martes, 20 de marzo de 2012

YPF

BIEN ESTRATÉGICO
 
 Por Alfredo Zaiat*
 
El comportamiento del grupo hispano-argentino Repsol-Eskenazi gestionando la petrolera YPF responde a criterios frecuentes del sector privado: maximización de ganancias con su posterior distribución generosa entre accionistas. La reinversión productiva queda subordinada a la meta prevista sobre el monto de apropiación de utilidades, conducta asociada a un esquema dominado por principios financieros. Esto significa que los fondos destinados a ampliar la frontera productiva provienen de excedentes, si se llegaran a contabilizar, luego de satisfacer el presupuestado retorno financiero sobre el capital. Esta forma de desenvolverse sólo se altera con la intervención del Estado mediante regulaciones específicas y normas generales, con el objetivo de coordinar el interés privado y el beneficio del conjunto. Este marco global de desarrollo de compañías privadas requiere una precisión conceptual para el caso del petróleo. La clave para abordarlo es definir las características de los recursos hidrocarburíferos: no son un producto comercial más, una materia prima como el resto, sino que es un bien estratégico.
 
Si se acepta esa definición, el comienzo de cualquier debate sobre qué hacer con las petroleras que operan en áreas de explotación en territorio nacional, en especial con YPF, adquiere mayor claridad en un escenario cruzado por intereses poderosos, influyentes y abultadas billeteras en cada uno de los ámbitos donde se expone la actual disputa por las inversiones, producción y reservas petroleras.
 
Los países desarrollados definieron con autoridad que los recursos energéticos son bienes estratégicos, ayudando a la expansión de sus trasnacionales. Con la desregulación y globalización financiera, a través de las propias compañías y organismos internacionales, se fue imponiendo la idea en las naciones periféricas de que el crudo es un commodity. Como si el petróleo fuera un simple producto comercial o cualquier otra materia prima, lo mismo que el trigo o el café. La diferencia más notable, pero no por eso evidente por la captura del sentido común, es que el petróleo y el gas –combustibles por el momento imprescindibles para impulsar el motor de las economías– son recursos no renovables. Característica que los convierte en estratégicos. Esto no es materia de discusión ni debate en los países centrales, donde el acceso, control y utilización del petróleo es considerado una política de Estado. Estados Unidos, por ejemplo, tiene una reserva federal de petróleo, además de que utiliza todo su poderío militar para apropiarse de áreas energéticas fuera de su frontera, como en Irak.
 
El desarrollo de un país está vinculado a la disponibilidad y producción de energía para su sector productivo. Se necesita energía abundante y sin interrupción para sostener ritmos de crecimiento acelerados. A la vez, esa energía debe ser comercializada a costos que permitan a las actividades ser competitivas, local e internacionalmente. En esa instancia, emerge una contradicción si esos recursos son manejados por compañías privadas, cuyo objetivo es maximizar utilidades en el período más corto de tiempo, y si son extranjeras, enviar esas ganancias a sus casas matrices. Este comportamiento se traduce necesariamente en escaso compromiso por la explotación prudente de recursos estratégicos no renovables, por la recuperación de reservas o por el autoabastecimiento energético del país donde expande sus operaciones. Ante esa previsible conducta del sector privado resulta fundamental la intervención del Estado en la gestión del mercado de hidrocarburos, no sólo impulsando inversiones en infraestructura, como gasoductos, sino también en la administración y planificación de la disponibilidad de petróleo y gas. Hoy esto significa recuperar la soberanía energética, que incluye a los privados pero bajo un plan estratégico del Estado.
 
Argentina es el único país en el mundo donde el petróleo y el gas están en manos de trasnacionales, su explotación como su disponibilidad. Es una pérdida de la soberanía energética extraordinaria. El Estado nacional no tiene injerencia en el monto y destino de las inversiones, ni en proyectos de expansión, exploración y explotación, ni en el ritmo de producción o de recuperación e incremento de reservas. Las concesiones fueron otorgadas con metas difusas. La privatización de YPF, empresa que le permitía al Estado controlar el mercado de hidrocarburos, privó al país de una política de exploración y explotación racional acorde con las necesidades sociales. También implicó la privación de ingresos que hubiesen permitido el desarrollo de energías alternativas y en su lugar promovió la transferencia de ganancias extraordinarias hacia el sector privado.
 
