"Desde fines de 1955-les dije-, con un pueblo en derrota y su líder ausente, soy un desterrado corporal e intelectual.
Y añadí:
-En nuestra fauna sumergida existen hoy el Gobernante Depuesto, el Militar depuesto, el Cura depuesto, el Juez depuesto, el Profesor Depuesto y el Cirujano Depuesto. No quedó aquí ningún hijo de madre sin deponer.
-¿Y usted qué lugar ocupa en esta fauna?-me preguntó Megafón chisporroteante de malicia.
-Soy poeta depuesto-le confesé modestamente.
-¿Ha pasado usted a mejor vida?-rió él.
-Vea-le respondí-, las "deposiciones" de una contrarrevolución idiota no suelen ir mas allá del significado medicofísiológico que también lleva la palabra. Y sus muertos civiles gozamos de una salud excelente.
-Con algunas excepciones- me corrigió el Autodidacto súbitamente dolorido.
-¿Los ametrallados de José León Suárez?.
-Y el fusilamiento del General.
Entendí que la sombra de Juan José Valle acababa de nublar la frente de Megafón y humedecer los ojos verdelago de Patricia.
-Sí, ahí estuvo el General, treinta y seis horas antes de su fusilamiento-me dijo Megafón-.Ahí sentado en la silla que usted ocupa. Era una medianoche de junio, y el General se demoraba frente a su pocillo de café negro como resistiéndose a la oscuridad y al frío que lo esperaba afuera.
-O al repsentimiento de su muerte-añadió Patricia Bell en un conato de sollozo-.Desde hacía un mes usaba ropas ajenas y techos prestados. Frente al pelotón de fusilamiento devolvió el anillo de su boda terrestre.
La pareja entró aquí en un silencio que respeté y en el cual se recosntruían sin duda los últimos gestos del héroe fusilado.
-Usted aludió recién a las víctimas de José León Suárez- me dijo luego Megafón.-Hace tres días recorrí ese basural amontonado en al llanura de Buenos Aires, y le aseguro que la pampa lloraba.
-¿Lloraba?-inquirí yo en tono circunspecto.
-Lloraba-insistió él-, y no la inmundicia del basural sino el deshonor que le habían inferido los ametrallados inocentes y sus ametralladores anónimos. En cuanto a la ejecución de mi General, no me subleva tanto en sí misma: es un gaje posible de la acción, y el que se haya hecho en la Penitenciaría Nacional y bajo el techo del crimen. Si hay que fusilar a un soldado , ¡que sea en una casa de soldados! ¡Lo exigen el estilo y el honor!."
Fragmento del libro de Leopoldo Marechal, Megafón o la Guerra.
Prof GB
martes, 27 de marzo de 2012
Mayor Benardo Alberte, Memoria Peronista IV
Carta de Bernardo Aberte a Videla antes del 24 de Marzo de
1976 cuando fue asesinado.
Escrito por
Pablo Crocchi
Alberte: Ahí tomé definitiva conciencia que los Lanceros de Bengala y sus batallones cipayos estaban pasando a degüello a la India.
BERNARDO
ALBERTE ¡PRESENTE!
Por Pablo Crocchi
El sábado 22 de marzo recibí
este correo del compañero Bernardo Alberte, siempre atento y consecuente con
todas las cuestiones que comprometen al interés del Pueblo.
Esta vez no era referente a la
deuda externa ni al hambre de nuestros niños, sino a su padre -tal vez su mejor
amigo-, y a la vivencia más trágica que le tocó vivir.., y que nos involucra a
todos los compañeros y buenos soldados argentinos por igual: el alevoso
homicidio del teniente coronel Bernardo Alberte, primera víctima del maldito
Proceso liberal-genocida-vendepatria de Videla y Martínez de Hoz, asesinado en
la madrugada del 24 de marzo del ’76 por infames cipayos uniformados que aún
pululan impunes en algún lugar.
El destacado militar y
compañero don Bernardo Alberte era un oficial distinguido por sus cualidades y
aptitudes, que siendo capitán fue destinado a edecán presidencial del Presidente
Juan Perón en los tiempos en que se produjo el bombardeo a Plaza de mayo y la
contra-revolución fusiladora del '55. Es decir: le tocó bailar con la más gorda.
Y vaya si bailó... y con que estilo, digno de Gardel, Evita y del mismo General.
