jueves, 23 de agosto de 2012

EDUCACION Y SUBVERSION: Cualquier relación con el ministro de educación en nuestra Ciudad sería mentirosa.

Subversión en el ámbito educativo
Luego del golpe del 24 de marzo, Ricardo Bruera fue designado como Ministro de Educación de la Dictadura (1976 a mediados de 1977).

La concepción pedagógica de Bruera y sus colaboradores sostenía que debía existir una articulación entre la libertad individual y colectiva pero que ésta sólo era concretable a partir del establecimiento del orden. No sólo orden social sino un orden interno generado por un disciplinamiento externo y el autocontrol personal.

Desde el Ministerio de Educación y Cultura, se gestó la "Operación Claridad". Se trataba de un plan a través del cual se pretendía identificar a los opositores al régimen en el ámbito cultural y de lograr la propugnada articulación entre libertad individual y colectiva a través del orden. Los integrantes de “El Proceso” se sentían amenazados por las ideas y proyectos extranjerizantes, por eso, buscaron restaurar los valores occidentales y cristianos y erradicar toda concepción ideológica que no fuera afín a esos contenidos. En una entrevista al presidente de facto, Jorge Rafael Videla, expresaba:

"La Argentina es un país occidental y cristiano, no porque esté escrito así en el aeropuerto de Ezeiza; la Argentina es occidental y cristiana porque viene de su historia. Es por defender esa condición como estilo de vida que se planteó esta lucha contra quienes no aceptaron ese sistema de vida y quisieron imponer otro distinto [...]
[...] consideramos que es un delito grave atentar contra el estilo de vida occidental y cristiano queriéndolo cambiar por otro que nos es ajeno, y en este tipo de lucha no solamente es considerado como agresor el que agrede a través de la bomba, del disparo o del secuestro, sino también aquel que en el plano de las ideas quiera cambiar nuestro sistema de vida a través de ideas que son justamente subversivas; es decir subvierten valores [...]
El terrorista no sólo es considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por activar, a través de ideas contrarias a nuestra civilización, a otras personas".

[Diario La Prensa, 18 de diciembre de 1977]

La censura fue uno de los mecanismos de control que aplicó la dictadura militar. En dependencias del Estado, trabajaron muchos censores determinando qué se podía publicar; recortando películas; letras de canciones; etc.

Muchos escritores, intelectuales, actores, cantantes, fueron considerados terroristas y por eso fueron proscriptos junto con sus obras, otros fueron secuestrados, muertos o tuvieron que marchar al exilio.

También en las instituciones educativas de los diferentes niveles de la escolaridad, centenares de docentes fueron cesanteados, inhabilitados para enseñar, perseguidos, desaparecidos y muertos. Lo mismo ocurrió con el estudiantado.

Para cumplir con este “objetivo”, se organizó un aparato de espionaje dentro de las escuelas –infiltrando estudiantes, colocando en los cargos directivos agentes de las fuerzas de seguridad, logrando la “colaboración” de docentes y estudiantes- para detectar y delatar a que fueran opositores a los lineamientos educativos planteados por la dictadura y, a partir de esos datos, incorporarlos en las llamadas “listas negras”.

Los sucesivos ministros -Bruera, Catalán, Llerena Amadeo, Burundarena y Liciardo- entendían que el ámbito de la cultura y la educación eran los más adecuados para que la subversión pudiera realizar su trabajo de captación ideológica. Por esa razón, trataron de ejercer un control estricto de esos dos ámbitos a partir de la producción de materiales que revelaran el accionar del enemigo y orientaran a los integrantes de la comunidad educativa para encarar la lucha contra él. La Resolución 538/77 firmada por el ministro Juan José Catalán expresaba que entre los Propósitos y los Objetivos Básicos del Proceso de Reorganización Nacional se encuentra:

“[...] la erradicación de la subversión en todas sus formas.
[...] la vigencia de los valores de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad del ser argentino y la conformación de un sistema educativo acorde con las necesidades del país, que sirva efectivamente a los objetivos de la Nación y consolide los valores y aspiraciones culturales de ésta.
[...] Que el personal docente y directivo de establecimientos educacionales es el que, en definitiva, en forma directa, ejercita la transmisión de conocimientos y la conducción de los respectivos ámbitos.
Que por tal motivo resulta necesario proveer a dicho personal de la mayor información para el cumplimiento de sus funciones y la delicada labor a su cargo”.

En consonancia con lo expuesto resolvía:

“1°. El folleto titulado “Subversión en el ámbito educativo (Conozcamos a nuestro enemigo)” se distribuirá en todos los establecimientos educacionales [...]”

