lunes, 21 de mayo de 2012

ANGOLA


Argentina cruza el Atlántico

Lo que dejó la estretégica visita a Angola de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para estrechar lazos diplomáticos y extender las fronteras comerciales al continente africano. 
Por Diego Ghersi  (Desde la Redacción de APAS) / “Estratégica” es sin dudas la palabra más indicada para marcar la importancia de la misión comercial argentina en Angola y existen al menos tres razones para explicarlo dentro de un contexto general de “complementariedad binacional”.
En primer lugar, ambas naciones se compensan virtualmente alrededor de lo que se podría denominar un “eje alimentario”. En efecto, luego de décadas de guerra, Angola es un país en construcción que carece de soberanía alimentaria pero que cuenta con potencialidad geográfica para eventualmente conseguirla.
En ese contexto, Argentina –país reconocido mundialmente como productor de alimentos-, estaría en capacidad de cubrir las necesidades más urgentes de la sociedad angoleña y, además, proveer a la nación africana de tecnología y conocimientos con vistas a promover su desarrollo autónomo.
Lo interesante es que, como compensación, resulta que Angola no sólo podría pagar con dólares frescos producto de su riqueza petrolera –Angola es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)- sino que además podría aportar los conocimientos -Know How- propios de un país hidrocarburífero, algo especialmente importante en momentos en que Argentina busca recuperar su “soberanía energética” y a pocos días de haber recuperado Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), su petrolera de bandera.
La experiencia angoleña tiene sólidos fundamentos: su potencial está dado por una exportación actual de 1,4 millones de barriles diarios y 2 millones de barriles diarios, y que se espera incrementar a 2000 millones en 2019.
En segundo lugar, Angola necesita “mercancías”, que en muchos casos Argentina está en condiciones de suministrar desde su “refundada” industria nacional. Ese intercambio posible facilitaría, otra vez, la entrada de dólares frescos a la nación sudamericana; merced a un claro intercambio de productos de valor agregado por divisas.
Así se explica el desembarco de 404 empresarios argentinos en Luanda, y con ellos el de productos electrodomésticos -maquinaria agrícola, medicamentos cordobeses o ropa deportiva-, en la mal llamada – por los medios corporativos de la prensa opositora argentina- “Arca de Moreno”, en referencia al Licenciado Guillermo Moreno, Secretario de Comercio Interior argentino y mentor e impulsor de la iniciativa comercial en Angola.
Salga como salga esta iniciativa, Moreno merece al menos dos aplausos: uno por su iniciativa y otro –mal que les pese a muchos- por su ya indudable patriotismo. Moreno es un tipo tosco, es cierto, pero también es conmovedor.
Hay una tercera razón que hace apetecible buscar una sociedad con Angola y tiene que ver con el control soberano del Atlántico Sur. En efecto, el país africano tiene unasituación geográfica lindante a la Argentina, nación con la que se “conecta” justamente por el Atlántico.
Si se considera que Angola tradicionalmente respaldó los reclamos argentinos y que es un país que “lleva en su ADN” un profundo rechazo anticolonialista, es perfectamente pertinente pensar en una posible sociedad estratégico militar con vistas al control de la zona de mar denominada Atlántico Sur; con el agregado de que Brasil, la nueva potencia mundial y socio principal de Argentina, también deberá forzosamente formar parte de ese marco, reforzándolo.
Aplauso aparte merece el imperdible discurso que la presidenta Cristina Fernández dirigió a su par angoleño, José Eduardo Dos Santos. Con la capacidad retórica que la caracteriza -y que es reconocida por sus conciudadanos- Fernández explicó su concepto de “asociación estratégica” y los fundamentos de por qué Argentina y Angola deben encarar un proceso de asociación en un contexto mundial de crisis. Un discurso memorable por la rareza de su contexto, la claridad conceptual de su contenido y la calidez de la oradora.
dghersi@prensamercosur.com.ar

GB

MAS YPF ( PARA CONOCERLA)


El día del petróleo. YPF y la obra del genio de Enrique Mosconi

Agenda de reflexión.com
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A principios del siglo XX, Comodoro Rivadavia, puerto de entrada y salida de los productos de Colonia Sarmiento, un puerto natural de aguas profundas pegado a las playas de Rada Tilly, una antiquísima zona de solaz y descanso veraniego tehuelche hace 9.000 años, recién empezaba a ser un pueblo pequeño, apenas un grupo de casitas, algún almacén de ramos generales y un hotel-fonda para alojamiento de los arriesgados viajantes que se animaban a llegar hasta aquellas lejanas y desoladas zonas del Sur argentino. Pero tenía una dificultad seria: no había agua dulce.

A comienzos de 1907, cuadrillas de obreros, dirigidas por ingenieros, habían comenzado a perforar la tierra en busca del líquido indispensable. Con aparatos adecuados se auscultaba el suelo en procura del más mínimo rumor que pudiera anunciar la presencia de agua. En enero se llevó al lugar una perforadora Fauck. Se apelaba a los elementos más modernos de la época, pero todo parecía inútil. Se llegó a cavar hasta a 400 metros de profundidad, siempre sin resultado. Los sufridos pobladores vivían pendientes de la torre de perforar, que en más de una oportunidad cayó por efecto del implacable viento patagónico, y que obligaba a iniciar nuevamente los trabajos. Los ingenieros no se daban por vencidos. La tarea continuaba. Pero el resultado era siempre el mismo: absolutamente negativo.

