viernes, 1 de marzo de 2013

TOMAR PARTIDO POR VICTORIA GINSBERG

Tomar partido Por Victoria Ginzberg Carlos Elbert, ex juez de la Cámara Nacional de Apelaciones, contó que cuando lo nombraron frente a un tribunal en Entre Ríos y llegó a su nuevo despacho, uno de los empleados le preguntó: “¿Conoce la mesa de Pereyra?”. Como dijo que no, se la mostraron. Era una mesa de roble, gruesa, con un agujero en un costado. “Es el agujero que hizo Pereyra, que se la pasaba cosiendo expedientes, siempre en el mismo lugar”, le explicaron. “El trabajo de una vida”, dijo Elbert para ejemplificar la burocracia que reina en el día a día tribunalicio, uno de los vicios de la administración de justicia que el colectivo reunido el miércoles y ayer en la Biblioteca Nacional pretende combatir. Algunos medios habían anunciado el encuentro de “Justicia legítima” como “un grupo de jueces K que lidera la procuradora” o como “una nueva embestida del Poder Ejecutivo contra la Justicia”. El hecho en sí, la presencia de cientos de jueces, fiscales, defensores oficiales, empleados judiciales, abogados e integrantes de organizaciones de la sociedad civil vinculadas con el Poder Judicial, fue tan representativo de la discusión interna que desactivó aquella intención maniquea. Quien acote este fenómeno a una disputa entre el Gobierno y “la Justicia” se perderá lo más importante. Hay mucha gente que no quiere pasarse la vida cosiendo expedientes para dejar su marca en una mesa de roble de un juzgado; quiere reflexionar sobre qué significa hacer justicia, cómo se hace, para qué, para quiénes. Es innegable que la convocatoria de “Justicia legítima” nació en el contexto del conflicto por la aplicación de la ley de medios. Pero no surgió para defender al Gobierno, sino más bien como una reacción al comportamiento de algunos jueces que intervenían en ese expediente o, más específicamente, a la defensa que la Asociación de Magistrados y la Comisión de Independencia Judicial de la Corte Suprema hicieron de esos jueces. Por eso, en los firmantes de las solicitadas de Justicia legítima hubo críticas puntuales hacia los magistrados que pretenden hacer pasar como una “defensa de la independencia” la defensa de determinados intereses. Y hay enojo con la Corte. Pero, para que el estado de ebullición que se vio en la Biblioteca se plasme en hechos concretos, el fenómeno debe exceder esa convocatoria. En estos días se percibió heterogeneidad en los debates, aunque hay acuerdos en grandes líneas directrices, que se plasmaron ayer en los títulos de los talleres: la democratización y la participación ciudadana, los alcances del concepto de la independencia, la transparencia y rendición de cuentas y las formas de ingreso en el Poder Judicial. Respecto del pago por parte de los funcionarios judiciales del Impuesto a las Ganancias, hay mayoría de voces que opina que la medida en sí no hace al cambio de sistema, pero también hay muchas que señalan que es una forma de terminar con un privilegio injustificable. Otro tópico que se escuchó durante los dos días del encuentro fue la preocupación por la respuesta frente a los sectores más vulnerables. “El 90 por ciento de las personas que juzgamos son pobres”, señaló un juez criminal de Mendoza, que dijo tener más simpatía por muchos de los que tiene que juzgar que por sus colegas. No está clara la forma en que estas preocupaciones y propuestas pueden terminar en políticas públicas. En todo caso, el colectivo Justicia legítima no podrá hacerlo solo. El martes, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, destacó que si bien el tribunal había impulsado grandes cambios, no tenía facultades para realizar otros. Ambas cosas son ciertas. El Poder Ejecutivo y el Legislativo tienen trabajo al respecto. Ni hablar del Consejo de la Magistratura. Pero también es verdad que la Corte todavía tiene margen para tomar medidas que implicarían interesantes reformas hacia el interior del Poder Judicial. Una es el pago de Ganancias. Como está dicho, no sería una revolución en la administración de justicia, pero constituiría un gesto que igualaría, en ese punto, a los magistrados con el resto de los ciudadanos. Lorenzetti ya dijo que él, a título personal, está de acuerdo. Está claro que en la Corte no hay consenso. La otra es el sistema de ingreso. El tribunal podría haber dispuesto el fin de la discrecionalidad para formar parte de la “familia” y haber impuesto un sistema de concursos para todos los escalafones. El juez Raúl Zaffaroni lo apoya, lo anticipó en este diario. Lorenzetti señaló que “a algunos les llama la atención” su “posición de equilibrio, les parece ambigua”. Y explicó: “Si uno está en la lucha debe inclinarse por una de las verdades, pero si tiene que solucionar el conflicto debe tener la sabiduría de encontrar una posición equilibrada, sustentable en el tiempo”. En muchos casos la Corte ha encontrado, en su política de acercar a las partes con audiencias, un buen recurso para solucionar conflictos. Pero si hay un reclamo por “democratizar el Poder Judicial”, la Corte es parte. Si hay un sector de magistrados que busca mantener los privilegios, los viajes pagos, la distancia con los usuarios débiles del sistema y la cercanía con los poderosos y otro que quiere modificar todas esas cosas, el “máximo tribunal” no puede estar por encima, ni al costado. Porque eso sería también tomar partido. 01/03/13 Página|12 GB