También establecía que los directivos serían los responsables de dar a conocer el contenido del folleto entre el personal docente y administrativo y que, en la medida en que fuera viable, su contenido se haría extensivo a los estudiantes. Los supervisores eran los encargados de velar por el cumplimiento de la Resolución 538. Se pretendió infundir la idea de que la “guerra” contra la subversión se peleaba también en la escuela.

En la aludida Resolución, se enumeran los argumentos utilizados por los subversivos para captar adeptos: que todos puedan estudiar; que no se atienden las necesidades estudiantiles; que no hay libertad de expresión ni diálogo; aumento del presupuesto educativo, entre otros (Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro enemigo. Buenos Aires, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, 1978, p. 40-41).

Todo estaba bajo control. Se realizaron purgas del material bibliográfico que circulaba en las escuelas porque las fuerzas de seguridad habían advertido Quema de libros calificados como subversivos llevado a cabo bajo el atento cuidado del personal de las fuerzas de seguridad durante la dictadura militar en 1976. que desde “páginas inocentes” en apariencia, objetiva o subjetivamente, se emitían mensajes contrarios a los “valores nacionales”. Fueron prohibidos, quemados, sacados de circulación muchísimos libros considerados “material subversivo”

Los integrantes del gobierno de facto pretendían que la sociedad toda debía participar, vigilar y denunciar al enemigo. La nota dirigida al ministro de educación publicada en la Revista Gente da cuenta de cómo accionaban los “colaboradores”:




Doctor Catalán: esto tiene que preocuparlo.
El país viene de sufrir una guerra. Armada e ideológica. Y la ganó gracias al valor y el sacrificio de muchos. Pero esa guerra no terminó. El enemigo aprovechará cualquier fisura para seguir con su trabajo destructor. Un área fundamental para ellos es la educación en los tres niveles. Su táctica es atrapar mentes y en especial la de los jóvenes, que son el futuro de la Nación.
Nos preocupa entonces que aún hoy circulen en los colegios libros con frases y conceptos como los que transcribimos. No pretendemos desatar una caza de brujas. Pero el lenguaje y la ideología que esos libros expresan se parecen demasiado a la ideología que imponen los subversivos marxistas en la prédica diaria. Creemos que esto debe ser controlado y corregido".

[Revista Gente, Buenos Aires, Atlántida, abril de 1978]


QUEMA DE LIBROS: En 1980 un millón y medio de volúmenes del Centro Editor de América Latina fueron quemados en un baldío de Sarandí.
“Doctor de muchos. Pero esa guerra no terminó. El enemigo aprovechará cualquier fisura para seguir con su trabajo destructor. Un área fundamental para ellos

La nota hacía referencia al libro de historia “Las edades Moderna y Contemporánea”, de los profesores Juan Antonio Bustinza y Gabriel Ribas de la Editorial Kapelusz. Poco tiempo después, a través de la Resolución 555/78 del Ministerio de Educación, se establecía que los contenidos del libro no eran acordes a los objetivos educativos de “El Proceso” y por ello no se podría utilizar ni recomendar en las escuelas, debiendo ser retirado de las bibliotecas bajo supervisión de las autoridades.

Todo aquellos materiales didácticos, actividades y docentes que tendieran a generar en el estudiantado la reflexión crítica; la democratización de los conocimientos; valores como la solidaridad, la libertad, la participación; eran incompatibles con los Objetivos del gobierno de facto y debían ser censurados, exonerados, encarcelados, desaparecidos, exiliados.

La política educativa implementada por la dictadura militar tendió al vaciamiento de los contenidos curriculares, redujo el presupuesto del área, impulsó la privatización de la educación pública y la transferencia de los servicios educativos a las provincias y municipalidades y militarizó la escuela. Esto fue posible merced a la complicidad de muchos integrantes de la población civil.

Fuente: www.abc.gov.ar/docentes
Prof GB

miércoles, 22 de agosto de 2012

HOMENAJE A CACHO EL KADRI.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=4JqSs6CDppU#t=0

(Jorge Daniel Arcolia)
Envar Cacho El Kadri, uno de los nuestros

GB

CACHO EL KADRI


"Ellos tenían una mezcla explosiva de corazón y cabeza"
La presidenta participó del homenaje a Envar El Kadri realizado en el Centro Islámico de la República Argentina

Cristina defendió la militancia de los jóvenes y criticó el 0800 macrista.

Recordó a "Cacho" El Kadri, un emblema de la resistencia peronista, y dio cuenta de los puntos de contacto entre su vida y la del ex presidente Néstor Kirchner. "Ellos tenían una mezcla explosiva de corazón y cabeza", aseguró.

