lunes, 11 de junio de 2012

lanatta dice que no pero...

...pero en Tierra del Fuego, Gastón García de la consultora MRT nos cuenta que el sistema de producción local es similar al empleado en China, Brasil o México. Y que los televisores viene creciendo en producción y venta y, en el caso de las netbooks, al completarse la compra del gobierno para fines educativos sí se nota una baja pero producto (interpretamos nosotros9 de la cobertura de las necesidades de millones de niños y niñas.

Abel Burgos, CEO del fabricante de heladeras MAbe opina en esta dirección, crecimiento de ventas y se mostró confiado para el resto del año.

En el rubro celulares los smartphones han crecido un 36% en sus ventas.

Se importa menos se produce localmente mas:un crecimiento del 56% de lo producido en Tierra del Fuego , en tanto los importados caeron estrepitosamente de 1,5 millones a 50.000.( UNn 90 % de caída de los productos provenientes de China, México y Brasil)
FUENTE IECO, SUPLEMENTO ECONOMICO DE CLARIN DEL DOMINGO 10 DE JUNIO DE 2012.

PD Clasificados de ese mismo día, para venta de inmuebles: aparecen gradualmente los precios de algunas cosntructoras en PESOS.
GB

Ultimo discurso del General - 12 de junio de 1974 - Juan Domingo Peron

http://www.goear.com/listen/7c671d0/ultimo-discurso-del-general-12-de-junio-de-1974-juan-domingo-peron

SALUD GENERAL!
GBG

Cacerolazos sí; violencia policial no…manipulación mediática y poder

Cacerolazos sí; violencia policial no…manipulación mediática y poder



Sectores de clase media alta porteña y referentes de la patronales del agro y la derecha política intentaron dominar la escena mediática, instalando un imaginario social destituyente frente a un gobierno que se les antojó “autoritario”, “expoliador” y virtualmente “hackeado” por una supuesta “euforia popular”.
Por Giselle Dal Mas y Leonardo Spivak /

Tomando como excusa demandas de mayor seguridad y criticando una supuesta “corrupción institucional”, se registraron cacerolazos en los barrios porteños de mayor poder adquisitivo, contra las medidas de control en la adquisición de moneda extranjera. Casualmente, el tintinear de ollas se dejó oír en simultáneo con las medidas de lockout decididas por la Mesa de Enlace contra el revalúo fiscal bonaerense. A un oscuro segundo plano, los medios hegemónicos relegaron la decisión de la Corte Suprema de revocar el fallo que sometió injustamente a Fernando Carrera a siete años de prisión, por lo que se conoció como “La masacre de Pompeya”, y los reclamos por el esclarecimiento del caso Bugatto y contra la violencia policial y las prácticas de gatillo fácil.

Las medidas de control llevadas a cabo por el gobierno nacional en la adquisición de divisas  derivó en la orquestación de cacerolazos en los barrios porteños de Belgrano, Recoleta, Palermo, Núñez y Caballito, el pasado 31 de mayo y 1º de junio, volviendo a repetirse en el día jueves pasado, con una concentración exigua en Plaza de Mayo. Al respecto, el diario La Nación publicó el pasado lunes, alimentando el mito destituyente: “No fue casual que los recientes cacerolazos contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en la noche del jueves pasado, surgieran en los mismos barrios porteños donde empezaron a sonar las cacerolas contra el corralito del gobierno de Fernando de la Rúa y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, allá por 2001.”

El “cepo cambiario”, como definió el matutino a la medida aplicada por el gobierno, “está sirviendo al Gobierno de excusa para atacar derechos inalienables de los ciudadanos” (La Nación, 03-06-12). Así, en un mecanismo de simplificación alarmante, característico en las prácticas de propaganda de la prensa hegemónica, la compra de dólares pasaría a ser un derecho “inalienable”, es decir, un derecho humano básico.
Así, la potestad de un Estado de regular su economía fortaleciendo el uso de su moneda en las transacciones comerciales parece convertirse en un delito de lesa humanidad. Derechos humanos restrictivos de una clase social atesoradora de divisas extranjeras, que a viva voz reclama por mayor “seguridad”, entendiendo a la misma como la potestad de acumular dinero, y que deniega el derecho humano básico a la defensa gratuita en un proceso judicial a un imputado por robo.

En la misma tónica, La Nación arguye que “Una vez más el costo de la prolongada fiesta de desbordes del gasto público, tanto en el orden nacional como en el bonaerense, será pagada por uno de los sectores más eficientes de la economía y, al mismo tiempo, el más castigado: el campo”. Otro acto deleznable de un gobierno que osa arremeter contra el imaginario liberal: intervenir en la economía de una nación. Así, el relato dominante instala la idea de la “inseguridad económica” que se suma a la de “inseguridad delictiva”.

