Configura un delito de lesa humanidad"

APU entrevistó a la abogada Claudia Cesaroni, sobre la masacre de 64 "presos comunes" ocurrida el 14 de marzo de 1978. Pide que sea considerado como un delito imprescriptible. AGENCIA PACO URONDO: Se cumplen 35 años de la masacre del penal de Villa Devoto. ¿Contanos cómo fue la masacre? Claudia Cesaroni: Esto sucedió el 14 de marzo de 1978. En ese momento, el penal era lo que se conoce como una cárcel vidriera. La cárcel está ubicada en la Capital Federal, donde se alojaban presos políticos. En ese momento, había unas 1.200 presas políticas que estaban en un pabellón especial, muy pocos varones que no se han reconocido como presos políticos y miles de presos comunes. Esa cárcel cumplía la función de alojar a todas las personas detenidas en Capital Federal por delitos comunes. Dos meses y medio antes del mundial, era la cárcel que se mostraba cuando venía alguna delegación de la Cruz Roja, cuando llegó al año siguiente la Delegación Internacional de Derechos Humanos. Era una cárcel que se podía mostrar y donde se llevaba a los presos que se legalizaban, muchos detenidos desaparecidos que habían estado en Campo de Concentración, pasaban por Devoto cuando eran legalizados por la dictadura. En esa cárcel, el 14 de marzo, en el pabellón 7 que tenía lugar para 70 presos y había 160 presos alojado. Recordemos que en esa época había racia permanentemente, tensiones masivas en la calle y uno de los objetivos de la Dictadura era limpiar, no sólo a los subversivos , sino a cualquiera que pudiera afectar el aspecto que tenía que dar la Ciudad de Buenos Aires, que ya estaba recibiendo miles de futboleros y periodistas para el mundial 78. En ese pabellón, por un incidente menor, la noche del 13 de marzo, los presos estaban mirando una película que era atractiva para ellos donde trabajaba Steve McQueen, El cañonero de Yang-Tse y que se trataba de un motín a bordo de un barco. Estaban muy tranquilos viendo la película, vino un celador y les dice que apaguen el televisor y quien se negó fue una de esos conocidos como presos viejos, un tipo muy respetado. Ese incidente fue menor, podía haber quedado ahí, pero tenía rebeldía. Para ell Servicio Penitenciario Federal era intolerable, ya que estaba subordinado al 1º Cuerpo del Ejército. Una de las primeras normas de la Dictadura, el mismo 24 de marzo, es determinar que toda Fuerza de Seguridad, quedan subordinadas a la estructura militar de cada área. En el caso de la cárcel de Devoto era de la estructura que pertenecía al 1º Cuerpo del Ejército, esa mínima rebeldía no se toleraba y a las 7 y 30 de la mañana ingresa una requisa particularmente brutal que hace que los presos que estaban en el pabellón intenten defenderse de los palazos que les daban y correr afuera del pabellón. Intentan que los dejen de seguir moliendo a palos y que se lleven a Tolosa, ese era el motivo de la requisa. Ahí empieza la represión brutal con balas de goma, con lanza gases, vomitivos, se prenden fuego los colchones que eran de poliuretano y se desarrolla un infierno ahí adentro que dura minutos, pero que alcanza para que mueran al menos 64 presos quemados y con disparos de balas de goma. APU: Además, cuando algunos intentan escapar o subir a los ventanales para intentar respirar un poco, de afuera de la cárcel les disparan... CC: Exactamente, eso está descripto y ese es el otro aspecto que me parece muy interesante. Es que todo esto está dicho, no lo descubrió nadie. Se dijo en el año 85 -en un libro de Daniel Barberi, que era testigo- y cuenta todo esto con lujo de detalle. Otro libro imprescindible, se llama Crónica de muertes anunciadas de Elías Neuman, que en el año 87 transcribe un relato de un sobreviviente de esa masacre, Horacio. Sobre ese relato que Horacio hace, es que el Indio Solari escribe su tema “Pabellón 7º". Hay una causa judicial, está en el Juzgado de Instrucción Nº28, donde los presos con una enorme valentía cuentan esto. Los sobrevivientes relatan frente al propio personal penitenciario que era quien instruía la causa, esto parece una locura, pero sigue sucediendo. Cuando un hecho atroz o un delito cualquiera sucede en una cárcel federal, quienes toman las declaraciones de las víctimas, es el propio Servicio Penitenciario. APU: A sus propias víctimas... CC: Exactamente. En este caso, el instructor designado que lleva adelante toda la etapa de la investigación más inmediata, es el Subdirector de la cárcel de Devoto. Sobre esa base, sobre esa seudo investigación, el Juez Guillermo Rivarola -el mismo que no investigó nada sobre la masacre de los curas palotinos y que luego se dedicó a perseguir a Eduardo Kimel, quien escribió un libro sobre este caso y denunció la inacción judicial-, lo que hizo fue denunciarlo. Lo cito porque fue un caso que dio lugar a una demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y luego la decisión en la gestión del Presidente Kirchner de derogar el delito de desacato para el caso de las iniciaciones periodísticas. Ese mismo Juez Rivarola, no investigó absolutamente nada y luego se declaró incompetente, con lo cual el caso pasó a la Justicia de Instrucción y tampoco se investigó profundamente. Nunca se investigó como una masacre, siempre se investigó como un motín y la conclusión judicial es, si ustedes se prenden fuego, ahí tienen las consecuencias, la culpa es de las propias víctimas. APU: Sí, siempre quedó como un motín que habría desencadenado la violencia y no quedó muy claro cómo habían muerto esas personas. CC: Nosotros, como pudimos encontrar a un sobreviviente, obtuvimos la copia de la causa -que era muy difícil acceder si no demostrás un interés para poder obtenerla-. Cualquier persona que lee esa causa, queda absolutamente convencida que eso fue una masacre. Hay un detalle, los bomberos llegaron a las 9 de la mañana y les dicen que "no pueden entrar por razones de seguridad, nosotros nos ocupamos de todo". Ni siquiera los dejaron entrar para que apaguen el incendio, eso lo cuentan los propios bomberos que dependen de la Policía Federal. No sólo es evidente, a partir de lo que dicen los presos, sino este informe de los bomberos que llegan a apagar un incendio y le dicen que no, que se queden afuera. Es evidente que se trataba de castigar a esos presos y en particular a Tolosa. Tenemos testimonio de que Tolosa fue rematado, hay un testimonio desgarrador de un sobreviviente que dice que iban abriendo puerta por puerta hasta que encuentran a Tolosa, lo sacan y le meten un balazo en la cabeza. APU: ¿La causa prescribió? CC: Prescribió si entendemos que es un delito común. Nosotros entendemos que todo esto configura un delito de lesa humanidad. Si eso hubiera sucedido sobre presos políticos no estaríamos debatiendo si es un delito de lesa humanidad, lo sería sin duda, si hubiera sucedido en la ESMA o en el pabellón de presas políticas no estaríamos preguntándonos si es un delito de lesa humanidad. Nosotros sostenemos que el delito configura un crimen brutal contra la humanidad, aunque haya sido ejecutado sobre presos comunes. APU: ¿La justicia se está haciendo eco del planteo de ustedes? CC: Todavía no nos presentamos, lo vamos a hacer mañana, que es el aniversario y vamos a presentarnos ante el Dr. Rafecas, que es quién lleva la causa del 1º Cuerpo del Ejército, planteándole esta posición y pidiéndole que reabra la causa y se vuelva a investigar. Relacionadas: El Indio Solari recordó la masacre en el tema Pabellón Séptimo (del disco El Tesoro de los Inocentes)