Fue su Delegado personal en el
Movimiento Nacional Peronista en momentos difíciles de la década del sesenta,
gozando de plena confianza por ser un hombre incorruptible.
En el ’55 preso y luego dado de
baja sin recibir ni una moneda del Estado, se las rebuscó de cien formas para
alimentar y sostener a su familia.
Fue elemento decisivo de la
Resistencia Peronista, asesorando, adoctrinando y enseñando formas eficaces de
organización para la acción: su pequeña lavandería era visitada discretamente
por los cumpas que mantenían viva la brasa con la que encenderían –años después-
la hoguera que iluminó el sendero a toda nuestra América Latina en los
‘70.
Jamás recibió prebendas,
becas públicas ni beneficios personales: su vida
personal siempre estuvo dedicada al servicio de la Patria, como don Arturo
Jauretche, Squerre, Phillipeaux, los nobles militantes de esa época y todo buen
soldado de la escuela sanmartiniana de Güemes. Leopoldo Marechal lo inmortalizó
sin mencionar su apellido en Megafón o la Guerra y muchos lo admiramos sin
conocerlo.
Decía Perón: -los
verdaderos soldados no suelen quedarse a mitad de camino, salvo que allí los
encuentre la eternidad de la gloria..., y como no podía ser de
otra forma ese fue el destino de don Bernardo.
Advertido del maniobraje
liberal que reemplazó bajo presión al general Numa Laplane y sus colaboradores
de la conducción del Ejército preludiando el Golpe, y de la artera estrategia de
los servicios de inteligencia que allí comenzaron contratar delincuentes para
combatir a una subversión ya derrotada, siendo tal vez el verdadero origen de la
llamada AAA, según algunos los servicios de las tres fuerzas
armadas que luego intensificarían su accionar, denunció públicamente estas
maniobras intentando impedir el trágico desenlace del 24 de marzo, que tantos
coloniales de izquierda y derecha coincidieron en alentar y luego aplaudieron
miserablemente sin importarles la represión brutal que se desataba sobre el
Pueblo... hasta que también los afectó a ellos.
Supe de algún oficial de
granaderos que se mofó de la Presidente convencido de la necesidad de terminar
con el desgobierno, es decir, un traidor; escuché de periferia erpiana que la
caída del gobierno era el objetivo táctico porque al caer las caretas el pueblo
se despabilaría adhiriendo a sus delirios de la lucha armada; supe de Calabró,
sindicalista gobernador de Buenos Aires, que recibió al gobernador golpista con
un ágape en la casa de gobierno de La Plata; también supe de gente que esa noche
concurrió a la plazas principales de sus ciudades para protestar contra el
anunciado golpe; a los meses escuché a Borges diciendo, después de almorzar con
Videla: -“este es un gobierno de caballeros...
Ahí tomé definitiva conciencia
que los Lanceros de Bengala y sus batallones cipayos estaban pasando a degüello
a la India.
Sin embargo debía saberlo, mi
padre me alertó el 24 de marzo: -Esto pinta muy feo, anoche
asesinaron a un camarada, una leyenda viva del Movimiento Peronista, Alberte, el
alma de la Resistencia... Siempre lo admiré: cuidáte...
Sus ojos estaban húmedos de
emoción. Yo era muy joven, pero lo entendí, y al rato llorábamos abrazados como
ese 1° de julio cuando despedimos al General. (Bernardo Alberte (h).
Fuente, Nac y Pop, red nacional y popular de noticias.
GB
PREGUNTAS
Con este texto de Ernesto Espeche, destacado columnista de AgePeBA y director adjunto de la Agencia Periodística de América del Sur (APAS), culminamos nuestra cobertura del 24 de marzo, con un homenaje a todas las víctimas de la dictadura cívico militar.
Por Ernesto Especche (*) / El genocidio argentino lesionó no solo a la generación militante de la década de 1970. También ensució y marcó para siempre la infancia de muchos y muchas que debieron, primero, preguntar; luego aceptar, y solo mucho más tarde reconstruir y buscar verdad y justicia para mantener su memoria y la de las nuevas generaciones.
Tenía poco más de dos años cuando irrumpió la dictadura cívico-militar-genocida. Mi hermano había cumplido apenas un año 20 días antes. Mi papá, Carlos, hacía meses que no venía por casa: su nombre integraba una larga lista de “subversivos” buscados por las fuerzas represivas.
