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Macron recibió a Putin y dejó a Trump fuera de la eventual cumbre sobre Ucrania
PARÍS.- El presidente Emmanuel Macron le propuso ayer al líder del Kremlin, Vladimir Putin, organizar "en las próximas semanas" una cumbre sobre Ucrania -sin Estados Unidos- y lo instó a "reinventar conjuntamente una arquitectura de seguridad y confianza" entre Rusia y la Unión Europea (UE).
Macron delineó esa apertura hacia Moscú al recibir al "zar" en el escenario bucólico del fuerte de Bregançon, residencia presidencial veraniega en la Costa Azul, construida en la Edad Media sobre un peñón a 35 metros de altura que domina el Mediterráneo.
Putin no es un huésped como los demás. Después de los fastos del castillo de Versalles en mayo de 2017, esta vez compartió unas horas de intimidad veraniega con la pareja presidencial en el fuerte de Bregançon.
La invitación adquirió una importancia simbólica aún mayor pues se produjo apenas cinco días antes de la cumbre del G-7, exclusivo grupo de potencias democráticas del cual Rusia fue expulsada en 2014, tras su anexión de Crimea.
Rigurosamente vestido de traje y corbata a pesar del calor mediterráneo, el líder del Kremlin llegó en un helicóptero con los colores de Rusia y un ramo de flores para Brigitte Macron.
Durante la reunión, los dos hombres multiplicaron los signos de buena voluntad para distender las relaciones entre ambos países, pero no esquivaron las disputas que los oponen, como la cuestión siria o la represión de las manifestaciones prodemocráticas en Rusia.
Por la tarde, Putin y Macron dieron una conferencia de prensa en la que abordaron esos temas de actualidad. Sobre el estado de las relaciones entre Moscú y la UE, que fue uno de los aspectos claves de la reunión, Macron defendió la idea de un acercamiento y lanzó un llamado a "recuperar" la confianza en un orden internacional "en recomposición".
"A pesar de los malentendidos de estas últimas décadas y los debates en torno a la relación con Occidente, Rusia es europea. Debemos reinventar una arquitectura de seguridad y confianza entre ella y la UE", declaró el jefe del Estado francés.
La mano tendida de Macron no impidió a Putin taclearlo sobre la crisis de los "chalecos amarillos". Interrogado sobre la represión de las manifestaciones opositoras de las últimas semanas en Rusia, Putin respondió que su gobierno hará todo lo necesario para que esas manifestaciones se realicen "en el marco de la ley", evitando "una situación como la de los 'chalecos amarillos', donde hubo muchos heridos entre los manifestantes y los miembros de las fuerzas del orden".
"En todo caso, todos los 'chalecos amarillos' que quisieron presentarse a las elecciones europeas pudieron hacerlo", respondió Macron con ironía. El comentario aludió a la principal reivindicación de los manifestantes en Rusia: que el régimen derogue su decisión de impedir que los candidatos opositores se presenten a las próximas elecciones municipales moscovitas.
Otro de los temas abordados por ambos dirigentes fue Ucrania. Reconociendo que hubo "un verdadero cambio" en las relaciones entre Kiev y Moscú, el presidente francés propuso una cumbre entre Rusia, Ucrania, Alemania y Francia "en las próximas semanas". La UE espera que Moscú cumpla con el Acuerdo de Minsk, firmado en febrero de 2015, por el cual se comprometió a respetar la integridad territorial de Ucrania. Desde entonces, sin embargo, la región de Donbass, en el este del país, se encuentra en manos de los separatistas prorrusos.
"Hay cosas que son dignas de discusión y provocan un prudente optimismo", reconoció Putin después de sus primeros contactos con el flamante presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky.
El líder del Kremlin se mantuvo intratable, por el contrario, sobre Siria. Al pedido lanzado por Macron -tanto a Moscú como a Damasco- para que respeten el alto el fuego decretado en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, Putin respondió que Rusia "apoya al ejército sirio" en su combate contra "las amenazas terroristas".
Detrás de la aparente cordialidad, el ejercicio de alta diplomacia entre ambos hombres nunca es fácil. Los dos tienen visiones radicalmente diferentes del mundo y también difieren en la forma de interpretar el multilateralismo.
Putin denuncia un mundo unipolar bajo dominación norteamericana. El líder ruso pretende un universo multipolar, con potencias soberanas completamente autónomas, que puedan defender sus intereses sin soportar injerencias exteriores y empleando medios militares si fuera necesario. A su juicio, hoy existen solo tres potencias globales estratégicamente independientes: China, Estados Unidos y Rusia.
Para Emmanuel Macron, el multilateralismo es una gestión común de los problemas del planeta, que Rusia pone en peligro pues casi siempre actúa en forma unilateral, amenazando así el orden internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial.
A juicio del presidente francés, Putin intenta debilitar la hegemonía occidental, aprovechando todas las fragilidades de los sistemas democráticos.
A pesar de las diferencias, Macron anunció que viajará a Moscú en mayo próximo para asistir a las celebraciones del 75° aniversario de la victoria aliada contra la Alemania nazi. El gesto fue agradecido por Putin: Moscú acuerda una gran importancia a esa conmemoración, boicoteada por los occidentales desde la anexión de Crimea en 2014.
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