Feinmann – González: diálogos con la muerte

AGENCIAPACOURONDO.COM.AR Por Juan Ciucci l Dos amigos se reúnen a recordar su pasado, que es decir el de la Argentina de los últimos 60 años. Pero también el del pasado político e intelectual que formó esas vidas, y que aun necesitamos pensar para analizar nuestro presente. Encuentros que ambos reconocen han servido para profundizar esa amistad, y en los que han salido a la luz, también, sus propios desencuentros. José Pablo Feinmann y Horacio González se permiten divagar en reflexiones que pueden llevarlos del barrio y la primer infancia, hasta el poder y la muerte. Sin dudas el gran articulador será el peronismo, ese sustrato vital que guió sus obras y los forjó en la militancia. Lectores profundos de Perón, partícipes de la juventud maravillosa, críticos del peronismo neoliberal, actuales interpelados kirchneristas; sus reflexiones del gran movimiento histórico se tornan fundamentales y cobran, merced a las lógicas del diálogo, la vitalidad del contrapunto que les permite ahondar en viejas tesis sin temor a refutarlas. Sus interrogantes respecto al peronismo nos posibilitan ampliar el marco de discusiones que hoy llevamos adelante, les permite salirse de sus reiteraciones y balbucear nuevas líneas de análisis. Pero es también una presencia fundante de este encentro la muerte: la de los amigos, la de un país diezmado por el Terrorismo de Estado, la propia. Ausencias que retornan al rememorar los años de la militancia, de la juventud que recupera el brillo inusitado del recuerdo. ¿Acaso su generación podrá recordar algo sin sentir de cerca la muerte? ¿Lo puede alguna? Aun son sus voces las de los sobrevivientes, los exiliados, los derrotados. Y ya mayores, rememoran además los muertos recientes: los Viñas, los Rozitchner, los Fogwill, los Casullo. Se saben una especie en extinción, un modelo de intelectual que nos va dejando en una sociedad en la cual cuesta encontrar a aquellos que vendrían a retomar su legado. O tan siquiera a exhumarlo para vivificar uno nuevo. Esa presencia de la muerte torna sombríos los pasajes de análisis del presente, demasiado atado a viejas concepciones políticas de la violencia y la derrota. El temor se hace presente, en esta actualidad de pujas y de falencias. ¿Cuánto arriesgar en la lucha por una Patria justa, libre y soberana? Las reflexiones en torno a nuestras condiciones objetivas tienen tintes de desesperanza, de fuerzas inmensas que no permitirán mayores avances que los ya realizados. Aquí es cuando el dialogo de Feinmann y González se vuelve conocido, remanido. Su cercanía ideológica les impide que el espíritu del debate se apodere de la charla, que los necesarios contrapuntos los obliguen a indagar más allá de las posibilidades del presente. Un cierto aire de conformismo sobrevuela las lecturas del combate que significan estos años kirchneristas, que desentona con sus lecturas del pasado y su accionar militante. Esas muertes condicionan las luchas futuras, claro está, pero no debemos permitir que las inmovilicen. Estos encuentros que se han convertido en libro, nos sirven para adentrarnos en la vida y el pensamiento de dos de los intelectuales más prolíficos e importantes de los últimos 30 años en Argentina. Con una profundidad que sólo el libro nos permite, alejado de las rutinas televisivas y la necesidad del impacto mediático. En tiempos en que algunos gritan eufóricos ante la necesidad de diálogo, es un camino posible. Nos lleva a desear otros cruces, de otros nombres no tan cercanos, para entablar los debates que nos resultan hoy imprescindibles. José Pablo Feinmann y Horacio González Historia y pasión. La voluntad de pensarlo todo. (Editorial Planeta)

“La contribución de los Redondos ha sido inmensa para el arte y la cultura popular”

Entrevista con el artista plástico Ricardo Cohen, más conocido como Rocambole. Nos habla de su presente y su pasado ricotero, de sus influencias y del legado de su obra. Por Enrique De la Calle agencia pacourondo.com APU: La primera pregunta, antes de meternos con tu historia, tiene que ver con algo de actualidad. ¿Estás participando en el nuevo disco que está preparando Skay Beilinson? Rocambole: Seguramente tengo que preparar la parte gráfica. APU: Ah, vas a trabajar también en este nuevo disco. R: Sí, ya he estado trabajando algo. Había algunos temas de Skay alrededor de los que hemos estado charlando y viendo qué hacer. APU: ¿Se sabe cuándo saldría el disco? R: Mirá, nunca se sabe exactamente pero Skay quiere sacarlo a mediados de este año. APU: Antes de meternos con los Redonditos, ¿pudiste ver la estética del Indio Solari como solista? R: Algunas veces lo he visto en las vidrieras. APU: No tenés los discos. R: He visto algunos discos porque me los han mostrado algunos por adentro, sí. APU: ¿Qué te pareció el Indio como dibujante? gb R: El Indio es un excelente cantante que tiene una voz maravillosa y además, como escritor, como poeta es algo deslumbrante. APU: ¿Y como dibujante? R: Ya te digo, es un excelente cantante y un maravilloso poeta. APU: La idea de entrevistarte era algo que queríamos hacer desde siempre para pensar cuál fue tu paso, básicamente por el rock pero principalmente por los Redonditos de Ricota. Ya pasaron muchos años, incluso, de la última presentación de los Redonditos y seguimos hablando de ellos y hablando de tus dibujos. ¿Cómo ves eso? R: Creo que, evidentemente, la contribución del proyecto –ahora todo se llama proyecto, ¿viste?- “Redondos” ha sido inmensa para el arte y la cultura popular argentina. Me parece que es un mojón dentro del rock nacional, contribuyeron enormemente a ese género, a ese folclore que se ha generado en la Argentina. APU: ¿Y cómo ves vos tu obra?, ¿esto de que en las paredes de muchos barrios haya dibujos tuyos? R: Lógicamente, estuve pegado al fenómeno Redondos. Fue un fenómeno de masas, un fenómeno popular muy difícil de explicar, incluso aquellos que hemos pertenecido a él en algún aspecto, tampoco tenemos una explicación válida para todo eso. Me parece que al traducirse como una especie de fenómeno cultural, la gente se ha copiado un poco de toda la simbólica de los Redondos, entonces la estrella en paredes, en banderas, en remeras, en lo que fuere. En mi caso, creo que mis dibujos, por estar pegados a ese fenómeno, por estar adheridos a toda esa trayectoria, se han podido difundir de esa manera. Probablemente, si hubiera trabajado en solitario como lo venía haciendo muchas veces antes del fenómeno o a posteriori del mismo, quizás esas imágenes no hubieran tenido semejante repercusión. APU: Posiblemente sea así pero ¿creés que hay algo de los Redonditos