martes, 27 de marzo de 2012
PREGUNTAS
Con este texto de Ernesto Espeche, destacado columnista de AgePeBA y director adjunto de la Agencia Periodística de América del Sur (APAS), culminamos nuestra cobertura del 24 de marzo, con un homenaje a todas las víctimas de la dictadura cívico militar.
Por Ernesto Especche (*) / El genocidio argentino lesionó no solo a la generación militante de la década de 1970. También ensució y marcó para siempre la infancia de muchos y muchas que debieron, primero, preguntar; luego aceptar, y solo mucho más tarde reconstruir y buscar verdad y justicia para mantener su memoria y la de las nuevas generaciones.
Tenía poco más de dos años cuando irrumpió la dictadura cívico-militar-genocida. Mi hermano había cumplido apenas un año 20 días antes. Mi papá, Carlos, hacía meses que no venía por casa: su nombre integraba una larga lista de “subversivos” buscados por las fuerzas represivas.
Mi mamá, Mercedes –o Mecha, como le decían todos-, trabajaba en el hospital, atendía nuestras demandas y esperaba noticias de su compañero. Ambos eran médicos y militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Ambos componen la nómina de 30.000 detenidos desaparecidos. No volvimos a saber nada de ellos.
¿Dónde está mi papá? ¿Cuándo viene? Mis preguntas debieron representar un peso insoportable para mi mamá. Desde marzo no se sabía nada de Carlos. Solo llegaban versiones contradictorias que desalentaban cualquier esperanza y aumentaban la angustia que rodeaba el entorno familiar.
El 7 de junio un grupo de tareas entró en la humilde casa en que vivíamos y secuestraron a Mecha. Y golpearon a mi tío. Y se burlaron de mi abuela. Mi hermano y yo, envueltos entre mantas en una habitación del fondo, debimos sentir muy cerca los golpes a la puerta de entrada, los gritos, los llantos, el ruido de las llantas del Ford Falcon que se llevaba a mi mamá y el vacío que sobrevino desde entonces.
¿Dónde se fue mi mamá? ¿Cuándo viene? Son inexplicables los mecanismos a partir de los cuales los niños conviven con la desolación hasta naturalizarla. En algún punto, las respuestas imprecisas, imposibles, asumen la lógica coherente de un relato que termina por desgastar -hasta agotar- las preguntas más elementales.
El ingreso a la educación formal es el primer espacio de socialización sistémica extra familiar. A esas alturas, todavía bajo el régimen, ya no había espacio para preguntas; ese lugar fue ocupado por un vacío que no se podía enunciar. “De eso no se habla”, es decir que “eso” no está, no pasó, no existe; nadie habla de lo que no pasó, y si no pasó no existe.
Entrada la democracia yo estaba en el cuarto grado. Había vuelto la libertad y –con ella- la posibilidad de decir.
¿Qué decir? Veía por la tele la desesperación de unas mujeres con pañuelo que pedían “aparición con vida”, los rostros de funcionarios prometiendo justicia, los gestos inmutables de señores uniformados que hablaban de cosas que no entendía. Sentía que todo eso no tenía que ver con mi mundo. Mi universo se cerraba en mi abuela –con quien vivía y a quien ya llamábamos “mamá”-, los deberes de la escuela, los juegos con mi hermano, las visitas de mis primos y tíos y poco más.
“Mamá, me ayudás con la tarea”. Mi abuela lloraba de impotencia. Qué sabía ella de ejercicios combinados si era una tana que apenas terminó el “primero inferior”, si sólo vivía para criar a sus nietos, los hijos de su Mecha que nunca volvió. Seguía llorando. ¿Por qué llorás mamita? ¿Te sentís mal?
Por esos días mi familia decidió que era el momento de contarnos lo ocurrido. Fue una noche, en casa de una tía. “Sus padres están muertos, los mataron los militares… eran personas maravillosas, pueden estar orgullosos de ellos”. ¿Por qué los mataron?, pregunté con una frialdad fingida. “Porque ayudaban a los demás, porque querían un país mejor”. La “noticia” explicaba, en parte, ese sentimiento de rareza, de absurdo, de ajenidad que me acompañaba todos los días. Esa noche, mi hermano y yo no dormimos, tampoco hablamos del tema.