En noviembre ya dominaba el desaliento. Se perdían las esperanzas de poder dotar de agua a la floreciente población, donde muchos se habían radicado plenos de ilusiones y confiados en la potencial riqueza de la zona. La decepción seguía en aumento. El gobernador propuso que se traiga el agua desde un lejano manantial, mediante la instalación de cañerías; y la población apoyó la idea como una salvación. Ya no quería ni oír hablar de la torre perforadora que durante muchos meses había engañado sus esperanzas con renovadas promesas incumplidas. Claro que trayendo agua de otro lado habría que pagarla como artículo de lujo…
Para diciembre nadie confiaba en la torre –que para su funcionamiento insumía la escasa cantidad de agua disponible que el pueblo necesitaba para consumo-. El ingeniero Krausse, jefe de la misión, había autorizado perforar hasta el máximo de 500 metros hacía unos 20 días, cuando se había llegado a 481. Pero un viernes, superado ese máximo, se fue y ordenó: “¡Basta! ¡No se perfora más!”. Sin embargo, el administrador de la obra, señor Beguin, y el ingeniero José Fuchs que dirigía la perforadora Fauck, deciden no entregarse y continuar con los trabajos. Ese mismo día la perforadora llega a 540 metros de profundidad y, de pronto, se advierte una fuerte corriente ascendente. Sorprendidos, Fuchs y Beguin se miran atónitos: no era agua; ¡era kerosene! ¡El petróleo salía casi refinado! Era el 13 de diciembre de 1907.
Mantienen en secreto el descubrimiento y telegrafían a Buenos Aires, a la Dirección de Minas: “Aquí no hay agua, pero hay petróleo”. La noticia se conoce en la capital antes que en Comodoro, que se entera cinco días después, y engalana sus calles en espontáneo feriado. La prensa porteña acoge la nueva con frialdad, apenas si le dan importancia los grandes rotativos; no advertían la trascendencia del descubrimiento: lo que se buscaba allí era agua.

 Pero el gobierno nacional resuelve al día siguiente del descubrimiento dictar un decreto tomando posesión del yacimiento, prohibiendo “la denuncia de pertenencias mineras y la concesión de permisos de cateo en el puerto de Comodoro Rivadavia, en un radio de cinco leguas kilométricas a todo rumbo, contándose desde el centro de la población”. Se evitaba así la posible aparición de aventureros y la eventual explotación del suelo en beneficio de particulares. De allí partió el progreso de una vasta región patagónica. La explotación del petróleo, descubierto de esa manera milagrosa, se constituyó desde entonces en una fuente de incalculable valor para acrecentar la economía nacional, y en una de las bases de su riqueza. El 13 de diciembre sería evocado como el Día nacional del Petróleo.
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Desde la época colonial se conocían algunas afloraciones petrolíferas en nuestro país. Se les llamaba betún o brea, chapapote y en algunos casos kerosene. Cabe recordar que el general Arenales, en 1826, siendo gobernador de Salta, firmó un decreto de estímulo y protección al hallazgo y aprovechamiento de la maravillosa sustancia. Luego, en 1856, se fundó la Compañía Jujeña de Kerosene, con el propósito de reemplazar la importación de ese producto, que entonces alcanzaba a los 20 millones de litros anuales.

Poco tiempo después del descubrimiento patagónico aparecía un decreto por el que se creaba la primera repartición oficial que debía administrar la nueva riqueza nacional, y que se denominó Dirección General de la Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia, integrándola entre otros los ingenieros Luis A. Huergo y Enrique M. Hermitte y el doctor Pedro N. Arata. En los largos considerandos se advierte de la importancia de su empleo en ferrocarriles y Armada, y se admite la posibilidad de que el sobrante pueda satisfacer en “condiciones económicas, las necesidades industriales del país”, y que “los estudios y experiencias realizados por las oficinas técnicas permiten adelantar que los yacimientos petrolíferos deben extenderse a grandes distancias al norte y al sur de Comodoro Rivadavia, y que el petróleo de ese lugar es un excelente combustible”.
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Apenas comenzado el gobierno radical de Alvear, se crea mediante un escueto decreto una Dirección Nacional en el ámbito del Ministerio de Agricultura con un nombre de tres palabras largas y por entonces poco conocidas: Yacimientos Petrolíferos Fiscales, a las cuales el tiempo simplificaría en tres iniciales famosas. El 17 de octubre de 1922 asume su primer director general, un coronel en actividad del arma de ingenieros, íntimo amigo de Jorge Newbery, graduado a su vez de ingeniero civil en la Universidad de Buenos Aires y de ingeniero militar en la Academia Técnica de Prusia, de notables virtudes y cualidades empresarias, y que desempañaría el cargo durante ocho años: Enrique Mosconi (1877-1940). El fue el genio organizador de la explotación integral del petróleo en la Argentina y en América Latina. De inmediato promovió la construcción de la monumental destilería de La Plata, inaugurada en 1925, la más grande del continente, financiada con fondos propios de la empresa; llevó adelante la electrificación de Comodoro Rivadavia y echó las bases (con 10 unidades iniciales y un total de 25.000 toneladas) de una fenomenal flota de buques tanque (la cual llegó a formar parte en su momento de la tercera Marina Mercante del mundo).

En 1924, a solicitud de Mosconi, el Poder Ejecutivo dictó un decreto mediante el cual se ampliaba la reserva petrolífera fiscal al Sur y creaba nuevas reservas de exploración oficial en todos los territorios nacionales patagónicos.
El coronel Enrique Mosconi, contra la terrible oposición de las empresas extranjeras, desarrolló la más importante industria de América Latina. Su plan original era el del nacionalismo integral en materia de petróleo. Modificó esa opinión en 1925 y propuso, en consonancia con el sistema de la Anglo Persian, la sociedad mixta del Estado con las empresas extranjeras. Pero volvió a su proyecto inicial en 1928, al expresar que “no queda otro camino que el monopolio del Estado pero en forma integral, es decir, en todas las actividades de esta industria: la producción, la elaboración, el transporte y el comercio. [...] Sin monopolio del petróleo es difícil, diré más, es imposible para un organismo del Estado vencer en la lucha comercial las organizaciones del capital privado”.