que de no haber estado vos no hubiera sido del mismo modo? Hay algo de lo que uno cree que es la estética ricotera que se te debe mucho a vos. R: Sí, seguramente pero, de todas maneras, como fenómeno musical hubiera existido y como fenómeno cultural también. No me cabe la menor duda. APU: ¿Tus influencias artísticas por dónde vienen? Lo pensaba en relación a Carpani, ¿cuál es tu relación con esa obra? R: Una relación casi directa te diría. Carpani fue un formidable artista argentino que estuvo muy vinculado a la política ya que ha hecho esos afiches de la CGT que pudimos ver en su momento y que, lógicamente, me impactaron. Por otra parte tengo mucha influencia de la escuela de dibujo argentina, siempre digo que los argentinos, además de buenos jugadores de fútbol, son excelentes dibujantes y son reconocidos mundialmente. Los historietistas argentinos trabajan todos en el exterior, son muy valorados, hay dibujantes excepcionales que están en el país como Scafatti, Carlos Alonso. La verdad es que estoy rodeado de influencias, vivo en el país de los dibujantes. Mi influencia más directa es el dibujo argentino y por otra parte está la influencia histórica, soy un admirador de la pintura española, sobre todo Velázquez y más tarde Goya y por ahí, influencias de pintores contemporáneos o casi contemporáneos mundiales como Francis Bacon que es un pintor irlandés que ha influenciado a muchísimos artistas argentinos. Y me sigo influenciando, cada vez que veo algo que me gusta recibo influencia de ello. APU: Nombraste artistas como de otra época. ¿Algunos artistas jóvenes de ahora? R: Lo que pasa es que uno, generacionalmente, no tiene demasiado contacto con aquello que está pasando o emergiendo. Me interesa mucho el trabajo de los jóvenes, sobre todo desde el punto de vista de mi trabajo como gestor cultural en la Universidad de La Plata. Entonces estoy siempre buscando jóvenes artistas que a lo mejor, no tienen oportunidad de mostrar lo suyo porque no tienen un canal de difusión y yo procuro generar esos canales. Me interesa muchísimo, por ejemplo, el arte callejero, todo lo que está pasando, sobre todo en la ciudad de La Plata con los jóvenes grafiteros muralistas que aparecen, interesantes imágenes. Eso está pasando en casi todas partes, nosotros, tardíamente, estamos recibiendo esa influencia que se gestó –supongo- en los trenes del Bronx y terminó siendo un fenómeno mundial como el rock. Ahora eso está pasando bastante en las paredes y en los muros de Buenos Aires, de La Plata, de Rosario, de las grandes capitales de este lado. APU: Y ahí, si se quiere, sos parte de la tradición para esos nuevos dibujantes. R: Probablemente uno también ejerce sus influencias. Uno es influenciado y, a la larga, influencia también. APU: Nombrábamos antes a Carpani y a las estéticas vinculadas más con la política de los años 70. ¿Cuál fue tu relación con esas estéticas? ¿Venís más del hippismo de los 70, de esas movidas contraculturales? R: A fines de los 60 era un joven estudiante de Bellas Artes que iba a Buenos Aires a admirar todo lo que estaba pasando y, lógicamente, también he pasado por el Instituto Di Tella y he visto, en su momento, los eventos que aparecían. De todas maneras tenía mi propio criterio artístico al respecto. Lo que más me interesó y me impactó fueron las muestras de los artistas argentinos que trabajaron en esa exposición que se llamó “Tucumán arde” que estaba vinculada a los procesos políticos que estaban sucediendo en la provincia en ese momento, en el año 68. De ahí creo que se abre la historia de las artes visuales argentinas como una bisagra, aparece toda una corriente politizada que también tiene que ver con las artes plásticas y, por otro lado, queda esa parte universalista que estaba representada por el Di Tella y que era pintores o artistas que clonaban un poco lo que pasaba en los grandes centros mundiales de cultura. APU: Volviendo a los Redondos: ¿Cómo ves esa confluencia que se dio con el fenómeno redondo entre vanguardia y cultura popular? Es la banda argentina más popular de la historia sin duda y así mismo todos ustedes, el Indio, Skay, vos, muy influidos por las diferentes vanguardias estéticas. R: Uno es producto de todo lo que lee, las películas que ve y los amigos que tiene. En La Plata ha habido, hubo y sigue habiendo un constante movimiento cultural, es una ciudad que es un poco luz en el camino de mucha gente que viene a estudiar, entonces la influencia de la Universidad de La Plata hace que haya cierta atmósfera estudiosa, intelectual, afecta a fenómenos culturales, en La Plata eso es notable. Uno toma una letra de Virus, de Estelares, de La Cofradía de la Flor Solar y la formidable poética de Solari en los Redondos. Eso le da un color particular a los grupos platenses que tiene mucho que ver –para mí- con la presencia de la Universidad aunque no sean exclusivamente universitarios los que participan de estos grupos pero siempre vas a encontrar a alguno que está estudiando en la Universidad, por ejemplo en estos grupos que te nombré. APU: ¿Cómo te definirías? ¿Sos un artista plástico, un rockero, un profesor universitario, cuál definición creés que te encaja mejor? R: El trabajo que hice más consecuentemente, ya sea para ganarme la vida o para tratar de expresarme, fue con el pincel en la mano. Desde chico empecé a trabajar pintando carteles y, bueno, supongo que soy un dibujante y también un docente de arte. APU: No te considerás un rockero. R: Y, bueno, un dibujante de rock pero no exclusivamente. He hecho muchas cosas además de dibujar para el rock. APU: ¿De las tapas de los Redonditos cuál es tu preferida? R: Es una pregunta que me han hecho a menudo e intento contestarla más o menos de la misma manera. Hay tapas que a uno le gustan estéticamente o porque, en su momento, la hizo con muchísima pasión y amor y son casi todas y está aquella que más satisfacciones ha dado a todos, a los músicos y a mí como diseñador, la tapa de “Oktubre”, el segundo disco de los Redondos. En muchos aspectos es una tapa lograda, primero por el impacto que tuvo porque aún hoy, los chicos siguen reproduciendo esas imágenes, las usan, y por otro lado, porque fue hecha de un modo muy precario y aprovechando al máximo los elementos con los cuales se contaba. En la jerga de los diseñadores siempre se dice que lo menos es más o que hacer lo más con poco es la idea del diseñador y eso fue lo que sucedió con esa tapa. APU: Alguna vez el Indio Solari, hablando de la estética y –creo- de esa tapa, decía que en un momento la primera parte del dibujo iba a ser con más multitudes y que era una tapa muy peronista. ¿Cómo ves eso? R: No podemos despegar las multitudes del peronismo pero también son propias de todos los grandes movimientos de la historia en cuanto a política, en cuanto salen los desposeídos a tomar lo suyo. En general, ha habido protestas masivas desde las épocas de la Comuna de París hasta la Revolución Rusa o el 17 de octubre en la Argentina. Las masas han sido siempre protagonistas de las revoluciones, entonces tiene que haber multitudes.