En la radio decían que mis papás y otros señores ponían bombas, que eran violentos. “¿Sos hijo de terroristas?”, “¡Sos un guacho!”, “¡Pobre!, no tenés papá ni mamá”, ¿Por qué le decís mamá a esa señora vieja que te trae a la escuela?”… No tenía herramientas para hacer frente a la mirada del mundo; al fin de cuentas, un pibe de 10 años se encuentra en inferioridad de condiciones si consideramos que el mito de los dos demonios ya se había extendido como relato del poder oficial. La impotencia, la culpa, la vergüenza y la timidez aparecen, entonces, como síntomas de esa desigualdad.
Ya en la secundaria, el estudio de la historia no contemplaba en sus contenidos el repaso por la historia reciente. Sin embargo, las miradas de los profesores, de mis amigos y de la chica que me gustaba delataban cierta complicidad teñida de compasión. La pena es incompatible con el amor. La victimización, más tarde pude entenderlo, fue parte de la demonización.
La conclusión de mis estudios secundarios y la elección de una carrera universitaria marcaron el final de la vida de mi abuela. Doña María había llegado tan lejos como sus fuerzas le permitieron. Antes de dejarnos, así cómo me pedía que me abrigue antes de salir o que no olvidara llevar mi documento, me imploró que no me “meta en política”. Hice esa promesa con la convicción de que no podría cumplirla. Ya tenía decidido –y ella lo percibía- ir en búsqueda de mi identidad. “No quiero que se repita la historia” dijo con una voz temblorosa, cargada de miedo, de terror. Después se murió.
Ir al encuentro de una historia, individual y colectiva, supone un quiebre que pone en riesgo la propia subjetividad. Se trata de cuestionar a fondo los mitos, relatos y valores que tenemos internalizados, que vivimos como naturales. Eran los años de la “pacificación nacional”, el “fin de la las ideologías”, “el perdón y el olvido”. La impunidad de los genocidas les permitía caminar entre nosotros, hacer declaraciones en los medios y refregarnos su versión de la historia.
La asunción de mi condición de “hijo” de desaparecidos fue el punto cero de mi búsqueda. Me entrevisté con sus compañeros, sus colegas y amigos. Me hablaron de sus gustos personales, sus preferencias musicales y sus convicciones políticas. Me entusiasmé, me sorprendí, me emocioné, me enamoré de su vocación revolucionaria.
“Soy hijo de Carlos y de Mecha, y de los 30.000 desaparecidos”, me sorprendí diciendo en una tarde de marzo. Así como las Madres de Plaza de Mayo socializaron su maternidad, los hijos socializamos nuestra condición. Ese paso crucial no es un reflejo mecánico ni supone la ausencia del vacío y la desolación como sentimientos primarios. Es, más bien, parte de un proceso político complejo y lleno de contradicciones que opera como contenedor de las individualidades y como impulsor de nuevos relatos que intervienen en la lucha simbólica por definir los márgenes de la memoria colectiva.
Entonces, la memoria de un pueblo sobre su pasado no puede ser penetrada sino a través de la constitución de identidades colectivas que son, a su vez, mucho más que la suma de las identidades personales.
Hoy tengo más años de los que tenían Carlos y Mecha cuando fueron secuestrados. Sus caras jóvenes, llenas de ilusión y compromiso se confunden con otras tantas entre las pancartas de una movilización. Mis hijos conocen la historia de sus abuelos y crecen en un país con memoria, verdad y justicia. Yo sigo en la búsqueda, ahora con la fortaleza que da el compromiso con la militancia política y con los ideales de aquella generación maravillosa. Y ese niño que fui vuelve todos los días para preguntar por sus padres.
¿Dónde se fue mi papá? ¿Dónde está mi mamá? ¿Cuándo vienen?
* El autor es periodista e investigador universitario, doctor en Comunicación Social de la UNLP, director de Radio Nacional Mendoza y Director Adjunto de APAS. Militante por los derechos humanos e hijo de desaparecidos. La foto muestra al autor de este texto junto a sus padres, Mercedes y Carlos, ambos desparecidos durante la dictadura.
Fuente, AgePeBa.
GB
Aniversario del golpe: por qué los radicales fueron expulsados de Plaza de Mayo
Por José Cornejo I El autor se pregunta porqué los radicales
fueron la única fuerza política expulsada de Plaza de Mayo el pasado 24 de
marzo.