Mosconi, hombre sencillo con leve tendencia a la obesidad, no necesitaba disfrazar una reconocida inteligencia, nada de bigotes, gran sentido del humor, enjundiosa biblioteca y esa envidiable demanda académica y mundial para sus conferencias. La admiración por este hombre llegó a los más relevantes estamentos internacionales, traducida en invitaciones de universidades, gobiernos, empresas y foros jerarquizados.
Pero entre 1928 y 1929 Mosconi realizó un atrevido y fructífero viaje continental, atacando a las petroleras internacionales e impulsando una política petrolera latinoamericana soberana y coordinada. Así nacieron, a imagen y semejanza de YPF, ANCAP (Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland) en Uruguay, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Petrobras de Brasil y Pemex de Méjico. En un famoso discurso en la capital mejicana, todavía vigente, Enrique Mosconi dijo: “Observamos que en torno del petróleo se han entablado las más tenaces luchas económicas y armadas, y presenciamos a diario, como métodos de posesión, de acaparamiento y de dominio, torrentes de oro destinados a obtener la complacencia, la infidelidad, el soborno y la alta traición de los encargados de custodiarlo. [...] El petróleo tiene una importancia fundamental e irremplazable, y el crecimiento y progreso de la nación será tanto más grande cuanto más firme mantenga ésta en sus manos el control de sus yacimientos petrolíferos, es decir, cuanto más sometidos a su fiscalización efectiva estén los grandes sindicatos o trusts que explotan en el país el combustible líquido, pues si esa fiscalización fuera difícil o imposible de efectuar, más conveniente sería para la tranquilidad económica y política del país renunciar a la cooperación del capital extranjero”. En 1938, cuando se firman los históricos decretos de nacionalización del presidente Lázaro Cárdenas, se señala que, si bien el nacionalismo petrolero mexicano se asentaba en las profundas raíces del período revolucionario de 1910-17, la idea del monopolio de una empresa estatal le correspondía a Mosconi y seguía el ejemplo argentino.

Como bien señala Federico Bernal, de Reconquista Popular, mientras Mosconi difundía la tesis de la nacionalización y monopolización del petróleo en América latina, primer gran antecedente de integración en esta materia, durante el segundo gobierno de Yrigoyen la explotación exclusiva por el Estado era defendida por los legisladores personalistas (yrigoyenistas), enfrentando la postura antinacional de los antipersonalistas y los conservadores, que planteaban la formación de compañías mixtas de YPF con trusts extranjeros. Triunfó la tesis de Mosconi, con el respaldo de la tendencia nacionalista e industrialista del ejército, capitaneada por el general Alonso Baldrich. En efecto, en la aprobación de la ley de nacionalización del petróleo tuvo gran influencia el memorial que Baldrich dio a publicidad con los siguientes puntos:
- nacionalización de todo el combustible
- monopolio estatal de la explotación
- control estatal de la exploración
- monopolio estatal del transporte del combustible
- autonomía de YPF
- Prohibición de transferir las concesiones

Semejante obra de nacionalismo económico no podía ser aceptada. El contubernio acrecentaba su poder en el parlamento y en el ejército con la ayuda invisible del herido capital extranjero. El viejo caudillo, el primer presidente realmente elegido por mandato popular, concitaba el odio del imperialismo. Había reducido de 132 mil a 35 mil hectáreas las tierras en poder de las empresas petroleras extranjeras, resuelto la explotación estatal en Salta, impedido que las fuentes hidroeléctricas en Córdoba pasaran a un sindicato norteamericano, aprobado por la Cámara de Diputados un proyecto de régimen legal del petróleo (rechazado por el Senado y declarado inconstitucional por la Suprema Corte de Justicia) y negado a las empresas de tranvías de la Capital Federal y del puerto de Rosario sus pretensiones en materia de tarifas y fletes. Un proyecto de convenio con la Unión Soviética rebasó la medida de la tolerancia de los monopolios anglo-norteamericanos. Por primera vez, la Argentina hacía una negociación de esa índole de Estado a Estado. La empresa soviética Iuyamtorg, instalada en Buenos Aires, se comprometía a entregar 250 mil toneladas de petróleo a cambio de cueros, lana, extracto de quebracho, ovejas y caseína. En cuanto a la nafta, se fijaba su precio a 10 centavos por litro, lo que suponía una rebaja para el mercado interno.

Hacia 1930 la doctrina nacional petrolera quedaba perfectamente estipulada con hechos y palabras. El monopolio estatal en todas las etapas: exploración, extracción, transporte, destilación y comercialización; el rechazo a la empresa mixta y la nacionalización de todas las etapas de la industria petrolera, golpeaban con furor las puertas de la cámara alta. De esta manera, la ley de nacionalización del petróleo -que no pudo ser concretada producto de la oposición en el Senado-, fue quizás la gota que rebalsó el vaso, propiciando, entre otras muchas causas, el golpe militar de septiembre. Pocos años después, el presidente Uriburu, preso de unos estúpidos celos histéricos por Mosconi, lo designó, ya siendo general de división, Director General de Tiro y Gimnasia del Ejército. Después de una larga enfermedad, Mosconi falleció el 4 de junio de 1940.