GUARDIA DE HIERRO POR RAGENDORFER.

Memoria Literatura Psicología Pensamiento Tango Pasión de Multitudes Mezcladito Guardia de Hierro: la organización peronista en la que militó Francisco Por Ricardo Ragendorfer El Sumo Pontífice supo articular a través del activismo partidario una fina sincronía entre su condición eclesiástica y el segmento laico de su ser. Cómo fue su vínculo orgánico con el masserismo. Quién es Alejandro "Gallego" Álvarez. Un hecho histórico: el cardenal Jorge Mario Bergoglio acaba de convertirse en el primer Sumo Pontífice latinoamericano. "Me fueron a buscar casi al fin del mundo", dijo durante el atardecer del 13 de marzo ante miles de fieles que lo ovacionaban en la Plaza San Pedro, del Vaticano. ¿Acaso imaginaba en ese instante que su presunta complicidad con la última dictadura militar argentina iría a ser el primer gran escollo de su papado? Lo cierto es que se trata de un escollo muy embarazoso, al punto de que –a sólo 48 horas de ser elegido por los cardenales– el mismísimo portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, salió a desmentir el asunto, originado en una añeja investigación del periodista Horacio Verbitsky. En resumidas cuentas, al ahora llamado Francisco se lo sospecha por haber desprotegido –y tal vez, delatado– a los sacerdotes Osvaldo Yorio y Francisco Jalics, quienes en 1976 permanecieron cautivos por más de cinco meses en las mazmorras de la Armada. El flamante Santo Padre también está señalado por su obstinado silencio frente al plan sistemático de robo de bebés, del cual tuvo conocimiento en 1977, al desentenderse de un caso en particular: el del nieto de Licha de la Cuadra –la primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo–, a quien le comunicó por un intermediario la conclusión de sus indagaciones: "A la criatura la tiene una familia bien y no hay vuelta atrás". No mejor impresión provoca el doctorado honoris causa que –a raíz de una gestión suya– le otorgó la Universidad de El Salvador el 25 de noviembre de 1977 al almirante Emilio Eduardo Massera. Sin embargo, a dicha enumeración de supuestas bajezas se suman otros episodios –avalados con datos documentales y testimonios– que hablan de arriesgadas tratativas emprendidas por él ante ciertos jefes militares para rescatar víctimas del terrorismo de Estado. ¿Cuál fue, entonces, su rol en aquellos años, dentro de una institución cuya jerarquía estuvo implicada en el apoyo político y espiritual a la dictadura y en el ocultamiento de sus crímenes? ¿Era Bergoglio, en ese marco, un colaboracionista o una persona digna? Ya se ha visto que al respecto las versiones no son absolutas. Y es muy posible que ese hombre afable, astuto y reservado haya sido –tal como corresponde en un buen jesuita– ambas cosas a la vez. Dicho misterio –hoy en boca de la prensa internacional– todavía persiste. No tan conocida, en cambio, es su identidad política en el universo terrenal. Y menos aún, su presencia en las filas de la organización peronista Guardia de Hierro, a la cual se integró en 1972, siendo ya un ascendente sacerdote de la Compañía de Jesús. La reconstrucción de ese capítulo de su existencia, su pensamiento ante la realidad de aquellos días, las relaciones que desde allí fue cincelando con la meticulosidad de un orfebre y la exquisita sincronía entre su condición eclesiástica y el segmento laico de su ser, son reveladores, dado que echan luz sobre el enigma religioso más vibrante del presente: la forma con la que el nuevo vicario de Dios atravesó las arenas movedizas de la dictadura. PERONISMO A LA RUMANA. Dicen que las charlas que derivaron en su militancia tuvieron por escenario una mesa de la confitería Los 36 Billares, de la Avenida de Mayo, muy frecuentada por la dirigencia de Guardia de Hierro. Uno de sus interlocutores en ese proceso supo ser Walter Moreno. A los 35 años, el padre Jorge –tal como por aquel tiempo todos lo llamaban– era una pieza codiciada para cualquier “orga”: maestro de novicios, profesor de Teología, rector del Colegio Máximo y consultor provincial de los jesuitas. No costaba adivinar en él a un cuadro de la Compañía, una orden cifrada por la obediencia, el rigor intelectual y una disciplina ascética, casi militar. Quizás él haya encontrado en el estilo de Guardia de Hierro cierta afinidad con ello, ya que se trataba de una usina de cuadros políticos con reglas y hábitos con tinte marcial. Inspirada en la Garda de Fier –una organización fascista rumana fundada en 1927 por el ultracatólico Cornelieu Codrenau–, sus dirigentes se autoerigieron en celosos custodios de la doctrina peronista. En las reuniones se leía a Lenin, al místico Mircea Eliade, al jesuita del siglo XVI, Mateo Ricci, además de La comunidad organizada, de Perón. Ese variado corpus teórico hizo de Guardia de Hierro un grupo atípico dentro del peronismo de los años ’70, un grupo de 15 mil soldados –en sus mejores épocas– que parecía una logia medieval, con un imaginario cargado de ideas pintorescas y sorprendentes por su osadía. Sin correrse de su ortodoxia partidaria, acaudillados por el carismático Alejandro “Gallego” Álvarez (ver recuadro), enarbolaban su equidistancia del “Frente Rojo” (Montoneros) y del “Frente Negro” (Comando de Organización y la Concentración Nacional Universitaria). En suma, eran la Tercera Posición en estado puro. Bergoglio se sentía a sus anchas en aquellas medias tintas. En 1974, ya en la cúspide local de la Congregación, Bergoglio recibió un regalo del cielo. El jefe máximo de los jesuitas, Pedro Arrupe, le ordenó pasar la Universidad de El Salvador a manos laicas. A ese efecto, el actual Francisco depositó su confianza en dos compañeros de militancia: Francisco Piñón, (a) “Cacho”, quien pasó a rector, y su amigo Walter Romero, uno de los apóstoles del “Gallego” Álvarez y jefe de su Estado Mayor, como operador principal de la Universidad en la sombra. Desde ese escenario académico, Bergoglio y Guardia de Hierro hicieron casi pública, dos años más tarde, su vínculo político con el tenebroso comandante en jefe de la Armada. La cadena de hechos y circunstancias que derivó en tal sociedad –la cual hasta relaciona dicha alianza con los secuestros de los curas Yorio y Jalics– fue en su momento escasamente difundida y ahora merece ser repasada. Ambos sacerdotes siempre aseguraron haber sido liberados por una gestión del ya fallecido ex presidente del CELS. Emilio Mignone. Otras voces, en cambio, señalan que fue el propio Bergoglio quien se reunió con Massera para acordar la liberación de los religiosos. En 2002, el periodista Hernán Brienza se entrevistó para la revista 3 puntos con un ex altísimo dignatario de Guardia de Hierro. El hombre clavó la mirada, y dijo con voz aguardentosa: “Yo estuve en esa reunión con Massera y sé lo que se habló y lo que se arregló.” El entrevistado –cuya identidad nunca fue revelada– aseguró que en aquella ocasión Bergoglio no estuvo presente, y que él y otro importante referente de la