En cambio, Petrobras (Brasil), Pemex (México), PdVSA (Venezuela), PetroEcuador y desde hace pocos años YPFB (Bolivia), cada una con sus particularidades, son empresas estatales que tienen un papel central en la política petrolera de sus respectivos países. Además de definir el rumbo estratégico, esos Estados capturan la renta petrolera en diferentes porcentajes; ninguno menos de la mitad.
 
En el actual escenario energético regional de apropiación estatal de la renta petrolera y panorama mundial convulsionado por la conquista de áreas petroleras estratégicas en Medio Oriente y Asia por parte de Estados Unidos y potencias europeas, el esquema argentino no sólo ha quedado descolocado sino que también es inconsistente en términos del interés nacional. En la década del noventa, el modelo energético cambió de uno estatal a uno privatizado, pasando así el petróleo de ser considerado un bien estratégico a representar una materia prima más. Se comenzó a exportar petróleo y gas capturando las trasnacionales la totalidad de la renta petrolera local. La española Repsol era un actor marginal en el mundo de las petroleras, y gracias a YPF pasó a integrar el lote de compañías de segundo nivel detrás de las gigantes mundiales.
 
Desde que Repsol desembarcó en YPF fue impresionante el rally alcista del precio del petróleo. A fines de 1998, el barril se ubicaba en 10-12 dólares. No había peor momento para vender el control accionario de una petrolera que en ese año. Y eso fue lo que se hizo con el paquete remanente de YPF en manos del Estado. Esa operación se concretó en el segundo gobierno de Carlos Menem, con Roque Fernández como ministro de Economía y Roberto Dromi, ex ministro de Obras Públicas, actuando como nexo con los españoles de Repsol. Desde entonces, el crudo no paró de subir, acelerando su tendencia alcista a partir de 2002 hasta ubicarse ahora por encima de los 100 dólares el barril. Tampoco pararon de subir las ganancias, el patrimonio y el valor de mercado de Repsol.
 
En el documento “20 años de la privatización de YFP. Balance y perspectivas” que publicaron los investigadores Ignacio Sabbatella y Esteban Serrani en la edición de octubre pasado Voces en el Plan Fénix se destaca que la transformación del sector bajo los preceptos neoliberales dio origen a un oligopolio privado: cuatro empresas explican cerca del 66 por ciento de la extracción de petróleo (Repsol YPF, Pan American Energy, Chevron y Petrobras, en ese orden), cuatro empresas extraen el 75 por ciento del gas (Repsol YPF, Total Austral, Pan American Energy y Petrobras) y tres firmas representan el 80 por ciento de la capacidad de refinación (Repsol YPF, Shell y Esso). “Por lo tanto, la desregulación y privatización no generó la prometida competencia sino una importante concentración del mercado, liderado en todos los rubros por Repsol YPF”, concluyen.
 
El kirchnerismo modificó muy poco ese mercado y sólo intervino desconectando el precio local del internacional, aunque en los últimos años ha autorizado una seguidilla de ajustes, a partir del desembarco del grupo local Eskenazi en YPF. También aplica retenciones móviles a las exportaciones. Esa participación estatal en la renta petrolera ha sido importante pero fue solamente un ajuste financiero a la ecuación de las compañías, con una concepción muy economicista de lo que es el petróleo. Ahora, después del reclamo de CFK a YPF por la caída de la producción, la movida de las provincias petroleras revirtiendo áreas concesionadas, la mayoría marginales, puede ser el punto de partida para empezar a cambiar un modelo energético que ha mostrado sus límites. O convertirse en un trueque de figuritas de empresas petroleras sin alterar el modo de negocios.
 
La magnitud y orientación de estos últimos movimientos políticos y operativos permitirán una evaluación más precisa cuando se observe si la política oficial de administración de los recursos hidrocarburíferos recupera el concepto de bien estratégico para el petróleo y el gas, o si simplemente se trata de cuestiones coyunturales vinculadas al desequilibrio de la balanza comercial del sector.
 
