lunes, 19 de agosto de 2019

La genialidad oculta de 2001: cómo Kubrick impulsó el ​​product placement​ en su obra maestra Miguel Jorge



La mayoría conocerán al genio de Stanley Kubrick por sus películas, pero Kubrick no sólo fue un director de cine. El artista fue un pionero que innovó en muchas otras áreas y que consiguió el solito que las grandes corporaciones se rindieran a su imaginación. Hoy hablamos de esta parte de su historia, de cómo Kubrick fue capaz de impulsar el llamado product placement para desarrollar el futuro de fenómenos como 2001: A Space Oddisey.

Product Placement, también conocido como emplazamiento publicitario o posicionamiento de producto es una fórmula publicitaria para insertar un producto o marca dentro de un programa, serie de televisión, video clip, película o incluso en videojuegos. Un “truco” si queremos y todo un arte para que quede bien y no nos demos cuenta, aunque el quid está en que nuestra mente lo reconozca y lo guarde en nuestro “disco duro”.

Con ello las empresas consiguen publicidad, reforzada en muchos casos si se adhiere a un programa que funciona. Además existen diferentes fórmulas para agregar la técnica, cada una dependiendo de la agresividad que se le quiera dar al producto. Las hay activa, donde directamente los personajes actúan con el producto mencionándolo o con alusiones a sus cualidades (ejemplo claro en Back To The Future con Pepsi), o pasiva, donde los personajes no interactúan con el producto (aunque este se encuentra presente en las escena/contexto).
Product Placement activo en Back to the Future

Si hubiera que situar los comienzos de esta técnica en publicidad habría que remontarse a los años 30 en Estados Unidos. Ocurría en el cine como parte del desarrollo de la historia. Tras la Segunda Guerra Mundial la gente comenzaría a desconfiar de la publicidad y con ella el uso de la estrategia. Más tarde, a comienzos de la década de los 70, la técnica volvió a renacer en la industria con la aparición de agencias dedicadas a ello exclusivamente que hacían de intermediarias con el mundo del espectáculo. Y es justo aquí, en este momento, donde aparece la figura de Kubrick para cambiarlo todo.

Kubrick, la publicidad como staff de la obra

Para llevar a cabo una obra como 2001, el director debía crear un simulacro de futuro creíble y posiblemente muy costoso. Kubrick debía inventar los objetos del 2001 en 1968 y para aliviar la carga que suponía imaginar ese mundo de la nada subcontrató parte de ese trabajo adoptando de manera pionera el product placement.

Para ello se puso en contacto con 50 empresas y les pidió que les proporcionaran diseños de productos que se pudieran utilizar en la película... y se las ingenió para que la mayoría aceptaran. Aquí van algunos ejemplos:

Imagen del film con la cadena Hilton

Pan Am: la que fuera la aerolínea más importante de Estados Unidos aparece en el Space Clipper, un avión comercial espacial de Pan Am. Al final la compañía entró en bancarrota en 1991, 10 años antes de que la historia de la película tuviera lugar.

IBM: En 1968 IBM era la compañía de ordenadores por excelencia. Su logotipo sale en las pantallas de la lanzadera espacial, en las tablets que utiliza Dave para las noticias o en otro tipo de hardwares como el antebrazo en el traje de Dave. IBM llevó a cabo gran parte de la tecnología que sale en el film.

Bell: la compañía que ahora es AT&T también hacía su aparición en varias escenas.

Tarjetas American Express: La compañía llegó a desarrollar y presentar a Kubrick un smart ring (anillo inteligente) que finalmente no se utilizó. En cambio en la película Floyd paga por una llamada con una tarjeta de crédito American Express que se inserta en el teléfono (increíble que Kubrick lo pensara en los 60).

Aeroflot: El logo de la aerolínea rusa lo portan varias azafatas.

Hilton: la cadena de hoteles aparece reflejada en la estación.

General Motors: En la película aparecen a través de la pantallas varios prototipos de coches de General Motors.

Bell, Howard Johnson y Aeroflot en el film

Además de estos, la casa Hamilton diseñaría unos prototipos de relojes digitales de pulsera, Vogue por su parte se encargaría de la elección de la ropa, el peinado o el maquillaje de los actores, o las plumas Parker con los controladores de la nave. En total fueron más de 40 empresas las que aceptaron el trato incorporando sus productos en la obra, de forma que además, esas mismas empresas promocionarían la película en sus anuncios.

Una idea que era aún más genial para el propio Kubrick, quién había conseguido aprovechar el I + D de las grandes corporaciones y con ello hacer uso de algunas de las últimas tecnologías disponibles con las que hacer realidad su visión. El siguiente vídeo es un maravilloso resumen de hasta qué punto Kubrick tuvo en cuenta el detalle al diseño y cómo debía trabajar con las marcas para crear el film:


Esta idea, que hoy puede parecer “normal”, fue todo un hito, una estrategia con la que las grandes marcas trabajaban al servicio del director creando “su” futuro, en otros casos se actualizaban productos que ya existían con especificaciones que creaban ese inventario futurista para integrarlo en la película. No sólo eso, estos desarrollos han ayudado a dar credibilidad al contexto de un film tan complicado de plasmar como es 2001 .

Por parte de las marcas, se tenía por primera vez conciencia del valor y beneficio que producía la exposición en una película bajo estos parámetros. Una vez que la película fuera estrenada, tener la imagen de marca y el producto permitía garantizar la durabilidad en el tiempo de la imagen corporativa. Con los años Kubrick le daría una vuelta de tuerca a la fórmula publicitaria, añadiendo en A Clockwork Orange publicidad de la propia 2001 (como vinilo en la escena donde Alex recorre un centro comercial).

IBM en 2001

Tras el estreno del clásico en 1968 al director le llovieron críticas por lo que veían como una descarada huida al comercialismo, algo que creían como burdo. Con el tiempo no sólo se le ha dado la razón a un director que por encima de convencionalismo buscaba la manera de llevar a cabo su obra (con especial atención en el detalle y la estética), sino que ha sido fuente de inspiración para muchos otros artistas en diferentes campos, siendo el cine de ciencia ficción el máximo exponente con obras como la Blade Runner de Scott, donde el product placement se transforma en staff que ayuda a que ese futuro sea más reconocible y familiar.

BONUS: HAL 9000 no es IBM

Si corremos hacia adelante en el abecedario cada letra del nombre HAL el resultado es IBM. ¿Coincidencia? A estas alturas es muy posible que muchos ya lo sepáis, pero aunque IBM participó en el desarrollo de la tecnología de 2001, al menos de cara al público, HAL no representa a IBM.

Arthur C. Clarke, co-guionista del film y escritor de la propia novela (en paralelo al film), puso fin a los rumores sobre el origen del ordenador HAL. Para mucha gente estaba claro que no era una coincidencia las palabras elegidas, Clarke quiso aclarar que no, que el nombre era un acrónimo en inglés de Heuristically Programmed Algorithmic Computer.

Con el tiempo se ha sabido que el propio Kubrick tenía miedo de que IBM se echara para atrás en el proyecto cuando se enterara de la naturaleza psicótica del ordenador. Una carta que vio la luz hace unos años y que data de agosto de 1966 (dos años antes del estreno de 2001). En ella Kubrick escribe al vicepresidente de su productora para saber si IBM esta al tanto de la historia y de cómo es HAL realmente.

Finalmente se sabe que IBM quiso dar marcha atrás a algunos desarrollos que irían en la película bajo su logo, no sabemos cuantos de ellos pudieron eliminar, pero la duda en torno hasta que punto desarrollaron a HAL parece finiquitada con las palabras de Clarke.

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