Mi mamá, Mercedes –o Mecha, como le decían todos-, trabajaba en el hospital, atendía nuestras demandas y esperaba noticias de su compañero. Ambos eran médicos y militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Ambos componen la nómina de 30.000 detenidos desaparecidos. No volvimos a saber nada de ellos.
¿Dónde está mi papá? ¿Cuándo viene? Mis preguntas debieron representar un peso insoportable para mi mamá. Desde marzo no se sabía nada de Carlos. Solo llegaban versiones contradictorias que desalentaban cualquier esperanza y aumentaban la angustia que rodeaba el entorno familiar.
El 7 de junio un grupo de tareas entró en la humilde casa en que vivíamos y secuestraron a Mecha. Y golpearon a mi tío. Y se burlaron de mi abuela. Mi hermano y yo, envueltos entre mantas en una habitación del fondo, debimos sentir muy cerca los golpes a la puerta de entrada, los gritos, los llantos, el ruido de las llantas del Ford Falcon que se llevaba a mi mamá y el vacío que sobrevino desde entonces.
¿Dónde se fue mi mamá? ¿Cuándo viene? Son inexplicables los mecanismos a partir de los cuales los niños conviven con la desolación hasta naturalizarla. En algún punto, las respuestas imprecisas, imposibles, asumen la lógica coherente de un relato que termina por desgastar -hasta agotar- las preguntas más elementales.
El ingreso a la educación formal es el primer espacio de socialización sistémica extra familiar. A esas alturas, todavía bajo el régimen, ya no había espacio para preguntas; ese lugar fue ocupado por un vacío que no se podía enunciar. “De eso no se habla”, es decir que “eso” no está, no pasó, no existe; nadie habla de lo que no pasó, y si no pasó no existe.
Entrada la democracia yo estaba en el cuarto grado. Había vuelto la libertad y –con ella- la posibilidad de decir.
¿Qué decir? Veía por la tele la desesperación de unas mujeres con pañuelo que pedían “aparición con vida”, los rostros de funcionarios prometiendo justicia, los gestos inmutables de señores uniformados que hablaban de cosas que no entendía. Sentía que todo eso no tenía que ver con mi mundo. Mi universo se cerraba en mi abuela –con quien vivía y a quien ya llamábamos “mamá”-, los deberes de la escuela, los juegos con mi hermano, las visitas de mis primos y tíos y poco más.
“Mamá, me ayudás con la tarea”. Mi abuela lloraba de impotencia. Qué sabía ella de ejercicios combinados si era una tana que apenas terminó el “primero inferior”, si sólo vivía para criar a sus nietos, los hijos de su Mecha que nunca volvió. Seguía llorando. ¿Por qué llorás mamita? ¿Te sentís mal?
Por esos días mi familia decidió que era el momento de contarnos lo ocurrido. Fue una noche, en casa de una tía. “Sus padres están muertos, los mataron los militares… eran personas maravillosas, pueden estar orgullosos de ellos”. ¿Por qué los mataron?, pregunté con una frialdad fingida. “Porque ayudaban a los demás, porque querían un país mejor”. La “noticia” explicaba, en parte, ese sentimiento de rareza, de absurdo, de ajenidad que me acompañaba todos los días. Esa noche, mi hermano y yo no dormimos, tampoco hablamos del tema.
En la radio decían que mis papás y otros señores ponían bombas, que eran violentos. “¿Sos hijo de terroristas?”, “¡Sos un guacho!”, “¡Pobre!, no tenés papá ni mamá”, ¿Por qué le decís mamá a esa señora vieja que te trae a la escuela?”… No tenía herramientas para hacer frente a la mirada del mundo; al fin de cuentas, un pibe de 10 años se encuentra en inferioridad de condiciones si consideramos que el mito de los dos demonios ya se había extendido como relato del poder oficial. La impotencia, la culpa, la vergüenza y la timidez aparecen, entonces, como síntomas de esa desigualdad.
Ya en la secundaria, el estudio de la historia no contemplaba en sus contenidos el repaso por la historia reciente. Sin embargo, las miradas de los profesores, de mis amigos y de la chica que me gustaba delataban cierta complicidad teñida de compasión. La pena es incompatible con el amor. La victimización, más tarde pude entenderlo, fue parte de la demonización.