 
Fuente: Pagina 12

GB

EL BANCO CENTRAL

A 77 AÑOS DE SU CREACION RENACE UNA SUERTE DEL DEBATE PRIMIGENIO SOBRE EL BCRA
 
 
Por Fernando Del Corro *
 
Cuando se están por cumplir 77 años de la creación del Banco Central de la República Argentina (BCRA), durante el gobierno del presidente Agustín Pedro Justo, el Congreso de la Nación se encuentra en pleno proceso de discusión sobre las características y facultades que debe tener el mismo y en el cual confrontan los intereses de los sectores del poder financiero a través de sus voceros políticos y aquellos otros, que diferencias mediante, aspiran a que el estado tenga un real poder sobre el manejo del dinero y las reservas públicas.
 
La creación del BCRA fue el resultado de la Ley 12.155, promulgada por el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) el 28 de mayo de 1935 y pocos días más tarde, el 6 de junio, comenzó a funcionar como tal siendo su primer gerente general el economista Raúl Prebisch, pilar de un profundo debate que impidió que la gran banca se quedara con el control del organismo y, por el contrario, éste pasó a tener autoridad para establecer controles sobre aquella; precisamente uno de los puntos en los que el nuevo proyecto en danza pretende avanzar.
 
Si bien los bancos públicos existieron desde los albores de la etapa independentista, incluyendo desapariciones por quiebras y reapariciones, el estado no tuvo un real control de manejo financiero y de la propia emisión como cuando los llamados “bancos garantidos” fueron autorizados a emitir dinero en 1897 por el gobierno de Miguel Angel Juárez Celman, lo que devino en uno de los graves problemas generadores de la crisis de 1890, como analizara ese gran economista argentino que fuera Jean Silvio Gesell –epónimo del balneario atlántico- en su obra “Hacia la reforma monetaria como puente hacia el estado de bienestar”, ampliamente citada por John Maynard Keynes en su “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”.
 
Es en esta obra y en otras, precisamente, cuando Keynes destaca la importancia de que los gobiernos posean sus bancos centrales, con plena autoridad sobre los mismos. Pero ya antes de aparecer la “Teoría general” en 1936 en buena parte la América Latina se habían comenzado a concretar los mismos, como en el caso del Brasil, bajo los lineamientos propuestos por Otto Niemeyer, director del Banco de Inglaterra, y en estados andinos como Perú, Colombia, Chile y Ecuador, en estos casos con el asesoramiento del economista estadounidense Edwin Walter Kammerer. En el gobierno de Justo se pensó en los dos pero, finalmente, se optó por Niemeyer como consultor del proyecto del caso.
 
Fueron los primeros tiempos de esa gestión cuando era ministro de Economía el radical antipersonalista Alberto Hueyo, que aplicó medidas de ajuste ortodoxo, cuando en 1932 se invitó a Niemeyer y se le pidió la propuesta de funcionamiento de lo que fue el BCRA. Este la elevó en 1933 siendo ministro el socialista independiente Federico Pinedo (parece que el homónimo nieto ahora va a estar más cerca de Hueyo que de su abuelo en el debate parlamentario) quién tenía a Prebisch como su principal colaborador. Pero éste era discípulo de otro gran economista, Alejandro Ernesto Bunge, y sus ideas circulaban por otros derroteros. Así fue como señaló que debía instrumentarse "una política monetaria y financiera que responda a las auténticas conveniencias nacionales". De esa manera, el mismo Prebisch que en 1956 diera un falso dictamen antiperonista sobre la economía argentina, se puso a pelear por cambios y logró hacerlo de manera decisiva.
 
El ex ministro Hueyo, como ahora el ex presidente del BCRA Martín Pérez Redrado, se opuso a los cambios afirmando que “la nueva concepción, si bien guardaba el articulado y la división de materias del proyecto de Niemeyer, alteraba en realidad sus líneas fundamentales”. De ser un banco manejado por el sistema financiero privado, al estilo del Banco de Inglaterra y de la propia Reserva Federal estadounidense, el nuevo BCRA convirtió al estado “en el mayor accionista al otorgarle la mitad de la suscripción”, se quejó Hueyo.
 