organización sí asistieron, en calidad de enviados suyos. “A los sacerdotes –dijo– los liberaron por pedido de Bergoglio. Nosotros fuimos los negociadores exclusivos. Massera no quería, pero finalmente accedió. Como contrapartida, hubo algún tipo de acuerdo político y el nombramiento como doctor honoris causa del Massera en El Salvador, que se oficializó unos meses después”. ¿Qué pensar al respecto? Sin ninguna prueba concluyente sobre su presunta intervención en el salvataje de Yorio y Jalics, lo cierto es que la entronización universitaria del almirante ocurrió exactamente a las cuatro semanas de que éstos resurgieran del inframundo de la ESMA. No menos cierto es que, desde entonces, lo que quedaba de Guardia de Hierro –células dispersas que seguían reuniéndose en el mayor de los sigilos– fue puesto bajo el paraguas protector del marino, quien reclutó algunos de sus elementos para ponerlos al servicio de su proyecto personal. LOS DOS DEMONIOS. La Tercera Posición en estado puro. Ese perece ser el concepto que Bergoglio eligió para sí. Tercera Posición para la política. Y también para los delitos de lesa humanidad cometidos por los militares durante la última dictaura. Una Tercera Posición entre los Derechos Humanos y la represión. Como si la teoría de los dos demonios hubiera confluido en una sola sotana. El final de los años setenta es otro tramo misterioso en la vida de quien acaba de ser ubicado en el trono de San Pedro. Mientras la historia oficial de la Iglesia Católica asegura que estuvo terminando su tésis en un convento de Alemania, otras voces sugieren que, en realidad, fue enclaustrado en un convento jesuita de Irlanda del norte o España, a modo de casigo por su osadía política y vuelo propio. Su ostracismo se prolongaría durante 12 años. Recién en 1992, su poderoso mentor en la Iglesia, el polémico cardenal Antonio Quarracino, le anunció por vía telefónica que ya estaba su nombramiento: el Papa Juan Pablo II lo había designado obispo auxiliar de Buenos Aires. Era la culminación de un largo derrotero que incluyo ascensos vertiginosos, algunos sinsabores e intrigas trepidantes. Al ser anoticiado de su nuevo destino, respondió con un cerrado silencio, antes de dirigirse a la capilla para agradecer a Dios por el gesto. Recién entonces levantó los ojos y respiró una bocanada de aire con su único pulmón. El pasado miércoles, al abdicar de su apellido para convertirse en Francisco, respiró otra vez profundamente con su único pulmón. « El verdadero jefe político del papa En plena primavera de 2008, más de un centenar de antiguos militantes de Guardia de Hierro celebraron una cena de gala para recordar su trepidante paso por la historia en el restaurante El General, de la avenida Belgrano. A las 21:20 de aquella noche, hizo acto de presencia un anciano ya entrado en kilos y con barba encanecida. No era otro que el legendario Alejandro Álvarez, a quien sus viejos camaradas siguen llamando, simplemente, el “Gallego”. Ya poco quedaba de ese muchacho de discurso encendido que supo cautivar a otros jóvenes de su generación, entre ellos, nada menos que a un sacerdote: el entonces provincial de la Compañía de Jesús, Jorge Bergoglio. Álvarez se inició en la política en el Comando Nacional Peronismo (CNP) y, ya en 1962, para forzar la vuelta de Perón del exilio, intentó emular el plan ideado por el militar griego Giorgio Grivas, quien quería llegar a Chipre como libertador. El asunto ideado por el "Gallego" consistía en crear un conflicto en Tucumán, Rosario, Buenos Aires, Córdoba y dejar una zona libre para la llegada del General, una simbólica Chipre. Jujuy era la isla imaginada a la que debía llegar el caudillo derrocado siete años antes. Se envió una copia a Perón, pero este no respondió. Este episodio pinta por entero al joven padre de una criatura política que se convirtió en escuela de cuadros y llegó a rivalizar –tanto en número como en presencia territorial– con otras organizaciones del peronismo. Considerado derechista por la izquierda y "zurdo" por la derecha, el "Gallego" se propuso disputar el campo de la militancia a los Montoneros, Pero, súbitamente, disolvió Guardia de Hierro en 1974, tras la muerte de Perón. A partir de entonces, en medio de espasmódicos regresos a la actividad política, se fue extraviando en una pensamiento entre social y religioso, no debidamente comprendido por sus antiguos compañeros de ruta. Hacía unos años se lo vio regentear una flota de taxis desde un bar de Constitución. Ahora, desde el 13 de marzo, el "Gallego" Álvarez puede jactarse de haber sido el jefe político del Papa. 17/03/13 Tiempo Argentino gb

El caso de un gendarme indemnizado por genocida La Justicia de la vergüenza Por Franco Mizrahi

El caso de un gendarme indemnizado por genocida La Justicia de la vergüenza Por Franco Mizrahi En un caso paradigmático, todas las instancias judiciales del país compensaron a un represor. El rol del controvertido juez De las Carreras y la Corte Suprema de Justicia. El caso que se relatará a continuación revela, acaso como ningún otro, el estado actual del Poder Judicial, que por la calidad de sus jueces, la ideología conservadora que reproduce y la burocracia que lo caracteriza, benefició a un represor que debía estar tras las rejas. Se trata de un acto de injusticia avalado y ratificado por todas las instancias judiciales del país. La historia se remonta a 1998, cuando el ex comandante principal de Gendarmería Darío Alberto Correa inició un juicio contra el Estado argentino al responsabilizarlo por los daños psíquicos y físicos que “sufrió” durante su carrera militar. Para demostrar la responsabilidad estatal, Correa no escatimó en detalles y reveló su accionar durante el terrorismo de Estado. Según su propio legajo, “los antecedentes están sustentados en su participación en delicadas actividades operativas impuestas por la Fuerza desde el año 1973 hasta el año 1979 (…).” En 1973 Correa se desempeñó durante cuatro meses en la cárcel de Villa Devoto “cuando en dicha cárcel se encontraban alojados la mayoría de los extremistas”, se lee en su historial. También estuvo a cargo de la seguridad en el Aeropuerto de Ezeiza durante la masacre que se desató el 20 de junio de 1973, cuando Juan Domingo Perón regresó al país tras 18 años de exilio. Tal como se desprende de su ficha personal, en 1975, durante el “Operativo Independencia” –la ofensiva que el Ejército desplegó en Tucumán para “aniquilar” al foco guerrillero que se había asentado en el monte tucumano–, Correa estuvo “a cargo del ‘Lugar de reunión de detenidos’ (LRD) conocido como ‘La Escuelita’ en Famaillá”, considerado uno de los primeros centros de detención clandestinos del país. La actuación del gendarme fue calificada por sus superiores como “sobresaliente”. Con estos antecedentes, a fines de 1976 fue “designado Jefe del Pabellón de Detenidos Subversivos en el Penal de Chimbas”. Finalizada esta “tarea”, Correa fue destinado por el Primer Cuerpo del