El sábado 24 pasado, hubo dos marchas a Plaza de Mayo. Está la movilización oficial de los organismos de Derechos Humanos: Madres, Abuelas e H.I.J.O.S. Y como es usual desde 2003, los partidos de la izquierda trostkista organizan su marcha paralela.
Las atrocidades cometidas por la última dictadura (en el campo humanitario, económico, bélico) y el compromiso de los organismos le han dado una formidable legitimidad a las banderas de los Derechos Humanos. Por eso, a pesar de haber transcurrido 36 años del golpe militar, Plaza de Mayo rebosa de asistentes.
Así las cosas, una fracción de la Unión Cívica Radical se decidió a participar de la movilización. Se trató de un sector de la Franja Morada, frente universitario de la UCR y “Los irromplibles”, un colectivo territorial con mucha presencia en Caballito. Mucha perplejidad causó entre los transeúntes que el radicalismo acompañara desde Plaza Congreso hasta la Plaza de Mayo al Partido Obrero y al Partido de los Trabajadores Socialistas. Lo único que estas fuerzas tiene en común es su oposición al kirchnerismo.
La paradoja se resolvió cuando un cordón del PTS enfrentó a la UCR. Si bien un hombre mayor del trostkismo fue lastimado por “batatas” radicales, la columna de la UCR fue obligada a retroceder y terminó abandonando la Plaza por Diagonal Sur sin haber entrado. La presidencia de Raúl Alfonsín asumió el primer gobierno democrático y llevó a las Juntas Militares, responsables máximos del genocidio, al banquillo, un hecho insólito en la historia latinoamericana. Además, era un día de repudio al autoritarismo. ¿Por qué entonces los radicales fueron expulsados?
Una respuesta puede encontrarse en los cánticos del PTS. Hacían mención a las “leyes de impunidad”: la Ley de Obediencia Debida (solo los superiores eran responsables) y la Ley de Punto Final (las denuncias tenían una fecha límite para ser presentadas). El gobierno alfonsinista finalizó su gestión en una profunda crisis económica y desatando un vendaval represivo que se daba de bruces con la consigna radical de que “con la democracia se come, se cura, se educa”. El regreso radical en el bienio 1999-2001 fue aún menos feliz. La crisis económica fue más aguda y la represión todavía más feroz. El mandato de Fernando De la Rúa utilizó el estado de sitio para dejar 38 muertos (http://www.agenciapacourondo.com.ar/secciones/ddhh/6116).
Uno de los objetivos de la conmemoración es consolidar, profundizar un gran frente social de repudio a la dictadura. Expulsar a la UCR, aún con todas sus complicidades no ayuda. La izquierda trostkista se caracteriza por sus desmesuras, como cuando silenció los micrófonos de las Madres de Plaza de Mayo, el 24 de marzo de 2006 (http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article1823) para poder difundir sus consignas partidarias.
Aún así, los dirigentes de la UCR deberían hacer un profundo análisis de porqué no pueden participar de la movilización masiva del 24 de marzo. Quizás así pueda salir del ostracismo el partido centenario.
Agencia Paco Urondo.
GB
El sábado 24 pasado, hubo dos marchas a Plaza de Mayo. Está la movilización oficial de los organismos de Derechos Humanos: Madres, Abuelas e H.I.J.O.S. Y como es usual desde 2003, los partidos de la izquierda trostkista organizan su marcha paralela.
Las atrocidades cometidas por la última dictadura (en el campo humanitario, económico, bélico) y el compromiso de los organismos le han dado una formidable legitimidad a las banderas de los Derechos Humanos. Por eso, a pesar de haber transcurrido 36 años del golpe militar, Plaza de Mayo rebosa de asistentes.
Así las cosas, una fracción de la Unión Cívica Radical se decidió a participar de la movilización. Se trató de un sector de la Franja Morada, frente universitario de la UCR y “Los irromplibles”, un colectivo territorial con mucha presencia en Caballito. Mucha perplejidad causó entre los transeúntes que el radicalismo acompañara desde Plaza Congreso hasta la Plaza de Mayo al Partido Obrero y al Partido de los Trabajadores Socialistas. Lo único que estas fuerzas tiene en común es su oposición al kirchnerismo.