El diario Clarín, las consignas aglutinadoras de los cacerolazos: “Basta de inseguridad, de pobreza, de corrupción, de mentiras, de políticas populistas, de autoritarismo, de emitir moneda-inflación, de propaganda, de demagogia, de patoterismo, de prepotencia, de monólogos, de corrupción, de robarnos, de pan y circo”. Y recoge la “voz” de las cacerolas: “Estoy acá por la libertad, dijo a Clarín , Estela de 64 años” mientras destacaba que en simultáneo “a las 20, la Presidenta de la Nación dejó la residencia para viajar a Santa Cruz, donde descansará hasta mañana.” (Clarín, 02-06-12). Extraño reclamo el de los caceroleros contra el “patoterismo”, los mismos que agredieron a periodistas del programa televisivo “6,7,8” por el sólo hecho de trabajar en un medio estatal.

El diario Perfil destacó al respecto las declaraciones de Aníbal Fernández sobre las protestas: “No les presté atención, estaba viendo Graduados (…). Así, irónicamente, Fernández intentó minimizar el impacto que tuvo la protesta contra el gobierno nacional, al ser consultado por un programa de radio del Plata” (Perfil, 01-06-12).

La “inseguridad” es un enemigo interno
El pasado martes se realizó una conferencia de prensa en el Congreso para exigir el esclarecimiento del caso Bugatto, el joven jugador de fútbol que fue asesinado por un policía de civil que intentó frustrar el robo de una moto en la que iba su hija. Al respecto, Clarín publicó que “familiares de Lautaro Bugatto, legisladores y militantes del Frente para la Victoria reclamaron ayer desde el Congreso al gobernador Daniel Scioli que ponga fin a ‘la violencia institucional y el gatillo fácil’ de la Policía bonaerense y exigieron justicia” (Clarín, 05-06-12). A tono con el acento que se coloca sobre la participación de militantes del Frente para la Victoria en el reclamo a Scioli, el matutino destacó que  “la conferencia de prensa fue promovida por el diputado nacional por el Movimiento Evita Leonardo Grosso, parte de la avanzada kirchnerista contra la política de seguridad de Scioli”  y remarcó que “el más criticado fue Ricardo Casal, ministro de Seguridad de Scioli”, instalando en el centro de la noticia la “interna Scioli-Mariotto”.

Al respecto, La Nación expresó, en el mismo sentido que Clarín, que el diputado nacional Leonardo Grosso “negó que se tratara de una arremetida formal del bloque contra Scioli, y aclaró que era un reclamo de organizaciones políticas. Los legisladores se reunieron en momentos en que se agravó la tensión entre el gobernador y sectores del kirchnerismo, luego de la aprobación de la ley que dispuso el aumento del impuesto inmobiliario rural en la provincia” (La Nación, 05-06-12).

Cuando los acontecimientos no se corresponden con la lógica de la prensa hegemónica, y los reclamos que los sectores sociales llevan adelante no forman parte del sentido común dominante, la información corre el eje hacia la supuesta intencionalidad política del reclamo y no se profundiza en el contenido del mismo.

De ese modo, los cacerolazos fueron “espontáneos” y sus discursos harto repetidos en el circuito multimediático, mientras el reclamo por justicia de los familiares de Bugatto y contra la represión policial fueron silenciados, y sólo fueron mencionados como la simple expresión de internas al interior del PJ.

Las novedades respecto del caso conocido como “La masacre de Pompeya” no escapan a esta dinámica de la maquinaria mediática. Fernando Carrera, detenido durante 7 años sin sentencia firme, fue excarcelado tras la decisión de la Corte Suprema de revocar el fallo dictado por la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal,  que lo condenó a 30 años de prisión.
Carrera, que había sufrido una persecución policial por efectivos de civil, huyó creyendo ser víctima de robo y sufrió el impacto de 8 balas, por lo cual embistió con su automóvil a dos mujeres y un menor, ocasionándoles la muerte. La revocación del fallo es un hecho inédito, ya que reconoce la corrupción policial y judicial en el caso, y el propio  Carrera asegura que la causa fue “armada” para ocultar un caso de gatillo fácil.