Ejército “en comisión permanente a la Prisión Militar de Encausados ‘Campo de Mayo’”. En “ese destino vivió situaciones límites de tensiones y responsabilidad”. Dichas situaciones son reveladas en su historia clínica, en el apartado “Actividades cumplidas en el medio castrense”. De acuerdo a ese documento, Correa estuvo a cargo “del traslado y entrega de detenidos a su cargo, a personal desconocido autorizado por las autoridades operativas; atención de parturientas detenidas, sus hijos y posterior entrega de los mismos a personas seleccionadas por las autoridades responsables incluyendo el posterior traslado de las madres a lugares secretos para su entrega a los responsables de su eliminación final; por su actividad, le tocó participar y presenciar en forma pasiva en interrogatorios de detenidos por personal especializado, debiendo luego velar por la integridad física y moral de los mismos hasta que se ordenaba su eliminación y/o ser sometidos a nuevos interrogatorios; también le cupo participar en la denominada investigación de ‘la subversión económica’ durante cuatro meses en el año 1978 (…)”. En este marco tuvo a su cargo, durante doce días, la suerte de Jacobo Timerman, secuestrado por el terrorismo de Estado. Por la contundencia de su legajo, las afirmaciones de Correa –fallecido el 29 de marzo de 2010– fueron citadas en el juicio contra los responsables de aplicar un “Plan Sistemático para el robo de bebés” durante la última dictadura, que concluyó el año pasado. Por caso, está probado que el represor fue el responsable de la entrega del entonces bebé Alejandro Sandoval Fontana a sus apropiadores. Alejandro recobró su identidad en el 2006, convirtiéndose en el 84º nieto recuperado por las Abuelas de Plaza de Mayo. Paradójicamente, producto de su accionar en el período más trágico de la historia argentina, Correa acudió a la Justicia en un rol de víctima. Así se desprende del expediente 1285/98. En 1998, el gendarme retirado inició una acción contra el Estado argentino por daños y perjuicios. Patrocinado por los letrados José Rolando Bensignor, Roberto Oscar García y Fernando Diego Rosales, Correa adujo “graves perjuicios personales, materiales y morales” ocasionados por “los actos de servicio” y pidió una indemnización de 540 mil pesos/dólares. El 4 de octubre del 2000, el juez a cargo del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y Comercial Federal Número 4, Marcelo Eugenio Wathelet, hizo una lectura parcial de la historia clínica y de los peritajes psicológicos de Correa y ratificó al gendarme como víctima. Tal como se desprende del expediente, el juez federal consideró que “(…) el accionante presenta desde el punto de vista médico-legal secuelas a nivel físico y psíquico y teniendo en cuenta los antecedentes, exámenes médicos y psiquiátricos, así como los estudios complementarios aportados, como consecuencia de las tareas desempeñadas en la Gendarmería sufre de un cuadro de depresión muy severa y de una hipoacusia perceptiva bilateral compatible con trauma acústico”. El magistrado omitió datos contundentes de los informes. Por caso, soslayó que la perito psicológica escribió en su informe que cuando Correa realizó los Tests Proyectivos Gráficos realizó un dibujo libre que “presenta una condensación dramática: da la sensación de que representó una bota (alusión militar). Sin embargo, cuando lo describe, dice que se trata de un cochecito de bebé. Conscientemente, está buscando el apoyo en la imagen de sus nietos, a quienes quiere mucho. Pero se filtra el drama de sus conflictos con las tareas que tuvo que cumplir con los prisioneros a su cargo en Campo de Mayo y las dudas que lo atormentan respecto del destino que tuvieron los bebés que allí nacieron”. A fojas 128, la profesional afirmó que en otro dibujo “la imagen femenina representa a su nieta preferida. La historia con la que enlaza a los dos nietos implica la muerte de un bebé. Continúa la fijación con el tema de los niños desaparecidos que viven alejados de su familia”. Y en la foja 129 del expediente la perito remarcó: “Intenta negar la angustia y la culpa con la racionalización de que los bebés separados de sus padres legítimos pueden haber tenido un mejor futuro con familias ‘bien constituidas’”. Para este juez, Correa debió realizar “tareas de tipo excepcional (…) en cumplimiento de órdenes impartidas (que) excedían las misiones específicas del servicio público de defensa (…), por lo tanto la responsabilidad del Estado Nacional no admite dudas”. Para Wathelet, Correa merecía “una reparación” por los daños sufridos. Evaluó que la reparación debía ascender a 85 mil pesos/dólares más sus intereses. Si bien las leyes de impunidad estaban vigentes, el delito de robo de bebés –que Correa describió con lujo de detalles– quedaba excluido del paquete de medidas que les garantizaba la libertad a los genocidas. Pero el magistrado y el abogado en representación del Estado (Uvaldo Yamil Mora) se quedaron en el debate jurídico. Lejos de focalizar en los crímenes de lesa humanidad, analizaron si un agente que cobró el beneficio previsional correspondiente al haber de retiro podía sumar una indemnización. Tras las apelaciones de las partes –Correa para pedir una indemnización mayor, el Estado para pedir que se revea la decisión de la instancia inferior–, el caso recayó en la Sala I de la Cámara en lo Civil y Comercial Federal. El 24 de abril del 2001, el juez Francisco De las Carreras, el mismo que intervino en la controversia por la Ley de Medios luego de viajar a Miami invitado por el Grupo Clarín, consideró que “se encuentra verificada la relación de causalidad entre el daño y las ‘…tareas de tipo excepcional que debió realizar el accionante en cumplimiento de las órdenes impartidas…’, las que ‘…excedían las misiones específicas del servicio público de defensa y guardaba, conforme lo resolvió la propia accionada, relación con los actos de servicio’…”. Así, la Cámara repitió el error del juzgado de primera instancia y consideró al genocida como una víctima. El camarista resaltó que el gendarme participó en “delicadas actividades operativas impuestas por la fuerza desde el año 1973 hasta el año 1979”, mencionó “su actuación mediante tácticas y métodos ‘no habituales’ en el ‘Operativo Independencia’, donde vivió situaciones límites de tensión y responsabilidad”. Con semejante liviandad, el magistrado hacía referencia al paso de Correa por uno de los primeros centros de detención clandestinos del país. Con el mismo tono, se refirió a las aberraciones que el gendarme protagonizó durante el terrorismo de Estado en Campo de Mayo: De las Carreras las definió como “episodios que le tocó vivir”. Un punto aparte merece la consideración del camarista con respecto a los daños morales que “sufrió” el genocida: “En lo relativo al daño moral, debo señalar que dentro de este rubro se deben incluir los padecimientos espirituales que las lesiones físicas y psíquicas han provocado en el