La paradoja se resolvió cuando un cordón del PTS enfrentó a la UCR. Si bien un hombre mayor del trostkismo fue lastimado por “batatas” radicales, la columna de la UCR fue obligada a retroceder y terminó abandonando la Plaza por Diagonal Sur sin haber entrado. La presidencia de Raúl Alfonsín asumió el primer gobierno democrático y llevó a las Juntas Militares, responsables máximos del genocidio, al banquillo, un hecho insólito en la historia latinoamericana. Además, era un día de repudio al autoritarismo. ¿Por qué entonces los radicales fueron expulsados?
Una respuesta puede encontrarse en los cánticos del PTS. Hacían mención a las “leyes de impunidad”: la Ley de Obediencia Debida (solo los superiores eran responsables) y la Ley de Punto Final (las denuncias tenían una fecha límite para ser presentadas). El gobierno alfonsinista finalizó su gestión en una profunda crisis económica y desatando un vendaval represivo que se daba de bruces con la consigna radical de que “con la democracia se come, se cura, se educa”. El regreso radical en el bienio 1999-2001 fue aún menos feliz. La crisis económica fue más aguda y la represión todavía más feroz. El mandato de Fernando De la Rúa utilizó el estado de sitio para dejar 38 muertos (http://www.agenciapacourondo.com.ar/secciones/ddhh/6116).
Uno de los objetivos de la conmemoración es consolidar, profundizar un gran frente social de repudio a la dictadura. Expulsar a la UCR, aún con todas sus complicidades no ayuda. La izquierda trostkista se caracteriza por sus desmesuras, como cuando silenció los micrófonos de las Madres de Plaza de Mayo, el 24 de marzo de 2006 (http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article1823) para poder difundir sus consignas partidarias.
Aún así, los dirigentes de la UCR deberían hacer un profundo análisis de porqué no pueden participar de la movilización masiva del 24 de marzo. Quizás así pueda salir del ostracismo el partido centenario.
Agencia Paco Urondo.
GB
lunes, 26 de marzo de 2012
Parenti, sobre complicidad civil de la dictadura (II): "Actores civiles van a quedar involucrados"
Parenti, sobre complicidad civil de la dictadura (II): "Actores civiles van a quedar involucrados"
Jueves 12 de Enero de 2012 20:23 Escrito por Agencia Paco Urondo
Por E. De la Calle y A. Garelli I Segunda parte de la charla de LA PACO URONDO con Pablo Parenti, Coordinador de la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las Causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado. Mirá lo que dijo.
APU: Una discusión que se dio desde siempre pero que ahora volvió con algún tenor polémico mayor, es el tema de la complicidad civil. En ese sentido, ¿cuál es el nivel de avance?PP: Cuando el proceso de juzgamiento empieza, lo hace por lo más obvio, lo más grueso y evidente, entonces empieza por el centro clandestino, por la tortura, por el secuestro. Luego la mirada se empieza a afinar un poco más, porque empiezan a aparecer otras declaraciones, otras pruebas que antes no había, los testimonios se enriquecen. Por ejemplo, pensemos las declaraciones sobre los delitos sexuales, que si bien había noticias desde la CONADEP y el Juicio a las Juntas sobre delitos sexuales, la cantidad de testimonios que hay hoy es comparablemente mayor. También empiezan a ver declaraciones sobre el papel de la Justicia. Es decir, muchos familiares empiezan a denunciar qué les pasó cuando fueron a la justicia a decir que un familiar había sido secuestrado. Empezamos a revisar los expedientes judiciales de la época. Empieza a haber otro tipo de mirada que permite imputaciones respecto de otros actores que no son los prototípicos del momento inicial de la persecución penal.
Yo creo que no caben dudas que la dictadura argentina fue una dictadura cívico militar. Ahora, no toda la participación civil en una dictadura se transforma inmediatamente en imputación penal. Lo que tenemos que hacer nosotros, cuando queremos hacer una imputación penal es poder vincular la intervención de una persona, su participación en hechos concretos. Entonces me parece que hoy en día vamos en esa senda. Pero, algo que tiene que quedar claro es que no toda responsabilidad social se hace a través del derecho penal. Hay muchas personas que quizá participaron de la dictadura militar pero pueden haber participado en lugares donde no tenían un vinculo directo con la represión. Lo que quiero decir es que el derecho penal es parte de la manera de saldar cuentas con el pasado. En la actuación del derecho penal parte de los actores civiles van a quedar involucrados, sin dudas.