Al respecto, el diario La Nación destaca que “cuando Carrera huía de un móvil policial no identificable, que lo perseguía por un robo, tomó con su auto la avenida Sáenz de contramano, y en el cruce con Esquiú embistió a varios peatones y provocó la muerte de una madre y su hijo de seis años y de otra mujer”. El relato no aclara que el conductor no había efectuado ningún robo, ni que huyó pensando que el automóvil policial no identificable lo perseguía para robarle, ni que atropelló a tres personas tras recibir ocho impactos de bala. Si bien en el cuerpo de la nota se incluye la versión de Carrera, no se desarrolla el entramado policial y judicial de corrupción que derivó en tamaña injusticia, porque no sirve a la criminología mediática un caso testigo de impunidad policial y judicial.

Mientras el acceso a una justicia imparcial y aun proceso justo sean derechos de segunda categoría, y la adquisición de dólares un derecho “inalienable”, seguirán languideciendo en prisión numerosas víctimas de la corrupción policial y la inseguridad jurídica. Mientras tanto, se seguirá oyendo el repiqueteo de cacerolas cuyo ruido continuará silenciando las voces de los olvidados por una sociedad sorda de individualismo y avaricia.
FUENTE AGEPEBA.

domingo, 10 de junio de 2012

10 de JUNIO MALVINAS.

La Provincia, Malvinas|junio 9, 2012

Fuimos, somos y seremos Pueblo de Malvinas

Este 10 de junio se cumplen 183 años de la creación de la Comandancia Político y Militar de las Islas Malvinas por decreto del gobierno de Buenos Aires. En este documento se encuentran presentes algunas de las claves que explican que hoy, a casi 180 años de la usurpación inglesa, sigamos reclamando inclaudicablemente nuestros legítimos derechos.

Por Marcelo Luis Vernet (*) |

Sus considerandos se inician con una
afirmación indiscutible: “Cuando por la gloriosa revolución del 25 Mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominación de la metrópoli, España tenía una posesión material de las Islas Malvinas, y de todas las demás que rodean el Cabo de Hornos.” No voy a abundar sobre esta consideración tan evidente como conocida. Quisiera referirme a lo que entraña esta evidencia.
Aun antes de nuestro surgimiento como nación independiente, Malvinas era, naturalmente, nuestra tierra. Cuando nacimos como pueblo libre a nuestra vida política, lo hicimos sobre un territorio al que llamamos Patria, en el cabal sentido de la palabra: “La tierra de nuestros padres.” Malvinas ya era parte de esa Patria vislumbrada. Más adelante, los fundamentos del decreto señalan la consecuencia lógica de esta afirmación: “Por esta razón, habiendo entrado el gobierno de la República en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre estas provincias la antigua metrópoli, y de que gozaban sus virreyes, ha seguido ejerciendo actos de dominio en dichas islas, sus puertos y costas.” Ya otros, con más pertinencia que yo, han hecho reiterada referencia a este principio del uti possidetis juris de 1810, utilizado para establecer las fronteras de los nuevos estados americanos surgidos de los procesos de descolonización para asegurar que mantuvieran los límites de los viejos territorios coloniales.

Los gauchos de Malvinas

En cuanto a los “actos de dominio” a que se refiere el decreto, no son sólo papeles, ahora amarillentos. Movieron la realidad, marcaron el destino de personas de carne y hueso. Primero que todos, mis paisanos. Porque desde 1824, antes que una pesquería, antes que un pueblito, Malvinas fue una estancia. Silenciosos, apenas entrevistos sus nombres en cartas y expedientes, desde los cuatro vientos van llegando los peones, los gauchos de Malvinas: José Domingo Vallejo, de Santiago del Estero; Juan Plácido, de la Banda Oriental; Manuel Antonio González, entrerriano del Arroyo de la China. Pío Ortiz y el negrito Diciembre que supo ser boyero. José Báez, Mariano López, Manuel Ruiz, Mateo González y Joaquín Acuña que firman la contrata con una cruz sobre sus nombres. Gregorio Sánchez, santiagueño, que el 29 de mayo de 1830  se casó en Malvinas con Victoria Enríquez, oriunda de Buenos Aires. Santiago, que cabalgó con Darwin.

El cordobés Silvestre Núñez. Domingo Balleja y Dionisio Heredia, de Santa Fe. Y tantos otros de los que no sabemos ni nombre, ni seña, ni destino. Domadores de caballos, hábiles en la agarrada y arreo de ganado, construyen ahora sus palenques con costillas de ballena. He querido recordar aquí algunos de sus nombres lejanos para hacer más patente una verdad sencilla: fuimos pueblo de Malvinas. Y este pueblo, para 1831 había consolidado una población próspera, laboriosa, hospitalaria que, como una pequeña Argentina, también se abrió para todos los hombres de buena voluntad.