Por Martin Piqué

Ironía y palabras filosas. Más una ocurrencia que despertó carcajadas en el auditorio. La presidenta cuestionó la iniciativa del ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, de crear una línea gratuita 0800 para denunciar la “intromisión política” de La Cámpora en las escuelas de la Ciudad. Lo hizo apelando al manual del orador que busca minimizar a su adversario. La mandataria confió que, durante el fin de semana en El Calafate, estuvo tentada de llamar al 0800 para comprobar cómo era el funcionamiento de la denuncia telefónica ideada por el PRO. “En el fondo me dio risa”, comentó sobre la propuesta de Bullrich. Fue anoche, en el Centro Islámico de la República Argentina, donde se realizó un homenaje al militante peronista Envar El Kadri, fallecido en 1998. “A mí los que me asombran (por su militancia) son los pibes de la secundaria, pese a que algunos les quieren poner un 0800. ¿Pero por qué no ponen un 0800 para los que venden paco o droga en las puertas de los colegios?”, se preguntó Cristina entre los aplausos de los asistentes que llenaban el salón de actos, en pleno barrio de Balvanera.

La jefa de Estado llegó al homenaje a El Kadri pasadas las 20:30. El anfitrión, aparte de Ester El Kadri, (madre del histórico referente de la resistencia peronista) y sus nietos, fue el sheij Mohamed Abdel Moeiz Ahmed Zanaty, imán de los musulmanes en la Argentina.

Todo empezó con una oración del imán, que rezó en árabe por el alma del homenajeado. Siguieron unas palabras de la madre de El Kadri. “Es poquito, doctora”, le aclaró a Cristina antes de leer el texto que había preparado. La mujer recordó desde el micrófono que cuando su hijo Envar murió –el 19 de julio de 1998 en Tilcara, Jujuy–, su familia pudo conocer a “una persona que dejó todo en la provincia de Santa Cruz, donde era gobernador, para ir a despedir a un amigo”. Hablaba de Néstor Kirchner. “Mi hijo siempre estuvo al pie de las rebeldías. Y ahora, gracias a Dios, tenemos una presidenta que ha interpelado lo que sentía él. Quiero agradecer enormemente la bondad de Cristina”, dijo. “A mi hijo y a Néstor los unió la misma pasión por los humildes y por la doctrina peronista”, sentenció.

Sonriente, la presidenta comenzó con un llamado ecuménico a la paz, al considerar que la oración del culto musulmán “no era tan distinta de la que rezamos los católicos o la que rezan los primos, como dice Timerman”. Por “primos” se refería a la religión judía. “Quiero aclarar que no sólo vine por ‘Cacho’ (El Kadri), también vine por Néstor. A los dos les hubiera gustado que estuviera hoy acá”, aclaró. Luego habló sobre los puntos de contacto entre El Kadri, abogado, fundador de las Fuerzas Armadas Peronistas, preso político y exiliado, quien falleció a los 57 años; y su esposo, el ex presidente, muerto tempranamente en 2010, a sus 60 años. “Ellos tenían, como muchos otros, una mezcla explosiva de corazón y cabeza. Y entregaron su vida por la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo”, aseguró Cristina aludiendo a dos banderas emblemáticas del peronismo.

El discurso de Cristina incluyó una referencia a la revisión crítica de las experiencias políticas de los ’70. “Las vanguardias pueden servir para satisfacer cuestiones individuales pero si no se entiende que lo importante es lo colectivo se frustran los procesos y se pierden a los hombres más valiosos”, advirtió. Las palabras de la presidenta eran seguidas con atención por un auditorio heterogéneo en el que se codeaban militantes del kirchnerismo con miembros de la comunidad islámica de Buenos Aires.

22/08/12 Tiempo Argentino

FELIPE VALLESE LA PATRIA SE ESTREMECE

Hace 60 años desaparecía Felipe Vallese
"¿Puede desaparecer una persona?"

Por Alejandro Incháurregu. Fundador del Equipo Argentino de Antropología Forense

Felipe Vallese desapareció a los 22 años, en el año 1962. Era obrero metalúrgico y delegado del establecimiento donde trabajaba, la fábrica TEA. Consecuencia casi obvia de ello, militaba en un grupo juvenil de la resistencia peronista. El 23 de agosto de ese año, junto a un grupo de militantes, fue secuestrado en Capital Federal por un grupo de la Unidad Regional de San Martín. Para entonces, no se pedía zona liberada: simplemente se operaba.