Claro, no es lo más importante, pero ejemplifica la magnitud de lo que hemos perdido. Desde la privatización de YPF, su archivo, el archivo empresario más importante de Latinoamérica, esa monumental fuente de memoria que contiene la historia de la industria petrolera argentina, permanece vedado al público y a los investigadores. Se encuentra en Comodoro Rivadavia, en un inmenso galpón situado entre el colegio Deán Funes y la administración de Repsol donde funcionara hasta el último día, en condiciones que inquietan. Pertenece al Estado nacional, pero está dentro de un edificio de Repsol. Aseguran que su seguridad y su permanencia depende de una decisión política que no llega. Concluido el proceso privatizador, el archivo de la empresa quedó en poder del Archivo General de la Nación, en Comodoro, pero dentro de instalaciones pertenecientes a Repsol, cerradas al público. Desde entonces nadie puede visitarlo.
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MALVINAS TENIA GOBIERNO ARGENTINO


GOBIERNO ARGENTINO DE MALVINAS




DECRETO

ORGANIZANDO UN GOBIERNO CIVIL Y MILITAR EN MALVINAS

Buenos Aires, Junio 10 de 1829.

Cuando, por la gloriosa revolucion de 25 de Mayo de 1810, se separaron estas provincias de la dominacion de la metrópoli, la España tenia una posesion material de las Islas Malvinas, y de todas las demas que rodean el Cabo de Hornos, inclusa la que se conoce bajo la denominacion de Tierra de Fuego; hallándose justificada aquella posesion por el derecho de primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa, y por la adyacencia de estas islas al continente que formaba el vireinaato de Buenos Aires, de cuyo gobierno dependian.

Por esta razon, habiendo entrado el Gobierno de la República en la sucesion de todos los derechos que tenia sobre estas provincias la antigua metrópoli, y de que gozaban sus vireyes, ha seguido egerciendo actos de dominio en dichas islas, sus puertos y costas, a pesar de que las circunstancias no han permitido hasta ahora dar á aquella parte del territorio de la República la atencion y cuidados que su importancia exige: pero siendo necesario no demorar por mas tiempo las medidas que puedan poner á cubierto los derechos de la República, haciéndole al mismo tiempo gozar de las ventajas que puedan dar los productos de aquellas islas, y asegurando la proteccion debida á su poblacion; el Gobierno ha acordado y decreta:

Art. 1, Las Islas Malvinas, y las adyacentes al Cabo de Hornos, en el mar Atlántico, serán regidas por un Comandante político y militar, nombrado inmediatamente por el Gobierno de la República.

2. La residencia del Comandante político y militar será en la Isla de la Soledad, y en ella se establecerá una bateria, bajo el pabellon de la República.

3. El Comandante político y militar hará observar por la poblacion de dichas islas, las leyes de la República, y cuidará en sus costas de la ejecucion de los reglamentos sobre pesca de anfibios.

4. Comuníquese y publíquese. —. (Registro Oficial, libro 8.)

Nota:

Este texto de Decreto, firmado por Martín Rodriquez (1), es copia fiel de la publicación original de 1836 (ver imagen), por lo que se conserva la ortografía de la época. El Decreto lo firmó el gobernador Martín Rodríguez (1).En Abril, Rosas vence a Lavalle en Puente de Márquez. Por Disposición de la misma fecha (10 de junio) se lo nombra gobernador de las islas Malinas a Luis Vernet.

(1) Martín Rodríguez: En 1828 se unió a la revolución de Juan Lavalle contra Manuel Dorrego, y fue su gobernador interino durante unos dos meses, en mayo y junio de 1829. En ejercicio de ese cargo creó la Gobernación Naval de las Islas Malvinas. Tras su derrota emigró a Montevideo. Allí escribió su autobiografía, y muchos años más tarde colaboró con Lavalle en su campaña de 1840 contra Rosas.

(Recopilación de las Leyes y Decretos promulgados en Buenos Aires, desde el 25 de Mayo de 1810, hasta fin de diciembre de 1835. Imprenta del Estado. Buenos Aires, 1836; págs. 969 a 970. Arch. Fundación "Dr. RAMÓN CARRILLO")
Prof GB

BANDERA NACIONAL

           
Bandera Nacional Argentina de 1818.    


La bandera de Belgrano.

Belgrano es el creador de la bandera “Azul y blanca” y no la “celeste y blanca” que impusieron Sarmiento y Mitre. La bandera, creada en Rosario el 27 de febrero de 1812 por Belgrano inspirada en la escarapela azul-celeste del Triunvirato, debido al color de la heráldica, que no es azul-turquí ni celeste sino el que conocemos como azul. Nada tuvo que ver el color del cielo con que nos quisieron convencer.

Algunos utilizan el argumento para defender el celeste, por el hecho de que por la “sincera religiosidad de Belgrano”, este debió tomar el celeste de la virgen y no el azul. Sin embargo la “sincera religiosidad de Belgrano” no contradice el hecho de que usara al azul ya que algunos suponen que el azul-celeste de los patricios. fue tomado de la Orden de Carlos III, otros, de la inmaculada Concepción”, y otros que ambos colores (el blanco y el azul) fueron sacados del escudo de la ciudad de Buenos Aires, cuyos colores eran precisamente blanco y azul.” Lo cierto es que el Congreso sancionó la ley de banderas el 25 de enero de 1818 estableciendo que la insignia nacional estaría formada por “los dos colores blanco y azul en el modo y la forma hasta ahora acostumbrados”.