JUSTICIA LEGITIMA PROPUESTAS POR IRINA HAUSER

JUSTICIA LEGITIMA CERRO AYER EL ENCUENTRO EN LA BIBLIOTECA NACIONAL POR EL QUE PASARON ALREDEDOR DE DOS MIL PERSONAS El punto de partida para una reforma de la Justicia En el cierre del encuentro de “Justicia legítima”, la defensora general, Stella Maris Martínez, llamó a que los jueces tomen empleados por concurso. Se debatió en talleres sobre independencia, participación ciudadana, transparencia e ingreso a la Justicia. Por Irina Hauser Imagen: Joaquín Salguero “Después de esto, creo que ningún juez puede tomar un empleado sin hacer un concurso”, proclamó la defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez, en un pequeño discurso de cierre del encuentro convocado por el movimiento judicial bautizado como “Justicia legítima”. El ingreso por examen para trabajar en tribunales, que elimine las prácticas nepotistas que llevaron a la construcción de la llamada familia judicial, fue quizá la propuesta más realizable a corto plazo de las que surgieron del evento que reunió en la Biblioteca Nacional a jueces, fiscales, defensores, empleados, estudiantes y gente suelta de otros ámbitos. Fueron dos días de debates con espíritu festivo y mucha catarsis de los participantes, que se esmeraron en articular conclusiones tras deliberar, ayer, en cuatro grupos. Más que anuncios, redondearon conceptos con los que apuestan a hacer más democrática a la larga una cultura que describen como burocrática y corporativa, y que van desde instalar la oralidad en todos los procesos, redefinir la independencia, erradicar los títulos honoríficos y el lenguaje críptico, hasta dar participación a la ciudadanía en el sistema y su control. La asistencia masiva sorprendió al grupito inicial de autoconvocados, que tuvo como una suerte de madrinas a la defensora Martínez y a la procuradora general, Alejandra Gils Carbó. “Nos van a decir que el clima ayudó. Claramente esto es viento de cola”, ironizó el fiscal Félix Crous sobre el final del encuentro, desde una mesa larga y poblada sobre el escenario. Con el mismo aire socarrón agregó que por la Biblioteca pasaron, entre ayer y el miércoles, “dos mil personas que se enamoraron de las palabras” y que hablaron “bajo la epopeya de no quedar bien con tirios y troyanos”. Era una nueva alusión tácita al presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, cuyos discursos buscan contentar a todos los sectores. “Los que estamos acá nos tomamos en serio el decreto de supresión de honores, acá no hay prerrogativas de sangre ni de nacimiento”, cizañó Crous. “En el Poder Judicial todo es revolucionario”, se rió el fiscal, y con él todo el auditorio, que estaba colmado. El primer día de encuentro de “Justicia legítima” hablaron decenas de personas que se iban pasando el micrófono cada cinco minutos, el límite establecido. En la segunda jornada se dividieron en cuatro grupos, cada uno con un tema, y escribieron algunas ideas, que los coordinadores leyeron al atardecer. El taller más concurrido fue el de “Independencia judicial” y, llamativamente, el que menos asistencia tuvo fue el de “Transparencia”. En ambos se esperaba surgiera la discusión sobre las exenciones impositivas que benefician al Poder Judicial y los ministerios públicos, pero se tocó de manera colateral. Otro grupo analizó los mecanismos de ingreso al Poder Judicial y el cuarto, las posibles formas de participación de la ciudadanía en los quehaceres judiciales y la “gestión democrática”. Las definiciones a las que llegaron no fueron taxativas, pero sí empiezan a delinear un modelo de Justicia bien distinto del que se conoce en la actualidad. La mayoría de las reformas que por el momento plantea esta corriente judicial no son legislativas, sino que pueden realizarse desde adentro del Poder Judicial mismo. “Ahora los que tengan capacidad de decisión para implementar las reformas tendrán que hacerse cargo”, advirtió el camarista de Casación Alejandro Slokar, en alusión a los tribunales de mayor jerarquía (desde las cámaras a la Corte) facultados para, por ejemplo, modificar las reglas de ingreso o la efectiva realización de audiencias orales. Los núcleos fuertes donde el debate encontró las mayores coincidencias son éstos. n “Para ingresar al Poder Judicial y los ministerios públicos hay que rendir examen. Es una exigencia institucional”, resumió la camarista María Laura Garrigós de Rébori ante el público presente. En relación con los jueces, explicó que se analizó la posibilidad de revalidar los cargos periódicamente y que tengan que exhibir el trabajo que realizan, aunque este punto no derivó en una idea contundente. n Todos los procesos judiciales (no sólo los penales sino los comerciales, civiles y laborales) deberían ser orales. Debe estar a la vista lo que los jueces hacen hasta que fallan, lo que a su vez abrevia plazos en el laberinto judicial. Esto es regla en el fuero penal, pero hay jueces que no lo aplican o lo hacen a pedido de parte. Para otros fueros habría que reformar los procedimientos. De manera menos concluyente, sin entrar en detalles, se analizó implementar el juicio por jurados para que la gente de a pie participe en procedimientos judiciales; incluso se evaluó la participación ciudadana en los órganos de selección de jueces. De la lista de ideas quedó excluida la de empezar a pagar el Impuesto a las Ganancias, que evidentemente no tuvo respaldo absoluto. Hay que “suprimir el trato honorífico a los magistrados”, señaló el fiscal de Casación Javier de Luca, un punto donde hubo coincidencia plena. Todavía algunos jueces exigen que los llamen “Su Señoría” o “Vuestra Excelencia”, y no faltan abogados que usan la denominación de manera espontánea. En la misma línea, hubo propuestas con fuerte aval para implementar modos de organización horizontal en tribunales, donde no haya jerarquías sino reparto de responsabilidades. Hubo un llamado general a erradicar el lenguaje críptico de las decisiones judiciales y buscar formas de acercar el servicio que debe prestar el aparato judicial a toda la ciudadanía, incluso instalando juzgados y defensorías en barrios carenciados. Casi un leit motiv de la autoconvocatoria fue redefinir la “independencia judicial” o, mejor, reemplazar el eslogan que la asocia con las posibles presiones del poder político por un concepto más amplio que prevenga también sobre la incidencia de todas las corporaciones (económicas, mediáticas y eclesiásticas y la judicial misma) en el trabajo y las decisiones de los jueces. “Hemos llegado a un momento de inflexión y tendremos que preguntarnos si queremos volver cada uno a su casa sin hacer nada, como después de innumerables congresos a los que asistimos, o si queremos hacer carne el cambio que anhelamos. Si es así, cada uno de nosotros tiene que militar por estas conclusiones”, convocó Stella Maris Martínez. “Si queremos una Justicia legítima tenemos que hacer que se cumplan en nuestro trabajo estas exigencias y sumar a la comunidad a este movimiento”, agregó. Crous anunció que el 31 de mayo habrá un nuevo encuentro asambleario en La Plata. Allí continuará la tormenta de ideas y se discutirá si “Justicia legítima” tendrá alguna forma de articulación más orgánica. Antonio Cluny, juez de la Audiencia de Portugal que es referente de Magistrados Europeos por las Libertades, un movimiento de jueces y funcionarios judiciales críticos, se despidió diciendo que había pasado por muchos acontecimientos de este tipo, pero que jamás vio “algo tan genuino”, que definió como “una especie de refundación del sistema de justicia”. El trabajo en los talleres Por Irina Hauser Por momentos parecían grupos de autoayuda, de a ratos tenían el clima de una clase de facultad o se transformaban en escenario de duelos verbales e ideológicos. Así funcionaron cuatro talleres en que se dividió el encuentro de “Justicia legítima” con el propósito de depurar ideas y mostrar conclusiones al final del día. Aquí, algunas instantáneas. n En el grupo que analizaba los “mecanismos de ingreso, promoción y disciplinarios”, de pronto se hizo un silencio monacal. Fue cuando los participantes empezaron a comprender de qué estaba hablando el titular de la Defensoría de la Ciudad de Buenos Aires, Mario Kestelboim: la Legislatura porteña, dijo, les impone con nombre y apellido a quiénes deben designar en ese organismo o de lo contrario no le aprueban el presupuesto. De este taller surgió la palmaria conclusión de que ya no debería ingresar nadie al Poder Judicial o los Ministerios Públicos si no es por concurso. Pero al momento de discutir los métodos surgieron algunos chispazos. Estaban ahí los representantes de la comisión interna del fuero penal, que reclamaron que la Unión de Empleados de la Justicia (UEJN) pueda participar de los jurados, “de lo contrario las prácticas nepotistas no se acaban”. La jueza Victoria Pérez Tognola les retrucó que –pese a que ella votó a favor– esa había sido una de las cuestiones que impidieron aprobar años atrás el ingreso por concurso en el Consejo de la Magistratura. n En la sala donde se conversaba sobre “participación ciudadana y gestión democrática”, una mujer llevó un ejemplo vivo y del trato que brindan algunos jueces al común de la gente, cuando les hizo escuchar a todos la grabación en la que un juez de un tribunal oral de familia de Lomas de Zamora la trataba de “miserable”. La policía se había llevado a los tres hijos de la señora. Javier de Luca contaría después que, entre otras cosas, en este taller hubo propuestas para “acercar” el sistema judicial a los sectores más vulnerables y a las víctimas. También hubo muchas voces favorables a la implementación del juicio por jurados. El fiscal Alejandro Alagia volvió a poner el dedo en la llaga al señalar el problema de que “los jueces gobiernan” sin ser elegidos por el voto popular. n En otras de las comisiones se dieron múltiples definiciones sobre la independencia judicial. El juez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla volvió al ejemplo que en buena medida dio origen a “Justicia legítima”: la respuesta de este grupo crítico al comunicado de la Comisión de Independencia de la Corte y la Asociación de Magistrados que denunciaba presiones políticas a la Justicia, en rigor, a la Cámara en lo Civil y Comercial que debe fallar sobre la ley de medios, denunciada por recibir (algunos de sus miembros) dádivas del Grupo Clarín. Ramos Padilla dijo que la falta de independencia se reflejaba en los manejos de una Justicia que hace cuatro años tiene parada una ley del Congreso largamente debatida. Denunció lobbies de organizaciones como Certal y Fores en los tribunales. Desde otro ángulo, el jurista Julio Maier propuso hablar de la “independencia interna” y revisar sus mecanismos de subordinación y sometimiento difíciles de resistir. La idea de una organización horizontal en tribunales causó sensación, pero todavía muchos la ven como una utopía. n En el taller de “transparencia y rendición de cuentas” todos se miraban de reojo, pero nadie sacaba el tema del pago del Impuesto a las Ganancias. Había una resistencia implícita. Hubo voces a favor de que el Poder Judicial pague impuestos como todo el mundo, pero fue excluido del temario de conclusiones. Sin embargo, surgieron de este grupo –que coordinó el fiscal Carlos Gonella– propuestas contundentes: que los jueces muestren sus declaraciones juradas; que sean públicas sus agendas de audiencias (a quién reciben y para qué); que se publiciten sus currículum; que se implemente un mecanismo para saber cuánto gastan y en qué y otro para mediar la calidad del trabajo; y un registro que dé cuenta públicamente a quién les da la Corte Suprema los bienes decomisados por corrupción. Próximo encuentro El próximo 31 de mayo en La Plata, “Justicia legítima” quedará “constituida orgánicamente” como asociación. La defensora general de la Nación, Stella Maris Martínez, afirmó al realizar un balance que “nosotros no somos un grupo disidente. Formamos todos parte del sistema de administración de justicia, y estamos expresándonos”. Y agregó: “Acá no hay ningún grupo disidente, acá hay gente que le parece que hay que cambiar las cosas en el Poder Judicial, y que se cambió mucho, se hicieron cosas muy buenas, se avanzó, pero creemos que hay que avanzar un poco más, y quizás en ciertos temas hacerlo más rápido”. Señaló que “hay puntos que han quedado claros, como el ingreso irrestricto al sistema judicial mediante examen, la transparencia, la necesidad de participación ciudadana, de jueces que sean realmente independientes de todos los factores de poder y que se nutra del apoyo del pueblo para tener esa independencia”. “Hemos concluido dos días de encuentros, deliberaciones y conclusiones sumamente productivas; esto es un hito dentro de un proceso que comenzó hace mucho tiempo y se concretó con la publicación de nuestro primer documento”, celebró el fiscal Félix Crous. 01/03/13 Página|12 GB