Luego del silencio inmediato, la versión sobre la desaparición de Vallese trasciende. El diario El Mundo publica el 25 de agosto el siguiente artículo, titulado “Como en Chicago”: “Rarísimo el suceso en Flores Norte, que la policía dice ignorar. Frente al 1776 de Canalejas, a las 23.30 del jueves, un hombre fue secuestrado. Desde hacía varios días había autos ‘sospechosos’ en las inmediaciones. Una estanciera gris frente a aquel número, un Chevrolet verde en Canalejas y Donato Alvarez y un Fiat 1100 claro en Trelles y Canalejas. Dentro de ellos, varios hombres y otros en las inmediaciones de los coches. A la hora citada, el automóvil de Donato Alvarez hizo guiños con los focos señalando el avance del hombre. Le respondieron y todos convergieron sobre él. Se le echaron encima y lo golpearon. Y pese a que se aferró con manos y uñas al árbol que está frente al número señalado, lo llevaron a la estanciera gris que partió velozmente, con las puertas abiertas. Los gritos de desesperación que habían comenzado con la agresión poblaban la noche y atrajeron a todos los vecinos que, alarmados, dieron otro tono a la cuadra. Todos corrieron. Algunos quisieron acercarse, un hombre armado, pistola 45 en mano, los detuvo. ‘Esto no es para ustedes, piénsenla si no quieren ligarla.’ Y se tuvieron que ir, viendo, inermes, cómo en plena ciudad se raptaba un hombre”.

Junto a Vallese, fueron secuestrados su hermano mayor Italo, Francisco R. Sánchez, Osvaldo Abdala, Elba R. de la Peña, Rosa Salas, Mercedes Cerviño de Adaro, Felipe Vallese (h) de 3 años de edad y dos niñas de 8 y 10 años, hijas de una de las detenidas. Todos fueron sometidos a las consabidas torturas mientras repiqueteaba la pregunta “¿Dónde está Rearte?”. Como la emblemática pregunta “¿Dónde está Tanco?” de la Operación Masacre de 1956, a Vallese lo interrogaban por el militante de la Juventud Peronista Alberto Rearte. Su hermano Italo lo vio destrozado. En la golpiza, Vallese debe haber muerto y su cuerpo ocultado. Felipe Vallese nunca apareció, ni vivo ni muerto.

Las denuncias fueron masivas y desde el sindicalismo corrieron especialmente por cuenta de los dirigentes metalúrgicos Augusto T. Vandor y Rosendo García con el asesoramiento letrado del Dr. Fernando Torres.

Diez días después la evidencia y los testimonios de los detenidos luego blanqueados fueron aplastantes. La patota de la Unidad Regional de San Martín había estado comandada por el oficial principal Juan Fiorillo. El intento oficial de desmentir los sucesos se expresa en un comunicado formal del jefe de Policía Bonaerense que, releído luego de 40 años, suena como un lugar común: “Detenidos el 23 de agosto de 1962 en la localidad de José Ingenieros, partido de Tres de Febrero, por una comisión del servicio de calle de la Unidad Regional de San Martín, cumpliendo directivas de la superioridad para la prevención y represión de actividades subversivas y disolventes, al mando de Juan Fiorillo”.

Así, la policía no incluía a Felipe Vallese entre los detenidos y quitaba la Capital Federal como escenario del crimen. Un impensado elogio a lo mejor de Vallese surge del mismo comunicado de la policía: “Los detenidos tenían abundante propaganda peronista-comunista, panfletos cuyos títulos decían ‘Contra los préstamos del F.M.I. que atentan contra la soberanía del país’ y ‘No queremos préstamos que engorden a los enemigos del pueblo’. Firmados: Juventud Peronista”.

Suceden las gestiones públicas y judiciales y no se esclarece la suerte corrida por Vallese. Diez meses después, en junio de 1963, La Fraternidad publica una solicitada reclamando por la aparición de Vallese. El gran título es premonitorio para la década siguiente: “¿Puede desaparecer una persona?”. El final del texto, luego de reclamar enfáticamente por la aparición de Vallese, dice “medite quien lea este alegato: mañana puede tocarle ‘desaparecer’”.

El caso de Felipe Vallese es paradigmático por los elementos que lo componen: las consignas políticas que como militante reivindicaba, su condición de víctima de desaparición forzada e involuntaria, la impunidad de la Bonaerense, la aterradora precisión de quienes reclamaban por una desaparición y la infinita lucha por mantener la memoria del desaparecido.

La lucidez de Paco Urondo debe haber advertido todas las dramáticas aristas y matices que hacen a esta historia. Por eso su novela Los pasos previos incluye el caso Vallese. Sin saberlo, describió en él a otros miles que, como un eco, se repitieron interminablemente.