La conclusión de mis estudios secundarios y la elección de una carrera universitaria marcaron el final de la vida de mi abuela. Doña María había llegado tan lejos como sus fuerzas le permitieron. Antes de dejarnos, así cómo me pedía que me abrigue antes de salir o que no olvidara llevar mi documento, me imploró que no me “meta en política”. Hice esa promesa con la convicción de que no podría cumplirla. Ya tenía decidido –y ella lo percibía- ir en búsqueda de mi identidad. “No quiero que se repita la historia” dijo con una voz temblorosa, cargada de miedo, de terror. Después se murió.
Ir al encuentro de una historia, individual y colectiva, supone un quiebre que pone en riesgo la propia subjetividad. Se trata de cuestionar a fondo los mitos, relatos y valores que tenemos internalizados, que vivimos como naturales. Eran los años de la “pacificación nacional”, el “fin de la las ideologías”, “el perdón y el olvido”. La impunidad de los genocidas les permitía caminar entre nosotros, hacer declaraciones en los medios y refregarnos su versión de la historia.
La asunción de mi condición de “hijo” de desaparecidos fue el punto cero de mi búsqueda. Me entrevisté con sus compañeros, sus colegas y amigos. Me hablaron de sus gustos personales, sus preferencias musicales y sus convicciones políticas. Me entusiasmé, me sorprendí, me emocioné, me enamoré de su vocación revolucionaria.
“Soy hijo de Carlos y de Mecha, y de los 30.000 desaparecidos”, me sorprendí diciendo en una tarde de marzo. Así como las Madres de Plaza de Mayo socializaron su maternidad, los hijos socializamos nuestra condición. Ese paso crucial no es un reflejo mecánico ni supone la ausencia del vacío y la desolación como sentimientos primarios. Es, más bien, parte de un proceso político complejo y lleno de contradicciones que opera como contenedor de las individualidades y como impulsor de nuevos relatos que intervienen en la lucha simbólica por definir los márgenes de la memoria colectiva.
Entonces, la memoria de un pueblo sobre su pasado no puede ser penetrada sino a través de la constitución de identidades colectivas que son, a su vez, mucho más que la suma de las identidades personales.
Hoy tengo más años de los que tenían Carlos y Mecha cuando fueron secuestrados. Sus caras jóvenes, llenas de ilusión y compromiso se confunden con otras tantas entre las pancartas de una movilización. Mis hijos conocen la historia de sus abuelos y crecen en un país con memoria, verdad y justicia. Yo sigo en la búsqueda, ahora con la fortaleza que da el compromiso con la militancia política y con los ideales de aquella generación maravillosa. Y ese niño que fui vuelve todos los días para preguntar por sus padres.
¿Dónde se fue mi papá? ¿Dónde está mi mamá? ¿Cuándo vienen?
* El autor es periodista e investigador universitario, doctor en Comunicación Social de la UNLP, director de Radio Nacional Mendoza y Director Adjunto de APAS. Militante por los derechos humanos e hijo de desaparecidos. La foto muestra al autor de este texto junto a sus padres, Mercedes y Carlos, ambos desparecidos durante la dictadura.
Fuente, AgePeBa.
GB
Aniversario del golpe: por qué los radicales fueron expulsados de Plaza de Mayo
Por José Cornejo I El autor se pregunta porqué los radicales
fueron la única fuerza política expulsada de Plaza de Mayo el pasado 24 de
marzo.
El sábado 24 pasado, hubo dos marchas a Plaza de Mayo. Está la movilización oficial de los organismos de Derechos Humanos: Madres, Abuelas e H.I.J.O.S. Y como es usual desde 2003, los partidos de la izquierda trostkista organizan su marcha paralela.
Las atrocidades cometidas por la última dictadura (en el campo humanitario, económico, bélico) y el compromiso de los organismos le han dado una formidable legitimidad a las banderas de los Derechos Humanos. Por eso, a pesar de haber transcurrido 36 años del golpe militar, Plaza de Mayo rebosa de asistentes.