Tampoco fueron “celestes y blancas” las cintas que distinguieron a los patriotas del 22 de mayo, sino que eran solamente blancas o “argentino” que en la heráldica simboliza “la plata”. Fueron solamente blancas. La cinta azul se agregó como distintivo del Regimiento de Patricios. Pero tampoco era celeste, sino tomados del azul y blanco del escudo de Buenos Aires.

Bandera Nacional Argentina de 1830.    

Azul y blanca fue la bandera que flameó en el fuerte de Buenos Aires, en Ituzaingo durante la guerra con brasil, y en la guerra del Paraguay. En 1813, Artigas le agregaría una franja colorada (punzó) cruzada para distinguirse de Buenos Aires sin desplazar la “azul y blanca”. La bandera cruzada fue usada en Entre Ríos y Corrientes. La cinta punzó fue adoptada por los Federales, mientras los Unitarios, para distinguirse, usaron una cinta celeste, y no el azul de la bandera. Cuando Lavalle inició la invasión “libertadora” contra su patria apoyado y financiado por Francia,(Guerra franco-argentina ) también uso la bandera “celeste y blanca” para distinguirla de la nacional... “ni siquiera enarbolaron (los libertadores) el pabellón nacional azul y blanco, sino el estandarte de la rebelión y la anarquía celeste y blanco para que fuese más ominosa su invasión en alianza con el enemigo” (Coronel salteño Miguel Otero en carta Rufino Guido, hermano de Tomas Guido, el 22 de octubre de 1872. Memorias. ed. 1946, pág. 165).


Rosas y la bandera Nacional
Rosas eligió el azul turquí? Por varias razones: porque el “azul real” es más noble y resiste por más tiempo, al sol, a la lluvia, etc. El Restaurador pensó que el color argentino era el azul, porque asi lo estableció el decreto de la bandera nacional y de guerra del 25 de febrero 1818, y también porque el celeste siempre fue el color preferido de liberales y masones. Fue la bandera que, sin modificarse la ley flameó en el fuerte, en la campaña al desierto (1833 – 1834) en la Vuelta de Obligado y en El Quebracho en 1845,) y la misma que fue saludada en desagravio por el imperio inglés con 21 cañonazos.

El 23 de marzo de 1846 Rosas le escribió al encargado de la Guardia del Monte, diciéndole que se le remitiría una bandera para los días de fiesta, agregando que "...Sus colores son blanco y azul oscuro con un sol colorado en el centro y en los extremos el gorro punzo de la libertad. Esta es la bandera Nacional por la ley vigente. El color celeste ha sido arbitrariamente y sin ninguna fuerza de Ley Nacional, introducido por las maldades de los unitarios. Se le ha agregado el letrero de ¡Viva la Federación! ¡Vivan los Federales Mueran los Unitarios!".
Bandera de Vuelta de Obligado.    

Rosas, para evitar que al desteñirse por el sol, se confundiera con la del enemigo, la oscurece más, llevándola a un azul-turquí. ¿Por qué
La misma bandera se izó en el Fuerte de Bs.As. el 13 de abril de 1836 al celebrarse el segundo aniversario del regreso de Rosas al poder. La misma bandera que Urquiza le regala a Andrés Lamas y que hoy se conserva en el Museo Histórico Nacional de Montevideo.

Rosas, quiso que las provincias usaran la misma bandera y evitaran el celeste, y con ese propósito mantuvo correspondencia, entre otros, con Felipe Ibarra, gobernador de Santiago del Estero, entre abril y julio de 1836. "Por este motivo debo decir a V. que tampoco hay ley ni disposición alguna que prescriba el color celeste para la bandera nacional como aun se cree en ciertos pueblos." (José Luis Busaniche) "El color verdadero de ella porque está ordenado y en vigencia hasta la promulgación del código nacional que determinará el que ha de ser permanente es el azul turquí y blanco, muy distinto del celeste." Y le recordó que las enseñas nacionales que llevó a las pampas y la del Fuerte, tenían los mismos colores, y que las mismas banderas para las tropas fueron bendecidas y juradas en Buenos Aires.

Rosas uso la azul y blanco y le adicionó cuatro gorros frigios en sus extremos, según Pedro de Angelis, en honor a los cuatro acontecimientos que dieron nacimiento a la Confederación Argentina: el Tratado del Pilar del 23 de febrero de 1820)(que adoptó el sistema Federal), el Tratado del Cuadrilátero (de amistad y unión entre Bs.As y las provincias) la Ley Fundamental de 23 de enero de 1825 (que encargo a Bs.As. las relaciones exteriores y la guerra) ), y el Pacto Federal del 4 de enero de 1831 ( creación de la Confederación, a la que se adherían las provincias)



Expulsado Rosas en Caseros, Sarmiento adopta el celeste unitario en vez del azul de la bandera nacional. En su “Discurso a la Bandera” al inaugurar el monumento a Belgrano el 24 de septiembre de 1873 señaló a la enseña de la Confederación como un invento de bárbaros, tiranos y traidores, y en su Oración a la Bandera de 1870, denigra la “blanca y negra” de la Vuelta de Obligado diciendo además que ” la bandera blanca y celeste ¡Dios sea loado! no fue atada jamás al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra”. Y si alguna vez fue atada al carro de algún triunfador, se lo debemos a Sarmiento y no al Restaurador. Tampoco la celeste y blanca de Sarmiento recibió saludo de desagravio de ninguna potencia imperial. Mucho menos la de Mitre.

Mitre se basa en el “celeste” basándose entre otros argumentos en un óleo se San Martín hecho en 1828, como si el color adoptado por un artista fuera argumento suficiente. El general Espejo, compañero de San Martín, en 1878 publicaba sus Memorias del y recordaba como azul el color original de la bandera de los Andes conservada desteñida en Mendoza. Pero Mitre, que siempre interpretó las cosas como le convino, lo atribuyó a una “disminuida memoria del veterano”.