GB

martes, 21 de agosto de 2012

TRELEW ES MEMORIA-VERDAD Y JUSTICIA.

Entrevista exclusiva con Fernando Vaca Narvaja. Él es la única persona con vida que estuvo presente en la fuga del Penal de Rawson. Juicio por la masacre de Trelew, militancia, GAN, Balido de Rawson y mucho más en éste reportaje. Entrá para leer la nota completa.
http://www.rionegro.com.ar/diario/funciones/binario/imagen.aspx?idart=870076&idcat=9532&idcon=2759306&resolucion=1&tipo=2
LA PACO URONDO: Comenzó el juicio por la masacre de Trelew y se cumplen 40 años al mismo tiempo. ¿Pudiste ver el inicio del juicio?

Fernando Vaca Narvaja: Sí, viajé a Trelew para el inicio del juicio, estuvimos el sábado y el domingo. Tuvimos la oportunidad de visitar la Base Almirante Zar; fue realmente muy fuerte, muy impactante, muy emocionante y después, en la sala del juicio que es un teatro enorme. Poder verles las caras a estos genocidas después de 40 años hace que a uno se le junten un montón de sensaciones.


APU: ¿La Base se ha convertido ahora en un centro?

FVN: No; lo que es un Centro de la Memoria es el aeropuerto y hay una propuesta para conformar también uno en la Base. Sería muy bueno ya que la misma tiene una infraestructura, unas instalaciones ideales para una escuela de artes y oficios porque –dadas las enormes distancias en la Patagonia- los chicos pueden dormir, pueden comer ahí. Tendría buenas condiciones para eso y creo que sería uno de los mejores homenajes para nuestros Compañeros.


APU: También una de las características de este juicio –que también ocurrió en su momento con Trelew- es el gran apoyo popular que tiene. ¿No?

FVN: Tiene y tuvo un gran apoyo popular y Trelew, como siempre decimos, fue un hecho que produjo una afluencia de juventud a la política y de compromiso y militancia. Les decía a los jóvenes que habían ido al juicio que fue algo parecido a lo que hoy vive nuestra juventud a partir de la muerte de Néstor Kirchner; de pronto aparece una nueva generación con un compromiso con la política muy fuerte.


APU: Aquella foto de los 19 fue muy emblemática en aquella época.

FVN: Sí; una foto muy emblemática. Yo guardo siempre de ella la sonrisa de quien está primera en la foto, Susana Lesgart, mi compañera, siempre con esa alegría increíble y con esa entereza aún en momentos como esos.


APU: Sí; en ese momento marcó mucho a la militancia. Ante ese momento pero con esa felicidad...

FVN: Exactamente. Con esa convicción, un poco lo que decía Marcelo Duhalde –Hermano de Eduardo Luis, último abogado fallecido- en la conferencia de prensa que hicimos con las Madres y con el Gobernador Buzzi; que es muy importante recordar a los Compañeros más que por lo que sufrieron por lo que pelearon y la verdad que coincido plenamente.


APU: En su momento: ¿La fuga del penal de Rawson tuvo que ver con un intento de desbaratar el GAN (Gran Acuerdo Nacional)?

FVN: Digamos que no hubo una especulación político-electoral, o sea, nosotros teníamos claro que pese a la proximidad de una apertura democrática, no debíamos confiar en las dictaduras militares sobre todo porque había en nuestro país numerosos engaños, proscripciones del peronismo y, de hecho, ese GAN, ese intento de Lanusse, terminó en la proscripción de Perón. Nuestra consigna era elecciones con Perón y evidentemente no pudo ser. Por suerte tuvimos un gran candidato que fue “El Tío” Héctor Cámpora quien, aunque duró muy poco tiempo -apenas 45 días-, permitió el triunfo electoral en aquella jornada histórica.


APU: En la entrevista que hace Francisco “Paco” Urondo a los sobrevivientes del fusilamiento está presente esto ¿no? Como se pudo, con la fuga junto a un montón de otras cuestiones, romper ese cerco que la dictadura había querido instaurar.

FVN: Sí, yo creo que Trelew enseña, por un lado la vigencia de la convicción de una generación. Teníamos entre 22 y 24 años salvo Pedro Bonet con 30 y Ana Villareal de Santucho con 35 que, dicho sea de paso, tenía un embarazo de 4 ó 5 meses y que recibe tres impactos en el abdomen lo que da cuenta del inicio de un genocidio ya que no era sólo contra ella sino que también querían matar a su hijo. Lo importante es que Trelew marca la convicción de esa generación y sobre todo, algo muy importante que creo que hoy hay que remarcarlo, resaltarlo y repetirlo. Que pese a las diferencias había una unidad. Había una unidad en la acción y una convicción que esas diferencias debían someterse a la realidad concreta, a la práctica para enriquecer la teoría y que esas diferencias no debían ser un impedimento para poder hacer un trabajo conjunto y hacer esa lectura correcta de la realidad.