Tal como señala el historiador económico Mario Rapoport, fueron cinco los principales aspectos en los que se reformó la carta del futuro banco emisor y, como se puede observar, algunos tienen claramente que ver con la ahora proyectada reforma que tiende a dejar de lado los esquemas implantados por los esquemas “neomercantilistas”, término más apropiado que “neoliberales”, implementados en la década de 1990. El primero de esos puntos tuvo que ver con el saneamiento del sistema financiero (había varios bancos en problemas) para lo cual se avaluaron las reservas metálicas y se emitió en consecuencia. Es decir se amplió la circulación monetaria.
 
Otra cuestión que tiene que ver con la actualidad fue la creación de la superintendencia de bancos, no prevista en el proyecto del funcionario del Banco de Inglaterra según el cual las entidades financieras sólo tenían la obligación de presentar sus balances al BCRA pero éste no tenía facultades como contralor. Asimismo estaba la cuestión del manejo de la liquidez pudiendo restringirla en épocas de bonanza y expandirla en tiempos de vacas flacas. Asimismo mientras Niemeyer propuso subir las tasas de interés en función de la merma de reservas, con sus consecuencias negativas para el desarrollo económico –sobre todo cuando había que desprenderse de oro-, gracias a lo planteado por el luego gerente general ello fue desechado. Por último se agregó la facultad al banco emisor de establecer la política cambiaria.
 
Todo ello permitió que sus autoridades pudieran implementar durante varios años una política absolutamente anticíclica. Cabe tener en cuenta que la propuesta de que el directorio estuviese controlado por la gran banca privada, básicamente extranjera, también fue dejada de lado limitando a ésta a un porcentaje muy minoritario del directorio. Algo que luego fue eliminado por completo con la nacionalización del BCRA durante la gestión presidencial de Edelmiro Julián Farrell.
 
El proyecto del PEN es mejorable, incluso con la propuesta presentada hace tiempo por el diputado oficialista Carlos Salomón Heller. Sin embargo no son éstas las cuestiones que se plantean y se ponen como ejemplos las rigideces del Banco Central Europeo (BCE) que contribuyeron a desatar la actual crisis en el Viejo Continente; las políticas antiinflacionarias del Banco do Brasil que provocaron la financiarización de la economía de ese país con una enorme caída de la producción real, cosa que ahora está tratando de revertir la presidenta Dilma Vana Rousseff; y hasta una cosa tan ridícula como mencionar la política monetaria del Ecuador, país que no tiene moneda ya que utiliza el dólar estadounidense, sugerido en su momento a un anterior gobierno por el tristemente célebre argentino Domingo Felipe Cavallo, una trampa de la que hoy no sabe cómo salir el presidente Rafael Vicente Correa. Curiosamente la propia China está reduciendo el coeficiente de reservas de su banco central.
 
        
 
(*) Profesor de Historia por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA); en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UBA se desempeña como docente en Historia Económica Argentina, como subdirector del post grado en Periodismo Económico y como conductor del programa radial Económicas y la Comunidad; en la Facultad de Derecho (FD) de la UBA colabora en la materia Deuda Externa; es periodista en la agencia Télam SE; y miembro de número del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.

Prof GB

El "dios mercado".

"Es curioso cómo la terminología que nombra y describe la transición (transacción?) de la vida a la muerte, y todo lo que afectivamente genera, suele usar significatantes extraídos, contaminados, corrompidos por al siempre capciosa economía. En todos los niveles. Las consabidas pérdidas, los deudos y deudas, el pagar con/malgastar una vida, que dejará o no un saldo.La muerte que pasa a cobrar lo que queda de ese capital que te dieron para gastar. Incluso espiritualmente, vivir es acumular (para el "oreo lado"), y hay que cuidarse porque al fin de cuentas, si no perdonas tus deudas, el Supremo Acreedor no perdonará las tuyas. Todo mal.

   La vida toda-que no es una cuenta de resultados. , ni una inversión, ni un capital, ni un negocio, como propone este mundo al revés-queda sometida a la semántica del campo monetario. En el ejemplo que nos interesa, las pérdidas afectivas se supone que no son deudas; sin embargo, hay que-en nombre de la equívoca salud- asumirlas. No deja de ser una forma/fórmula equivalente a la de aquél perverso apotegma de honrar la deuda ( se ha dicho y repetido), porque la única regla moral que parece digna de aplicación y respeto es la que tiene al sagrado dinero de por medio: el juego y el negocio (amorales por naturaleza) generan compromisos sagrados. ¿Son estos los valores del mercado? No. Lo único que existe es un perverso mercado de valores. En baja , siempre en baja..