En 1908, ante la confusión existente y a pedido de la Comisión del Centenario, se estableció el color azul de la ley 1818 para la confección de banderas. Sin embargo, siguió empleándose el celeste y blanco, en lugar del la gloriosa “azul y blanca” La misma bandera que acompaño a San Martín en su gloriosa gesta Libertadora y la misma que acompaño los restos del propio Rosas en Southampton.

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Prof GB

domingo, 20 de mayo de 2012

Ellos siempre pueden, Nosotros no..

Macri baila eufórico al triunfar  en las elecciones de la Ciudad de Baires, la presidenta es estigmatizada por el monopolio porque ensaya unos pasos de baile en su visita a Angola.
Maurizio no, está bien que se divierta, le queda bien.
Está a punto de ir a juicio oral por las escuchas ilegales, y TN plantea que la presidenta "arremete", "embiste", contra él, Mauri.
Por eso es citado.
El vicepresidente sin haber sido llamado siquiera a declarar por la causa Ciccone, hace años que es culpable para el multimedios.
Es un "desarrapado" Boudou, me dijo un periodista de Clarín ante una consulta que le hice vía mail por este caso.

El periódico inglés The Guardian nos reta porque realizamos negocios con Angola, Lanatta se burla de este país y de Africa en general.
Y asevera que estamos en relaciones "casi carnales" con un gobierno qeu viola los derechos humanos.
Será porque este gobierno, el nuestro no hizo nunca un culto de la defensa de los idem.
Y deberíamos negociar con las democracias cultas y civilizadas como EE.UU., Gran Bretaña, China, etc., que jamás han violado los erechos humanos de nadie en el mundo en toda su historia.
No es así?

TN defiende un spot publicitario inglés como la contracara sutil y culta del spot sobre Malvinas.
En el británico aparece un supuesto Diego Mardona de espaldas barriendo el piso.
Está bien.

Ellos son objetivos y neutrales, sin ideología, no defienden intereses corporativos económico-financieros.
Nosotros no, somos subjetivos, ideologizados, totalitarios, mentimos y el Pueblo, tonto, nos cree y nos vota ( por un choripan como me dijo un vecino días atrás).

Y sí, Ellos pueden, son Dueños, Nosotros no, estamos para barrer el piso.

" Ni en cien años, por mas que lo intentemos, podremos educar a un gaucho, un cholo o un roto, como a un obrero inglés"
Afirmó Juan B. Alberdi, al defender a ultranza el reemplazo de la población nativa por los inmigrantes.
O " La democracia universal es sinónimo de la ignorancia universal", como enseñó don Esteban Etcheverría.

Negros, cabezas, peronchos...uds no pueden ni bailar ni opinar ni votar.
Ellos sí, son la elite civilizada que Sarmiento nos legó.

GB

sábado, 19 de mayo de 2012

ESTOS SON LOS BLAQUIER POR SI ALGUNO LOS VE, LA JUSTICIA ARGENTINA LOS ESTA BUSCANDO



De izquierda a derecha: Carlos Pedro Blaquier, Luis María Blaquier, Carlos H. Blaquier, Javier Crotto, Nelly Arrieta de Blaquier, Ignacio Blaquier, Alejandro Blaquier, Federico Nicholson, María Elena (Mimi) Blaquier. Foto tomada el 27 de junio de 2000

GB

BLAQUIER (III)