APU: Lo que pasa con estos 40 años es que por un lado está la fuga y por el otro la masacre. Habría que intentar separarlos para poder leer políticamente esto ¿no? La gran profundización de una discusión común que se dio en la cárcel de Rawson.

FVN: Por eso, lo que decía Marcelo es tal cual. Tenemos que recordarlos de las dos maneras; lo que sufrieron esos Compañeros, la situación que pasaron pero, te repito, creo que, conociendo a los Compañeros y conociéndonos, lo fundamental y lo más importante siempre es cargar, analizar y revisar los objetivos por los cuales esa generación estaba peleando.


APU: En ese sentido: ¿Podrías contarnos un poco cómo fue la construcción de eso que se llamó el Balido de Rawson, esta discusión que concluyó en la unión de FAR y Montoneros?

FVN: Fue un documento interno poco conocido –ya que lo conoces y lo citas por su nombre- ; como estábamos en el sur y éramos unos cuantos cordobeses le pusimos El Balido como una forma de desmitificar el documento. Decir: Es una propuesta colectiva de un grupo de Compañeros que tienen el tiempo y las posibilidades. Yo siempre digo que en esa dictadura (1966-1973), los presos teníamos el privilegio de poder reunirnos, discutir política y tener algunos materiales escondidos; nada que ver con la dictadura del 76 al 83 que tuvo campos de concentración y exterminio. El Balido de Rawson marca un poco lo que vos decís, da un proceso de unidad entre tres organizaciones revolucionarias, Descamisados, FAR y Montoneros. Las FAP paticipan de la mesa de debate y se incorporan algunos Compañeros pero no como organización.


APU: Con Olmedo se da una fractura en las FAP...

FVN: Ahí tenemos compañeros muy valiosos como Carlitos Caride –a quien siempre pongo como ejemplo- un hombre que para nosotros era un prócer, “un bronce” como se dice ahora, y fijate la humildad de ese revolucionario que se suma a la organización como miliciano pese a que su capacidad política y su representatividad eran enormes. La visión de ese militante de decir “vamos a hacer un proceso refundacional: ¿Dónde puedo y dónde debo aportar?”


APU: La parte más oscura de la historia debe ser cuando, desde Chile, ustedes se enteraron de la masacre.

FVN: Bueno, ese día nos retiraron los cintos, los cordones, nos sacaron la radio, estábamos en lo que luego sería la DINA, la policía de información de Pinochet. En ese momento había un gobierno democrático, el del socialista Salvador Allende y vino, casualmente, el jefe de su custodia que después es asesinado junto a él en la Casa de la Moneda, a informarnos de esto que había ocurrido.


APU: ¿Eso posibilito que Allende los mandara para Cuba? Había una discusión al respecto.

FVN: Sí, la famosa reunión de gabinete donde el Presidente chileno hace una especie de consulta a los ministros. La mayoría dice que no deberían dejarnos salir, que debíamos quedar presos y algunos planteaban que debíamos ser devueltos y Salvador Allende se pone firme y dice: “De ninguna manera. Mientras yo sea presidente los Compañeros se van a Cuba” y nos dio la salida inmediatamente.


APU: ¿Tuviste la oportunidad de ver la película “Ni olvido ni perdón” de Raimundo Gleyzer que rescata la entrevista en el aeropuerto?

FVN: Bueno, es un legado realmente histórico y una prueba de que la política genocida ya se estaba gestando en el 72. Fijate que ahí Pedro Bonet y Mariano Pujadas, cuando se rinden y entregan las armas, dicen con toda claridad ante un juez federal, ante la prensa la televisión, un médico que los revisa: “no queremos que nos ocurra lo que les pasó a los trabajadores en La Patagonia Trágica”. Lamentablemente ocurrió exactamente lo mismo.


APU: Eso tiene valor en el juicio ¿no?

FVN: Tiene un valor muy importante como también lo tiene la destrucción de la familia Laplace, la familia Santucho, mi propia familia, o sea, hubo una persecución sistemática y, si hablamos de los tres Compañeros sobrevivientes, María Antonia Berger, Ricardo Haidar y Patricio Camps, ambos desaparecidos y también por la ESMA.


APU: Eso se destaca también en el libro “La Patria fusilada” de Paco, ellos contándolo y lo que después sucede con ellos; toda una historia bastante oscura.