UNA PRIMAVERA VATICANA.?

¿Una “primavera vaticana”? Por Hans Küng* La Iglesia necesita un Papa abierto a la modernidad y que defienda la libertad. Un grupo de cardenales valientes debe enfrentarse a los sectores más inflexibles de la jerarquía y exigir un candidato con ese perfil. La primavera árabe sacudió toda una serie de regímenes autoritarios. Ahora que ha dimitido el papa Benedicto XVI, ¿será posible que ocurra algo similar en la Iglesia católica, una primavera vaticana? Por supuesto, el sistema de la Iglesia católica, más que a Túnez o Egipto, se parece a una monarquía absoluta como Arabia Saudí. En ambos casos, no se han hecho auténticas reformas, sino concesiones sin importancia. En ambos casos, se invoca la tradición para oponerse a la reforma. En Arabia Saudí, la tradición solo se remonta a 200 años atrás; en el caso del papado, a 20 siglos. Ahora bien, ¿es cierta esa tradición? En realidad, la Iglesia vivió durante un milenio sin un papado de tipo monárquico absolutista como el que conocemos. Fue a partir del siglo XI cuando una “revolución desde arriba”, la “reforma gregoriana” iniciada por el papa Gregorio VII, nos legó las tres características históricas del sistema de Roma: un papado centralista y absolutista, un clericalismo forzoso y la obligación del celibato para los sacerdotes y otros clérigos seglares. Los esfuerzos de los concilios reformistas del siglo XV, los reformadores del siglo XVI, la Ilustración francesa en los siglos XVII y XVIII y el liberalismo del siglo XIX tuvieron éxito solo en parte. Incluso el Concilio Vaticano II, de 1962 a 1965, a pesar de abordar muchas preocupaciones de los reformadores y los críticos modernos, se vio obstaculizado por la curia, el órgano rector de la Iglesia, y no logró poner en práctica más que parte de los cambios exigidos. Hoy, la curia, que también es un producto del siglo XI, sigue siendo el principal obstáculo para cualquier reforma de fondo de la Iglesia católica, cualquier acuerdo ecuménico con las demás iglesias cristianas y religiones mundiales y cualquier actitud crítica y constructiva frente al mundo moderno. No podemos engañarnos con las grandes masas. Detrás de la fachada, la casa está viniéndose abajo Con los dos últimos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, se ha producido un fatal regreso a los viejos hábitos monárquicos de la Iglesia. En 2005, en una de sus escasas muestras de audacia, Benedicto mantuvo una amigable conversación de cuatro horas conmigo en su residencia de verano, en Castelgandolfo, cerca de Roma. Yo había sido colega suyo en la Universidad de Tubinga y también su crítico más feroz. Durante 22 años, después de que criticara la infalibilidad del Papa y me retirasen la autorización eclesiástica para dar clase, no habíamos tenido el menor contacto privado. Antes del encuentro, decidimos dejar de lado nuestras diferencias y hablar de temas sobre los que podíamos estar de acuerdo: la relación positiva entre la fe cristiana y la ciencia, el diálogo entre religiones y civilizaciones y el consenso ético entre fes e ideologías. Para mí, y para todo el mundo católico, la entrevista fue una señal de esperanza. Pero, por desgracia, el pontificado de Benedicto estuvo marcado por crisis y malas decisiones. Logró irritar a las iglesias protestantes, los judíos, los musulmanes, los indios de Latinoamérica, las mujeres, los teólogos reformistas y todos los católicos partidarios de las reformas. Los mayores escándalos de su papado son conocidos: para empezar, el hecho de que Benedicto reconociera a la archiconservadora Sociedad de San Pío X del arzobispo Marcel Lefebvre, que se opone de manera rotunda al Concilio Vaticano II, y a un personaje que niega el Holocausto, el obispo Richard Williamson. Luego estuvo la inmensa ola de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, que el Papa ayudó en gran parte a encubrir cuando era el cardenal Joseph Ratzinger. Y después el caso Vatileaks, que reveló un espantoso número de intrigas, luchas de poder, corrupción y deslices sexuales en la curia, y que parece ser una de las principales razones por las que Benedicto ha decidido abandonar. Esta primera dimisión de un Papa en casi 700 años deja al descubierto la crisis fundamental que se cierne sobre una Iglesia anquilosada. Y ahora, todo el mundo se pregunta: ¿Será posible que el próximo Papa, a pesar de todo, inaugure una nueva primavera para la Iglesia católica? No se pueden ignorar las desesperadas necesidades de la Iglesia. Existe una desastrosa escasez de sacerdotes, en Europa, Latinoamérica y África. Son muchísimas las personas que han dejado la Iglesia o han emprendido una “emigración interna”, sobre todo en los países industrializados. Ha habido una inequívoca pérdida de respeto hacia obispos y sacerdotes, el distanciamiento, en particular, de las mujeres jóvenes, y la incapacidad de incorporar a los jóvenes a la Iglesia. No debemos dejarnos engañar por el poder mediático de los grandes acontecimientos papales de masas ni por los aplausos enloquecidos de los grupos juveniles católicos. Detrás de la fachada, la casa está viniéndose abajo. Una encuesta muestra que el 85% de los católicos son partidarios de dejar que los curas se casen En esta dramática situación, la Iglesia necesita un Papa que no viva desde el punto de vista intelectual en la Edad Media, que no defienda ningún tipo de teología, liturgia ni constitución eclesiástica propias de la época medieval. Necesita un Papa abierto a las preocupaciones de la reforma, a la modernidad. Un Papa que defienda la libertad de la Iglesia en el mundo no solo mediante sermones sino luchando con hechos y palabras por la libertad y los derechos humanos dentro de la Iglesia, por los teólogos, por las mujeres, por todos los católicos que desean decir la verdad abiertamente. Un Papa que no siga obligando a los obispos a obedecer una línea oficial reaccionaria, que ponga en práctica una democracia apropiada dentro de la Iglesia, construida según el modelo del cristianismo primitivo. Un Papa que no se deje influir por ningún otro “Papa en la sombra” del Vaticano como Benedicto y sus leales seguidores. La procedencia del nuevo Papa no debería ser un factor crucial. El Colegio Cardenalicio debe elegir al mejor, sin más. Por desgracia, desde la época del papa Juan Pablo II, se emplea un cuestionario para hacer que todos los obispos sigan la doctrina oficial de Roma en los asuntos polémicos, un proceso sellado por el voto de obediencia incondicional al Papa. Por eso, hasta ahora, no ha habido disidentes públicos entre los obispos. Sin embargo, la jerarquía católica ha recibido advertencias sobre la brecha existente entre ella y los seglares en asuntos importantes relacionados con posibles reformas. Una encuesta reciente en Alemania muestra que el 85% de los católicos son partidarios de dejar que los curas se casen, el 79%, de que los divorciados puedan volver a casarse por la Iglesia, y el 75%, de que las mujeres puedan ordenarse. Probablemente, las cifras serían similares en muchos otros países. ¿Será posible que tengamos un cardenal o un obispo que no esté dispuesto a seguir por la misma senda trillada de siempre? ¿Alguien que sepa lo profunda que es la crisis de la Iglesia y conozca vías para salir de ella? Estas preguntas deben discutirse abiertamente, antes del cónclave y durante él, sin que nadie amordace a los cardenales, como se hizo en 2005 para que se atuvieran a las directrices. Soy el último teólogo en activo de los que participó en el Concilio Vaticano II (junto con Benedicto) y, como tal, me pregunto si no será posible que haya al comienzo del cónclave, igual que hubo al comienzo del Concilio, un grupo de cardenales valientes que se enfrenten a los miembros más inflexibles de la jerarquía católica y exijan un candidato dispuesto a aventurarse en nuevas direcciones. ¿Tal vez a través de un nuevo concilio reformista o, mejor aún, una asamblea representativa de obispos, sacerdotes y seglares? Si el próximo cónclave elige a un Papa que vuelva a lo de siempre, la Iglesia nunca experimentará una nueva primavera, sino que caerá en una edad de hielo y correrá el peligro de encogerse hasta convertirse en una secta cada vez más irrelevante. *Hans Küng es catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga y autor del libro de próxima publicación ¿Puede salvarse la Iglesia? Traducción del inglés de María Luisa Rodríguez Tapia. ©2013 The New York Times. Distribuido por The New York Times Syndicate. El País GB