El origen de la tragedia

El articulado del Decreto de 1829 es escueto. En tres artículos se dice lo esencial. El primero, crea la Comandancia y fija su jurisdicción que, desde luego, tenía alcance regional, ya que se extendía hasta el Cabo de Hornos e involucraba a la Tierra del Fuego. El segundo fija la residencia del comandante en la Isla Soledad, lo que implicó que la cuarta hija de Luis Vernet y María Sáez naciera en las islas. Le pusieron el nombre de Malvina. Por primera vez una argentina llevó por nombre el de esta tierra. Estos también son “actos de dominio”.

Pero quiero referirme en particular al artículo 3º: “El Comandante político y militar hará observar por la población de dichas islas, las leyes de la república, y cuidará en sus costas de la ejecución de los reglamentos sobre pesca de anfibios.” En esta natural disposición está, en parte, el origen de la tragedia. Para 1829, cientos de lobos marinos arden a diario en Londres. La creciente demanda de combustible para la industria y para la iluminación de las ciudades provoca una hecatombe.

Como en los mares del norte ya han sido diezmados, las proas de los loberos y balleneros enfilan para el sur. Desde 1821, las Provincias Unidas tratan de poner freno a la matanza a través de reglamentos y disposiciones de pesca y caza de anfibios. Los buques extranjeros no quieren cumplir ningún reglamento ni pagar ningún derecho. Y nuestra joven república no posee una flota para controlar que se cumpla la ley. Los reglamentos y disposiciones se transforman, al decir de Vernet, en un “derecho quimérico o estéril”. En los informes que el flamante comandante de Malvinas envía al gobierno en diciembre de 1829, insiste en la necesidad de un buque de guerra, un grupo de cazadores, hombres de caballería, para controlar el cumplimiento de los reglamentos de pesca. La situación que plantea es clara y crítica: “La pesca de anfibios en aquellas islas es agotable.

El extranjero, que procura únicamente su utilidad inmediata y actual, sin atender a lo futuro, hace la matanza de modo pernicioso. Abraza los campos y mata indistintamente, y en toda época, aun en la de parición. De aquí, y de la constante y grande concurrencia, ha nacido la actual disminución de los lobos; de los cuales habrá hoy apenas la vigésima parte de los que había en 1820. No será imposible que esta preciosa especie vuelva a su antigua abundancia, por medio de una matanza bien reglada y de algunos años de descanso. Pero continuándose la matanza por los extranjeros, esto es imposible, y la especie se extinguirá.” Entre julio y agosto de 1831, en cumplimiento de lo dispuesto en este artículo tercero, Luis Vernet apresa tres goletas estadounidenses que reiteradamente han infringido las reglas de pesca. La conmoción es enorme. A fines de diciembre de ese año el buque de guerra estadounidense Lexington realiza una expedición punitiva contra la colonia, destruye instalaciones, apresa colonos, siembra el terror.

Un año después Inglaterra usurpa por la fuerza las islas y expulsa a la población, que ya no puede retornar.

Malvinas en la prosa de José Hernández

Ahora sí, está completo el relato que se despliega del breve decreto sancionado hace 183 años, y que podemos sintetizar de esta forma: Malvinas fue nuestra tierra aun antes de nuestro nacimiento como nación independiente. La tierra  también nos hizo suyos, porque a ella nos brindamos. Fuimos “Pueblo de Malvinas”. Robada nuestra tierra por una potencia imperial, por intereses imperiales, seguimos siendo “Pueblo de Malvinas”, expulsados de nuestra tierra. En 1869, a 36 años de la usurpación, José Hernández, nuestro poeta nacional, publica en la prensa un extenso artículo titulado “Malvinas, cuestiones graves” que expresa con claridad y contundencia este relato: “La usurpación no sólo es el quebrantamiento de un derecho civil y político; es también la conculcación de una ley natural. Los pueblos necesitan del territorio con que han nacido a la vida política, como se necesita del aire para la libre expansión de nuestros pulmones.

El pueblo comprende o siente esas verdades (…) Los gobiernos han comprendido ya que no hay otra fuerza legítima y respetable que la fuerza del derecho y de la justicia; que el abuso no se legitima jamás. Entretanto, deber es muy sagrado de la Nación Argentina, velar por la honra de su nombre, por la integridad de su territorio y por los intereses de los argentinos. Esos derechos no se prescriben jamás.” Este relato, forjado por nuestra experiencia histórica desde que “nacimos a la vida política” es constitutivo de nuestra nacionalidad, de allí que no pueda prescribir jamás.