   Y así, una vez economizado lo humano, para redondear la ecuación solo falta "humanizar" la economía. Pero solo desde el lenguaje, porque cada vez que alguien pretende desde el Estado soberano, aunque sea tímidamente, tocar, regular, supervisar, controlar los movimientos de los ladrones, se empieza a hablar -por ejemplo- de la "inquietud" de los mercados o de la necesidad de las entidades financieras. Qué tramposos. Lo jodido es que el sistema está armado de tal manera, con una lógica tan perversa, que pareciera que no hay otra opción que navegar en el Titanic y en tercera, primeros para ahogarse y con muy pocos botes, todos para ellos. Habría que bajarse, claro. O por ahora estar atentos hasta que se pueda toar otra cosa.

   Mientras tanto, cuando en el lacrimoso aviso fúnebre de un banco, o en la participación en el llanto de alguna bolsa especuladora justamente agujereada, descubras que además dice "y demás deudos". No preguntes quienes son. Parafraseando a Hemingway, que citaba a John Donne: están hablando de mí, de vos, gil/gila, pedazo de deudo/deuda. Porque por ahora, y solo por ahora, para estos impresentables defensores de la lógica financiera, todos los muertos son tuyos.
   Nuestros quiero decir."

Extracto de un artículo publicado por Juan Sasturain en Página12 , 12 de marzo de 2012.

GB

lunes, 19 de marzo de 2012

Soberanía y medios.

"Es triste confesarlo, pero la historia de entretelones dice que siempre fuimos un organismo colonial inglés, tan hábilmente tramado, que solo los entendidos podrían descubrir las conexiones de nuestra finanza y de nuestra política con las desiciones y los interese de la metrópolis. Pero a partir de setiembre de 1930 el sometimiento se torna tan visible y se ajustan tan desconsideradamente los órganos de cuya libertad depende la existencia misma de la Nación, que hasta los mas legos comienzan a preocuparse de los grandes problemas nacionales y a denunciar las causas de nuestro inconmensurable empobrecimiento.
     El coro de venales que Gran Bretaña tiene a su servicio no se da tregua. Es indispensable impedir que el pueblo argentino conozca su verdadera realidad. La lucha contra el imperialismo, afirman, es una táctica comunista, ajena a nuestras tradiciones. El malestar argentino es una simple repercusión de la crisis que asola a todas las naciones del orbe por igual, dicen constantemente y en todos los tonos los diarios, únicas fuentes habituales de información, y repiten los políticos con reputaciones de estadistas.
    En la relación de Inglaterra y de la Argentina, los únicos sufridores de la crisis somos nosotros, exclusivamente. Pasará la crisis, si pasa, e Inglaterra se habrá vuelto mas rica a nuestra costa. Nosotros estaremos mas pobres que antes. El patrimonio inglés radicado en la Argentina habrán aumentado. El patrimonio argentino habrá disminuido. La pampa argentina seguirá despoblada si el conviene a Inglaterra. La inteligencia, al voluntad, la imaginación argentinas seguirán siendo facultades perjudiciales para el dominio inglés, que Inglaterra continuará hostigando en esta tierra, mediante sus agentes gubernativos."

Raúl Scalabrini Ortiz, La política británica en el Río de la Plata.

Prof GB

AMISTADES PELIGROSAS

El dr. Nelson Castro, periodista del grupo multimedios Clarín, realizó un reportaje días pasados en su programa de cable al compañero Hugo Moyano.
Extenso, calmo el diálogo, hasta se podría decir que casi reflexivo tanto uno como el otro.
Críticas de ambos (uno mas sutil obvio) al gobierno de la presidenta.
Hábiles repreguntas iban "tirando" lenta pero efectivamente el decir del compañero.
Final con estrechón de manos, el dr.-periodista y el compañero, coincidentes en definir malamente a la presidenta.