PARAGUAY LA GUERRA DE LA TRIPLE INFAMIA, PEPE ROSA.

Cerro Corá, la última resistencia paraguaya Por José María Rosa (1 de marzo de 1870. Luego una larga y desesperada resistencia contra las potencias enemigas, el presidente paraguayo se niega a rendirse y es ultimado por soldados brasileños, lo que pone fin a la Guerra de la Triple Alianza) La caravana empecinada Soldados abrasados por la fiebre o por las llagas extenuadas por el hambre, sin más prendas de los desaparecidos uniformes que el calzón ceñido por el ysypó, y algunas veces un correaje militar para sostener la canana o pender el sable; pocos llevan el morricón con la placa de bronce del número del regimiento. Descalzos porque los zapatos (y a veces el morrión y las correas) han sido comidos después de ablandar el cuero con agua de los esteros. Mujeres de rasgados tipoys, afiladas como agujas por la extenuación o la peste, preparan el rancho; polvo de huesos (cuando lo hay) cocido con juego de naranjas agrias, si se ha conseguido alguna; las más de las noches, nada. Entonces se roe el cuero de los implementos militares. Todos están enfermos, todos escuálidos por el hambre, todos sufren heridas de guerra que no han cicatrizado. Pero nadie se queja. No se sabe adónde se va, pero pero se sigue mientras haya fuerzas: quedarse atrás sería pisar un suelo que ha dejado de ser paraguayo y sufrir el atropello de los cambás (los brasileños). Los rezagados también morirán de hambre en la tierra arrasada por los vencedores. En coches destartalados van Elisa Lynch con los niños pequeños del Mariscal; la cuida su hijo de quince años, el coronel Panchito, improvisado jefe de estado mayor por su padre. En otro, tres fantasmas: la madre y las hermanas de López, flageladas por su debilidad ante la resistencia imposible; en otro, el vicepresidente Sánchez, anciano de ochenta años cuya razón desvaría. Conduce la hueste espectral Francisco Solano. Todavía es presidente del Paraguay y Mariscal de la Guerra contra la Triple Alianza; si no ha podido dar el triunfo a los suyos, ofrecerá a las generaciones futuras el ejemplo tremendo de un heroísmo nunca igualado. No traduce en su rostro impasible, ni en el cuidado uniforme, rastro de desesperación o de abandono. Conduce la retirada espantosa como si fuera una parada militar: "aparentaba la misma clama y tranquilidad de otros tiempos" dirá un enemigo suyo en su detrimento. Aún es Jefe; y un jefe no puede abatirse. En medio de las selvas o los desiertos, en lo alto de las cordilleras mientras lleva a la muerte el pulcro y sereno Leopoldo de América como lo llamara Mitre antes de la guerra. La caravana va hacia el Norte para eludir la maniobra envolvente de los brasileños que los obligaría a entregarse sin combatir. A veces llega a una aldea, erigida solemnemente en "capital provisional de la República": Caraguatay, a los pocos días- el 28 de agosto- luego San Estanislao. Después el desierto, pues debe caminarse lejos del río dominado por los caños imperiales. Una huella blanca, formada por las huestes de los caídos, señala a los brasileños la ruta de los fugitivos. Ya no se entierra porque no hay tiempo ni energía para hacerlo; se camina hasta el agotamiento, y cuando se cae, un compañero o compañera toma el arma y sigue. Los bueyes que tiraban de las carretas del parque y los cañones han debido sacrificarse, pero algunas mujeres fuertes y bravías se uncen a los yugos y arrastran los convoyes. Solamente quedan caballos para quienes se reservan los mejores alimentos: pertenecen a los escuadrones y son sagrados: apoderarse de ellos sería un sacrilegio, como inutilizar una carabina o abandonar un cañón. Siete meses, doscientas jornadas de ardiente sol tropical transcurren en esta marcha única en la historia. Hasta el 14 de febrero de 1870 la caravana trágica llega a Cerro Corá ("escondido entre cerros", en guaraní), campo de buena gramilla, regularmente protegido, a poco distancia del Aquidabán-niguí, afluente del Aquidabán. Diez mil muertos jalonan la ruta macabra desde la sierra de Azcurra, los que han podido llegar son poco más de cuatrocientos. López da la orden de detenerse en Cerro-Corá, hay alimento para los caballos, alguna pesca y venados y guasunchos cruzan por los cerros. Allí se podría descansar y también morir. Los colores de España Llama el Mariscal a consejos de jefes y oficiales. Sentado en la sola silla del campamento (hay que guardar las formas) preside a los suyos que deben hacerlo en el suelo. Habla Francisco Solano: se está en el último rincón de la patria, después viene el Matto Grosso brasileño. Atravesándolo se ganaría asilo en suelo extranjero. Más allá de los cerros está la salvación, pero ya no sería suelo paraguayo. ¿Podría darse fin a la epopeya escapando a la muerte, dejando a Paraguay en poder de los brasileños? Para quitar solemnidad al momento desliza algunas bromas sobre los cambás. ¿Podrían ellos desde el extranjero asistir impasible al apoderamiento de la patria? "Siguió un silencio -dice el coronel Aveiro- y viendo que nadie hacía uso de la palabra, yo entonces dije al Mariscal que él era el Jefe de Estado y de nuestro Ejército; nuestro deber era someterse a lo que él resolviera. Y entonces el Mariscal dijo: "Bien, entonces peleemos aquí hasta morir". No se habló más del asunto. El Presidente lo descartó como cosa resuelta. A continuación hizo leer por el Ministro de Guerra, Caminos, un decreto otorgando la medalla de Amanbay a los sobrevivientes de esa acción. No había medallas y con trozos de metal grabado a cuchillo se suple la falta; tampoco se encontraron cintas con los colores patrios, pero en una carreta se halló un trozo rojo y gualda de alguna tienda española. Con esas medallas y esas cintas improvisadas, Elisa Lynch había confeccionado las condecoraciones, que el mariscal fue colgando en las rotas guerreras (cuando las tenía), o en el tahalí que cruzaba el pecho de loas agraciados. Es la última ceremonia solemne del viejo Paraguay. Los colores españoles sirvieron para premiar, en el campo elegido para morir, a estos nietos de conquistadores dispuesto a mantener enhiesta la virtud de la raza. El ejército de Cerro-Corá Después de repartirles "como recuerdo" algunas prendas suyas, el mariscal pasó revista al ejército, cuyos datos anotó minuciosamente el coronel Panchito como jefe de su Estado Mayor. Por este papel recogido en la faltriquera del niño-héroe pocos días después, pueden conocerse los efectivos de López el día del desastre final. Cuatrocientos nueve, exactamente 409 combatientes de todas las edades, quedaban de los cien mil hombres llamados bajo bandera en los cinco años de guerra: cuatrocientos nueve sobrevivientes del gran ejército lanzado en 1864 contra el Imperio para defender la libre determinación de las repúblicas hispanoamericanas. De sus doscientos regimientos originales todavía existían -por lo menos en la numeración- dieciséis cuerpos: algunos (el 25 de infantería) reducidos a once plazas entre jefes, oficiales, suboficiales y tropa; el más numeroso (el de maestranza) tenía cincuenta y dos. Estaba aún el famoso 4 de infantería organizado por Eduvigis Díaz con los jóvenes de la mejor sociedad asunceña, aunque reducidos a 39 hombres en total. Su abanderado llevaba atado el brazo (pues debió abandonar el asta) un jirón del paño tricolor salvado de la metralleta. El 1 de marzo de 1870 Catorce días esperan en Cerro Corá el desenlace. Mientras tanto no descuidan las