Esta realidad se manifiesta en los aspectos más sencillos y cotidianos. Si recorremos cualquier barrio, de cualquier ciudad de nuestra patria, es seguro que veremos chicos jugando en una plaza o saliendo de una escuela que lleva por nombre Malvinas Argentinas. Hay miles de argentinos que viven en Malvinas, porque ese es el nombre de su ciudad. Si mostramos a cualquiera las siluetas abruptas de la Isla Soledad y la Gran Malvina, al instante las reconocerá, y no como un dato más de la geografía, sino como un símbolo que nos identifica como pueblo.

 No podemos pensar nuestra Patria sin Malvinas. No podemos pensarnos como pueblo sin ser pueblo de Malvinas. Y no por un esencialismo o por la obra omnímoda de algún gobierno. Estas verdades no se inventan ni se imponen. El pueblo las comprende o siente mientras va tejiendo la urdimbre de su historia. Y no hay nudo de esta trama en que no esté presente, de un modo u otro, Malvinas. Los que se niegan a entender una verdad tan sencilla y evidente, no es que carecen de conocimientos de derecho internacional, carecen de imaginación. Ahora bien, ¿hacia dónde avanza este relato? ¿Qué historia podemos construir si el Reino Unido sigue pretendiendo tapar el sol con un dedo, negándose a reconocer que existe un conflicto de soberanía y que el único camino que garantiza una paz sustentada en bases sólidas es acatar las reiteradas resoluciones de las Naciones Unidas?

“Respetando el modo de vida de sus habitantes”

En nuestra Constitución, como cláusula transitoria, porque confiamos que esta historia tiene un fin, hemos vuelto a escribir, en esencia, las palabras de Hernández: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.”

Pero hay un dato nuevo, sumamente relevante, y que también forma parte de esta trama: “respetando el modo de vida de sus habitantes”. Ellos también han tejido su historia a lo largo de estos años. Para muchos isleños, Malvinas es la tierra a la que llegaron sus ancestros hace tres o cuatro generaciones. Son ciudadanos de la nación usurpadora, viven en una tierra usurpada, y el paso del tiempo no cambia esta situación.

Pero a poco que remontemos su historia, que preguntemos sus nombres e indaguemos de dónde vienen, vamos a descubrir que sus abuelos fueron  industriosos ingleses, expulsados del sistema productivo por la revolución industrial. Que venían de los suburbios de Glasgow escapando del hacinamiento y la miseria. Irlandeses, escoceses, campesinos, pastores, sin tierra ni futuro, que quieren escapar de dos siglos de guerras buscando paz, pan y ventura. Sin grandes diferencias los pastores que atravesaron el ancho Atlántico con sus perros a cuesta, de mis paisanos que con sus caballadas llegaron a Malvinas bamboleándose en las bodegas de los bergantines y dejaron para siempre en las islas el nombre de los pelajes: “alazán, zaino, moro”, con que, todavía hoy, se reconocen en las islas los caballos. Si los Estados hacen lo que deben hacer, como lo viene solicitando hace tantos años la Argentina, los pueblos haremos lo que sabemos hacer los pueblos: conocernos, trabajar, llorar a nuestros muertos, fundar familias para que la vida renazca.

Entonces, sí, podremos imaginar tantos fines de este relato, como destinos trace el ancho camino de la paz. Quisiera imaginar uno de los fines para este relato. Tal vez, un nieto mío. Imaginemos que un día siente incontenibles deseos de conocer esa tierra de la que tanto le habló su abuelo. Nada se lo impide y va al Puerto de la Soledad a reconocer sobre los rastros y ruinas dispersas, el que fuera primer establecimiento argentino en Malvinas.  Pero un domingo, paseando por Puerto Argentino se cruza con una chica que salió a caminar con sus amigas. Puede ser que sus miradas se crucen, son jóvenes. Puede ser que se enamoren. Entonces, un larguísimo círculo se cierre, como se fueron cerrando las heridas hasta ser una rayita casi imperceptible. Si la cosa prospera, uno nunca sabe, quizás termine discutiendo acaloradamente con mi nueva familia. Discutiremos hasta ponernos de acuerdo sobre si es mejor el vino tinto o la cerveza negra, para que juntos brindemos por la vida que siempre se las ingenia para vencer a la muerte. Que así sea.

