Imagen: AFP
Las PASO le pasaron por encima a Juntos por el Cambio. No sólo fue, como dijo Macri, una mala elección. Fue una paliza apocalíptica. A partir de ese momento el macrismo apeló a diversas tácticas para sobrellevar el tsunami. El mismo domingo de las elecciones, Macri, junto a Larreta (el único triunfador presumiblemente hasta octubre), la gobernadora y Pichetto, apareció en escena antes que los resultados y confesó: “Hicimos una mala elección”. Si hubiera dado los resultados se habría sabido ya que la elección no sólo había sido mala sino una hecatombe. Quince puntos en la nacional y más de diecisiete en la provincia donde la gobernadora Vidal se veía como invencible. Kiciloff, ese marxista según la macarteada de Pichetto, había hecho sobradamente la tarea. Se subió a un pequeño automóvil y recorrió toda la provincia. Fue una muestra de humildad ante la ostentosa e hípermediatica campaña de Vidal. Ganó por paliza. Así, cuando Macri sale a anunciar su derrota el domingo a la noche no tiene que hablar de una goleada sino de una “mala elección”. Y luego termina diciendo que ahora se vayan todos dormir. Se ve que estaba deprimido. Cuando uno está en ese estado dormir es un gran recurso para paliar la angustia. Habrá pensado la táctica para el día siguiente. Seguramente con el infaltable Marcos Peña. La táctica fue cruel. Macri tenía que demostrar que si gana “el kirchnerismo” (del que insiste en hablar, su obsesión) todo se va al diablo, porque “los mercados, el mundo” no quieren al kirchnerismo. Aparte del acrecentamiento de las ganancias, ¿tiene ideología el mercado? Ahora no lo quiere a Macri. Porque sólo quiere a los que le permiten jugosas ganancias. No tienen corazón, tienen billetera, como ya averiguara con ingenua sorpresa el radical Pugliese en el lejano y alborotado 1989. Pero, según Macri en su conferencia de prensa –lamentable- del lunes 12 de agosto, lo que definitivamente no quieren los mercados es que él pierda las elecciones y las gane el indeseado “populismo kirchnerista”. Y ahí está la prueba. ¡El dólar se disparó y el riesgo país está por las nubes! Eso es culpa del kirchnerismo que tendría que hacer… ¡una autocítica! Advirtió sobre lo que va a pasar si esa gente gana en octubre. Pero al dólar (y Martín Redrado hizo la denuncia) lo disparó impidiéndole al Banco Central que lo frenara. A causa de esta medida logró que la inflación subiera muchísimo para unos bolsillos escuetos de argentinos que no pueden soportar más castigos. Pero Macri castiga. Es un gobernante caprichoso, tiene la crueldad de los niños malos y no tolera que le digan: “No”.
Al día siguiente pide perdón. Estaba mal el lunes. No había dormido bien. ¿Tomará Rivotril el primer magistrado? Ayuda a calmar la angustia y favorece el sueño. Si tanto daño nos hace su insomnio será bueno recomendarle una pastilla de 2 mg. Cada noche. Eso le ahorraría reprimendas injustas al pueblo argentino, al que Macri responsabilizó de la fuga del dólar y la consecuente inflación por no haberlo votado. Como dijimos, al día siguiente pide perdón. Le exigió demasiado al pueblo. Subir el Aconcagua, nada menos. Estaba pálido, algo tenso pero no loco como el lunes. Él mismo nos advirtió sobre su locura. “Si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño”. Si calibramos el que nos hizo en estos casi cuatro años, debe entonces haber estado bastante loco.
El martes a la tarde hace una reunión de gabinete ampliado. Ahí, para ahondar más el desastre, habla Carrió. Sobre este personaje ya no queda mucho que decir. Mezcla de pastor evangélico y Miss Piggy, con toques de divertida comediante stand-up, no dejo dislate por decir. Pero ella, como los iluminados, no pierde la fe y arenga a la pálida tropa de Juntos por el Cambio. Lo que pasa –les dice- es que los nuestros están esquiando o disfrutando del verano europeo, que es tan lindo. Cuando en octubre vuelvan y voten vamos ganar con el cincuenta por ciento. También reafirmó su sólida voluntad de luchar hasta el final. Dijo: “De Olivos nos sacan muertos”. Lo más penoso (ya que ella no tiene remedio) fueron los aplausos y vítores del público. Terminaron ovacionándola de pie. En primera fila, Macri, Marcos Peña y Pichetto sonreían con el ingenio de la stand-up comedien y Juliana Awada hasta derramó unas lágrimas. Más cauteloso que todos, Durán Barba se fue del país.
Bolsonaro ataca a los Fernández y dice que no les dará asilo a los argentinos que huyan del país. El contexto geopolítico es complejo y áspero. El mundo se empeña en girar a la derecha. Merkel está enferma y furibundos neonazis buscan reemplazarla. Trump está cada día más intolerante y racista. Boris Johnson, el líder del conservadurismo británico, sigue sus pasos y hasta le copia el look. El Frente de Todos surge como una especie extraña al espíritu rancio del mundo actual. Deberá andar con cautela. Pero es, en medio de este deleznable y áspero presente, un triunfo de la subjetividad libre. El poder mediático no ha logrado esta vez colonizar las conciencias. Se votó en contra de lo previsto por el aparato macrista de propaganda y sometimiento de los sujetos. Habrá que desear con fervor que, en medio de tantas resistencias de la derecha nacional e internacional, el sujeto libre que explotó en las PASO del domingo, vuelva a hacerlo en las elecciones de octubre.
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