cosas cotidianas; el general Caballero va con unos cuantos jinetes a la caza de venados (esa ausencia le permitiría salvar su vida), el Mariscal y sus hijos tienen espineles en el Aquidabán. Sentado en una palmera caída a orillas del Niguí, López cuenta chascarrillos como si nada ocurriera; diríase un padre de familia en excursión dominical con los suyos. Está tranquilo, muy tranquilo, e infunde confianza a todos. Ha tomado las precauciones militares para recibir a los brasileños como es debido: los cañones custodian la picada de Villa Concepción por donde seguramente llegarán; los caballos están dispuestos y las armas en pabellón para el momento oportuno. Solo resta esperar. Por las noches -ardientes y húmedas del verano tropical- se oyen las arpas paraguayas, y algún cantor entona en guaraní las melodías populares. Como si lo que ha ocurrido y está por ocurrir, fuese la cosa más natural del mundo. Algunos indios caygús traen alimentos a los paraguayos: el 28 de febrero advierten a López la proximidad de los brasileños; le ofrecen esconderlo en sus tolderías, en el fondo de los bosques, donde jamás podrían encontrarlos: Yahjá caraí, ndé, topá i chene rephé los cambá ore apytepe ("Vamos, señor; no darán con usted los negros adonde pensamos llevarle"). López agradeció y declinó el ofrecimiento. Su resolución estaba tomada: moriría con su patria. A la mañana siguiente - 1 de marzo-, algunas mujeres escapadas de los puestos avanzados, llegaron con la noticia de que los brasileños, conducidos por un traidor se habían apoderado, sin combatir, de los cañones. El general Roa, jefe de la retaguardia, acaba de ser degollado con los suyos. No hubo combate, solamente un sorpresa y la matanza. Como a fieras. Con toda calma, López ordenó ensillar y disponerse en guerrilla. A eso del mediodía, irrumpieron los jinetes del general Cámara. Son muchos, veinte veces más que los paraguayos, y tienen armas de precisión y caballos excelentes. Pero la presencia de los paraguayos dispuestos a la lucha los hace detener. Estos, sin mayores armas de fuego, avanzan en sus escuálidos jamelgos en una carga que debe hacerse al paso; los imperiales eluden a fin de mantener la superioridad que les dan sus carabinas. No se llega al entrevero y la caballería guariní es diezmada. Después, será el tumulto. Sobre López, atraídos por el uniforme del mariscal, se lanzan el coronel brasileño Silva Tabares y su guardia: Francisco Solano alcanza a ordenar a Panchito que proteja a su madre y a sus hermanos, y hace frente a los imperiales con la sola arma de su espadín de oro -regalos de la patricias paraguayas, en cuya hoja se lee Independencia o Muerte-; el ayudante de Silva Tabares, un apodado Chico Diavo, consigue asirlo de la cintura, al tiempo que que otro soldado le descarga un golpe de sable en la cabeza. López tira una estocada a Chico Diavio, que el brasileño contesta con un lanzazo en el vientre. "¡Muero con mi Patria!" En ese momento, algunos paraguayos -el coronel Aveiro, el médico Ibarra, el capitán Arguello- corrieron en auxilio del jefe. Pese a sus heridas, López se mantiene sobre el caballo- "un bayo flacón"- y les grita: "¡Matemos a esos macacos!" Los imperiales, en orden, pero contenidos por el refuerzo que ha llegado a salvar a López, ponen alguna distancia. Aveiro se acerca a López: "Sígame señor". Lo conduce por una picada que se interna en el bosque, mientras Ibarra y los demás contienen a los invasores. Los brasileños lo sigue: "E o López, é o López" (Es López, es López), y la soldadesca se aprieta en su persecución porque la cabeza del Presiente está premiada con cien libras esterlinas, y todos quieren ganarlas. También el general Cámara endereza su caballo tras el Mariscal; no busca el premio en metálico, pero quiere cobrar la pieza, grande, dar el jaque mate definitivo. Abriendo sendas por la picada, los paraguayos llegan hasta el arroyo, el Aquidabán-niguí. López, agotado y desangrado, cae de su cabalgadura. Apenas puede tenerse en pie, y Aveiro e Ibarra lo ayuda a cruzar la zanja; quiere subirlo por la barranca opuesta pero el peso del Presidente se lo impide: "Déjenme", les dice López en guaraní; pero no quieren abandonarlo. Les pide que busquen una subida menos escarpada, dejándolo mientras tanto junto al tronco de una palmera. Llegan los brasileños: un soldado persigue al cirujano Estigarribia por el arroyo, y lo atraviesa de un lanzazo. López trata de enderezarse, pero se desploma cayendo al agua; consigue sentarse y saca su espadín de oro con la mano derecha tomando la punta con la izquierda. Cámara se le acerca y le formula la propuesta de rigor: "Ríndase, Mariscal, le garantizo la vida", López lo mira con ojos serenos y responde con una frase que entra en la historia: "¡Muero con mi Patria!" al tiempo de amargarle con el espadín. "Desarmen a ese hombre", ordena Cámara desde respetable distancia. Ocurre una escena tremenda: un trompudo servidor de la libertad se arroja sobre el moribundo eludiendo las estocadas del espadín para soltarle la mano de la empuñadura; el mariscal, anegada en sangre el agua que los circunda, medio ahogado, entre los estertores de la muerte, ofrece todavía resistencia; el cambá lo ase del pelo y lo saca del agua. Ante esa resistencia, Cámara cambia la orden: "Maten a ese hombre". Un tiro de Manlicher atraviesa el corazón del mariscal que queda muerto de espaldas, con ojos abiertos y la mano crispada en la empuñadura del espadín. "¡Oh! ¡diavo do López!" ("¡Oh! diablo de López!"), comenta el soldado dando con el pie en el cadáver. El exterminio de los últimos paraguayos es atroz. El general Roa, sorprendido en el arroyo Tacuaras, había sido intimado. "¡Rendite, paraguayo danado!" (¡Rendite, paraguayo condenado!); "¡Jamás!", y se deja degollar. El vicepresidente Sánchez, moribundo en su coche, es amenazado. "¡Ríndase, fio da put...!" ("¡Ríndase, hijo de ...!"); el viejo octogenario abre los ojos asombrado; "¿Rendirme yo, yo?", y descarga su débil bastón sobre el insolente: un tiro de pistola lo deja muerto. Panchito acompaña a su madre y sus hermanos pequeños que han conseguido refugiarse en su coche; hace guardia junto a la puerta. Llegan los brasileños y preguntan si esa mujer es "la querida de López, y esos niños, "sus bastardos"; Panchito arremete contra los canallas, que sujetan al niño: "¡Ríndete!" "¡Un coronel paraguayo no se rinde!". Lo matan. Elisa Lynch cubre el cuerpo de su hijo. Algún desmandado quiere propasarse, y la mujer le impone. "¡Cuidado, soy inglesa!" La deja en libertad. Elisa buscará esa noche el cuerpo de Francisco López Solano para enterrarlo junto al de Panchito en una tumba cavada por sus propias manas. El cadáver del mariscal está desnudo, porque la soldadesca lo ha despojado (el reloj de oro que llevaba esa tarde fue mandado como trofeo a la Argentina). Elisa encuentra una sabana de algodón y amortaja los cuerpos queridos. Entre el estrépito de triunfo de los vencedores que festejaban su definitiva victoria, Elisa reza su sencilla oración despidiendo a su compañero y su hijo. La noche se ha puesto sobre las tremendas escenas de la tarde, y un farol mortecino, llevado por un niño de nueve años, es la única luz que alumbra el sepelio del gran Mariscal. La guerra del Paraguay ha terminado. Fuente: José María Rosa, "Cerro-Corá", en La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas, Biblioteca argentina de historia y política, Hispamérica, 1985, pp.257-263. Prof GB