FUENTE AGEPEBA.
Prof GB

sábado, 9 de junio de 2012

CRONOLOGIA DE LOS FUSILAMIENTOS DE1956

"...El soldado Blas Closs, el infante de marina Bernardino Rodríguez y el inspector de policía provincial Rafael Fernández son muertos a causa de la insurrección, en tanto que la represión se cobra la vida de Ramón Raúl Videla, Carlos Irigoyen, Rolando Zaneta y Miguel Angel Mouriño. La nómina más extensa y siniestra, sin embargo, no es la que integran los muertos de ambos bandos caídos en combate sino, por el contrario, la de quienes fueron fusilados luego de haber sido detenidos. El fusilamiento de Valle el 12 de Junio en la penitenciaria de la calle Las Heras, en efecto, era sólo la culminación de un baño de sangre.
El 10 de Junio, en Lanús, habían sido ejecutados el teniente coronel José Albino Irigoyen, el capitán Jorge Miguel Costales y los civiles Dante Hipólito Lugo, Clemente Braulio Ross y Osvaldo Alberto Albedro.
En la misma fecha, pero en los basurales de José León Suárez, habían corrido la misma suerte Carlos Alberto Lizazo, Nicolas Carranza, Francisco Garibotti, Mario Brión y Vicente Rodríguez, cinco ciudadanos algunos de los cuales no tenían ni idea, siquiera, de que horas antes se había producido un reducido levantamiento.

El 11, en tanto, fue el turno de los militares. El teniente coronel Oscar Lorenzo Cogorno fue muerto en La Plata, mientras que en campo de Mayo eran fusilados los coroneles Eduardo Alcibíades Cortines y Ricardo Santiago Ibazeta, los capitanes Néstor Dardp Cano y Eloy Luis Caro, el teniente primero Jorge Leopoldo Noriega y el Teniente de banda Nestor Marcelo Videla.
Son siete los suboficiales -cuatro e la escuela de Mecánica del Ejercito y tres en la Penitenciaria- que completan la macabra lista de ese día: Hugo Eladio Quiroga, Miguel Angel Paolini, Ernesto Garecca, José Miguel Rodríguez, Luciano Isais Rojas, Isauro Costa y Luis Pugnetti.

El 12, en tanto, al igual que Valle pero en La Plata, le llegaría el turno al subteniente de reserva Alberto Juan Abadie. A la gravedad de los veintisiete fusilamientos se le suma, además, las irregularidades de diversa índole que violan hasta los propios decretos y resoluciones emanados del gobierno dictatorial que encabezan el general Aramburu y el almirante Isaac Francisco Rojas.
La Ley Marcial, por ejemplo, no fue anunciada por ningún medio antes de las 24 del 9 de junio, por lo cual no correspondía que fuera aplicada a quienes se hubiera detenido antes de su difusión.
Fueron muertos en los basurales de José León Suárez, sin embargo, un grupo de civiles detenidos la noche del 9 mientras escuchaban un match de boxeo en una sencilla casa de Florida.

Al día siguiente, en tanto, se reúne en Consejo de Guerra que, presidido por el general Juan Carlos Lorio, juzga a los militares rebeldes que actuaron en Campo de Mayo. El fallo, terminante, los absuelve: "Este Consejo ha resuelto que no ha lugar la pena de muerte". Desde el Ministerio del Ejercito le comunican a Lorio que, pese a lo resuelto por el tribunal, es orden del gobierno que los detenidos sean fusilados. Éste, sorprendido, trata de hablar con Aramburu. La respuesta será celebre: "El Presidente duerme", le contestan a Lorio. Susana de Ibazeta, la esposa del coronel, recibe igual contestación cuando, contrariando la voluntad de su marido, trata de conectarse con Aramburu para solicitarle clemencia. Valle, por último, también es muerte pese a que cuando se entregó contaba con la palabra de Francisco Manrique, dada a un amigo común, de que su vida sería respetada".
El fusilamiento del General Valle se hizo en cumplimiento del decreto firmado por Pedro Eugenio Aramburu, al mando de la Nación después de que un grupo de militares bombardeara la plaza de Mayo el 16 de junio de 1955, donde murieron más de un centenar de civiles. Ahí se empieza a contar una negra historia. En sus oscuros escritos se cuentan 27 muertes producidas entre el 9 y 12 de junio de 1956.

FUENTE, El Ortiba.org

Prof GB

9 DE JUNIO DE 1956

El General Valle sabe que está recorriendo los minutos finales de su vida.

Toma la estilográfica y le escribe a su ex amigo y hoy presidente:

"Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado.
Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y de militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido.


Recortes de prensa sobre el golpe de Estado de 1955 y la dictadura militar. Clic para descargar.
Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta.
Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes, escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.
Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus victimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados.
Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.
La palabra "monstruos" brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.
Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las Instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95% de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni de ningún partido.
Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran terror.
Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.
Como cristiano me presento ante Dios que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de minorías privilegiadas.
Espero que el pueblo conocerá un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable.
Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias es sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la patria."