Afiches callejeros con el rostro del ex-secretario general de la CGT, el compañero Rucci.
La frase que lo acompaña, si bien no está fechada por el tenor fue dicha durante ela dictadura del general Lanuse (recordemos que Rucci asumió en el año 1970) y, la frase en cuestión va dirigida a un gobierno que no reconoce el orígen peronista de sus dirigentes sindicales.
M e pregunté, qué fech en marzo recuerda al compañero, ninguna.
Está firmado el afiche por el Momo Benegas y por Hugo Moyano.
"Lo que le molesta a este gobierno es que haya dirigentes  una CGT peronista."
Al de la presidenta y al de Lanusse.
Ambos gobiernos de un mismo orígen, y objetivos no es así?

En los diarios Calrín y La Nación, y en sus repetidoras televisivas, bastos comentarios acerca de un libro escrito por una periodista del diario de los Mitre, sobre los defectos de la agrupación juvenil "La Cámpora".
Osvaldo Pepe, clarinista de la primera hora se sumó al coro de asustados-enojados-y ácidos críticos de estos jóvenes que solo anidan corrupción, soberbia, incautos, tontos , imberbes, conducciones pérfidas, malignas.
 Hasta ensayó heredades genéticas entre antiguos militantes de los setenta y la juventud del Siglo XXI.

Alberto Fernández funcionario de primerísima línea del gobierno de Néstor y de Cristina, vocifera vengador por cuanto medio opositor aparesca.
La hija del compañero Rucci, Claudia, diputada del peornismo federal, amistosa con Magdalena Ruiz Guiñazú vuelve a la carga con el tema de  la muerte de su padre a manos de los Montoneros y puntualmente de uno de sus jefes máximos ( hoy en Barcelona) Mario Firmenich.

Terrorismo dicen unos, imberbes gritan otros, asesinatos y corrupciones, jóvenes que, en realidad no saben dónde están ni para qué.
La Cámpora se asoma salvaje y hambrienta de inocentes.

Amistades peligrosas las de Moyano, Claudia Rucci, Alberto Fernández.
Muy peligrosas.

GB





viernes, 16 de marzo de 2012

Ese poco equilibrio. (A propósito de Irán)

El 9 de agosto de 1945, ese día los norteamericanos lanzaron sobre Nagasaky su segunda y descomunal bomba A, que despojó de sus vidas y de sus techos a decenas o acaso a cientos de miles de seres humanos.
Mariana y yo nos enteramos al día siguiente. No se porqué la bomba de Nagasaky me afectó mas que la de Hiroshima. Tal vez porque no solo representó el horror sino su continuidad. En el noticiero especificaron que la potencia del artefacto había sido de 12,5 kilotoneladas, agregando que una kilotonelada equivalía a mil toneladas de TNT. Yo no tenía idea de cuanto significaba ese desorbitado poder de destrucción, pero debía ser considerable, a juzgar por las fervorosas hipérboles de los comentaristas.Ahora bien, como los qeu arojaron al bomba no eran alemanes ni franceses ni rusos, sino norteamericanos, los locutores se pasaron el día celebrando el acontecimiento y alabando los formidables adelantos de las técnicas bélicas de las fuerzas democrática. Por otra aprte, los cientos de miles de víctimas no eran blancos sino amarillentos, así que tampoco había que preocuparse tanto.

A mi aquello me parecía un horror. No podía entender que la gente oscilara tan irresponsablemente entre el alboroto y el alborozo. Pronosticaban que con esto se acaba la guerra y lo decían tan jubilosamente como si hasta ayer hubiésemos sido nosotros los diariamente bombardeados.
No es que yo les tuviera especial simpatía a los japoneses, pero me parecía algo atroz que miles de civiles murieran calcinados. Con qué rapidez los norteamericanos habían aprendido de los nazis el sistema de ornos crematorios . De Auschwitz a Hiroshima, sin escalas.

La dejé a Mariana con su propia angustia y, me fui a ver al tío Edmundo. olo él podía explicarme esta locura. Llegué a su casa casi corriendo y empujé la puerta. Solo a la noche pasaba llave. Estaba en el patio, tomando amte, aprovechando el solcito de las once de un día excepcionalmente cálidod e agosto. Pensé (pero me arrepentí enseguida de mi frivolidad) que la bomba, con su enorme llamarada allá lejos, nos había calentado acá cerca.