actor (…) como también la lesión psíquica producida (…)”. Recordemos que estamos hablando de un represor que estuvo a cargo de diferentes centros clandestinos de detención y fue responsable de robar bebés y entregar a las parturientas a sus superiores para su “eliminación final”. El camarista Martín D. Farrell adhirió al voto de su colega, por lo cual fue ratificada y actualizada la suma de la indemnización. En los primeros días de marzo, en respuesta a una nota publicada en el diario Página 12, De las Carreras recordó que como juez de primera instancia dictó sentencias a favor de las víctimas del terrorismo de Estado para que recibieran una indemnización por daños y perjuicios. Nada dijo sobre su resolución en este expediente. Justamente, por la postura de De las Carreras y Farrell, el 15 de mayo del 2001 el abogado Yamil Mora recurrió a la Corte a través de un recurso extraordinario. La Cámara consideró admisible el recurso en lo referente a la aplicación de la ley 19.349 de la Gendarmería Nacional, una norma de naturaleza federal, y desestimó los restantes planteos. Así las cosas, el expediente llegó a la máxima instancia judicial del país. El entonces Procurador General de la Nación, Nicolás Eduardo Becerra, tomó cartas en el asunto y consideró admisible el recurso. Fue así que en diciembre del 2003, lejos de aludir a la participación de Correa en el terrorismo de Estado, Becerra recordó que Correa demandó al Estado “a fin de que se lo indemnice por las afecciones que sufre y que estarían motivadas en las tensiones vividas durante el lapso en que permaneció en servicio activo en la citada Fuerza de Seguridad. Tales afecciones derivaron en una ‘neurosis depresiva reactiva’ que le ocasiona una incapacidad laborativa civil del setenta por ciento”. Ante este panorama, el procurador resolvió que el gendarme debía cobrar la indemnización: “La ley en cuestión no contempla el pago de indemnización alguna aplicable a las circunstancias del caso y (...), en estas condiciones, la percepción del beneficio previsional no deviene incompatible con el reconocimiento simultáneo de la reparación fundada en las normas del derecho común. Corresponde confirmar la sentencia apelada (…)”. La Corte, acaso desbordada por los casos que llegan a sus manos, al menos pecó de negligente y ratificó la injusticia que comenzó a tomar forma en 1998. El 5 de junio de 2007, los cortesanos cerraron el círculo de impunidad al firmar: “Que esta Corte comparte y hace suyas las razones expuestas por el señor Procurador General en su dictamen (…). De conformidad con lo dictaminado por aquel, se confirma la sentencia apelada”. Si bien Raúl Zaffaroni y Ricardo Lorenzetti votaron en disidencia, ninguno de los integrantes de la máxima instancia judicial del país se percató de que le estaban dando una indemnización a un represor que aducía daños psíquicos por haber robado bebés, presenciado interrogatorios y entregado a las parturientas a los encargados de su “eliminación final”. Por todo esto, el debate por una Justicia legítima se hace imprescindible. Es necesaria una Justicia que descomprima la burocracia del sistema, que esté integrada por jueces probos y que promueva la oralización y publicidad de todas las instancias. Hasta que eso no suceda, la Justicia argentina seguirá siendo responsable de innumerables injusticias, tal como lo reveló este caso paradigmático. Revista Veintitrés GB

domingo, 17 de marzo de 2013

VIDELA CONVOCO A LA LUCHA ARMADA CONTRA LA DEMOCRACIA.

Videla llamó a sus ex compañeros a “armarse en defensa de la República” El dictador dijo que quiere ser recordado por la "honestidad" de su conducta pública y por la "prudencia" de sus decisiones "no carentes de firmeza". También aseguró que los juicios que lo condenaron son "inconstitucionales". Desde la cárcel, el genocida Jorge Rafael Videla llamó a sus compañeros de armas que "sufren presidio" a "armarse nuevamente en defensa de las instituciones básicas de la República, hoy avasalladas" por el "régimen kirchnerista" según pudo leerse en una entrevista que brindó a la publicación española Cambio 16. "El rechazo de la ciudadanía a los procederes dictatoriales del kirchnerismo y sus secuaces les hará morder el polvo y esperemos que esta vez sea para siempre", se esperanzó. Desde la cárcel de Marcos Paz a donde purga varias condenas perpetuas por su participación en secuestros, torturas y robo de bebés mientras encabezó la junta militar que gobernó la Argentina durante la última dictadura cívico-militar, Videla rompió un silencio que duró casi un año. Lo hizo a través de una entrevista concedida a una revista española a la que ya brindó varios reportajes. Sin un atisbo de vergüenza habló de Derechos Humanos, republicanismo y aseguró que le gustaría ser recordado por la "honestidad" de su conducta y por la "prudencia" de sus decisiones antes de pedir la libertad de los "jóvenes militares" que actuaron entre 1976 y 1983. Al referirse a los Derechos Humanos, el dictador consideró que perdieron "relevancia en cuanto se descubrió que, más allá de lo que moralmente significan, fueron usados como arma de presión política que encubre una maraña de negociados", sostuvo y dio como ejemplo "el plan de viviendas del que resultó exclusivamente beneficiada la Asociación de Madres de Plaza de Mayo". Cuando se lo consultó acerca de los "errores" que "reconoce del Proceso de Reorganización Nacional", Videla no mencionó ninguno de los motivos por los que está preso. En cambio dijo que "el más grave fue el no darle otra razón de ser que justificara su existencia luego de haber logrado, a mediados de 1978, su objetivo primario, el cual era poner orden frente a la anarquía con que amenazaba el vacío de poder generado por la presidenta María Estela Martínez de Perón después del fallecimiento de su marido. Ese era el momento para una apertura política ordenada." "¿Qué testimonio querría dejar para la historia?, ¿cómo le gustaría ser recordado?", le preguntó el periodista Ricardo Angoso. "Por la honestidad de mi conducta pública y privada, pero también por la prudencia de mis decisiones no carentes de firmeza. El cristiano, a mi juicio, debe actuar con la palabra como mensajero de Cristo; pero además con el testimonio de sus obras como soldado de Cristo", explicó. Videla expresó que le resulta "deplorable que aún hoy, con espíritu de revancha, se pretenda tergiversar la verdad histórica mediante una visión hemipléjica de la misma". Según el dictador, con esa "actitud, sólo se ha logrado sembrar el odio y el resentimiento en muchos corazones argentinos, postergando la tan ansiada unión nacional". La solución, siempre según Videla, sería que "la sociedad toda" promueva "un riguroso juicio histórico para superar" las "discordias del pasado reciente. Sin olvido, pero sin rencor; con justicia, pero no con venganza". A pesar de sus deseos de justicia, el genocida considera que "en caso de continuar sosteniéndose" el "injusto encarcelamiento