General Juan osé Valle, 12 de junio de 1956.


Semana de locos Por Luis Bruschtein


 


En una semana frenética se sucedieron dos protestas acotadas y la amenaza de una tercera de los camioneros, más un nuevo lockout rural; se anunció el plan estratégico para YPF, se creó un ente tripartito para el transporte metropolitano, se crearon mecanismos para extirpar al dólar de la economía doméstica. Daniel Reposo renunció a su postulación a la Procuración y la Cámara de Casación le puso la frutilla al postre al rechazar un recurso de Mauricio Macri en la causa por las escuchas ilegales, poniendo al jefe de Gobierno porteño a las puertas del juicio oral.

En ese remolino de malos humores y medidas de gobierno, la decisión de la Cámara Federal de Casación Penal sobre Macri desmanteló el argumento del macrismo de que se trataba de una causa política, manipulada por el gobierno nacional a través del juez Norberto Oyarbide. Lo que hizo la Cámara fue rechazar un recurso de amparo y ratificar, por lo tanto, las actuaciones del juez. Macri y su ministro Guillermo Montenegro insisten en que se trata de una maniobra del oficialismo, pero todas las actuaciones del juez fueron ratificadas primero por la Cámara Federal y ahora por la Cámara de Casación. O sea que la maniobra oficialista tendría que haber abarcado a toda la Justicia, lo cual resultaría una exageración. La gravedad que tienen las acusaciones que pesan sobre Macri no evitó que fueran subestimadas por los grandes medios solamente interesados en amplificar aquellas que puedan afectar al gobierno nacional.

Esa disputa que involucra a la Justicia tuvo ecos en las consignas de los cacerolazos que se produjeron entre el viernes de la semana pasada y el último jueves. Puñados de personas, según ellos autoconvocados por las redes sociales, y según el Gobierno por dispositivos montados en las redes por el PRO, se juntaron en algunas esquinas de Barrio Norte y Vicente López y algunos fueron a la Plaza de Mayo, donde llegaron a ser poco más del millar. Entre esos grupos se pudo identificar a Cecilia Pando, referente de los que apoyan a los represores de la dictadura y que, por supuesto, gritaban consignas en contra de la Justicia.

Estos grupos de derecha llegaron el jueves a la Plaza de Mayo a protestar contra el “autoritarismo” y la “dictadura K”, sin que nadie los reprimiera ni obstaculizara. Al día siguiente, el viernes, la Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie, el MST, el PO y la CTA opositora ocuparon apenas un cuarto de la Plaza después de realizar numerosos cortes de calle que embrollaron el tránsito en la Capital. El titular de la CGT, Hugo Moyano, se solidarizó con ellos y su hijo Pablo anunció que los camioneros realizarán paros sorpresivos. Y todo eso en el contexto de una protesta rural que los grandes medios se esforzaban inútilmente por amplificar. La ciudad trató otra vez de ser eco del campo.

Se representó así en los medios un clima social de malhumor y descontento por causas difusas, difíciles de identificar, como si excediera cada reclamo puntual. Y por esa cualidad tan inasible estuvo mejor representado por los grupitos más recalcitrantes que se movilizaron el jueves. Cuando se les preguntaba la razón de su protesta, las respuestas eran variadas, desde el “autoritarismo K”, hasta la “corrupción K” o “la falta de libertades en todos los niveles” y a alguno se le escapó lo del dólar.

En realidad, más allá de la discusión de paritarias con sus tire y afloje normales, no hubo un cambio notable en la política ni en la economía que explicara ese repentino mal humor que trascendió a través de los grandes medios. El único hecho puntual fueron los controles al cambio de moneda, una medida que en realidad afecta a una porción si se quiere bastante reducida de la población –no más del diez por ciento– pero que está fuertemente implantada en el imaginario del terror en esta sociedad. A ese diez por ciento se sumaron los que hacen negocios con el cambio, más los grandes medios enfrentados con el Gobierno que aprovecharon para hacer terrorismo hurgando en esos temidos recuerdos de corralitos y devaluaciones. De esa manera, en una sociedad que viene sorteando sin sufrimiento una crisis mundial inédita aparecieron espejismos de caos económico y de curva social descendente que no ocurren en la realidad.