jueves, 28 de febrero de 2013

KIRZAJISTAN

Noticias de “Kirzajistán” Por Pepe Escobar Asia Times Online Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens La comunidad internacional se sumió en el caos cuando el Secretario de EE.UU. John Kerry mencionó sin darse cuenta el país de "Kirzajistán". Los analistas, del Ártico a Oceanía, que competían por las respuestas no lograban encontrar la ubicación geográfica exacta del misterioso país. La CIA dice que “se encuentra en algún sitio de Asia Central”. En un esfuerzo por llevar la delantera, el próximo director de la CIA John Brennan procedió a reunir una flota de aviones teledirigidos [drones] para recoger información sobre la sospechosa actividad terrorista en "Kirzajistán". Pero siguiendo la línea de la política de “doble vía” que también se aplica a Irán, se informa de que Brennan está reclutando los esfuerzos del productor George Clooney y del director Ben Affleck en una trama que recuerda vagamente a Argo, la ganadora del Oscar, para infiltrarlos a "Kirzajistán" disfrazados como un equipo de Hollywood que filma una película sobre las hazañas de Alejandro Magno en Asia Central. Cuando Kerry, en vísperas de su primer viaje internacional como secretario de Estado, elogió a los diplomáticos estadounidenses que trabajan para implantar “instituciones democráticas” en "Kirzajistán", el Departamento de Estado no podía imaginar cuán feroz será la tormenta que se preparaba en el horizonte. Especialmente porque las fuentes de la hermética república se empeñan en no decir nada. En Almaty, Kazajstán, donde el P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania) se encuentra actualmente en la mesa de negociaciones con Irán, los diplomáticos se mostraron deliberadamente evasivos. Fuentes de la Unión Europea dijeron que si "Kirzajistán" sigue obstruyendo el deseo de la comunidad internacional de más transparencia y se niega a abandonar su programa de secreto absoluto, la UE se verá obligada a imponer sanciones comerciales y bancarias, siguiendo la orientación de Washington (que dirige desde atrás). Fuentes de Kazajstán dijeron en la capital, Astana: “No, esto no tiene nada que ver con nosotros. Somos una economía 'Snow Leopard' estable en camino a la condición de país desarrollado. Tenemos mucho petróleo y estamos cerrando excelentes acuerdos con Rusia y China, así como con las grandes petroleras estadounidenses. Tenemos las manos limpias. Podría tratarse de un complot para subvertir la nación”. En cuanto a Kirguistán –una nación pobre de 5,5 millones de habitantes sin acceso al mar y conocida también como la “Suiza de Asia Central”- no responde ningún llamado, ni en la capital, Bishkek, ni en ninguna oficina del país en el extranjero. Kirguistán es un aliado clave de la Guerra Global contra el Terror (GWOT) dirigida por EE.UU. y centrada en Afganistán; en 2011, la última fecha conocida, Kirguistán recibió la suma impresionante de 41 millones de dólares de ayuda de EE.UU. Kirguistán apareció brevemente en las noticias como epicentro del impulso por la democracia promovido por Washington en Asia Central. Fue el centro de la "Revolución del Tulipán" en 2005, pero también de la "revolución contratulipán" en 2010, todo lo cual condujo a unas elecciones libres de tulipanes en 2011. Washington y Moscú todavía están enfrentados para conseguir influencia en Bishkek. Los analistas de la energía especulan que "Kirzajistán", sin embargo, es algo enteramente diferente. Podría tener algunas de las mayores reservas inexploradas de petróleo y gas natural del mundo; por lo tanto está destinado a convertirse en el peón más codiciado del actual Nuevo Gran Juego en Eurasia. En un artículo que se publicará en la próxima edición de Foreign Affairs, Zbigniew Brzezinski señala que se predice que un oleoducto de "Kirzajistán" a los mercados occidentales, evitando Rusia e Irán, se convertirá en la prioridad número uno del giro del gobierno de Barack Obama con respecto a Asia. El secretario general de la OTAN, Anders Fogh-Rasmussen, ya ha alentado a "Kirzajistán" a unirse a la OTAN, que pronto no tendrá nada que hacer en Afganistán. Rasmussen dijo: “Nuestra misión es defender al pueblo de "Kirzajistán" antes de que el país se convierta en otro refugio de terroristas. El tiempo se acaba”. Si "Kirzajistán" no cumple, Rasmussen dijo que “todas las opciones están sobre la mesa” en términos de establecer una zona de exclusión aérea sobre el misterioso país. Otros “estanes” regionales, por su parte, ya han emprendido una campaña de cabildeo para que "Kirzajistán" se una a la Organización de Cooperación de Shangai, siguiendo los deseos expresos de Pekín y Moscú. Todo parece concurrir en que la solicitud de "Kirzajistán" se estudiará sin demora, sobrepasando a otras naciones que ya están en la fila como Irán, Pakistán e India. Urgido por la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá esta semana en una sesión especial para deliberar sobre el estatus de "Kirzajistán". El ambiente es optimista; pero si la hermética república persiste en mantenerse invisible, podría ser objeto de duras sanciones y recibir la calificación de “nación renegada”, cruzando la línea roja establecida por Rusia y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad. En Medio Oriente, la Coalición Nacional Siria no asume ningún riesgo y está formando una delegación a corto plazo a fin de visitar "Kirzajistán" para pedir armas para los rebeldes sirios para complementar las que ya se han comprado y embarcado desde Croacia por Arabia Saudí. Al Jazeera está planificando un evento especial presentado por el Jeque Yusuf al-Qaradawi, para presentar "Kirzajistán" al mundo. Nota: (1) Vídeo de la metedura de pata de Kerry. Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com (Copyright 2013 Asia Times Online (Holdings) Ltd. All rights reserved. Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Central_Asia/CEN-02-270213.html rCR www.rebelion.org