y denotación de los valores básicos", les pide a sus camaradas de "58 a 68 años, que aún estén en aptitud física de combatir", se armen "nuevamente en defensa de las instituciones básicas de la República" para combatir a la "presidenta Cristina y sus secuaces" quienes "continúan hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo". El dictador se esperanza que "de perpetuarse el gobierno actual en el poder" merced a una reforma constitucional o por el intento de "trocar" el sistema "representativo, republicano y federal por un fracasado comunismo a la cubana, serán nuevamente las Fuerzas Armadas y de Seguridad junto al pueblo del cual provienen", quienes lo "impedirán por imperio de lo normado en la Constitución Argentina". « "Argentina soporta una nueva guerra" Videla aseguró que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final promulgadas por el ex presidente Raúl Alfonsín y los "decretos de indultos" dictados por el ex mandatario Carlos Menem "crearon a su debido tiempo una suerte de pacificación interior frente a las secuelas dejadas por la guerra interna librada contra el terrorismo y ganada por las Fuerzas Armadas". A esas leyes y decretos contrapuso las decisiones llevadas adelante por Néstor Kirchner y Cristina Fernández, a quienes acusó de "vulnerar elementales aspectos constitucionales, dando lugar a la reapertura de juicios de manera totalmente inconstitucional", motivados, según Videla, por una "venganza política" contra las Fuerzas Armadas. "La Argentina soporta hoy una nueva guerra sin hacer uso de la violencia física tal cual lo propone Gramsci, tomando a las instituciones como rehenes y desacreditando los principios y valores que les dieron origen y razón de ser; con ello podemos decir que la República ha desaparecido", afirmó Videla. "El preso político debe aceptar su prisión como un acto de servicio, llevando la lucha al campo de la política con actitudes testimoniales." Infonews GB

FRANCISCO Y LA CARIDAD POR LEONARDO BOFF

Francisco: un Papa que presidirá en la caridad Por Leonardo Boff* La grave crisis moral que atraviesa todo el cuerpo institucional de la Iglesia ha hecho que el Cónclave eligiese a una persona con autoridad y coraje para hacer reformas profundas en la Curia romana y presidir la Iglesia en la caridad, y menos en la autoridad jurídica debilitando a las Iglesias locales. Fue lo que señaló Francisco en su primera alocución. Si sucede eso, será el Papa del tercer milenio e iniciará una nueva “dinastía” de papas venidos de las periferias de la cristiandad. 
La figura del Papa es tal vez el mayor símbolo de lo sagrado en el mundo occidental. Las sociedades que por la secularización exiliaron lo sagrado, la falta de líderes referenciales y la ausencia de la figura del padre como aquel guía, orienta y muestra caminos, concentraron en la figura del Papa estos viejos anhelos humanos, que se podían leer en los rostros de los fieles que estaban en la plaza de San Pedro. En ese espíritu, rompió los protocolos, se sintió como uno más del pueblo, pagó la cuenta de su albergue, fue en un automóvil corriente a la Iglesia de Santa María Mayor y conserva su cruz de hierro. 
Para los cristianos es irrenunciable el ministerio de Pedro como aquel que debe «confirmar a los hermanos y hermanas en la fe», según lo dispuesto por el Maestro. Roma, donde están enterrados Pedro y Pablo, fue desde el principio, la referencia de unidad, de ortodoxia y de celo por las demás Iglesias. Esta perspectiva la acogen también otras Iglesias no católicas. El problema es la forma como se ejerce esta función. El Papa León Magno (440-461), en el vacío de poder imperial, tuvo que asumir el gobierno de Roma para enfrentar a los hunos de Atila. Tomó el título de Papa y Sumo Pontífice, que eran del Emperador, e incorporó el estilo de poder imperial, monárquico y centralizado, con sus símbolos, vestimentas y estilo palaciego. Los textos referidos a Pedro, que en Jesús tenían sentido de servicio y de amor, se interpretaron al estilo romano como estricto poder jurídico. Todo culminó con Gregorio VII, que con su Dictatus Papae (la dictadura del Papa) se arrogó para sí los dos poderes, el religioso y el secular. Surgió la gran Institución Total, obstáculo a la libertad de los cristianos y al diálogo con el mundo globalizado. 
Este ejercicio absolutista siempre fue cuestionado, sobre todo por los reformadores, pero nunca se suavizó. Como reconocía Juan Pablo II en su documento sobre ecumenismo, este estilo de ejercer la función de Pedro es el mayor obstáculo a la unión de las Iglesias y a su aceptación por los cristianos que vienen de la cultura moderna de los derechos y la democracia. No basta la espectacularización de la fe con grandes eventos para suplir esta deficiencia. La actual forma monárquica deberá ser reconsiderada a la luz de la intención de Jesús. Será un papado pastoral y no profesoral. El Concilio Vaticano II estableció los instrumentos para ello: el sínodo de los obispos, hasta ahora sólo consultivo, cuando fue pensado para ser deliberativo. Se crearía un órgano consultivo que con el Papa gobernaría la Iglesia. Mediante el Concilio se creó la colegialidad de los obispos, es decir, las conferencias nacionales y continentales tendrían más autonomía para permitir el enraizamiento de la fe en las culturas locales, siempre en comunión con Roma. No es impensable que representantes del Pueblo de Dios, desde cardenales hasta mujeres pudiesen ayudar a elegir un Papa para toda la cristiandad. Es urgente una reforma de la Curia en la línea de la descentralización. Sin duda, lo hará el Papa Francisco. ¿Por qué el Secretariado de las religiones no cristianas no podrían trabajar en Asia? ¿El Dicasterio para la unidad de los cristianos en Ginebra, cerca del Consejo Mundial de las iglesias? ¿El de las misiones en alguna ciudad de África? ¿El de los derechos humanos y la justicia en América Latina? 
La Iglesia Católica podría convertirse en una instancia no autoritaria de valores universales, de los derechos humanos, los de la Madre Tierra y de la naturaleza, contra la cultura de consumo y a favor de una sobriedad compartida. La cuestión central no es la Iglesia sino la humanidad y la civilización, que pueden desaparecer. ¿Cómo la Iglesia ayuda a preservarlas? Todo esto es posible y factible, sin renunciar en nada a la esencia de la fe cristiana. Es importante que el Papa Francisco sea un Juan XXIII del Tercer Mundo, un «Papa buono». Sólo así podrá rescatar su credibilidad perdida y ser un faro de espiritualidad y de esperanza para todos. *Leonardo Boff nació en Concórdia, Brasil, en 1938, es teólogo y filósofo, autor de "Proteger a Terra-cuidar da vida: como evitar o fim do mundo", Record 2010, entre otros. Información de Leonardo Boff en Wikipedia: www.es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_Boff Columnas semanales de Leonardo Boff: http://servicioskoinonia.org/boff Página web de Leonardo Boff: http://leonardoboff.com gb