Arédez vs. Blaquier, la batalla de Ledesma
Olga Márquez de Arédez se hizo conocida por marchar sola para que le devolvieran a su marido, Luis, secuestrado y desaparecido en una pequeña localidad jujeña. Se enfrentó a Ledesma, el gigante azucarero de Carlos Blaquier que rige el lugar, y poco antes de morir presentó un recurso de amparo colectivo por contaminación ambiental. La Justicia acaba de darle la razón a la empresa en un polémico fallo, que inicia otra etapa en la desigual lucha entre una Madre de Plaza de Mayo y una compañía de peso. Las acusaciones de sus hijos y allegados. Qué dicen desde la firma. El escenario, Libertador General San Martín, una ciudad llena de hollín y con olor a podrido las 24 horas.
A los 73 años y 16 días antes de morir, el 1º de marzo de 2005 Olga Márquez de Arédez presentó un recurso de amparo por contaminación ambiental contra el Ingenio Ledesma Sociedad Anónima Agrícola Industrial, la enorme empresa “dueña” de Libertador General San Martín, una pequeña ciudad de la provincia de Jujuy.
Olga es una emblemática Madre de Plaza de Mayo: su marido Luis, ex pediatra del sindicato e intendente local que en los 70 quiso cobrarle los impuestos a la firma, fue secuestrado durante la última dictadura por gendarmes a bordo de camionetas de la compañía y continúa desaparecido. Desde entonces, “la doctora Arédez” (era odontóloga) marchó sola por la plaza céntrica, pañuelo blanco en la cabeza, con el rostro de su esposo en un cartel (“tenemos que enterrar a nuestros muertos”, le había enseñado su madre, de chica[i]).
Esa mujer falleció el 17 de marzo del año pasado a causa de un carcinoma pulmonar originado, según sus médicos, por una bagazosis, la enfermedad respiratoria que produce el bagazo, el residuo de la caña de azúcar, que es la materia prima de la que se nutre este imperio del azúcar, el papel y sus derivados en la Argentina (ver aparte).
“Estando en cama, pidió a los abogados que viajen a Tucumán, donde vivió sus últimos días, y en 4 horas les explicó lo que ella quería”, recuerda María Adela Antokoletz, su amiga y compañera, que integra una comisión de seguimiento de la demanda, patrocinada por el Comité para la Defensa de la Salud, la Ética Profesional y los DDHH (CODESEDH).
De hecho, Norberto Liwski, presidente de esta ONG, es ahora el titular de la querella, porque menos de 24 horas después de la muerte de Márquez de Arédez, los defensores de Ledesma se presentaron para pedir el cierre de la causa. “Ella lo que quería era no morirse sin que se emplazara a Ledesma a que dejara de contaminar con el bagazo; no quería una reparación para sí, ni para sus hijos, quería que el pueblo resultara beneficiado”, cuenta Antokoletz en diálogo con Segundo Enfoque.
El amparo solicitaba a la Justicia intimar a Ledesma a que tomara los recaudos necesarios para que “se evite la contaminación producida por el bagazo de la caña de azúcar que afecta los derechos humanos a la salud y al medio ambiente de los vecinos de Libertador”.
El 22 de diciembre, la Justicia de San Pedro de Jujuy desestimó en primera instancia la presentación, basándose en una pericia que los querellantes cuestionan porque fue tomada por válida cuando la experta se excusó de hacer la parte central del estudio (ver aparte). Ahora el reclamo apuntará al máximo tribunal del distrito, aunque no descartan llegar a la Corte Suprema de la Nación y a tribunales internacionales.
La empresa, que lidera la producción azucarera nacional, prefiere el perfil bajo y, por supuesto, niega todas las acusaciones, las de antes y las de ahora. “Ledesma no proveyó personal, vehículos ni ningún otro elemento a las fuerzas armadas”, aseguraron voceros de la compañía a en diálogo con este medio y agregaron un dato al menos esperable: “No existe constancia alguna en los archivos de Ledesma de un préstamo de esta naturaleza”.
Respecto del amparo, obviamente se atienen a lo dicho por la Justicia y la pericia oficial, pero además la defensa aportó un estudio de Juan Antonio Mazzei que refiere que no hay sustento para el diagnóstico de bagazosis de Olga. Y otro de Aquiles Roncoroni que niega los vínculos entre ese mal y el cáncer de pulmón, que informes oficiales y los médicos de la Madre de Plaza de Mayo admiten.
“Si hubiera algo de Justicia –asegura Antokoletz- los jueces tendrían que dictar por su cuenta una indemnización al pueblo; no a Olga, al pueblo, a los que están vivos. Vivir en Ledesma es peligroso.”

Ciudad-empresa
Los querellantes aclaran que no buscan la clausura de la empresa fundada en 1908 y que hoy controla 35.000 hectáreas solo de tierra jujeña. Es que sencillamente, los 41.000 habitantes de Libertador –directa o indirectamente- viven (o mueren, según dicen algunos) según la voluntad de la corporación.
Que se quede, pero que trabaje “en otras condiciones”, pide Antokoletz.

Cuentan los visitantes que al llegar a Ledesma (por gráfica metonimia hoy la ciudad es conocida directamente con el nombre del ingenio) el olfato es el primer sentido agredido. Un olor entre dulzón y a podrido domina el lugar, proveniente de la acumulación de residuos en el ingenio.
El CODESEDH certificó por escribano este paisaje al que, de todos modos, la gente se ha acostumbrado. “La existencia de parvas de bagazo en las adyacencias del casco urbano de la ciudad son de visibilidad pública para cualquier persona que ingresa en Libertador General San Martín”, consta en el amparo que también indica que muchas personas viven a poca distancia del propio ingenio.
Desde el edificio de Corrientes y Reconquista en Buenos Aires, la firma propiedad de la familia Blaquier reconoce que existe un depósito de fibra de caña en sus terrenos, pero aclara: “Debido al tratamiento que se realiza no produce efectos negativos sobre la salud de las personas que viven allí”.
Los habitantes deben barrer al menos dos veces por día sus patios para librarse del hollín que larga la imponente planta. “Cualquiera que vaya a Ledesma, puede percibir la contaminación que produce el Ingenio: una chimenea impresionante larga a la tardecita una ceniza que se va depositando en toda la ciudad”, manifestó el periodista Luis Bruschtein, hijo y hermano de desaparecidos, que compartió con Olga varias marchas y conversaciones (ver aparte).
Los abogados querellantes no pudieron encontrar estudios médicos sobre el impacto del bagazo en la población, y Ledesma resalta que según la cartera de Salud jujeña no se han registrado casos de bagazosis en los últimos cinco años.
Muchos creen, sin embargo, que hay un alto índice de enfermedades respiratorias. “Los médicos comentan, aunque no lo escriben, que los chicos nacen con problemas respiratorios, sobre todos los más humildes; hay quienes se han salvado, pero Olga no se salvó”, subraya Antokoletz, que al participar de la última marcha en julio tuvo náuseas por el olor y debió usar un barbijo para protegerse de las esporas que había en el aire.