HESSEL EL INDIGNADO

MURIO STEPHANE HESSEL, AUTOR DE INDIGNESE!, LA BIBLIA DEL 15-M El hombre que supo indignarse En 1939, Hessel fue apresado por los nazis, pero lograría escapar para reunirse con Charles de Gaulle en Londres. Las consignas de Hessel calaron hondo en millones de ciudadanos europeos, especialmente en los movimientos de protesta en España y Grecia. “La dictadura internacional de los mercados financieros amenaza la paz y la democracia”, dijo y convenció. Por Silvina Friera El optimista irredento –recitador insigne de poemas de Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Goethe– tuvo una vida de novela. La muerte intentó hincarle el diente tres veces, pero salió indemne. La buena estrella estaba de su lado. Lo que podría tildarse de milagro, para él tenía otra traducción: se definía como un hombre “sumamente afortunado”. Hace muchas vidas, cuando era un niño alemán que aún no sabía que le gustaría repetir que había nacido el año de la revolución soviética y que en un futuro cercano adoptaría la nacionalidad francesa, cada vez que miraba el cielo no atisbaba en el horizonte que sería testigo del horror en tres campos de exterminio. Si Stéphane Hessel pudo escribir ¡Indígnese!, un librito de escasas 32 páginas que se convirtió en la Biblia de los indignados españoles y encendió la mecha de un movimiento mundial de contestación democrática y ciudadana, fue porque en el guión de esta historia escrita bajo el vértigo de la lucha contra la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial asumió el papel de un muerto, el de Michel Boitel, un francés que estaba enfermo de tifus en Bunchenwald. Hessel engrosaba la lista de presos a ejecutar por trabajar para la Resistencia. “Mis sentimientos son los de un hombre salvado en el último instante. ¡Qué alivio!”, se lee en sus memorias. Como Michel Boitel, fue trasladado a Rottleberode. Logró fugarse por unas horas. Lo atraparon otra vez y fue a parar a Dora-Mittelbau, donde desnudó cadáveres a cambio de dos rodajas de salchichón. Saltó del tren en marcha hacia Berger-Belsen y se sumó a las tropas estadounidenses con las que llegó a París, en mayo del ’45. Vivió para contar, escribir y activar conciencias anestesiadas hasta el martes por la noche, cuando murió en París, a los 95 años. “No me quitarán de la cabeza la idea de que la humanidad, al menos en su parte occidental, está en vísperas de un nuevo salto cualitativo, a la vez científico y moral. Y que la crisis moral y política que estamos atravesando no es ajena a ello. Sólo el miedo a lo desconocido, el temor al cambio, las reticencias a abrazar ‘lo que está al llegar’, por hablar como Heidegger, nos mantienen todavía en una negación conservadora y pusilánime”, afirmó Hessel en Mi baile con el siglo, sus memorias publicadas en Francia antes del fenómeno que desató con ¡Indígnese!, un panfleto que continúa animando las revueltas y que lleva vendidos más de cuatro millones de ejemplares, en más de cien países, desde su lanzamiento en octubre de 2010. El libro apareció en el momento justo, captó una atmósfera de hartazgo, un clima de época. Las lenguas que le rinden pleitesía al sistema liberal pronto lanzaron sus dardos descalificadores contra “el abuelito Hessel”, el “Papá Noel de las buenas conciencias”. Dijeron, además, que esa obrita era un catálogo de banalidades y la impugnaron por su aparente simplismo y chatura filosófica. “¡Indígnese usted! Se supone que el primer mundo disfruta de una sociedad del bienestar basada en los valores democráticos y en la riqueza que generan algunas de las más productivas economías del planeta. Y, sin embargo, algo va mal. En Francia, país tradicionalmente modélico en cuestión de libertades, cooperación internacional y logros sociales, se desprecia al débil y se exalta el culto al dinero”, denunciaba en las páginas iniciales de lo que rápidamente se transformaría en una suerte de guía acelerada para la indignación mundial. Las consignas de Hessel calaron hondo en millones de ciudadanos europeos, especialmente en España y en Grecia. “La dictadura internacional de los mercados financieros amenaza la paz y la democracia”, advertía el agitador y posteriormente invocaba a “una insurrección pacífica contra el consumo masivo, el desprecio por los débiles y la competencia de todos contra todos”. A veces basta un puñado de palabras sencillas y elocuentes, sin demasiados afeites teóricos, para que hombres y mujeres se manifiesten en las calles contra los recortes sociales y la tiranía especulativa de los mercados. “El poder del dinero, que tanto combatimos, nunca fue más insolente y egoísta. Hago un llamamiento a los ciudadanos a asumir la responsabilidad por las cosas que no funcionan en nuestra sociedad. Deseo que cada uno de ustedes encuentre un motivo por el que indignarse con el sistema”, señaló en otro fragmento de su proclama, publicada por una pequeña editorial de Montpellier, en el sur de Francia, sin apenas promoción mediática. “Hessel ha conquistado al lector occidental gracias a su innegable carisma personal y a su historia de héroe de guerra. Además, su mensaje resulta claro y conciso para un pueblo harto de las promesas de los políticos y cada vez más desengañado del liberalismo capitalista”, explicaba el diario Libération. El material biográfico de Hessel es, literalmente, de película. Nació en Berlín en 1917, en el seno de una familia judía que se convirtió al luteranismo y que luego decidió instalarse en París, en 1925. Su padre, Franz Hessel, y su madre, Helen Grund –una mujer de vanguardia capaz “de escribir un ensayo, domar un caballo o conducir un automóvil”–, experimentaron un trío amoroso con el también escritor Henri-Pierre Roché, quien narró los vericuetos de esta trama por entonces insólita en una novela que muchos años después adaptaría el cineasta François Truffaut, Jules et Jim (1962), uno de los films más célebres del cine francés. La historia real no terminó en suicidio-homicidio, como en la película, sino en una simple separación. Hessel solía recordar que su padre se “apartó voluntariamente” ante la pasión vivida por los dos seres que más amaba en el mundo. En los años de entreguerras, Hessel aprendió a jugar al ajedrez con Duchamp, habitué de la casa familiar junto a Man Ray, Le Corbusier, Breton o Picasso. Nacionalizado francés en 1937, devino activista precoz siguiendo los cursos de Maurice Merleau-Ponty y leyendo a Jean-Paul Sartre. En 1939 fue apresado por los nazis, pero lograría escapar para reunirse con Charles de Gaulle en Londres. Al final de la guerra ingresó a la carrera diplomática, lo nombraron embajador en China y después secretario de la comisión que redactaría en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Jacques Chirac le entregó la Legión de Honor en 2006. El autor de ¡Indígnese! fue seguidor del socialista Pierre Mendès-France, apoyó a Michel Rocard en 1985, se presentó como independiente en las listas de Europa Ecología en 2010 y sostuvo a François Hollande en la campaña electoral de 2012. El nonagenario que pulseó contra la apatía social entregó un último libro, No os rindáis, según informó Ramón Perelló, editor de Destino y responsable de la publicación de los libros de Hessel en España, que se publicará el próximo mes. Más allá de lo que será su testamento, hace tres años que flamean sus banderas-frases en el horizonte político: “No podemos aceptar este FMI incapaz de resolver el problema de la deuda”. “Cuando la legalidad democrática choca contra la legitimidad democrática es válido recurrir a la desobediencia civil.” “La excesiva presión de los mercados y el poder financiero han hecho que los gobiernos actúen de espaldas a su pueblo.” Se irritaba si le mencionaban a Fukuyama y “su torpe fantasma hegeliano de un final de la historia por la gracia de fórmulas mágicas bautizadas con el dulce nombre de ‘democracia liberal’”. Hessel, al contrario, postulaba que “ha llegado el momento de concebir la historia menos como un hilo tendido de un cabo al otro del tiempo, entre un origen incierto y un final escatológico, y más como una cinta serpenteante, enrollada en una espiral que recuerda la doble hélice de la vida”. 28/02/13 Página|12