No es la primera vez que un tema que afecta a un sector muy acotado, impacta en la sociedad de una manera tan amplificada. A medida que fueron pasando los días, las medidas que al principio generaron todo tipo de incongruencias y además no fueron claramente explicadas, se fueron racionalizando y los temores de devaluación o corralito se fueron despejando. Queda por resolver la forma en que se concretarán las operaciones inmobiliarias. Si se resuelve este punto, el Gobierno habrá avanzado en normalizar una situación que solamente se da en Argentina, el país que tiene más dólares per cápita después de los Estados Unidos, en un contexto mundial en el que todos tratan de desprenderse de los dólares. De esta manera, una medida que inicialmente tuvo resonancias antipáticas terminaría generando consecuencias positivas pese a rozar el riesgo de un alto costo político.

En ese contexto, la candidatura de Reposo fue para el Gobierno sumar un eslabón débil al problema que ya tenía, sabiendo que por su actuación en la Sigen con Papel Prensa los medios lo iban a poner bajo la lupa. El rechazo a esa candidatura fue también una forma de la oposición de aprovechar el envión de malhumor que se había generado en la sociedad para resquebrajar las alianzas del oficialismo y producirle un traspié. No era el mejor candidato ni el mejor momento. A la oposición le resultará más difícil rechazar a la fiscal Alejandra Gils Carbó que fue postulada en su lugar. La fiscal tiene prestigio en el ámbito judicial y ha demostrado su oposición a la concentración monopólica de los medios.

Es real que Argentina tiene un contexto de crisis mundial y que un paso en falso la puede llevar al desastre. Es un hecho que los índices de crecimiento de la economía irán bajando. Pero como la economía venía creciendo con índices muy elevados, tiene un margen de retracción que no produce grandes daños. En ese sentido, tanto la oposición como el oficialismo tienen que cuidar cada paso porque la crisis no haría diferencia entre unos y otros.

Cuando se propaga un clima de malhumor sin que haya grandes causas del tipo de despidos masivos o grandes devaluaciones u otras catástrofes de ese tipo, se está convocando a que sucedan. Se trata de un hilo delgado que, en el contexto de esta crisis, se puede tensar hasta un punto, pero después se corta. Oficialismo y oposición tienen que reflexionar hasta dónde van a tirar del hilito.

Lo real, en todo caso, es que los públicos movilizados en las protestas durante la semana fueron bastante reducidos en relación con el clima que generaron. Las protestas de la derecha del jueves y de un sector de la izquierda el viernes no fueron relevantes. El lockout rural ni siquiera rozó el impulso que tuvo el conflicto por la 125 y hasta produjo cierto malestar en algunos productores. De todos modos, no deja de sorprender la rapidez con que se pueden escalar y extender estos climas de malhumor donde se entremezclan izquierdas y derechas y a los que a veces también ayuda el oficialismo con información contradictoria. Son malabares al borde del precipicio.

Ese fondo de cocción del malhumor de estos días que había sido el tema dólar prácticamente había desaparecido al finalizar una semana de protestas que sin ese trasfondo no hubieran tenido mayor trascendencia.

En contraste con ese estado forzado de desgracia, el anuncio del plan estratégico de YPF tuvo la solidez de las políticas de Estado. Pensar en el corto, el mediano y largo plazo en términos de estrategias energéticas soberanas le puso a la semana política un sello de mayor densidad. Hay políticas de Estado cuando un gobierno acepta poner el grueso del costo económico sabiendo que el grueso de los beneficios se verificará recién en cuatro o cinco años, o sea cuando ya no esté el gobierno que está haciendo el esfuerzo. Una YPF activa con control estatal será una herramienta decisiva para los gobiernos futuros que podrán establecer pautas de actividad sin depender del exterior para proveerse de energía.

En ese punto, la oposición tomó nota y respaldó la medida. De la misma manera, la conformación de un ente tripartito para controlar el transporte suburbano forzó finalmente al gobierno macrista porteño a asumir una responsabilidad que eludía. El gobierno nacional, por su parte, precisó que por ahora mantendrá los subsidios, pero al transferir el área de transporte a otro ministerio estaba reconociendo también la necesidad de mejorar un control hasta ahora ineficiente sobre la forma en que esos subsidios eran utilizados por los concesionarios. Formar una comisión o cambiar de ministerio pueden ser nada más que medidas burocráticas, una cortina de humo para un problema que no muestra una solución fácil, pero la preparación anunciada de un plan quinquenal de transporte implica un cambio en el enfoque sobre esa actividad. Por lo menos no se la deja librada al puro negocio de los concesionarios como antes, sino que está planteando un mayor compromiso público en el diseño de políticas y un control más estrecho.

09/06/12 Página|12

GB