El miedo
Pero quizás la enfermedad más palpable en los habitantes sea, según los allegados a los Arédez, el miedo. “El temor es una contaminación más”, sintetiza María Adela Antokoletz. “Cuando se va a Ledesma y se conversa, uno se da cuenta perfectamente del temor que se tiene; es imposible protestar contra Ledesma porque el que lo hace se queda sin trabajo, su hijo se queda sin trabajo y su nieto no va a entrar a Ledesma, a menos que tenga obsecuencia.”
Tamaña disciplina del silencio se ha consolidado a través de una historia muy oscura, que incluye mitos y realidades. Durante años existió, por caso, la “leyenda del familiar”, reflejada en un documental de Fernando Krichmar, de Grupo Cine Insurgente, llamado “Diablo, familia y propiedad”. Se trata de la creencia de que para que cada zafra fuera exitosa debía ser sacrificado un trabajador, que oportunamente desaparecía antes de la cosecha.
De acuerdo con Bruschtein, el caso de Libertador “representa la relación entre el poder político y el poder económico típica de hace un siglo en el país, con las grandes oligarquías”. “Ni siquiera es una relación de socios, sino más bien de empleados”, grafica.
Como empleados (o cómplices), los dueños de Ledesma cedieron 43 camionetas a la gendarmería para que secuestraran 400 trabajadores el 27 de julio de 1976, durante lo que se conoció como “La Noche del Apagón”, dado que para el operativo la municipalidad accedió a cortar la energía eléctrica.

Hay 40 personas todavía desaparecidas.
“Ledesma niega terminantemente haber participado de alguna forma en la represión de aquellos años”, subrayaron fuentes de la empresa a Segundo Enfoque. Sin embargo, Alberto Lemos, gerente del ingenio en los 70, reconoció ante Olga Arédez haber tenido que ver en aquella oscuridad.
“Siempre digo que la población de Libertador, por más que dependa del Ingenio, tiene que decir en alguna instancia ‘hasta acá soporto toda esta complicidad del silencio’”, afirma Ricardo Arédez, uno de los cuatro hijos de Olga y Luis, en declaraciones a este sitio (ver aparte).
Cada mes de julio, en una fecha cercana al 27, militantes y organizaciones de todo el país llegan a la plaza donde Olga enfrentó la indiferencia y gritan a los pobladores y al Ingenio que hay sed de Justicia. La próxima marcha va a ser el 20 de julio de 2006. “Queremos insistir para que la población vaya perdiendo el miedo”, repite Arédez, con un tono calmo, sereno y firme, como el que caracterizó a su madre.

El legado
Hoy ya no hay Arédez en Libertador, pero queda la casa -que algunos proponen convertir en un museo de la memoria- y perdura, especialmente, la sensación de que “no se puede ser indiferente”, según Ricardo. El silencio ha comenzado a ser derrotado, piensan los que quieren a los Arédez.
En 2002 se estrenó un largometraje llamado Sol de Noche. La historia de Olga y Luis”, producido por el periodista y locutor Eduardo Aliverti y dirigido por Norberto Ludin y Pablo Milstein, con textos de Marcelo Birmajer.
Impresionante documento periodístico, contiene escalofriantes declaraciones del jefe de relaciones públicas de Ledesma en los 70, Mario Paz, (que se jacta de haber sabido coimear, de haber echado “él sólo a 10 mil” y de haber colaborado con la represión ilegal). También habla el cura de la localidad, Aurelio Martínez, quien culpó a los padres de la desaparición de sus propios hijos y aseguró: “A Luis Arédez lo echaron a perder desde el Partido Comunista, posiblemente”.
Sol de Noche nunca se vio en Libertador (claro, “el único cine está en el Ingenio”, señala Ricardo Arédez), pero sí se vio en distintos centros culturales y universidades de todo el país. La compañía, ante los contundentes dichos de Paz, sólo atina a atribuirlos a delirios de un hombre que transitaba sus últimos días.
Allí en Ledesma, la información sobre qué hace la empresa y qué medidas se presentan en su contra, como la actual contienda judicial, prácticamente no existe. Los familiares de amigos y detenidos en “La Noche del Apagón”, distribuyeron hace tiempo unos 1.000 panfletos contando sobre el amparo presentado. “Hay juicio contra Ledesma; por contaminar sin clemencia; y contra el estado de Jujuy; por constante negligencia”, dicen los panfletos, en verso y con dibujos para una fácil comprensión.
Pero la batalla es desigual. Recientemente, tras la sentencia, la empresa pasó por televisión un aviso en Libertador donde divulgó que para la Justicia el ingenio no contamina.
Afuera, no le es tan fácil transmitir ese mensaje. En 2005, un representante de la corporación Ledesma no pudo participar de un seminario sobre “Municipios Saludables”, donde había sido convocado por el Ministerio de Salud de la Nación. El CODESEDH puso ha disposición de la cartera sanitaria documentación sobre la presunta contaminación en Libertador y la invitación fue retirada.
Mientras tanto, crece el recuerdo de los Arédez, primero en el mundo y después en la localidad donde dieron batalla. La organización “Mil mujeres por la paz” propuso el año pasado una candidatura conjunta de 1.000 mujeres de todo el mundo al Premio Nobel de la Paz y entre ellas, estaba Olga Arédez. El gobierno de Néstor Kirchner también le hizo un reconocimiento en vida.
Aunque muchos la ignoraron cada jueves cuando caminó sola en la plaza, está renaciendo en la memoria de los pobladores de Ledesma y eso se refleja en la creciente participación local en las marchas de julio. “Últimamente –rememora Antokoletz- ibas con Olga por la calle, y te cruzabas con gente que le decía ‘adiós doctora, mire mi niño qué grande que está; el doctor se quedaba toda la noche cuidándolo’”.
“El símbolo es esa mujer que da vueltas sola en un pueblo del norte”, escribió Bruschtein en Página/12 el día después de la muerte de Olga. Hoy, parte de sus restos descansan –junto a los de Azucena Villaflor, otra legendaria Madre- en un pequeño pozo sobre el que plantaron flores, al pie de la pirámide de la Plaza de Mayo.
[i] Testimonio de Olga Arédez en la película Sol de Noche (2002 – “La Azotea”)
Prof GB