Así las cosas, una fracción de la Unión Cívica Radical se decidió a participar de la movilización. Se trató de un sector de la Franja Morada, frente universitario de la UCR y “Los irromplibles”, un colectivo territorial con mucha presencia en Caballito. Mucha perplejidad causó entre los transeúntes que el radicalismo acompañara desde Plaza Congreso hasta la Plaza de Mayo al Partido Obrero y al Partido de los Trabajadores Socialistas. Lo único que estas fuerzas tiene en común es su oposición al kirchnerismo.
La paradoja se resolvió cuando un cordón del PTS enfrentó a la UCR. Si bien un hombre mayor del trostkismo fue lastimado por “batatas” radicales, la columna de la UCR fue obligada a retroceder y terminó abandonando la Plaza por Diagonal Sur sin haber entrado. La presidencia de Raúl Alfonsín asumió el primer gobierno democrático y llevó a las Juntas Militares, responsables máximos del genocidio, al banquillo, un hecho insólito en la historia latinoamericana. Además, era un día de repudio al autoritarismo. ¿Por qué entonces los radicales fueron expulsados?
Una respuesta puede encontrarse en los cánticos del PTS. Hacían mención a las “leyes de impunidad”: la Ley de Obediencia Debida (solo los superiores eran responsables) y la Ley de Punto Final (las denuncias tenían una fecha límite para ser presentadas). El gobierno alfonsinista finalizó su gestión en una profunda crisis económica y desatando un vendaval represivo que se daba de bruces con la consigna radical de que “con la democracia se come, se cura, se educa”. El regreso radical en el bienio 1999-2001 fue aún menos feliz. La crisis económica fue más aguda y la represión todavía más feroz. El mandato de Fernando De la Rúa utilizó el estado de sitio para dejar 38 muertos (http://www.agenciapacourondo.com.ar/secciones/ddhh/6116).
Uno de los objetivos de la conmemoración es consolidar, profundizar un gran frente social de repudio a la dictadura. Expulsar a la UCR, aún con todas sus complicidades no ayuda. La izquierda trostkista se caracteriza por sus desmesuras, como cuando silenció los micrófonos de las Madres de Plaza de Mayo, el 24 de marzo de 2006 (http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article1823) para poder difundir sus consignas partidarias.
Aún así, los dirigentes de la UCR deberían hacer un profundo análisis de porqué no pueden participar de la movilización masiva del 24 de marzo. Quizás así pueda salir del ostracismo el partido centenario.
Agencia Paco Urondo.
GB
El sábado 24 pasado, hubo dos marchas a Plaza de Mayo. Está la movilización oficial de los organismos de Derechos Humanos: Madres, Abuelas e H.I.J.O.S. Y como es usual desde 2003, los partidos de la izquierda trostkista organizan su marcha paralela.
Las atrocidades cometidas por la última dictadura (en el campo humanitario, económico, bélico) y el compromiso de los organismos le han dado una formidable legitimidad a las banderas de los Derechos Humanos. Por eso, a pesar de haber transcurrido 36 años del golpe militar, Plaza de Mayo rebosa de asistentes.
Así las cosas, una fracción de la Unión Cívica Radical se decidió a participar de la movilización. Se trató de un sector de la Franja Morada, frente universitario de la UCR y “Los irromplibles”, un colectivo territorial con mucha presencia en Caballito. Mucha perplejidad causó entre los transeúntes que el radicalismo acompañara desde Plaza Congreso hasta la Plaza de Mayo al Partido Obrero y al Partido de los Trabajadores Socialistas. Lo único que estas fuerzas tiene en común es su oposición al kirchnerismo.
La paradoja se resolvió cuando un cordón del PTS enfrentó a la UCR. Si bien un hombre mayor del trostkismo fue lastimado por “batatas” radicales, la columna de la UCR fue obligada a retroceder y terminó abandonando la Plaza por Diagonal Sur sin haber entrado. La presidencia de Raúl Alfonsín asumió el primer gobierno democrático y llevó a las Juntas Militares, responsables máximos del genocidio, al banquillo, un hecho insólito en la historia latinoamericana. Además, era un día de repudio al autoritarismo. ¿Por qué entonces los radicales fueron expulsados?