Capítulo del libro escrito por el autor uruguayo, Mario Benedetti: La borra de café. 

Fotografía del trabajo "Fotogafiando la bomba" de Yosuke Yamahata.

Prof GB

lunes, 12 de marzo de 2012

Capitalismo británico y colonialismo en los orígenes de la minería argentina





¿Podrá ponerse fin al pillaje petrolero en las islas sin la recuperación efectiva de la propiedad pública de nuestros recursos naturales, su explotación estatal, su utilización como herramienta de desarrollo regional, de industrialización masiva y seguridad monetaria y financiera?


Por Federico Bernal


Una cuestión de fondo y causa de todos los males mineros pasó desapercibida durante el reciente conflicto suscitado en Famatina, provincia de La Rioja. Y para comprender la causa de todos los males mineros, mejor aún, para comprender lo mucho que aún resta avanzar en tan imprescindible actividad -fuente crucial para la capitalización nacional y la industrialización- nada mejor que recurrir a la historia… real. Sin una minería nacional y popular (extensible a los hidrocarburos) no habrá bases sólidas y perdurables para la profundización del modelo vigente. El capital foráneo como actor fundamental y exclusivo del desarrollo minero en el país resulta tan anacrónico como el colonialismo en Malvinas, por cierto íntimamente emparentados. Pero, y a propósito de las denuncias que vinculan al capital británico que opera en el país con la exploración petrolera en las islas, preguntamos: ¿cuándo es que nace la vinculación entre colonialismo y minería? ¿Cuándo comienza la derrota de una minería nacional?

DE LA CONTRARREVOLUCIÓN DE 1811 A MARIQUITA SÁNCHEZ. Dos años después de derrotada la línea Moreno-Belgrano, el programa político y económico de la Revolución de Mayo fue remplazado por uno semicolonial e impuesto desde Londres. Atrás quedaron las propuestas del artículo sexto del Plan, artículo que proponía no sólo redistribuir la riqueza en manos de unos pocos, sino también nacionalizar los instrumentos que la generaban. Es que la fundación de la Patria no podía asentarse en la dependencia foránea. Pero el fracaso de los revolucionarios fue estrepitoso. La burguesía comercial porteña y los ganaderos bonaerenses, consolidados por décadas y faltos de rivales, contaron además con el más potente de los aliados. El año 1812 cerraba con el establecimiento de vínculos permanentes y sólidos entre las clases dominantes rioplatenses y el comercio inglés. La defensa de la libre navegación y de la libertad de comercio era garantizada por los barcos de igual nacionalidad. Los comerciantes extranjeros eran igualados en derechos con los criollos. La extracción y exportación de metálicos (a partir de 1811), gobernada por los comerciantes de su majestad, y destinada a cubrir el exceso de las importaciones sobre las exportaciones, generando una sangría que imposibilitaba el proceso interno de acumulación capitalista. Ese mismo año, el Triunvirato suprimía, a pedido del consignatario de un bergantín inglés, los derechos a las exportaciones de trigo y harina, “con el objeto de fomentar la agricultura del país”. Las carnes destinadas al mercado doméstico se las gravaba con altos impuestos, priorizando al consumidor extranjero sobre el abastecimiento local. En fin, la política económica y financiera, enajenada al interés foráneo. En paralelo, y como refiere el autor Octavio Battolla: “Ana Riglos, Melchora Sarratea y Mariquita Thompson [...] eran las más queridas por la mayoría de los marinos ingleses. Pero nadie manejó nunca los negocios de Downing Street con mayor suceso y brillantez que Mariquita Sánchez.” El Foreign Office tenía sucursal propia en la espléndida mansión solariega de la calle Empedrado.