APU: ¿Ustedes tuvieron acceso, trabajaron en la causa de Papel Prensa?PP: No, la causa de Papel Prensa la tramitó fiscalía. Esta Unidad Fiscal no actúa sobre una causa si no lo que hace es vincularse con los fiscales.
APU: Por último, te pido un balance de los cuatro años de la Unidad, pero sobretodo haciendo referencia a lo que ha sido desde 2003 para acá una de las políticas más ambiciosas que ha tenido el Estado nacional desde el gobierno de Néstor Kirchner. PP: Creo que es muy importante la política de persecución acompañada por muchos otros actos que tiene que ver con la memoria, con que la sociedad conozca y discuta lo que pasó en Argentina.
Y a mi me parece que una cuestión muy importante y valiosa del proceso de juzgamiento en Argentina es que demuestra que los juicios se pueden hacer, sin crisis social, y que lejos de poner en juego la estabilidad democrática fortalece la democracia. Creo que el futuro de la Argentina y el futuro del sistema democrático no es igual luego de estos juicios. Los juicios tienen un efecto político, social y pedagógico enorme. Yo destacaría esto. Veo la cantidad de jóvenes que hoy van a los juicios, cómo esto aparece en documentales, en programas de televisión, y mucha gente joven y no tan joven yo creo que conoce recién ahora lo que fue el horror de la dictadura en la Argentina. Y sobretodo en muchas provincias. Pensemos, Argentina tuvo un juicio muy importante que fue el Juicio a las Juntas, un juicios conocido en el mundo y es un emblema. Pero para muchas provincias el juicio fue solo una noticia, no tuvo una carnadura social tan fuerte como la que tiene hoy un juicio. El primer juicio en Corrientes fue un juicio que conmovió a la sociedad.
El de San Juan, San Luis... Creo que tiene un efecto social muy importante, mucho más que la historia judicial. Y también es un mensaje a otros países que tuvieron historias parecidas y quizá todavía no pueden definir un camino de justicia. Creo que la experiencia argentina indica que estos juicios son posibles y que fortalecen el sistema democrático. Así es que en ese sentido creo que tenemos que tener una satisfacción de cómo Argentina pudo revertir la historia. Una historia que iba a terminar con impunidad y que la Argentina pudo revertir. Más allá de los juicios, de las personas que no podamos juzgar, los tribunales hoy están abiertos y se está juzgando, esto me parece muy importante.
GB
Maurizio y los ingleses.
Mauricio Macri, se reunió con William Hague, ex líder del Partido Conservador y actual canciller de esa fuerza política en Inglaterra
Más que como un jefe de gobierno porteño, el ingeniero Mauricio Macri fue recibido ayer por las autoridades británicas como un pre candidato presidencial por el que sentían curiosidad y sobre el que querían conocer sus intenciones. La vicecanciller británica Gilliam Merron no lo disimuló y fue directa cuando lo interrogó en su oficina del Foreign Office: "¿Se presentará en el 2011?". Macri prefirió no revelarlo.
En el primer día de una gira de 72 horas en Londres, el jefe de gobierno porteño admitió que esta visita oficial en Gran Bretaña busca "restablecer la relación con el Reino Unido", casi congelada desde la llegada de Cristina Kirchner al poder en la Casa Rosada y a los tropezones luego de que Argentina declaró el default de su deuda externa.
Macri afirmó que a partir de la implementación de políticas internacionales inadecuadas, Argentina "quedó al margen del mundo". Aunque "no va a ser fácil" que recupere la confiabilidad en el corto plazo, se mostró optimista en revertir la situación "si volvemos a ser coherentes: Argentina tiene mucho que ofrecer".
El jefe de gobierno analizó con la vicecanciller británica los efectos de la crisis internacional y las herramientas a aplicar por las grandes ciudades con autonomía para reducir el impacto que provoca la recesión global. Macri le explicó la posición argentina sobre Malvinas y los proyectos de Buenos Aires para el bicentenario de la Revolución de Mayo, adonde Gran Bretaña enviará una muestra cultural.