FVN: Exactamente.


APU: Fernando, nos encontraremos nuevamente más cerca del juicio

FVN: Ahí nos encontraremos, fue una cantidad de jóvenes impresionante y espero que podamos celebrar eso que decía Tati Almeyda: que Verdad, Memoria y Justicia se puedan dar y no por la propia mano.


APU: Eso habla también de lo que es este momento histórico.

FVN: Exactamente.

GB

TRELEW-PACO URONDO

"horas se podría estar contando esta historia y otras
parejamente tristes
sin calentar un solo gramo del país sin calentarle
ningún pie
¿acaso no está corriendo la sangre de los 16 fusilados
en Trelew?
por las calles de Trelew y demás calles del país
¿no está corriendo la sangre?
¿hay algún sitio del país donde esa sangre no está
corriendo ahora?"  
Juan Gelman.



Penal de Villa Devoto, 25 de mayo de 1973, esperando la liberación

 

 

La otra operación masacre

Una reedición de La patria fusilada, de Francisco Urondo, pone el foco en uno de los acontecimientos más feroces de la represión que antecedió al golpe de 1976 y vuelve a contextualizarlo en la actual revisión de los años ’70.
 Por Fernando Bogado

Hay números que son importantes, números que sin necesidad de establecer una referencia ya evocan, en sí mismos, tal o cual hecho, tal o cual persona: ningún 24 del 3 puede quedar ausente, en nuestros días, de una reflexión obligada, tanto política como histórica, pero por sobre todo, ética. La reedición de La patria fusilada, de Francisco “Paco” Urondo, no es otra cosa que un evento que repite, en su magnitud, en sus guarismos, en su insistencia, la necesidad de pensar, de recordar y de actuar sobre el presente a partir de los hechos del 22 del 8 de 1972, día de la Masacre de Trelew.

Basta revisar datos para ir armando el recorrido numérico, si se quiere: de los diversos miembros tanto del ERP como de la FAR y Montoneros sólo muy pocos lograrían llevar el plan hasta sus últimas instancias: los únicos 6 miembros de estas fuerzas militantes que llegarían con éxito a Puerto Montt, la cúpula de cada una de estas organizaciones que se encontraban detenidas en el penal de Rawson. 19 de los participantes de la fuga serían llevados del aeropuerto copado hasta la base Almirante Zar de Trelew.

El intento de asegurar ciertas condiciones que funcionarían como garantía de una rendición total a las fuerzas del Ejército que ya habían ocupado el territorio (quienes, vale la pena aclarar, consideraban necesario sorprender tanto a los responsables de la ocupación como a los rehenes de los negocios dentro del aeropuerto en un operativo especial que no descartaba las bajas civiles, principal preocupación de los allí reunidos) se ve rápidamente frustrado: los 19 reclusos son vejados y torturados no mucho después de que se los coloque en la base.

De esos 19, el ya citado 22 de agosto, sobrevivirían 3: los otros 16 cayeron en un fusilamiento sorpresivo que, a partir de un fuego cruzado organizado desde el pasillo que daba a las celdas, arrasó en varias ráfagas de metralleta con cada uno de los prisioneros para después, lentamente, ir rematándolos a medida que se planteaba la ficción de un nuevo intento de fuga, una excusa para justificar un asesinato ilegal que se venía planeando desde las sombras.
La patria fusilada. Francisco Urondo Libros del náufrago 160 páginas


Las recientes apariciones y reediciones de material vinculado con sucesos significativos de la década del 70 vuelve a poner la atención sobre una serie de hechos que aún en la actualidad no poseen el cierre lógico y esperable: ni la Masacre de Trelew ni el asesinato de Urondo tienen en la actualidad la correspondiente sentencia de sus ejecutores, pese a que este último caso tenga iniciado el proceso judicial por estos días.

 La pertinencia de pensar el núcleo duro de esta época, el hecho de que sigue siendo el insistente objeto de reflexión al cual vuelven más de una novela, más de un trabajo del género que sea, funciona también en el sentido de recuperación y puesta en vigencia de obras que en ese mismo tiempo ya denunciaban los horrores que tomarían forma en 1976: no hay que descartar el hecho de que la entrevista a los 3 sobrevivientes de la Masacre se haya hecho el día anterior a su liberación en 1973, una vez asegurado el regreso de Perón.
Acompañado por un prólogo de Daniel Riera, dos poemas de Juan Gelman y un anexo que contextualiza la situación de los respectivos juicios, esta reedición de La patria fusilada vuelve a mostrar el complejo lugar que varios escritores tuvieron que ocupar frente a un panorama político que se les mostraba cerrado, oscuro.

