Argentina cruza el Atlántico
Lo que dejó la estretégica visita a Angola de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para estrechar lazos diplomáticos y extender las fronteras comerciales al continente africano.
Por Diego Ghersi (Desde la Redacción de APAS) / “Estratégica” es sin dudas la palabra más indicada para marcar la importancia de la misión comercial argentina en Angola y existen al menos tres razones para explicarlo dentro de un contexto general de “complementariedad binacional”.
En primer lugar, ambas naciones se compensan virtualmente alrededor de lo que se podría denominar un “eje alimentario”. En efecto, luego de décadas de guerra, Angola es un país en construcción que carece de soberanía alimentaria pero que cuenta con potencialidad geográfica para eventualmente conseguirla.
En ese contexto, Argentina –país reconocido mundialmente como productor de alimentos-, estaría en capacidad de cubrir las necesidades más urgentes de la sociedad angoleña y, además, proveer a la nación africana de tecnología y conocimientos con vistas a promover su desarrollo autónomo.
Lo interesante es que, como compensación, resulta que Angola no sólo podría pagar con dólares frescos producto de su riqueza petrolera –Angola es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)- sino que además podría aportar los conocimientos -Know How- propios de un país hidrocarburífero, algo especialmente importante en momentos en que Argentina busca recuperar su “soberanía energética” y a pocos días de haber recuperado Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), su petrolera de bandera.
La experiencia angoleña tiene sólidos fundamentos: su potencial está dado por una exportación actual de 1,4 millones de barriles diarios y 2 millones de barriles diarios, y que se espera incrementar a 2000 millones en 2019.
En segundo lugar, Angola necesita “mercancías”, que en muchos casos Argentina está en condiciones de suministrar desde su “refundada” industria nacional. Ese intercambio posible facilitaría, otra vez, la entrada de dólares frescos a la nación sudamericana; merced a un claro intercambio de productos de valor agregado por divisas.
Así se explica el desembarco de 404 empresarios argentinos en Luanda, y con ellos el de productos electrodomésticos -maquinaria agrícola, medicamentos cordobeses o ropa deportiva-, en la mal llamada – por los medios corporativos de la prensa opositora argentina- “Arca de Moreno”, en referencia al Licenciado Guillermo Moreno, Secretario de Comercio Interior argentino y mentor e impulsor de la iniciativa comercial en Angola.
Salga como salga esta iniciativa, Moreno merece al menos dos aplausos: uno por su iniciativa y otro –mal que les pese a muchos- por su ya indudable patriotismo. Moreno es un tipo tosco, es cierto, pero también es conmovedor.
Hay una tercera razón que hace apetecible buscar una sociedad con Angola y tiene que ver con el control soberano del Atlántico Sur. En efecto, el país africano tiene unasituación geográfica lindante a la Argentina, nación con la que se “conecta” justamente por el Atlántico.
Si se considera que Angola tradicionalmente respaldó los reclamos argentinos y que es un país que “lleva en su ADN” un profundo rechazo anticolonialista, es perfectamente pertinente pensar en una posible sociedad estratégico militar con vistas al control de la zona de mar denominada Atlántico Sur; con el agregado de que Brasil, la nueva potencia mundial y socio principal de Argentina, también deberá forzosamente formar parte de ese marco, reforzándolo.
Aplauso aparte merece el imperdible discurso que la presidenta Cristina Fernández dirigió a su par angoleño, José Eduardo Dos Santos. Con la capacidad retórica que la caracteriza -y que es reconocida por sus conciudadanos- Fernández explicó su concepto de “asociación estratégica” y los fundamentos de por qué Argentina y Angola deben encarar un proceso de asociación en un contexto mundial de crisis. Un discurso memorable por la rareza de su contexto, la claridad conceptual de su contenido y la calidez de la oradora.
dghersi@prensamercosur.com.ar
GB
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