En una reunión con el gabinete de Boris Johnson, el excéntrico alcalde de Londres, se interiorizó sobre los proyectos urbanísticos que aplica su alcaldía, en un diálogo que había iniciado con Boris en el fórum de Davos. Los ministros de políticas, Anthony Browne, y de transporte, Kuleever Ranger, explicaron la infraestructura y el funcionamiento del subterráneo londinense, que, con 274 estaciones, transporta diariamente 3 millones de personas. El pase Oyster Card, un boleto único que permite a los usuarios desplazarse en todo transporte público en la capital británica, también fue analizado porque un sistema similar se reproducirá en Buenos Aires.
Participaron de la comitiva de Macri el ministro de desarrollo económico Francisco Cabrera, Marina Klemensiewics por la COPINE y los diputados nacionales Federico Pinedo y Julián Obiglio, junto a su asesor de relaciones internacionales Diego Guelar.
Prof GB
El golpe cívico....
Desde hace algunos años no es extraño referirse al último gobierno de facto como una dictadura-cívico militar. El término se ha ido imponiendo en el lenguaje periodístico, en las instituciones escolares e incluso en el sentido común de la población. La consigna para la marcha del presente 24 de marzo será “los grupos económicos también fueron la dictadura”, frase que incluye a los empresarios en el sector civil compuesto también por jueces, sacerdotes, políticos y medios de comunicación.
Existen algunos casos emblemáticos de complicidad empresarial en la organización de la represión. El ingenio azucarero Ledesma de Jujuy proveyó de camiones al Ejército para el secuestro de sus trabajadores. A mediados de 1976 en la denominada noche del apagón, la empresa cortó el suministro de energía eléctrica para facilitar las operaciones y permitió que dentro de la empresa funcionase el escuadrón 20 de gendarmería, constituido en centro clandestino de detención.
En la represión de la Ford también fueron utilizados rodados provistos por la empresa. Los militares usaron camionetas F-100 en los operativos e instalaron un centro clandestino de detención en la fábrica donde personal de la empresa participó de los interrogatorios. En la Mercedes-Benz los trabajadores eran secuestrados con listas negras proporcionados por los directivos. Las dos automotrices tienen características similares: las victimas fueron trabajadores delegados de sección o integrantes de la comisión interna.
Las empresas Acindar y Siderca también instalaron centros clandestinos de detención en sus predios. La primera, ubicada en Villa Constitución y presidida por José Alfredo Martínez de Hoz impulsó la represión en 1975 con el objetivo de desmembrar la dirección de la UOM local. En la represión participaron distintas fuerzas de seguridad y sectores afines a José López Rega. La empresa facilitó su helipuerto a la Policía Federal y permitió que se instalase un cuartel en la fábrica donde funcionó un centro clandestino de detención.
En la puerta de Siderca, perteneciente al Grupo Techint, se instaló personal del Ejército con un listado de obreros “indeseables” proporcionados por la empresa. Los detenidos fueron alojados en un centro clandestino en el Tiro Federal de Campana, contiguo a la fábrica, que se comunicaba con el predio por una puerta. El mismo modus operandi fue empleado en el astillero Astarsa. El 24 de marzo de 1976 fuerzas del Ejército acordonaron la entrada del predio con tanques de guerra, carros de asalto y helicópteros e identificaron con colaboración de la empresa a los trabajadores “rebeldes” para detenerlos y llevarlos a la comisaría 1ª de Tigre.
Las causas judiciales
En todos los casos mencionados existen causas por delitos de lesa humanidad. La Secretaría de Derechos Humanos de Nación intervino en algunos como querellante. En la causa Ledesma uno de los acusados es su titular Pedro Blaquier quien fue citado para prestar declaración indagatoria. Sin embargo la citación fue desestimada por el juez subrogante Carlos Olivera Pastor.
Los casos de Ford y Mercedes Benz están en el juzgado federal de Daniel Rafecas de San Martín. La causa de Astarsa también se tramita en la misma jurisdicción. La Secretaría de Derechos Humanos se presentó como querellante en las dos automotrices y en el caso de Ford participó de un acto en el que se señalizó la fábrica como un lugar de secuestro de trabajadores. A su vez el fiscal Federico Delgado ha pedido la indagatoria para los directivos de la empresa.