Hay que volver a pensar en más de un problema en torno de este compromiso militante que encuentra en Urondo, en Walsh, en varios otros escritores su más clara manifestación.


Ninguno de los 3 sobrevivientes de la Masacre de Trelew llegaron a nuestros días para poder dar nuevamente su testimonio: sucumbieron o fueron secuestrados durante la última dictadura, como si administrativamente –por eso de los números– hubiera que hacer cuentas y cerrar las cosas que quedaban sin terminar. No hay nada peor para este recorrido numérico que notar que ya van 39 años de impunidad en un ilícito que ni siquiera tiene el proceso judicial abierto.

ACLARACION: ESTA NOTA ES DEL 26 DE JUNIO DEL 2011.

GB

MITRE EL MINISTRO BULLRICH Y BLAQUIER

Instalar el "buchoneo" como política
Funcionarios del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se rasgaron las vestiduras ante lo que denominaron "adoctrinamiento en escuelas"

Por Rodolfo Yanzón

Sobre el fundador de La Nación, don Bartolomé, dice Milcíades Peña que "si la villanía es el lodo con que se amasan los próceres oligárquicos, fuerza es reconocer que Mitre es un prócer con mayúscula". La cita da cuenta del rol de Mitre en la construcción del país a imagen y semejanza de la oligarquía porteña, persiguiendo a las provincias, golpeando al Uruguay y masacrando al Paraguay, en alianza con el Brasil esclavista.

Su especialidad fue la "guerra de policía", mediante la cual arrebató toda significación política a quienes se oponían, tildándolos de delincuentes sin ningún derecho. La historia mitrista analiza los hechos históricos alejados de los conflictos sociales, oculta las disputas políticas y enarbola sus propias ideas en el mástil de una quimérica objetividad. Como contrapartida, las ideas políticas ajenas son arrojadas al arcón de lo indeseable y sus difusores corren el riesgo de engrosar las listas de perseguidos y denunciados.

El dueño del Ingenio Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, fue indagado por su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad cometidos para desarticular a los trabajadores organizados. Horas más tarde recibió el respaldo del empresariado en un almuerzo realizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción. Entre los presentes estaban Eduardo Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000), Julio Macchi (ex de la Bolsa de Comercio), Eduardo Escasany (Banco Galicia), Luciano Miguens, Eduardo Zavalía y Alejandro Delfino (ex titulares y vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina) e Ignacio de Mendiguren (presidente de la UIA), que hablaron del Ingenio Ledesma y sus éxitos.


No se hizo ninguna referencia a la situación judicial del homenajeado ni de sus gustos por la persecución política.
Funcionarios del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –los mismos que avalaron las escuchas telefónicas y las golpizas a indigentes- se rasgaron las vestiduras ante lo que denominaron "adoctrinamiento en escuelas" por parte de una agrupación política.


Habilitaron una línea telefónica para que los "padres" denuncien esas actividades, un huevo de serpiente que nos retrotrae a la época en la que la persecución política fue el fin de las desapariciones y las torturas sistemáticas.

El mentor de la línea telefónica, el ministro de Educación Esteban Bullrich, parece no haber recordado los cursos dados por fundaciones norteamericanas –que imponen las leyes del mercado como palabra santa– o los actos en los que jóvenes rentados participaron con remeras y banderas con los colores delos taxis porteños.

Los que braman desde sus cargos a favor de la política gerenciada –bajo el mando de un retoño de la patria contratista, esa burguesía que se atiborró ilegalmente del dinero estatal durante la dictadura, reavivan el discurso de la persecución, que tanto hace recordar al ministro de cultura y educación de la dictadura, Juan José Catalán, que en su resolución de octubre de 1977 "Subversión en el ámbito educativo – conozcamos a nuestro enemigo" mencionó el "adoctrinamiento" como uno de los métodos utilizados por la "subversión", y que por medio del "engaño" a los estudiantes se obtenía su concientización para luego sacarlo del ámbito educativo y convertirlo en "verdadero activista".

Catalán quiso a los docentes como"custodios de nuestra soberanía ideológica", mientras que Bullrich amplió el espectro a todo aspirante al buchoneo.

Es la "soberanía ideológica" de quienes creen que el Estado debe quedar en manos de los empresarios y sus gerentes, y que los otros deben disciplinarse o ser denunciados y perseguidos. Una villanía más de una casta que apuesta a desterrar el debate y la crítica, a ocultar el conflicto, a imponer su idea de que la Nación son exclusivamente ellos.

21/08/12 Tiempo Argentino