PICHUCO Y EL BANDONEON MADE IN LANUS

Promueven una red de producción y distribución integrada por cooperativas y pequeñas empresas de la región “Pichuco”, el bandoneón made in Lanús, está listo para salir al mundo Por Sergio Di Nucci El instrumento es un desarrollo de la carrera de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Lanús. Conserva la tela, el cartón y la madera del fuelle, y actualiza otras piezas. Costará diez veces menos que los modelos europeos. Un bandoneón nacional y popular. Es el instrumento musical que ha logrado producir la Universidad Nacional de Lanús. Ya este año podrá fabricarse en el país. Será a un precio razonable, casi diez veces menos a lo que cuestan en plaza los modelos europeos. "Pichuco", se llama. Y es el resultado de un proyecto mucho más vasto que nació en 2009 desde el interior de la carrera de Diseño Industrial de esta universidad . Tiempo Argentino dialogó con tres integrantes del proyecto, los docentes e investigadores Andres Rusciti, Guillermo Andrade y Edgardo Chanquía. Desde luego, hubo más gente incluida en este proyecto, que por razones de tiempo no pudieron estar: la ideóloga de la idea, Ana Jaramillo, que es la rectora de la Universidad, pero además es una ferviente cultora del tango, bandoneonista y miembro de la Academia de Tango, y gente importantísima en la casa de estudios como Roberto De Rose, Roberto Crespo, Mariano Llorens, Mayté Ossorio, Agustín Peralta, Fabián Martínez, Magdalena Vidart, Matías Ingrasia, entre otros. "La idea originaria fue poner a disposición popular un bandoneón de estudio. Actualmente, y desde hace un tiempo, el bandoneón es un instrumento que corre riesgo de extinción, porque no es muy accesible. Hoy se lo vende en euros, y a 5000 euros. Por eso el desafío de este año es que el ‘Pichuco’ cobre vida, cobre peso social y comience a ser producido serialmente a través de una red de cooperativas del municipio de Lanús". Con estas palabras arranca Andrés Rusciti –que ahora dirige el departamento de Vinculación Tecnológica de la misma carrera de la UNLa–, sentado en torno a una amplia mesa de trabajo del aula que alberga el Taller de Diseño Industrial, y en cuyo centro se encuentra un ‘Pichuco’, hecho y derecho. –¿Qué queda por hacer? Andrés Rusciti: –Ponerlo a disposición de la sociedad. Guillermo Andrade: –Industrializarlo. Forjar un núcleo de producción que descanse en una red de cooperativas de la zona, para que dote a las escuelas de país de un ‘Pichuco’ por unidad educativa, para que los chicos tomen contacto cuanto antes con este instrumento que tanto tiene que ver con nuestro país, y que por distintos motivos está perdiendo entidad nacional. A.R.: –Creemos que pronto podrá estar disponible en las escuelas para que aprendan los más chicos, una edad en la que se debe aprender este instrumento. –¿Y de esa red de producción comunitaria se están encargando de forjarla también ustedes, es decir la Universidad Nacional de Lanús? A.R.: –Sí, estamos en tratativas con el gobierno nacional, porque queremos que sea cien por ciento estatal. Porque la idea es que los graduados nuestros se consideren parte del sistema productivo, parte de la cadena de producción, de consumo, de exportación y que ese sea su oficio. G.A: –Es que se trata de al menos dos objetivos, entre tantos otros, aunque todos en tándem con este, y no otro, modelo productivo de país: se trata siempre de dos puntos unidos entre sí, y ‘Pichuco’ es apenas un ejemplo bajado a tierra. Sustitución de importaciones: que el bandoneón se haga acá, respetando las medidas y alcances de nuestro país, y sumar valor agregado a la exportación, porque este bandoneón, hecho en Lanús, también será exportable, con el valor intransferible de que fue hecho acá, en Lanús, en Buenos Aires, en la Argentina. A.R: –Esto es muy importante. Por lo siguiente. Esta universidad cuenta con un laboratorio excelente. Tuvimos y tenemos todo para hacer y producir lo que queremos. Es notable la tecnología de la que disponemos en esta universidad. Pero por eso mismo, como esos dos objetivos que mencionó Guillermo, si bien este bandoneón se hizo merced a la inversión de la Nación en tecnología de punta, por ejemplo esta impresora 3D que ves ahí, cuyo origen es norteamericano, y en la que vos sólo debes introducir un diseño y te sale el objeto diseñado, estamos haciendo ahora una impresora 3D nacional. Es decir que en todo está presente la idea rectora que anima a una universidad nacional como la nuestra. Se trata de un cambio. Para eso estamos G.A.: –Un cambio de paradigma. –Y esto implicó, concretamente… Edgardo Chanquía: –Incorporar nuevas piezas y remplazar válvulas y botones por polímeros, eso fue determinante. Conservamos la madera, el cartón y la tela en el fuelle, ya que es fundamental en el timbre. Un cambio tipológico que es formal, pero que ejemplifica el espíritu que anima este proyecto, y esta Universidad. A.R.: –Es respetar el paradigma de ir hacia un tipo de soberanía musical inclusiva y abierta. El bandoneón languidece. El deterioro de los bandoneones era inevitable, así como lo es la fuga de bandoneones al exterior. Esto puso en amenaza el futuro de este objeto esencial de nuestra cultura. « "No formamos diseñadores pensando en europa" Asi resume Edgardo Chanquia, que dirige una de las orientaciones de la carrera de Diseño Industrial de la UnLA, el objetivo de la carrera: “Desde el momento que nos plantearon pensar una carrera de diseño para esta universidad que pertenece al Conurbano Bonaerense, el desafío fue comprometerse con la región. Esto implica recuperar una concepción del diseño industrial vinculada a la producción regional y nacional. Es decir, uno de los objetivos no negociables de la carrera es forjar diseñadores industriales que atiendan las necesidades regionales y nacionales. A diferencia de otras universidades, preparamos a un diseñador industrial para que oriente sus conocimientos a la realidad contextual. No hacemos diseñadores para Europa o Estados Unidos." El desafío que se impuso la UnLA ha sido el de industrializar la fabricación del bandoneón, para hacer de él un producto cultural del siglo XXI, y no una pieza de museo, que es en lo que se esta convirtiendo. Masificación de su venta y por lo tanto de su uso, merced al empleo de nuevos materiales y tecnología. Si bien existe un revival en la fabricación artesanal del bandoneón tradicional, que logra en 2013 replicar las 2300 piezas que enrostra el bandoneón tal como se lo conoce, la gente de la UnLA eligió un camino completamente distinto: "La realidad es que el bandoneón no se fabrica hace más de cincuenta años. Los pocos que hay se los llevan para vender en el extranjero, entonces salió la ley de protección para que no se puedan exportar más bandoneones antiguos. Y lo otro que pensamos es si la Argentina cambió respecto de su contexto educativo-cultural. Hoy podés hablar de un proyecto de orquestas escuela que se hacen en barrios marginales, en esa dimensión tenés que dar cuenta de un instrumento de música urbana. Agarramos un bandoneón exquisito y lo desarmamos. Un alumno, becario, tomó todas las piezas de madera y con un calibre estuvo mucho tiempo midiéndolas y dibujándolas en computadora. Es una verdadera pieza artesanal", añade Guillermo Andrade. Premiado en innovar El bandoneón de estudio "Pichuco" que se ha desarrollado con éxito en la UNLa recibió el 1º premio en la categoría Diseño Industrial de la edición 2012 del Concurso Nacional de Innovaciones INNOVAR. Se trata de un concurso organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, que alienta la producción y la invención estrictamente nacional. El proyecto recibió $ 30 mil como premio, porque se logró forjar un modelo de bajo costo. Si bien la historia del instrumento es rica y variada, y sobre todo europea - nació en Alemania a fines del siglo XIX para interpretar música eclesiástica-, llegó al Río de la Plata en el 1900 adquiriendo un carácter tanguero intransferible. En el tango, el "fueye" ganó características y modos de interpretación diferentes de los originales, por eso el fueye es lo que más costó reemplazar en el modelo Pichucco, que quedó más simplificado, pero con la misma calidad. Hace unos cincuenta años, el emblemático doble A (Alfred Arnold) dejó de fabricarse. Los viejos bandoneones que aún pueden conseguirse en el país son muy costosos. En 2009, frente a este estado de cosas, se promulgó la Ley 26.531 de Creación del régimen de protección y promoción del instrumento musical bandoneón. La rectora Dra. Ana Jaramillo se planteó el desafío de fabricar bandoneones en el país. El proyecto surgió en la carrera de Diseño Industrial de la UNLa, entre alumnos y docentes. La iniciativa apuntó a "cambiar el paradigma constructivo y tecnológico, que trata de reproducir sistemas muy antiguos", tal como explicó a Tiempo Andrés Ruscitti. El bandoneón Pichuco corresponde al modelo de 71 teclas, 38 en la mano derecha y 33 en la izquierda. Los investigadores contaron que en el inicio estuvo desarmar un bandoneón y reconocer cada una de sus 2000 piezas. Para ellos debieron catalogarlas y rediagramarlas. Una impresora 3 D hizo el resto, ya que se encarga, como por arte de magia, de realizar objetos de plástico a partir de diseños gráficos. La gente de la UnLA respetó el uso de maderas de luthería en la sonoridad del instrumento, pero el cambio provino de la utilización de materiales más económicos en las partes que no implican compromiso acústico, reduciéndose a la mitad la cantidad de piezas respecto al modelo original. 26/02/13 Tiempo Argentino