La causa de Acindar fue impulsada por la Secretaría de Derechos Humanos en diciembre de 2010. Está en manos del juez federal de Norberto Oyarbide pero por ahora ha presentado pocos avances. Finalmente, en septiembre del año pasado un grupo denominado “Trabajadores y Delegados de los 70 por Juicio a los Responsables del golpe cívico-militar” presentaron en la justicia penal documentación que involucra al directorio de Mercedes Benz, Ford, Astarsa y Techint en el financiamiento de los servicios de Inteligencia del Ejército. Si tomamos la caracterización de Rodolfo Walsh en su carta a la junta, donde plantea que las peores violaciones a los Derechos Humanos fueron producto de la política económica de la dictadura, concluiremos que estas empresas favorecidas por aquel modelo violaron los Derechos Humanos por partida doble
Los Grupos económicos en la actualidad
El gran apoyo recibido por Cristina en las últimas elecciones debe mucho a la política económica implementada desde 2003. ¿Qué rol jugaron los grupos económicos analizados en relación al modelo? Salvo Astarsa que cerró en 1994, el resto sigue en funciones. En la actualidad Ledesma desarrolla actividades diversificadas orientadas al mercado interno como la producción de papel, azúcar y naranjas. Sin embargo, las pésimas condiciones laborales de sus trabajadores y el autoritarismo frente a la población circundante a sus predios la posicionan como una de las empresas más dañinas del país. Sirva como ejemplo el desalojo que impulsó en terrenos de su propiedad que dejaron un saldo de cuatro muertos.
El caso de Techint es más complejo. El grupo está acostumbrado a condicionar a gobiernos y querer digitar la política económica nacional. Los roces con las gestiones de Néstor y Cristina fueron una constante pese a compartir algunos lineamientos generales de la política industrial. Sin embargo, las empresas del grupo dinamizan el mercado interno proveyendo insumos para la industria (sobretodo la petrolera) y abasteciéndose de una red de proveedores nacionales (sobretodo PYMES) a los que transfiere tecnología, financiamiento y capacitación de recursos humanos.
Acindar es una empresa consustanciada con el crecimiento industrial del modelo kirchnerista. La empresa fabrica alambres, clavos, mallas y barras de acero además de cordones para hormigón postesado y acero para estructuras de hormigón armado, insumos básicos de la industria de la construcción, pilar del crecimiento económico de todo el ciclo kirchnerista. La empresa no pertenece más a la familia Acevedo y está en manos de Arcelor Mittal, el principal productor siderúrgico del mundo, conformado en su mayoría por capitales indios.
Las automotrices han sido centrales en el modelo económico kirchnerista. El año pasado hubo un récord en la producción de autos, superándose las ochocientos mil unidades. El aporte de Mercedes Benz ha sido ínfimo y el de Ford de un 14 % pero ambas expresan un sector considerado estratégico por el gobierno nacional. La inauguración con presencia de Cristina de la nueva planta de motores de Ford en Pacheco simboliza ese aspecto. El mismo gobierno que señala un centro clandestino de detención en la fábrica le reconoce su actividad presente y la apuesta al futuro.
La responsabilidad empresarial
Los grupos económicos fueron la dictadura como también lo fueron las Fuerzas Armadas. De la misma manera que el personal militar comprometido con la represión está siendo juzgado, los empresarios que fueron cómplices deberán pasar al banquillo de los acusados. Caiga quien caiga y sin importar si siguen ejerciendo funciones empresariales en la actualidad.
Sin embargo, como dice Walsh, la violación más profunda a los Derechos Humanos de la dictadura fue su política económica. Sin un Estado que discipline al capital las empresas nunca cumplirán la función social que le atribuye la filosofía peronista. Por esa razón el gobierno, al igual que lo hizo con las Fuerzas Armadas, busca encuadrar a los empresarios para comprometerles en una política nacional. Sólo así los grupos económicos cumplirán un rol positivo para el conjunto de la población y no cometerán nunca más un genocidio social.
Agencia Paco Urondo.
GB
Imágenes tomados del libro "Decíamos ayer", de Eduardo Blaustein y Martín Zubieta. Primeras planas de los principales diarios entre 1975 y 1976.
Qué opinarán hoy los escribas del oligopolio sobre estos titulares por-videlistas.
Cómplices del genocidio desde sus tribunas de tintasangrederramada.
GB
Cómplices del genocidio desde sus tribunas de tintasangrederramada.
GB
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