Una respuesta puede encontrarse en los cánticos del PTS. Hacían mención a las “leyes de impunidad”: la Ley de Obediencia Debida (solo los superiores eran responsables) y la Ley de Punto Final (las denuncias tenían una fecha límite para ser presentadas). El gobierno alfonsinista finalizó su gestión en una profunda crisis económica y desatando un vendaval represivo que se daba de bruces con la consigna radical de que “con la democracia se come, se cura, se educa”. El regreso radical en el bienio 1999-2001 fue aún menos feliz. La crisis económica fue más aguda y la represión todavía más feroz. El mandato de Fernando De la Rúa utilizó el estado de sitio para dejar 38 muertos (http://www.agenciapacourondo.com.ar/secciones/ddhh/6116).
Uno de los objetivos de la conmemoración es consolidar, profundizar un gran frente social de repudio a la dictadura. Expulsar a la UCR, aún con todas sus complicidades no ayuda. La izquierda trostkista se caracteriza por sus desmesuras, como cuando silenció los micrófonos de las Madres de Plaza de Mayo, el 24 de marzo de 2006 (http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article1823) para poder difundir sus consignas partidarias.
Aún así, los dirigentes de la UCR deberían hacer un profundo análisis de porqué no pueden participar de la movilización masiva del 24 de marzo. Quizás así pueda salir del ostracismo el partido centenario.
Agencia Paco Urondo.
GB
lunes, 26 de marzo de 2012
Parenti, sobre complicidad civil de la dictadura (II): "Actores civiles van a quedar involucrados"
Parenti, sobre complicidad civil de la dictadura (II): "Actores civiles van a quedar involucrados"
Jueves 12 de Enero de 2012 20:23 Escrito por Agencia Paco Urondo
Por E. De la Calle y A. Garelli I Segunda parte de la charla de LA PACO URONDO con Pablo Parenti, Coordinador de la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las Causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado. Mirá lo que dijo.
APU: Una discusión que se dio desde siempre pero que ahora volvió con algún tenor polémico mayor, es el tema de la complicidad civil. En ese sentido, ¿cuál es el nivel de avance?PP: Cuando el proceso de juzgamiento empieza, lo hace por lo más obvio, lo más grueso y evidente, entonces empieza por el centro clandestino, por la tortura, por el secuestro. Luego la mirada se empieza a afinar un poco más, porque empiezan a aparecer otras declaraciones, otras pruebas que antes no había, los testimonios se enriquecen. Por ejemplo, pensemos las declaraciones sobre los delitos sexuales, que si bien había noticias desde la CONADEP y el Juicio a las Juntas sobre delitos sexuales, la cantidad de testimonios que hay hoy es comparablemente mayor. También empiezan a ver declaraciones sobre el papel de la Justicia. Es decir, muchos familiares empiezan a denunciar qué les pasó cuando fueron a la justicia a decir que un familiar había sido secuestrado. Empezamos a revisar los expedientes judiciales de la época. Empieza a haber otro tipo de mirada que permite imputaciones respecto de otros actores que no son los prototípicos del momento inicial de la persecución penal.
Yo creo que no caben dudas que la dictadura argentina fue una dictadura cívico militar. Ahora, no toda la participación civil en una dictadura se transforma inmediatamente en imputación penal. Lo que tenemos que hacer nosotros, cuando queremos hacer una imputación penal es poder vincular la intervención de una persona, su participación en hechos concretos. Entonces me parece que hoy en día vamos en esa senda. Pero, algo que tiene que quedar claro es que no toda responsabilidad social se hace a través del derecho penal. Hay muchas personas que quizá participaron de la dictadura militar pero pueden haber participado en lugares donde no tenían un vinculo directo con la represión. Lo que quiero decir es que el derecho penal es parte de la manera de saldar cuentas con el pasado. En la actuación del derecho penal parte de los actores civiles van a quedar involucrados, sin dudas.
APU: ¿Ustedes tuvieron acceso, trabajaron en la causa de Papel Prensa?PP: No, la causa de Papel Prensa la tramitó fiscalía. Esta Unidad Fiscal no actúa sobre una causa si no lo que hace es vincularse con los fiscales.
APU: Por último, te pido un balance de los cuatro años de la Unidad, pero sobretodo haciendo referencia a lo que ha sido desde 2003 para acá una de las políticas más ambiciosas que ha tenido el Estado nacional desde el gobierno de Néstor Kirchner. PP: Creo que es muy importante la política de persecución acompañada por muchos otros actos que tiene que ver con la memoria, con que la sociedad conozca y discuta lo que pasó en Argentina.