INVERSIONES EXTRANJERAS. En este marco, el 20 de abril de 1813 el ministro de Hacienda Manuel José García fundamentaba el proyecto de minería de la semicolonia con estas palabras, proyecto que por cierto casi una década más tarde llevaría a su máxima expresión el presidente Bernardino Rivadavia: “[...] para realizar estas esperanzas [minería] son necesarios grandes capitales en primer lugar, y en segundo, una protección cierta e ilimitada que proporcione a los emprendedores ganancias capaces de estimularlos a correr los riesgos que consigo traen estos trabajos. [...] Demuélanse los estorbos que oponen constantemente las absurdas leyes prohibitivas, que regulan aún nuestra política, y entonces con las ricas e ilustradas compañías de emprendedores europeos volverán los capitales que han de romper las venas que ocultan sin fruto los tesoros. Los capitales del comercio europeo no sólo son necesarios para las anticipaciones cuantiosas de la explotación, sino más principalmente para los artículos indispensables al beneficio de los metales [...] que necesitan las minas de América: el fierro, los instrumentos, y las máquinas de todas clases, los artistas y los directores científicos” (El Redactor de la Asamblea. 1813-1815). García, al decir de Puiggrós, planteaba en términos precisos nuestra dependencia de la técnica, de la industria y del comercio europeos.

LA FAMATINA MINING COMPANY. A partir de 1811, la política económica y financiera de las Provincias Unidas tuvo nombre y apellido, Bernardino Rivadavia. Pero fue recién cuando pasó a ejercer la presidencia, en 1826, cuando el proyecto minero de García se hizo realidad. Antes, un breve repaso. El 24 de noviembre de 1823, la provincia de Buenos Aires dicta un decreto con la firma de Rivadavia (secretario de gobierno) referente a la introducción de capitales y hombres procedentes de Europa para fomentar la minería. En sus considerandos expresa que sólo con dichas acciones se contribuirá eficazmente a “remover los inconvenientes que retardan el arribo del país al destino que le está designado, proporcionando un más pronto aumento de la población, del consumo y de productos, ventajas que multiplicarán los cambios y acelerarán la circulación de riqueza”. El decreto facultaba a Rivadavia a “promover la formación de una sociedad en Inglaterra, destinada a explotar las minas de oro y plata que existen en territorio de las Provincias Unidas”. Los agentes que designa el gobierno para la formación de compañías de minas en Europa son los Hullet Hermanos y Cía. En septiembre de 1824, Rivadavia viaja a Londres para fundar la empresa minera. Forman la Río de la Plata Mining Association, para explotar “todas las minas de las Provincias Unidas del Río de la Plata”. Rivadavia, presidente del directorio y el cerro Famatina, el primer destino de una minería colonialista y antinacional. Rivadavia “inspiraba confianza” a los inversores y accionistas ingleses, según el Times de la época. En paralelo, políticos y particulares riojanos adquieren del gobernador una concesión alrededor del promisorio cerro, que luego venden a una compañía británica propiedad de los Robertson Brothers. Nacía así la Famatina Mining Company, cuyo máximo apogeo recibirá durante la presidencia del fundador del mitrismo. El negociado terminará luego en bochorno.
DE FAMATINA A MALVINAS. Cierto era que la técnica extractiva y refinadora de minerales para el acuño de monedas en los años mozos de la Revolución eran importados. Y fue justamente por eso que el artículo 6º del Plan de Operaciones se proponía nacionalizar minas, expropiar y sustituir importaciones para los instrumentos y máquinas empleadas en el rubro minero. Fue justamente por eso y en línea con el referido artículo, que la Primera Junta decidió por decreto del 26 de octubre subvencionar la minería de Famatina. García-Moreno, Rivadavia-Moreno, Malvinas y petróleo, la misma disyuntiva minera histórica y presente pero con distinto nombre, tan irresuelta como fundamental al éxito del modelo vigente. No obstante y al igual que en tantas otras cuestiones, Malvinas nos recuerda además las verdaderas razones y objetivos del capitalismo británico. ¿Podrá ponerse fin al pillaje petrolero en las islas sin la recuperación efectiva de la propiedad pública de nuestros recursos naturales, su explotación estatal, su utilización como herramienta de desarrollo regional, de industrialización masiva y seguridad monetaria y financiera? El capital foráneo (estadounidense, canadiense, australiano y europeo), cómplice y aliado de la ocupación británica en Malvinas, no puede seguir rigiendo nuestra minería, nuestros hidrocarburos y combustibles.

AGENDA DE REFLEXION.
Prof GB