Y a mi me parece que una cuestión muy importante y valiosa del proceso de juzgamiento en Argentina es que demuestra que los juicios se pueden hacer, sin crisis social, y que lejos de poner en juego la estabilidad democrática fortalece la democracia. Creo que el futuro de la Argentina y el futuro del sistema democrático no es igual luego de estos juicios. Los juicios tienen un efecto político, social y pedagógico enorme. Yo destacaría esto. Veo la cantidad de jóvenes que hoy van a los juicios, cómo esto aparece en documentales, en programas de televisión, y mucha gente joven y no tan joven yo creo que conoce recién ahora lo que fue el horror de la dictadura en la Argentina. Y sobretodo en muchas provincias. Pensemos, Argentina tuvo un juicio muy importante que fue el Juicio a las Juntas, un juicios conocido en el mundo y es un emblema. Pero para muchas provincias el juicio fue solo una noticia, no tuvo una carnadura social tan fuerte como la que tiene hoy un juicio. El primer juicio en Corrientes fue un juicio que conmovió a la sociedad.
El de San Juan, San Luis... Creo que tiene un efecto social muy importante, mucho más que la historia judicial. Y también es un mensaje a otros países que tuvieron historias parecidas y quizá todavía no pueden definir un camino de justicia. Creo que la experiencia argentina indica que estos juicios son posibles y que fortalecen el sistema democrático. Así es que en ese sentido creo que tenemos que tener una satisfacción de cómo Argentina pudo revertir la historia. Una historia que iba a terminar con impunidad y que la Argentina pudo revertir. Más allá de los juicios, de las personas que no podamos juzgar, los tribunales hoy están abiertos y se está juzgando, esto me parece muy importante.
GB
Maurizio y los ingleses.
Mauricio Macri, se reunió con William Hague, ex líder del Partido Conservador y actual canciller de esa fuerza política en Inglaterra
Más que como un jefe de gobierno porteño, el ingeniero Mauricio Macri fue recibido ayer por las autoridades británicas como un pre candidato presidencial por el que sentían curiosidad y sobre el que querían conocer sus intenciones. La vicecanciller británica Gilliam Merron no lo disimuló y fue directa cuando lo interrogó en su oficina del Foreign Office: "¿Se presentará en el 2011?". Macri prefirió no revelarlo.
En el primer día de una gira de 72 horas en Londres, el jefe de gobierno porteño admitió que esta visita oficial en Gran Bretaña busca "restablecer la relación con el Reino Unido", casi congelada desde la llegada de Cristina Kirchner al poder en la Casa Rosada y a los tropezones luego de que Argentina declaró el default de su deuda externa.
Macri afirmó que a partir de la implementación de políticas internacionales inadecuadas, Argentina "quedó al margen del mundo". Aunque "no va a ser fácil" que recupere la confiabilidad en el corto plazo, se mostró optimista en revertir la situación "si volvemos a ser coherentes: Argentina tiene mucho que ofrecer".
El jefe de gobierno analizó con la vicecanciller británica los efectos de la crisis internacional y las herramientas a aplicar por las grandes ciudades con autonomía para reducir el impacto que provoca la recesión global. Macri le explicó la posición argentina sobre Malvinas y los proyectos de Buenos Aires para el bicentenario de la Revolución de Mayo, adonde Gran Bretaña enviará una muestra cultural.
En una reunión con el gabinete de Boris Johnson, el excéntrico alcalde de Londres, se interiorizó sobre los proyectos urbanísticos que aplica su alcaldía, en un diálogo que había iniciado con Boris en el fórum de Davos. Los ministros de políticas, Anthony Browne, y de transporte, Kuleever Ranger, explicaron la infraestructura y el funcionamiento del subterráneo londinense, que, con 274 estaciones, transporta diariamente 3 millones de personas. El pase Oyster Card, un boleto único que permite a los usuarios desplazarse en todo transporte público en la capital británica, también fue analizado porque un sistema similar se reproducirá en Buenos Aires.
Participaron de la comitiva de Macri el ministro de desarrollo económico Francisco Cabrera, Marina Klemensiewics por la COPINE y los diputados nacionales Federico Pinedo y Julián Obiglio, junto a su asesor de relaciones internacionales Diego Guelar.
Prof GB
Suscribirse a:
Entradas (Atom)